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200 flechas sin perderse en el Camino

06 mayo 2017 / Mundicamino

Desde el año 2005 y más concretamente desde 2010, la creciente afluencia de peregrinos ha obligado a los bomberos de Auritz/Burguete a plantearse un plan de actuación en la primera etapa del Camino de Santiago Francés (Donibane Garazi-Orreaga). El efecto de las 200 nuevas señales que han colocado este otoño es indudable: los bomberos han intervenido menos veces por extravíos que otros años, aunque reconocen que han aumentado las hipotermias, los infartos, las lesiones y los agotamientos.

Javier Zúñiga, bombero que lleva 25 años trabajando en la zona, solicitó hace dos años el pase a servicios auxiliares para poder dedicarse exclusivamente al Camino de Santiago. La primera actuación consistió en geolocalizar los puntos negros de esta etapa inicial y en hacer un estudio minucioso de todos los rescates y de las búsquedas efectuadas hasta el momento, a través de datos, archivos y fotografías. Después, comenzó el trabajo de campo propiamente dicho, poniendo especial atención a la ubicación. “Nos quejábamos porque todos los puntos del Camino estaban sin marcar y vimos importante, tanto para los equipos de rescate como para los peregrinos, ir con el gps y meter todas las referencias posibles”, explica Zúñiga. Así, ahora existen más de 10.000 puntos georreferenciados que los bomberos pueden consultar en los mapas a través del móvil o de la tableta. Con ello, han conseguido que la comunicación con peregrinos extraviados sea más eficaz, pues cualquier referencia que puedan proporcionar, como una regata, un portillo, una estela o una borda, es clave.

Asimismo, otra de las actuaciones que están desempeñando en los últimos meses es la de señalizar el Camino, desde Urdanarre hasta Roncesvalles, con unas flechas amarillas. “Aumentamos la señalización porque vimos que en verano sí era útil, pero en invierno era deficiente porque era tapada por la nieve y con las nieblas no se veían”, destaca Zuñiga. Este otoño han colocado 200 nuevas flechas de aluminio y plástico reflectante, mucho más duraderas en el tiempo y más visibles en días de niebla.

Esta medida no solo es buena para los peregrinos, ya que los equipos de rescate también cuentan con sus propias señales. “Hemos colocado además 190 círculos amarillos en sentido contrario para que los equipos de rescate podamos orientarnos también”, afirma.

Además de que la señalización estaba hasta ahora dirigida al peregrino de verano, hay otras circunstancias que en los últimos años han propiciado los extravíos. Las guías turísticas publicitan el Camino de Santiago como una experiencia mística y las fotografías muestran a familias sonrientes, con ropa ligera y en días soleados. “No avisan de que tienes que estar fuerte físicamente y saber orientarte mínimamente en el monte. Claro, el turismo se resentiría y eso no interesa”, apostilla el bombero de Auritz. En las guías, además, se ha dado un fuerte impulso a la ruta de Bentartea (la ruta de Napoleón que llaman los franceses) y, aunque existe otro camino que pasa por Luzaide-Valcarlos, los peregrinos escogen la ruta Napoleón por creer que es más auténtica, sin saber que supone 25 kilómetros, y que llega a una altitud de 1.430 metros con mala cobertura.

Las nieblas en esta parte alta del Camino son frecuentes en cualquier época del año, las nevadas muchas veces inesperadas. Es habitual que se pierdan en puntos como el cruce de Urdanarre, la regata Arranosin o el camino de Txirriski. “Un coreano o brasileño que ha venido del otro lado del mundo, ¿va a contentarse con otro camino alternativo si le han vendido que el verdadero es este?”, se pregunta. Más aún, con el auge de las redes sociales, los caminantes comparten esta aventura como una heroicidad que hay que vivir una vez en la vida. “En algunos rescates hemos visto que los peregrinos están más pendientes de sacarse una foto y compartirla por Facebook que de su propia salud”, añade. Pero no es para broma. La Federación Española de Amigos del Camino de Santiago recopiló en 2013 una relación con más de un centenar de peregrinos que han muerto realizando el Camino de Santiago. De ellos, 15 perecieron entre Donibane Garazi y Zubiri.

Incoherencias con las que los bomberos de Auritz tienen que lidiar cada año. Más ahora que son 66.646 los peregrinos que pasaron por Roncesvalles en 2016, aunque los bomberos estiman que son más de 172.000. En efecto, el número de intervenciones que han hecho desde el parque ha subido notablemente, desde 1993, cuando se producían tres rescates al año, hasta los 143 en el año 2015.