La escena suscitó la curiosidad de turistas y peregrinos, que pronto formaron un corrillo y se pusieron a aplaudir y a vitorearlos.
Víctor Carazo y Miriam Girón son dos de los cientos de peregrinos que llegan al Obradoiro a diario. Sin embargo, cuando se encontraron frente a la Catedral, Víctor se arrodilló para algo más que descansar de tan ardua caminata. El joven barcelonés aprovechó la emoción del fin del Camino para pedirle a su pareja matrimonio, tras cinco años de noviazgo.
La pareja -informático él y profesora ella- llegó caminando ayer a Santiago, tras nueve días desde Ponferrada. A ellos se unieron otros romeros que pronto fueron amigos y que, al igual que ellos, se emocionaron por la proposición de matrimonio. «En el momento no me daba cuenta de lo que sucedía alrededor, pero vi como nuestros amigos se emocionaban con nosotros», cuenta Víctor. La escena suscitó la curiosidad de turistas y peregrinos, que pronto formaron un corrillo y se pusieron a aplaudir y a vitorearlos al grito de «¡Vivan los novios!».
La peregrinación era una promesa que Víctor se había hecho a sí mismo: «Quería hacer el Camino cuando acabase la carrera, pero pasaban los años y lo iba dejando. Luego conocí a Miriam, y ya se sabe que los primeros veranos quieres pasarlos yendo a un lado y a otro». Así que cuando finalmente decidieron cumplir su sueño, el barcelonés pensó que «sería muy especial pedírselo en un momento tan emotivo».
