Apostol

El corazón que marca el camino

22 septiembre 2017 / Mundicamino

Los 42 peregrinos de la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Hospital de Valme completan en Lugo los 100 kilómetros de la octava edición de una iniciativa que les ‘cura’ por dentro y por fuera.

Corría el año 2005 cuando Rafael García, apenas dos días después de hacer el Camino de Santiago junto a unos amigos, sufrió un infarto de miocardio que le cambió la vida. Aunque en un principio fue de manera obligada, comenzó entonces a formar parte de la gran familia que es hoy la Unidad de Rehabilitación Cardíaca del Hospital de Valme, que este año ha puesto en marcha, por octava vez, a 42 peregrinos –entre pacientes y profesionales– que han completado la friolera de 100 kilómetros de la ruta conocida como el Camino Primitivo.

La actividad se ha desarrollado entre el 3 y el 8 de septiembre durante seis etapas en las que se han internado por Asturias y Galicia. En concreto, han partido de La Mesa pasando por localidades como Grandas de Salime, Venta del Acebo, Vilardongo, Do Trabeiro y Soutomerille hasta poner en Lugo el punto final a una iniciativa que les cura por dentro y por fuera. «En mi caso, yo llevo apuntándome desde que se comenzó a organizar en 2010 porque no solo es una actividad rehabilitadora. Nos permite entrenarnos para afrontar el nuevo estilo de vida que tenemos que adoptar los pacientes coronarios y convivir con personas que han pasado por lo mismo que tú», resalta Rafael, «porque el problema del corazón no es solo una cuestión física».

Pese a que reconoce que, de todas las que ha recorrido en estos años, esta etapa ha sido «especialmente dura», para él ha supuesto todo un reto enfrentarse a la considerada como el primer Camino conocido, el que tomó Alfonso II el Casto (siglo IX) para visitar la recién descubierta tumba del Apóstol Santiago.

Claro que la expedición, donde el corazón de cada uno de sus integrantes marca el camino, va sobradamente preparada. Aparte de llevar a cuestas la medicación correspondiente y un desfibrilador, y de respetar profundamente los ritmos diferentes, el grupo incluye la presencia de varios profesionales voluntarios de la unidad, entre los que se encuentra la coordinadora de la iniciativa, Margarita Reina. Esta enfermera asegura que «el peregrinaje se ha convertido en un clásico cada año conformando un escudo de sentimientos positivos desde los cuales los pacientes cardiacos y sus familias afrontan la enfermedad y enfrentan la adversidad».

Es precisamente esa actitud ante la vida, la de «convertir la adversidad en una oportunidad», la que Rafael García señala como la más positiva de su participación no solo en la peregrinación, sino en la rehabilitación en general. Y es que «las cosas del corazón dan mucho miedo», pero gracias a las técnicas de respiración que aprenden o al ejercicio adecuado a sus posibilidades que les prescriben, entre otros, los pacientes coronarios aprenden a convivir con su dolencia y son capaces de reponerse, enriqueciéndose con la experiencia de los demás. En ese sentido, los participantes en el camino disponen de un manual acuñado con el nombre de Rutómetro, donde se incluyen consideraciones para el peregrino, curiosidades, información sobre las etapas de la ruta elegida, historia del camino junto a referencias documentales y recomendaciones sobre salud cardiovascular. Al objeto de recoger el sentir de los protagonistas de este peregrinaje, el Rutómetro reserva un espacio para dejar constancia por escrito de cada una de las etapas. Ideas, pensamientos o sensaciones se plasman en este manual para al final ser recogidas en un blog: Corazones en Camino.

No es de extrañar, por tanto, que la Unidad de Rehabilitación Cardiaca del Valme sea un ejemplo y un estímulo para pacientes de otras unidades del propio hospital sevillano e incluso para centros como el Puerta del Mar de Cádiz. En sus 25 años de funcionamiento, los profesionales sevillanos han conseguido rehabilitar a más de 4.000 pacientes con los que se trabaja la educación, control y manejo de la enfermedad cardiaca, desde la prevención de factores de riesgo hasta el mantenimiento físico o la intervención psicológica.