Apostol

Un camino al que le queda mucho por andar

03 octubre 2017 / Mundicamino

Desvíos, señalización confusa y dificultades para adquirir y sellar la credencial marcan el inicio de la peregrinación de la ruta a Santiago de Compostela por Ferrol.

Una cuarta parte de los turistas que llegaron este verano a Ferrol eran peregrinos que iniciaban el Camino Inglés en la ciudad naval. En total, 2.694 personas que buscaron asesoramiento en la oficina de atención al peregrino de Ferrol Vello. Pero muchos de ellos se habrán encontrado con dificultades incluso antes de la salida. La primera, la víspera. La ciudad carece de un albergue de peregrinos, lo que obliga a quienes llegan desde lejos a buscarse otro tipo de alojamiento, habitualmente más costoso y alejado del punto de partida de la ruta.

Dos son las opciones que se han puesto encima de la mesa hasta el momento: la vieja sede de Aduanas, que requeriría una intervención de rehabilitación, y la Casa del Mar, que dispone de habitaciones que ya estarían preparadas para albergar ocupantes. De momento, ambas han sido infructuosas: la primera, porque el Concello rechaza pagar por un edificio que entiende que debe ser cedido de forma gratuita; y la segunda, porque no ha habido acuerdo aún con la Autoridad Portuaria en unas instalaciones que también albergan el centro de día de Afal.

Antes de la salida es recomendable hacerse también con la credencial, para poder ir sellando cada etapa y obtener al final de los 118,6 kilómetros de ruta la ansiada compostela. Pero para adquirirla -cuesta dos euros- hay que acudir previamente a la Domus -la sede en Ferrol del Obispado, ya en Canido- o en la concatedral de San Julián, ya iniciada la ruta, pero siempre que el paso coincida con el horario de apertura. También se pueden sellar allí, aunque hay otras opciones: la propia oficina del peregrino o acudir a la cafetería Sarga, en plena fachada marítima. Pocos conocen esta opción, pero es especialmente útil si se sale muy temprano o cuando, a partir de esta semana, el punto de información deje de abrir a diario para hacerlo solo los fines de semana.

Salvados estos trámites se empieza a caminar. Y el primer tropiezo llega subiendo por Carmen Curuxeiras en el primer cruce. Las vallas blindan el paso para no exponerse a las ruinas e impiden desde hace casi dos años seguir la ruta original, desviando el paso hacia Benito Vicetto. Siguiendo esta calle se desemboca en la Praza Vella. Y ahí surgen las dudas: ni rastro de la esclarecedora concha con su flecha amarilla. En su defecto, alguna alma caritativa trazó en una papelera una indicación manuscrita que indica al peregrino que suba por San Francisco. Pero no es infrecuente ver peregrinos que atraviesan la plaza y prosiguen su ruta de forma paralela a la muralla del Arsenal.

Se ha colocado una reciente señalización, pero también se ha alterado el itinerario por el Cantón: en lugar de llegar hasta el Aula de Ecoloxía Urbana y rodear las Angustias ahora el camino discurre por la parte central de la alameda y las Angustias. Y allí el siguiente mojón no se avista a lo lejos, oculto por un arbusto: hay que estar en Taxonera para ver por dónde encauzar los siguientes pasos. Estas son solo algunas de las dificultades peregrinas en apenas el primer kilómetro y medio. Varios colectivos, entre ellos Foro Ferrol Vivo -que organizó una ruta por la primera milla del Camino para dar a conocer sus potencialidades y mantiene activas varias campañas en las redes sobre el tramo ferrolano-, la asociación de vecinos A Magdalena y la de Ferrol Vello han mostrado su preocupación por la situación en la que está el trazado y ha demandado mayor promoción. El Concello ya ha anunciado mayor difusión para darlo a conocer entre los turistas, sobre todo, los que llegan a bordo de los cruceros.