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Decepción general de los peregrinos por el feo paisaje al final del Camino

14 noviembre 2017 / Mundicamino

Los casi 200.000 caminantes que entran cada año por la Ruta francesa se encuentran con una rotonda caótica en Rodríguez de Viguri y una rúa, Concheiros, que lleva años sin rehabilitar.

Bastante más de la mitad de los peregrinos que llegan a Santiago todos los años lo hacen después de recorrer alguno de los itinerarios del Camino Francés. De hecho, el año pasado fueron casi doscientos mil (más del 63 %), los que eligieron esta Ruta frente a los otros posibles recorridos.

La cosa va más o menos bien, hasta que los visitantes llegan a Compostela y tratan de acceder al casco histórico siguiendo el recorrido que los lleva hasta la Porta do Camiño, para continuar por Casas Reais hacia la Catedral.

Y es que el penúltimo tramo, una vez que se ha pasado San Lázaro, es el que presenta un peor aspecto, y donde al final se encuentran con un mayor número de obstáculos. Nada se ha cuidado esta fachada de la ciudad, ni desde el punto de vista estético, ni del de la accesibilidad.

Años atrás, cuando se construyó lo que de aquella se denominaba circunvalación y hoy avenida de Lugo y Rodríguez de Viguri, y se comenzaron a levantar los edificios de Fontiñas, el Ayuntamiento de Santiago, dirigido entonces por Xerardo Estévez, se planteó la posibilidad de dar un tratamiento a las traseras de las casas de toda la zona de Concheiros y San Pedro, que hasta entonces habían dado al campo, pero se habían convertido en una nueva fachada de la ciudad, y no muy vistosa.