Apostol

Albergue de peregrinos con acento alemán

22 marzo 2020 / diariodenavarra.es

El albergue Centro Paderborn está ubicado a orillas del Río Arga, junto al Club Natación. Se mantendrá abierto desde este 1 de marzo hasta el 31 de octubre

En 2016 el alemán Peter Hortsmann hizo el Camino de Santiago, y le gustó tanto el buen trato que recibió durante su estancia en el albergue Casa Paderborn, que decidió volver al año siguiente como voluntario.

Y fue el sábado, 1 de marzo, cuando este albergue con acento alemán abrió sus puertas para hacer frente a la nueva temporada de peregrinaje. Hortsmann, en esta ocasión, colaborará como voluntario junto a cuatro compañeros más, ataviados con una camiseta amarilla, y llegados de distintas partes de Alemania con el único fin de devolver la ayuda que en su día ellos recibieron como peregrinos. Esta colaboración entre Pamplona y Paderborn es fruto de la hermandad de ambas ciudades. La Asociación de Amigos del Camino, de Pamplona, se alía con la Asociación Paderborn, de la ciudad alemana. “Nos ayudamos mutuamente”, decía el presidente de la Asociación, Jose Miguel Rey. Con 475 socios, la agrupación pamplonesa de “todo lo relacionado con el camino”, como definía la integrante Carmen Esparza, se encarga de acompañar a los voluntarios en las etapas a su paso por Pamplona, ejercer de guías y enseñarles la ciudad o ayudarles con el español.

Cada tres semanas los voluntarios se renuevan, y llega una nueva remesa de hospitaleros que se encargarán de la gestión del centro y de los peregrinos.

LOS VOLUNTARIOS

Una de las hospitaleras que venía a Pamplona como voluntaria era Simone Felden. Diagnosticada con una enfermedad desde los 16 años, y otorgada la incapacidad con apenas 40, comenzó a completar el Camino de Santiago como forma de superarse a sí misma. Contaba, apoyada en la puerta de la cocina del centro, que le ayudaron tanto en los albergues y durante el camino a seguir adelante y no rendirse, que ahora esta era su forma de devolver el favor: “Era como una deuda”.

Representando a la Sociedad Hispano-alemana del Norte de España, Irene Strobl traducía cada palabra que lanzaba, la también voluntaria del Centro Paderborn, Marita Jewortutzki. En su caso, relataba que había decidido colaborar en el albergue gracias a un hospitalero que le ayudó a pasar un mal momento anímico durante el transcurso de su camino en la localidad leonesa de Astorga. “A mí me ayudaron mucho y me gustaría devolverlo de la mima forma”, sentenciaba. Lo mismo le sucedía a Sabine Schlotter, profesora de alemán ya jubilada, que hizo el Camino de Santiago hace 15 años y ahora volvía para ayudar a los peregrinos. Decía que era muy interesante el trato con los visitantes y el conocer nuevas culturas.

El centro, ubicado a orillas del río Arga, abre sus puertas desde el 1 de marzo hasta el próximo 31 de octubre, Sanfermines incluidos. Cada año acoge a aproximadamente unos 15.000 peregrinos. Remarcaba Jewortutzki que por ahí pasaban muchos visitantes provenientes de países como Italia, Holanda, Corea del Sur, Japón, Estados Unidos o Francia. En muchas ocasiones, señalaba, el choque cultural resultaba más fuerte. Por un lado, ciudadanos europeos como los italianos, eran más sentimentales y abiertos. Y por otro lado, los peregrinos asiáticos, son muy dados a traer sus propias especias en el equipaje y a que prefieran prepararse ellos mismos la comida.