Los peregrinos esperaban encontrar a su paso populosas ciudades repletas de riquezas y de aldeas generosas donde poder refugiarse.
Las gentes de cada sitio confiaban a su vez que el flujo de viajeros trajera abundancia y oportunidades de trabajo .
Hubo aldeas y villas que incluso nacieron para dar asistencia al peregrino y aún hoy su estructura urbana , atestigua esa función de «villa caminera «.
Economía en el Camino
El peso económico de la peregrinación jacobea a partir del siglo XI se documenta son el asentamiento masivo de extranjeros como francos , vinculados sobre todo al comercio .
Pero no siempre fue tan sencillo , como por ejemplo unos años críticos podían empobrecer a una región entera .
En este caso los peregrinos con sus limosnas apoyaban al sostenimiento de ciertos lugares.
Por ejemplo el peregrino inglés William Wey , habla de los niños españoles que se arrojaban delante de los peregrinos que pasaban por unas monedas.
La desconfianza era mutua peregrinos recelosos por los continuos engaños de los lugareños codiciosos o vecinos suspicaces porque bajo el habito de peregrino se escondía un truhán .
De todas las maneras los pereginos debían ser respetados y ayudados por los paisanos según las siete partidas de Alfonso X.
