9
Bienaventurado eres, peregrino, si en el camino te encuentras contigo mismo y te regalas un tiempo sin prisas para no descuidar la imagen de tu corazón.
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Bienaventurado eres, peregrino, si descubres que el camino tiene mucho de silencio; y el silencio, de oración; y la oración, de encuentro con el Padre que te espera.
Por la gentileza de Amparo
(Hospitalera del albergue de peregrinos de los Padres Reparadores de Puente La Reina)