Fiñana
Municipio: | Fiñana - Municipio |
Provincia: | Almería |
Situación: | Enclavado en el pasillo formado por Sierra Nevada y la Sierra de Los Filabr |
Habitantes: | 2201 |
Banco / Caja: | Caja Mar - Monte de Piedad y Caja de Ahorros |
Teléfono: | 950.352.003 |
Web: | http://www.finana.es/ |
Descripción
Fiñana es una villa y un municipio español de la provincia de Almería en la comunidad autónoma de Andalucía, situada en la comarca de los Filabres-Tabernas y a 71 km de la capital provincial, Almería.
Su principal actividad productiva es la agricultura y concretamente los cultivos de cereales, olivares y remolacha, además de contar con industrias alimentarias y minas de hierro.
Cultura
Cabecera comarcal desde época mora y sede de familias principales tras la repoblación cristiana; centro, en fin, de los agentes más activos en la transformación secular del paisaje.
El pueblo queda dominado por la fortaleza de tapial musulmana (siglo X) donde hubo un distinguido edificio bien provisto de agua, la que le llegaba por la loma desde la sierra, llenando aljibes y baños hasta derramarse por conductos subterráneos y caños que dieron riego en tiempo cercano.
Tuvo episodios gloriosos, como la resistencia a las tropas de Abderramán III en 913 o la estancia de los Reyes Católicos para pernoctar en 1589 (Serrano). Hoy, un torreón conservado sobre la Plaza sirve para dar las horas de agua; el pacífico Barrio de la Alcazaba puebla con recovecos el interior de aquel fuerte; su parte oriental cobija al Barrio de la Cruz, en torno a la ermita desaparecida. Está casi entero rodeado de barandas sobre terreras elevadas, ofreciendo vistas espléndidas al Río y la Rambla, y a las sierras del pasillo encajado.
Pero el momento más brillante de Fiñana llega tras la conquista cristiana, cuando se convierte en villa de realengo y recibe una importante repoblación, mientras económicamente el desarrollo va ligado a la industria sedera. En la noche del 28 de diciembre de 1489 los Reyes Católicos pernoctan en el pueblo, que pasa a formar parte de la Corona de Castilla, y poco después comienza un proceso de repoblación cristiana para acabar con la mayoría de moriscos.
Durante los siglos XVII y XVIII conoció diversas segregaciones de su término, como Abla, Abrucena o Las Tres Villas, aunque siempre mantuvieron una dependencia económica y cultural del municipio matriz.
El momento álgido será en la segunda mitad del XIX cuando llega casi a los 4 000 habitantes, gracias a una feria de ganados, la agricultura mediterránea y una reducida actividad minera.