Santander
Municipio: | Santander - Capital |
Provincia: | Cantabria |
Situación: | En una de las bahías más hermosas de la costa Cántabra |
Clima: | Húmedo |
Descripción: |
Santander es la Capital de Cantabria |
Habitantes: | 182000 |
Banco / Caja: | Ofrece todos los servicios |
Otros: |
Oficina de Turismo: Situada en los jardines de Pereda |
Teléfono: | 942 200600 |
Web: | http://www.ayto-santander.es |
Descripción
Moderna y cosmopolita Santander, capital de Cantabria, disfruta de un entorno privilegiado. Situada al sur de una de las bahías consideradas más bonitas del mundo, Santander combina a la perfección la montaña y el mar, dejándose disfrutar apaciblemente desde cualquiera de sus numerosos miradores.
La ciudad cuenta con gran cantidad de bellos lugares naturales como los parques de Mataleñas y la Magdalena, así como zonas cargadas de encanto e historia como El Sardinero, el Paseo Pereda y Castelar, declarados conjunto histórico - artístico. Gran número de veraneantes atraen las magniíficas playas, destacando las de El Sardinero, La Magdalena, la Virgen del Mar.
Santander ha perdido gran parte de su patrimonio histórico - artístico con las diversas catástrofes que asolaron la ciudad a lo largo de los siglos. No obstante, sigue conservando importantes lugares que no podemos dejar de visitar y, por encima de todo, sigue siendo una de las ciudades más hermosas de España.
Cultura
Los primeros datos del poblamiento de la bella capital de Cantabria se remontan al año 21 a.C., fecha en la que el emperador romano Augusto envía la armada de Agripa para someter al levantisco pueblo cántabro, situando su centro de operaciones en una ensenada a la que bautizaron como Portus Victoriae.
Volvemos a tener información sobre la ciudad ya en el siglo III d.C., en el que esta puebla aparece citada como Sancti Emeteri, que según el erudito Menéndez Pidal, daría lugar al nombre actual por derivación de este primitivo término. Santi Emeteri Sant em, Ter y finalmente Santander.
Según la piadosa leyenda, San Emeterio y San Celedonio fueron legionarios romanos que sufrieron martirio en Calahorra, desde donde llegaron sus cuerpos sin vida en una barca de piedra por el río Duero hasta el mar, no sin antes abrir una hermosa perforación en una roca del paraje conocido desde entonces como La Horadada.
El primer documento en el que se cita el poblamiento de Sancti Emeteri es el privilegio concedido en el año 1068 por el rey Sancho II al monasterio del mismo nombre, fundado por el rey Alfonso el Casto a finales del siglo VIII.
Será en el año 1187 cuando el rey de Castilla Alfonso VIII le conceda el título de Villa de Abadengo. Colaborará en la reconquista de Sevilla, hecho por el cual el escudo de la ciudad luce la torre del Guadalquivir, de la que pende una cadena rota que cae en el agua y un galeón.
El apogeo económico llega a Santander con el privilegio de exportar lanas castellanas a Flandes y Amberes, ya que era una de las Villas de la Mar Castellana. La Universidad de Mercaderes de Burgos acordó en 1453 con Santander un pacto para establecer las condiciones por las que los burgaleses conducirían sus mercancías al puerto cántabro y los derechos que deberían abonarse.
El siglo XVI, especialmente sus últimos años, fueron un período de decaimiento para la ciudad, producido, sobre todo, por la epidemia de peste del año 1597 como consecuencia del desembarco de la Armada que venía de Flandes y responsable de diezmar la población de la ciudad. Esta decadencia se confirmará en el siglo XVII y será ya en el siglo XVIII, cuando inicie el despegue económico con la habilitación de su puerto para el comercio ultramarino. El espaldarazo definitivo se lo daría el rey Fernando VI en 1755 al concederle el título de ciudad.
Sin embargo el período más brillante de Santander llegará en el siglo XIX con la emigración a América en busca de fortuna. Los habitantes que emigraron al sur del Continente serían conocidos como jándalos y los que comerciaron con el oro de las Indias, recibirían el nombre de indianos. Al regresar a la patria, sus fortunas desarrollaron los astilleros santanderinos y crearon el Banco de Santander. El último cuarto de siglo le incluye en la Vida Galante al ser uno de los destinos veraniegos de la Regente María Cristina de Habsburgo y su hijo Alfonso XIII. Al llegar a la edad adulta, el rey seguiría acudiendo de forma habitual a Santander desde su residencia veraniega que entonces era San Sebastián, circunstancia que fue aprovechada por el Ayuntamiento de la ciudad para regalar al monarca la Península de La Magdalena y construir una morada regia para los veraneos reales. Todo ello activó la construcción de edificios como el Gran Casino, el Club Marítimo, el Hipódromo, y toda una serie de servicios dirigidos a la nobleza que acompañaba a los reyes en sus desplazamientos.
También es cierto que no todo fue esplendor y brillo en esta etapa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, ya que Santander tuvo que sufrir serios reveses por su participación en la Guerra de la Independencia. En 1893 padeció la ya tristemente famosa explosión del carguero Cabo Machichaco, que dejó tras de sí más de 500 muertos y numerosas pérdidas materiales. En 1941 un gigantesco incendio devoró la mayor parte de la puebla vieja. Con tesón y acierto se inició la reconstrucción y hoy Santander puede presumir de ser un importante centro cultural, comercial y económico.