Velilla de Ebro















Municipio: | Velilla de Ebro - Pueblo |
Provincia: | Zaragoza |
Situación: | A 50 kilómetros de Zaragoza y a 6 kilómetros de Gelsa |
Clima: | Continental |
Descripción: |
Importantes restos de yacimientos romanos, celtas e íberos |
Habitantes: | 280 |
Banco / Caja: | Caja Ahorros (Inmaculada de 13 a 14 horas) |
Teléfono: | 976 17 63 50 |
Web: | http://www.velilladeebro.es |
Descripción
El trazado urbano mantiene su sabor original de municipio del valle medio del río, ya que la primitiva ciudad romana de Celsa se abandonó y el municipio actual se desplazó situándose más próximo al río.
La reconquista de la localidad, como la de Gelsa y Pina, fue consecuencia de la toma de Zaragoza en 1118 por Alfonso I El Batallador. En 1141 la tenencia estaba ocupada por Auger, uno de los caballeros francos que había ayudado al rey en sus conquistas.
A principios del siglo XIV dependía, junto con Gelsa, de la familia Torrellas, pero a mitad de este siglo fue vendida a Lope de Luna, con todos sus bienes y como castigo a su rebelión.
En 1431 se constituye la baronía de Quinto, que englobaba a Quinto, Gelsa y Velilla, entre otras, siendo vendida a Juan de Funes, aunque a su muerte debería revertir otra vez a la Corona. Sin embargo esto no ocurrió así, permaneciendo a dicha familia hasta que Juan II de Aragón dio el lugar a Juan de Villalpando, su consejero y mayordomo mayor. Finalmente esta localidad fue incorporada al marquesado de Osera.
Cultura

Situada al pie del monte Purburell en la margen izquierda del Ebro sobre la antigua Iulia Celsa romana, antigua y extensa ciudad que llegaba hasta el río y de la que ha quedado un importante yacimiento arqueológico, que ha motivado la construcción de un museo donde se pueden contemplar muchos de sus restos.
En lo alto de la colina se encuentra la ermita de San Nicolás de Bari del siglo XVIII, aun cuando conserva un impresionante ábside semicircular de estilo románico. Su campana que se conoce como: “La Campana del Milagro”, anunciaba desgracias para el reino de Aragón cuando tañía sola. Cuenta la leyenda que la misma llegó al pueblo flotando sobre las aguas del Ebro.