En la puerta santa de la catedral de Santiago no hubo colas , los pocos turistas que podían verse eran de origen gallego de localidades situadas a una hora de viaje de la capital.
La improvisación fue la tónica de los que eligieron Santiago para pasar el jueves santo , con escasos peregrinos que llegaron a la ciudad.
Lo sorprendente fue un grupo de jóvenes procedentes de la provincia de Cantón que dedicaron el día conocer la ciudad de Compostela. Las terrazas volvieron a llenarse cuando dejó de llover y aprovecharon los pocos rayos de sol de ese día.
Las terrazas abiertas las podías encontrar en A Quintana y también en Rua do Franco . El entorno de la Praza de Abastos fueron de los puntos favoritos a la hora del vermú.
En cuanto a la actividad comercial, las tiendas de alimentación estuvieron abiertas aunque la apertura fue desigual.
Ciertos comercios del sector textil probaron suerte, al igual que los de recuerdos, joyerías y regalos.