Apostol

Camino Francés

Etapa

7

Tramos

Arcos, Los – Logroño

28.0 km

1. Arcos, Los - Sansol - 6.9 km

Salimos por la antigua carretera de Logroño y por un andadero a la derecha. Son casi siete kilómetros por pistas agrícolas en buen estado. Hay algún trecho por sendas y los desniveles no son muy acentuados. El último trozo se cubre por el asfalto en ligero ascenso.

2. Sansol - Torres Del Río - 0.8 km

Desde Sansol , que está a media ladera, se puede ver Torres del Río, la cual se alcanza por una senda tras superar un barranco.

3. Torres Del Río - Viana - 10.9 km

Tramo largo, casi once kilómetros y rompe piernas debido a los constantes toboganes que en forma de barrancos conforman el perfil de este trecho. Son dos horas de caminata hasta Viana que deben tomarse con tranquilidad. La primera parte es la más dura, especialmente hasta que se llega a la ermita de la Virgen del Poyo, luego sigue de forma parecida por sendas pedregosas y polvorientas hasta que se alcanza el llano, desde donde se suaviza el perfil y ya podemos ver Viana al fondo. Este último trecho lo seguimos por un camino a la izquierda de la carretera y en paralelo a la misma. Esta calzada ha sido de algún modo la referencia que nos ha acompañado durante todo el trayecto.

4. Viana - Logroño - 9.4 km

Desde Viana se aprecia la larga explanada que aguarda al peregrino.

Tanto el perfil como el firme son algo diferentes a los tramos anteriores, se nota que nos acercamos a la ribera del Ebro.

Se cruza Viana recorriendo las calles del Cristo, Serapio, Algarrada, Plaza del Coso, Santa María, Plaza de los Fueros, Navarro Villoslada, San Felices, La Rueda y Fuente Vieja; para seguidamente descender a zonas hortelanas, y un poco más adelante seguir una pista asfaltada que nos conduce hasta la ermita de Ntra. Sra. de las Cuevas, Patrona de Viana.

Seguimos cruzando pequeñas choperas, reducidos pinares, también encrucijadas de carreteras que los modernos tiempos han situado en esta zona y, por fin, tras pasar la línea divisoria entre Navarra y La Rioja y después de un suave descenso: El majestuoso río Ebro, que nos da paso a la ciudad de Logroño.

La foto es en recuerdo y homenaje a la entrañable Felisa, que tantas credenciales selló y tanto cariño dio a todos los peregrinos, que bajo su higuera descansaron y de su botijo agua fresca bebieron.