Apostol

Camino del Sureste

Etapa

5

Cultura

Montealegre del Castillo

Tiene una gran historia, se sabe que ya había núcleos de población en el paleolítico y el neolítico. Han pasado muchas civilizaciones por esta población como los íberos, muestra de ello es el «Cerro de los Santos» yacimiento arqueológico que data de los siglos III y I a. de C. Entre las numerosos objetos encontrados en este yacimiento destaca el santuario ibérico y la Gran Dama Oferente, que es uno de los principales símbolos del arte ibérico, así como símbolo del municipio, al formar parte de su escudo.
También han pasado por Montealegre del Castillo otras grandes civilizaciones como la romana, que dejó «Los Arcos del Molino», la árabe que construyó el castillo y la cristiana con edificaciones como el «Santuario de Nuestra Señora de La Consolación» y la iglesia parroquial de Santiago Apóstol.
En 1707, durante el conflicto internacional de la Guerra de Sucesión Española, se produjo la Batalla de Almansa que provocó en la Villa una enorme desolación, siendo deforestados prácticamente todos los montes del municipio, siendo sucesivamente ocupado por los distintos ejércitos, lo que provocó su expolio y destrucción. Tras la batalla, hubo una gran hambruna y epidemias que diezmaron la población, que fue recuperándose a lo largo del siglo XVIII.
En el siglo XIX habría de producirse la «Redención del Onceno», ya que la villa de Montealegre del Castillo pertenecía al marqués de título homónimo. El 2 de enero de 1809 (en el contexto de la Guerra de Independencia), el municipio se sublevó para evitar que el marqués nombrara Justicia y Ayuntamiento, hecho que se vio favorecido por un decreto de 1811 por el que las Cortes abolían los señoríos jurisdiccionales. Con el regreso de Fernando VII volvería la situación anterior, hasta que a finales de siglo se produjo, gracias al Administrador del último marqués, José Bernabéu, se produjo la redención del onceno, adquiriendo los labradores la propiedad de las tierras.
En el siglo XX, la Guerra Civil (1936-1939), provocó grandes destrozos en la localidad. El municipio quedó en zona leal a la República, y pese a que no estuvo en línea de fuego sí que tuvo que soportar las nefastas consecuencias del conflicto. Tras el inicio de la guerra, el año 1936 sería el más horrible, al producirse el asesinato de varias decenas de personas por cuestiones ideológicas, así como el saqueo de algunas posesiones. Los templos fueron profanados y quemados, destruyéndose el altar y todas las imágenes de la Iglesia Parroquial y quemándose también la imagen de la Virgen de la Consolación, en el santuario, del cual sólo se pudo conservar la imagen de San Isidro Labrador.

La Higuera

La Higuera nacio como una de tantas Ventas que aprovechaban el trasiego, tanto de personas como de animales, de las Cañadas Reales de la España de finales del siglo 18 y principios del 19. Su función era, como la de todas, acoger y dar posada a tantos y tantos pastores, ganaderos, caminantes etc que pasaban por el lugar. Siendo conocida por aquellos entonces como Venta Higuera, afirmando dichos ancianos que se llamo La Higuera por que en el lugar que se construyó dicha primera venta existían en aquellos entonces multitud de dichos arboles de higueras.
El lugar empezo a prosperar, en parte por la Cañada Real del SurEste que pasaba por el lugar y en parte por que se fueron instalando gentes que empezaron a trabajar las tierras de la zona. En base a ello cada labriego de entonces se fue construyendo su casa y con ello poco a poco Venta La Higuera paso de ganarse la vida del ganado, posadas, ventas etc a hacerlo de la tierra. Finalmente la trashumancia fue desapareciendo y las ventas reconstruyendose como casas de labriegos, y sus corrales aprovechados en la cría de ganado a pequeña escala.
Asi de forma paulatina y debido a la desaparición de las ventas, Venta La Higuera comenzó a perder su Venta y paso a denominarse unicamente La Higuera.

Pétrola

Fue lugar de la jurisdicción de Chinchilla y perteneció al marquesado de Villena y a la Corona desde los tiempos de los Reyes Católicos, logrando su autonomía municipal a mediados del siglo XIX.