Apostol

Vía Francígena

Etapa

39

Cultura

Montgenévre

De esta villa procede un ara de época romana, a la vez votiva y funeraria. En el solar del castillo se hallaron monedas ibéricas y romanas, así como algunas cerámicas medievales. Dentro del término existía un asentamiento de época romana en el lugar conocido como fuente penosa.
Se identifica con el núcleo denominado en la Edad Media «Sangüesa la Vieja», ya que en el siglo X desempeño un papel importante en la defensa de los accesos al reino Pamplonés contra las incursiones musulmanas.

Barcience fue una zona fortificada desde los siglos XI-XII. Ya en el siglo XIII pasó a manos de la Orden de Santiago, cuyo Maestre, Don Enrique de Castilla, lo cedería más tarde al Adelantado Don Alfonso Tenorio, linaje de origen portugués establecido en Toledo.
Juan de Silva comenzó las obras de construcción de un castillo, siendo concluido por su nieto.
Juan de Silva fue servidor de don Alvaro de Luna, así como del rey Juan II.
El año 1454 recibió el título de Conde de Cifuentes y más tarde el puesto de Alférez Real, Notario Mayor del Reino de Toledo, señor de Barcience y de Montemayor.
Fue embajador del rey en el Concilio de Basilea, 1434-36, de donde sacó emblema y divisa para sus armas. En la campaña de Granada, tomó Pinos Puente, anterior a la batalla de La Higueruela.

El nombre de Eo aparece en el documento del rey Silo (año 775), quizá el documento escrito más antiguo de la Península, bajo la forma «IUBE».
Se encuentra ubicado en el extremo nororiental de la provincia, sobre terrenos esquistosos formados por pizarrales uniformes, con niveles de cuarcitas y areniscas atravesados por filones de cuarzo y un esporádico afloramiento eruptivo en las proximidades de Rinlo. Su relieve, de relativa suavidad y con penachos de cresterías de cuarcitas, se resuelven en dos unidades morfológicas, perfectamente definidas: al norte y sobre el mar, una plataforma litoral, que corresponde a la denominada rasa cantábrica; mientras que el resto del territorio presenta una sucesión de colinas.

Aparece citada en el Cartulario de Roda en el año 1106. En el año 1495 sabemos que tenía 59 hogares.

El aislamiento no sólo de Sanabria como comarca, si no entre unos pueblos y otros, pues hasta la más pequeña aldea era totalmente autónoma, llevó a una gran diferencia de matices entre las palabras de una aldea y otra. En cada pueblo se contaba con unas tierras de labranza, praderas para el ganado, molinos, fraguas, curanderos, etc., en definitiva todo para la subsistencia. De esta manera la relación de las gentes de una aldea y otra, se reducía a pequeños encuentros en las lindes de los montes motivados por el pastoreo del ganado y a los encuentros en la feria del mercado.

Es uno de los ejemplos más singulares de «pueblo camino», con una única calle, la Calle Real. Fue un importante enclave en la ruta medieval, hubo una leprosería fundada en 1.156 por Alfonso VII, y otros hospitales dieron cobijo a muchos peregrinos enfermos, entre ellos, quizás el más recordado, sea: La Malatería de San Lázaro, cuyos restos aún se pueden ver antes de entrar en el pueblo.
Su iglesia Parroquial que es un templo gótico dedicado a Santa María recibió en 1.360, de varios prelados de Aviñón y del Obispo de Burgos, el privilegio de conceder a los peregrinos hasta 40 días de indulgencias en determinadas fechas.
Dos puentes medievales, uno sobre el río Hormazuela y otro sobre un riachuelo, son también dignos de mención.
En el año 1936, aparecieron unos sepulcros visigóticos, donde se encontró bastante cerámica y otros metales de gran valor. En la puerta de una de las casas hay un sepulcro esculturado sirviendo de dintel.

Tiene una preciosa iglesia del románico gallego, dedicada a Santiago, que se cita en el Codex Calixtinus. Se sabe de la existencia de un Monasterio, dependiente de la abadía de Samos.
Barbadelo era en el medioevo, junto a Triacastela, un lugar elegido por los rufianes para engañar a los sufridos peregrinos.

En Oreña hay el dicho popular: Si oyes la cueva de Oreña coge el burro y vete a por leña. Al sonar las cuevas quiere decir que la mar está mala y por lo tanto que hará mal tiempo. Esto es debido la considerable cantidad de cuevas en la costa que con el impacto de las olas generan fuertes estruendos pudiéndose escuchar desde muy lejos.
Cueva de Cualventi: Fue descubierta en el siglo XIX y fue publicada en 1877 con el nombre de Cueva de Oreña o Royales por Augusto González de Linares y J. Calderón. Las primeras excavaciones se realizaron en el año 1976. En aquella y sucesivas campañas arqueológicas se ido descubriendo restos que van desde la Prehistoria a la Edad Media. Entre los hallazgos más llamativos se cuenta un bastón de mando decorado con el perfil de un ciervo así como diversos testimonios de arte paleolítico. En 1985 fue declarada como Bien de Interés Cultural.

Ocupada desde la Prehistoria, como toda la Comarca de As Mariñas, cuenta co importantes restos arqueológicos. De todos los restos encontrados, destaca el hallazgo, realizado en Bermaño, de aproximadamente dos mil monedas romanas de plata y bronce.
De la cultura castreña, sólo resta el topónimo Castro, que bautizó al Ayuntamiento, y los restos del de Loios, encontrados bajo el cementerio parroquial de Miño.
Uno de los documentos más antiguos referido a Miñohace referencia al coto de Santa María de Miño, perteneciente en el siglo XII a la bailía templaria en la localidad de O Temple.
Extinguida la Orden del Temple, a comienzos del siglo XIV, el señorío de Miño pasó a manos de la familia Andrade, que donó las propiedades de la feligresía al Monasterio de Montefaro.
En el siglo XVI la población rondaba los doscientos habitantes, dedicados principalmente a la pesca y el cultivo de la vid, bajo el señorío del conde de Sarria.
El escudo del Ayuntamiento de Miño, de 1979, tiene una capilla románica, en clara alusión a la desaparecida iglesia templaria del castro de Loios; las ondas azuladas responden a su carácter marino. La corona que remata el escudo recuerda su carácter de señorío realengo.

Según Antonio Ubieto, experto en la historia de las localidades de la Hoya de Huesca, en el año 1198 se la conocía como Santa María de Jaz. En 1296 cambia este nombre por el de Santa María de Triste y en 1392 pasa a ser conocida como Santa María de Yest.En el año 1495 se sabe que había en ella 4 vecinos.

La primera mención escrita de Zalduendo data de 1025, y aunque se le supone una antigüedad mayor a la localidad; no se han encontrado restos tan antiguos como los de Aistra. En 1025 Zalduendo figura como parte del alfoz de Hegiraz.
Durante la Edad Media Zalduendo tuvo su importancia como punto de paso del Camino de Santiago. Por aquí pasaba una de las rutas secundarias del camino, proveniente de Francia y Guipúzcoa a través del paso de San Adrián. Zalduendo era la localidad encargada de custodiar la vertiente alavesa de dicho paso.
Aunque a lo largo de la Edad Media este camino perdió su importancia como parte de la Ruta Jacobea; siguió siendo la principal vía de unión entre la Llanada Alavesa y Guipúzcoa y consiguientemente entre Francia y Castilla. La prosperidad y cierta importancia que tuvo Zalduendo a lo largo de la Edad Media y Moderna se basó en su ubicación al pie del estratégico paso de San Adrián.
A principios del siglo XIV Zalduendo pertenecía a la Cofradía de Arriaga, señorío colectivo que ejercían los nobles alaveses sobre la tierra llana de Álava. Cuando en 1332 la Cofradía declara su Voluntaria Entrega al Realengo de la Corona de Castilla, el rey Alfonso XI de Castilla decreta que Zalduendo pase a depender de la vecina villa de Salvatierra.
No obstante, alguna décadas después, en 1382, el rey Juan I de Castilla concede al Canciller Pedro López de Ayala, el señorío sobre Salvatierra y sus aldeas, que le son entregadas bajo la fórmula de condado, Zalduendo vuelve a pertenecer a un señorío.
Zalduendo permanecerá ligado durante unos años al patrimonio de los Condes de Salvatierra, la Familia de Ayala. Fue enajenado de dicho patrimonio hacia 1412 o 1413 cuando la nieta del Canciller Ayala, Constanza de Ayala se casa con Pedro Vélez de Guevara, Conde de Oñate y cabeza de la Casa de Guevara. Zalduendo, separado del resto del Condado de Salvatierra, es incluido en la dote de Constanza y pasa a ser desde entonces villa de señorío de los Condes de Oñate.
Durante siglos los vecinos de Zalduendo se enfrentaron a los condes en defensa de sus derechos adquiridos. Los pleitos fueron especialmente duros entre finales del siglo XV y finales del siglo XVI. Durante ese siglo los vecinos lograron dejar de pagar diversos tributos y derechos señoriales; aunque algunos de estos persistieron hasta 1813, cuando fueron definitivamente abolidos. Entre otros derechos el conde tenía potestad de elegir el alcalde.

Su nombre parece claro que procede de «Nava del Heno». Su historia está ligada a la de su población vecina, San Leonardo de Yagüe, puesto que Navaleno nació siendo una aldea de la Villa de San Leonardo entre los siglos XV y XVI, hasta hacerse autónoma en el s. XIX.
Como todos los pueblos de Pinares, su economía ha dependido tradicionalmente de la madera y el transporte; en las últimas décadas la micología y la industria relacionada con ella han tomado el relevo, así como el turismo, que se ha consolidado como una gran fuente de ingresos.

Aunque hay ruinas romanas en las cercanías de esta villa, la documentación más certera sobre su existencia pertenece a la Edad Media, cuando da forma a su carácter estratégico. Conforme avance la Reconquista y comiencen a establecerse las fortificaciones cristianas en la linea del Gállego, los musulmanes se harán fuertes militarmente en la localidad hasta que en el año 1083 sea reconquistada por el monarca Sancho Ramírez. A partir de este momento inicia su papel comercial al ser punto de encuentro y comercio para los pobladores del llano y la montaña; este papel se mantendrá hasta que Jaime I la ceda a su hijo. Este acto supondrá un pesado lastre para su desarrollo puesto que dejó de ser villa de realengo para convertirse en Señorío, constituyéndose la Baronía de Ayerbe que en el siglo XIV pasó a manos de la familia Jordán de Urriés presente en la localidad hasta el siglo XVIII, momento en que se trasladó a Zaragoza. En este punto resurgen en la Villa el comercio, las Ferias y los Mercados.
Ayerbe se vio envuelta de forma muy directa en la Guerra de la Independencia, en el ano 1811, cuando el General Mina obtuvo una brillante victoria militar al derrotar a las tropas francesas atrincheradas en la localidad.
Durante la historia más reciente Ayerbe destacó por ser una villa de ideología republicana. Esta postura política les llevaría a protagonizar una sublevación en el año 1931 liderada por los capitanes Galán y García Hernández. Este fortísimo carácter republicano motivó que durante la Guerra Civil de 1936 viviese los momentos más tristes de su historia.

En varias ocasiones Almonacid de Toledo pasaría de unas manos a otras. En 1086, el rey Alfonso VI dio esta villa a la iglesia de Toledo. Un siglo más tarde, en 1132, Alfonso VII la donaría al Conde Pons de Cabrera. En el 1176, Alfonso VIII, se lo daría a la Orden de Calatrava.
En la guerra de la Independencia, sería famosa por la batalla de Almonacid, en la que el Mariscal Sebastiani, reforzado con la llegada del rey José, consiguió que las tropas españolas se retiraran hacia el Guadiana. En la batalla perecieron cerca de 4.000 españoles y 2.000 franceses. En el Arco de Triunfo de París aparece el nombre de Almonacid como recuerdo de esta victoria.
Según cuenta la tradición, el castillo sería conquistado por el Cid Campeador en los tiempos del reinado de Alfonso VI, pasándose a llamar Almenas del Cid, nombre que se transformaría en Almonacid y que daría nombre a la población.

Poblada desde la antigüedad, en la Laguna de la Janda está la Necrópolis de Los Algrabes, datada en la edad del Bronce. También hay numerosas muestras de arte rupestre, las figuras más antiguas datan del Paleolítico Superior (Solutrense) y tienen una antigüedad de unos 20.000 años, como las que se encuentran en la Cueva del Moro.
Después fueron llegando otros pobladores, fenicios, griegos y cartagineses. Más tarde llegaron los romanos con asentamientos tan importantes como los de Julia Traducta, la actual Tarifa, Mellaria, y Baelo Claudia, que llegarían a alcanzar el estado de colonia romana. Esta ciudad se dedicaba a la fabricación de salazones y de garum, una salsa muy apreciada en esa época.
Los musulmanes ocuparon Tarifa en s. VIII, cuyo nombre parece proceder de Tarif ibn Malluk, el primer jefe bereber allí establecido.
Conquistada para la cristiandad en el siglo XIII, por el Rey Sancho IV, la ciudad sufrió numerosos ataques musulmanes, como el asedio de 1.295 cuya heroica defensa fue protagonizada por Alonso Pérez de Guzmán “El Bueno”.
En la Edad Moderna adquirió protagonismo al defender las costas meridionales españolas de los ataques de los piratas berberiscos, y en el siglo XVIII como enclave militar frente a la posesión inglesa de Gibraltar.
También tuvo una participación activa en la Guerra de la Independencia al resistir los ataques del ejército francés.

Al acceder a la localidad nos encontramos con un crucero de perfil moderno. Y su principal monumento es la Iglesia Parroquial de San Martín del siglo XIII, es un templo románico de transición que se sitúa en lo alto de una loma.

Texto: Juan Frisuelos
El nombre de esta localidad es de origen árabe. Para unos procede de “maqqada”, que significa estable o firme, y para otros, como Corominas, de “maquida”, con el significado de plaza fuerte o estratégica o astutamente construida.
Existen indicios de la presencia romana, que usaron Maqueda como punto fuerte de vigilancia, como los sepulcros con inscripciones hallados en el prado de Martín de Zulema. En uno de lee “DMS CAYO VALERIO POMPEYANO PATRIS CAYUS VALERIUS LEVINUS FILIUS”. También lo demuestra un capitel de orden corintio de medio metro de altura que sirve de pila de agua bendita en la iglesia parroquial.
Hacia 981, el arquitecto musulmán Fathoben Ibrahim al Omeya, constructor de grandes mezquitas de Toledo y célebre por su saber y sus viajes a Oriente, aumentó y perfeccionó la fortaleza de Maqueda, que fue arrebatada a los árabes por Alfonso VI en 1085, el mismo año de la toma de Toledo por ese monarca.
En 1177 fue donada por Alfonso VII a la Orden de Calatrava. Más tarde perteneció a los Estados de don Álvaro de Luna y está documentada la estancia y residencia en el castillo de Maqueda de la futura Isabel la Católica, durante el reinado de su hermano, Enrique IV, y en compañía de su amiga, Isabel de Bobadilla.
Muy bien restaurado y en la actualidad casa-cuartel de la Guardia Civil, es de planta cuadrilonga, y se forma por cuatro enormes paramentos que a modo de altos muros rematados por almenas le confieren un clásico aspecto. Dado lo irregular del terreno en que se asienta, las cuatro cortinas de este alcázar son de diferente altura. Los muros son de mampostería y buen sillar. En cada esquina hay fuertes torres de planta circular.
El detalle que más ha llamado siempre la atención en este castillo es el coronamiento de sus muros, con un adarve en el que lucen elegantes almenas o merlones de disposición muy particular.
El Emperador Carlos I creó en 1530 el Ducado de Maqueda y lo otorgó a Diego de Cárdenas, Caballero de la Orden de Santiago y descendiente de Gutierre de Cárdenas, comendador mayor de León y contador mayor con los Reyes Católicos, y de su esposa, Teresa Enríquez, más conocida como La Loca del Sacramento.
La Iglesia de San Juan Bautista de Maqueda guardaba los sepulcros vistosamente decorados con estatuas orantes que se atribuyen a Pompeyo Leoni de Juan de Cardenas, sobrino de Diego de Cárdenas, y de su esposa, Juana de Ludeña. Los sepulcros fueron llevados primero a la iglesia de Santa María de los Alcázares, luego a París y por fin a un museo de Buffalo (EEUU).
Hacia 1500, Diego Sánchez de Cortinas, bisabuelo materno de Miguel de Cervantes, fue Alcalde del Castillo de Maqueda.
Maqueda, como Escalona, aparecen en la primera novela picaresca española: El Lazarillo de Tormes. En concreto, en Maqueda se une Lázaro al mísero cura local.

De la época prerromana se conservan restos arqueológicos en algunas mámoas y castros. El nombre de Cabarcos parece derivar de civarcos, pueblo nombrado por Plinio y situado entre la desembocadura del Masma y la del Eo. En la Edad Media sigue apareciendo el nombre de Cibarcos o Cabarcos como en la confirmación que Ordoño II otorga en el 916 a la iglesia de León, entre las que figura Sancti Justi de Cabarcos.

Los restos arquitectónicos más antiguos de Alerre pertenecen a un santuario ibérico en el que fueron encontradas algunas imágenes de ídolos; son igualmente importantes unas termas romanas de época tardía.
Los restos conservados del castillo-palacio del Conde de Bornos nos recuerdan que este lugar perteneció a Doña Teresa Entenza, esposa del monarca Alfonso IV.

A lo largo del pueblo se pueden todavía apreciar muchas casas al estilo constructivo típico de la Alta Sanabria, con gruesos muros de granito con, pequeñas aberturas al exterior, vigas, suelos y corredores de madera y tejados pizarra. Apenas quedan ya tejados de paja pero sí se pueden apreciar en muchas casas las enormes lastras de piedra escalonadas en los extremos de los tejados que sujetaban esa paja.

La documentación y el arte nos revelan el pasado jacobeo de Azofra, por lo que se sabe tuvo un hospital de peregrinos con su propia iglesia y cementerio, bajo la advocación de San Pedro. En su iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, aparte de una imagen de Santiago Peregrino, hay otra de San Martín de Tours.
Acredita la tradición jacobea de Azofra, la fuente de los romeros, sugestiva y antigua, como revela su estructura por debajo del nivel actual del terreno. Muy cerca, a unos 5 kilómetros, está el monasterio cisterciense de Cañas, fundado en 1170. En el pueblo del mismo nombre fue donde vio la luz Santo Domingo de Silos.
También los monasterios de Suso y Yuso en San Millán de la Cogolla, merecen una mención especial, pues, aun cuando se encuentran fuera de la ruta, fueron muy visitados por los peregrinos, que no dudaban en dedicarles unas jornadas. De Suso, que es un eremitorio mozárabe construido en plena ladera de la montaña, fue de donde salieron, en el siglo X, las primeras palabras escritas en castellano «Las Glosas Emilianenses».

Una pequeña ermita a la salida, sirve a los peregrinos para dejar avisos y mensajes. Nada más pasar esta localidad se encuentra el mítico km. 100

Cuenta con una importante red de cavidades de gran valor arqueológico, entre las que destaca la cueva de Santián, declarada Bien de Interés Cultural en 1995, y la cueva del Calero II, declarada Bien de Interés Cultural en 1997. En el ámbito de la arquitectura civil se cuentan construcciones como Torre de Santiyán o Torre de Velo , declarada Bien de Interés Cultural en 1983, el palacio de la Conquista Real y su portalada, declarados Bien de Interés Cultural en 1994 y una de las obras de ingeniería más emblemáticas de la Edad Moderna en Cantabria el Puente sobre el río Pas , declarado Bien de Interés Cultural en 1985.

La historia del Ayuntamiento de Narón se remonta a la Época Prehistórica, se han localizado numerosos castros por toda la zona y enterramientos megalíticos, conocidos como mámoas, destacando los de San Mateo, O Val y A Moura, localizados en el Monte dos Nenos. Posteriormente los romanos también ocuparon estas tierras.
Los documentos más antiguos que nos hablan de este municipio pertenecen al siglo XI, cuando a finales de este siglo se realiza una donación a la iglesia parroquial de estas tierras, conocidas como Tierra de Trasancos.
A mediados del siglo XIX la industria del Ayuntamiento de Narón se centra en la fabricación de laminados de cobre, telares y la obtención de harina en sus molinos, algunos de los cuales se conservan en la actualidad. Es un momento de gran importancia económica para todo el municipio.
En la actualidad Narón es un Ayuntamiento rural de gran belleza que concentra su economía en los Astilleros de Ferrol, sin olvidarnos de la agricultura, la ganadería y la riqueza marisquera de la ría.
Breve historia de Narón

Bajo la iglesia parroquial hay una necrópolis medieval excavada a mediados de la década de los setenta por A. Bielsa. No apareció ajuar, contrariamente a lo que es habitual en este tipo de excavaciones. Las tumbas, excavadas en parte en la propia roca y cubiertas de lajas, se encuentran en buen estado de conservación.
Murillo es como un enclave de la provincia de Zaragoza en la de Huesca. Este lugar nunca llegó a ser totalmente sometido por los musulmanes a pesar de sus numerosos intentos.
Los primeros documentos critianos de la Edad Media pertenecen al año 1033, fecha en la que el rey Sancho el Mayor donó a Iñigo Jiménez una heredad en Murillo como premio por sus buenos servicios.
A la muerte de este monarca, Murillo formaba parte de la línea fronteriza de castillos cristianos junto con Ruesta, Sos, Unicastillo, Biel, Loarre, Buil y Monclús. La viudad del rey Pedro I, Doña Berta, reinaba en un pequeño territorio cercano a los Mallos de Riglos al que pertenecía la localidad de Murillo. Posteriormente estos territorios quedaron incorporados a la Corona.
En la actualidad Murillo se ha decantado por centrar su actividad en las empresas dedicadas a los deportes de aventura.(puenting, rafting, senderismo e hípica). Murillo de Gállego se encuentra en grave peligro de desaparición por la inevitable construcción del pantano de Biscarrués.

El municipio de San Millán tiene como antecedente histórico la Hermandad de Eguílaz, que agrupaba a la mayor parte de los pueblos del actual municipio y que hunde sus raíces en la Edad Media. Las hermandades alavesas eran agrupaciones de aldeas que firmaban acuerdos para su defensa y protección mutua durante los tormentosos tiempos de las guerras banderizas en la segunda mitad del siglo XIV. Solían tomar el nombre de la población más importante que formaba dicha hermandad. Se conocen las ordenanzas de la hermandad que datan de 1360, aunque se sabe que esta era anterior. La Hermandad de Eguílaz fue una de las 14 hermandades que se agruparon para formar la provincia de Álava.
Las juntas de la hermandad se reunían una vez al año por San Miguel en la iglesia de San Millán de Erdoñana. De ahí que con el paso del tiempo la hermandad pasara a ser conocida como Hermandad de Eguílaz y Junta de San Millán o simplemente como Hermandad de San Millán, debido a su lugar de reunión. También viene de ahí la tradicional capitalidad de Erdoñana, aunque no se trate de la población más importante del municipio.
Durante mucho tiempo la hermandad dependió administrativamente de la villa de Salvatierra, que se sitúa junto a ella y a cuya jurisdicción fueron entregadas las aldeas de la hermandad. Sin embargo, tras varios pleitos, la hermandad se emancipó de la villa.

En su término municipal hay vestigios del Neolítico y el Calcolítico, así como importantes asentamientos en la Edad de Bronce y un castro que, habitado en la Edad de Hierro, llegó a convertirse en una importante población celtíbera que dio origen a Arganza, arrabal de San Leonardo, en época romana, al ser obligados los habitantes del castro a bajar al valle. El origen del actual núcleo de población de San Leonardo es, precisamente, un hospital de peregrinos situado en el cruce de caminos que, inicialmente atendido por monjes benedictinos de San Pedro de Arlanza bajo la advocación del santo francés «St. Leonarde», allá por el s. X, que fue posteriormente auspiciado por el rey castellano Alfonso VIII. San Leonardo se convirtió en villa abacial a finales del s. XII. En el s. XVI, Juan Manrique de Lara se convirtió en señor de la villa de San Leonardo y sus aldeas, Navaleno, Casarejos y Vadillo, gracias a la intervención de Felipe II. De esas fechas datan los restos de su fortaleza-palacio renacentista, pionera de las fortalezas abaluartadas que se prodigaron en el nuevo mundo.
La «carretería» y actividades como la industria de la pez y la resina, antaño, así como la transformación de la madera, la micología y el turismo, hoy, han hecho de esta villa la población próspera que es y que cuenta con una de las mayores fábricas de puertas de Europa.
El turismo constituye en la actualidad una de sus mejores bazas. Alberga numerosos atractivos, entre los que cabe destacar el Parque Natural «Cañón del Río Lobos», que ocupa buena parte de su territorio, y su cercanía a otros parques y lugares naturales de la comarca. Sus frondosos pinares albergan numerosas especies silvestres, gran riqueza micológica y preciosos rincones con áreas recreativas. Su templo parroquial cuenta con importantes obras de arte sacro.

Molino y herrería de la cual salierón las rejas del Altar Mayor de la Catedral de Lugo en el año 1570. Iglesia con vestigios románicos

De su pasado sabemos con certeza por documentos medievales que en el año 1186 Doña Endregoto de García-Dóniz donaba una pieza de tierra a Santa Cristina de Somport.
Más tarde, Esquedas pasó a ser propiedad personal del Conde de Sobradiel, quien vendió el pueblo a los colonos. Sus herederos, los actuales esquedanos, trabajan hoy día la tierra organizados en una Cooperativa.

No hay acuerdo en su fundación, indicándose a finales del siglo XVIII, dos versiones al respecto. Según una su fundación sería árabe, mientras que según la otra se originaría partir de dos barrios de Toledo.
En 1146 aparece en un documento por el cual Alfonso VII otorga a Pedro Gilbert, Mazdalquez, una aldea despoblada cercana a Nambroca: «illam uillulam modo desertam dictam Mazdalquez, sitam iuxta nonnoco». En 1187 aparece citada Nambroca cum pertennitiis suis en un documento en el que el maestre de la Orden de Calatrava obtiene una bula pontificia de confirmación de sus posesiones. En 1399, al señalar Enrique III las cantidades que los pueblos de Toledo y Madrid han de pagar, aparece como Nanbroca.
A finales de 1836 entró una partida carlista a la población resaltándose el valor de uno de sus vecinos, el cirujano Rojo, que al intentar tomar su casa, sin más ayuda que un muchacho de 12 años, los recibió a tiros y dando vivas a la Constitución y a la Reina. Hiriendo a varios de gravedad, consiguió que se retiraran, pero más tarde le incendiaron la casa, víendosele envuelto entre humo y llamas. A pesar de ello, pocas horas después estaba en Toledo cuidando de sus enfermos como si nada hubiera ocurrido.

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Se entra por el lateral de la iglesia de San Pedro de marcado aire románico, pese a los añadidos posteriores.

Según los historiadores, el nombre de Escalona puede derivarse de su situación geográfica, como un escalón o una escala que es preciso superar para salvar el talud de 30 metros tallado a sus pies por el río Alberche y empezar a ascender la cordillera Carpetana. Otros creen que es de origen judío, al haber sido poblada por hebreos llegados desde Ascalón después de la dispersión por Nabucodonosor.
Se han hallado restos iberos, celtas, romanos y visigodos, pero se atribuye a los musulmanes la construcción de la primera alcazaba amurallada para aprovechar la estratégica situación de Escalona.
Alfonso VI, uno de los principales reyes de la Reconquista, fue quien la arrebató a los musulmanes en 1083 y desde allí se dice que preparó el asalto final a Toledo, dos años después.
Alfonso VII le concedió su fuero en 1118. El 5 de mayo de 1282 nació en el castillo-palacio escalonero Don Juan Manuel, considerado el primer prosista de la lengua castellana, sobrino de Alfonso X el Sabio y nieto de San Fernando, además de uno de los hombres más poderosos de su tiempo.
En 1423 Juan II la cedió a su valido, Álvaro de Luna, que edificó un nuevo alcázar (uno de los mayores por perímetro y más lujosamente decorados de Castilla), gobernó desde Escalona sus Estados y fue Maestre de la poderosa Orden de Santiago. En 1453 sufrió el asedió de las tropas reales cuando Luna cayó en desgracia y su esposa, Juana Pimentel, se atrincheró en la fortaleza.
Fue brevemente propiedad de la princesa Isabel, luego Reina Católica, hasta que en 1470 Enrique IV la entregó a su valido, Juan Pacheco, marqués de Villena e igualmente Maestre de Santiago, cuya dinastía conservó el señorío durante algunos años.
En el siglo XVI también visitaron Escalona y caminaron por el actual Camino de Levante dos santos peregrinos, Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz.
En la Guerra de la Independencia, los soldados franceses del Mariscal Soult causaron la ruina del castillo de Escalona al usar la madera de sus ricos artesonados para hacer un puente de tablas para el paso de sus fuerzas durante la Batalla de Talavera, la primera victoria histórica del célebre Wellington.

Otras manifestaciones del arte religioso son los variados cruceiros conservados sobre todo en las cercanías de iglesias o capillas, éstas últimas también abundan siendo la más antigua, aunque también reformada, la de San Estevo en San Cosme. De arquitectura popular
Antigua cárcel de Cabarcos.
Tenemos varios ejemplos en los hórreos conservados en el barrio de Valdecainzo y en Cabarcos. En lo que respecta al patrimonio civil existen varias casas blasonadas de abolengo señorial, lamayor parte reconstruidas como sucedió con la antigua Fortaleza de A Torre en Reinante convertida en casa de campo que aún conserva su piedra de armas o la Casa-torre de Pumarín con inscripción y escudos de 1561. La torre del Pazo de Outeiro también se destruyó y queda como testigo un escudo de piedra únicamente o la Casa do Barral en Celeiro demolida la original conservando sólo el escudo.

Las manifestaciones culturales sanabresas son una de las consecuencias externas de un carácter hecho a si mismo como consecuencia del aislamiento obligado de esta comarca por su situación en el mapa. Su alejamiento facilitó y fomentó que durante siglos se transmitiera de padres a hijos las canciones, danzas, constumbres, historias, y, en general, tradiciones ancestrales que surgieron de las gentes de esta bella tierra y que solo las necesidades económicas, con la consiguiente emigración masiva de sus hijos en el s. XX, ha ocasionado una desintegración cultural paulatina que sólo podrá ser frenada por los propios sanabreses, recordando y manteniendo las costumbres de sus antepasados.

Más de 3.000 años de historia contemplan la ciudad de Málaga, desde sus orígenes fenicios hasta la hermosa ciudad amable y cosmopolita que enamora a turistas de todas partes del mundo.
El Teatro Romano y las piletas de Garum le transportarán a los tiempos de la Hispania Romana. Por su parte, la Alcazaba es el ejemplo vivo más bello de la dominación musulmana. Viva desde el Santuario de la Victoria la reconquista por parte de los Reyes Católicos. O pasee por la calle San Agustín, antigua calle de los Caballeros, con el Palacio de Buenavista como elemento más significativo.
Conozca el pasado glorioso de nuestras uvas en el Museo del Vino. Descubra el por qué del nombre del puente de Los Alemanes. Vea verdaderas obras de arte, algunas de ellas sacras en la misma Catedral, que han perdurado hasta nuestros días en celebraciones como la Semana Santa de Málaga.
Recorra la principal calle de Málaga para saber más sobre el Marqués de Larios. Llegue a la plaza de la Constitución, donde se han celebrado la mayor parte de los actos sociales de la ciudad. Admire edificios de diferentes épocas y déjese cautivar por todas las historias que encierra la ciudad.

Según la crónica de Alfonso X el Sabio, en el año 959 cayo prisionero en Cirueña el rey de Pamplona García Sánchez I, por el conde Fernán González.
Su iglesia parroquial dedicada a San Andrés, es un edificio de reciente creación (1965), sobre otro anterior del siglo X, destaca en su interior el retablo mayor barroco del siglo XVIII.
Ermita de la Virgen de los Remedios.

Lugar de «Herreros», como su nombre indica, que ofrecían sus servicios a los viajeros claveteando el calzado o herrando las cabalgaduras.
Posee un templo modesto con un precioso pórtico románico.

Algunos restos prehistóricos dan fe de la ocupación de las tierras del valle de Polanco y su entorno. Uno de los más recientes fue el yacimiento al aire libre puesto al descubierto en las terrazas del río Besaya durante la construcción de la autovía Santander-Torrelavega.
El gran desarrollo económico del lugar se produjo en los siglos barrocos, al convertirse Requejada en puerto de embarque de trigo castellano y recibir cargamentos de hierro, al tiempo que tuvo lugar un intenso tráfico comercial a través del denominado Camino de Burgos. Sin embargo, este impulso comercial no fue paralelo a la independencia administrativa.

El pasado histórico de Fene está repleto de importantes restos y yacimientos arqueológicos datados desde el Paleolítico Medio. Menhires, mámoas y castros han sido destruidos a lo largo de los últimos siglos por la concentración de la población en la zona. También se han encontrado restos del proceso de romanización.
Aunque no abundan los datos históricos sobre Fene, los primeros documentos escritos que hablan de su existencia pertenecen a los años 1044 y 1110.
Fene siempre tuvo una fuerte tradición en la carpintería de ribera, pero era una población principalmente rural hasta bien entrado el siglo XX.
En el año 1941 se funda el Astillero de ASTANO, que tendrá un importante auge en los años venideros. Esta actividad constructora ya tenía cierta tradición y aunque sus inicios trabajaban con pequeñas embarcaciones, a partir de los años 60 se convierte en el astillero más importante de Galicia, centrado en la construcción de grandes petroleros.
La expansión del Astillero y la creación del Puente das Pías lo convirtieron en un importante centro de desarrollo. La década dorada de los 70 finalizó con una profunda crisis económica producida por la reconversión del sector naval. En la actualidad centra su economía en sectores como la industria y los servicios.

La voz «Ajofrin» es de procedencia árabe, viene de «ya tar», que es nombre propio.
Quedan ruinas de unas termas romanas, lo que alude a su existencia en esta época. Se funda sobre una dehesa llamada Pozorrubio. En el siglo XV perteneció a la jurisdicción de cabildo de la Iglesia de Toledo, y es en esta época cuando recibe el título de villa. A comienzos del siglo XVI sus cerros estaban cubiertos de monte. En la segunda mitad ya se advertía la falta de agua. La mayor parte de su población son jornaleros y oficiales artesanos, habiendo pocos labradores y sólo un hidalgo, llamado Diego de Mora. Casi todo el vecindario es pobre, habiendo pocos ricos. Algunos ya labraban la lana. Lo más notable que hacen es fabricar estribos y espuelas. Continuaban en este tiempo pagando los tributos que se detallaron a comienzos del siglo XV.

El Cañón del Río Lobos, cuyo lecho sirve de límite a lo largo de varios kilómetros, entre ambos pueblos, fue un excelente cazadero para las gentes del neolítico. También hay otro castro celtíbero y numerosas huellas de su época romana, despoblados medievales y ermitas románicas.
El municipio de Hontoria del Pinar cuenta con notables atractivos turísticos tanto en el paisaje como en los testimonios artísticos de su historia pasada. El entorno de Hontoria y sus dos barrios cuenta con bellos panoramas llenos de contrastes. Los más emblemáticos son el Cañón del Río Lobos, el Pico Navas, el Valle de Costalago y el Pozo Ayrón, además de numerosos monumentos.

Curiosamente, en este lugar, existe una pequeña capilla dedicada a Santo Domingo de Silos.

Se sabe con certeza que ya existía en el año 1198. En el año 1495 contaba con 10 habitantes.

En el siglo XII ya se documenta la existencia de este pueblo En 1216 se cita el pago de Val de Santo Domingo, en un documento mozárabe. En la jurisdicción de la villa tuvieron sendas propiedades los dominicos de San Pedro Mártir de Toledo, los jerónimos del monasterio de la Sisla, las bernardas de Santo Domingo de Silos. Su situación entre dos cañadas de merinas: La Segoviana y el Camino Real de Madrid, debió ser una causa en el origen de este pueblo. Se plantean dos causas de origen: la localización entre varias cañadas y las propiedades en su término de poderosas órdenes religiosas. * Caudilla, fue tierra repoblada por castellanos viejos en el siglo XII. En la villa se aposentó Enrique IV en su camino hacia Toledo, en el siglo XV. En 1477 contribuía al sostenimiento de la Santa Hermandad de Toledo.

Hasta el 1910, el pueblo era conocido como Salinas de Monreal. El nombre de hoy se lo asignaron porque en sus parcelas existían ocho pozos con sus eras correspondientes. En sus tierras se encuentran ubicadas los asentamientos arqueológicos de Equisoain y Gasu o la Mina. Durante el S. XIII, los hospitalarios de Jerusalén poseían una casa en el lugar. En 1376 los vecinos cedieron el patronato de su iglesia de San Miguel al Monasterio de Leire.
En 1847 Salinas contaba con una escuela, los ocho pozos de sal eran particulares y funcionaba un molino harinero. Éste último dejó de funcionar a comienzos del S. XX.

No existen datos acerca de la fecha de su fundación ni de quienes la fundaron, aunque hay quien opina que se debió realizar en tiempos de las invasiones romanas, ya que hay restos de puentes que así lo indican, como el de Barguillas. Parece ser que dada la belicosidad de la zona, el dominio romano fue muy poco duradero, siguiendo un periodo de ocupación celtibérica.
En la época musulmana perteneció al distrito de Alfamín. De este periodo derivan los diversos toponímicos de la villa.
Tras la reconquista, perteneció al Ducado de Escalona, del cual se independizó, junto con otras poblaciones de la comarca, en 1567. Por estos años Felipe II le concede el título de villa, pasando a tener su propia jurisdiccción y justicia.
En los arroyos había en el siglo XIX tres molinos de harina, que junto con otros tres de aceite, eran la única industria de la villa. En 1901, fue inaugurado el ferrocarril Madrid-Villa del Prado-Almorox, clausurado en 1965 y cuya estación cabecera, se encontraba al final de la denominada «Calle de la Estación».

Pertenece al Concello de Barreiros. Su población se dedica preferentemente a la gandería y a la agricultura.
En Gondán (S. Xulián de Cabarcos) podemos contemplar una capillita dedicada a la Virgen del Pilar, con tallas de la Virgen y de Santiago Apóstol; al lado.
Cuenta en las inmediaciones con una fuente muy utilizada por los peregrinos; se la conoce como fuente de Cimadevila.

Su existencia está documentada ya desde el siglo VII. Si desea conocer los hitos históricos más importantes de esta población oscense, pinche en historia de Triste

Lubián siempre ha sido y sigue siendo «tierra de lobos». Las gentes del lugar tuvieron que inventar diversas trampas para evitar que estos acabaran con sus ganados. Una de ellas, El Cortello dos Lobos servía antiguamente para atraparlos. De forma circular hecho de piedra, la parte superior está a la misma altura que el suelo y la parte de abajo está a unos tres metros del suelo y metida hacia dentro de forma que los lobos no puedieran escapar. Para atraparlos había que poner una oveja enferma como reclamo que balaba durante la noche atrayéndolos hasta el Cortello.

Tomó este nombre por ser el lugar de la bifurcación de las carreteras hacia Almogía, Campanillas y Malaga, que se construyó sobre una antigua aldea de tres casas llamada el Cortijuelo, utilizada para dar cobijo a braceros y pastores de cabras.
En los años 1950 el Cortijuelo era una casa de labor donde vivían cuatro familias. Se hizo la escuela rural en el año 1956, después de que los vecinos compraran el solar para la misma y más tarde lo ceden al ayuntamiento. La primera casa que se construyó nueva fue la del poeta José Montiel Brenes, en Calle 4 de Diciembre nº 21, que se hizo en 1963. En 1981 se legaliza como barrio y se hace suelo urbano.

La Compostela riojana, como algunos la denominan, debe su existencia a un vecino de la cercana localidad de Viloria, este hombre se llamaba Domingo pero paso a la historia como Santo Domingo de la Calzada, el mayor benefactor del camino, al que dedicó buena parte de sus 90 años de existencia, aún habiendo sido rechazado como fraile en los monasterios de San Millán y Valvanera. Él sólo desbrozó bosques, trazó el camino desde Nájera hasta Redecilla, levantó un puente sobre el río Oja, construyó iglesias y hospitales y atendió a miles de peregrinos.
Al morir en 1109, fue enterrado en la ruta que tanto contribuyó a mejorar. Sobre su sepulcro se erigiría después la actual Catedral, que luce cabecera románica y su magnífico campanario exhibe un barroco exuberante.
En el interior se conservan en una hornacina dos gallinas en recuerdo al más popular milagro atribuido al Santo De La Calzay que cuenta como una familia de peregrinos se alojo en la posada del Santo, cuya criada se encapricho del hijo, pero despechada por la nula atención que aquel le prestaba, escondió una copa de plata en el zurrón del chico y lo denunció. El joven fue apresado, condenado y ahorcado.
Los padres afligidos, continuaron su peregrinación a Santiago y al regresar encontraron a su hijo aún vivo, colgando de la soga, el Santo lo sujetaba por los pies. Corrieron a contárselo al regidor de la ciudad pero este no los creyó. «Tu hijo esta tan vivo como la gallina que se está asando» les contestó. Acto seguido, la pita se incorporó y cantó, para hacer bueno el refrán: «Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada».
La ciudad se defendía con una muralla, que llegó a tener cerca de 1500 m de longitud, de la que se conservan algunos lienzos y torreones. También destacan la casa gótica del Obispo Juan Pino, donde murió Enrique II, en 1379. El Hospital de Santo Domingo, donde hoy se ubica un espléndido Parador Nacional. El Convento de las Bernardas, que fue construido por Pedro Manso de Zúñiga en el siglo XVIII. Extramuros se encuentra el Convento de San Francisco.

Un poco apartado del Camino y a la izquierda de esta localidad, se encuentra el Monasterio de Loio y las ruinas de una ermita.
Se cuenta que en este lugar, allá por el año 1172, doce caballeros se unieron y juramentaron dar protección a los peregrinos de los asaltos musulmanes. Así nació la Orden de los Caballeros de Santiago.

El hombre ya encontró en esta región su lugar en la Prehistoria, como queda demostrado en las Cuevas de Altamira, una verdadera lección de cómo vivían nuestros antepasados.
El desarrollo en la Edad Media viene marcado por la peregrinación a la ermita de la mártir Santa Illana, que fue enterrada en el siglo XIII. Sobre esa ermita se construye un monasterio, que es el origen de la actual Santillana. Desde los siglos IX al XIII, la villa vivió unos siglos de esplendor comercial y religioso, apoyado por la nobleza y privilegios reales. Se construye la Colegiata y se articula la población a partir de la Rua del Rey.
En el siglo XV, la Casa de los Mendoza pasa a tener el poder, convirtiéndo a Santillana en un villa de acentuado carácter señorial, de lo que nos dan muestra las diferentes casas edificadas en el casco antiguo.

La rica composición de sus suelos y la existencia de algunos pazos dan idea de una antigua importancia del Ayuntamiento de Abegondo. Conserva restos de algunos castros como el de Meangos. Sobre él se edificó la iglesia de esta parroquia.
Abegondo fue tierra y morada de familias ilustres, persistiendo su presencia a lo largo de la geografía municipal en once edificaciones de esta categoría que en tiempos pasados se repartían por la superficie del municipio. Estas casas solariegas, o pazos, y otras edificaciones de carácter histórico, que se encuentran en su demarcación, nos dan una idea de la importancia social que tuvieron algunos de sus vecinos; por estas particularidades, la tradición histórica de Abegondo hay que buscarla en el discurrir de las familias nobles y sus descendientes que ocuparon relevantes cargos en la milicia, en la Iglesia y en la administración.
Un desafortunado incendio producido en el año 1948 destruyó completamente los archivos municipales y, por lo tanto, toda su riqueza documental.

D. Antonio Ubieto Arteta en su libro Los Caminos de Santiago en Aragón asegura que en el mes de marzo del año 1175 los señores de Santa Cristina compraron algunas viñas en Santa María. Algunas lindaban con el camino cercano al río Asón.
Si desea conocer los prrincipales hitos históricos de esta población aragonesa, pinche en historia de Santa María de la Peña

Inicialmente, en la actual ubicación de la ciudad, se encontraba un pequeño núcleo de población con el nombre de Pozo (o Pozuelo) Seco de Don Gil. En el año 1255, el Rey Alfonso X el Sabio renombra el municipio, fundando Villa-Real.
En su término municipal y a pocos kilómetros se encuentra el cerro de Alarcos, antigua población ibérica y de importante valor arqueológico, también por su ermita y castillo medievales. En sus inmediaciones tuvo lugar la batalla del mismo nombre, donde las tropas castellanas fueron derrotadas por los almohades en 1195.
En el año 1420, el rey de Castilla Juan II le concede a Villa Real el Título de Ciudad, en premio a su apoyo en la guerra civil dinástica contra las Órdenes Militares, al salvarle con su Milicia de un secuestro. Otorgándole escudo con la leyenda “Muy Noble, Muy Leal”.
En 1475 se confirman los privilegios de la Hermandad Vieja de Ciudad Real por parte de los Reyes Católicos.
En 1691 fue nombrada capital de la Provincia de La Mancha al tiempo que ésta era creada, pero más tarde, en el siglo XVIII perdió la capitalidad de la provincia a favor de Almagro. Fue en 1833 cuando se creó la Provincia de Ciudad Real.
La ciudad conserva sólo algunos vestigios históricos, como varios fragmentos de la muralla y La Puerta de Toledo (s.XIII), la casa de Hernán Pérez del Pulgar (s. XV), la casa real de la Caridad (s. XVIII), la iglesia de la Merced (s. XVIII), la iglesia de San Pedro apóstol (s. XV) o la iglesia de Santiago apóstol (s. XIV).

Sus orígenes arrancan en la edad de bronce, según algunos hallazgos en cuevas, aunque su primera mención histórica data del 1 de mayo de 1075, en una cita al Monasterio de San Juan de Ravenaria. Perteneció al Alfoz de Hontoria, después a la Merindad de Silos, más tarde fue villa abacial, dependiente del Abad de Fuencaliente; en el s. XVI fue parte de la Tierra del Condestable y en el s. XVIII, villa de realengo. En 1950 llegó a tener 414 habitantes

El origen de Almogía es remoto; se han hallado vestigios de algunas pinturas rupestres de edad prehistórica en algunas cuevas del término municipal; también se han encontrado restos de la presencia romana en varios puntos de la villa,y algo de presencia turdetana (posiblemente de influencia tartésica o feno-púnica), pero no es hasta la dominación musulmana cuando se cree que se creó el núcleo de población actual alrededor de su castillo, del que actualmente sólo quedan unos restos de una de sus torres (La Torre de la Vela).
El nombre de Almogía en el idoma árabe andalusí y romance hispánico era Al-Mexia,3 que según versiones distintas de dos historiadores, uno se decanta por la derivación del nombre de una tribu bereber del linaje de los al-mexíes (cuya existencia aún no está comprobada), y otros afirman que quiere decir «La Hermosa» (que lingüísticamente no está comprobado).
Su privilegiada situación en la parte occidental de los Montes de Málaga debió concederle un gran valor estratégico en la antigüedad como parecen indicar los restos de una calzada romana que se localizan en su término municipal.
Fue importante enclave en la época musulmana. Durante la revuelta de Omar ben Hafsún contra los omeyas cordobeses, la fortaleza de Sancti Petri (Hins-Xan-Biter, según Vázquez Otero [históricamente no comprobado]) desempeñó un papel fundamental en la defensa del Bobastro de Málaga. Aún pueden apreciarse los restos de esa fortaleza.
La villa fue entregada a la Reina Isabel de Castilla (Isabel la Católica) en mayo de 1487, la cual nombró alcaide cristiano al capitan Mosén Pedro de Santisteban.
Los moriscos de Almogia participaron en la rebelión de 1570. Al ser derrotados, fueron expulsados, quedándose despobladas las tierras que fueron repobladas con cristianos viejos procedentes de las poblaciones de Teba y Antequera, en aquel entonces pertenecientes al reino de Sevilla.
Durante la guerra de la Independencia contra la Francia napoleónica, Almogía y su castillo fueron invadidos por las tropas napoleónicas que lo destruyeron en su huida.

Según señala D. Antonio Ubieto Arteta en su obra Los Caminos de Santiago en Aragón, Bailo fue una confluencia de rutas. Existió en ella una cofradía de Santa Cristina de Somport.
Entre los años 1144 y 1155 los señores de Bailo donaron una heredad perteneciente a esta citada cofradía; éstos, con los bienes recibidos, fundaron una congregación en la localidad a cambio de la entrega anual de una arroba de trigo y un cántaro de mosto.
En el mismo documento citado por el autor se aparecen alguna de las rutas jacobeas que llegaban a la localidad: la de Jaca, la de Larués, la de San Felipe y la de Astorito. Además de las ermitas dedicadas a Santiago y San Cristóbal, Bailo contaba con un hospital para peregrinos que sostenía el monasterio de Santa Cristina de Somport.

La proximidad del Valle del Alberche y de la tierra de Pinares con Madrid, así como la belleza de los parajes y el clima, agradable y generoso, han hecho florecer en esta zona el turismo, siendo quizá el elemento más relevante y aglutinador de la comarca, que es por otra parte variopinta. Se trata de un territorio montañoso, en el que la altitud varia desde los casi 1500 m. (La Cañada) hasta los 760 m. (Cebreros). Está situada al este de la provincia de Ávila, en la vertiente sur de las sierras Paramera y Malagón y nordeste de Gredos, y como su nombre indica , en el valle que provoca el río Alberche.

Esta ciudad vasco-francesa es famosa por ser testigo directo de importantes sucesos históricos a lo largo de los siglos. Como referencia citaremos cuatro especialmente relevantes:
En la pequeña isla de Los Faisanes, situada en medio del Bidasoa, se reunieron Luis XI de Francia con el rey de Castilla.
El rey francés Francisco I, capturado en la batalla de Pavía en el año 1525 fue liberado en Hendaya.
En el año 1569 Hendaya asiste a la firma del Tratado de los Pirineos.
En el año1570, tiene lugar la firma de los protocolos de la boda de la infanta española María Teresa con el rey francés Luis XIII. En el desarrollo de esta firma se produjeron dos curiosas anécdotas que recogemos para su regocijo. El encargado de decorar convenientemente el edificio donde debía llevarse a cabo la firma de las capitulaciones matrimoniales, era el excelso y universal pintor Velázquez, quien, por trabajar en traje de baño, cogió un resfriado que acabaría con su vida poco tiempo después.
Como el rey de España no podía abandonar su territorio, la burocracia de la época discurrió una curiosa solución para salvar este pequeño conflicto y salvar el problema diplomático. Para ello nada mejor que trazar una raya en todo el edificio que delimitara con absoluta claridad los territorios español y francés. Y ¡¡Voilà¡¡ problema resuelto.
En el año 1615 fue testigo de un suceso mucho más agradable enmarcado en la política matrimonial de los reyes Austrias y Borbones. Se trataba del intercambio de princesas de ambas dinastías, una de ellas nuestra infanta María Teresa de Austria destinada a la corte francesa por su matrimonio con el rey Luis XIV.
Dentro de la historia más reciente Hendaya, más concretamente su estación de ferrocarril, se hizo mundialmente famosa por ser el escenario de la entrevista entre Franco y Hitler el 23 de octubre de 1940.
En la actualidad esta ciudad vasco -francesa destaca por su puerto pesquero, su preciosa playa y el castillo D,Abbadie.
Textos: Marta Larrosa (Licenciada en historia)

Aun contando con vestigios anteriores, la entrada de San Martín de Valdeiglesias en la historia comienza en el siglo XIII, cuando se formó una pequeña aldea alrededor de una ermita bajo la advocación de San Martín de Tours. Todo ello, en consonancia con los intereses del monasterio de Santa María de Valdeiglesias (Pelayos de la Presa), que fue el verdadero impulsor y aglutinador de la colonización de todo el valle de Valdeiglesias. De entre todas las aldeas pertenecientes a dicho monasterio, fue la de San Martín la que más se desarrolló. En algún año del siglo XIV los monjes le dieron el título de Villa, con fuero y privilegios. En 1430 se produjo una revuelta campesina contra el monasterio, lo que fue aprovechado por Don Álvaro de Luna, privado de Juan II y Condestable de Castilla, para finalmente poner a San Martín de Valdeiglesias bajo su señorío (1434), con lo que se ampliaron las propiedades que ya poseía en la comarca (Escalona o Cadalso).
Su castillo de la Coracera es del siglo XV, siendo algo posterior al momento de posesión de San Martín de Valdeiglesias por parte de Don Álvaro de Luna. Su denominación proviene de uno de sus propietarios, don Juan Antonio Corcuera. Fue una errata en un folleto publicitario de los años setenta la que dio origen a su actual denominación.

Mondoñedo es un enclave muy importante para la historia del pueblo gallego. Figura entre las 10 primeras poblaciones españolas que contó con una catedral. Fue una de las siete capitales del Reino de Galicia hasta 1834. Esta ciudad ha sido declarada Conjunto Histórico Artístico por la magnificencia de su patrimonio cultural.
Hoy día es un pequeño pueblo, sin instituciones propias, que han sido desplazadas por el gobierno regional. Esta puede ser una de las múltiples causas por las que esta población involuciona.

Según D. Antonio Ubieto Arteta el monasterio de Santa Cristina tenía en la localidad un hospital para peregrinos.

La historia de La Mezquita va unida ya desde el megalítico a la del norte de Portugal (Trás-os-Montes) y a la de Sanabria, con las cuales compartió su cultura predominante de vida pastoril.
El el período romano, este territorio fue administrado por el gobierno del Conventus Bracarensis, con capital en el Municipium Bracara Augusta (actual Braga), estando el territorio noroccidental bajo la administración del Conventus Asturicensis, con capital en el Municipium Asturica Augusta (actual Astorga).
En la época medieval, La Mezquita fue parte de las tierras de los condes de Monterrei y de los Pimentel de Benavente. Junto con Cádavos, A Esculqueira, Manzalvos, O Pereiro e Santigoso, pasó a formar parte de un señorío real del cual la villa de Vilavella fue la cabecera. La actual parroquia de Chaguazoso era señorío del conde de Amarante, en tanto que la iglesia y la casa-palacio de Mezquita estaban entre las posesiones de los marqueses de Láncara.

Dos circunstancias han condicionado la realidad de Grañón: Su situación fronteriza junto a un castillo levantado por Alfonso III, en el siglo X y su posición estratégica en el tramo del camino, estructurado por el Santo Domingo.
Dos hospitales se ubicaron en esta localidad, y la iglesia de San Juan, que fue construida en el siglo XIV, posee en su interior un valiosísimo retablo mayor, construido entre el año 1545 y el año 1556, por Natuera Borgoñón y Bernal Forment.
Su calle Mayor delata la vinculación del pueblo con el Camino.

Con motivo del embalse en el año 1960, que cubrió totalmente el antiguo Portomarín, los edificios más importantes fueron trasladados, al nuevo asentamiento. Así ocurrió con la Iglesia de San Juan, actualmente de San Nicolás, la fachada de la Iglesia de San Pedro y varios Pazos como el que ocupa la Casa Consistorial o el del Conde de Maza.
Primitivamente la villa tuvo un puente romano, que fue destruido por Doña Urraca para frenar el avance de las tropas de su marido, Alfonso el Batallador, y vuelto a edificar más tarde por Pedro, allá por el año 1121.
El magnífico templo de San Nicolás, que fue construido entre los siglos XII y XIII por los monjes-caballeros de la Orden de San Juan de Jerusalén, era al mismo tiempo una fortaleza defensiva. Su traslado fue muy costoso y minucioso, hubo que hacerlo piedra a piedra, aún pueden verse algunas numeraciones en uno de sus laterales.

Los territorios del Real de Manzanares fueron objeto de agrias disputas
por los Concejos segoviano y madrileño durante el siglo XIII,
a causa del interés de estos terrenos para la explotación de los bosques y pastos del curso alto del Manzanares.
En el siglo XIV pasa a ser propiedad de la familia noble de los De la Cerda(Leonor de Guzmán) hasta el reinado de Juan II, que se lo arrebata para donárselo al noble D. Diego Hurtado de Mendoza, a la sazón, Almirante de Castilla. A este noble se le atribuye la construcción del castillo viejo y aún la del nuevo, que se terminaría por el hijo primogénito de D.Iñigo. El arquitecto fue el afamado maestro de cantería Juan Guas, francés. La utilización del edificio como residencia de la familia señorial fue muy corta ya que acabó tras el fallecimiento del cuarto Duque del Infantado en 1565. A partir de este momento el lugar quedaría abanadonado por los problemas económicos y legales surgidos entre los herederos.
Un personaje ilustre por el que la villa madrileña siente especial afecto fue el famoso Arcipreste de Hita, conocido por su obra «Libro de Buen Amor», quien paseó por sus calles y dedicó varios versos a la Ermita de La Virgen del Espinar.

Las riquezas minerales de la zona pusieron a estos territorios en el punto de mira de los romanos, quienes arribaron a las costas gallegas en el siglo II a. C. Junto a los intereses militares, tenían un papel fundamental la colonización y el reclutamiento de soldados.
En el año 62 a. C. Julio César llega a Brigantium (La Coruña actual), en busca de la ruta de los metales, para establecer contactos comerciales con Francia, Inglaterra y Portugal.
La colonización de las pobres tribus de pescadores coruñeses fue tan rápida que en muy poco tiempo los romanos convirtieron el primitivo villorrio en una ciudad de cierta importancia en el comercio marítimo (construcción del Faro).
Tras la caída del Imperio Romano, pocos documentos hay de la ciudad. Los historiadores suponen que sufriría las invasiones de los pueblos del Norte de Europa, que en el siglo V, penetraron en España.
Los árabes lo tuvieron mucho más difícil que los romanos, dada la brava resistencia presentada por los gallegos.
El acontecimiento más importante fue el desembarco en el Faro Brigantium de los temidos Normandos en el año 846.
Durante el siglo XVII la ciudad experimenta una dura caída en el favor real y es castigada con numerosos impuestos y onerosos servicios. La Hacienda Real no se cansa de solicitar a la ciudad hombres, ganados y avituallamientos para las numerosas contiendas que mantiene con las monarquías vecinas.
En estos momentos el Capitán General y Gobernador Diego das Mariñas mejorará las fortificaciones de la plaza; se construye la Puerta de San Miguel y se amplía la muralla.
La Coruña vivirá sus particulares experiencias durante el siglo XVIII, el llamado Siglo de Las Luces,traerá a España un cambio de dinastía, poca Ilustración, frenada por los ministros de Felipe V y muchos problemas de distinta índole.
En el siglo XIX, La Coruña participará activamente en toda la agitación política de la muerte del rey Fernando VII sin sucesión, las contiendas entre los isabelinos y los carlistas, las Guerras Carlistas subsiguientes, la expulsión de la Reina Isabel II, el pronunciamiento de Riego y otros hechos políticos que marcarán la historia del país.
Destacada será también la intervención de esta ciudad en los períodos históricos que siguen como la Restauración Monárquica, la República, la Guerra Civil y la Transición Democrática.

Enclave estratégico por excelencia por su proximidad a la ciudad roman de Iria, contó con un gran puente de piedra desde el siglo I, que fue reconstruido en el siglo XII y drásticamente reformado en el siglo XIX. La última intervención en esta hermosa muestra de las obras públicas romanas tuvo lugar en el año 1911.
Se sabe con certeza que Pontecesures existía en la Edad Media y su vinculación con el señorío compostelano. De todo ello son buenas pruebas los vestigios de la iglesia de San Julián de Requeixo, de estilo románico y mandada construir por Diego Gelmírez en el año 1116.

En el periodo que comprende la Reconquista de los territorios pertenecientes al valle del Guadiana, Fernán Caballero quedo conformado como una aldea protegida por el Castillo de Malagón. Posteriormente se separó quedando vinculada a la Orden de Calatrava, como gran parte de los territorios pertenecientes a la provincia de Ciudad Real. Alcanzó la categoría de villa en 1482. El nombre de Fernán Caballero probablemente pertenecería al señor del pueblo, pero no se trata de un hecho constatable.
La Orden de Calatrava se encargó de la Reconquista y posterior repoblación de gran parte del territorio perteneciente a la provincia de Ciudad Real. Tenían su centro en el castillo de Calatrava la Vieja situado en el término actual de Carrión de Calatrava, esta fortaleza tras el avance almohade quedó muy deteriorada. Posteriormente y con el avance de la Reconquista y la Repoblación, la Orden construyo un nuevo castillo en el término de Calzada de Calatrava, el castillo de Salvatierra. Una vez destruido el Castillo de Calatrava la Vieja gran parte de su población pasó a buscar un nuevo lugar donde morar, ya que además, se corría la voz de que el territorio donde se encontraba sito dicho castillo era poco sano, «conviene recordar que se encuentra en pleno valle del Guadiana, en una zona inundable, y con abundantes turberas». Ese nuevo lugar donde vivir fue Fernán Caballero, aumentó su población en poco tiempo ya que también su ubicación era de privilegio, pasaba por el pueblo el camino Real que unía Toledo con Córdoba.

Su primera mención histórica está referida a la alberguería de «El Galego», en 1211. Hospital de San Miguel de Gallego, en 1217. (en otras fuentes se cita como Hospital de los Gallegos). Es, por tanto, otro claro ejemplo de núcleo de población surgido alrededor de un hospital de peregrinos en la Edad Media, como vimos en el caso claro de San Leonardo.

Pese a su juventud como pueblo, la historia de Villanueva de la Concepción hunde sus raíces en los albores de la humanidad. Paso natural entre la comarca de Antequera y los Montes de Málaga, íberos, romanos, musulmanes y cristianos han ocupado estas tierras dejando huella en una rica y variada historia.
Los primeros vestigios de asentamientos humanos en esta zona corresponden al Paleolítico Medio. Mejor documentada está la presencia del hombre durante el Neolítico al haber sido halladas hachas de piedra pulimentada en lugares como La Alhaja, Pilas de Cobos, el Cortijillo y Fuente Pareja, entre otros, sin contar yacimientos similares de la misma época en los cercanos municipios de Casabermeja (Chaperas) y Almogía (cortijo de Gálvez).
Los íberos fundaron la primera villa de la que se tiene noticia en este término municipal, la ciudad de Osqva, que más tarde sería una de las villas romanas de la provincia de Málaga citadas por los historiadores Tito Livio y Plinio en sus obras.
El símbolo del pacífico león echado que aparece en el escudo del municipio procede de esta antigua ciudad romana, la cual, según los últimos estudios, estaría dotada de templos, foro, teatro y otros servicios, a tenor de los restos arqueológicos hallados en el Cerro León. Según el historiador malagueño Juan Temboury, Osqva debió tener su propia necrópolis.
A la caída del Imperio Romano se suceden varios siglos sobre los que no hay documentación alguna, por lo que se desconoce lo que pudo acontecer en estas tierras. Lo más probable es que los pocos habitantes que quedaron buscaran protección en Antikaria, que llegaría a ser una importante ciudad musulmana.
De hecho, durante el período nazarí estuvo defendida por un cinturón de castillos que, a la vez, permitían al paso a la ciudad de Málaga. En este sentido, los castillos de Cauche, Hins, Almara y Xébar, este último en el municipio de Villanueva de la Concepción, constituían la salvaguarda de los tres pasos naturales hacia la costa.
La importancia del castillo de Xébar queda demostrada por el hecho de que tras la conquista de Antequera por el Infante Don Fernando el 4 de septiembre de 1410, los nazaríes volvieron a ocupar la fortaleza en otoño de ese mismo año, la saquearon y destruyeron.
El alcaide de Antequera volvió a reconstruirla, pero una vez acabada la guerra de Granada, el enclave perdió todo su valor estratégico por lo que comenzó a ser abandonado hasta quedar en ruinas.
El territorio de Villanueva de la Concepción, despoblado, volvió a recuperar cierto protagonismo en la segunda mitad del siglo XVIII coincidiendo con la construcción del Camino Real que uniría Málaga y Madrid. Junto a esta importante vía comenzaron a surgir alquerías y cortijos que con el tiempo acabarían configurando la actual villa, que tomó carta de naturaleza oficial como Población Rural el 3 de noviembre de 1880, a la par que recibieron igual tratamiento las ‘villas nuevas’ que surgieron en la zona antequerana por esa época.
El trato especial con el que se vio beneficiada la nueva población -exención de impuestos y servicio militar para los jóvenes empadronados- propició el aumento de población rápidamente.
Después de años de reivindicaciones, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía le confirió a Villanueva de la Concepción la categoría de Entidad Local Menor el 25 de febrero de 1992, iniciando una etapa definitiva en su afirmación como municipio independiente.
El 17 de marzo de 2009 El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía aprobó la constitución de Villanueva de la Concepción como el municipio 101 de la provincia de Málaga.

Furelos es la antesala de Melide y toma el nombre del río que atraviesa esta aldea. En el medioevo fue un conocido enclave en el Camino, ya que los peregrinos debían cruzar el río por su puente, de ahí que naciera un importante hospital de peregrinos.

El Herradón fue el pionero de tierra de Pinares en aportación de hombres para la colonización de América. En relación a su economía en el siglo XIX dice Madoz: Produce trigo, centeno, cebada, garbanzos, algarrobas, patatas, lino, alguna fruta y hortalizas; mantiene ganado lanar, cabrío, vacuno y de cerda, tiene dos molinos harineros y un horno de tejas y ladrillos..
Hoy aún mantiene su tradición ganadera con 1800 ovejas y 2000 vacas, destinando para pasto 3000 ha.de superficie.
A finales del siglo XVI fue el más poblado de tierra de Pinares tras las Navas del Marqués; a sí consta literalmente en el censo realizado durante el reinado de Felipe II: El Herradón tiene una pila bautismal y 296 vecinos.
En 1950 llego a sobrepasar los 1000 actualmente de los 510 censados la mayor parte corresponden a La Cañada.
Pertenecen a este municipio el apeadero ferroviario de Navalgrande y la estación de la Cañada, situada 1360,10m sobre el nivel del mar, encontrándose entre las de mayor altitud de España.
En la actualidad la Cañada se ha constituido en excepcional enclave que goza de unas condiciones paisajísticas y climatológicas idóneas durante el verano, lo que hace que se encuentre lleno de urbanizaciones donde se aglutina la población, principalmente en verano

Nada más pasar el Santuario de la Misericordia, nos encontramos con esta singular ermita de forma totalmente circular, dedicada al Calvario.

La constitución de Pasaia como municipio es reciente. Los dos distritos históricos (San Pedro y Donibane) se remontan a las actas fundacionales de Donostia y Hondarribia respectivamente.
Las comunicaciones originaron la formación del distrito Antxo y la actividad pesquera del puerto dio lugar al nacimiento del distrito de Trintxerpe.
Los 15000 habitantes se reparten entre los cuatro distritos.
El nombre de Pasajes se lo otorgaron los Reyes Católicos, aunque actualmente ha vuelto a la primitiva grafía euskérica-Pasaia.
Esta localidad forma con Pasajes de San Pedro y Pasajes Ancho, el mayor puerto de Guipúzcoa.
Pasajes de San Juan es un bellísimo pueblo pescador, cuyos orígenes están ligados a las Actas Fundacionales de San Sebastián y Fuenterrabia, y en cuyos parajes y hogares, cuenta la tradición, se inspiró Víctor Hugo para muchas historias de “Los Miserables”.
No sólo sus hombres de acción, sino también sus Santos parecen hechos para perdurar en nuestra memoria, ya que en la iglesia de San Juan Bautista, se guarda como un tesoro el cuerpo incorrupto de Santa Faustina.
Igualmente interesante es la iglesia del Santo Cristo de la Bonanza, donde se cuenta que se reunieron las tropas flamencas, francesas y alemanas para rogar por el cese de las tormentas y poder hacerse a la mar.
Especialmente obligada es la visita al fuerte de San Marcos y a los montes Jaizkibel, Ulia y la Peña de Aya, en los que todavía resuenan las voces de los aventureros que quisieron sumarse a alarmada Invencible de Felipe II.

Según cuenta la leyenda, debe su nombre a la frase «Tiemblo esta entrevista» pronunciada por la reina Isabel La Católica, momentos antes de prestar juramento en el Monasterio de Guisando.
Otra mujer ilustre visitó en 1562 esta pequeña población : Teresa, la mística doctora de la Iglesia, reposó en la casa de los señores de Henao en su camino hacia la ciudad de Toledo.

Los abundantes y diversos testimonios arqueológicos localizados hasta el presente en las tierras del municipio dan fe de la antigüedad de la ocupación de la zona y, tal vez, de la intensidad de esta temprana ocupación. Lo atestiguan mámoas, un dolmen neolítico y numerosos asentamientos castreños.

El el período romano, este territorio fue administrado por el gobierno del Conventus Bracarensis, con capital en el Municipium Bracara Augusta (actual Braga), estando el territorio noroccidental bajo la administración del Conventus Asturicensis, con capital en el Municipium Asturica Augusta (actual Astorga).
En la época medieval, La Mezquita fue parte de las tierras de los condes de Monterrei y de los Pimentel de Benavente. Junto con Cádavos, A Esculqueira, Manzalvos, O Pereiro e Santigoso, pasó a formar parte de un señorío real del cual la villa de Vilavella fue la cabecera. La actual parroquia de Chaguazoso era señorío del conde de Amarante, en tanto que la iglesia y la casa-palacio de Mezquita estaban entre las posesiones de los marqueses de Láncara.

Queda constancia documental de su existencia en torno a 968, aunque en la zona ya había habido asentamientos anteriores. Su desarrollo e historia están muy vinculados al Camino de Santiago. Su estructura y trazado urbano es el característico del camino que se dirige desde el este al oeste.
Tiene una dotación de servicios pensados para los peregrinos, dignos de mención. Su albergue es heredero del antiguo Hospital de San Lázaro
La iglesia de la Virgen de la Calle guarda en su interior una de las joyas escultóricas del camino: Su pila bautismal, románica del siglo XII. Se trata de una gran copa, asentada sobre un haz de ocho columnas. Frente al templo un moderno refugio se ha levantado sobre el antiguo hospital de San Lázaro.
Un documento del archivo parroquial recoge una curiosa noticia sobre un peregrino francés del siglo XVI, llamado Jean, que allí murió. Para costearle el entierro se subastaron sus ropas que por razones sanitarias, no tuvieron postor, por esta razón se enterró el cuerpo en el coso parroquial a expensas del municipio, que sufragó los gastos de 400 maravedíes.

En este pueblo existió una ermita dedicada al Apóstol, de ella procede la imagen de Santiago Matamoros que se venera en su iglesia parroquial, así como una tabla donde se escenifica el traslado del cuerpo del Santo en una carreta de bueyes. Trobajo es hoy un barrio de León.
El nombre de Trobajo lo comparten tres localidades leonesas próximas entre sí: Trobajo del Camino o «de arriba» , Trobajo del Cerecedo o «de abajo» y Trobajuelo, barrio de Vega de Infanzones. En documentos medievales recogidos en los archivos aparecen estos pueblos con los nombres de TREBALIO, TREPALIO, TROBALLO Y finalmente TROBAJO. De este modo el topónimo Trobajo deriva del nombre de un judío medieval que aquí residió en esa época

El nombre de esta villa se vincula con el lugar que ocupaban las casas de Diego González Primo, donde había un colmenar y cerca de éste vivía un anciano apodado «el viejo». cerca de este lugar pasaba el camino de Alcalá de Henares a Segovia, que cruzaba el Manzanares por los puentes Grajal y Nuevo.
Los viajeros hacían noche en la casa del anciano, que amplió sus dependencias, asentándose definitivamente algunos de los hospedados naciendo de este modo, una aldea que se llamó «Colmenar del Viejo». Hoy día Colmenar Viejo.
Las últimas campañas arqueológicas realizadas en las tierras de Colmenar Viejo y su comarca han sacado a la luz toda una serie de restos que nos permiten asegurar con casi absoluta seguridad la existencia de asentamientos humanos más o menos estables y duraderos, anteriores a la reconquista y repoblación cristianas.
La evolución seguida por las distintas poblaciones del Real entre el siglo XIII y el XVI va a diferir notablemente. Mientras Manzanares crece muy despacio, algunas aldeas, como Guadarrama, Porquerizas (hoy Miraflores) y sobre todo Colmenar Viejo van a experimentar un crecimiento demográfico notable.
De todas ellas, es Colmenar Viejo la que concentra más población de todo el Real y Condado, de modo que será la primera de todas en conseguir el 22 de noviembre de 1504 la segregación jurisdiccional de Manzanares; siendo la villa que logra un mayor término municipal, poco después se erigirá en el centro económico y administrativo del Señorío y residencia del Gobernador y Alcalde Mayor del Condado.
En la España del siglo XVIII, el peso de la agricultura limitó las posibilidades de industrialización.
El siglo XIX supone para Colmenar Viejo un gran avance en cuanto a comunicaciones y transporte.
Al finalizar el siglo XIX, Colmenar Viejo presenta una estructura económica donde el sector primario es el predominante, aunque comienza a verse un pequeño desarrollo industrial donde destacan las pequeñas industrias, como el lavadero de lanas, las fábricas de curtido y otras derivadas, fundamentalmente, del subsector ganadero. Todo ello sin olvidar la extracción de piedra en las numerosas canteras existentes, principalmente tras la crisis surgida durante la Segunda República.
Poco antes de finalizar el siglo XIX se lleva a cabo una obra de gran importancia, no solo por el cambio espacial en la celebración de ciertos festejos tradicionales, sino por la envergadura de la empresa: la construcción de un coso taurino quese inauguró durante la función de las fiestas patronales de 1891. La plaza de toros simbolizaba la modernidad.
Este desarrollo, a principios del siglo XX, vendrá determinado por la acometida de aguas y energía eléctrica, a través de sucesivas contrataciones con la empresa Hidráulica Santillana. No obstante, las fuentes de la población continuaban con su función de abastecimiento. A su vez, la regulación del Manzanares arruinaría los molinos y batanes que tanta importancia tuvieron para la economía colmenareña desde la baja Edad Media.

Por los datos históricos que se tienen, anteriores a la Edad del Hierro, se supone que el origen de esta población sería una aldea habitada por el pueblo celta de los vettones, en el marco de la «Cultura de los Verracos».
Las escultura zoomorfas realizadas en piedra darían nombre a la localidad. Durante la dominación romana, El Barraco cuenta con calzadas romanas y puentes, de los cuales encontramos numerosos restos. Situada esta población en plena vía romana, que, a través de El Tiemblo, llegaba hasta Ávila, era en la antigüedad conocida como «Puerto de Velatorre», en plena frontera con la Imperial ciudad de Toledo.
Durante el periodo de dominación visigoda, el Barraco se incorporó a sus modos de vida, restos de la cual se han encontrado en el Valle de Iruelas.
La presencia musulmana es escasa, aunque visible a través de los abundantes topónimos de zona : Nava, Valmoro, Arrejondo, Cuna del Moro, Arremoro, …
El primer documento escrito que hace referencia a la localidad está fechado en el año 1.215, en él se la cita como aldea de la ciudad de Ávila. A pesar de ésto, sabemos que su origen es anterior, consecuencia de la actividad repobladora impulsada por el monarca castellano Alfonso VI a su cuñado Don Raimundo de Borgoña, desde el año 1.086.
Alrededor del núcleo urbano van apareciendo otros villorrios con funciones defensivas, como Navalpuerco, Navalmulo, Navacarros, Avellaneda, Murueco, El Egido, La Torrecilla, Guijuelo y La Torre de la Gaznata. Todos estos territorios fueron el origen del término municipal de El Barraco. Sus existencia queda demostrada por los restos arqueológicos hallados.
El Barraco pasa a ser una población «independiente» de Ávila en el año 1.307, cuando por decisión del Concejo de esta ciudad, su alcalde, Fortún Velázquez, nombra a cuatro caballeros abulenses para marcar los términos y ejidos de la aldea.
El Barraco cuenta con su propio anecdotario histórico. En este puerto tuvo lugar una conferencia entre dos ilustres personajes de la época : Al Mamum, rey de Toledo y Valencia, y el monarca castellano Alfonso VI. Este encuentro, recogido documentalmente, nos indica que, terminada la reunión, el musulmán volvió a su reino y el monarca castellano se dirigió a la cercana ciudad de Zamora.

Las tierras de este municipio le fueron concedidas a un tal Gómez Pérez das Mariñas por el rey Juan II, en el siglo XIV, en régimen de Señorío y Tenencia. El caballero era, igualmente, Señor de A Coruña y de As Mariñas y poseía una torre en Mesía, heredada tras agrias luchas entre varios nobles y arzobispos de Santiago de Compostela. Durante la tristemente célebre revuelta de los lrmandiños, en 1467, fue derribada. Reconstruida de nuevo, le fue concedida a Gonzalo Díaz.
Sus habitantes ven pasar los siglos sometidos al tradicional régimen feudal. Tendrá que llegar el siglo XIX y el desgraciado episodio de las Guerras Carlistas para que Mesía entre en la Historia con mayúsculas. Don Carlos, pretendiente al trono, proclamó abanderado a Antonio López en Mesía. Era éste un antiguo oficial integrante de los «voluntarios realistas», y primer jefe de las partidas carlistas combinadas.

Los primeros restos arqueológicos encontrados en el municipio datan de época megalítica, como el dolmen de Vilar de Arriba encontrado en Deixebre. De la cultura castreña destacan los castros de Vilalbarro en Deixebre y el de Marzoa, además de los restos del llamado Tesoro de Recouso, encontrado en Marzoa y datado entre los siglos V y IV a. C., que consiste en un conjunto de cadenas y colgantes de oro. Es posible que la villa de Sigüeiro sea la mansión romana de Trigudum, que se encontraba en la vía romana de Braga a Astorga.
En la Edad Media formó parte de la jurisdicción de Montaos, al igual que los territorios de Trazo y Órdenes. Esta jurisdicción abarcaba desde el río Tambre hasta el monte Xalo. Consta la existencia de la misma al menos desde el año 1124, fecha en la que se firmó una donación del rey Alfonso VII al obispado compostelano. En este lugar se construyó un puente en el siglo XIV, por orden de Fernán Pérez de Andrade, El Bueno. El llamado Camino Inglés de peregrinación a Santiago pasaba y pasa por este municipio. Durante el Antiguo Régimen las parroquias que integran el municipio de Oroso pertenecían a la jurisdicción de Folgoso, señorío del conde de Altamira, a la jurisdicción de Mesía, administrada por el arzobispo de Santiago de Compostela y a la de Sigüeiro do Deán, señorío del deán de Santiago de Compostela.
La proclamación de la constitución de 1812 supuso la abolición del régimen señorial y su sustitución por una administración territorial. En aquel momento se produjo la creación de los municipios de Pasarelos y Oroso. En 1823 el rey Fernando VII derogó la constitución, hecho que supuso la supresión de estos municipios y la restauración del régimen señorial. La definitiva recuperación del municipalismo se produjo en 1835, cuando se constituyó el municipio con sus límites actuales. En 1846 tuvieron lugar en Oroso los enfrentamientos entre las fuerzas lealistas al gobierno y las de los liberales sublevados al mando del coronel Miguel Solís cerca del puente de Sigüeiro.

La atalaya prehistórica encontrada en la Sierra de la Calderina y los restos arqueológicos hallados en el paraje conocido como Los Castellones, pertenecientes a la Edad del Bronce, dan testimonio de la antigüedad de los primeros asentamientos en el término de Fuente el Fresno.
Esta constatada la presencia de pobladores durante la época romana, instalándose en la vía que unía Toledo y Córdoba, vía que atravesaba los Montes de Toledo por el actual estrecho de las Guadalerzas y continuaba por Fuente el Fresno hacia Calatrava La Vieja.
El posterior Camino Real cristiano, conocido como el Camino de la Plata, sustituyó esta vía y varió ligeramente su trayecto para hacerlo pasar por el lugar conocido como la Cruz de Piedra.
El núcleo urbano actual se originó probablemente en la Edad Media. El nombre de Fuente el Fresno puede proceder de una fuente denominada Fuente del Regajo.
Durante la reconquista, y bajo el dominio de la Orden de Calatrava, Fuente el Fresno corre la misma suerte que su cabecera, el castillo de Malagón. De esta época se tienen pocas noticias de su devenir, pero se sabe que, alrededor del año 1245, la entonces aldea dependiente de Malagón contribuía con la tercia pontificial al Arzobispo de Toledo y a la Orden de Calatrava.
En el siglo XVI Fuente el Fresno, al igual que el resto de aldeas y términos de los Estados de la Villa de Malagón, pasa a manos del Señorío del mismo nombre, perteneciente a don Ares Pardo de Saavedra.
Cruz de Piedra
Correspondiente al siglo XVI o al XVIII, existe una notable cruz de piedra que se encuentra sobre el Camino Real de Toledo a Córdoba en el límite actual de las provincias de Ciudad Real y Toledo. Ostenta en una de sus caras un escudo bastante deteriorado que posiblemente fuera el del Señorío de Malagón. Este es un monumento muy conocido y da nombre al paraje, “La Cruz de Piedra”, y al anejo existente en sus inmediaciones.
Fernando VI concedió a Fuente el Fresno el título de villa independiente de Malagón en el siglo XVIII, probablemente por la intervención del conde de Valparaíso, ministro de la época natural de Almagro.

Las características naturales de la Depresión de Antequera han hecho de ella lugar de tránsito y asentamiento de las distintas comunidades primitivas que desde el Paleolítico Medio se establecieron en la Península Ibérica. La Edad del Bronce, sin embargo, es la que nos ha dejado los más importantes restos prehistóricos como son el Conjunto Dolménico de Menga, Viera y El Romeral, fechado entre el 2.500 y 2.000 años a.d.c.
En lo que hoy es el cerro calizo sobre el que se asienta el Castillo árabe de la ciudad, existió un núcleo fortificado ibérico que posteriormente se transformó en la Antikaria romana. En la Colegiata de Santa María recientemente aparecieron en este lugar los restos del histórico municipio romano.
Desde el siglo IV y hasta los comienzos del siglo XV, no tenemos demasiada documentación sobre Antequera, sin embargo la llegada de los árabes a la que pusieron el nombre de Medina Antaqira abre una nueva época de conflictos consecutivos tras la caída de los omeyas cordobeses.
Desde mediados del siglo XIII, una vez conquistadas Sevilla y Jaén, es cuando Antaqira comenzó a tener importancia como fortaleza militar fronteriza. Los monarcas castellanos comprendieron su condición de llave del reino de Granada y como tal intentaron conquistarla en distintos momentos. Finalmente sería el Infante Don Fernando «el de Antequera» el que la tomaría definitivamente el 16 de septiembre de 1.410.
Las incorporaciones de Sevilla y Granada (1.492) a la Corona de Castilla cambiaron la condición de plaza militar de Antequera por zona de expansión urbanística y demográfica. En un tiempo inferior a veinte años pasó de tener algo más de 2.000 habitantes a cerca de 15.000. La feracidad de sus tierras, que podían ser cultivadas sin el peligro a los ataques musulmanes, fue lo que originó esta oleada migratoria. Al igual que la agricultura, las actividades artesanales y mercantiles comienzan a tener importancia.
En el siglo XVI, Antequera, llegó a convertirse en una de las más importantes ciudades de Andalucía por su gran actividad comercial, ya que se regulaba el tráfico de mercancias entre los ejes Sevilla-Granada y Málaga-Córdoba.
La fundación por los Reyes Católicos de la Colegiata de Santa María la Mayor, tendría una gran importancia para la vida cultural antequerana. En la misma radicaba una Cátedra de Gramática y Latinidad por la que pasaron los más doctos preceptores, como Juan de Vilches, que propiciaron la gestación del Grupo Poético antequerano del manierismo y el barroco.
La Antequera artística, va acumulando un riquísimo Patrimonio. En este período se construyen las parroquias de San Sebastian, San Juan Bautista y san Pedro, San Isidro y Santa María de la Esperanza. Las órdenes religiosas también comienzan a fundar en Antequera. Los conventos de San Zoilo, San Agustín, el Carmen, la Encarnación van levantando sus muros en una auténtica fiebre constructiva. Junto a las construcciones religiosas también van apareciendo edificios civiles de importancia, tales como: Edificio Municipal, Arco de los Gigantes, Templete del Castillo del Papabellotas, Casa del Cabildo de la Plaza Alta, etc.
En los aspectos artísticos, el siglo XVII en Antequera está marcado por el manierismo y el barroco, que serán los estilos más definitorios de la estética antequerana. Se construyen las iglesias de la Trinidad, Jesuítas (Loreto), y Santo Domingo; y se inician las de Belén, San Juan de Dios y los Remedios. Entre los siglos XVII y XVIII se levanta uno de los monumentos más emblemáticos del barroco antequerano: La Torre de la Colegiata de San Sebastián.
El siglo XVIII una agricultura en auge y una importante actividad artesanal y comercial hacen que Antequera viva el mejor momento de su historia. Por otra, la demanda de obras de arte por parte de la iglesia impulsó la formación de una escuela local de artistas, cuya producción iba destinada en muchas ocasiones a las poblaciones cercanas de las provincias de Córdoba, Sevilla, Málaga.
La Antequera del siglo XVIII en lo artístico es la de las iglesias de blancas y rizadas yeserías, los exteriores de ladrillo y los interiores ultradecorados; de las remodelaciones urbanísticas; la de las Cofradías y devociones a imágenes muy concretas. Se levantan ahora las iglesias de la Victoria, las Descalzas, Santa Catalina, Madre de Dios, Santa Eufemia, Santiago, Santa Clara, la Caridad, la Escuela de Cristo, San Miguel, etc. Todas estas construcciones tenían que ser decoradas de retablos, imágenes y lienzos. Tampoco podemos olvidar la importancia de los plateros antequeranos, que en este siglo se agremian en torno a la Cofradía de San Eloy.
xiste una arquitectura popular de características peculiares, construyéndose además por la nobleza antequerana palacios y casonas de gran belleza. Algunos de ellos son: el palacio del Marqués de Villadarias, del Conde de Pinofiel, del Conde de Colchado, del Conde de Valdellano, del Barón de Sabasona, etc.
En el siglo XIX a causa de una epidemia de fiebre amarilla comienza un descenso demográfico (1.804). En 1.830 empieza la recuperación, con el consiguiente aumento del número de habitantes y la importante reactivación que sufren las actividades económicas. En la agricultura desaparecerían los propietarios jurídicos, sustituidos por una burguesía agraria favorecida por una coyuntura agraria que empezaba a compartir con miembros de la antigua nobleza el poder político local. Esta burguesía tomará la iniciativa de una considerable actividad industrial, partiendo de las actividades artesanales, especialmente la textil lanera.
A mediados de la década del ochocientos casi un 25% de la población activa dependía de la elaboración de los tejidos de lana, que se comercializaron por toda España.
En el siglo XIX el arte religioso, que tanta importancia tenía, prácticamente desaparece y la arquitectura civil enfila hacia un academicismo de corte burgués y ecléctico.
Nuestro siglo comienza en Antequera con una estructura de la propiedad desequilibrada, un sector primario de carácter extensivo y progresivamente especializado en el cultivo cerealístico y olivarero, y cada vez menos competitiva.
Tras la guerra civil vive momentos de declive económico en medio de enormes miserias sociales. Los años sesenta traerán una fuerte emigración, sufriendo la población un momento de considerable regresión.
La Antequera actual vive un momento expansivo, con una agricultura modernizada y una actividad industrial en constante crecimiento.

Valcarlos, fue el lugar donde en el siglo XIII acampó el emperador Carlomagno, dejando en la retaguardia a Roldan y sus doce pares, que cayeron en una emboscada y fueros aniquilados, dando origen a la famosa leyenda «La Chansón de Roldan». Que entre sus preciosos versos de la canción de gesta, el Rey pronuncia las palabras:
«Señores barones -dijo el emperador Carlomagno. He ahí los puertos y los estrechos pasajes». A lo que Roldán responde con determinación: «Pasad los puertos confiadamente».
La batalla duró hasta el atardecer, en cuyo momento Roldan hizo sonar el Olifante en busca de ayuda. El sonido alcanzó el oído del Rey, pero en el fondo del valle las luces del atardecer ya eran sobres de noche, con lo que el emperador no pudo acudir en su ayuda hasta el amanecer. Demasiado tarde.

Es una de las ciudades castellanas de origen más antiguo. Los primeros pobladores que dejaron su huella en suelo abulense fueron los celtíberos. De ellos nos han quedado restos de su vida, costumbres y creencias como las piedras sepulcrales, algunos grupos escultóricos que representan animales (verracos) y, sobre todo, los Toros de Guisando.
Conquistada la Península Ibérica por los romanos, éstos se establecieron en la ciudad, la cambiaron su nombre indígena por el latino «Avela» y la incorporaron, dentro de su administración, a la zona denominada «Lusitania».
El cristianismo en tierras abulenses tuvo su primer mártir en el obispo San Segundo, que ocupó la silla episcopal hacia el año 65-66 dC.
Igualmente durante la dominación romana, durante el mandato del emperador Diocleciano, fueron al martirio en Avila los hermanos San Vicente, Santa Sabina y Santa Cristeta.
Tras la gran crisis de los siglos III y IV, que traería la caída del Imperio Romano, Ávila fue tomada por los visigodos, que la dejarían caer en el más absoluto anonimato.
En el año 711, las tropas del general musulmán Tarik, toman la Península y Ávila caerá bajo sus armas. Las murallas construidas por los romanos fueron destrozadas y levantadas en su lugar otras de hechura árabe. Los cristianos conquistaron la ciudad en el año 742 bajo el mando del rey Alfonso I el Católico, pero fue retomada por Abderramán I cuarenta y tres años después. Habría que esperar hasta que el monarca castellano Alfonso VI reconquistara Toledo en 1085 y encargara a Raimundo de Borgoña la repoblación y fortificación de Avila, para que este territorio gozara de estabilidad política. Sería en estos momentos cuando se construyeran las actuales murallas, terminadas el año 1099.
Durante toda la Edad Media los abulenses llevarán muy lejos el nombre de Avila, que será famoso en todo el orbe cristiano. Así, el caballero Sancho Sánchez Zurraquín, al mando de un puñado de valientes, en el año 1105, se enfrentó con los árabes en territorio aragonésal al grito de: «Avila, caballeros». Victorioso, su gesta se recordaría rebautizando a la ciudad como «Ávila de los caballeros».
También las mujeres dejaron huella de su valor en la historia medieval de la ciudad, como Jimena Blázquez, quien, en el año 1109, al frente de un peculiar ejército de mujeres disfrazadas de guerreros, defendió la ciudad del asedio musulmán, mientras los guerreros luchaban contra los infieles lejos de la ciudad.
Aún en fechas como 1177, los caballeros abulenses salían victoriosos en la conquista de Cuenca y en 1246 en la de Jaén. Alfonso X El Sabio concedió a los caballeros abulenses el derecho de estar en la vanguardia durante la batalla.
Muy importante para la historia de la ciudad fue la decisión del monarca
Juan II en el año 1436, de establecer como unidad de capacidad legal y obligatoria en Castilla el llamado «pote de Avila» -«que equivalía a doce celemines.
Tamibén la Edad Moderna sería un periodo de gran vitalidad para la ciudad gracias a la existencia de numerosas industrias florecientes, especialmente del ramo textil.
Pero no sólo tuvo hijos valientes en el mundo de la guerra, sino también en el mundo del espíritu. El día 28 de marzo del año 1515 nacía en Avila Teresa Sánchez de Cepeda Dávila y Ahumada, la religiosa carmelita, autora de importantísimos textos místicos. Toda Ávila está impregnada del espíritu de tan gran Santa.
Un tremendo error político como fue la expulsión de los moriscos, a principios del siglo XVII, supuso para la ciudad el declive económico. Este hecho haría que Ávila se fuera encerrando en sí misma durante los siglos posteriores y viviera de la gloria alcanzada en siglos pasados.

Cultura

Delante del convento un cruceiro, situado a la salida de la villa, y donde se observa la huella jacobea con cuatro veneras talladas en el capitel.
En el centro de la zona arbolada del Campo de San Antonio, se levanta un cruceiro, restos del convento franciscano de San Antonio de Padua, fundado por don Rodrigo Enríquez de Castro, en 1503 y que continuaría el Cardenal Rodrigo de Castro. Con la ley de desamortización de Mendizábal, los monjes sufren la exclaustración que traerá consigo la ruina y posterior demolición del edificio.

FUENTERRABIA-HONDARRIBIA Es el acceso más septentrional de la Península. Este privilegio le llevó a ser durante su historia escenario de cruentas batallas. El origen de su fundación es discutido por los historiadores, aunque parece que la primera fundación es romana, como lo atestiguan los restos hallados en la ciudad y la existencia del puerto o fondeadero romano de Asturiaga, bajo el faro, en el paraje de Erdikopunta.
Después se pierden las noticias y aunque la tradición designa al rey Wamba como su fundador, y otros prefieren considerar que fue fundada por el rey visigodo Recaredo, no aparece citada en ningún documento hasta el año 1150 en la Carta Puebla que el rey Sancho VI, el Sabio de Navarra, concedió a San Sebastián.
En permanente estado de sitio por la ambición de reyes y piratas, debe su título de muy noble, muy leal y siempre fiel ciudad de Hondarribia, a su tenaz capacidad de defensa y a su formidable fortaleza medieval, la cual fue sustituida durante el reinado de los Reyes Católicos por la actual muralla, capaz de resistir la potencia de las nuevas armas de artillería desarrolladas a lo largo del siglo XV. De esta muralla podemos admirar aún algunos lienzos entre el baluarte de la reina y el puente de San Nicolás y el magnífico palacio de Carlos V, convertido hoy en Parador de Turismo.
Sin embargo no todo fueron guerras en la historia de Hondarribia, pues fue también durante la Edad Media un próspero puerto comercial desde donde se embarcaban trigo, metales y vino de Castilla y Navarra con destino a Flandes y otros puertos europeos.
Igualmente medieval es su Cofradía de Mareantes de San Pedro, destacada en la espectacular pesca de la ballena.
Monumentos relevantes que nos hablan de la importancia de esta preciosa ciudad, son La Puerta de Santa María, la iglesia de Santa María de La Asunción y el conjunto de antiguas calles empedradas como PamPinot, el Manzano, Las Tiendas, San Nicolás,… su recorrido recuerda, sin duda, a uno de los vascos más universales: Pío Baroja, que situó a muchos de sus personajes en estos mismos lugares.
Si su estancia coincide con el mes de septiembre le recomendamos una de las fiestas más populares de la ciudad: El alarde del día 8 de septiembre, conmemoración de la victoria sobre los franceses, celebrada con un desfile de todas las Compañías por la ciudad al compás de sones militares y descargas de pólvora.
En Semana Santa les recomendamos la “Representación de la Pasión”.

Según la tradición, el nombre de Lourenzá deriva de los nombres de los hijos del Conde Santo, Lourenzo y Ana. Sea cierto o no esta afirmación, la verdad es que, la historia de este municipio está vinculada desde el siglo X al Monasterio de Vilanova y al Conde Santo, Señor de Tierra de Campos y de Galicia. Osorio Gutiérrez fundó este monasterio en el año 969, tras conseguir la aprobación del obispado, para concluirlo ocho años más tarde. Con posterioridad levantó, dependientes del de Vilanova, los monasterios de Santa María Mayor en Mondoñedo, San Adrián en Lourenzá y Santa Cruz en Valadouro.

En la época medieval, fue parte de las tierras de los condes de Monterrei y de los Pimentel de Benavente. Junto con Cádavos, A Esculqueira, Manzalvos, O Pereiro e Santigoso, pasó a formar parte de un señorío real del cual la villa de Vilavella fue la cabecera. La actual parroquia de Chaguazoso era señorío del conde de Amarante, en tanto que la iglesia y la casa-palacio de Mezquita estaban entre las posesiones de los marqueses de Láncara.

Antiguamente llamada Villapún.En la iglesia parroquial de Castildelgado, dedicada a San Pedro, esta enterrado un ilustre hijo de esta localidad: Don Francisco Delgado, obispo de Lugo y Jaén, arzobispo electo de Burgos.
Tuvo un hospital de peregrinos fundado por Alfonso VII.

Pequeña localidad que nace y crece en torno al Santuario de la Virgen. Se fundó en el año 1502 justamente en el lugar donde la virgen se apareció al pastor Alvar Simón y desde el siglo XVI se convierte en el centro Mariano más importante de León, además de su patrona.
Diversas construcciones se sucedieron desde su fundación, hasta que en el año 1961, el arquitecto catalán Subirachs diseña un nuevo templo con una espectacular fachada con trece grandes esculturas de bronce representando a los Apóstoles y la Virgen.

Los primeros datos de asentamiento humano en la zona pertenecen al periodo llamado Bronce Antiguo (1.800-1.600), en el segundo milenio a.C. (varias puntas de flecha relacionadas con vasos campaniformes de yacimientos cercanos).
Se puede hablar de un asentamiento estable organizado y jerarquizado socialmente en la Primera Edad del Hierro(800-500 a.C.)
En la Segunda Edad del Hierro, a partir del 500 a.C., la Cauca clásica es una de las ciudades más prósperas del valle del Duero. Es una ciudad-estado dirigida por una aristocracia guerrera.
Roma logra domeñar a esta valiente población en el año 151 a.C. que queda arrasada. Más tarde, en el 134 a.C., Escipión permite repoblar de nuevo la ciudad. Nuevamente destruida en las Guerras Sertorianas (74 a.C.) logra rehacerse económicamente en los siglos posteriores.
Es en estos momentos cuando se asienta la rica aristocracia romana que decidirá el destino político de la etapa final del Imperio. Teodosio el Grande es el mejor ejemplo del poder de los hispanos en el mundo político de Roma.
La época visigoda es parca en noticias sobre la ciudad. Dividida entre musulmanes y cristianos, fue conquistada por Almanzor y reconquistada más tarde porAlfonso VI en 1.086. En este momento tiene lugar la fundación de la Comunidad de Villa y Tierra de Coca, de la que dependerán 17 aldeas repobladoras.
La Edad Moderna la llevará a pertenecer a D.Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana, quien se la cederá a Alonso de Fonseca, quien inicia la construcción de su castillo en 1453.
El siglo XIX traerá a esta tierra la violencia de la Guerra de La Independencia. Napoleón ocupa Coca en el 1.808 ,

De sus orígenes castreños se conservan muy importantes vestigios. Pasada la dominación romana, llega la ciudad a su periodo histórico más importante y extenso: La Edad Media. La primera referencia documental sobre su origen se remonta al año 1087. El Camino de Santiago marcará de modo indeleble la historia y el carácter de sus habitantes.
Tras más de tres siglos bajo el dominio de la Casa de los Andrade, el siglo XV le hará protagonizar la primera de las infructuosas revueltas Irmandiñas, en 1431 y liderada por Roi Xordo.
Durante el siglo XVI, Felipe II lo convirtió en un punto neurálgico de defensa. Este carácter militar de la ciudad se terminó de definir en el siglo XVIII con el advenimiento de la dinastía borbónica.
Los siglos XIX y XX supondrían para la ciudad una época de vaivenes y agitaciones históricas similares a las sufridas por el resto del país.

Montserrat fue declarado Parc Natural en 1987. Con esta disposición se pretende proteger un macizo único en el mundo por sus características geológicas. En 1950 se creó el Patronato de la Montaña de Montserrat con el encargo de llevar a cabo las actuaciones necesarias para su conservación y restauración.
En los alrededores de Barcelona, la gran urbe catalana, Montserrat es mundialmente famoso por albergar uno de los monasterios marianos más importantes del mundo. Geológicamente, Montserrat es un macizo ubicado en la margen derecha del río Llobregat, entre la llanuras de Bages y la de la Depresión Litoral. Este entorno, antaño de difícil acceso, motivó la decisión de la comunidad religiosa que dirige el santuario de asentarse en estas soledades tan propicias para la meditación. Sin embargo, la devoción a la Sagrada Imagen de la Moreneta, como cariñosamente la apodan sus devotos, terminó con la soledad monástica convirtiendo el lugar en un centro de masiva peregrinación mariana.

Los orígenes de Malagón se remontan a la época neolítica, tartesia y oretana, habiendo sido asentamiento de romanos, visigodos y árabes, siendo éstos últimos los que levantaron en el 711 un castillo-fortaleza (hoy desaparecido) cercano al de Calatrava la Vieja, situado a 15 km al Este. Al ser zona de paso entre Toledo y Andalucía, Malagón pasó alternativamente de manos cristianas a manos musulmanas, hasta 1212 que se tomó definitivamente por D.Diego López de Haro, comandante de los ejércitos cristianos unidos con numerosos cruzados franceses
Posteriormente Malagón fue Encomienda de la Orden de Calatrava y durante el reinado de Carlos I fue vendido al Mariscal de Castilla don Ares Pardo de Saavedra, que ofreció como dote de boda a su mujer Dª Luisa de la Cerda. Comprendía los actuales términos de Malagón, Fuente el Fresno, Los Cortijos, Porzuna y el Robledo, constituyendo los ahora denominados “Estados del Duque”. Es de destacar la gran relación personal que, en su viudedad, mantuvo Dª Luisa con Santa Teresa de Jesús. Fruto a esa amistad se debe que la Santa hiciera en Malagón su Tercera Fundación, en 1568.
Actualmente pertenecen a Malagón las poblaciones agregadas de El Cristo del Espíritu Santo, Fuencaliente, Las Peralosas, El Sotillo, Piedralá, Los Quiles y Valdehierro. Formando dos preciosos valles separados por la sierra de Malagón. Sigue siendo un pueblo eminentemente agrícola, con florecientes industrias de transformación como queserías, cooperativas de aceite y vino, conservas, dulces y mazapanes.

Camijanes tiene una mención documental más antigua en el Ayuntamiento de Herrerías. En efecto, en un documento del Monasterio de Santo Toribio de Liébana del año 951 aparece una donación de tierras en Camilianes. En la Edad Media formó parte de la Merindad de las Asturias de Santillana. Esta localidad tuvo un especial desarrollo al ser un barrio de ferrerías. Camijanes, junto con Casamaría, Cades y Rábago, formó parte del primer ayuntamiento constitucional de Herrerías, durante el Trienio Liberal.

Muy próxima al Camino de Santiago, se encuentra la fuente conocida como «La Fuente Romana» de Villalval. Se trata de una preciosa fuente abovedada con arco de medio punto. Su construcción es bastante similar a las fuentes del Santo de los monasterios de Santo Domingo de Silos y de San Juan de Ortega.

Debido a la falta de restos materiales, obligados para atestiguar la existencia de poblamiento humano en una zona, no se conocen los orígenes de la villa abulense.
A pesar de todo, los historiadores piensan que la privilegiada situación geográfica y estratégica de la villa propiciaría el establecimiento de sociedades prehistóricas.
Ya dentro del periodo histórico de la dominación romana, existen restos suficientes para documentar la permanencia de la población (un puente del camino de la Vega, sillares funerarios de granito, berracos mutilados y restos de la calzada del s. II Ávila – río Duero).
Del reino visigodo no existen más restos que un sarcófago, recogido en las dependencias del Ayuntamiento.
Durante la invasión musulmana (711), estos territorios fueron ocupados por tribus de pastores bereberes. La población que había vivido anteriormente en esta zona, en unos casos emigró hacia el norte, mientras que otros decidieron permanecer en su tierra integrándose con los recién llegados, formando la población mozárabe.
Hasta la Alta Edad Media no hay documentación sobre la villa, datada hacia el año 1090, fecha en que la ciudad fue reconquistada y repoblada por orden del monarca castellano Alfonso VI.
Según avanza la Reconquista, los reinos cristianos establecen sus fronteras en el Duero y Arévalo queda situada en la llamada «Extremadura Castellana», zona comprendida entre el Duero y el Sistema Central.
Tras un período de estancamiento debido al contínuo cambio de fronteras, Arévalo a veces musulmana, a veces cristiana, se integra dentro del reino cristiano durante el reinado de Alfonso VI.
Con este hecho, la ciudad se convierte en uno de los núcleos más importantes y prósperos de la comarca durante toda la Edad Media. En ese momento sería, además, un ejemplo de convivencia y tolerancia entre culturas. De hecho, contó con una de las juderías más importantes de Castilla. La administración era llevada a cabo por cinco linajes señoriales, hecho que se resume en la frase por la que también se conoce a la villa :»ciudad de los cinco linajes».
Tras la importancia y la prosperidad de la ciudad durante la Alta Edad Media, la Edad Moderna, sobre todo el siglo XVI, supone para Arévalo el mismo declive general que sufría toda Castilla, perdiendo población, categoría económica e importancia social.

Cultura

Cultura

Conocida en la antigüedad como Oiarso o Easo, sus primeros habitantes fueron pescadores, pero fueron los peregrinos que iban hacia Santiago los que la bautizaron con su nombre actual en honor de San Sebastián, mártir de Roma y patrono de los viajeros. Asentada sobre una bahía con forma de concha y en las dos márgenes de la desembocadura del río Urumea, está rodeada además por tres montes el Urgull, el Ulía y el Igueldo.
De su trayectoria histórica, sabemos que el primero en hablar de la ciudad es el rey Sancho Garcés III, el Mayor, quien en el año 1014, firma un diploma en el que San Sebastián aparece como una donación a la abadía de Leyre. Pero será en 1180 cuando el rey Sancho VI, el Sabio, le conceda Carta Puebla y Fueros (el Fuero de Estella) y con ellos llegaron el comercio y el desarrollo económico de la mano de los gascones.
Durante un tiempo volverá a caer en la oscuridad y será ya en pleno Renacimiento, en el año 1450 con el rey Juan II, cuando comience a construirse el puerto. A partir de este momento la importancia y los títulos van llegando poco a poco.
En 1522 Carlos V le concede el título de Noble y Leal Villa que se vería incrementado con otro apelativo más tras la firma de la Paz de los Pirineos en la Isla de los Faisanes en el año 1662 bajo el reinado de Felipe IV.
Volvemos a tener noticias de esta ciudad en 1813, al final de la Guerra de la Independencia, tristes noticias en esta ocasión, ya que fue incendiada por las tropas inglesas del Duque de Wellington tras la expulsión de los franceses. En recuerdo de aquella tragedia queda una calle en la ciudad llamada 31 de agosto.
Las guerras carlistas también dejaron destrucción y tristeza en la ciudad. San Sebastián renacería finalmente con el derribo de sus murallas y conocería su mayor esplendor durante el siglo XIX, a raíz de la moda de baños de mar impulsada por la Regente Mª. Cristina de Habsburgo-Lorena. Así, al casco viejo escondido al pie del fuerte y contra el puerto, se le añadió un barrio nuevo a lo largo de la playa de la Concha.
Monumentalmente, recomendamos la visita al célebre Museo de San Telmo ubicado en un antiguo convento que conserva un bello claustro herreriano.
Construida en el siglo XVIII sobre unas ruinas románicas, se encuentra la Basílica de Santa María, donde conservan a la patrona de la ciudad, La Virgen del Coro. Cerca de ella puede contemplarse el edificio más antiguo de la ciudad, una construcción de estilo gótico del siglo XV, que fue templo y fortaleza, la iglesia de San Vicente.
Dentro de la arquitectura civil, no conviene pasar por alto el edificio del Ayuntamiento, uno de los más hermosos de España, rodeado de tamarindos, el árbol donostiarra por excelencia.
A pesar de todo, los mejores exponentes artísticos se deben a finales del siglo XIX y principios del XX, momento en el que se desarrolla una arquitectura ecléctica entre clásica y regionalista, que combina a veces con elementos del Modernismo, como pueden apreciarse en el Teatro Victoria Eugenia, el hotel María Cristina, los puentes sobre el Urumea, y el palacio y parque de Miramar. Sin embargo, de todo su patrimonio artístico, el edificio más conocido es además el más reciente, el Kursaal, obra del arquitecto Rafael Moneo y dedicado a Palacio de Congresos y Auditorio.

Estas tierras están llenas de historia. En ellas nacieron y vivieron personajes ilustres, poetas, hidalgos, militares y religiosos que le dieron fama a la comarca.
Existe un documento de los monjes de Meira con fecha del 3 de diciembre de 1254, dándole por el abad Hemerico carta de la población a la Granja de Vilarente a favor de 54 vecinos de la misma y señalando los tributos que tenían que pagar, eligiendo el ayuntamiento siete vecinos del mismo y, entre ellos, el abad escogería uno para alcalde.

La Sierra Tejera y Sierra Gamoneda es algo digno de ver y merece la pena darse una vuelta por la misma, eso sí, mejor llevar merienda y así el disfrute será total. Buena agua en la fuente de la Urz y en la del prado Foxo, en la zona entre Requejo, Padornelo y La Tejera; en plena Sierra Gamoneda. Y la mejor: en La Fuente del Gargalón.

Viloria no aparece documentada hasta el año 1028, aunque su existencia es anterior.
Para la historia Viloria nace a finales del siglo IX. Reinaba Alfonso III y estas partes de la antigua provincia romana de Tarragona habían cobrado un valor político-militar muy fuerte por las presiones que sobre ellas ejercían árabes, navarros y castelllanos. El conde Diego Rodríguez, fundador de Burgos en el año 884, recuperó Oca, sede episcopal y todo el territorio oeste de la actual Sierra de la Demanda y las fuentes del Tirón y Oja, estableciendo un nuevo campo militar cuyos bastiones eran Pancorbo, Cellorigo, Cerezo e Ibrillos. La acción militar fue acompañada de una colonización abundante fundándose entonces la mayoría de los pueblos que hoy existen y otros que han desaparecido como Olmillos.
Santo Domingo de la Calzada, nació en este pueblo el 12 de Mayo del 1019 y fue bautizado en la pila bautismal que aún se conserva en la iglesia. Su casa natal fue derruida hace poco.
A Santo Domingo de la Calzada se debe la reconstrucción de la calzada entre Nájera y Redecilla del Camino, que supuso el desvío del Camino de Santiago más hacía al Sur, haciéndolo subir a la Meseta por los Montes de Oca, donde actuó su discípulo San Juan de Ortega

Al principio este Municipio se llamó Valverde del Camino hasta que en los años finales de primer cuarto del siglo XX, cambió oficialmente su nombre por el de Valverde de la Virgen en homenaje a la que es Patrona de toda la Región Leonesa y cuya coronación solemne se estaba preparando en los años finales del reinado de D. Alfonso XIII,

Habitada desde épocas muy remotas, en los sedimentos del río Henares se siguen encontrando restos de los periodos Paleolítico y Neolítico. En la actualidad, en la provincia madrileña, el Dr. José María Bermúdez de Castro, codirector del Proyecto Atapuerca y uno de los mayores expertos mundiales en dentición humana, y su equipo siguen aportando descubrimientos de extraordinaria importancia para entender el pasado de nuestra especie.También se han encontrado restos de los pueblos prerromanos (íberos y celtas). Durante la época romana y durante el reinado visigodo, Madrid no tuvo apenas importancia. Los datos más dignos de crédito hablan del origen de la ciudad en el siglo IX, con la construcción de una muralla en la ribera del río Manzanares por iniciativa del emir Muhammad I.
En la Edad Media, fue reconquistada por Alfonso VI (1083), repoblada por gentes del norte y albergó distintas comunidades de judíos, cristianos y musulmanes. El primer fuero de Madrid data del año 1118. Era una sociedad agraria, que comenzaría su andadura urbana como testimonia el Fuero del rey Alfonso VIII en 1202. También se creó el Concejo, con cierta relevancia en la sociedad castellana. La ciudad tuvo gran actividad gracias al privilegio de ser municipio libre vinculado a la Corona. Estos privilegios fueron confirmados en los años 1123 y 1202. En el año 1301 las Cortes castellanas se reunieron en la Villa por primera vez.
En 1383, Juan I hizo una concesión de la Villa a León V de Armenia, revocada en el reinado de Enrique III. En el período de los monarcas Trastamara la ciudad fue especialmente protegida lo que le permitió superar las crisis de 1434, motivadas por unas terribles inundaciones,y la del año 1438.
Llegados a la Edad Moderna, durante el reinado de Carlos I, Madrid se unió al movimiento comunero. El día 15 de mayo de 1521 el ejército real tomó la villa. El cambio de monarca supuso un acontecimiento importante para la ciudad ya que en 1528 el heredero al trono, que reinaría como Felipe II, prestó juramento en ella. Este monarca trasladó la corte a la ciudad en 1561, convirtiéndola en capital del Estado y en foco de atracción de variopintos personajes que convirtieron a la ciudad en un lugar muy peculiar, reflejado en la literatura del siglo XVII. A pesar de haber nacido en Madrid, en el año 1601, debido a las opiniones del duque de Lerma, el monarca ordenó el traslado de la capital a Valladolid. Madrid recuperaría la capitalidad en 1606.
En el siglo XVIII, durante la guerra de Sucesión, Madrid apoyó incondicionalmente la candidatura de Felipe V de Borbón.Terminada la guerra, los borbones realizaron grandes reformas y construcciones en la ciudad, como el Palacio Real (1738-60) y la urbanización de la capital. Pero sería el reinado de Carlos III, ejemplo acabado del sistema político europeo conocido como Despotismo Ilustrado, quien más y mejor trabajaría por la grandeza de la ciudad, como queda reflejado en el título por el cual ha pasado a la Historia : «mejor alcalde de Madrid». A él se le deben, entre otras obras, la edificación de La Real Casa de la Aduana, el Museo del Prado y la apertura del Paseo del Prado.
El siglo XIX trae a la ciudad sufrimientos sin cuento ya que el dos de mayo de 1808, el pueblo de Madrid se alza contra la invasión napoleónica y da inicio a la guerra de la Independencia. Durante el breve «reinado» del francés José I, la ciudad tuvo que vivir momentos realmente apurados como la hambruna del año 1812.
La guerra de la Independencia transformó el país, contribuyendo a la entrada de las nuevas ideas políticas y filosóficas europeas propiciando la aparición de una nueva sociedad burguesa y liberal.
El siglo XIX, sobre todo el movimiento Romántico, convirtió a Madrid en una ciudad romántica con sus cafés, teatros, fondas, partidos políticos y periódicos. Este período sin embargo, también le hizo vivir violentos episodios revolucionarios.
Otro acontecimiento decisivo para la ciudad es la inauguración de la primera línea de tranvía en el año 1871.
Los últimos años del siglo XIX y los albores del siguiente siglo estuvieron plagados de sucesos sangrientos debido a la agitación política por la que estaba atravesando el país. La calle del Turco sería testigo en 1870 del asesinato de General Juan Prim, político liberal y uno de los personajes más influyentes de su época.
El siglo XX se estrena con un atentado de la organización anarquista «Mano Negra» dirigido contra el joven rey Alfonso XIII, el mismo día de su boda.
Además de hacer frente a los atentados contra las principales figuras políticas, la ciudad se vió convulsionada por los acontecimientos políticos en Europa : Iª Guerra Mundial. Aunque España no participó directamente en la contienda, el clima político alcanzó muchos grados de temperatura, lo cual se tradujo en la calle; los españoles tomaron postura ideológica y las tertulias en los cafés fueron un excelente termómetro de la situación al registrar los enfrentamientos dialécticos entre los «germanófilos» y los «aliadófilos».
El año 1919 dará un pequeño respiro a la ciudad con la inauguración del primer tramo del metropolitano. De esta época son también algunas notables edificaciones en la Gran Vía y en la calle Alcalá. En 1930 la ciudad llega a tener un millón de habitantes. A partir de este año y transcurrida la Guerra Civil, el aspecto de la ciudad no experimentó grandes transformaciones. Será en la etapa de los años 50 y 60 de la Dictadura Franquista, cuando Madrid experimente una extrordinaria expansión.
Con la llegada de la Transición Democrática, la Constitución democrática de 1978 le confirmaría como capital de la Nación. En la actualidad, a pesar de las incomodidades inherentes a toda gran capital, sigue siendo una ciudad muy hermosa y un referente político, social y cultural de primer orden.

La riqueza de estas tierras y su situación defensiva privilegiada han propiciado el establecimiento humano desde tiempos prehistóricos. Se han hallado en el territorio de Carral diversos restos de construcciones prehistóricas, siendo los Castros los más destacados y numerosos a lo largo de todo el Ayuntamiento.
Su historia ha estado marcada por ser un lugar de paso entre la ciudad de A Coruña y Santiago. Carral surgió como un pequeño núcleo para el descanso y aprovisionamiento de los carruajes y carrilanas que hacían este camino, de estas carrilanas surgirá el nombre de la población, Carral.
A mediados del siglo XIII Fernando III le concedió a la villa el título de Moi Leal por la valentía de sus habitantes al enfrentarse al intento de ocupación árabe. Dos siglos más tarde, en el año 1497, los Reyes Católicos le otorgan la Carta de Puebla Real, librándose así del dominio del señorío de Santiago.
Uno de los hechos más importantes de la historia de Carral tuvo lugar en 1846 cuando en su lucha por la libertad de Galicia, el coronel Miguel Solís, contrario al gobierno de Isabel II, se alzó contra el presidente Narváez. Esta lucha, conocida como la Batalla de Cacheiras, acabó con el apresamiento de Solís y sus oficiales, que fueron juzgados y condenados a muerte en Carral. En el año 1856 las Cortes les otorgaron la Cruz del Valor y la Constancia, pero no fue hasta 1904 cuando se inauguró el monumento en memoria a Los Mártires de Carral.

Cultura:

Sobre el término «Orgaz» existen diversas etimologías sin que ninguna nos ofrezca plenas garantías. Para Jiménez de Gregorio, uno de los significados podría ser el de ‘fértil’ o ‘abundante’, que parte de la base celta «olca» (campo fecundo). Por otro lado Albaigés, afirma que Orgaz tiene origen vasco, siendo una variante de orbaiz, (madroñal). Otras hipótesis indican raíces prerromanas (orc o urc).
También esta villa pudo ser la antigua Barnices mencionada por Ptolomeo en la Carpetania.
Lo localidad perteneció al condado de Orgaz, incorporado actualmente a la casa de Alba, cuyo título se dice que lo obtuvo El Cid al desposarse en Burgos con doña Jimena. Aparece por primera vez en un escrito de 1183 el puerto de Orgaz, como consecuencia de un acuerdo entre el arzobispo de Toledo, don Gonzalo Pétrez, y el maestre de la orden de Calatrava, don Nuño Pérez de Quiñones.
Por antigüedad en la comarca, el señorío de Orgaz sigue al de Toledo. Alfonso X dio a Ruy Gutiérrez de Toledo el señorío de la villa. Los antiguos moradores de estas tierras se dedicaron simultáneamente al laboreo de sus tierras y al manejo de las armas para defender su territorio ante Roma. Ante el avance del Islam emigraron a otras comarcas, quedando la villa desmantelada

Esta localidad aparece mencionada en el año 1111, en el Cartulario del Monasterio de Santillana del Mar. A finales de la Edad Media, debió existir cierta dependencia señorial, pues aparecen en esta localidad vasallos de los condes de Castañeda. Esta localidad formó parte del primer ayuntamiento constitucional de Val de San Vicente, durante el Trienio Liberal; en 1835 pasó a formar parte del de Herrerías.

Sus primeros pobladores se remontan al Paleolítico Inferior y al Neolítico. Buena prueba de ello son los yacimientos del Rostrío.
Los primeros documentos históricos sobre esta zona datan del siglo XI. Los documentos de la Abadía de Santillana hacen referencia a Santa Cruz en algunas ocasiones.
Durante el siglo XVII, Santa Cruz forma parte de la Abadía de Santander. El siglo XIX le otorga su independencia y forma el ayuntamiento de Santa María de Bezana.
En el siglo XX, con la aparición del turismo, desencadena la mejora de las infraestructuras y del sector servicios, lo que consolida a esta población como un importante centro turístico.

Los hallazgos arqueológicos permiten saber que los primeros pobladores de la zona se asentaron en los alrededores del actual emplazamiento del castillo de La Mota, y pertenecen a la Edad del Hierro.
Durante la segunda mitad del siglo XI La Mota se convierte en un núcleo poblacional, encrucijada de caminos, superadas las barreras físicas del río Zapardiel y su afluente el Adajuela. A través de la sucesiva edificiación de tres recintos amurallados y caminos entre estos enclaves, se afianza la estabilidad del núcleo urbano, que ocupaba un territorio prácticamente idéntico al actual.
Los siglos XV y XVI son la época de mayor prosperidad para la Villa, tanto por su prosperidad económica (la celebración de sus famosas Ferias) como por su intervención en la esfera política. Los Reyes Católicos la favorecen sistemáticamente haciendo de ella una de las ciudades más importantes del momento.
El declive en el comercio de la lana, de las ferias en general y el cese del favor de la Corona llevan al decaimiento a la ciudad. De este modo, se llega a una situación límite que culmina en 1843, cuando Medina pierde la categoría de cabeza de partido judicial.
La implantación del ferrocarril, la reactivación del cuartel militar y el establecimiento del balneario en el paraje de las Salinas contribuyen a relanzar de nuevo a Medina. Su naciente industria comienza su transformación entre 1871 y 1912 y se consolida entre 1913 y 1922. La crisis volvería a estar presente en la ciudad desde 1932 hasta los años sesenta.
La mejora en la urbanización y servicios públicos supone la destrucción de la mayor parte de su patrimonio artístico. Como casi siempre, mejoran las infraestructuras, pero la Historia y sus manifestaciones salen perdiendo.
En la actualidad, Medina del Campo es el núcleo de población más importante tanto a nivel funcional como jerárquico de toda la provincia, excepción hecha de la capital.

Cultura

Con independencia de lo que ofrece esta localidad, muy cerca y a la izquierda, siguiendo la carretera, queda el castro de Castillón, lugar por donde se documenta el cruce de dos vías romanas: la que unía Braga con Lucus y la que desde el Castro Dactonium seguía hacia Belesar, y, donde se encontraron restos arqueológicos que hacen referencia al asentamiento de un campamento romano, e incluso de una ciudad no pequeña.
La iglesia de Santiago de Castillón alberga una hermosa talla de Santiago Peregrino. La fachada presenta el emblema heráldico del Hospital Real de Santiago, un símbolo que aparece en el dintel de la puerta lateral sur. Emblema que también aparece en la fachada principal de la iglesia de San Vicente de Castillón, muy próxima a ésta, levantadas en el castro de Castillón. Es curiosa su torre, exenta, que según indican los historiadores, ocupó el lugar de otra anterior, seguramente románica.
Pasar por las tierras de Pantón es obligada la referencia a sus numerosas iglesias románicas, restos de monasterios, como el de las Bernardas o San Miguel de Eiré, que se apartan un poco del camino.

Sobre sus orígenes es poco lo que se sabe con certeza, pero su asentamiento, sobre una fértil vega a orillas del mar, nos lleva a suponer con cierta seguridad que su fundación y habitación continuada serían tempranas. Las primeras noticias históricas datan de la Edad Media, más concretamente del año 1237, cuando el rey Fernando III el Santo le concede el Fuero de San Sebastián y en su escudo comienza a figurar una ballena, indicio seguro de su importancia como pueblo marinero. Un documento del año 1878 nos da noticia de su participación en la pesca de la ballena.
No obstante, a finales del siglo XIX, Zarautz destacaba en un aspecto bien distinto, su inclusión en la vida galante, desde su elección por la reina Isabel II como residencia oficial de veraneo. Esta regia predilección hizo famosa a su playa, una de las más bellas del Cantábrico, inmortalizada por las acuarelas de Iñaki García Ergúin.
Pero Zarautz es mucho más que una ciudad playera. Sus monumentos, tanto religiosos como civiles bien merecen una visita por sí mismos. Entre ellos destaca la iglesia de Santa María la Real, gótica y con una original torre adosada que lleva a pensar en su origen como fortaleza para defender a la población de los continuos ataques de los banderizos que asolaron durante largo tiempo los contornos. Junto a ella el palacio del Marqués de Narros y las torres de Lucea y Motza.
Igualmente obligada es la visita al Ayuntamiento, situado en el Palacio de Portu. Y también al Palacio de Makazaga en plena Plaza Mayor.
Célebres hijos de Zarautz son el escultor Jorge Oteiza y el maestro compositor Francisco Escudero.

Parece ser que el nombre de esta localidad pudiera tener su origen en los descendientes del fundador del reino de Taifas en Sevilla, Abul Kasin o Abad I, fundador de la dinastía de los Abaditas. Más creíble es el origen de su nombre por su lejana pertenencia a las abadías de Meira o Lourenzá.
La influencia romana es evidente en los pedregales auríferos, consecuencia de la explotación continuada de las minas de oro. El término municipal de Abadín formó parte de una jurisdicción en la que figuraban lo señoríos de Baroncelle, Costa do Monte y Vilarente. En 1254 el abad del monasterio de Meira otorga una carta-puebla a favor de 54 pobladores de la granja de Vilarente, origen del actual ayuntamiento. Hacia 1500 sobresale por su importancia la familia Luaces, a uno de cuyos miembros le fue concedida carta de nobleza en 1515. Luis Luaces compró al cabildo de Mondoñedo el coto de Abadín con su jurisdicción civil y criminal, con señorío de soga y cuchillo.
Vestigios arqueológicos de esta localidad, que deben ser visitados son: La Mámoa de Romariz y los castros de Os Castros, Terraxis, Abeledo y Romariz.

Los antiguos pobladores dejaron sus huella en A Gudiña como lo demuestra los castros hallados en el paraje de la Ribera y en A Barxa.
Riegan el municipio varios ríos de escaso caudal, aunque en invierno, aumentan notablemente su volumen debido a las intensas lluvias y nevadas: A Ribeira, A Veiga, O Mente, Parada, Pereira, Ribeiriña,y Carracedo. Tomando la carretera hacia Vilariño de Conso, puede contemplarse el embalse de As Portas. Con tanta agua no es difícil imaginar la fertilidad de la tierra de cultivo que produce hortalizas de gran calidad, patatas, pimientos, lechugas, tomates, etc.Los montes están poblados de castaños, pinos, y brezales, habitados por conejos, liebres, tejones, lobos, jabalíes, perdices, codornices, además de varias especies de reptiles.

La Iglesia románica de San Pelagio de Diomondi fue un monasterio dúplice, según consta en documentos con fecha desde 954 referentes a donaciones, que indistintamente aluden a monjas y frailes. Mientras que las escrituras entre los siglos X al XIII reflejan que fue el monasterio de las tierras de Lemos que más prerrogativas disfrutó. Estuvo muy unido a la casa episcopal de Lugo desde los tiempos de Odario, utilizándolo los obispos como residencia de verano, luego usado como casa rectoral, conserva fragmentos de varias épocas. Fue declarado monumento nacional en 1931. En 1164 ya tiene como patrón a San Pelayo.
La iglesia es un magnífico ejemplar del románico compostelano. En la parte norte está adosado el edificio conventual. La fachada principal de gran riqueza, presenta a los lados unos arcos ciegos que parecen indicar la existencia de tres naves en el interior, lo que no acontece. La puerta principal abocinada, presenta cuatro arquivoltas de toro, sobre fustes lisos de mármol del país, con capiteles historiados. El tímpano es liso y en su parte interior se lee: ERA CCVIII HOC LIMEN SITVM EST. Indicando que este dintel se colocó en 1170.

En el diario de un peregrino alemán del siglo XV, Villamayor Del Río quedo plasmado como un lugar a destacar en el camino.
Además el pueblo contó con un hospital de peregrinos.
Lugar perteneciente al partido de Santo Domingo de la Calzada, con jurisdicción de señorío ejercida por el duque de Frías que nombraba su alcalde pedáneo.
A la caida del Antiguo Régimen se constituye en municipio , en el Partido de Belorado perteneciente a la región de Castilla la Vieja, que en el Censo de 1842 contaba con 14 hogares y 47 vecinos. Este municipio desaparece incorporándose al de Fresneña.

Unos restos nos recuerdan que existió un antiguo hospital

Aún no está claro de dónde procede el topónimo de Villalón de Campos. Tal fuera habitado en época romana, aunque no es hasta la Edad Media cuando se le conoce por su carácter marcadamente mercantil y ferial, y por su famoso Fuero de Villalón. Así, Fernando III el Santo concede a la villa poder celebrar feria todos los sábados del año.
En el siglo XV, durante el reinado de Juan II, pasó a ser señorío del conde de Benavente y, en 1486, los Reyes Católicos le autorizaron a celebrar las primeras ferias anuales como venían haciendo Medina de Rioseco y Medina del Campo. Este privilegio enfureció a sus rivales, hecho que llevó a los monarcas a derogarlo; sin embargo la influencia del todopoderoso Conde de Benavente, que favoreció la instalación de los mercaderes más influyentes y poderosos en su señorío, dejó en tablas la situación, que se resolvería durante el reinado de Dña. Juana y su esposo, en 1506, al fallar a favor de Villalón. Hay que señalar que no todas la ferias fueron afortunadas, ya que la desarrollada en 1521 fue desastrosa y llevó a la ruina a muchos de los vecinos. Sin embargo, estos castellanos, acostumbrados a luchar contra todo tipo de dificultades, habían superado este percance como atestigua un documento del año 1523 en el que vemos al Concejo establecer nuevos impuestos para acometer unas importantes reformas urbanísticas.

A principios del siglo XVI, en época de Carlos V, el Concejo levantó el rollo en la Plaza Mayor, símbolo de la riqueza alcanzada por la villa.

Su importancia como núcleo mercantil durará un siglo más, hasta que a principios del XVII, la suspensión de pagos del Estado acabe con las ferias.

Durante la Edad Media la mayoría de los municipios que componen la comarca pertenecieron al antiguo Condado de Trastamara.
El Castillo de Mesía, construido en el siglo XII, es un claro ejemplo del discurrir de la historia. En el año 1467 perteneció a Gómez Pérez da Mariñas, fue destruido en la revuelta irmandiña. Tras quedar abandonado se hace con él arzobispo Alonso de Fonseca. Los caballeros gallegos, coaligados, derrotaron en la batalla de Altamira a las fuerzas episcopales y tomaron el castillo. Posteriormente volvió a pertenecer a Mitra que en el 1523 aún estaba en su pacífica posesión.
Ordes pasa a ser capital del partido judicial de su nombre tras la reforma llevada a cabo con la publicación del R.D. del 21 de abril de 1834. Esta situación se mantiene hasta el decreto 3388/1965 del 11 de noviembre, que disuelve el partido judicial, pasando a formar parte del partido judicial de Santiago. En la actualidad con la nueva ley 38/1988, del 28 de diciembre, vuelve a ser reubicado el partido judicial de Ordes, que tiene a Ordes por capital,

Las primeras referencias de Sant Genís provienen del siglo XIII y hacen referencia a una iglesia que posteriormente, el siglo XVIII, sería reformada.

Hay dos Peralvillo, alto y bajo, formados por dos caseríos. Ambos están agregados al término de Miguelturra. Peralvillo es célebre, porque en él, la Santa Hermandad Real y Vieja de Ciudad Real ahorcaba a los criminales, y para mayor afrenta los asaeteaba después, dejándolos luego insepultos.

La villa chantadina. Casco histórico y paseo de la Alameda. Una de las referencias documentales más antiguas sobre estas tierras de Chantada, data de 1208 por parte del rey Alfonso IX, con una donación al monasterio de San Salvador o Convento.
Chantada fue creciendo por encontrarse en un punto donde confluían varios caminos. Fue convirtiéndose en un importante lugar de la ruta que venía por Valdeorras a Santiago. Las ferias aparecen, al menos, desde Fernando III y sus pesos y medidas se extendían hasta las tierras de Pantón. La villa de Chantada carece de monumentos antiguos destacables. Si bien su municipio está salpicado de numerosas iglesias románicas.

Su término estuvo habitado desde antiguo, como demuestra que aquí se localice el yacimiento prehistórico de La Pica, donde hay vestigios del Paleolítico, incluido arte parietal. Esta localidad aparece mencionada documentalmente hacia el año 1000. En la Edad Media formó parte de la Merindad de las Asturias de Santillana. A finales de la época medieval, pasó a depender de la Casa de la Vega. Ya desde el siglo XII, se desarrolló en este territorio numerosas ferrerías o lugares donde se trataba el mineral de hierro, de donde nace el nombre con el que es conocido el municipio. De todas ellas, la más destacada fue precisamente la de Cades, mencionada en el Catastro de Ensenada (1752).En la ferrería de Cades se obtenían lingotes de hierro a partir del mineral, sin fundirlo por entero. Sufrió abandono durante la segunda mitad del siglo XIX y, después de ser restaurada en el año 2000, fue convertida en un centro de interpretación.
Cades, junto con Casamaría, Camijanes y Rábago, formó parte del primer ayuntamiento constitucional de Herrerías, durante el Trienio Liberal.

El monasterio de Santa María La Real de Obona, fue fundado según un discutido documento original desaparecido en el S.XVII por el príncipe Adelgaster (hijo bastardo del rey Don Silo) y su mujer doña Brunilde el 17 de enero de 780. Obona fue un centro cultural y económico de primer orden, los monjes perfeccionaro las técnicas agrícolas y ganaderas, y en sus aulas se impartieron clases de latín, filosofía y teología.
La iglesia es grande y sobria, se construyó en el siglo XIII siguiendo las severas concepciones de la orden del Cister.
Tiene tres naves, la central más alta y ancha reposada sobre columnas, tres ábsides circulares precedidos de arco de triunfo, portada principal de arquitectura románica.
Magnífico Cristo románico EL SANTO CRISTO DE OBONA talla llena de ternura y equilibrio. Las dependencias y el claustro se construyeron en el S. XVIII aunque no se terminaron. Aquí se encuentra la más antigua referencia a la sidra, en un documento de la época se hacia constar que los siervos deberían recibir «sicere si potest ese», sidra si fuese posible.
Este cenobio fue un hito importantísimo en la ruta jacobea, aquí recibían auxilio los peregrinos, incluso el rey Alfonso IX, el que otorgó la carta puebla a Tineo en 1214, despachaba y firmaba documentos en este monasterio, como en el que amenazaba a todo aquel que osara desviar a los peregrinos a Santiago de su pola de Tineo y Obona.
Obona, Oubona, Aubona, Agua-buena son nombres etimológicos referidos al valle. Aquí se encuentra la fuente del Matoxo, que adquirió fama gracias al ilustre pensador y teólogo, fray Benito Jerónimo Feijoo Montenegro, que solía pasar largas temporadas de descanso en este monasterio, habiéndose prendado de las excelencias de esta agua hasta tal punto que se la hacía llevar a Oviedo. Todavía este manantial se le denomina Fuente de Feijoo.

El principio de su andadura fue la existencia de un castillo en las márgenes del río Duero, junto a la embocadura del Trabancos, siendo sus primeros nombres «Castro-Benavente» y, más antiguamente, «Toro el Chico» y «La Gran Florida del Duero». Según dice un cronista nada de ésto sería cierto, sino que la población tomó el nombre de un alcaide del castillo, D. Castro de Nuño, hasta llegar a su forma actual. La fecha que más manejan los historiadores como fecha fundacional sería el período 866 a 910, durante el reinado de Alfonso III de León a cuyo reino pertenecía en esta época de batallas de reconquista contra los musulmanes.
Para otros historiadores su origen era romano. El emplazamiento de esta época estaría en lo alto del cerro, bien comunicado y de fácil defensa. Durante la Edad Media fue plaza fuerte, defendiendo el villorrio existente sobre el alto de la Muela, en torno del castillo.
Que existía en el siglo XI, es más que probado ya que el monarca castellano Alfonso X El Sabio, dice que, cuando Sancho II de Castilla pensaba despojar a su hermana Dña. Urraca, de la ciudad de Zamora en el año 1.072, se detuvo a pernoctar una noche en Castronuño.
Nuño Pérez, alférez mayor de Alfonso VII, la reedificó a mediados del siglo XII. Es alférez se vió ayudado en su obra por caballeros y prebendados.
Alfonso VII le concedió fueros en el año 1.152. Durante el reinado de Pedro I de Castilla (1.358-1.369) el nombre de Castronuño aparece citado en la Crónica del rey.
El monarca Juan I (1.379-1.390) estuvo en la villa el 19 de Mayo de 1.382, cuando, procedente de Portugal, iba a Medina del Campo para apoyar al Papa Clemente VII durante el Cisma.
Durante el reinado del monarca castellano Juan II (1.406-1454) Castronuño se vió envuelto en las intrigas políticas entre este rey, su valido D. Álvaro de Luna y sus enemigos.
Durante el reinado de Enrique IV, el alcaide Pedro de Mendaña, con fama de tirano, oprimía a toda la comarca. Según las crónicas, las ciudades de Burgos, Salamanca, Ávila, Valladolid, Medina, y otras se tenían que pagar tributo, como única medida de librar a sus territorios de aquel tirano. Será durante el reinado de Enrique IV (1.454-1474), y sus tres siguientes sucesores, cuando Castronuño alcance el período más floreciente de su historia.
Tras el inesperado fallecimiento del heredero, el rey Enrique IV y su hermana Isabel firman el pacto de Los Toros de Guisando, celebrado tras la conferencia de Castronuño durante el mes de agosto de 1488. La acusación del monarca a su hermana del incumplimiento del pacto, por contraer matrimonio con Fernando de Aragón, sin contar con su consentimiento, invalida los acuerdos de Guisando y estalla la guerra dinástica. El caos en Castilla fue mayor que nunca, y no dejó de crecer hasta el final del reinado.
En la lucha de los contendientes por contar con partidarios, numerosas ciudades se verán envueltas en la disputa real. Castronuño, Toro y Zamora apoyaban al rey Enrique.Castronuño se vería sitiada por las fuerzas de Isabel, al mando del Duque de Villahermosa.
A pesar de la bravura de los vecinos y del arrojo del alcaide y sus huestes, la villa fue tomada. El alcaide y el futuro rey Fernando negociaron la desaparación de Mendaña en Portugal. Los vecinos se sintieron traicionados y derribaron las murallas para evitar en lo sucesivo episodios tan vergonzosos.

Es uno de los núcleos de población más antiguos de la provincia. Su topónimo indica la antigüedad de la población que puede remontarse a finales del siglo XII, ya aparece en el año 1250 en uno de los primeros documentos que sobre los lugares del Obispado de Ávila se conservan, que es la consignación de rentas ordenada por el cardenal Gil Torres a la iglesia y Obispado de Ávila
Villa perteneciente al señorío del Duque de Abrante con la importancia que derivan de los despoblados que comprendía Minguieches, Santiago Muñomez, Santiago Quemadilla y Bohodoncillo
Bohodón cuenta con historia, con ricas y variadas tradiciones que conserva como sagrado legado de épocas pasadas, cuenta con gentes amables, nobles, sencilla y trabajadores, recias y austeras, forjados en el tesón y el esfuerzo de estas tierras morañegas.
Hace unos años, el paisaje frecuentaba extensas manchas verdes, que correspondían a pinares de los que se extraían grandes cantidades de resina. Hoy ya son esporádicos. Estos pinares se empezaron a talar, para conseguir terreno apto para la siembra de remolacha, girasol o cereales.

Orio, su elegancia señorial y aristocrática es lo primero que nos impacta aún a lo lejos. Muchas de sus casas blasonadas y su iglesia de San Nicolás del siglo XVI nos hablan de su larga trayectoria histórica.
Hoy día Orio es un pueblo pesquero en una ría y debe su fama internacional a su trainera.
Como no podía ser por menos, la patrona de la ciudad también es marinera: La Virgen del Socorro, que según cuentan los pescadores, fue rescatada del mar. Para evitarla nuevos peligros la tienen amorosamente guardada en la Ermita de San Juan.

Como el resto de la comarca, Martiñán presenta un carácter eminentemente rural con numerosos terrenos dedicados a pastizales para abastecer las necesidades de alimentación de su amplia cabaña bovina.

Son interesantes los restos arqueológicos del Castro de Cabanca, en Casteliños, que han dejado constancia de la ocupación humana de estas tierras desde la antigüedad.
La depresión tectónica está avenada por el río Támega, que discurre hacia el sur, por ser afluente del río Duero, y baña las tierras meridionales del municipio. Completan la red fluvial numerosos ríos, el más importante de los cuales es el Camba, que está represado en el embalse das Portas.

Belorado se ubica al este de la provincia de Burgos, próximo a La Rioja en las estribaciones de la Sierra de la Demanda.
Su origen es celta como demuestran los restos arqueológicos y epigráficos encontrados.
El apogeo económico de Belorado fue temprano porque era cruce de caminos entre el valle agrícola y la sierra ganadera, por influencia del Camino de Santiago y porque estaba entre reinos distintos (Castilla y Navarra) que favorecían a la villa para atraerla.
En el siglo X, el primer conde castellano independiente, como agradecimiento a que en Belorado le libraron de los hierros con que le tenía preso el Rey de Navarra, concedió a la villa el privilegio de celebrar mercado los lunes, costumbre que anima todavía la Plaza Mayor.
Cuando a principios del siglo XI Sancho III el Mayor de Navarra modificó el trazado del Camino de Santiago, desde Nájera hasta Santo Domingo de la Calzada y Belorado, nuestra villa alcanzará momentos de esplendor.
Debemos hacer mención a la importancia que tuvo la judería de esta localidad, que se desarrolló durante los siglos XI al XV. Incluso en algunas épocas gozó del privilegio real de no pagar impuestos en las arcas reales.
En 1116, Alfonso I el Batallador (rey navarro-aragonés), le concedió el fuero y entre los privilegios que recoge, le permite celebrar una feria que es la más antigua documentada en la historia de España.
Su significado como punto importante queda patente en el Códice Calixtino donde Americ Picaud la menciona con el nombre de Belforatus o «hermoso agujero».
El carácter comercial de la villa se vio reforzado tras la concesión en 1128 por Alfonso VII de Castilla de una aduana para las mercancías procedentes de Aragón y Cataluña.
Su desarrollo fue en aumento y a principios del siglo XIII, en el reinado de Alfonso VIII, por privilegio real pudo el Concejo de la Villa usar sello que legitimara sus documentos. Por su importancia en las peregrinaciones quedan en el sello concejil una torre y una estrella símbolo de Compostela, meta de los peregrinos, incluso la inscripción es alusiva: “Señor muéstrame tus caminos”.
Su apogeo pervivió a lo largo del siglo XIII, potenciado especialmente por Alfonso X el Sabio que en sus estancias en la Villa le hizo importantes donaciones, y parte del siglo XIV en que Pedro I el Cruel agradeció a sus moradores el apoyo en las guerras fratricidas; tras su muerte, la nueva dinastía castigó a la Villa que perdió su carácter de realengo y se castigó especialmente a la judería a quien fue agravando con impuestos y trabajos cada vez más humillantes, provocando con su diáspora la decadencia de Belorado.
Los Reyes Católicos con su decreto de expulsión acabaron de arruinarla.
En la Edad Moderna, Belorado perteneció al Señorío de los Condestables de Castilla contando con importantes familias nobiliarias, de hecho se pueden contemplar algunas casas con escudos de gran calidad estética.

Beliforanos de gran relevancia:
Simón Ruiz Embito (1525-1597): financiero entre cuyos clientes se contaba Felipe II. Su archivo es de gran importancia ya que recoge incluso datos sobre acontecimientos políticos del siglo XVI en España.
Hipólito Ruiz López (1754-1816): farmacéutico y botánico. Director de la Expedición Botánica al Virreinato del Perú trajo consigo la quina que tanto proporcionó a la medicina de la época y un gran número de plantas más. Escribió el libro “Quinología o tratado del árbol de la Quina”.
Raimundo de Miguel y Navas (1816-1878): catedrático español de Retórica y Poética. Escribió el “Nuevo Diccionario Latino-español etimológico” (1867).
Feliciano Manuel Vitores: natural de Belorado. Empresario audaz Gracias a él se realizó la primera película sonora del celuloide patrio.

Es una diminuta localidad, una más de las muchas que salpican toda la zona, con vocación ganadera y agrícola.
Su antigua escuela ha sido reconvertida en albergue de peregrinos. En este lugar se encuentra la parroquia de Santa María.

Se sabe que en el periodo neolítico ya había asentamientos humanos en lo que entonces era una isla junto al río Sequillo, rodeada por inmensos bosques.
Durante la dominación romana (siglos III y IV), Rioseco aparece ya citada como la «forum egurrorum»(la plaza de los mercados).
Durante la Alta Edad Media (IX y X) Alfonso III el Magno, rey de Asturias y dueño de todas las tierras situadas al norte del Duero, ordena la repoblación de estos territorios, denominados «Campos Góticos».
A finales del siglo XIV,el rey Juan I concede a la población tener un escudo y le otorga los títulos de «Muy noble y Leal».
A pesar de estar asentada en plena submeseta norte, el 19 de Abril de 1424 se convirtió en sede del almirantazgo del reino de Castilla por decisión de D. Alonso Enríquez, quien la había recibido en propiedad, tres años antes, de manos del rey Juan II, como reconocimiento por sus desvelos en favor de la Corona.
Durante la Edad Moderna, a mediados del siglo XVII, el Rey Felipe IV le concede el título de Ciudad y comienza la construcción de un canal que pretender unir las parameras riosecanas con el mar.
Llegados al siglo XIX, La Guerra de la Independencia va a llevar la muerte y el hambre a estas tierras. La fecha más trágica para Rioseco sería el infausto día 14 de Julio de 1808, cuando, en el teso de El Moclín, las tropas francesas vencen a las españolas y toman la ciudad, que tuvo que presenciar las matanzas por las calles, el robo de los tesoros religiosos, el saqueo a las casas, el incendio de las iglesias, …
Los finales del siglo fueron mejores que los comienzos y, así, en Septiembre de 1884 se inauguraba la línea férrea Valladolid-Rioseco con la circulación del conocido como «tren burra».
En el siglo XX se desmantela el ferrocarril y desaparece buena parte del tejido industrial.

Los primeros indicios de asentamiento están estrechamente ligados con los primitivos caminos que discurrían por las colinas y valles de estas tierras e íntimamente vinculados desde el Neolítico a las necrópolis megalíticas.
Estos datos se deducen de la importancia de los restos de cámaras megalíticas en los límites municipales de Coral y Cambre. Es muy interesante la necrópolis de Culleredo, en el Monte das Arcas, que más tarde comunicaría con el Camino Inglés a Santiago en la localidad de Sigrás. También hay noticias de una mámoa (túmulo megalítico) en el castro de Gosende en la parroquia de Andeiro.
A pesar de todo, los restos más importantes de la prehistoria pertenecen a la Edad de Hierro (varios castros); además de los petroglifos en el impresionante castro de Sigrás, perteneciente a la Edad del Bronce Atlántico.
la importancia de la cultura castreña en esta zona le hace pervivir aún durante la dominación romana y hasta en plena época medieval. Tras la crisis ycaída del Imperio Romano y las sucesivas invasiones de los pueblos del Norte, se piensa que Cambre pudo ser habitada por el pueblo suevos, integrados inmediatamente en la cultura indígena.

El pueblo de Jorba se ha desarrollado a lo largo de la carretera N-II, al pie del Puig llamado de la Guardia, en la cima del cual estaba el castillo.
Las primeras noticias que tenemos de Jorba son del siglo X, momento en que el término quedaba dentro de los límites del castillo de Tous y de Montbui. Un siglo más tarde tenemos ya noticias del castillo. La baronía de Jorba es documentada en el siglo XII y pertenecía a Guerau de Jorba. Años después se incorporó a la casa de los Cardona.
Cuando hubo la Guerra de Juan II, el castillo de Jorba se puso al lado de la Generalitat. Cayó en manos de los realistas en el año 1475.
En el siglo XVIII, el señorío del pueblo y del término lo tenía la cuenta de Aranda, sucesor de los Rajadell, que tanto habían hecho para repoblar esta zona.
Una infraestructura importante, pero que nunca se ha llegado a construir, es el pantano de Jorba, que debía ser la solución para abastecer de agua Igualada y su zona inmediata. Esta obra tuvo su primer proyecto en 1880 y el último en 1973.
La economía de Jorba había sido siempre muy diversificada: molinos harineros y bataneros, agricultura, canteras, regadío para el consumo familiar, hostales en el camino real, etc. Esta diversificación ha continuado en cierto modo hasta nuestros días: canteras, fábricas de yeso, ladrilleras, etc

El término «Sonseca» pudiera derivarse de «som» o «somo», puesto que el caserío se alza sobre un árido altozano dominante, de ahí «altura seca», el término «somo» proviene del «summus» latino, que significa “el más alto».
De origen probablemente romano, fue poblado por visigodos y seguramente por mozárabes. Desde la Edad Media perteneció al señorío municipal de la ciudad, y vecinos y monasterios de Toledo tuvieron aquí numerosas propiedades, como el Monasterio de Santo Domingo el Real; hasta que en 1629 adquiere el título de Villa, tras endeudarse con importante cantidad, separándose de la jurisdicción municipal de Toledo, y fue así como pasó a la jurisdicción realenga. Al no poder hacer frente a dichos pagos, en el año 1640 los habitantes de la población concertaron la venta del señorío, jurisdicción y vallasaje con el portugués Duarte Fernández Acosta. Su hijo Álvaro tomaría posesión de la Villa en 1641. Durante estos siglos, y sobre todo en el siglo XVIII se desarrolló su industria textil, durante el s.XIX se instalaron los primeros obradores de mazapán, y en los años 50 del siglo XX el emprendedor empresario Antonio Moraleda dio lugar a la extendida industria del mueble de Sonseca, sectores industriales principales del desarrollo sonsecano.

El bello conjunto del Pazo e Iglesia, con una fuente a su carón, sugieren un descanso para poder contemplarlos detenidamente.
El Pazo, es conocido por Casa Fuerte de Camba o de los Churruchaos, ya que también perteneció a esta noble familia. En el año 832 se documenta que el rey Alfonso II “el Casto” concedió a San Salvador de Oviedo varias iglesias de esta comarca a efectos de pagar el censo eclesiástico, pero continuando bajo la autoridad del obispo de Lugo. Esta casa fortaleza cuenta con una torre e iglesia, hoy parroquia que data del siglo XII, pero sucesivas reformas conllevaron que se perdieran muchos de sus elementos románicos, como su portada que se transformó en barroca.
La Casa- Fortaleza, según se documenta, sirvió de cobijo para los peregrinos antes de seguir su camino.

Pendes aparece documentado desde la Baja Edad Media (1206). De un primer dominio del Monasterio de Santo Toribio de Liébana paso en la Baja Edad Media a ser de dominio solariego. Durante la Edad Moderna, Pendes fue población de señorío perteneciente al Duque del Infantado, quien administraba justicia en él. A partir del año 1836 y al formarse los municipios, Pendes quedó constituido en el municipio de Castro-Cillorigo, hasta fechas recientes en que dicho municipio paso a denominarse Cillorigo de Liébana.
Antiguamente, Pendes era más conocido como Concejo de Noval.

Es una aldea dedicada a la agricultura de autoconsumo y a la ganadería vacuna.

Era la Albocela del pueblo Vacceo, como se desprende de los escritos del historiador romano Tito Livio. Situada en lo alto de un altozano, domina el puente romano sobre el río Duero. Ya antes de la dominación romana contaba con un potente recinto fortificado.
Los hechos históricos más importantes en los que interviene la ciudad tuvieron lugar en el año 1476, en el marco de las luchas dinásticas por la Corona de Castilla entre la hija del rey Enrique IV, Juana La Beltraneja, y sus partidarios, contra la hermana del monarca catellano y sus seguidores.
En el año 1505 se promulgaron «Las leyes de Toro» que constituyen el precedente directo del derecho actual. Con ellas se eliminaron varios fueros relacionados con los mayorazgos.

La historia del pueblo cuenta que el pueblo viene de otro pueblo situado cerca del río Adaja dicho pueblo se llamaba Booncillo.
Los habitantes de ese pueblo se tuvieron que trasladar a la situación actual debido a una plaga de hormigas que se comia a los habitantes, las casas y cosechas el pueblo se le llamo Dichosillos pero todo el mundo le empezo a llamar Tiñosillos.

En el pequeño núcleo de Río podemos hacer una parada refrescándonos en su fuente y visitando los “pendellos”. Estos son sencillas costrucciones, abiertas, de piedra y cubiertas por tejas de arcilla, bajo los que se ponían a la venta los productos y ganado, guareciéndose de las inclemencias del tiempo.
Río llegó a ser capital municipal hasta 1876, dejando huella de la importancia que adquirió los grandes feriales, celebrados bajos los “pendellos”, que congregaran a muchas gentes más allá de la propia comarca.

Nacida como un asentamiento de pescadores, consiguió el Fuero de San Sebastián de manos del rey Alfonso VIII de Castilla en el año 1204, pero no sólo el Fuero, ya que fue este mismo rey quien la dotó de sus murallas.
La historia posterior no fue muy benigna con esta pequeña ciudad ya que a finales del siglo XVI, en 1597, sufrió un atroz incendio que destruyó gran parte de la villa.
En 1638 tuvo que presenciar el desarrollo de una batalla frente a sus costas entre la armada española y la francesa. Igualmente se vio envuelta en las guerras carlistas y en 1836 fue tomada e incendiada por los absolutistas, a pesar de tantos reveses históricos conserva el plano medieval con todas sus calles fluyendo hacia el puerto y la iglesia gótica de San Salvador.
Hijo ilustre de Getaria fue Juan Sebastián Elcano, el primer marino que dio la vuelta al mundo y que aún vigila las costas de su querida Getaria desde el alma de piedra que le dio el escultor Victorio Macho.
Es difícil escoger un edificio monumental ya que toda la población tiene un aire medieval en sus empinadas callejas. Por destacar algún edificio no se pueden dejar de visitar la torre de Aldamar, la iglesia de San Salvador, la ermita de San Antón, y la iglesia de San Martín.

Como todas las localidades gallegas, cuenta con un importante pasado prehistórico y un esplendoroso momento histórico marcado por la llamada cultura castreña. La dominación romana supuso el fin de la misma y la romanización de esta zona.

Sobre los rios y la fauna cabe decir que su tierra es regada por varios ríos de escaso caudal y que en época de invierno aumentan notablemente su volumen de agua debido a las frecuentes nevadas y lluvias, mientras que en el verano descienden considerablemente.
En lo que se refiere a la vegetación, sus montes están poblados por «carballos» castaños, pinos (especie de la que se repoblaron grandes extensiones de tierra), además de «buxos», «toxais», «breixos», etc., teniendo en las partes inferiores de los valles muy buenas praderas, que son regadas por la abundante agua que poseen.
Tienen además muy buenas tierras para el cultivo de hortalizas, patatas, lechugas, tomates, pimientos, además de centeno, maíz o remolacha

En Rodeiro el recinto estaba amurallado y contaba con dos torres: una la de Homenaje, ligada a la Casa de Camba, y la otra del Arzobispo de Santiago. Estaba rodeada de un foso que el río Rodeiro configuraba a su alrededor.
Delante del edificio, se levanta una bonita fuente de piedra labrada con 4 caños.
Rodeiro cuenta con la iglesia parroquial de San Vicente, de origen románico, conservando algún elemento. También se puede visitar su Museo Municipal y, en los meses de caza se recomienda disfrutar de la gastronomía relacionada con la misma.

En Tosantos cabe destacar la ermita rupestre de la Virgen De La Peña, excavada en la roca. Dentro se venera una imagen románica de la virgen, del siglo XII.

Posee un bonito templo románico dedicado a Santa María. Todavía hoy se pueden apreciar las ruinas de un gran «castro», que dan nombre a la población y que se eleva al noroeste del actual poblado.

La historia, que podemos comprobar documentalmente, comienza a finales del siglo XIV. Hasta entonces era únicamente un conjunto de tierras para el pastoreo. Su entrada en la Historia tiene lugar en el año 1.392, cuando la reina Catalina de Lancaster visita la zona para conocer el lugar exacto donde, según cuenta la tradición, había aparecido enterrada una imagen de la Virgen, a quien, este motivo, se la conoce como Virgen de la Soterraña-. La piadosa reina ordenó construir en ese mismo emplazamiento un santuario en el cual honrar a la Madre de Dios.
El efecto secundario de la construcción del edificio fue el aglutinamiento de población a su alrededor.
En el año 1.395 el rey Enrique III, concedió a su esposa la potestad sobre el lugar y se fijó un pequeño término para la villa.
A finales de 1.399 el santuario se cedió a la Orden de Predicadores de Santo Domingo y se comenzó la construcción de un monasterio.
Siguiendo el camino comenzado por Doña Leonor, durante todo el siglo XV, las reinas de Castilla tuvieron el título de «Señoras de la villa». En el monasterio murió Blanca I de Navarra y en Santa María se encuentra su panteón.

Las formas de vida de los antiguos pobladores del Concello de Oroso no difieren en nada a la de la población del resto de las poblaciones gallegas. Por los restos arqueológicos encontrados los hisotriadores suponen que estos territorios ya es´taban ocupados en el Paleolítico Inferior, 25.000 años a.d
Con el advenimiento del periodo Neolítico aparecen nuevas formas de vida y organización social, cuyos exponentes más significativos son la sedentarización, la agricultura y la domesticación de animales. Los restos arqueológicos que les corresponden son los pertenecientes al conocido fenómeno llamado «Megalítismo». Los vestigios más significativos son las llamadas «mamoas», situadas temporalmente entre los 3.500 e o 1.500 a.d.C.
Con el paso del tiempo, estas comunidades de pobladores se jerarquizan y llegan los enfrentamientos bélicos por el poder político y el consiguiente dominio del territorion.
Finalizada la llamada «Edad del Hierro», se desarrolla la famosa «Cultura Castreña», cuyo comienzo tiene lugar en el siglo VII a.d.C., a finales de la Edad del Bronce, llegando en su desarrollo hasta el siglo V. En estos precisos momentos aparecerá la Romanización, el dominio de los pueblos galaicos por el águila romana.
más información sobre la historia de Oroso

Cultura:

El territorio estuvo habitado por los carpetanos, evitando la romanización de Urda y la posterior entrada de los árabes. Los habitantes del lugar fueron utilizados como soldados durante la Reconquista, por lo cual consiguieron beneficios de los reyes.
Un documento de finales del siglo XVIII afirma que los comienzos del poblado fueron colmeneros. Con la explotación extensiva de las colmenas debió ir la de la caza.
Urda carece de carta de población, pero se la nombra en una concordia habida entre las órdenes de Calatrava y San Juan en 1232, como aldea de Consuegra y perteneciendo, por tanto, a la orden de San Juan. Posteriormente en 1557 se le declara villa separándose de Consuegra.
La localidad es ampliamente conocida en La Mancha y en buena parte de España, debido a su imagen religiosa, el «Cristo de la Vera Cruz» o «Cristo de Urda».

Con su iglesia románica y parroquial de “San Xiao”, del siglo XII, y con un “cruceiro” en su atrio.
En el exterior, se halla una fuente de piedra con abundante agua del monte de A Costa.

Los pueblos que forman el actual municipio de Cillorigo de Liébana aparecen documentados desde la Baja Edad Media; así, Viñón se cita en el año 828; Colio, en el 952; Pumareña, en el 964; Armaño, en el 831, citándose la iglesia de San Juan; Tama, en el año 1204; Bejes, en 1286; el barrio de Casillas, en Ojedo, en el 950; Pendes, en el año 1206 y, Lebeña, en el año 826.
De un primer dominio, que sin duda fue importante en todo el territorio, del Monasterio de Santo Toribio de Liébana, se fue dando paso en la Baja Edad Media a los linajes locales, cobrando singular importancia el conde don Tello, hijo de Alfonso XI. Colio, Cabañes, Bejes y Pendes, serán de dominio solariego; Viñón, Castro-Cillorigo y San Pedro de Bedoya, de abadengo, Lebeña y el concejo de San Sebastián, abadengo y solariego y, Armaño, solariego, de abadengo y behetría.
Durante la Edad Moderna, los pueblos del municipio fueron población de señorío, pertenecientes al Duque del Infantado, quien administraba justicia en dichos lugares, exceptuando Viñón, Castro-Cillorigo y el Valle de Bedoya, que eran abadengos del obispo de Palencia. A partir del año 1836 y al formarse los municipios, el valle de Cillorigo quedó constituido en el municipio de Castro-Cillorigo, hasta fechas recientes en que ha pasado a denominarse Cillorigo de Liébana.

Unas inscripciones, que aún se conservan, dan testimonio de la alberguería de Pobres Peregrinos y del antiguo hospital que existió en este lugar.

Se cree que esta localidad ya estuvo habitada en época romana, aunque no se tienen documentos escritos ni hallazgos arqueológicos que lo confirmen. Por el contrario, sí es segura su existencia en el periodo visigodo, ya que en el año 675, durante el reinado de Wamba, se celebró el XI Concilio de Toledo, y Tábara quedó incluida dentro de la región astur-leonesa.
Las Crónicas Eclesiásticas afirman que San Froilán fundó el monasterio de San Salvador de Távara por orden del monarca de Alfonso III. Sabemos que este cenobio tuvo una comunidad importante de religiosos de ambos sexos. A finales del siglo IX, el monasterio contó con una escuela de copistas y pintores, los cuales dieron a luz códices tan importantes como el «Beato In Apocalipsim», hoy día en el Archivo Histórico Nacional. Este maravilloso códice conocido como «Códice Tavarense» fue ilustrado por el monje Magio y su discípulo Emeterio. Muy curiosa es la ilustración en la que aparece una miniatura de la torre del monasterio. Emeterio y la religiosa Ende son autores, también del «Beato de Gerona» (975).
Muchos siglos más tarde, en el siglo XVI, el emperador Carlos V creó en 1541 el Marquesado de Távara, título del Reino para concedérselo Bernardino Pimentel y Enrique, señor de Villafáfila mayordomo mayor de los infantes hijos del Emperador.

Los orígenes de esta localidad gallega permanecen envueltos en la indeterminación. Las citas aparecidas en documentos medievales de Burgo do Faro y A Coruña son confusos y no contribuyen a dar una interpretación histórica acertada. Todo ello se debe, en gran medida, a los errores de los historiadores de la antigüedad. Tras el exterminio de la Orden del Temple, el señorío del Burgo pasó a depender de los Señores de Andrade (siglo XIV). La población no olvidó el tiempo de permanenecia templaria y en su recuerdo se mantuvo el nombre de Mariñas dos Frades.
Más recientemente, a principios del año 1809, unos días antes de la batalla de Elviña, entre las tropas inglesas y las napoleónicas, el irlandés Moore ordenó volar el puente de O Burgo para dar tiempo al reembarque de sus tropas hacia Inglaterra.
En sus momentos de esplendor, O Burgo fue una villa fuerte, resguardada de piratas y de los intensos vientos dentro de su estrecha ría. Esa posición privilegiada fue también la «espada de Domocles» para O Burgo, que poco a poco vió como los aluviones fluviales restaban calado a sus aguas y como, por tanto, el comercio marítimo se iba desplazando hacia la vecina A Coruña.
Todos estos hechos hacen de O Burgo una población digna de visita, al ser un reflejo vivo del paso de nuestra historia.

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El nombre de “Caudete” parece derivar de CAPDETUM, contracción que debieron hacer los romanos de Caput Deitanorum o Cabeza de los Deitanos, tribu ibérica del sudeste peninsular. Aunque puede también tener su origen en el término “caput aquae” (cabeza del agua), y que hacía referencia a la condición del municipio de cabeza de cuenca hidrográfica del río Vinalopó.
Caudete fue nudo de comunicaciones e importante asentamiento en época íbera. Por aquí discurrían el mítico Camino de Anibal, antigua vía de comunicación íbero-cartaginesa desde el s. VII a. C., luego llamada Vía Augusta, nombre que recibe a raíz de las reparaciones que se llevaron a cabo bajo el mandato del emperador Augusto, entre el año 8 y 2 a. C.
Caudete fue, más tarde, asentamiento romano, del que todavía quedan vestigios. Restos de villas romanas han sido encontrados en los parajes de El Real y Los Santos.
De origen musulmán son el primigenio emplazamiento de la villa de Caudete y el poblado o alquería de Bogarra, situado al sudeste del término y del que sólo se conserva la base de su torre defensiva, una construcción de planta hexagonal con muros de tapial y argamasa de cal.
Conquistada por las tropas cristianas de Jaime I de Aragón en 1240, Caudete pasa en 1244 a depender de Castilla en virtud del Tratado de Almizra, otorgándole el entonces infante Alfonso X el Sabio a Sancho Sánchez de Mazuelo la posesión del castillo y la plaza de Caudete. En 1256 Mazuelo vende dicha posesión a Gregorio García, hablándose entonces de que Caudete era un poblado habitado mayoritariamente por mudéjares.
Caudete estuvo entre los siglos XIII y XV en medio de las disputas territoriales que enfrentaron a los reinos de Aragón y Castilla, hecho que determinó su importancia estratégica durante todo este periodo.
En 1425 el rey Alfonso V de Aragón agregó la villa y castillo de Caudete al Patrimonio Real, con perpetua prohibición de enajenarla. Este hecho permitió a nuestro municipio gozar de los privilegios otorgados al selecto grupo de villas reales.
Más tarde, Juan II de Aragón, en 1470, integró a Caudete entre las 29 poblaciones del Reino de Valencia con voto en Cortes.
Con motivo de la Guerra de Sucesión en 1707, la localidad fue ocupada por las tropas inglesas que apoyaban al pretendiente a la Corona Archiduque Carlos de Austria. Con el triunfo del Borbón Felipe de Anjou, nuestra villa pierde sus fueros y privilegios y pasa a formar parte de Villena en calidad de aldea por la Real Provisión de septiembre de 1707. Las tierras de Caudete fueron una de las compensaciones que Villena pidió al nuevo rey por haberle apoyado en la guerra.
Recobra nuestra villa su independencia en 1738, gracias a las gestiones del sacerdote Don Luis Golf. En esta fecha queda incorporada al Reino de Murcia. Desde 1833, con la nueva distribución territorial de Javier de Burgos, forma parte de la provincia de Albacete. Hoy es el quinto municipio de la provincia en peso poblacional.

Al pie del monte de Santa Clara y a orillas de la desembocadura del río Urola, se encuentra la villa de Zumaia, fundada en 1347 como Villagrana de Zumaya.
Debe su importancia a la Carta Puebla que le otorga el rey castellano Alfonso XI. Concebida como villa fortificada, sus principales enfrentamientos los mantuvo con su vecina Getaria.
Edificios de interés son hoy día el Museo Zuloaga, antiguo albergue de peregrinos, la Casa-palacio de Olazábal, de estilo renacentista, la casa Ubillos, pero ante todo y sobre todo la iglesia de San Pedro, auténtica joya gótica.

Posee numerosos e importantes yacimientos paleolíticos; varios conjuntos megalíticos y vestigios castreños. Se ha constatado la presencia romana gracias al hallazgo de restos materiales diversos.
Toda su importancia en época prehistórica ha sido recogida en su Museo de Prehistoria y Arqueología.
Durante la Edad Media, concretamente en el siglo XIII, Vilalba formó parte del señorío de Fernando Ruiz de Castro. Más tarde, el monarca Pedro I dona la villa a Fernán Pérez de Andrade o Bo a quien el Trastamara Enrique II otorga el señorío por ayudarle en su lucha contra su hermano Pedro. En el siglo XI los Castro construyen su primer castillo que, con el tiempo, pasaría a ser propiedad de los Andrade. El siglo XIV trae revueltas sociales contra de Nuno Freire de Andrade. Estos sucesos terminaron con el derribo del castillo a manos de los Irmandiños.
Los Reyes Católicos otorgan el Condado de Vilalba a Diego de Andrade quien reconstruye la fortaleza en el siglo XV. Esta acabará en manos de la Casa de Lemos y posteriormente a la Casade Alba. En la actualidad es Parador Nacional.
Durante el siglo XVIII Vilalba fue un importante centro administrativo y comercial, labor que sigue desempeñando en la actualidad.

Se han encontrado restos de asentamientos humanos del período Megalítico.
De la cultura castreña destacan los Castros de Cerdeira y A Medorra.
Existe un miliario que determina que una calzada romana pasaba por la zona.

La Tradición de Villambistia
Cuentan las Leyendas del Camino que un peregrino de no se sabe que siglo, cansado de un duro trayecto comenzado en Redecilla del Camino, bajo un sol de justicia, tuvo síntomas de debilidad unos kilómetros más allá de Belorado.
Cuentan que un ancestral anciano del lugar, al verle en tan precaria situación, le habló de La Tradición de Villambistia, que consiste en remojar por completo tu cabeza en la Fuente del pueblo por la que atraviesa el Camino de Santiago. Ese remojón provoca un despeje absoluto del cansancio en los momentos más difíciles, como los que en ese momento pasaba nuestro peregrino. El peregrino llegó a Santiago, y comentó tal hecho a sus conpañeros peregrinos, que siglo a siglo y de boca en boca, han convertido la Tradición de Villambistia en un ineludible paso por ella si se quiere llegar a Santiago en condiciones.
Se puede visitar la poderosa iglesia de San Esteban, ajada por el paso de los años, pero aún en servicio.
El lugar conserva un tramo del trazado antiguo de la calzada.

Su nombre le viene de un antiguo Hospital de peregrinos, que funcionó hasta finales del siglo XVIII, llamado de la Cruz, la capilla estaba dedicada a San Esteban.

Entre los visigodos parece ser que era costumbre muy arraigada, que se celebrase la elección del nuevo rey en el mismo lugar donde había fallecido el anterior. En Gérticos residía un labriego de reconocida fama, de nombre Wamba ;. También nos cuenta la leyenda que se encontraba haciendo sus labores en el campo cuando le encomendaron semejante responsabilidad. Desde entonces esta villa cambió su nombre por el del nuevo rey: Wamba.
Los siglos X, XI y XII Wamba conoció los mejores momentos de su historia. Por aquí pasó y de ello hay documento que así lo acredita, el obispo Fruminio; pasa a ser una encomienda de los Caballeros Hospitalarios de la Orden se cobijó doña Urraca, esposa de Fernando II de León e hija de Alfonso I de Portugal y también dejaron constancia de su paso como moradores en esta villa la Orden de los Templarios.

Cultura:

El vocablo «Yébenes» es una degeneración del «yebel» árabe, que significa «monte», seguramente ello es debido a que la villa se ubica en el extremo oriental de los Montes de Toledo.
Algunos autores afirman que, en sus orígenes, Los Yébenes fueron dos poblados en torno a una «Venta de los Bienes» de la que derivaría el nombre de «Los Yébenes» cuando se unieron a principios del siglo XIX. Pero ello no es correcto porque el primer asentamiento fue romano, cercano al río Algodor y a unos 5 kilómetros de la población actual. El topónimo viene de «yebel» (monte en árabe) y el plural está determinado por las dos poblaciones, Yébenes de Toledo que pertenecía a Toledo y Yébenes de San Juan, que perteneció a dicha orden. Ambas poblaciones estaban separadas por el camino Real.

No quedan en este municipio vestigios de la Antigüedad, aunque los historiadores suponen que debió estar poblado en la prehistoria, por haber restos en otros lugares de Liébana; que los concanos pudieron ser los habitantes en época prerromana; que los romanos debieron tender por esta localidad la calzada del «Burejo», que partía desde Pisoraca y cruzaba el Puerto de Piedrasluengas.
Este lugar fue objeto de repoblación en época de Alfonso I de Asturias. La primera mención es del año 847, como Pautes. En 947 se cita a la iglesia de San Vicente, que dependía del Monasterio de Santo Toribio. Un conde gobernaba este territorio, recibiendo privilegios reales en 1299 y 1305. En el Becerro de Behetrías (1351) Potes aparece como propiedad de don Tello, hijo de Alfonso XI. Durante la Baja Edad Media, como todo el valle de Liébana, la localidad se vio implicada en la confrontación entre los linajes de Manrique-Castañeda y Mendoza. Juan II, en torno al año 1444, resolvió la cuestión a favor del Marqués de Santillana. Los Mendoza hicieron de Potes la capital de Liébana, y erigieron en la villa una gran torre, llamada del Infantado (siglo XV). De esta misma época son construcciones destacadas como la cercana Torre de Orejón de la Lama y el puente de San Cayetano. De 1468 son las primeras ordenanzas de Potes.
En la Edad Moderna, Potes siguió siendo un lugar de señorío. El Duque del Infantado nombraba a su alcalde. Muchos lugareños emigraron a América, y las riquezas del nuevo continente permitieron la construcción de notables edificios en la villa. Diputados de la provincia de Liébana formaron parte de las Juntas de Puente San Miguel que dieron lugar a la provincia de Cantabria. En 1822, Potes tuvo ayuntamiento propio, siendo cabeza de un partido judicial que abarcaba Potes, Castro y Cillorigo, Cabezón de Liébana, Camaleño, Espinama, Pesaguero, Tresviso y Vega de Liébana. Tres décadas después, pasó a formar parte del partido judicial de San Vicente de la Barquera.
Durante la Guerra Civil, Potes se vio afectada por un incendio provocado por el bando republicano, que destruyó su casco histórico, reconstruido después con los criterios de restauración del autoritarismo. A pesar de ello, su casco antiguo es Bien de Interés Cultural, con categoría de Conjunto Histórico desde el año 1983.

La Mesa, como población perteneciente al Concejo de Grandas de Salime, cuenta con un rico pasado histórico: cultura de los dólmenes, Edad del Bronce, la extraordinaria cultura castreña y su posterior postergación tras la dominación romana con sus sistemática explotación de los yacimientos auríferos, la introducción del Cristianismo entre sus habitantes y la fundación de algunas villas en el siglo XIII.

Emplazada en el pequeño valle del arroyo Valchano, debe su nombre a una elevación montuosa y próxima que la documentación medieval registra como «Monte ad Boviam», «Monte Bove» o «Monte Boe», topónimo que cabe ya identificar tempranamente en una relación ordenada de límites del territorio diocesano bracarense a mediados del s.VI. Actualmente, y aun siendo accidente geográfico de cierta entidad, solamente recibe denominaciones parciales, perteneciendo en término a distintas poblaciones.
Al contrario de lo que pudiera pensarse, dada la morfología del espacio implicado, existen vestigios de asentamientos castreños en los términos colindantes de Otero de Centenos, Lanseros y Fresno de la Carballeda, destacándose éste último con algunos tramos de muralla, foso colmatado y campo de lajas hincadas, hoy seriamente afectado por el embalse de Valparaiso.
Todo parece indicar que el solar del actual Mombuey fuera ocupado en fecha relativamente tardía. Oscuros orígenes, que los lugareños asocian en modo manifiestamente anacrónico con la «arribada» de los pobladores de una aldea medieval vecina, -S. Martín, 1Km.- despoblado bien localizado, atribuida a razones catastróficas que acabaría por recibir un sobre nombre alusivo a su abandono: San Martin «el yermo», y cuyo término, o al menos una buena parte del mismo, ha perdurado hasta nuestros días como espacio adehesado, algo atípico en la zona (actual Monte de San Martino).
Existen claros indicios que avalan y conceden veracidad a una tradición local que viene de antiguo y que, al margen de relatos legendarios, recoge la pertenencia de Mombuey a la Orden del Temple, presencia y titularidad rubricadas en todo caso con una obra de especial tipología: la esbelta y elegantísima torre románica, una atalaya militar cuya factura parece responder más a la ya consabida ostentación que a razones defensivas, evidentes igualmente, y con la particularidad de haber sido erigida a la vera de un histórico camino.

Se desconoce exactamente quiénes fueron sus primeros habitantes, aunque existen restos de una antigua presencia romana. En los últimos años se han realizado numerosas excavaciones que han desenterrado evidencias de presencia romana en la plazoleta de la Iglesia del Juncal, en la Ermita de Santa Elena y en las minas de Arditurri en Peñas de Aya. En estos yacimientos se han encontrado restos de cerámica, tejas y vidrios y monedas, entre otros objetos. Estas evidencias han llevado a suponer que Irún fue la ciudad vascona de Easo u Oiasso que los geógrafos greco-latinos ubicaban en la costa del territorio vascón, el cual seria el importante puerto romano del Atlántico, junto con el de Burdeos y Londres.
Se puede decir que Irún es la salida natural de Navarra al mar. Aunque Irún está vinculada a Guipúzcoa desde el siglo XIII ha habido varios intentos de reincorporar Irún a Navarra; a la que llegó a retornar durante unos pocos años al principio del siglo XIX.
Un hecho significativo que ocurrió en la historia de Irún fue la Primera batalla de San Marcial, el 30 de junio de 1522, en el que el batallón del pueblo de Irún, el mismo que formaba y evolucionaba en las obligatorias «muestras de armas» forales o Alardes de Armas, más 24 jinetes de Irún, capitaneado por los capitanes bidasotarras, Juan Pérez de Azcue y Miguel de Ambulodi y apoyados además por 200 jinetes de la caballería del Capitán General Don Beltrán de la Cueva, que acantonaba en San Sebastián, a quien los capitanes iruneses hubieron de convencer para que interviniera en una empresa que él veía muy comprometida, venció a las tropas del rey de Navarra, que contaba con apoyo del rey de Francia.
Finalmente, el último hecho bélico en la historia de Irún se dio durante la guerra civil en 1936, exactamente el 2 de septiembre de ese año. En este conflicto quedó destruida gran parte de la ciudad, incendiada por el Ejército Republicano en retirada, y fue tomada la cima del monte de San Marcial. La toma de Irún por las tropas del bando franquista supusieron un duro golpe a la Segunda República, ya que aisló al territorio leal a la República situado en el norte, cortando sus comunicaciones con Francia.

Toda la Historia de Irún

Según la leyenda, los buenos vecinos de la Villa, cuentan por tradición, que el nombre de la Villa, procede de una anécdota ocurrida a Isabel la Católica cuando cabalgaba en dirección a Medina del Campo, y es la siguiente:
«Ocurrió que al llegar a estos parajes la Reina Isabel tuvo que llamar a una de sus doncellas para que le atara el zapato que se le había desatado, dicha doncella tenía por nombre Inés, y le dijo así: “ATA AQUÍ INES” y de la fusión de estas palabras, salió el nombre que se daría en la posterior a este sitio Castellano.”
Sin embargo debe su nombre a los pequeños cerros “Ataquines” que la rodean por el norte y el sur.
Es uno de los los más importantes pueblos de los que integraron el antiguo partido judicial de Olmedo. En la actualidad Ataquines pertenece al partido judicial de Medina del Campo.
Ataquines hasta el año 1420 estaba ubicado a unos 3 Km de la actual situación, el término que confina al Este con el despoblado de San Cristóbal de Matamoros, al Oeste con el de Serranos de Arévalo y San Llorente. Así miso en su término se encuentra el despoblado de Serranos de Nijar, situados entre el Arroyo de la Agudilla y el río Adaja.

La villa de Puerto Real es un municipio gaditano que forma parte de la Mancomunidad de Municipios Bahía de Cádiz.
Si bien su historia empezaría con la fundación por los Reyes Católicos, existen vestigios arqueológicos precedentes, los más antiguos del Neolítico.
Abundan en el término municipal los yacimientos de la época romana, cuando la zona era un importante centro de producción alfarera. Se han encontrado hornos en varias zonas de la ciudad e incluso restos de una villa romana con un mosaico de Baco de enormes dimensiones en el enclave de Puente Melchor. Las ánforas producidas en el actual territorio de Puerto Real servían para transportar vino y salazones a otros lugares del Imperio romano; en Roma, en el Monte Testaccio, se han hallado restos de ánforas producidas en la villa gaditana. Algunos autores sitúan en el actual término de Puerto Real el enclave romano de Portus Gaditanus, cuya localización exacta sigue siendo objeto de debate aún hoy.
La población como tal fue fundada el 18 de junio de 1483 por Carta Puebla de los Reyes Católicos, cuando éstos se encontraban en Córdoba preparando su avance hacia Granada. Su intención era dotar a la Corona de un puerto marítimo en el Golfo de Cádiz, dado que todos los puertos de la región estaban bajo control nobiliario.
Entre los tiempos de decadencia y esplendor cabe destacar la destrucción de gran parte de la villa por los franceses durante la Guerra de la Independencia, las sucesivas epidemias y la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis.
Sobre estos últimos merece la pena contar un hecho curioso: una isla de Puerto Real, llamada Trocadero, da nombre a una plaza de París, precisamente por haber sido el lugar de la victoria de este ejército de la Santa Alianza en su combate contra los constitucionalistas en la batalla del Trocadero. En la actualidad quedan los restos del castillo de San Luis, emplazados justo al norte del actual Puente Carranza.
La población depende en buena medida de la industria, especialmente naval y aeronáutica, y de la agricultura y la pesca. Su centro histórico está declarado Conjunto Histórico Artístico.
Su centro histórico está declarado Conjunto Histórico Artístico y posee el peculiar trazado hipodámico (ortogonal) que los Reyes Católicos, sus fundadores, imprimían a las nuevas ciudades nacidas en el Renacimiento. Es sede de varias facultades de la Universidad de Cádiz y está comunicada por tren, autovía y autopista.

Al igual que su compañero Pasajes de San Juan, forma parte del mayor puerto de Guipúzcoa, conformando un todo, con individualidad propia y un solo Ayuntamiento.
Destaca la Iglesia Parroquial, que está dedicada a San Pedro y en cuyo lateral se encuentra la Erriko Plaza.
La calle de San Pedro contiene diversas plazas tradicionales, entre las que destaca la casa Natal del almirante Blas de Lezo, marinero precoz, perdió diferentes partes de su cuerpo en combates navales, también participó en la defensa de los puertos americanos contra las flota británica. Murió en Cartagena de Indias en el año 1741.

Numerosas son las reseñas históricas que sobre este ayuntamiento nos aparecen en las fuentes: Además de los yacimientos prehistóricos que se conservan en el municipio, existen también numerosos vestigios romanos como la calzada que lo cruzaba, de la que quedan restos en el lugar llamado «Zanca». En la Edad Media aparecen menciones en el inventario donado por los condes de Presaras y sus hijos al monasterio de Sobrado en el año 971.
Relacionada con el ayuntamiento también está la casa Baamonde, fundada en 1428 por D. Pedro de Baamonde en el lugar del mismo nombre y que obtenía rentas de Virís, Bóveda y Carral. En el año 1499, el Obispo dona a Don Ares la casa-fortaleza con todas sus tierras, aldeas y heredades.

Durante la Edad Media, y gran parte de la Moderna, Monterrei tuvo gran influencia en aspectos económicos, políticos y culturales dentro de Galicia y España. Por este motivo, D. Federico Justo Méndez, autor del libro Brotes de Raices Historicas, afirmaba: «los vinos del valle de Monterrei, por su excelente calidad se codearon con los vinos de Oporto, llegando incluso su comercialización a distintas partes de América. Durante la época del V Conde de Monterrey, a quien el Rey Felipe II le concedió el titulo de virrey con el fin de gobernar las nuevas colonias españolas en America, comercializando así los vinos de Monterrei en esas regiones».
Más recientemente, se puede destacar que, a mediados del siglo pasado, Monterrei fue una zona productora de grandes cantidades de vino de buena calidad para esa época. Una buena prueba de esta afirmación son las grandes bodegas que existían en la comarca, con lagares de piedra y grandes cubas de madera de roble.

En la iglesia parroquial de la Asunción, se puede admirar una talla románica de San Indalecio, discípulo de Santiago, al que acompaño en la evangelización Hispana junto con los otros 6 varones apostólicos. Consagrado Obispo evangelizó la comarca de Anca (Villafranca) Sus reliquias se veneran devotamente en la catedral de Jaca.

Este lugar tuvo una relevante importancia en la época medieval, al ser un centro comercial y asistencial, los peregrinos se tomaban un pequeño respiro y reponían fuerzas antes de iniciar el ascenso al Alto de Ligonde.
En el año 820 fue testigo y escenario de una encarnizada batalla entre las tropas Cristianas y Árabes.
A las afueras del pueblo se encuentra una humilde ermita dedicada a Santa María.

Su historia está bastante ignorada. Se supone que tendría asentamientos humanos permanentes en fechas muy tempranas, dadas las especiales condiciones geográficas del lugar (un arroyo y muy cerca no al río Eresma, en un pequeño valle resguardado del frío). Es un pueblo que está en un pequeño valle al resguardo del frío.
Los primeros testimonios escritos datan de la Edad Media, cuando el pueblo recibía el nombre de Santa María de los Huertos, acortándose a su actual nombre a finales del siglo XVI. Perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Segovia.

Aparece citado ya en documentos del siglo XI bajo el nombre de Monte Maneui. Fue cedido al monasterio de Santes Creus en 1242, cesión que fue confirmada por Guillem de Cervera en 1252. Pasó a depender de la corona en 1325. Hasta 1716 perteneció a la veguería de Cervera pasando luego a formar parte del corregimiento de la misma ciudad.
Durante las guerras carlistas, en el área de la Panadella, se produjeron diversos enfrentamientos. En 1837 fueron fusilados 276 soldados por orden del general Rafael Tristany.

Gaceo, que se encuentra a media legua de Salvatierra, pertenecía a su partido judicial. A la localidad de Gaceo le correspondía el ayuntamiento de Iruraiz que dista tres leguas y media de Vitoria. A mediados del siglo XIX contaba con un plano urbano formado por un conjunto de quince casas y, sobre todo, una escuela de primeras letras concurrida por niños y niñas. El correo se recibía de Salvatierra. Gaceo integraba las tierras del señorío del Duque del Infantado. Esta localidad también fue saqueada, por las tropas francesas al retirarse de la batalla de Vitoria, en 1813. Hasta 1965 se conservó, en Gaceo, un curioso pie de crucero gótico llamado el “Mojón del Apostolado” (un prisma de ocho caras mostrando ocho relieves de santos, cinco apóstoles con sus atributos y que fue robado en 1965). Este instrumento señalaba la confluencia de las hermandades y ayuntamientos de Salvatierra, Barrundia e Iruraiz.
Diversos caminos ponían a Gaceo en contacto con las rutas internacionales de peregrinación provenientes de Europa. La propia advocación de la iglesia de Gaceo, a San Martín de Tours, más que probablemente sería una muestra palpable de esta relación. Los peregrinos, tras pasar por Gaceo, solían dirigirse a Ezquerecocha para luego, por Alegría, llegar a Vitoria. En el siglo XVIII esta ruta era conocida como el “Camino de Vitoria para Pamplona”.

La leyenda cuenta que Cale era el nombre de uno de los argonautas griegos que llegó hasta aquí en un viaje que hizo y fundó un enclave comercial.
Se sabe que Cale era un pequeño asentamiento que ya conocían los griegos situado en la orilla izquierda del Duero, cerca de su desembocadura; tenía muy malas condiciones para la navegación por lo que los romanos trasladaron la ciudad a un lugar de mejores condiciones donde se pudiera construir un puerto. Durante las invasiones bárbaras, Cale pasaría a control suevo.
Hacia el 417 los alanos invadieron el territorio de los suevos, empujándolos hasta la orilla derecha del Duero donde hoy se sitúa Oporto. Los alanos, sin embargo, no llegarían a conquistar la villa. Hermerico I, el rey suevo, fortificó un castillo en la colina de Pena Ventosa, construyendo en su interior viviendas para las tropas. A este burgo se le llamó Cale Castrum Novum (castillo nuevo de Cale) adquiriendo la denominación de civitas. En la base de esa colina se situaba Portus Cale (puerto de Cale, actual Ribeira), que dio origen al nombre Portucale, que pasaría a designar también a la ciudad alta a partir de finales del siglo V. Otro castillo, situado en la orilla de Vila Nova de Gaia, quedó como defensa avanzada de Cale. Ambos castillos figuran desde hace siglos en el escudo de armas de Oporto, situados a los lados de la Virgen María, protectora del burgo desde siempre y razón por la que la ciudad también es conocida en Portugal como «ciudad de la Virgen».
Tras la invasión musulmana de la Península, Oporto fue reconquistada y poblada por el Reino de León al que perteneció hasta independizarse, dando lugar al Reino de Portugal. Dicho condado se extendía desde el Miño hasta el Duero. Alfonso VI otorgó este condado a su hija bastarda Teresa, casada con Enrique de Borgoña. El hijo de ambos fue el primer rey independiente de Portugal, Alfonso Henríques.

El concejo tiene gran cantidad de restos tumulares y otros restos materiales como cazoletas, figuras humanas, hachas pulimentadas y metálicas, etc. Todo esto fue encontrado en los túmulos de Chao de Cereixeira, el pico de La Cancela, y en Monte Bornela. También hay restos de estructuras funerarias en la Xorenga y Zarro.
La época castreña también tiene en el concejo sus restos como son: el castro del Chao Samartín, el castro de Pelou o el castro de Valabilleiro, todos ellos con restos de utillaje, como hachas pulimentadas, un hacha de talón de bronce con dos anillas o con una sola anilla. Todos estos castros están enmarcados en lo que era el sector lucense, habitado por pueblos galaicos prerromanos y actualmente están siendo excavados por un equipo arqueológico.
La época romana, afectó a todo este sector, principalmente por la fuerte actividad minera llevada a cabo en esta zona donde hay abundantes yacimientos auríferos. Se conservan evidencias como los túneles excavados en Penafurada para llevar el agua a las explotaciones mineras de Valabilleiro.
Durante la Edad Media se convierte en la última etapa del trayecto asturiano del Camino de Santiago hasta Compostela, siendo lugar de parada obligatoria por su hospital de peregrinos.
De su historia más reciente hay que señalar la construcción del Embalse de Salime. A finales de 1.945 comienzan las obras del embalse, que dejaría completamente anegado el pueblo de Salime, capital del concejo hasta 1.836. Un total de 685 hectáreas fueron inundadas; 1.995 fincas con más de 3.000 parcelas, 25.360 árboles maderables, 13.800 frutales, 14.051 pies de vid, 8 puentes, 5 pequeñas iglesias, 5 cementerios y varias capillas quedaron bajo sus aguas.

Sanabria aparece documentada desde el siglo VII como parroquia sueva y ceca visigoda bajo el nombre de «Senapria». En el siglo X la «Urbs Senabrie» es citada como referente territorial en los primeros diplomas del monasterio de San Martín de Castañeda. La consolidación de este núcleo urbano como cabeza de toda la comarca sanabresa debió producirse a partir del reinado de Alfonso VII, posteriormente Alfonso IX fomentó su desarrollo mediante el otorgamiento de una carta puebla el 1 de septiembre de 1220, inspirada en el Fuero de Benavente. El texto de dicho fuero es conocido a través de un privilegio de Alfonso X (Sevilla, 19 de mayo de 1263) por el que confirma y modifica parcialmente la carta foral de Alfonso IX. Durante el siglo XVII sufrirá la Guerra de Separación de Portugal al estar enclavada en pleno frente de batalla. De igual manera, durante la Guerra de Sucesión ocurrida en España entre los partidarios de Felipe de Anjou y el Archiduque Carlos, la villa será ocupada por tropas portuguesas siendo recuperada por la Monarquía Hispánica el 24 de diciembre de 1715, de acuerdo a lo acordado en la Paz de Utrecht.

En el paleolítico ya había hombres que habitaban en la cueva de la Ojáncana.
En la edad media ya pasaban por nuestro pueblo de Castillo, peregrinos que iban a Santiago de Compostela, en Castillo había un hospital de peregrinos que se encontraba entre la iglesia de San Pedro y nuestro colegio.
Los de Castillo destacaban como ebanistas doradores. De la época medieval tenemos la torre de Venero que hoy se encuentra restaurada. También en la Edad Media y en estilo gótico tenemos la iglesia de San Pedro Apostol, que tiene una de las portadas más bonitas de Cantabria.
En Castillo hay dos ermitas, la de San Juan y la de San Pantaleón. Podemos encontrar, por otra parte, casas y casonas de los siglos XVII y XVIII, algunas con escudo.

Citado ya en 1208, en 1528 contaba con 9 vecinos; en 1591 figura como privativo del Arcedianato de Olmedo y Obispado de Ávila, aunque dentro de la comunidad de Villa y Tierra de Medina del Campo, y en el nomenclátor de Floridablanca, de 1785, como lugar de realengo. En su término se citan los despoblados de La Mezquina y de Santiago de Olga.
Cuenta una vieja leyenda que durante la invasión de las tropas francesas a principios del siglo XIX, murieron veinte franceses en Medina del Campo, y alguien comentó que había sido gente de un pueblo a dos leguas, por lo que las tropas saquearon San Vicente en vez de Rubí de Bracamonte, que era el que realmente había sido. A tal acto es al que hoy conocen como «La Francesada».

La historia de Cádiz es la propia de una ciudad marcada por su estratégica situación militar y comercial, a caballo entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo. La Gadir fenicia, luego Gades romana, fue fundada hacia el 1100 a.C. y es una de las ciudades más antiguas de Europa Occidental. De ella partió Aníbal para la conquista de Italia y el propio Julio César le concedió el título de civitas federata, gozando de gran prosperidad en la época romana y convirtiéndose en la segunda ciudad más poblada del Imperio durante un breve período. Su existencia queda corroborada por las citas de autores como Estrabón, Avieno y Suetonio.
La ciudad fue conquistada por los bizantinos en el año 522, reconquistada por los visigodos en el 620 y de nuevo por las tropas de Tariq Ibn Ziyad en el 711, con la batalla del Guadalete.
El monarca castellano Alfonso X el Sabio, decidido a controlar la Bahía de Cádiz y el norte de África, decide “refundar” la ciudad, tomándola en 1262.
Con la Reconquista se instauran en la Bahía de Cádiz los astilleros reales de la Corona de Castilla y con el comienzo de la era de los descubrimientos es cuando resurge la ciudad. De sus puertos partieron numerosos descubridores, como Cristóbal Colón o Álvar Núñez Cabeza de Vaca, y conquistadores en la época colonial, lo que la enriqueció y posibilitó, siglos después, la creación de una sociedad burguesa gaditana, liberal y revolucionaria. Como ciudad que tuvo el monopolio comercial con América, sede de la Casa de Contratación y Flota de Indias (1717-1790), fue escenario de numerosas batallas navales (Trafalgar, 1805) y de la creación de la primera constitución española en 1812.
En decadencia, después de su implicación en la Guerra de la Independencia y hundida tras la pérdida de Cuba, sin embargo la ciudad no paró de crecer en población (beneficiándose en este sentido del éxodo rural, sobre todo proveniente de La Janda), hasta inicios de los años noventa. Desde entonces, y sobre todo a partir del periodo 1996-2010, alrededor de 20.000 gaditanos han abandonado la ciudad.
En la historia reciente cabe destacar la importancia de la ciudad durante la Guerra Civil como base de apoyo al bando sublevado. Posteriormente, en 1947, destaca la explosión de un polvorín, cuya detonación se oyó al menos hasta una distancia de 120 km. El año 2003 el Ministerio de la Presidencia, le concedió, mediante Real Decreto 1688/2003 una Placa de Honor de la Orden del Mérito Constitucional.
Cádiz es una de las ciudades principales encuadradas en el Área Metropolitana de la Bahía de Cádiz, definida como aglomeración urbana polinuclear formada por Cádiz, Chiclana de la Frontera, Jerez de la Frontera, Puerto Real, El Puerto de Santa María y San Fernando. Tiene una población de 632.249 habitantes (INE 2008), siendo la tercera área metropolitana de Andalucía, tras de las de Sevilla y de Málaga, y la duodécima de España.
No se ha producido el fenómeno de conurbación. El motivo son las barreras geológicas que dividen las localidades, tales como la Sierra de San Cristóbal, las marismas, los ríos o el propio mar. Por tanto, no es un área metropolitana totalmente compacta y construida en todo su territorio.
Su presente se encuentra vinculado a su puerto -especializado en grandes cruceros-, astilleros e industria aeronáutica, así como al turismo y actividades culturales.

La aldea de Igueldo, actualmente un barrio de la ciudad de San Sebastián, fue incluida en el término Jurisdiccional de la referida capital por la Carta Puebla otorgada por el Rey Sancho VI, el Sabio de Navarra, hacia el año 1180.
A pesar de esta dependencia formal, la aldea siempre tuvo Concejo propio y la propiedad y el disfrute de sus montes y términos amojonados.
En la primera mitad del siglo XIX-1845-durante el reinado de Isabel II, se le concedió Ayuntamiento con alcalde, teniente de alcalde y cuatro regidores, pero perdió esta concesión unos años más tarde.

La aldea de Ferreira, como el resto de las entidades poblacionales integrantes del Concejo de Vilalba, compartió avatares históricos, desde las primeras edades de la Prehistoria hasta la actualidad, pasando por la fecunda época medieval y los convulsos acontecimientos políticos de los siglos XIX y XX. .

Los castros de Cerdeira y A Medorra y un miliario de una vía militar romana evidencian el paso y presencia por estas tierras de antiguos pueblos. De hecho existen importantes yacimientos importantes confirman la presencia romana, así como la calzada romana, itinerario del s. XVIII conocido como “Vía nova” de Artúrica Augusta (Astorga) a Bracara Augusta (Braga) que atraviesa la zona. Más adelante, dicha calzada se convierte en Ruta Xacobea, camino medieval de peregrinos y mercaderes que se dirigen a Compostela.

Villafranca Montes de Oca fue antigua sede episcopal de Auca (oca, en latín), trasladada primero a Gamonal y posteriormente a Burgos por Alfonso VI en el siglo XI.
La iglesia parroquial de Santiago es un edificio remodelado, llevado a cabo a finales del siglo XVIII, también tuvo un hospital llamado «El Hospital de la Reina», ya que fue ordenada su construcción por Doña Juana Manuel, esposa de Enrique II de Castilla.
Poco antes de llegar a la población y a la derecha del Camino, se pueden apreciar los restos de la cabecera de un templo prerrománico: San Félix de Oca, lugar donde recibió sepultura el fundador de Burgos el conde Diego Porcelos.
Por el lado del valle (hay que ir expresamente, ya que la ruta se desvía a la derecha) se encuentra la ermita de la Virgen de Oca, lugar donde la tradición cuenta que, junto a un manantial, fue martirizado San Indalecio, discípulo de Santiago

Todavíase conserva un libro de cuentas del que fue un importante Hospital de la Orden de Santiago, también ha sobrevivido el cementerio de peregrinos que era un anexo de dicho hospital. Otro vestigio jacobeo es la finca denominada «Nabal do Hospital.
Se cuenta que el Emperador Carlos V y Felipe II, se detuvieron en esta localidad durante su peregrinación a Santiago.

Las primeras referencias históricas que tenemos sobre su existencia datan de finales del siglo XI. Ya en el siglo XIV, en 1354 Don Juan Alonso de Alburquerque, noble al servicio del rey Pedro I, lo adquiere para sí como señorío.

Este moderno pueblo que se ha remodelado para dar servicio cumplido a todos los peregrinos, cuenta con un casco urbano que sigue intacto y que nos ofrece la hermosa visión de un pozo romano, una ermita que guarda celosamente un bello sepulcro del siglo XIII y su iglesia parroquial en cuya torre se puede admirar una elegante ventana originaria del siglo XI.

Durante la Edad Media, Ezquerecocha formó parte de las localidades que se veían afectadas por la llegada de peregrinos que seguían los caminos jacobeos desde muy diversos y dispares lugares de Europa. El peligro en los caminos se advertía desde el paso de San Adrián. Estos viajeros, provenientes de Salvatierra y Zalduendo tras haber atravesado el puerto de San Adrián, tomaban el camino que, en la actualidad, se dirige por el ramal del ferrocarril de Madrid a Irún para alcanzar las parroquias (luego convertidas en ermitas por efecto del despoblamiento de muchas localidades) de San Juan de Arrarain y la Virgen de Ayala. Antes de salir de Ezquerecocha, encontraban el lugar de “Sojuela” donde se encontraba una ermita dedicada a la Magdalena. Mucho tiempo después, al estar situada esta localidad en el camino de Francia pasaron por ella las tropas en retirada la noche del 21 de junio de 1813 después de la batalla de Vitoria. A través de los libros parroquiales sabemos que el cura de Ezquerecocha explicaba como los franceses se dirigieron a la casa cural y a la iglesia y, rompiendo las puertas, se llevaron lo que encontraron de interés.

En ningún otro lugar de Galicia podemos estudiar los vestigios de nuestros antepasados como en A Guarda. En nuestra ruta por el Castro de de Santa Tecla y el Museo encontraremos las muestras de que la situación privilegiada de estas tierras era ya apreciada desde el Paleolítico hasta la época castreña.
Uno de los posibles orígenes del lugar atribuye su fundacióna una nave maltesa que fue arrojada por la tempestad, episodio que se recoje en el escudo de A Guarda. Durante la época romana, A Guarda era paso de la Vía Per Loca Marítima que llegaba hasta Braga. En la Edad Media, sufrió el acoso de los piratas normandos y sarracenos. Estos últimos, liderados por Almanzor, arrasan la villa en el año 997.
Despues de pertenecer al señorío de los templarios, diversas familias nobles tuvieron el poder de la zona y lucharon entre ellos hasta que el Conde de Trastamara se la cede al Cabildo de Tui. Otro episodio histórico de la villa de A Guarda se produce en el siglo XVII cuando los vecinos refugiados en el castillo de Santa Cruz resiten el ataque de el ejercito portugues.
Durante la ocupación francesa de 1809, su población fue una de las primeras de Galicia en expulsar al enemigo.
En la actualidad, a la riqueza de sus tierras y su pesca, une un gran aumento del turismo proveniente en gran parte del vecino Portugal

Como para el resto de las poblaciones del Concejo, su mayor riqueza reside en su ganadería vacuna.

Esta población fue en su tiempo una encomienda santiaguesa que pertenecía al convento de San Marcos, en León, según hace constar en su libro «De Levante a Santiago» su autora Amparo Sánchez Ribes.

El valle de Meruelo se encuentra en una estratégica zona de paso, a pocos kilómetros del mar, a medio camino entre la bahía de Santander y el estuario del Asón. Ya en la Antigüedad por estos pasajes cruzaban las rutas romanas que enlazaban los puertos que jalonaban la costa. En textos escritos, la villa de Meruelo aparece por primera vez documentada en el año 1085, en el Cartulario de Santa María de Puerto de Santoña. En el Becerro de Behetrías, de 1351, se describe cómo sobre el valle de Meruelo ejercían su jurisdicción los señores de behetría Pedro González de Agüero y los nietos de Martín Muñoz de Castillo, el rey y la abadía de Santa María de Puerto (desde 1156 dependiente de Santa María la Real de Nájera). Asimismo, la Orden de San Juan llegó a ejercer su poder sobre la zona.

Cultura:

Históricamente se desconoce quienes fueron los primeros pobladores de estas tierras de campos, vinos y pinares, pero sí se sabe que fue un lugar destinado a la cacería real; de ahí su nombre. Situado en el extremo sur de la provincia de Valladolid, la llana comarca de Nava del Rey limita al Norte con Tordesillas y al Este con Medina del Campo, jurisdicción a la que perteneció hasta 1559. La Princesa Juana de Castilla fue quien le otorgó el privilegio de su separación de Medina, merced a la debilidad que tenía por los productos de esta tierra, de los que gustaban aprovisionarse los Reyes Católicos para su Real Casa. En esa época, la villa de la Nava era la de más valía y mayor vecindario de la comarca.
Siempre fiel y leal a sus monarcas recibió de éstos muchos honores y gratitudes, siendo siempre objeto de su predilección. Las gentes de Nava del Rey se vieron «libres y exentas de hombres de armas» por Carlos V en reconocimiento a los servicios prestados por los navarreses a la Corona, y Felipe II concedió un blasón a la villa: Las armas y el escudo en el que están representados los reinos de Castilla y León. Y el monarca Alfonso XII le concedió el título de ciudad el 7 de diciembre de 1877, «teniendo en consideración la importancia y desarrollo creciente de la villa de Nava del Rey», según consta en el Real Decreto.

La ciudad de San Fernando (denominada hasta el año 1813 como Villa de la Real Isla de León y llamada coloquialmente como La Isla), es el municipio que colinda con la capital de la provincia por tierra firme.
A pesar de estar habitada desde la Prehistoria, como lo atestiguan los numerosos yacimientos arqueológicos descubiertos en la urbe, no fue hasta la llegada de los fenicios -que construyeron en la Isla Sancti Petri el Templo de Melkart-Hércules e introdujeron actividades tan importantes para la ciudad como la salazón-, cuando se asentó un núcleo de población en la isla. Los romanos establecieron industrias alfareras y construyeron un acueducto sobre el que más tarde se edificó el Puente Zuazo, vía de acceso a San Fernando y, por lo tanto, a Cádiz. En esta época Antípolis (como era conocida) y el Templo de Hércules formaron parte del Conventus Gaditanus, existiendo una pequeña población conocida como Ad Pontem cuya ubicación se ha situado cerca del actual Puente Zuazo, al este de la Isla.
En época árabe se edificó el ribat o Castillo de San Romualdo, en torno al cual creció la futura ciudad de San Fernando. En el año 1264 el rey castellano Alfonso X el Sabio arrebató la región gaditana a los árabes.
Durante el reinado de los Reyes Católicos, se inicia un periodo de bonanza para la localidad, favorecido por el intercambio comercial con América.
El establecimiento de la Marina fue un hecho decisivo para la ciudad, ya que, debido a la llegada de nuevos pobladores, supuso un importante progreso para la urbe, tanto en lo demográfico como en lo económico y lo cultural. A los militares se debe buena parte de los monumentos isleños: el Real Instituto y Observatorio de la Armada, el Arsenal de la Carraca y el Panteón de Marinos Ilustres, entre otros.
Durante los siglos XVII y XVIII se edificaron otros importantes edificios de la por entonces villa: la imponente Casa Consistorial (una de las más grandes de España), la mayor parte de las iglesias (entre las que destacan la Iglesia Mayor, la Iglesia del Carmen y la Iglesia de San Francisco), el Castillo de Sancti Petri y el Real Teatro de las Cortes.
En el Teatro de las Cortes, por aquel entonces llamado Teatro Cómico, tuvo lugar el acontecimiento más importante de la historia de San Fernando, acaecido a principios del siglo XIX, durante la Guerra de Independencia Española: la redacción de la primera Constitución liberal española y la tercera del mundo, la Constitución Española de 1812. Durante el periodo que va desde septiembre de 1810 hasta febrero de 1811, mientras la Isla de León era sitiada por las tropas napoleónicas y era, junto con Cádiz, el único bastión de la resistencia española frente al invasor, se reunieron en el Teatro de Comedias los diputados que elaboraron el texto constitucional que finalmente se promulgó en Cádiz, y por lo tanto la capitalidad de España se situó en San Fernando. Gracias a este hecho, la localidad obtuvo el título de Ciudad y el nombre de San Fernando, en honor al entonces monarca Fernando VII.
En 1823, a la caída del Trienio Liberal, la ciudad fue invadida por tropas francesas al servicio del absolutista Fernando VII, conocidas como los Cien Mil Hijos de San Luis, permaneciendo hasta 1828. Posteriormente la ciudad fue escenario de acontecimientos relevantes para el conjunto de la nación, como los hechos acaecidos durante la Revolución de 1868 (La Gloriosa), cuando el almirante Juan Bautista Topete se pronunció contra el gobierno de Isabel II, o durante la Primera República, tras la proclamación del Cantón de Cádiz, cuando se produjeron graves enfrentamientos en la localidad entre marinos y republicanos.
El siglo XX comienza con un periodo oscuro para la economía isleña, debido a la crisis de la industria naval, motivada por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Este hecho propició el cierre temporal de los astilleros de La Carraca. Además, a la crisis naval se unieron las de las salinas y las almadrabas, actividades que perdieron su anterior importancia y ya no volvieron a recuperarla. Los dos sucesos más importancia para la ciudad en la primera mitad del siglo XX fueron la construcción de la nueva sede de la Capitanía General, en 1917 y el establecimiento en el Arsenal de la Carraca, en 1942, de la Empresa Nacional Bazán.
En la segunda mitad del s. XX y la primera década del XXI el crecimiento demográfico de San Fernando ha sido bastante notable, pasando de los 30.000 habitantes que tenía a principios de siglo hasta los casi 100.000 efectivos con los que cuenta en la actualidad; a pesar de ello la situación económica de la ciudad es mala, debido a la crítica situación del sector naval y a la inexistencia de otras industrias.

Es un pueblo pequeño, pero grande en barrios y sobre todo en historia y arte. Es además uno de los pueblos más antiguos de Guipúzcoa, ya que según las interesantes investigaciones del arqueólogo Onofre Larrumbe, aparece mencionado ya en el año 1027 en los documentos del obispado de Iruña.
Itziar, cobijado a las faldas del monte Andutz, debe ante todo su sobrenombre a una maravillosa talla mariana: La Virgen de Itziar, cuya fama corresponde a los marineros, pescadores y peregrinos del Camino de Santiago.
Esta talla se encuentra en el santuario del mismo nombre, localizada en el retablo del altar principal, es una hermosísima imagen románica del siglo XII y aunque datarla no ha sido precisamente fácil, hay un detalle que la hace particularmente bella y también especialmente sorprendente LA IMAGEN TIENE UNA DULCÍSIMA SONRISA única en el común de las tallas románicas.
Linda es la imagen y más la iglesia que la guarda .El edificio actual está construido sobre el templo primitivo, del cual se pueden aún ver algunos ventanales tapiados.
Del siglo XVI, esta iglesia destaca por el retablo principal ,cuya titular es la citada Virgen de Itziar, es de estilo Plateresco y se atribuye al escultor vasco Araoz, que lo concibió como un libro que narrara los pasajes evangélicos de la vida de la Virgen.
Itziar no sólo tiene un patrimonio artístico de primera magnitud, sino que además es famosa en el mundo de la arqueología por estar situada en ella la Cueva de Ekain, un gran yacimiento del arte rupestre en el País Vasco.
Esta impresionante cueva junto con las de Lascaux, Niaux y Altamira, conforman uno de los santuarios del período Magdaleniense en Europa -15.000-12.000 a.c..El conjunto fue descubierto en 1969 por A.Albizuri y R.Rezábal y estudiado por J.M. Barandiarán.

Según Amparo Sánchez Ribes, autora del libro «De Levante a Santiago», la historia de esta población gira en torno al Monasterio que estuvo en ella asentado. Afirma que, según la tradición, en el siglo IV, La Virgen María se apareció en un juncal. En su honor se edificó una ermitaLlegado el año 955 esta ermita se convierte en una casa monástica gracias al matrimonio formado por Gonzalo Froila y su esposa Ilduara, parientes de San Rosendo. Ya en el año 1150, el monarca castellano Alfonso VII donó este cenobio a la Orden de San Agustín.

Como todas las localidades gallegas, cuenta con un importante pasado prehistórico y un esplendorosa historia marcada por la llamada cultura castreña.<b< La dominación romana supuso el fin de la misma y la romanización de esta zona.

Cultura:

LAZA, Tierra de peliqueiros En este carnaval gallego las estrellas indiscutibles son los peliqueiros, las hormigas, la harina o la morena. Los días que no debes perderte la fiesta: el domingo y martes de carnaval. Todos los que se pasean por Laza sufren las bromas típicas de esta fiesta. Prepárate para llenarte de harina hasta las orejas y para llevarte algún recuerdo animal a casa. Alguna hormiga siempre puede colarse. El domingo comienza la fiesta en serio. A la salida de misa los peliqueiros saludan al pueblo. Este día y el martes serán los únicos en los que podrás verlos por las calles. ¿Quienes son? Son las máscaras típicas de aquí. Se les llama así porque llevan pelica: una piel de perro o de oveja que le cuelga como si fuese una melena. En la cara: el cigarrón, la genuina careta de esta vestimenta. Los peliqueiros van echando harina y hormigas a todo aquel que se cruza en su camino. En la mano cargan con la fusta o zamarra para abrirse camino entre la gente. Es símbolo de autoridad y también sirve para saludar o pegar. Todo este ritual, según la tradición, sirve para parodiar a los recaudadores de impuestos del valle de Monterrei. Los Condes de este valle, en el que están situados Laza y Verín, mandaban a sus cobradores al pueblo y les exigían fuertes tributos.
Los peliqueiros y la morena: Sus reglas son muy estrictas. Un buen peliqueiro no debe hablar, debe caminar a saltos pequeños y bailar constantemente. A cambio el público no podrá tocarlos.

San Bol no es más que una pequeña edificación sobre unas antiguas ruinas, en una zona arbolada con una fuente y una pequeña alberca, el lugar se utiliza como albergue de peregrinos y es uno de los más enigmáticos del camino, por su aislamiento en medio de los páramos castellanos, por su singular belleza y también por su historia.
En San Bol nace un manantial de agua pura y cristalina en el que tradicionalmente los peregrinos se lavaban los pies, cuando no el cuerpo entero y dice la tradición: «que quien así lo hace, a Santiago llega sano».
En otro tiempo existió en este lugar una leprosería (1352) y posteriormente un monasterio de la Orden de San Antonio que contaba con un hospital de peregrinos. Así mismo, existió también una pequeña ermita que estaba situada sobre el Camino de Santiago, y mucho tiempo atrás existió un poblado, probablemente llamado San Baudilio, habitado en su mayor parte por judíos sefarditas. Dicho pueblo quedo abandonado en 1.503, once años después del decreto de expulsión promulgado por los Reyes Católicos. Desde entonces, y hasta hoy, son muchas las leyendas sobre tesoros ocultos que recorren esta región.

El templo da nombre, en gallego, a esta aldea. Románico inicialmente, ha sufrido diversas reformas, pero conserva un importante arco triunfal.

Negreira tal vez fuera «la Nicraria Tamara» romana, lugar de paso de la calzada que desde Caldas de Reis llegaba a Brandomil , lugar en el cual había importantes yacimientos de plata. A finales del s. IX su importancia era considerable y fue entregada como feudo a Santiago de Compostela. En el año 979 fue destruida por los piratas normandos y tendría que esperar al siglo XII para ser reconstruida. Durante el reinado de los Reyes Católicos fue separada de Santiago de Compostela. En esta villa nació el trovador medieval Afonso Eáns do Cotón, mimenbro importante de la corte de Alfonso X el Sabio y maestro de Pero da Ponte.
En el siglo XVIII, durante la Guerra de Sucesión, Negreira se puso al lado del pretendiente francés, el futuro Felipe V, quien más tarde la recompensaría con importantes favores.
Muchos siglos más tarde, en el pasado siglo XX, el célebre escritor Ernest Hemingway se acordaría de ella en su novela «Por quién doblan las campanas».

Todos los avatares históricos de este lugar de la provincia de Huesca puede encontrarla si pincha en toda la Historia de Castillo de Castejón

En 1.337 el rey castellano Alfonso XI le otorgó el título de villa quedando anexionados a ella los pueblos de los que aquí se habla más los desaparecidos Arrarain, Garaona y Quilchano. Ejerció la jurisdicción civil y criminal en la zona, conservándose de aquel tiempo una picota en la plaza, próxima a ella hay un antiguo lavadero y una bolera.
Por aquí pasaba el Camino de Santiago que venía de Alegria-Dulantzi y se dirigía hacia Gasteiz.

De la Edad del Bronce se han encontrado relieves y pinturas rupestres en los montes orientados hacia la costa. Hay abundantes restos de castros levantados por los celtas, principalmente, el yacimiento arqueológico de Bouza Fariña, en Mougás, en el cual se encontró un altar de sacrificios que ahora se encuentra en el Museo Arqueológico de Pontevedra. Y en Viladesuso hubo una villa romana con una ara que actualmente se encuentra en el Museo Diocesano de Tuy.
Sin embargo, la historia de Oya comenzó a girar en torno al Monasterio de Santa María de Oya, fundado por Alfonso VII en 1132 como abadía, siendo su primer abad Pedro de Incio. En 1185 adoptó la reforma cisterciense, sometiéndose a la abadía de Claraval la cual se incorporó en 1547 a la congregación cisterciense de Castilla. Dicho monasterio fue desamortizado y vendido a particulares en 1835, cuando la iglesia del monasterio se convirtió en iglesia parroquial.

Su historia gira en torno al Camino Primitivo de Santiago, que entra en el ayuntamiento por el alto del Acebo atravesando la villa de A Fonsagrada, centro de devoción y visita obligada a la capilla de Santa María, donde existía un albergue y una fuente, cuyo nombre (Fontem Sacra) podría ser el origen del topónimo de «Fonsagrada». Finalmente, la ruta sale del municipio por el pueblo de Paradavella. Su ubicación en la ruta jacobea fundamentó la construcción de un hospital de peregrinos en la aldea de Montouto a mediados del siglo XIV: el Real Hospital de Santiago de Montouto.
El municipio de A Fonsagrada, junto con el de Negueira de Muñiz, formaron parte hasta 1.835 del Concejo de Burón, cuya capitalidad la ostentaba la villa de A Pobra de Burón, fundada en torno al año 1.200.
Hacia mediados del siglo XIV, estas tierras cayeron bajo el dominio de los condes de Trastámara, pasando luego a manos del conde de Altamira (hacia el año 1.480). A lo largo de la historia, los buroneses libraron una gran lucha contra las cargas y tributos que debían pagar, pero los señores feudales aplacaban las revueltas irmandiñas saliendo victoriosos.

Típica localidad de los valles bajos y cercanos a la costa. En la Iglesia de San Vicente Martir destacan los retablos, que aun cuando no conservan la imaginería original, son notables el retablo mayor, de estilo prechurrigueresco del siglo XVII y el que se sitúa en la capilla del lado del Evangelio de estilo rococó.
Güemes posee una historia rica y antigua cobrando especial importancia como paso del camino de Santiago. Todo ello se conserva aun hoy reflejado en el numeroso numero de ermitas, iglesias, monumentos, casonas, palacios , palacetes, escudos

Aniés es una localidad de una belleza geográfica impresionante. Posee «rincones» maravillosos desde los que se dominan unas impresionantes vistas de sus extensos campos cerealistas, de los pueblos que forman la famosa Hoya de Huesca y de las Altas Cinco Villas.. Por ejemplo, la llamada casa del santero cuenta con un mirador desde el que deleitarse con el majestuoso vuelo de los buitres.

Los primeros documentos en los que se vé reflejada la villa de Siete Iglesias son del año 1090 en un recuento de Don Alonso V de los lugares que pertenecen a la sede de Palencia.

La leyenda atribuye la fundación de la ciudad a un caudillo ateniense, Menesteo, que después de la guerra de Troya fundó una ciudad que llevaría su nombre, Puerto de Menesteo. En sus inmediaciones se ha situado la mansio Ad Portus o Portus Gaditanus, citada tanto en los Vasos de Vicarello como en el Itinerario Antonino,. En el año 711 los musulmanes se enfrentaron al ejército visigodo en la Batalla del Guadalete, que supuso la entrada de los árabes en la península. A partir de ese momento, la ciudad pasó a formar parte del territorio musulmán con el nuevo nombre de Alcanatif, que algunos investigadores traducen como Puerto de las Salinas. En 1260, Alfonso X conquista la ciudad a los musulmanes y le cambia el nombre árabe por el de Santa María del Puerto. Más tarde el nombre de la ciudad se cambió por el que se conoce actualmente, es decir, El Puerto de Santa María.
Este hecho es el argumento del texto de la Cantiga de Santa María nº 328, que forma parte del “Cancionero alfonsí de Santa María del Puerto”. El Rey Sabio organizó el repartimiento de las tierras y otorgó la Carta Puebla, pasando a formar parte desde entonces de la Corona de Castilla, como territorio del Reino de Sevilla.
Colón estuvo en El Puerto en 1493 preparando el segundo viaje. Aquí se pertrechó la “Santa María”, propiedad del marino-cartógrafo Juan de la Cosa, que fue piloto de Colón en 1492, y el que en 1500, en El Puerto de Santa María, fecha el primer mapa que incluye América.
Durante los siglos XVI y XVII, El Puerto es invernadero y base de las Galeras Reales y sede de la Capitanía General del Mar Océano
Proclamado rey Felipe V, primer Borbón, la ciudad pide su incorporación a la Corona, lo que sucede en 1729, en que la Corte se traslada a veranear aquí ese año y el siguiente.
Fue cuartel general del ejército francés durante la Guerra de la Independencia, bajo el reinado de José Bonaparte (1810 – 1812).
Con Fernando VII (1814–1833), en el periodo del Trienio Liberal (1820-1823), El Puerto es nuevamente ocupado y tomado como cuartel general por tropas de la Santa Alianza, ejército francés conocido por los “Cien Mil Hijos de San Luis”, al mando del Duque de Angulema, con el fin de acabar con la resistencia liberal refugiada en Cádiz y libertar al rey Fernando VII. Liberado éste, desembarca en la ciudad y deroga la Constitución de 1812, imponiendo de esta forma el poder absoluto de la corona.
Tras un fuerte período de recesión con la pérdida de las últimas colonias de ultramar del imperio español, en el siglo XX se optó por nuevas vías para la expansión económica y para ello se explotó el comercio del vino con prestigiosas bodegas instaladas en la ciudad. Además, se mejoraron las infraestructuras para potenciar el turismo, que ha sido y es su principal fuente de ingresos hasta nuestros días.
Literatos famosos de esta tierra fueron Pedro Muñoz Seca, Fernán Caballero (seudónimo de Cecilia Böhl de Faber) y Rafael Alberti, miembro de la Generación del 27.
Atesora un rico patrimonio histórico fruto de su dilatada y rica historia.
Tambien es conocido El Puerto de Santa María como «La Ciudad de los Cien Palacios», aunque el paso del tiempo y la dejadez han provocado que muchos de estos elegantes edificios hayan quedado deteriorados. Producto de la actividad comercial con la América Española o Indias, en los siglos XVII y XVIII se levantaron en la localidad auténticos palacios adaptados a las necesidades de los grandes comerciantes, quienes recibían el nombre de “Cargadores a Indias”.
La ciudad es célebre por sus vinos, incluidos en la Denominación de Origen del Sherry, sus bodegas, historia, gastronomía y excelencias turísticas.
Monumentos visitables: Iglesia Mayor Prioral, Castillo de San Marcos, Convento del Espíritu Santo, casas-palacio de Cargadores a Indias, Casa-Museo de Rafael Alberti, Plaza de Toros y sus bodegas, entre otros.

Fue fundada en 1355 por Don Tello, Señor de Vizcaya, con el nombre de Villaviciosa de Marquina, por su condición de marka, es decir, frontera con Guipúzcoa.
Esta localidad vizcaína se enmarca en el Camino de Santiago, que recorre la costa vasca hasta llegar a Santiago de Compostela.
El hecho de pertenecer a la ruta jacobea ha legado a Markina-Xemein un trazado medieval que aún hoy conserva. Calles paralelas y cantones configuran el urbanismo de esta ciudad, en la que se encuentran bellas muestras arquitectónicas. El estilo gótico-vasco del siglo XVI se puede admirar en las tres naves y potentes columnas de la iglesia de Santa María. Torres como las de los Barroeta o la de Mugartegui aproximan al visitante a palacios renacentistas y barrocos, fruto de un pasado esplendoroso. Llama la atención la ermita de San Miguel de Arretxinaga, de planta hexagonal y con un monumento megalítico en su altar. El cementerio de Markina-Xemein es otra visita obligada, ya que es un excelente ejemplo del pensamiento ilustrado. Su corte neoclásico aúna tanto elementos griegos como egipcios

Desde comienzos de la peregrinación a Santiago de Compostela, fue un lugar muy importante de paso. Su importancia queda confirmada por la existencia de una posada y de un hospital para peregrinos.

Construida en lo que antiguamente fue un castro y en la Edad Media una población amurallada, con una fortaleza de los Castro de Lemos, de la que sólo quedan restos, se supone que el subsuelo de este conjunto histórico esconde vestigios de interés arqueológico. Son numerosos los vestigios arqueológicos con que cuenta el municipio.

De la época prerromana se conserva el tesoro prehistórico de Caldas que es una ara votiva dedicada al dios indígena Edovio, encontrada en la arqueta del manantial termal. Los restos arqueológicos romanos son muy abundantes, aunque las muestras más significativas son los puentes: dos en la zona urbana y dos que si pueden encontrar subiendo por el río. En la Edad Media se construye un elevado número de iglesias románicas relacionadas al Camino Portugués cara a Santiago, en el que Caldas es lugar de paso obligado para los peregrinos procedentes del sur. Dice la historia que por este camino pasó Santo Tomé de Canterbury, a quien si le dedicó el templo que lleva su nombre.
Caldas fue sede episcopal hasta el año 569, en el que esta pasó a Iria.
Es tradición reiterada que Caldas fue cuna de noble linaje al darle cobijo al rey de Castilla Afonso VII, hijo de señora Urraca y de don Raimundo de Borgoña, conde de Galicia.
Al ser declarada villa de reguengo por Felipe II llegaron a Caldas nobles de todas las regiones que si asentaron allí al amparo de las ventajas fiscales.

Son abundantes los restos arqueológicos encontrados en la zona, sobre todo los que se relacionan con la cultura castreña y aquellos que prueban el asentamiento, de los romanos, que llegaron a explotar algunos yacimientos minerales en la parroquia de Retorta. En la época romana, fue una importante vía de penetración desde el sur de la Península y desde Portugal. Contaba con importantes explotaciones de minerales de estaño (Arcucelos) y, se supone, de oro (Camba). Hay, también, restos de Villas romanas, explotaciones agrarias no fortificadas situadas en valles o laderas, enterramientos com elmilenario encontrado en Alberguería.

La hospitalaria villa de las fuentes, de ahí viene el nombre «Hontanas», aún conserva, como vestigio jacobeo, un edificio llamado Mesón de los Franceses» antiguo hospital de peregrinos, hoy magníficamente restaurado y habilitado como albergue de peregrinos.
Su parroquia de la Inmaculada Concepción es una poderosa iglesia del siglo XIV.

No es más que un caserío que queda a la izquierda del camino. Quizás su nombre provenga del himno Jacobeo: «Ave Nostre Jacobus… . «

Históricamente no posee demasiada importancia, aunque en algún documento aparece como lugar de paso del Camino de Santiago. Sí es interesante su historia unida al ferrocarril de Langreo y FEVE.

A pesar de las sucesivas reformas, constituye uno de los monumentos más significativos del arte románico alavés. Se trata de un modelo de iglesia románica, con elementos protogóticos, que tiene planta de cruz latina con amplio crucero, tres capillas asimétricas e independientes y una nave dividida en tres tramos. El crucero pertenece al siglo XIII y se cubre con bóveda de ojivas. El elemento más destacado, por su decoración escultórica, es la puerta principal que se abre en el costado Sur, a la altura del crucero.
Existe constancia del monasterio en el año 1074 y, a partir de ese momento, una sucesión de noticias asegura su pervivencia hasta el siglo XVI. Después desaparecerá el Monasterio y Estíbaliz, con solo el templo como parroquia, conoce tiempos de decadencia y abandono hasta comienzos del siglo XX, cuando la Diputación Foral y el Ayuntamiento de Vitoria aceptan la cesión de parte del Hospital vitoriano de Santiago Apóstol, del que dependía desde el siglo XVI.
Durante el siglo XX se realizan continuamente obras de restauración y mantenimiento en el templo, se edifica un nuevo Monasterio y una Comunidad Benedictina se hace cargo del mismo en 1923.
La imagen de la Virgen es del siglo XII. Ha sufrido, a lo largo de los años, diversos avatares, siendo restaurada tres veces. Remodelada por el escultor Fernández de Viana en 1897. Restaurada en el año 1984. Actualmente se puede apreciar en ella parte de su policromía original.
Estíbaliz era desde el siglo XII, al menos, lugar de reunión de lo que se llamó Cofradía de Arriaga.
La Virgen era llevada en procesión a presidir las Juntas Generales, donde el obispo, la nobleza y los labradores elegían las autoridades civiles y militares.
Nuestra Señora de Estíbaliz es coronada canónicamente en 1923 y nombrada por Pío XII Patrona de Álava en el año 1941.

El pueblo de Caminha se desenvolvió bastante a partir del siglo XII, con base en la pesca y en el comercio tanto fluvial como marítimo, cuando disminuyó la piratería en el litoral. Por la privilegiada situación geográfica, Caminha era un punto avanzado en la estrategia militar portuguesa en la lucha contra castellanos y leoneses, y su piuerto fue de gran importancia hasta mediados del siglo XVI, sirviendo en los días de hoy para la unión por ferry-boat a España, en la costa opuesta. Diversas luchas y conflictos travados en estos parajes, habiendo sido atacada, durante la 2ª Invasión Francesa, en Febrero de 1809, por la tropas de Marechal Soult. La ayuda del pueblo a las pocas tropas del teniente coronel Champalimaud, impidió a los franceses entrar en Caminha. Una defensa que constituyó una página brillante de estrategia militar.
Este pueblo histórico, de calles que respiran historia, por entre casas típicas de dos pisos, y otras, denotando la importancia politica y comercial de la localidad, posee diversos lugares de interés, como la Desembocadura del Rio Miño, que posibilita paisajes bellísimos. De hecho, toda la zona costera del ayuntamiento de Caminha posee playas de gran belleza, extensos arenales y una luminosidad muy propia.

Este pequeño lugar perteneciente a la provincia de Lugo vive de lo que producen sus campos y de su pequeña cabaña ganadera.

La primera referencia a Argoños data del año 942, en relación a un ramal que enlazaba con la vía Agrippa, camino costero de época romana.
Desde el siglo XI el lugar de Argoños estuvo vinculado al monasterio de Santa María de Puerto de Santoña. En 1156 este cenobio pasó a depender del monasterio riojano de Santa María la Real de Nájera, por decisión de Alfonso VII, y con él todas sus propiedades.
Con la formación de los ayuntamientos constitucionales en 1822, Argoños, con sus tres barrios de Ancillo, Cereceda y Santiuste, quedó transformado en municipio.</b<
La primera mitad del siglo XX fue para la población de Argoños una época de notable crecimiento, que se vió interrumpido en las dos décadas posteriores. Veinte años más tarde, entre 1981 y 2001, el crecimiento demográfico en Argoños fue espectacular. Tal es así, que en el año 2003 la localidad tenía 1132 habitantes.
Las principales razones de este comportamiento demográfico residen en el descenso de la natalidad, compensada por el descenso de la mortalidad y la aportación poblacional procedente de los movimientos migratorios, en especial por gentes venidas del País Vasco.

Cultura

El nombre latino de (H)Asta Regia, sin conexión con el nombre actual, se aplica a una antigua ciudad que se encuentra hoy en la pedanía jerezana de Mesas de Asta, unos 11 kms al oeste de Jerez, una mansio documentada de la “Vía Augusta”. El nombre castellano actual viene de la forma árabe Sherish. A Xerez se le añadiría al poco tiempo de la Frontera, al encontrarse en la frontera con el Reino Nazarí de Granada.
Durante los siglos XII y XIII Jerez vivió una etapa de gran desarrollo, construyéndose su sistema defensivo y configurándose el trazado urbanístico del actual casco antiguo. Con la conquista de Sevilla en 1248 por Fernando III el Santo, el área de Sherish quedó sometida bajo una especie de protectorado castellano, entre la zona conquistada y la frontera granadina. En 1264, tras la revuelta de los mudéjares, una campaña militar de Alfonso X el Sabio incorporó definitivamente la ciudad y su reino a la Corona de Castilla, concretamente al Reino de Sevilla. Según el libro de repartimiento de la ciudad, redactado tras la conquista, existían en ella veintiún cascos de bodega y siete mezquitas.
El Descubrimiento de América y la Conquista de Granada, en 1492, facilitaron que Jerez fuera una de las ciudades más prósperas de Andalucía gracias al comercio y su cercanía a los puertos de Sevilla y Cádiz.
Aunque en el siglo XVII la decadencia política, económica y social de la España de los últimos Austrias deja también su huella en la ciudad, esto no impide que durante el siguiente siglo la ciudad continúe con buen ritmo una nueva etapa de modernización y desarrollo. Es a partir de entonces cuando Jerez se hace mundialmente famosa y reconocida por sus vinos y sus numerosas bodegas.
Durante los siglos XIX y XX han nacido y crecido en Jerez artistas de gran prestigio en el cante y guitarra flamencos. En esta ciudad se encuentran actualmente la Cátedra Andaluza de Flamencología y el Centro Andaluz de Flamenco, y se proyecta la construcción de la Ciudad del Flamenco. Por todo ello, Jerez es considerada la cuna de este arte, con gran devoción de aficionados procedentes de diversos países, incluso del Japón.
Tras la crisis bodeguera a comienzos de los noventa, actualmente la ciudad busca diversificar la industria. Un sector económico fomentado con éxito es el turismo, debido a la fuerte identidad de las señas de la ciudad (vino/brandy, flamenco y caballos), el atractivo de los festejos (su inigualable Feria del Caballo en primavera) y al importante patrimonio histórico que posee, además de eventos como el Mundial de Motociclismo.

Es una pequeña aldea que carece de todo servicio, pero tiene una pequeña iglesia rural dedicada a San Ignacio.

Sus orígenes se pierden en la noche de los tiempos. Adquirió importancia durante la época romana, gracias a su importancia estratégica por su asentamiento y por ser lugar perfecto de cruce del río Miño. De esos momentos data el origen del famoso Puente Viejo, muy reconstruido, pero emblema de la ciudad.
Durante los siglos medievales tuvo un papel destacado, sobre todo, durante el reino suevo. Repoblada por el monarca Alfonso III, inicia una nueva etapa de desarrollo, que tiene en la construcción de su catedral, su punto culminante. En la construcción de la Seo orensana (siglo XII)intervinieron maestros de diversos países y gustos estilísticos, lo que dotó al edificio de una peculiar personalidad artística
El periodo de finalización de la Edad Media y la entrada en La Edad Moderna supuso para Orense un momento de constantes y violentos enfrentamientos.
En la actualidad, Orense es una pujante ciudad, nudo de comunicaciones y servicios, cuyo potencial industrial está representado en el Parque Tecnológico.

Cultura:

La primera vez que Hernani aparece en un documento escrito es el día 17 de abril de 1014, en una copia del documento de donación que Sancho III de Navarra hace al Monasterio de Leyre «in finibus Ernani ad litus maris» en los confines de Hernani, a la orilla del mar, se trata de un pequeño monasterio bajo la advocación de San Sebastián, origen de la actual capital guipuzcoana. El acta de concesión de la categoría de Villa se quemó en uno de los múltiples incendios sufridos en el municipio, aunque se piensa que puede datar del siglo XII.
Para algunos investigadores la denominación de Hernani, antes que nombre del pueblo, fue un toponímico que designaba a un territorio o
proto-pueblo,
entre los ríos Urumea y Oria y que se extendía entre Arano (Navarra) y acababa en el mar, del que se fueron desprendiendo los nuevos municipios.
Los comienzos de Hernani como núcleo poblacional se encontraban indisolublemente unidos a Navarra políticamente, a nivel religiosos se dirimía una curiosa batalla de preeminencia entre Pamplona y Bayona.
Su economía se basaba en la agricultura, en la ganadería y en la industria del hierro. El puerto era el punto de paetida del ocmercio del trigo y era también astillero.
Hernani representaba el nexo comercial de Navarra con el mar.
No sólo la paz y la prosperidad forman parte de la historia de Hernani. Este territorio fue escenario de numerosas y cruentas batallas durante toda la Edad Moderna. El siglo XIX dejó en este territorio la indeleble huella de las mortíferas acciones del ejército francés de Napoleón.
También sufriría en sus carnes las consecuencias de las Guerras Carlistas.
En las décadas 50 y 60, gracias al aumento de la industrialización, Hernani experimentó una gran emigración, procedente, en su mayoría, de Extremadura y Castilla y León, que fueron creando sus propios barrios en la periferia del casco urbano. Esto suspuso un enorme enriquecimiento cultural debido a la fusión de idiomas y costumbres.

Los romanos también dejaron aquí huellas de su fondo como se manifiesta en los restos arqueológicos encontrados en la zona, y las pruebas de que la explotación de los yacimientos minerales, de los asentamientos o de otros desechos.

Fue un castro celtibérico, posiblemente también romano y posteriormente visigodo, y sin duda su ruinoso castillo fue testigo de toda suerte de batallas entre cristianos y árabes, pero es en el año 1.131 cuando Alfonso VII la hizo definitivamente castellana.
La población se desarrolló en el costado sur del cerro del castillo, y a lo largo del camino, casi un kilómetro y medio de longitud, se levantaron iglesias, hospitales (hasta siete se llegaron a contar a finales de la edad media), mesones y todo tipo de comercios.
Empezando por la Colegiata de Nuestra Señora del Manzano templo románico ampliamente remodelado en el siglo XVIII, continuando con las iglesias de Santo Domingo y Santiago de los Caballeros y el templo fortaleza de la iglesia de San Juan con su hermoso claustro del siglo XIV, en donde se puede apreciar un artesonado mudéjar, y terminando por el monasterio de Santa Clara situado extramuros, y las evocadoras ruinas del convento de San Francisco podemos decir de Castrojeriz que es una de las localidades del camino con mayor monumentalidad.

Puerto de Somport ( El Summu Portu ), de los romanos o el Puerto de Aspe. Este paso lo utilizaron árabes y romanos, y más tarde los peregrinos del Camino de Santiago. De las cuatro grandes rutas que tomaban los peregrinos jacobeos por el territorio francés, tres se reunían en Ostabat y entraban en territorio español por el puerto de Cisa (Roncesvalles). La cuarta lo hacía por el » Summus Portus «, vía procedente de Arles, donde se fundían los caminos italianos.
Muy cerca se encuentran las ruinas del hospital de Santa Cristina, activo hasta el siglo XV. Tras la expropiación de sus bienes por los calvinistas, fue abandonado por la comunidad en el siglo XVII y sus piedras utilizadas en la construcción de la línea férrea. Según el Codex Calixtino era una de los lugares más emblemáticos y más caritativos.

Perteneciente al Occidente Cántabro, dentro de la Comarca de La Valdáliga, su historia va indisolublemente unida al destino de esta zona.
El Tejo nació como una Eclessia, es decir, su poblamiento se fijó por la concurrencia de algunas gentes que cultivaron las tierras cercanas al pequeño Monasterio que allí se fijó, en el cual conocemos que en los años 1179, el rey de Castilla y león Alfonso VIII, le concedió varias heredades. Aún que da este monasterio una ventana románica con arco de medio punto y algunos canecillos, también románicos, manifestación de aquella arquitectura rural del S. XII. Esta localidad se vinculó a la Orden de San Juan de Acre y así se documenta en 1351 y 1404, al constatarse tal vinculación en el Becerro de las Behetrías.

Cultura

Algunos autores atribuyen la fundación de Abobriga en el año 140 a.C. (primer nombre de Baiona) a Diomedes de Etolia, hijo del príncipe Tideo, fundador de Tui. En esa época, los romanos expulsan de la península ibérica a los cartagineses, pero algunas regiones como Galicia y Lusitania se alzan contra ellos. Para combatir estos levantamientos, Roma envía al cónsul Flavio Serviliano que sitia a los rebeldes de estas tierras en el recinto fortificado de la Erizana. Pero una noche Viriato entra por el mar con su ejército, acorrala a los romanos entre la montaña y la bahía y libera a la población, que horas antes respondiera a las amenazas de Flavio Serviliano de pasarlos a cuchillo de esta forma: «nuestros padres no nos dejaron oro y plata para comprar la libertad, sino hierro para defenderla».
En el año 60 a.C., Julio César llegó a esta Villa con la intención de asaltar con sus tropas las islas Cíes y destruir a los herminios, allí refugiados, que se rindieron ante el bloqueo ordenado por el emperador romano. Posteriormente, en el año 587 es conquistada por el rey visigodo Recaredo. El monarca la anexiona a su reino y decide acuñar una moneda para conmemorar su triunfo. Entre los años 730 y 750, la Villa es dominada por los árabes, que pierden su posesión en beneficio del rey Alfonso I. No sería aquélla la única presencia árabe en esta geografía, puesto que siglos después (en el 997), el rey Almanzor –consciente de la importancia estratégica del lugar y su fortaleza– consigue conquistar la Villa.
Época bajomedieval y principio de la edad moderna
Una de las fechas más significativas en la historia de Baiona es quizá la de 1201, año en que el rey Alfonso IX de León firmó en las islas Cíes una Carta-Puebla por la que otorgaba a Erizana el nombre de Bayona y concedía a sus habitantes importantes fueros y privilegios para el comercio marítimo. De esta manera, dejaba de depender del señorío del monasterio de Oia.
Como quiera que Baiona era valorada como enclave estratégico, sus posibilidades de ser atacada eran elevadas. En 1331, durante la guerra entre los reinos de Castilla y Portugal, fue atacada por la flota dirigida por el almirante portugués Pezaña, lo que provocó en la Villa enormes destrozos. Cuatro décadas más tarde, en 1370, el nuevo rey de Castilla, Fernando I de Portugal, fija su residencia en la fortaleza de Monte Boi, hasta que es derrotado por las tropas castellanas.
Esta época de guerras y pactos arruina a Baiona que no volverá hasta el siglo XV a recibir un nuevo impulso. En 1425, el rey Juan II decide que A Coruña y Baiona sean los únicos puertos gallegos en los que se descarguen las mercancías procedentes del extranjero y, posteriormente, autoriza a este puerto a importar y exportar cualquier clase de mercaduría.
En 1474 es asaltada de manera sangrienta por Pedro Álvarez de Soutomaior, más conocido como Pedro Madruga, uno de los personajes más despiadados de la época feudal gallega. Amante de los castillos y fortalezas, Madruga construye en el pico del Monte Boi una Casa-Torre, que aún hoy permanece en pie como parte del actual Parador de Turismo.
Un año más tarde, los habitantes de Baiona toman partido por Alfonso V, rey de Portugal, en su lucha contra los Reyes Católicos. Finalmente, tras un prolongado asedio, el monarca y los baioneses, resguardados en la fortaleza de Monte Boi, deciden rendirse. Aún volvió a intentar cercar sus murallas en 1478 Pedro Madruga, pero se vio obligado a desistir ante las fuerzas reales.
La fecha más señalada de la historia de Baiona es la del 1 de marzo de 1493: ese día arribó a su puerto la Carabela Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón y pilotada por Cristóbal García Sarmiento –natural de esta comarca–. Baiona se convertía así en el primer pueblo de Europa en tener noticia del descubrimiento de América. En 1497, los Reyes Católicos concedieron a los habitantes de Baiona numerosos privilegios y les ordenaron vivir, en previsión de las invasiones extranjeras, dentro del recinto de la fortaleza de Monte Boi, que a partir de entonces tomaría el nombre de Monte Real.
La época moderna
Comenzado el siglo XVI alcanza Baiona gran esplendor: expedía y comunicaba Órdenes Reales, era cabeza de Partido y tenía dominio y señorío sobre los valles de la Louriña y Rosal. Por otra parte, la Villa iba creciendo puerto atrás, pues los habitantes no eran muy partidarios de vivir en la fortaleza. Ese esplendor se ensombrecería años antes de la mitad del siglo, cuando una flota francesa de 56 navíos ataca su puerto (año 1533) y después de que una epidemia menguase considerablemente su población (1540). Antes, en 1512, el marinero baionés Diego Carmona Pérez arribó en Sanlucar de Barrameda con la expedición de Juan Sebastián Elcano, tras haber completado la primera vuelta al mundo. Otro marinero de la Villa, Vasco Gallego, que formaba parte de la tripulación de Magallanes, integrante de la misma expedición, falleció en las islas Molucas.
En 1585 el pirata inglés Francis Drake, al mando de 1500 hombres, ataca la fortaleza, pero la población de la comarca, ordenada por el entonces conde de Gondomar, Diego Sarmiento de Acuña, le conmina a abandonar la bahía. El propio conde consiguió comprar al rey Felipe II el feudo del Val Miñor, con lo que así pasaba a gobernar a veinte mil vasallos. Después el propio monarca ayudaría con privilegios a la Villa (exención para servir en la Armada Real y creación de una Cátedra de Gramática) y concentraría en la bahía a una Armada de 17000 soldados, con el fin de derrotar a los piratas que merodeaban las costas gallegas.
Los siglos XVII y XVIII fueron también tiempos de asedio constante. Baiona era el puerto principal del sur de Galicia y norte de Portugal y el punto marítimo más difícil de combatir. Se dice que quizás el famoso hundimiento de los galeones en Rande no hubiese ocurrido de haber atracado éstos en la bahía de Baiona, pero los Reyes desatendieron su importancia. A lo que sí llegó a contribuir Baiona fue a la reconquista de Vigo. Los vecinos de la comarca, con la ayuda de batallones portugueses, se zafaron de las tropas del mariscal Soult, que se habían adueñado de Monterreal, frenando así parte de la avanzadilla napoleónica hacia Vigo, la primera ciudad de Galicia que consiguió liberarse del dominio francés.
La época contemporánea
En 1823, Baiona dejó de ejercer su jurisdicción sobre el Val Miñor y su influencia quedó reducida a término municipal. La última vez que funcionaron los cañones de Monterreal fue veinte años después, cuando el general Iriarte intentó sin éxito apoderarse de la fortaleza como etapa de su lucha por mantener el Movimiento Liberal.
En 1859 una Real Orden dispone el fin de Monterreal como fortaleza militar y en 1872 el Estado anuncia su venta en subasta pública. Lo adquiere en 1877 José Elduayen, marqués del Pazo de la Merced. En 1880 Manuel Misa y Bertemati, conde de Baiona, entrega al Ayuntamiento un edificio que funcionará como escuela pública. Su hermano, Ventura Misa, construyó por primera vez una bodega catedral en Jerez de la Frontera, en la que se creó el vino de Jerez, del que se considera inventor.
En 1943 se inaugura el actual consistorio, instalado en la histórica «Casa de Correa», adquirida un año antes por el Ayuntamiento. En 1966 el castillo de Monterreal comienza a prestar servicios como Parador Nacional de Turismo, después de que el Estado lo adquiriese en 1963 a los herederos de Bedriñana.

Es una aldea fundamentalmente ganadera; también se dedica a la agricultura, aunque su carácter es de autoconsumo.

En Galizano podemos admirar la casa de Agustín del Pontón y Calderón de la Barca, diputado general de Trasmiera por la Junta de Ribamontán, que data de la segunda mitad del siglo XVII, junto a una torre de tres pisos; y también en este pueblo destacan la casa de Calderón-Güemes, la casona de Campo Velasco, ambas del mismo siglo, y la casa del maestro de cantería Pedro de la Cuesta, del 1619.
Son de señalar en este pueblo las Escuelas de Galizano instituidas a comienzos del siglo XX, similares a otras proyectadas por Alfredo de la Escalera y Amblard. En el siglo XX comienza a constituirse como uno de los principales exponentes turísticos de la costa cantábrica, con unas excelente playas y una mejora progresiva de las comunicaciones y del sector servicios.

Las partes esenciales del monasterio se edificaron entre los siglos XI y XIV sobre una primitiva iglesia prerrománica. Destaca la cripta dedicada al obispo y mártir San Babil, del siglo XI, la parte más antigua de todo lo conservado. En ella se acumulan inmensas masas de piedra, con fustes de escasa altura y robustos capiteles. El recinto es angosto y cuenta con cuatro naves separadas por arcadas que descansan sobre 11 sólidos capiteles de decoración de estilo primitivo.
Otro de los grandes tesoros del monasterio es la puerta Speciosa, del siglo XII, un perfecto pórtico románico adornado con algunos elementos de la ruta jacobea dispuestos en su arcaico tímpano.

La presencia humana en esta región se remonta hasta el Neolítico y la Edad del Bronce, aunque en sus orígenes los terrenos de las actuales marismas del Bajo Guadalquivir se encontrarían bajo las aguas del llamado Lacus Ligustinus. En época romana se sitúa en una encrucijada de caminos con la calzada denominada Vía Augusta atravesando su término camino de Hispalis, circunstancia que marcaría el futuro de la población.
Muy cerca, en la Sierra de Gibalbín, existen los restos de una ciudad romana y los de varias villas de la misma época, así como los de la torre de un castillo de época medieval en la que son claramente visibles sillares romanos.
Durante la Edad Media, este núcleo de población era conocido como El Cuervo; el propio Alfonso X El Sabio lo menciona en los repartimientos de tierras en el año 1274.
Por su situación en zona de campiña y de grandes haciendas agropecuarias, esta zona demandaba mucho trabajo temporal. Los primeros inmigrantes del pueblo procedían de otras localidades de la comarca, como Algodonales, Arcos de la Frontera, Bornos, Grazalema, Lebrija, etc. Estos inmigrantes trabajaban en los cortijos de la zona y muchos se fueron asentando definitivamente en el pueblo. Es un establecimiento de carácter semiespontáneo, construido por jornaleros y vendimiadores. La mayoría de las edificaciones se levantan sobre pequeñas parcelas agrícolas, con tipologías autoconstruidas (inicialmente chozas).
En la foto: RESTOS DEL CASTILLO ALHOMADE DE LA SIERRA DE GIBALBÍN (TÉRMINO DE JEREZ)

Una pequeña iglesia rural, que desconocemos a quien está dedicada, es todo.

Se sabe que hubo asentamientos prerromanos por los restos encontrados en las poblaciones castrexas y mámoas halladas en A Martiñá, Covas y San Facundo.; sin embargo, la historia de esta localidad discurre íntimamente ligada, desde el siglo XII hasta el siglo XIX, tras las Desamortizaciones, al Monasterio de Oseira, cuando comienza su época histórica más floreciente. Fundado en el año 1137 por monjes del Císter, fue el eje socioecomómico y religioso de estos territorios, llegando a poseer su Abad el título de «Conde de Cea».

Los primeros habitantes de estas tierras nos han dejado su impronta en los abundantes vestigios megalíticos y castreños aproximadamente una veintena de ejemplares, que constituyen el testimonio más antiguo de actividad humana. Posteriormente, los romanos y los visigodos ocuparon estas tierras.

La primera aparición de la Villa en la Historia es en un documento fechado en el año 1.025, con motivo de la donación del Monasterio de San Salvador de Olazábal (Altzo), en él aparecen los topónimos que en el futuro le serán propios a la villa.
Durante el reinado del monarca leonés Alfonso XI (1.185-1.230), la población ya contaba con sus propios Fueros, Usos y Costumbres. Años más tarde, Alfonso X El Sabio, en 1.254, le otorgó el preciado título de Villa, a la vez que dispuso su fortificación, desviando, incluso, el curso del río Oria para convertir a la población en una especie de isla que garantizase su protección.
Este mismo monarca, especialmente interesado en el avance demográfico de la zona, les concedió numerosos privilegios y eximentes tributarios. Bastante antes del año 1.256 la Villa poseía considerable importancia; en el año 1.200, en su Iglesia de Santiago, se reunieron los Procuradores provinciales para tratar el tema de la incorporación de Gipuzkoa a la Corona Castellana.
Entre 1.374 y 1.392 reúne en régimen de vecindad 25 pueblos de los alrededores; esta situación duraría hasta el siglo XVII, momento en que comienzan a desgajarse para configurarse como municipios independientes.
El siglo XV fue especialmente significativo para Tolosa, ya que el monarca Juan II ordenó que todo el comercio realizado entre Nafarroa y los puertos guipuzcoanos pasara por esta villa.

Se han encontrado restos de asentamientos humanos del período Megalítico.
De la cultura castreña destacan los Castros de Cerdeira y A Medorra.
Existe un miliario que determina que una calzada romana pasaba por la zona.
Dice la tradición que en el siglo IV se apareció la Virgen en un juncal (de ahí proviene el nombre de la población) por lo que en ese lugar se levantó una ermita. Entre los siglos VIII a X se erige un Monasterio bajo la advocación de Santa María, y es en 1164 cuando se sabe con certeza que se construye la Iglesia románica.

Itero del Castillo es el último pueblo de la ruta perteneciente a la provincia de Burgos, queda un poco a la derecha del camino. Población ribereña fortificada, que defendía la frontera del Condado de Castilla. De las ruinas de la antigua fortaleza solo queda el torreón o castillo que da nombre al pueblo. La iglesia parroquial es del siglo XVIII y está dedicada a San Cristóbal.
Fue Alfonso VI quien ordenó levantar un puente sobre el río Pisuerga; el Puente de Fitero (Pons Fiterei del Codex Calixtinus), que era el límite entre los reinos de Castilla y León. Un poco antes de llegar a él se encuentra el antiguo Hospital de San Nicolás que perteneció a la Orden de San Juan, hoy restaurado y reconvertido en ermita de San Nicolás y en albergue de peregrinos gracias al empeño de la Confraternitá de San Jacobo de Perugia.

Candanchú era un castillo ( también llamado de Castellar) que se cita en el siglo XIII y del que hoy apenas quedan ruinas. En la actualidad es una de las más antiguas estaciones de esquí de España, situado en un valle limitado por los montes Tobazo, La Tuca Blanca, y la Zapatilla, por cuyas laderas se extienden sus pistas.

En el siglo XX el sistema de comunicaciones era aceptable. Con el regreso de los indianos, sus fortunas acumuladas con años de trabajo ayudan a levantar alguna industria en la zona y como no, la importante arquitectura indiana. E Archivo de Indianos se puede ver en Colombres

Cultura

Tenemos testimonios de la presencia continua de pobladores en nuestro municipio desde antes de la época Castreña, como lo demuestran los numerosos petroglifos que existen y que son anteriores a los castros de Chandebrito y Panxón. Desde esos tiempos hasta nuestros días, el hombre fue dejando huellas de su paso en forma de legado cultural. Edificios y obras religiosas y civiles salpican el municipio y nos dan pistas de las costumbres y usos de sus creadores.

La Estación Internacional de Ferrocarril de Canfranc es un esplendoroso edificio bañado de diversas influencias arquitectónicas que se concibió como gran escaparate de España ante los visitantes extranjeros.
La construcción de la Estación Ferroviaria Internacional de Canfranc se inscribe dentro del proyecto de creación de un paso fronterizo a través de los Pirineos que comunicase España con Francia a través del túnel del Somport. Así, tan sólo se hizo necesario unir mediante el ferrocarril Jaca con Canfranc y abrir el túnel de Somport (finalizado en 1915), situándola en el valle de los Arañones.

Paso a paso, desde sus orígenes, pasando por su etapa castreña, tal vez su período histórico más importante, la Edad Media y su entrada en las Edades Moderna y Contemporánea.
El sector económico más importante es la ganadería de ganado vacuno, productor de leche y primero en importancia. De cerca le siguen la raza rubia gallega, tradicionalmente reservada para carne y el ganado porcino y del ovino.
En cuanto al sector agrícola, se cultiva maíz, patatas, nabos, trigo, centeno y hortalizas. También es una importante fuente de ingresos el aprovechamiento de los recursos forestales, a través de la explotación de madera de pino silvestre.
El desarrollo industrial es escaso y se basa fundamentalmente en las fábricas transformadoras de madera, hierro y aluminio; también hay algunas minas de hierro, zinc y de oro en Mendreiras, parroquia de Martín.
El comercio se localiza en O Cádavo y se centra en restauración y pequeños comercios.

La degradación que había sufrido la Peña con la explotación de las canteras en los años 60 y 70 del siglo pasado, motivó que acercarse hasta ella supusiera un peligro real al haber desaparecido los caminos o encontrarse éstos muy deteriorados y cubiertos de maleza.
Para su acondicionamiento se han efectuado labores de limpieza y desbroce; se han instalado bancos y mesas en las zonas de descanso y un mirador en la cima desde el que se tiene una vista espectacular de la ciudad de Santander y sus alrededores; en la lejanía una fina cinta azul nos delata la presencia del Mar Cantábrico.
En diversos puntos del recorrido y también en la cumbre, se han instalado paneles panorámicos que indican con su nombre los detalles que pueden verse.
Esta senda es sólo el principio; se pretende repoblar las laderas de la Peña con árboles autóctonos e incluso adecuar la zona de las canteras para instalar allí una zona de escalada.

Huelva, ciudad de Andalucía y capital de su provincia, fue punto de encuentro de diversas civilizaciones y culturas. Fruto de los primeros asentamientos recibe el nombre de “Onoba”, y por “Onuba Aestuaria” se la conoce durante la época romana, a la que se debe la mayor parte de su estructura urbana y el gentilicio o nombre que reciben las gentes de Huelva: “Onubenses” Avanzando en el tiempo toma el nombre árabe de “Welba”, del que se deriva el que permanece hasta nuestros días.
Es ciudad de dos ríos, el Iberi (Río Tinto) y el río Odiel. Se considera que el término Iberi (Iberia), que define lo que hoy es la península Ibérica, es exclusivamente griego, si embargo, se cree que la voz “iber” es de origen íbero, ya que era así como este pueblo nombraba a los ríos en general.
En estas tierras se desarrolló una gran cultura gracias al componente indígena, dedicado al pastoreo y la agricultura, y también gracias a sus importantes yacimientos metalúrgicos. Pero por su especial situación marítima, Huelva fue muchas veces invadida y destruida por todos los pueblos guerreros que pasaban por sus costas. Esta es una de las razones por la que no se conserven demasiados vestigios monumentales sobre sus antiguos pobladores.
El reino tartesio desaparece entre los años 530 y 508 adC, cuando los fenicios consiguen un importante dominio en toda la cuenca mediterránea y cortan el comercio de la zona con Grecia, lo cual origina una crisis en la ciudad que hunde la economía y demografía. Pero aún así, la ciudad continúa permanentemente habitada al ser su situación (minas, río, mar) estratégica para nuevos pueblos.
De la época romana quedan pocos vestigios, pero en el año 2000, como consecuencia de unas excavaciones, se encontró una necrópolis que permitió delimitar con mayor definición la antigua ciudad. A partir del siglo VIII el dominio fue árabe, y así hasta que en el siglo XIII (año1.238), momento en que las tropas Cristianas, bajo el mando del Rey Alfonso X (El Sabio), se hacen con el control de este sitio.
Posiblemente uno de los hechos más destacados sea cuando Cristóbal Colón, con un buen número de marineros de la tierra y partiendo de Huelva, fueron protagonistas de una de las gestas más importantes de la historia de la humanidad, como fue el descubrimiento de América en 1.492.

Su origen se confunde con la mitología: el dios Baco la fundó junto al Océano Atlántico. Esta vinculación con el dios romano del vino (el griego Dionisos) continúa en la actual tradición vinícola de la población.
Sin embargo, la fundación de la ciudad, según distintos autores, se atribuye a los fenicios (la llamaron Lepriptza) y a los tartesios (Nebrissa). De estos últimos se han encontrado en la localidad seis “timiaterios de oro” llamados Candeleros o Candelabros de Lebrija, fechados en el siglo VII a. de C., actualmente conservados en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Se supone que en sus orígenes Nebrissa fue un puerto del Lacus Ligustinus, bajo cuyas aguas permanecían muchas de las tierras de marismas hoy existentes en el Bajo Guadalquivir.
Su importancia en época de fenicios y romanos (éstos en el siglo I a. de C. la llaman Veneria en alusión a la abundante caza mayor que proporcionaba esta región) se demuestra por el hecho de que acuñó moneda propia, llegando a la categoría de “municipio de derecho latino” bajo dominación romana. Su posición histórica quedaba ubicada en la Vía Augusta, entre Hasta Regia (Mesas de Asta, Jerez) y Ugia (Torres Alocaz).
Tras el oscuro paso de los visigodos, al producirse la invasión de la Península por los árabes en el 711, Lebrija pasó a su poder después de la Batalla del Guadalete y recibió el nombre de Lebri-sah. Tras diversos avatares -fue conquistada por musulmanes y cristianos en dos ocasiones-, finalmente, en 1264, el rey Alfonso X de Castilla la incorporó a la corona de Castilla definitivamente.
Lebrija continúa su antigua tradición vinatera. Las uvas cultivadas en su término pueden ser usadas para hacer “jereces”, pero no los vinos que se críen en él, siendo éstos denominados “Vinos de la Tierra de Lebrija”.
En ella nació Elio Antonio de Nebrija, autor de la Gramática Castellana (1492), primera de una lengua vulgar que se escribió en Europa. Nebrija dedicó este libro famoso a la reina Isabel I de Castilla (la Católica), con el fin de “fijar la lengua” que sería «la compañera del Imperio» que nacería tras la Reconquista de Granada y la llegada de Colón al Nuevo Mundo. Nadie soñaba aún las consecuencias del Descubrimiento de América, pero es como si Nebrija, de algún modo, hubiera intuido que aquella oscura lengua nacida en tierras burgalesas, en el Norte de España, estaba en vías de convertirse en el gran idioma internacional, segundo del planeta, que es hoy el castellano.
Otros personajes ilustres “nebrixanos” son el cantaor Juan Peña “el Lebrijano” o Juan Díaz de Solís, navegante español descubridor del Río de la Plata.
Monumentos importantes: Iglesia Nuestra Señora de La Oliva, Parroquia de Santa María de Jesús, Convento de las Concepcionistas, Iglesia del Castillo, monumento a Elio Antonio de Nebrija o el humedal conocido como Balsa de Melendo.
En la foto: Ayuntamiento de Lebrija.

Habitada desde antiguo, Deba fue fundada por los pobladores de Itziar como población marinera.
Sus habitantes dedicaron durante largo tiempo sus mayores esfuerzos a la pesca de la ballena, pero eran las ferrerías situadas en el río y los arroyos las que dieron consistencia a la economía de la villa.
El comercio de lana y otras especies que llegaban al puerto de Deba también contribuyeron a su auge comercial.
Igual que San Sebastián y Zarautz, también Deba fue elegida por la corte decimonónica como lugar de veraneo.
De su patrimonio hay que destacar el edificio del Ayuntamiento y la iglesia de Santa María la Real, gótica del XIV-XV en la que resalta su portada y su bellísimo claustro.
Dentro de la arquitectura civil, Deba cuenta con varios palacios que, en su mayor parte, tienen su origen en el esplendor económico que la villa vivió en el siglo XVI gracias al transporte naval y a las expediciones balleneras y bacaladeras: Casa Agirre, Casa Aldazabal, Casa Bañez y Torre de Sasiola.

Se sabe que Vallada tuvo una ocupación humana constante desde la época Paleolítica hasta los siglos medievales. Es en la época romana, cuando se piensa que pudo existir una posible habitación en núcleos urbanos, a partir de los restos cerámicos y constructivos hallados en el año 1987. Se trataría de una «villa» de cierta importancia por su amplia cronología y por su situación en una zona de profunda romanización.
Durante el periodo de ocupación musulmana, Vallada parece caer en el olvido y sólo se conservan de ese momento algunos topónimos vigentes en el término municipal, el trazado urbano, que desaparecería tras la Reconquista, y las cerámicas conservadas en el Museo Municipal.
En el año 1244 se sabe que el rey Jaime I pacta, mediante capitulación escrita, con el alcaide musulmán, la permuta del castillo menor de Játiva por la fortaleza mayor al cabo de dos años. A cambio, se quedaba con los castillos de Vallada y Montesa.
Vallada vuelve a aparecer en documentos escritos en el año 1289, cuando el rey Alfonso III de Aragón y I de Valencia, a través de su representante, Bernat de Bellvís, concedía escritura de población a 120 familias de cristianos viejos para repoblar Vallada y Montesa.
Decisivo para los habitantes de Vallada fue el hecho de que el monarca Jaime II otorgara a la reciente Orden Militar de Montesa una escritura
de donación de la villa y castillo del mismo nombre. Así, el destino de Vallada se ligaba inextricablemente al destino de dicha Orden Militar.
Años más tarde, a instancias del segundo Maestre de la Orden, el monarca daba su beneplácito para que el Camino Real pasara por el interior de Vallada, con los consiguientes beneficios económicos.
En el año 1547 el Maestre de la Orden concedía jurisdicción propia a Vallada, gracias a lo cual queda convertida en Villa; su término jurisdiccional propio se le asignó el día 17 de enero del año 1548.
Llegado el siglo XVIII, y con él, la Guerra de Sucesión, las penurias se cernieron sobre Vallada debido al continuo paso de las tropas por su interior y a la obligación del desembolso de fuertes sumas de dinero y alimentos para el mantenimiento del ejército. Terminada esta contienda, aún había de sufrir Vallada otro revés más : los devastadores efectos del terremoto ocurrido el día 23 de marzo del año 1748.
No es fácil derrotar a los valencianos. A pesar de tantos factores en contra, los habitantes de Vallada consiguieron el resurgimiento económico y urbanístico antes del final de esa centuria. Todo ello pese a un nuevo factor en contra : el trazado del Camino Real por el centro del valle.
La segunda mitad del siglo XIX volvió a ser pródiga en catástrofes naturales, pero la voluntad de los valladianos consiguió recuperar el nivel anterior.

Cultura:

El primer dato escrito sobre la Villa data del año 1200 aproximadamente, pues en estos momentos se sabe que se está utilizando el paso de San Adrián, como parte de un camino que, procedente de Alava y del interior, lleva hasta Bidasoa pasando por Yarza. Su carácter de encrucijada de caminos le conferirá una extraordinaria importancia. Junto al puesto de Yarza existirá un señorío con la casa-torre, la ferrería. También se levantarán Dolarea y el Hospital Aguirrezábal, que serán el germen del núcleo de población y de la parroquia.
La historia de esta localidad camina de la mano del mundo del hierro. Desde la Edad Media, Beasáin destaca en el trabajo de este metal, las primeras noticias al respecto las encontramos en las célebres ferrerías de Yarza e Igarzaolea.
Los cambios económicos de esta localidad son consecuencia de la gran actividad mantenida en la industria de transformación siderometalúrgica. La influencia del ferrocarril, los avances en tecnología y la búsqueda de nuevos mercados propicia que se funde en Beasain la primera siderurgia moderna de la provincia en el año 1862. La principal característica de esta factoría es su vocación siderúrgica, evidente por la instalación de los altos hornos de carbón vegetal. Este hecho confluye, ya en el siglo XX, con la construcción de materiales ferroviarios.
El dinamismo y buena salud económica de Beasáin queda reflejada en su vida social.

Restos de ‘castros’ en la vecindad ­Cerdeira, Medorra, Ambía­ y otros indicios ­aras prerromanas de La Siota­ indican que ya los celtas apreciaron vivir en estos lares. En su recuerdo se celebra todos los años la Festa Castrexa.

Antes de entrar en el pueblo se encuentra la ermita de la Piedad del siglo XIII, que conserva una hermosa talla de Santiago Peregrino. Según los habitantes del lugar, también existió un hospital que posteriormente se utilizó como panera.
Poco más que destacar del primer pueblo de la provincia de Palencia, exceptuando la iglesia de San Pedro del siglo XVI, con portada gótica del siglo XIII, y un sencillo Rollo de Justicia

El inicio de la ocupación humana en Ruiloba se remonta a la Prehistoria, pues en las cuevas naturales existentes en la zona se han hallado vestigios que así lo corroboran. De esta forma, en la cueva de Concha, también conocida como cueva de Tijeras, Alcalde del Río descubrió a principios del siglo XX niveles paleolíticos sellados por un conchero austeriense. Estos hallazgos confirman que durante la etapa prehistórica estas cuevas pudieron servir de cobijo para los grupos paleolíticos.
En el periodo romano, la hipotética vía de Agripa, que recorrería la costa a lo largo de toda la región, atravesaría también este municipio, que, además, pudo ser lugar de paso desde las minas de Ruiseñada, en Comillas, hasta el Portus Blendium (Suances).
Este municipio, que recibe su nombre por la denominación fluvial ‘Río de Loba’, perteneció en la Edad Media al valle de Alfoz de Lloredo, uno de los de la Merindad de las Asturias de Santillana. La referencia documental más antigua de este territorio data del siglo XII y se refiere a una donación a la Abadía de Santillana de una herencia de varias posesiones localizadas ‘in Rio de Loba’.

La historia de Villaralbo se encuentra íntimamente unida al río Duero que siempre ha sido fuente de vida y de riqueza pero que también ha contribuido a modificar y esconder las huellas de las diferentes civilizaciones han lo han visto discurrir.
Tres son los asentamientos en torno a los que gira la historia más antigua de Villaralbo: Valcuevo, Los Castros y el yacimiento de El Alba. Aunque en todos ellos podemos encontrar restos de las diferentes civilizaciones que a lo largo de la historia han dejado su impronta por estas tierras, destaca por su importancia el yacimiento del Alba, tanto por lo que se refiere al número y tipología de los restos como por la extensión en la que éstos pueden ser encontrados.
La referencia escrita más antigua sobre Villaralbo data del año 1.116. Se trata de un Privilegio de Dª Urraca en el que hace constar la donación que ésta hizo a la Orden de San Juan.
El S. XIX comenzó con la defensa de Zamora ante las tropas napoleónicas en 1808 en la que participaron vecinos de toda la comarca. Débil y mal organizada no supuso contratiempo alguno para las tropas francesas. En 1836 Villaralbo procedió a la limpieza y profundización de sus aceñas y estuvo en proyecto su ampliación, no llevándose a cabo, principalmente, por diferencias entre los vecinos.
El siglo se cierra con una nueva referencia a Villaralbo esta vez en la Guía Sinóptico Geográfica de la Diócesis de Zamora de F. Gómez Carabias en la que de nuevo realiza una particular visión de las características de la localidad.

Vigo y su comarca estuvieron poblados desde tiempos antiguos. Hasta el momento no se localizo ningún asentamiento paleolítico, aunque se han localizado piezas que se remontan a la Edad de Piedra, son un medio centenar de útiles tallados en cuarzo. La mayor parte de estas piezas prehistóricas se encuentran en la colección del Museo Municipal de Castrelos.
En Vigo, el proceso de romanización fue muy intenso en la ciudad. Las evidencias arqueológicas indican una importante actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a.C., desenvolviéndose un progresivo proceso de romanización, consolidado durante el siglo I d.C., una vez conquistado el territorio y establecida la paz romana.
El proceso de romanización duró cerca de seiscientos años de los que quedaron relevantes vestigios investigados en numerosas excavaciones arqueológicas: villas (villae), esparcidas por todo el litoral (Alcabre, Toralla…), restos de instalaciones portuarias, calles, instalaciones industriales (salinas y factorías de salazón), necrópolis, restos hundidos, además de una intensa romanización de los poblados castreños del término municipal.
Con la propagación del cristianismo, durante la Edad Media la Iglesia dominó la sociedad gallega. Vigo dependió durante mucho tiempo del Monasterio de Santa María de Melón (Orense).
A pesar de los habituales ataques de los corsarios, la villa de Vigo fue creciendo durante a Edad Moderna. Consiguió importancia la actividad artesanal y el comercio pesquero, siendo el gremio más relevante el de mareantes. Algunos documentos reflejan en esta época la importancia que tenía la pesca de la sardina. En 1573 se firmó la primera ordenanza que regulaba la pesca en la Ría de Vigo.
Como otros muchos lugares de España, Vigo fue ocupado por el ejército francés de Napoleón Bonaparte en 1809. La resistencia popular a esta invasión provocó un levantamiento dirigido por los militares Pablo Morillo y Bernardo González del Valle Cachamuíña que terminó con un asalto a las murallas y con la expulsión del ejército napoleónico. Este episodio motivo la concesión a Vigo del título de ciudad Fiel, Leal y Valerosa.
El primer tercio del Siglo XX el puerto de Vigo quedó asociado con la imagen de miles de gallegos que se embarcaron rumbo a América.
La Guerra Civil apenas se notará en Vigo, en donde apenas hubo resistencia al golpe de estado franquista y solamente tuvo lugar la batalla de Vigo durante un periodo de 10 días, que abarcó del 18 de julio al 28 de julio de 1936. No sucedió así en Lavadores, donde existió más resistencia al golpe militar.
En las décadas de 1960 y 1970 Vigo sufrió un crecimiento urbano acelerado y a veces desordenado, motivado por el desenvolvimiento industrial. La oferta laboral atrajo numerosa inmigración de las zonas rurales de Galicia, especialmente de la provincia de Orense, que arraigaron en barrios tan populares hoy como Teis, Coia y en el Calvario.

Los primeros restos de población permanente en esta zona del Pirineo se remontan al Eneolítico (3000 a. C.) pues hay varios dólmenes que rodean la villa y se han encontrado en la Cueva de Las Güixas restos de cerámica e incluso monedas romanas que hablan de su utilización permanente como vivienda y refugio hasta el siglo IV d.c.
En la localidad también se han hallado restos romanos, que se asocian al paso de la Vía del Summo Porto por el municipio, cuyo trazado coincide, además, con el itinerario del Camino de Santiago. Para defender la vía romana de la incursión de enemigos procedentes de la vertiente norte, entre los siglos VII y VIII se creó el Señorío de Aruej.
A principios del siglo XX, Villanúa alcanzó su máxima población, superando el millar de habitantes. Dos hechos explican este incremento poblacional. Por un lado, hay que destacar que los primeros años de 1900 coincidió con el máximo desarrollo de la actividad agropecuaria y, por otro y más importante, con las obras del ferrocarril del Canfranc.

Como en tantas otras pequeñas aldeas de esta región, lo único destacable de Pradeda es la ermita de Los Remedios, de sencilla y típica construcción.

Esta localidad contiene un moderno templo, dedicado a Nuestra Sra. del Rosario y edificado hacia 1824 gracias a los dineros aportados por Don Juan Francisco López del Diestro, natural de esta población, emigrante a la ciudad mejicana de Veracruz y benefactor de la Escuela de Primeras Letras afincada en la población de Santa Cruz de Bezana.

Su iglesia parroquial de las Mercedes destaca sobre el paisaje por estar situada en un alto.

En época púnico-turdetana se la conoce con el nombre de Cvnbaria, topónimo que aparece acuñado en las monedas que emite esta ciudad entre los siglos II y I a. de C. El general cartaginés Aníbal ordenó construir numerosas torres que se mantuvieron durante toda la colonización romana (Turris Hannibalis), siendo heredadas por los árabes, que cambian su nombre por el de Atalayas de Montúfar. El actual responde a su situación orográfica sobre una serie de pequeños cerros o “cabezos” conquistados por la Orden Militar de San Juan de Jerusalén.
Es famosa sobre todo porque aquí proclamó el entonces Teniente Coronel Rafael del Riego la “Constitución de 1812” el día 1 de enero de 1820, contra la política absolutista de Fernando VII, dando lugar al primer período de monarquía constitucional de la historia de España, el llamado Trienio Liberal (1820-1823).
La localidad sigue conservando en buena medida la morfología almendrada que ha tenido históricamente, con largas manzanas orientadas aproximadamente de norte a sur.
Monumentos importantes: Iglesia de San Juan Bautista, Ermita de San Roque y Capilla de Jesús Cautivo. Destaca también su importante Complejo Endorreico.
Foto: Las Cabezas de San Juan, Plaza de la Constitución

Tiene su origen, en la decisión de varios caseríos de agruparse para formar un solo municipio. Esta pequeña puebla, situada en territorio de la anteiglesia de Lumo, mantuvo durante largo tiempo una enconada rivalidad con esta última villa.
En 1366, Don Tello, conde Vizcaya y hermanastro del rey Pedro I el Cruel de Castilla, la fundó como villa y le otorgó el Fuero de Logroño. En el siglo XV se convirtió por su ubicación geográfica en el lugar de reunión de las Juntas de Vizcaya, que eran las Asambleas representativas de los pueblos de la zona. Allí juraban defender las libertades y discutían de los asuntos de su tierra, resolvían los conflictos entre los pueblos, elegían diputados generales cada dos años y decidían en materia de impuestos. Estas reuniones se llevaban a cabo en una ermita, que tenía frente a sí un hermoso roble. Con el paso del tiempo, el roble devino el famoso Árbol de Gernika y la humilde ermita se transformó en la iglesia juradera de Ntra. Sra. de la Antigua.
Las Juntas desaparecieron en 1877, para reaparecer con el Estatuto de Autonomía en 1979.
Poco a poco fue creciendo por su importancia simbólica y por su situación estratégica y de privilegio en el valle del río Oca.
Al ser un importante nudo de comunicaciones y punto de reunión de los diferentes caminos de Santiago que venían por la costa, junto con los marítimos que desembarcaban en Bermeo, hizo que se convirtiera en la capital comercial de la comarca y, ante todo, en el centro político de Vizcaya.
El mundo volverá los ojos hacia Guernica el 26 de abril de 1937, cuando un bombardeo de la aviación alemana, durante la Guerra Civil Española, destruya la ciudad. Este hecho la haría formar parte de la Historia más reciente, pero también de la Historia del Arte mundial, al ser representado este suceso por el pintor Picasso en su cuadro titulado Guernica.
Del patrimonio artístico de la ciudad que se libró del bombardeo, caben destacarse la iglesia gótica de Santa María con una hermosa portada gótica a la que se accede por una escalinata. El templo comenzó a edificarse en estilo gótico, se continuó durante el Renacimiento y se terminó con su espadaña en pleno siglo XVIII. El palacio de Montefuerte, casa-palacio con fábrica de sillería y totalmente reconstruido en el siglo XVIII. En la actualidad acoge el Museo de Euskal Herría. Por último, el convento de Santa Clara, cuyos orígenes datan de 1422, pero cuya construcción es del año 1880.
Cerca de Guernica se encuentran las Cuevas de Santimamiñe mundialmente conocidas por sus pinturas rupestres del Paleolítico, que desarrollan escenas de caza. Próximo a estas cuevas se alza un magnífico castillo reconstruido en el siglo XIX por la emperatriz Eugenia de Montijo, que vivió en él durante un tiempo.

El topónimo Benetússer tiene origen en la cultura árabe. En el año 1240 el municipio aparece en el «Llibre del Repartiment», código que recogía con gran minuciosidad el reparto de tierras tras la conquista de Jaime I.
La forma en que aparece es «Benitúzem», composición de Beni- (plural de Ibn = hijo de) y Túzem (antiguo topónimo de Túnez).
El origen de esta villa como alquería musulmana “de los hijos o descendientes de Túzem” está confirmado igualmente por la cerámica encontrada durante las excavaciones arqueológicas de 1987 en la plaza de la Iglesia. Es una cerámica bellísima que presenta una combinación de verde y manganeso. Está datada en la segunda mitad del siglo X, durante el Califato de la dinastía Omeya, época en la que se imitaba la inigualable decoración cordobesa.
Tras la Reconquista y la inclusión de estos territorios en el sistema feudal, Benetússer pasó a ser repoblado por familias originarias de Cataluña, Aragón y Montpellier (Francia). Los Giner de Rabassa, por ejemplo, eran los señores feudales del municipio en 1351, aunque el linaje derivó en 1412, en la familia señorial de los Rabassa de Perellós.
En esta época se construyó la Iglesia, que era templo parroquial y capilla de palacio.
Finalizando el siglo XIX, en 1884, la hija de los marqueses de Dos Aguas y señores de Benetússer, doña Sofía Dais Puigmoltó, se casó con el conde de Berbedel, y el matrimonio heredó el palacio de Benetússer, con todas sus posesiones y tierras. El edificio fue derribado en 1934.

Cultura:

Desde el Neolítico, los prados altos de Zegama estuvieron poblados por grupos humanos dedicados al pastoreo;los túmulos y los dólmenes son testigos de su cultura funeraria.
Es posible que, ya desde la Prehistoria, el paso natural de Otzaurte fuera utilizado como comunicación entre la vertiente mediterránea con los territorios cantábricos. Aunque de forma aislada, también se han encontrado restos de época romana, lo que sostiene la teoría de que Otzaurte fuera una vía utilizada por los romanos.
Ya en los siglos medievales, Zegama aparece como colación o universidad en un documento del 12 de junio de 1384, por el cual se anexionaba a Segura junto a Zerain, Idiazabal, Ormaiztegi y Mutiloa. Juan I de Castilla en 1387 y Enrique III en 1393 ratificaron dicha incorporación. Esta unión tuvo lugar en plena pugna entre navarros y guipuzcoanos por la situación estratégica de Zegama. Asimismo, la guerra de los parientes mayores hizo necesaria la unión de los pequeños núcleos para su autodefensa.
En 1401 se forma la Parzonería de Alzania integrada por las poblaciones de Zegama, Zerain, Idiazábal y Segura, para el común aprovechamiento, explotación y conservación de las zonas de montaña, de primordial importancia para la alimentación del ganado y la obtención de la leña con la cual hacer el carbón que movía las ferrerías.
Zegama hizo suyo el escudo de los señores del palacio de Jaureguía, los Ladrón de Guevara, que ostentaron el patronato de su iglesia hasta el año 1495.
El rey Felipe III concedió a Zegama el título de «villa de por sí» el día 4 de febrero de 1615. Pero la concesión no era gratuita y los vecinos tuvieron que abonar 85.615 reales para obtener su independencia. Tras la obtención de este título, su representante tomó asiento en las Juntas Provinciales y formó Concejo Municipal separado de Segura.
A partir de 1637 quedó asociada a Zerain, Mutiloa, Ormaiztegi, Astigarreta y Gudugarreta, en la llamada «Unión de Cegama», cuyo objetivo era unificar su representación ante las Juntas de la Provincia. Esta colaboración duró aproximadamente un siglo.
El paso de San Adrián es protagonista de uno de los capítulos más importantes de la historia de Zegama.
Un túnel horada la roca por el collado Lizarrete entre las sierras de Aizkorri y Alzania, en la antigua Calzada Real, perteneciente al Camino de Santiago, que enlazaba la comarca del Goierri con Zalduendo, ya en tierras de Araba; por lo tanto era la vía de comunicación entre Castilla y Europa. Según la tradición oral, los romanos eligieron este lugar para su progresiva penetración en las dos mesetas.
En su interior han aparecido diversas monedas de los siglos XI y XII lo que confirma que fue un lugar de tránsito durante los siglos medievales. Desde la incorporación de Guipúzcoa a Castilla en el año 1200, esta vía fue la alternativa al paso de Otzaurte dominado por los navarros.
El Papa Nicolás IV otorgó en 1290 indulgencias a favor de los peregrinos, transeúntes y pobres que visitasen en el día de su festividad la iglesia del hospital de San Adrián de Zegama.
La gruta de San Adrián hacía las veces de fortaleza, por lo que contaba con vigilancia permanente y un alcaide al frente.
Aproximadamente a tan sólo 500 mts. del túnel de San Adrián, en el antiguo camino a Castilla, estaba la ermita de Santi Espíritu, junto a la que puede que hubiera un asentamiento templario. En el año 1503 el Papa Julio II le otorgó el título de priorato, fundación medieval, otorgada a los lugares situados en el Camino de Santiago, generalmente donde antes se hubiera establecido alguna orden de caballería. Se sabe que en 1512 este priorato tenía hospital para peregrinos, quemado por las llamas poco después. El Prior de la ermita era uno de los beneficiarios de la parroquia de Segura, de la que dependía Zegama.
En la actualidad, Zegama se proyecta al exterior como una población de primer orden. Su extraordinario patrimonio natural, un sector terciario en crecimiento y el dinamismo industrial de su red de pequeñas y medianas empresas, son los elementos en los que se apoya esta población de cara al futuro.

Yacimientos arqueológicos importantes ­Orense, Meire­ señalan tambien a los romanos como amantes de estas tierras. Lo corrobora la calzada romana ­itinerario 18 de Antonino o ‘Vía Nova’­ de Astúrica Augusta (Astorga) a Bracara Augusta (Braga) que nos cruza. Luego se convertiría en Camino Medieval usado por los peregrinos que se dirigian a Compostela -Ruta Jacobea- y por mercaderes; cuando las naves que transportaban la plata de las Indias Occidentales empezaron a usar el puerto de Bayona la Real para escapar de los buques piratas que las asaltaban, la ruta sirvió de enlace

Por el este se entra en Boadilla del Camino donde se encuentra una curiosa fuente en la que para extraer el agua es preciso hacer girar una rueda metálica en forma de timón de barco, no hay peregrino que no se refresque en su pilón o que no descanse entre las piedras que la guarnecen. Pero lo más conocido y emblemático es su bellísimo rollo Jurisdiccional o de justicia, adornado con motivos góticos y platerescos de claro sabor jacobeo. Junto al «Rollo» se juzgaba a los reos, y amarrados a él, eran ajusticiados.
También hay que hacer especial mención a su iglesia de Santa María Monumento Nacional de tres naves, casi tan ancha como larga. Mucho arte alberga en su interior, además de una pila bautismal del siglo XIII.

Tiene un gran patrimonio monumental, con descubrimientos que datan ya de la edad jurásica como son las huellas de dinosaurios encontradas en los acantilados de la Vega.

La alquería musulmana de Silla fue entregada en donación por el rey Jaime I en el año 1233 a la Orden Militar de San Juan del Hospital, siendo el Gran Maestre Hugo de Fullaquer, el cual se haría célebre por conquistar la torre musulmana, que actuaba como centro neurálgico de la zona. Él mismo otorgó el 31 de octubre del año 1243 la primera Carta Puebla a esta localidad. La repoblación se llevó a cabo con gentes extranjeras que establecieron aquí su casa y trabajaron sus tierras.
Tras la expulsión general decretada en 1248 contra los musulmanes que habitaban en Valencia, será el «castellano» de Amposta, perteneciente a la Orden Hospitalaria, Pedro de Alcalá, quien conceda la Segunda Carta Puebla para Silla.

Los primeros villalpandinos, hacia el 350 antes de Cristo, fueron celtas de origen indogermánico. El diccionario de Simón y Montaner no duda en identificar Villalpando con Intercacia. Ciudad doblemente amurallada en la época visigótica (200 a.C.), y en la dominación romana (400 d.C.). Despoblada por Alfonso VII, fue repoblada por Fernando II en 1170.
En 1179 fue dotada de fuero en el que se incluían privilegios y exenciones destinados a fomentar la población.
Al igual que otras villas presenta la unión de dos elementos, el recinto amurallado y los arrabales. El recinto tenía como núcleo originario el Castillo. Una doble muralla circundaba la Villa.
A partir de 1297 se celebraba un mercado por privilegio de Fernando IV.
En 1369 Enrique II de Trastámara premia al capitán Arnao de Solier por sus servicios en la lucha por el trono de Castilla y le concede la villa de Villalpando, pasando ésta de ser Real a ser Señorío de la Casa de Velasco

El personaje histórico por antonomasia de Soutomaior, Pedro Madruga, podría tener una trayectoria mucho más rica si se confirmase la vertiente de varios investigadores gallegos, que apuntan a que sería la identidad de Cristóbal Colón. Esta tesis fue iniciada por García de la Riega a finales del siglo XIX.
Los argumentos están basados en la reinterpretación de la firma del navegante, formada por una siglas que coinciden con el árbol genealógico de Pedro Madruga. Además, también hay un texto del crosnista Francesillo de Zúñica que, en el siglo XVI, menciona a Diego de Sotomayor (hijo de Pedro Madruga) como descendiente de Cristobal Colón, descubridor de América. Otros de los argumentos presentados son la falta de conocimiento del italiano, supuesto origen que se le ha atribuido hasta ahora, y las maneras portuguesas, muy similares a las gallegas, con las que se presentó ante los Reyes Católicos en su momento.
Otra de las bazas con las que se juega para apuntar al origen gallego de Colón es el escudo, en el que puso cinco anclas indicando que no era el primer almirante de su familia, (cada ancla significa un almirante). Esto concordaría con el hecho de que la única familia gallega con cinco marinos de esta graduación era la de Sotomayor.

Es una población fundada en el siglo XII, que conserva recuerdos Jacobeos: restos de la vieja calzada, las ruinas de la iglesia románica de Santa Juliana (reformada en el siglo XVI) del mesón molino y de un puente de peregrinos. Si a la salida del pueblo nos desviamos hacia el valle de Garcipollera veremos la Ermita románica de Santa Isabel. Siguiendo el camino a Jaca encontraremos el puente de Torrijos (se acaba de construir uno paralelo al antiguo); la calzada antigua discurre por la derecha y pasa al lado del puente medieval de Grajos y la ermita de San Cristóbal.

Se sabe que en esta localidad hubo una comunidad franciscana, fundada en el año 1457, que se dedicaba al cuidado de los peregrinos.
Lo realmente destacable de Vilabade es su preciosa Iglesia Parroquial de estilo gótico, con la parte exterior porticada, y reformada en el siglo XVII.
En su interior se puede apreciar un espléndido retablo, y adosado a la misma se halla el Pazo de Abraira – Arana de fachada blasonada y hoy dedicado a turismo rural.

En el siglo XVII el concejo de Laredo comprendía, además del casco urbano, los barrios de Mellante, Pereda, Salviejo, Seña, Serna, Tarrueza y Valmejor, extendiéndose su jurisdicción a Ampuero, Cereceda, Hoz de Marrón, Oriñón y Udalla. En la siguiente centuria, la jurisdicción de Laredo se redujo con la emancipación de Ampuero y Seña y la limitación de las prerrogativas que la villa tenía sobre Guriezo y Liendo. Más allá del casco urbano, seguían bajo su gobierno Tarrueza y la Junta de Parayas ..

Pequeña aldea que se sitúa en la misma N-120.
Tiene un sencillo templo dedicado a la Asunción, y también destaca una casona con grandes balconadas.

Dentro del término municipal de Utrera se han encontrado numerosos restos arqueológicos: ídolos, hachas, puntas de flecha, cerámicas, así como diversos utensilios de piedra que reflejan la presencia del hombre desde tiempos prehistóricos. Es destacable el hallazgo de monumentos funerarios de la cultura megalítica, que tuvo lugar entre el Neolítico y el Eneolítico, extendiéndose hasta la Edad del Bronce —circa 2500 a. C.— y la Edad del Hierro —circa 800 a. C.—.
Hay vestigios de un intenso comercio en la zona durante el período prerromano. Los hallazgos más significativos son de origen fenicio, tartésico y turdetano.
De época romana son los primeros datos escritos sobre la existencia de poblaciones importantes en la zona. Estrabón, en el libro III de su Geografía, relata: “La poblaron soldados del César que fueron eméritos y veteranos”.
Su intensa romanización queda confirmada por los diversos monumentos y asentamientos, necrópolis y demás vestigios que dicha cultura dejó en su término municipal.
Por el “Puente de La Alcantarilla”, de época romana, transcurría la “Vía Augusta” camino de Hispalis. En su término hay abundantes asentamientos de dicha cultura. Asimismo, en Torres Alocaz (perteneciente a su municipio), se ha querido localizar la mansio romana Ugia, que formaba parte del trazado de la citada vía de comunicación.
Se han encontrado restos de sepulturas visigóticas de la época paleocristiana, como demuestran las lápidas y terracotas, los anagramas de Cristo presentes en los enterramientos, así como los símbolos del Antiguo Testamento y las leyendas alusivas a la escatología cristiana.
No existen muchos datos en torno a la Utrera islámica, pero la vaga presencia de la población en los libros de repartimiento de Sevilla denota que no existió una presencia árabe importante. Hay que señalar que los restos arqueológicos indican que existía una mezquita en el lugar donde actualmente se levanta la Iglesia de Santa María de la Mesa.
Los primeros datos de Utrera con rigor histórico se encuentran a partir de la Reconquista cristiana. En 1253, Alfonso X lleva a cabo el repartimiento de las tierras conquistadas en la provincia de Sevilla. A lo largo de los siglos XIII, XIV y XV, la ciudad toma un papel destacado como punto militar estratégico en la defensa de la frontera entre el territorio musulmán y el cristiano.
La población de Utrera tiene su origen en las repoblaciones que se llevaron a cabo durante el siglo XIII, cuando se asentó en la zona una importante colonia musulmana y judía. Tras la conquista de las tierras por Fernando III, a muchas de las familias musulmanas de la zona se les permitió permanecer como mudéjares y continuaron habitando el lugar, dedicándose fundamentalmente a la agricultura y a otros oficios manuales. Se tienen noticias de la existencia de asentamientos de gitanos en la localidad desde el siglo XV. Este grupo ha permanecido desde entonces y en la actualidad la comunidad gitana de Utrera constituye un colectivo plenamente integrado en la sociedad utrerana.
El reinado de Felipe II marcó el punto álgido de la bonanza económica de la localidad. En 1570, Utrera era la primera población del reino de Sevilla después de la capital.
En 1649, la peste bubónica afectó con virulencia a la población de la ciudad. Esta epidemia y los problemas generalizados derivados de la política de los Austrias menores marcaron el fin del auge económico vivido por Utrera durante el siglo anterior.
A lo largo del reinado de Carlos III, entre 1759 y 1788, se puso un especial interés en la repoblación de la comarca y se llevaron a cabo importantes trabajos para mejorar las infraestructuras del pueblo.
Durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas ocuparon Utrera. Este hecho causó gran perjuicio tanto a la población como a su arquitectura, dejando a la villa en una difícil situación. Obtuvo la consideración de ciudad en 1877, durante el reinado de Alfonso XII.
Históricamente, la localidad de Utrera ha tenido un papel importante como nudo de comunicaciones. Esto se debe a que, además de estar bien comunicada por carretera, era el enlace ferroviario entre las ciudades de Sevilla, Cádiz y Málaga. Gracias a esto, la ciudad mantuvo un importante número de empleos fijos en el sector ferroviario. Tras la remodelación del trazado viario, este enlace ha sido trasladado a la cercana ciudad de Dos Hermanas.
En cuanto a la agricultura, es el olivar su mayor riqueza, teniendo una variedad de mesa llamada «gordal», de gran fama, y que se recolecta manualmente en otoño. El término municipal de Utrera abarca unas 67.687 hectáreas, de las cuales 8.465 eran de regadío según los datos del año 2007, número que anualmente sigue creciendo. Además, mantiene su producción tradicional de olivar, girasol, cereal, legumbre, tubérculo, hortaliza, cítrico, algodón y remolacha.
Personajes utreranos importantes son: Rodrigo Caro, poeta, historiador, arqueólogo y abogado utrerano, coetáneo del Siglo de Oro; los dramaturgos hermanos Álvarez Quintero; El Abate Marchena, ilustrado afrancesado; los cantaores Fernanda y Bernarda de Utrera, entre otros.

Inscripción romana AVGVSTVS PONTEM en el Puente de Las Alcantarillas

De tradición ferrera y torre fuerte nos encontramos a Elejalde, primitivo núcleo de la anteiglesia de Santo Tomás de Arrazua. Este templo tiene tres naves casi a la misma altura, repartidas en tres tramos, con un interesante coro alto a los pies del templo y torre en esa misma dirección. De la cubierta sólo conserva el presbiterio. La torre y el pórtico son del siglo XVII. Muy interesante para comprender el estilo de vida de estas zonas es la casa cural, construcción propia de los pequeños núcleos de las anteiglesias vizcaínas.

El Monasterio de Sobrado dos Monxes no sólo es el punto de origen y el referente histórico del municipio en el que se sitúa, sino también ha tenido mucho que ver con la historia de la comarca a la que pertenece.
La historia de este Monasterio se puede dividir en diferentes etapas, debido a los cambios políticos y sociales que tuvieron lugar a lo largo de los diez siglos de su existencia.
Fundado en el año 952, por orden de los condes de Présaras como monasterio familiar, donándole su patrimonio, tenía carácter dúplice: una sección para los hombres y otra para las mujeres de la familia. Esta iniciativa responde a la corriente de repoblación propiciada por los reinos cristianos del norte que intentaban garantizar su supervivencia y contrarrestar el poderío islámico del sur.

Salvatierra nació en el año 1256 cuando el rey castellano Alfonso X el sabio paseaba por estas tierras y observó que la aldea estaba situada en un estratégico punto geográfico; una inmensa llanada en medio de las montañas y de las principales vías de comunicación. Alfonso X fundó sobre la pequeña aldea de Agurain una nueva villa, a la que llamó Salvatierra, dándole el fuero de población. Toda ella se amuralló, y ser le concedió el derecho a celebrar un mercado semanal, que hoy, desde entonces, se sigue celebrando cada martes.
Una fecha destacada y trágica fue el año 1564 en el que la peste hizo estragos entre la población, y en el que se produjo un incendio que arrasó casi por completo la villa. No se sabe a ciencia cierta, pero cabe la posibilidad que el incendio fuera provocado para acabar con la peste, aunque tuvo peores consecuencias.
Después del incendio la villa tuvo que reconstruirse casi en su totalidad, y de ahí surgió el pueblo que vemos hoy en día.
Hoy, en el inicio del siglo XXI, podemos hablar de Agurain, una ciudad que sin olvidar las raíces rurales de la vieja Hagurahin, ni la trayectoria histórica de Salvatierra, establece un espacio de encuentro, y de relación, un modelo cultural basado en valores de convivencia y de respeto.

La situación y los recursos de esta zona originan problemas jurisdiccionales ya desde mediados del siglo XII. El monasterio de Celanova ejerció durante mucho tiempo su dominio sobre varios pueblos. También ejercieron su jurisdicción, civil y militar, los condes de Ribadavia.
Posteriormente, la jurisdicción de Entrimo promovió un pleito cuya resolución puso fin al dominio y patronato de Celanova, y también es de suponer que la de los demás señores, pasando a realengo.

Antes de entrar en el núcleo de población, lo primero que encuentra el peregrino es la ermita de Santiago también llamada del Otero.
La iglesia de San Martín de Frómista, perteneciente al monasterio del mismo nombre, que un incendio destruyó en el siglo XV; es sin duda uno de los edificios más bellos y más significativos del románico Europeo.
Frente al monumento a San Telmo, patrón de los navegantes que nació en esta ciudad, se encuentra la iglesia parroquial del siglo XV de San Pedro, que junto a la antigua fortaleza de Santa María del Castillo, completa el conjunto monumental de una villa que también es conocida como: «La ciudad del Milagro».
«El mayordomo del Hospital de San Martín, excomulgado por no haber devuelto a su tiempo el préstamo que había tomado de un judío para realizar reparaciones en el albergue y con olvido de la pena eclesiástica que aún le pesaba, pese a haber saldado la cuenta, se acercó a comulgar quedándose la Hostia pegada en la patena, que se dejó desde entonces, 1453, en un relicario a la veneración de los fieles». (Texto: Pablo Arribas. Guía Adeco-Camino)
Varios hospitales, además del de San Martín, tuvo Frómista. El Hospital de Santiago, que ocupaba el solar donde ahora se encuentra el Ayuntamiento, el de los Romeros y el Hospital de los Palmeros, que es el único que aún se conserva, aunque transformado en hostería desde 1971.

Sus monumentos mas destacados son, La Casa Palacio de Los Condes de la Vega del Sella y el Torreón de Aguilar de San Jorge, ambos del Siglo XVII-XVIII.

El 9 de octubre del año 1238 nacía el Reino de Valencia, quedando repartdo en Gobernaciones. La Font De La Figuera quedaba adscrita a la Gobernación del Xúquer (1244-1707) cuya capitalidad se encontraba en la ciudad de Játiva. Durante el proceso de la Reconquista fué frontera con los reinos de Taifas de «Al-xarq-Al-Andalus» para ser más tarde un anexo de dicho termino, limitando con los términos de Capdet o » Caudete Valenciano», como era conocido entonces, el Xúquer y frontera entre el Reino de Castilla y el Reino de Valencia.
Tras el matrimonio de los Reyes Católicos, el reino de Levante será testigo cercano de muchos cambios políticos. Entre ellos, el descubrimiento de América, la expulsión de los judíos y el acceso de un valenciano al solio pontificio : Alejandro Borja.
El siglo XVII, traerá a la zona levantina, como al resto del país, el decreto de expulsión de la población musulmana. Esta desastrosa decisión política sería la causante de una acusada decadencia económica.
El siglo XVIII trae a la Font de la Figuera un periodo de resurgimiento por su situación de proximidad a Játiva, capital de cuatro provincias.
El primer tercio del siglo XIX, con la reorganización administrativa del Ministro Javier de Burgos, convierte a esta localidad en parte integrante de la provincia de Jàtiva convirtiéndose en su límite occidental.

Si bien se desconoce su origen, al estar situado en la calzada romana de Astorga a Cesaraugusta, es posible que la zona ya hubiese estado habitada en dicha epoca.
A partir de la repoblacion tras la reconquista de estas tierras por las tropas cristianas, se cita a San Esteban del Molar.
En el Convento de Santa Cruz de Villalobos se lee que ya en 1384 existia San Esteban del Molar.
La denominacion de la localidad se debe a la existencia de un molino, debido a la riqueza harinera de estas tierras, conocidas como Tierra del Pan.

El origen del topónimo de Jaca aparece vinculado a un pueblo prerromano denominado «Iaccetano». La etapa histórica más conocida se remonta, sin embargo, a cuando el Conde Aznar se apoderó de la ciudad y de sus tierras, durante la segunda mitad del siglo IX, nombrándose Conde de Aragón. Posteriormente el primer rey aragonés, Ramiro I la convirtió en 1054 en capital de su nuevo reino. Durante ese siglo Jaca vivió una de sus épocas de máximo esplendor: en 1077 Sancho Ramírez otorgó a la ciudad su célebre Fuero, trasladó la sede episcopal desde Sasave hasta Jaca y acuñó en ella la primera moneda de oro aragonesa, los mancusos.
Fue durante estos años cuando también se construyó su catedral dedicada a San Pedro y cuando se convirtió en etapa clave para los peregrinos que se dirigían a Santiago siguiendo la ruta jacobea.
Jaca conserva abundantes restos de su pasado medieval, con importantes construcciones.

Durante la Edad Media, Castroverde fue el feudo de la Casa de Lemos hasta que la familia Altamira compró esta villa, fortaleza y tierras en el siglo XVI. La prueba es el antiguo castillo de la villa, erigido en el siglo XV sobre las ruinas del viejo castro que dio nombre a la zona. Fortaleza y residencia señorial, conserva esculpidos en sus muros los roeles de los Altamira.
Castroverde fue lugar de paso en la ruta jacobea durante los siglos medievales como queda demostrado por la existencia de una escritura del siglo XVI en la que encontramos una referencia de un hospital de peregrinos.
El hecho histórico más famoso fue el conocido como Hito del Monte Cubeiro, en él Don Silo derrotó a una coalición de nobles gallegos que se atrevieron a sublevarse contra su soberanía.
Las parroquias que actualmente constituyen este municipio pertenecieron a tres jurisdicciones diferentes: Castroverde (señorío del Conde de Altamira, compartido con el Cabildo de Lugo, los Osorio y los Pardo en algunas feligresías), Monte Cubeiro (del convento de Santo Domingo de Lugo) y Picato (del Marqués de Castelar).cercana a nuestra época nos habla del fusilamiento de dos carlistas en el año 1836.

Larrabezua

Antiguamente se la conocía más por Ibeas del Camino que por el nombre actual.
La iglesia de San Martín queda algo alejada de la ruta. En la actualidad por su proximidad con los yacimientos de Atapuerca, cuanta con el Aula Arqueológica de Emilio Aguirre www.atapuerca.net donde se pueden apreciar algunos restos encontrados en Atapuerca.
Desde Ibeas parten también algunas visitas guiadas a los yacimientos.

Su estructura probablemente sea renacentista y ha sido reforzada en épocas recientes.. Junto a él hay una casa , Zubiaulde, que nos ofrece en su escudo de armas una imagen idealizada del aspecto de este renombrado puente en el siglo XVI. Cercano al puente se encuentra un núcleo urbano, la anteiglesia de Arbatzegi, que conserva la iglesia de San Vicente de Arbatzegi, diseñada en 1851 por Mariano José de Laruskain en estilo neoclásico. En la actualidad conserva original su torre, de forma prismático-cuadrangular y diseñada por Fray Marcos de Santa Teresa en 1725. Más interesante para nosotros los romeros es la imagen de Santiago peregrino en la ermita de Santiago de Aldaka, bella figura con todos los símbolos santiaguistas, salvo el bordón que ha perdido.
GERRIKAITZ.-
Se fundó como villa en 1366 bajo el nombre de Munditibar. Esta población forma un solo municipio con la anteiglesia de Arbatzegi. La principal ocupación desde antiguo de esta villa eran las ferrerías dadas las buenas condiciones de explotación de las aguas del río.Los elementos arquitectónicos de su núcleo urbano son las torres fuerte de Kantokoa y Txikitone y la iglesia de
Santa María con su torre parroquial.
Afectada por un incendio fue reconstruída por los vecinos,encargándose la reedificación de nueva planta al arquitecto Hermenegildo de Belaunzarán,
que se decantó por el estilo neoclásico en varios de sus elementos.

La cueva de Cualventi (Oreña-Caborredondo) fue identificada en el siglo XIX y fue publicada en 1877 con el nombre de Cueva de Oreña o Royales por Augusto González de Linares y J. Calderón. Las primeras excavaciones se realizaron en 1976. En aquella y sucesivas campañas arqueológicas se ido descubriendo restos que van desde la Prehistoria a la Edad Media. Entre los hallazgos más llamativos se cuenta un bastón de mando decorado con el perfil de un ciervo así como diversos testimonios de arte paleolítico localizados en una sala del interior. Fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Zona Arqueológica en 1985.

Corredoiras pertenece al municipio de Sobrado dos Monxes, que se encuentra en el extremo oriental de la provincia coruñesa. Limita al este con Guitiriz y Friol, de la provincia de Lugo. Al sur el límite son los concejos coruñeses de Toques y Melide; al oeste con los de Boimorto y Vilasantar, y al norte con Curtis.

La ciudad de Vitoria fue fundada por el monarca navarro Sancho VI el Sabio en el año 1181 con el claro objetivo de que sirviera para la defensa del reino. Recibió el apelativo de Nueva Victoria y sus construcciones comenzaron a edificarse sobre los cimientos de una antigua aldea llamada Gasteiz. Con el paso del tiempo, Vitoria se entrega a la corona castellana, durante el reinado de Alfonso VIII, en el año 1200, tras un durísimo y prolongado asedio. Entre 1368 y 1373, perteneció al reino de Navarra y en 1231, el monarca castellano Juan II le concedió el título de ciudad.
Su historia está jalonada por las continuas luchas entre los llamados señores de la guerra, nobles como los Ayala y los Calleja que contendían por conseguir el dominio de la ciudad. Estas violentísimas disputas obligaron a intervenir a la Corona durante el reinado de Fernando el Católico, quien capituló 1476 zanjando las luchas y aprobando la elección de los gobernadores de la ciudad.

Si desea saber más sobre el interesante pasado histórico de Vitoria, pinche en toda la Historia de Vitoria

La historia empieza allá por el Paleolítico, época de la cual existen restos de asentamientos en la comarca, y es testigo directo del paso de los romanos por estas tierras y más tarde del poderío de la Iglesia y de los señores feudales en la Edad Media. Así hasta llegar a nuestros días, en los que destaca sobre todo esta comarca por el gran desarrollo económico e industrial que la convierten en el motor económico de la provincia.

Es el último pueblo antes de alcanzar la cima, hoy prácticamente abandonado, sólo cuenta con una vecina, aunque últimamente se ha abierto una «Taberna» y se está construyendo un Hostal.
Un eremita berciano llamado Gaucelmo, con el fin de ayudar a los peregrinos en estas difíciles tierras, solicitó ayuda al Rey Alfonso VI y a él se debe la construcción de la iglesia, hoy derruida, así como la de un hospital que más tarde fue monasterio, también abandonado.
A tan sólo dos kilómetros de Foncebadón, después de haber coronado el puerto, se encuentra la Cruz de Hierro, donde el peregrino deposita una piedra en su base para pedir protección en el viaje. El lugar es uno de los más míticos y emblemáticos del camino, se cree que, otra «cruz del ferro más primitiva», fue instalada sobre un altar romano dedicado al Dios Mercurio (Dios de los caminos) por el mismo ermitaño Gaucelmo.

La villa de Pernús fue donada en 1090 por Fores Sanxiz, miembro de la nobleza local, a la Iglesia de Oviedo; la donación llevaba incluidos seis siervos moros, seguramente apresados en alguna campaña militar.

Esta comarca se asigna al pueblo prerromano de los Bastetanos (Sureste de Murcia y Albacete), limitando al este con los Edetanos y al norte, en Cuenca, con los orcades celtíberos.
En el siglo VIII se produce la conquista del territorio por parte musulmana, siendo durante la disgregación del Califato (1030) y con la aparición de los reinos taifas, la división de la provincia en dos partes, perteneciendo esta zona al reino de Toledo, mientras que el resto se adscribe al reino de Denia.
La documentación histórica de La Gineta comienza en época medieval, siendo dificil reconstruir su historia al haber perdido sus archivos, al menos en lo que se refiere a su documentación más antigua.
El nombre de ‘gineta’ parece que procede de un impuesto pagado por los ganados. Su escudo actual con una torre y una gineta parece aludir a dicho impuesto pagado a los jinetes, que desde la torre vigilaban a caminantes y ganados contra los salteadores.
Durante el s. XVIII las actuales tierras albaceteñas no formaban una unidad administrativa con entidad propia. La provincia de Albacete, como el resto de las actuales provincias españolas, nace por Real Decreto de 30 de noviembre de 1833, siendo regente la reina María Cristina. Durante dicho siglo, su territorio se encontraba repartido en tres provincias históricas: Murcia, Cuenca y La Mancha. La Gineta formaba parte del Reino de Murcia (y dentro de éste, al Partido de Albacete), que formaba una sola provincia cuyos límites amplió Floridablanca en 1785, por el noroeste hasta La Gineta, haciendo desaparecer totalmente el territorio que antaño formaba el Marquesado de Villena. En este siglo, La Gineta seguía sujeta a la jurisdicción real, apareciendo en el Nomenclator de Floridablanca bajo la denominación de ‘villa’.

No podemos decir con exactitud cuándo fue fundado Cerecinos. Pero sabemos a ciencia cierta que aquí hubo asentamientos en la Edad del Bronce, prueba de ello o son los yacimientos de dicha época en «La Boyana», así como de grandes mamíferos miocenos encontrados recientemente.
Lo que si podemos afirmar dado el número de documentos que hemos recopilado que en Cerecinos, los romanos fueron quienes dieron mayor esplendor al lugar. Le dieron el nombre de Ceres al igual que su diosa protectora de la agricultura y a quien probablemente dedicaron algún edificio en su honor. El nombre de «Ceres» fue evolucionando con el latín a «Ceres-imus» (lugar de Ceres) y posteriormente con la introducción del castellano a Cerecinos.
En la Edad Media era una de las 12 villas que formaba parte del señorío de Villalpando.
En el año 1174, el rey Fernando II de León dona el Barrio de Abajo a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén (o caballeros de Malta), que hasta entonces pertenecía junto con el Barrio de Arriba a la jurisdicción de Villalpando. Dicha orden San Juanista estableció una encomienda que comprendía los lugares de Vidayanes, Cerecinos y Rubiales (hoy dehesa), dependiendo de los San Juanistas de Benavente. De esta manera el Barrio de Abajo pasó a denominarse propiamente como Cerecinos de la Orden, y el de Arriba se conocería como Cerecinos del Condestable y posteriormente como Cerecinos de los Barrios.
Al desaparecer las órdenes militares pasó todo a depender de la jurisdicción de Villalpando con el nombre de Cerecinos de los Barrios, por contar con cuatro barrios (Barrio del Condestable, Barrio Viejo, Barrio Nuevo y Barrio de la Orden de la Encomienda). El Barrio de Arriba hasta últimos del siglo XVII dependió, en lo eclesiástico y en lo civil de Burgos; por gestiones del Condestable de Castilla pasó en 1780 al partido de Benavente hasta que a mediados del siglo XIX se incorporó al partido de Villalpando con el nombre de Cerecinos de Campos.

La villa es también conocida como “Alcalá de los Panaderos”, dado que históricamente ha surtido de dicho producto a la vecina capital, Sevilla. Aún se recuerda el conocido como “Tren de los Panaderos”, línea inaugurada en 1873 y que estuvo operativa para los artesanos de este gremio hasta 1962.
Su pasado prehistórico queda atestiguado en los yacimientos de la zona de Gandul, donde existen restos megalíticos. Su proximidad a Hispalis favoreció la presencia de la cultura romana, especialmente por la gran fertilidad de la zona.
Tras la conquista romana, el área de Alcalá quedaría incluida en la provincia Ulterior Baetica, con capital en Cordvba (actual Córdoba), y capital regional en Hispalis (actual Sevilla). El rasgo más destacado del período romano es la completa reorganización de la economía agrícola, especialmente a partir del s. I a. de C., mediante la introducción del sistema de villae.
Aunque existen algunos restos visigodos, su importancia crece con la llegada de la cultura árabe y musulmana. En los años 711 y 756, Sevilla fue la capital de la provincia islámica (la península era toda una provincia). Época de la cual proviene el actual nombre de la localidad, Alcalá de Guadaíra, que deriva de Qall’at Yâbir (‘Qalat Chabir’), junto con la denominación del río Guadaíra Wadi Ayra (‘Wadi Ira’). Su importancia derivó de encontrarse en un cruce de caminos así como ser parte del cinturón defensivo de Hispalis.
La época de la Reconquista es importantísima en su historia, ya que se produce su consolidación como pueblo, dejando de ser un mero asentamiento militar y lugar de tributo de los campesinos de la comarca. En el año 1280, Alfonso X le otorga la carta de poblamiento, creándose la Villa de Alcalá.
Entre los siglos XIV y XV, Alcalá de Guadaíra desarrolla una importante economía agrícola, centrada en el cultivo de trigo y olivar. La producción de cereales potenció la industria molinera alcalareña, de tal forma que en esta época en el curso del Guadaíra y sus afluentes se construyen numerosos molinos (San Juan, El Algarrobo), además de reaprovecharse algunos ya existentes de época andalusí. La producción de harina permitió también el desarrollo de una importante industria del pan, que hacia el siglo XV abastecía ya a la capital.
Durante las luchas nobiliarias vinculadas a la coronación de Isabel I de Castilla (1474 – 1504), Alcalá es campo de batalla entre las familias enfrentadas de los Ponce de León y los Guzmán. El Castillo sería tomado por los Ponce de León entre 1471 y 1477, siendo usado como base desde la que hostigar a Sevilla (en poder de los Guzmán). Tras las «paces de Marchenilla», el Castillo volvería a la Corona castellana.
A lo largo del siglo XIX, Alcalá de Guadaíra se consolidaría como agrociudad de la periferia sevillana, con un importante papel en el abastecimiento agrícola de la capital. Asimismo se mantuvo la importancia de la industria de transformación, centrada en la producción de harina y pan. Es cuando conoce su gran desarrollo la industria panadera de Alcalá, con un elevado número de tahonas (‘obradores de pan’) censados en el casco urbano. A los numerosos molinos situados en el curso de Guadaíra se añaden otros en los cursos de los arroyos circundantes (molinos de Marchenilla y Gandul, molinos de La Tapada y Oromana, etc.).
A principios del siglo XX, Alcalá de Guadaíra es una ciudad de la periferia sevillana centrada en la explotación agrícola del territorio, la transformación de materias primas y su comercialización hacia el mercado de la capital: cereales, harina, pan, aceite y aceitunas, así como otros productos menores (como el jabón) formaban la base de la economía alcalareña. Como fenómeno singular dentro de la urbanización periférica de Alcalá durante la segunda mitad del siglo XX hay que destacar la repoblación del Cerro del Castillo.
Entre los personajes alcalareños destacados está José María Gutiérrez de Alba (novelista, dramaturgo, periodista y poeta), que da nombre al teatro de la ciudad.

Merece la pena visitar los restos del monasterio femenino de Sta. Cruz de la Serós. Su construcción data de la primera mitad del siglo XI. En el ejerció de abadesa la hija del Rey Ramiro I, Doña Sancha , época durante la cual alcanzó su máximo prestigio como convento para las mujeres de la nobleza aragonesa. Actualmente se conserva la Iglesia de Santa Cruz del siglo XI declarada Monumento Nacional. La planta es de Cruz latina, con tres ábsides y una sola nave. En el interior destacan sus capiteles y el retablo del Altar Mayor, que data del siglo XV. Próxima al monasterio se encuentra la iglesia románica de San Pancrasio.

La economía de esta zona está basada en la agricultura y la ganadería mediante la explotación de su rico territorio.
La densidad de población va en descenso a pasos agigantados, debido a que la gran mayoría de la población acude a ciudades o pueblos de mayor envergadura para trabajar, estudiar o cumplir con otros aspectos de la vida.
En esta parroquia existe un centro educativo de educación primaria, aunque consta de muy pocos alumnos. Para completar los estudios los alumnos, deberán acceder a centros en pueblos o concejos más grandes cercanos a la parroquia. En esta zona se siguen elaborando productos artesanalmente como el pan, cocido en hornos de leña, las empanadas, vino, quesos y embutidos.
Dado que en toda la parroquia no se encuentran tiendas ni ningún tipo de comercio de abastecimiento, diariamente tenderos con camiones se dirigen a los pueblos para abastecer a los vecinos con pan, carne, pescado y todo lo necesario. Además en los pueblos cercanos a la parroquia encontramos algunos pequeños comercios.

La Iglesia Parroquial de Castañares está dedicada a San Quirce y Santa Julita.

Desde la antigüedad han existido asentamientos humanos en el término municipal, como Orippo, ciudad romana en la Vía Augusta de Roma a Cádiz, probablemente ya poblada anteriormente por turdetanos. De ella quedan la Torre de los Herberos y distintos restos que en la actualidad están siendo excavados, que incluyen varios hornos de alfar, algunos perfectamente conservados. Orippo aparece en los «Vasos de Vicarello» y es citada en el Itinerario de Antonino como la Quinta Mansión de la VII vía militar, que iba de Gades a Cordvba, a 24 millas de Ugia (Torre Alocaz, Utrera) y a 9 millas de Hispalis (Sevilla).
En la época árabe no se tiene constancia de ningún núcleo de población. Los terrenos que actualmente la conforman formaban parte de la Kora de Sevilla, y contaban con varias alquerías que formaban unidades de producción, que han llegado casi hasta nuestros días en forma de los cortijos que poblaban -y algunos aún pueblan- la zona.
El origen del actual asentamiento es el reparto de tierras que se hizo tras la conquista de Sevilla por el rey castellano Fernando III (1248). Su hijo Alfonso X el Sabio repartió las tierras conquistadas entre los caballeros que habían participado en ella.
El actual término municipal fue repartido entre varios, pero el que a la larga dio origen a la actual ciudad, fue el trozo que le correspondió a un adalid o jefe de “partida” llamado Gonzalo Nazareno, al que según el libro «Repartimento de Sevilla» le correspondió:
[…] tres yugadas de heredad allende de Guadayra e aquende del Guadalquivir, es contra Xeres e es contra Lebrixa
De la Edad Moderna se tienen pocos datos, si exceptuamos los distintos censos de población que se hacían en la época, los cuales eran corrientemente falseados para evadir impuestos. Se cree que su economía era eminentemente agropecuaria con la excepción de la producción de cal.
Desde 1631 a 1636 perteneció a la Casa de Arcos y a partir de esta fecha pasó el Señorío y jurisdicción a la familia Pedrosa, que en 1679 obtuvo el Marquesado de Dos Hermanas. Tenía la población aproximadamente 200 familias (unos 1.000 habitantes), en su mayor parte ocupadas en el cultivo de las fincas que poseían en el término las más ilustres familias sevillanas, según Rodrigo Caro. Hacia esa misma fecha se creó el Marquesado de La Serrezuela, que luego se convertiría en Villa independiente de Dos Hermanas hasta principios del siglo XIX.
A finales del siglo XIX comenzó la industrialización del municipio con la fábrica de hilados de yute y los primeros almacenes de aderezo de aceitunas. Esto creó una fuerte necesidad de mano de obra y produjo una fuerte inmigración que generó el primer aumento de población.
En un paraje del término conocido como Los Merinales, en la finca denominada actualmente Charco del Pastor, estuvo funcionando uno de los mayores campos de concentración de prisioneros republicanos al finalizar la Guerra Civil Española en 1939. Estos presos estuvieron sujetos a penas de trabajos forzados, y con su esfuerzo se fue construyendo el canal del Bajo Guadalquivir en el tramo que discurre por el término municipal, denominado “Canal de los Presos”. Entre 1940 y 1962 más de 10.000 pasaron por el lugar, provenientes de toda Andalucía. Actualmente (2009) está proyectado levantar en ese lugar un edificio destinado a guardar toda la documentación y archivos relativos a los presos que construyeron dicho Canal.
La agricultura de Dos Hermanas ha pasado por diferentes etapas de transformación a lo largo de la historia. Hasta mediados del siglo XX, el municipio era eminentemente agrícola y de secano, con grandes extensiones de olivares y siembra de cereales. Destacaban las variedades de aceitunas “gordales y manzanillas” dedicadas para aceituna de mesa, en cuya exportación al extranjero fueron pioneras las empresas envasadoras que había en el municipio.
Su rápido y continuo crecimiento a lo largo del siglo XX lo debe en parte importante al tejido industrial y empresarial que se ubicó en el municipio, fomentado con la creación de varios polígonos industriales. En 2007 existían 596 empresas censadas en actividades industriales.

Los testimonios más antiguos se remontan a la época romana abriéndose tras la misma un silencio que durará hasta el siglo XI, momento en el que empiezan a surgir los núcleos religiosos de Arta, Bolibar y Ziortza.
La Edad Media está marcada por la importancia de la Colegiata de Ziortza, hoy Monasterio, la única Colegiata que ha tenido Bizkaia. A partir de 1380, fecha en la que ocupó la silla abacial D. Pedro Martínez de Marquina, primer abad de Ziortza, fueron muchos los abades que se sucedieron. Sin duda, el que más se distinguió en su quehacer fue D. Diego de Irusta, quien llevó a cabo la recuperación del hospital tras el incendio de 1526 y la fundación de la primera biblioteca de Ziortza.
En la Edad Moderna cabe destacar el éxodo a América,forzado por la ley del mayorazgo, de Simón de Bolívar «El Viejo», quinto abuelo del Libertador, quien a finales del siglo XVI volvió a Bolibar con motivo de probar su hidalguía y marchar de nuevo al continente americano. La ley del mayorazgo, ley que vinculaba los bienes patrimoniales en el hijo mayor de la familia, obligó a muchos miembros de familias linajudas a emigrar a América.
En la segunda mitad del siglo XX, en 1969, se produjo la anexión del municipio a Markina-Xemein, obteniendo la desanexión varias décadas después, 30 noviembre 2004, y, constituyéndose el nuevo Ayuntamiento con la denominación de Ziortza-Bolibar el día 27 de enero de 2005.

Los primeros datos históricos conocidos, se sitúan en la época romana, en la que, según parece, los orgenomescos, tribu de cántabros, utilizó como salida al mar el puerto de San Vicente. Alfonso I el Católico (S.VIII) repobló y fortificó la villa que consiguió un notable desarrollo gracias a los privilegios conseguidos por medio de los Fueros, otorgados por Alfonso VIII (año 1210). La visita del que fuera emperador Carlos I en el año 1517 y las crónicas existentes sobre las fiestas con que fue agasajado y las descripciones de la villa en esa época constituye uno de los momentos de mayor esplendor y orgullo de los barquereños. En los años sucesivos el azote de la peste y diversos incendios provocaron su declive.

La historia de Boimorto está absorbida por el próximo monasterio de Sobrado dos Monxes. De algunas de sus parroquias tenemos noticias en documentos muy antiguos como es el caso de Dormeá, que con el nombre de Dormiana figura en una adjudicación a la sede iriense en el concilio de Lugo del año 569.
Luego pasó a ser posesión del cabildo compostelano por donación de la reina doña Urraca. Pero el poderoso monasterio de Sobrado, uno de los que ejerció más influencia en tierras gallegas, dirigió la vida y la historia de la comarca.

Lugar que formaba parte de la Jurisdicción de Saldañuela en el partido de Burgos, uno de de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833, tal como se recoge en el Censo de Floridablanca de 1787. Tenía jurisdicción de señorío que ejercía entonces el Marqués de Lazán, quien nombraba alcalde pedáneo.

Del origen de Seixalbo no se sabe nada con certeza. Sólo podemos tener una hipótesis con los datos que nos ofrece la toponimia.
Apoyándonos en la misma se puede imaginar unos primeros asentamientos megalíticos en lugar de «Caos de la Moa».

La villa es también conocida como “Alcalá de los Panaderos”, dado que históricamente ha surtido de dicho producto a la vecina capital, Sevilla. Aún se recuerda el conocido como “Tren de los Panaderos”, línea inaugurada en 1873 y que estuvo operativa para los artesanos de este gremio hasta 1962.
Su pasado prehistórico queda atestiguado en los yacimientos de la zona de Gandul, donde existen restos megalíticos. Su proximidad a Hispalis favoreció la presencia de la cultura romana, especialmente por la gran fertilidad de la zona.
Tras la conquista romana, el área de Alcalá quedaría incluida en la provincia Ulterior Baetica, con capital en Cordvba (actual Córdoba), y capital regional en Hispalis (actual Sevilla). El rasgo más destacado del período romano es la completa reorganización de la economía agrícola, especialmente a partir del s. I a. de C., mediante la introducción del sistema de villae.
Aunque existen algunos restos visigodos, su importancia crece con la llegada de la cultura árabe y musulmana. En los años 711 y 756, Sevilla fue la capital de la provincia islámica (la península era toda una provincia). Época de la cual proviene el actual nombre de la localidad, Alcalá de Guadaíra, que deriva de Qall’at Yâbir (‘Qalat Chabir’), junto con la denominación del río Guadaíra Wadi Ayra (‘Wadi Ira’). Su importancia derivó de encontrarse en un cruce de caminos así como ser parte del cinturón defensivo de Hispalis.
La época de la Reconquista es importantísima en su historia, ya que se produce su consolidación como pueblo, dejando de ser un mero asentamiento militar y lugar de tributo de los campesinos de la comarca. En el año 1280, Alfonso X le otorga la carta de poblamiento, creándose la Villa de Alcalá.
Entre los siglos XIV y XV, Alcalá de Guadaíra desarrolla una importante economía agrícola, centrada en el cultivo de trigo y olivar. La producción de cereales potenció la industria molinera alcalareña, de tal forma que en esta época en el curso del Guadaíra y sus afluentes se construyen numerosos molinos (San Juan, El Algarrobo), además de reaprovecharse algunos ya existentes de época andalusí. La producción de harina permitió también el desarrollo de una importante industria del pan, que hacia el siglo XV abastecía ya a la capital.
Durante las luchas nobiliarias vinculadas a la coronación de Isabel I de Castilla (1474 – 1504), Alcalá es campo de batalla entre las familias enfrentadas de los Ponce de León y los Guzmán. El Castillo sería tomado por los Ponce de León entre 1471 y 1477, siendo usado como base desde la que hostigar a Sevilla (en poder de los Guzmán). Tras las «paces de Marchenilla», el Castillo volvería a la Corona castellana.
A lo largo del siglo XIX, Alcalá de Guadaíra se consolidaría como agrociudad de la periferia sevillana, con un importante papel en el abastecimiento agrícola de la capital. Asimismo se mantuvo la importancia de la industria de transformación, centrada en la producción de harina y pan. Es cuando conoce su gran desarrollo la industria panadera de Alcalá, con un elevado número de tahonas (‘obradores de pan’) censados en el casco urbano. A los numerosos molinos situados en el curso de Guadaíra se añaden otros en los cursos de los arroyos circundantes (molinos de Marchenilla y Gandul, molinos de La Tapada y Oromana, etc.).
A principios del siglo XX, Alcalá de Guadaíra es una ciudad de la periferia sevillana centrada en la explotación agrícola del territorio, la transformación de materias primas y su comercialización hacia el mercado de la capital: cereales, harina, pan, aceite y aceitunas, así como otros productos menores (como el jabón) formaban la base de la economía alcalareña. Como fenómeno singular dentro de la urbanización periférica de Alcalá durante la segunda mitad del siglo XX hay que destacar la repoblación del Cerro del Castillo.
Entre los personajes alcalareños destacados está José María Gutiérrez de Alba (novelista, dramaturgo, periodista y poeta), que da nombre al teatro de la ciudad.

Nada que señalar, es un pueblo totalmente derruido y abandonado desde hace muchos años, aunque se sabe que, en sus buenos tiempos, contaba con un hospital. Desde hace varios años se ha instalado en esta localidad un hospitalero llamado Tomás, el cual presta una apreciable ayuda a todos los peregrinos que la precisan, especialmente en las épocas invernales, cuando las nieves y las nieblas confunden al caminante.

EI término de este municipio está formado por doce de los quince concejos que constituían el antiguo valle del mismo nombre, uno de los de la Merindad de las Asturias de Santillana. Los lugares que lo componen aparecen en los documentos medievales a partir del siglo Xll. Aunque eran concejos de behetría, la penetración señorial culminó en el siglo XV, cuando Juan II los vinculó a la casa de Castañeda, que posee solares en Luey y se dice que los derechos de las aguas para la pesca de salmones en Muñorrodero, bajo cuya jurisdicción permanecieron hasta finales del siglo XVIII. No obstante, sus vecinos elegían los oficiales de cada concejo.

Aunque no se cuente con datos que confirmen la suposición, sí que se puede pensar que Cebreros fuera tierra habitada por pueblos celtas. Tal vez, el pueblo «fundador» de los que es Cebreros, fuera el pueblo vetón.
Conquistada la zona por las águilas romanas, según afirma D. Martín Carramolino parecía existir una gran figura zoomorfa, en concreto, la figura de un toro realizado en granito, situado en la ribera del Alberche, límite entre la provincia Tarraconense y Lusitana. Nada tiene que ver esta figura con las famosas representaciones de verracos conocidos como «Toros de Guisando».
La primera documentación histórica cierta sobre Cebreros pertenece al año 1301, cuando el monarca Fernando IV cede esta villa al infante Don Juan. Mediado el siglo,se levanta la Iglesia Vieja.
Del siglo XV queda la anécdota de las breves visitas de la reina Isabel la Católica.
El siglo XVI trae a Cebreros el esplendor económico, gracias a su especial ubicación geográfica como zona de paso del Camino Imperial de Toledo a Valladolid. Convertido en lugar de tránsito, comerciantes y ganaderos engrandecieron y enriquecieron a Cebreros. Sus fundiciones de vidrio abastecieron al Monasterio de El Escorial. Esta pujanza económica se vería refrenada por la aguda crisis padecida por España en el siglo XVIII.
En el siglo XIX se construyen tres molinos para la fabricación de pasta de papel y uno más dedicado a la elaboración de curtidos. Igualmente son muy numerosas las bodegas, ya que en esos momentos la explotación de las vides empieza a tener importancia.
El siglo XX supone para la Villa, el abandono de los trabajos del campo, el comienzo de la diáspora de sus gentes a otras zonas del país en busca de mejor destino. Su economía se nutre de pequeños negocios familiares y se convierte en un foco de atracción de emigrantes y veraneantes.

Poblamiento de origen Romano, construido como puesto avanzado fronterizo en las Guerras Cántabras, formaba parte de un limes situado al borde los montes Torozos.
A principios del siglo XIII los templarios recibían San Pedro de Latarce tras una permuta realizada con Alfonso IX. Pronto San Pedro pasó a ser cabeza de una bailía de la orden del Temple, llegando a ser una de sus principales posesiones en la región. Después de la disolución del Temple en el siglo XIV, sus bienes pasaron a la Orden de San Juan.
Fue lugar fronterizo entre los reinos de Castilla y de León. En el 1183 tuvo lugar el tratado de Fresno-Lavandera entre el rey de Castilla Alfonso VIII y el de León Fernando II, San Pedro quedaba según el tratado bajo la jurisdicción del reino leonés. En tiempos de Alfonso IX de León, San Pedro fue donada a su mujer Berenguela de Castilla tras su divorcio (1204).
En tiempos del rey Alfonso XI, San Pedro estaba en posesión de Alvar Núñez de Osorio privado del rey, conde de Lemos, Trastámara y Sarria.

A unos siete kilòmetros de Santa Cruz de la Serós, y apartado de la Ruta Jacobea en unos 12 Km. por una moderna carretera de montaña, se encuentra el Monasterio antiguo ó de abajo, de estilo visigótico. Su constucción se inició bajo una zona rocosa del monte Pano, a principios del siglo IX. Tuvo una una gran influencia en el reino de Aragón, tanto por la reforma litúrgica como por panteón de reyes y nobles, desde que la Orden del Cluny empezó a dirigirlo en 1701. Tiene dos plantas; en la inferior se encuentra una iglesia mozárabe de mediados del siglo IX y la sala de Concilios que debió ser el dormitorio monacal. En la superior se hallan una Iglesia románica de tres ábsides en la misma roca, del siglo XI; un hermoso claustro románico, cuya cubierta es la visera de la roca; y los llamados Panteón de Reyes y Panteón de Nobles. El monasterio ha sido restaurado varias veces. El monasterio nuevo ó de arriba está situado entre bosques y praderas y fué construido en el siglo XVII.
Toda la información histórica sobre el Monasterio de San Juan de la Peña en toda la historia del monasterio

Sus orígenes, hay que situarlos en el año 761, fecha en la cual, los presbíteros Máximo y Fromestano fundaron un establecimiento agrícola, en el que posteriormente edificarían una pequeña iglesia bajo la advocación de San Vicente. En el s. XVIII se inicia la actividad industrial en la ciudad y es a mediados del s. XIX cuando desarrolla una gran actividad comercial y financiera.
Capital del «Reino Astur»,tras el descubrimiento de la tumba del Apóstol en tiempos del piadoso Príncipe Alfonso II «El Casto», se iniciaron las peregrinaciones entre Oviedo y el Bosque Libredón en Compostela, siendo el origen del bien llamado Camino Primitivo.

El pueblo de auténtica configuración jacobea, se fue perfilando a lo largo de la Calzada de los Peregrinos y cerca de la fuente, formando la Calle Mayor, a medio trecho de la cual los frailecillos venidos de Sahagún erigieron una ermita dedicada a la Virgen de los Dolores, que cuenta con devoción muy arraigada en Calzadilla. La ermita conserva ciertas estructuras similares al románico de ladrillo de Sahagún y fue restaurada en el siglo XVI a base de lienzos de tapial y verdugos de ladrillo compactado, igual que «la panera», un edificio cercano a la iglesia y que, en su tiempo sirvió de alhóndiga o banco de préstamo de granos.

La localidad de Lezama, de intenso ambiente medieval, cuenta con magníficos edificios civiles, aunque lo verdaderamente digno de comtemplarse es la iglesia de Santa María, gótica del siglo XIII, levantada a expensas de los señores de Oxangoiti. Muy cerca de ella se levanta, orgullosa y poderosa, otra construcción de gran relevancia artística, la torre de Lezama.

En Pendueles destaca la Iglesia de San Acisclo, que aún conserva restos románicos, la Casona del Conde del Valle de Pendueles, del S.XVII-XVIII, y el Palacio de la Duquesa de Santa Engracia, del S.XIX, exponente de la llamada «arquitectura del Hierro» y que fue dedicado durante la guerra civil a hospital, hoy en ruinas, y pendiente de restauración. En su playa destaca la presencia de numerosas formaciones rocosas

La historia de Boimorto está absorbida por el próximo monasterio de Sobrado dos Monxes. De algunas de sus parroquias tenemos noticias en documentos muy antiguos como es el caso de Dormeá, que con el nombre de Dormiana figura en una adjudicación a la sede iriense en el concilio de Lugo del año 569.
Luego pasó a ser posesión del cabildo compostelano por donación de la reina doña Urraca. Pero el poderoso monasterio de Sobrado, uno de los que ejerció más influencia en tierras gallegas, dirigió la vida y la historia de la comarca.

La Torrona, terminada en 1554, fue construida por el alavés Diego de Gamarra. Los almeres que arrancan de los costados de la torrona sugieren previsión de una triple arcada que probablemente nunca se llegara a instalar, y cuya cubierta, holladera, tendría acceso desde la tercera de las cinco plantas de cuerpo conservado, plantas sustentadas por viguería.
La Torrona está esquinada por cuatro bordes macizos y culminada con crestería.
Lugar que formaba parte, de la Jurisdicción de Saldañuela en el partido de Burgos , uno de de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833, tal como se recoge en el Censo de Floridablanca de 1787 . Tenía jurisdicción de señorío que ejercía entonces el Marqués de Lazán quien nombraba alcalde pedáneo.

Cultura

Desde la antigüedad han existido asentamientos humanos en el término municipal, como Orippo, ciudad romana en la Vía Augusta de Roma a Cádiz, probablemente ya poblada anteriormente por turdetanos. De ella quedan la Torre de los Herberos y distintos restos que en la actualidad están siendo excavados, que incluyen varios hornos de alfar, algunos perfectamente conservados. Orippo aparece en los «Vasos de Vicarello» y es citada en el Itinerario de Antonino como la Quinta Mansión de la VII vía militar, que iba de Gades a Cordvba, a 24 millas de Ugia (Torre Alocaz, Utrera) y a 9 millas de Hispalis (Sevilla).
En la época árabe no se tiene constancia de ningún núcleo de población. Los terrenos que actualmente la conforman formaban parte de la Kora de Sevilla, y contaban con varias alquerías que formaban unidades de producción, que han llegado casi hasta nuestros días en forma de los cortijos que poblaban -y algunos aún pueblan- la zona.
El origen del actual asentamiento es el reparto de tierras que se hizo tras la conquista de Sevilla por el rey castellano Fernando III (1248). Su hijo Alfonso X el Sabio repartió las tierras conquistadas entre los caballeros que habían participado en ella.
El actual término municipal fue repartido entre varios, pero el que a la larga dio origen a la actual ciudad, fue el trozo que le correspondió a un adalid o jefe de “partida” llamado Gonzalo Nazareno, al que según el libro «Repartimento de Sevilla» le correspondió:
[…] tres yugadas de heredad allende de Guadayra e aquende del Guadalquivir, es contra Xeres e es contra Lebrixa
De la Edad Moderna se tienen pocos datos, si exceptuamos los distintos censos de población que se hacían en la época, los cuales eran corrientemente falseados para evadir impuestos. Se cree que su economía era eminentemente agropecuaria con la excepción de la producción de cal.
Desde 1631 a 1636 perteneció a la Casa de Arcos y a partir de esta fecha pasó el Señorío y jurisdicción a la familia Pedrosa, que en 1679 obtuvo el Marquesado de Dos Hermanas. Tenía la población aproximadamente 200 familias (unos 1.000 habitantes), en su mayor parte ocupadas en el cultivo de las fincas que poseían en el término las más ilustres familias sevillanas, según Rodrigo Caro. Hacia esa misma fecha se creó el Marquesado de La Serrezuela, que luego se convertiría en Villa independiente de Dos Hermanas hasta principios del siglo XIX.
A finales del siglo XIX comenzó la industrialización del municipio con la fábrica de hilados de yute y los primeros almacenes de aderezo de aceitunas. Esto creó una fuerte necesidad de mano de obra y produjo una fuerte inmigración que generó el primer aumento de población.
En un paraje del término conocido como Los Merinales, en la finca denominada actualmente Charco del Pastor, estuvo funcionando uno de los mayores campos de concentración de prisioneros republicanos al finalizar la Guerra Civil Española en 1939. Estos presos estuvieron sujetos a penas de trabajos forzados, y con su esfuerzo se fue construyendo el canal del Bajo Guadalquivir en el tramo que discurre por el término municipal, denominado “Canal de los Presos”. Entre 1940 y 1962 más de 10.000 pasaron por el lugar, provenientes de toda Andalucía. Actualmente (2009) está proyectado levantar en ese lugar un edificio destinado a guardar toda la documentación y archivos relativos a los presos que construyeron dicho Canal.
La agricultura de Dos Hermanas ha pasado por diferentes etapas de transformación a lo largo de la historia. Hasta mediados del siglo XX, el municipio era eminentemente agrícola y de secano, con grandes extensiones de olivares y siembra de cereales. Destacaban las variedades de aceitunas “gordales y manzanillas” dedicadas para aceituna de mesa, en cuya exportación al extranjero fueron pioneras las empresas envasadoras que había en el municipio.
Su rápido y continuo crecimiento a lo largo del siglo XX lo debe en parte importante al tejido industrial y empresarial que se ubicó en el municipio, fomentado con la creación de varios polígonos industriales. En 2007 existían 596 empresas censadas en actividades industriales.

Posee una Calle Real, que probablemente es una de las más bonitas y pintorescas del camino.
Los Reyes Católicos dispensaron a los habitantes del lugar del pago de tributos con la condición de que marcasen con estacas el camino desde Foncebadón en tiempo de nieves.
A la salida, junto a una rústica ermita, un amasijo de hierros en forma de bicicleta rinde homenaje a un peregrino alemán que encontró la muerte en este lugar.
Del Acebo sale un desvío que conduce a Compludo, en donde se conserva una herrería medieval.

La conservación de sus tradiciones culturales ha sido siempre un signo distintivo de las gentes del Concejo de Llanes. Lo que en otros concejos asturianos es un fenómeno de reciente aparición,ese impulso, tan en boga, hacia la recuperación del patrimonio folclórico y la investigación de las propias señas de identidad es en Llanes el pan nuestro de cada día desde la época de nuestras bisabuelas. Desde hace más de un siglo, están presentes con toda naturalidad en el calendario festivo de cada pueblo del concejo el baile de «el Pericote», que goza de universal fama, el orgulloso lucimiento de los trajes de porruanu y de aldeana y los cánticos y giraldillas transmitidos de padres a hijos y guardados como oro en paño. En cada fiesta patronal, con progresión aritmética, son cientos y cientos los trajes típicos que entran en juego anualmente en un rito profundamente sentido y generalizado

El origen histórico de Moixent reside en su enclave geográfico, necesario para controlar y defender un camino estratégico, el Valle de Montesa, corredor entre montañas, recorrido por el río de Cànyoles, conocido en la antigüedad como el «riu de Montesa». La importancia histórica de esta zona como paso de personas y mercancías entre la Meseta Castellana y el litoral valenciano es enorme y de gran antigüedad. El trazado geográfico fue seguido por la «Vía Heraclea» de los Íberos y cartagineses, los musulmanes adaptaron su calzada, también siguió el trazado geográfico el Camino Real de Xátiva a Toledo. En la actualidad, el ferrocarril que cubre el trayecto Valencia- Madrid, también sigue los dictados de la Madre Naturaleza.
Se sabe que Moixent estuvo poblado por los íberos, quienes ocuparon un importante poblado fortificado, conocido hoy como la «Bastida de les Alcusses», cuya existencia abarca el periodo del 425- 325 a. C. De este poblado procede la preciosa figurita de bronce del «guerrero de Moixent»
una de las joyas más preciadas del arte ibérico, recuperada por los arqueólogos.
Los romanos trazaron su famosa «Vía Augusta» y una «mansio» llamado «Ad Statuas».
En la transición entre los poblados preromanos y la dominación romana,
algún cartaginés ocultó un tesorillo de sesenta monedas de plata acuñadas en la lejana ciudad de Siracusa, en las faldas del castillo islámico de Garamoixent. Su existencia fue descubierta en el año 1910.
De la ocupación musulmana, en tiempos del Califato Omeya, en el siglo X, se sabe que existió una guarnición en el Castellaret de Dalt, cuya función era el control del valle y de la vía de paso. Los musulmanes de la alquería mixentina se dedicaban al cultivo de la huerta y de los fértiles secanos de cereales de la zona de Les Alcusses.
Ya en época cristiana, en el año 1257 «Moxén» aparece en un documento de la Cancillería Real, como una localidad conquistada años atrás. Estaba lista, por lo tanto, para recibir una «hornada» de pobladores cristianos. Así, en el año 1303, Moixent recibió Carta Puebla de parte del señor feudal Gonçal García Maça, en la cual se encargaba a catorce «repartidores» la división de la tierra de labor en 200 lotes iguales para 200 familias de colonos, antepasados directos de los actuales moixentinos.
Durante la Baja Edad Media la población fue Señorío de los «Maça de Liçana» y sufrió las destructivas consecuencias de la guerra sostenida contra Castilla.
El siglo XVII, y más concretamente, la expulsión de los moriscos (1609)
trajo a la zona una crisis debido al desconcierto provocado por la repentina marcha de tan productivos trabajadores.
La crisis económica de este siglo quedó superada en el siglo XVIII gracias a la explotación de sus vinos el siglo XIX trajo el desastre de L, Any Deu debido a la plaga de filoxera, que arruinó todas las viñas, obligando a sus habitantes a emigrar. Pese a todo, el siglo XX consolidó a Moixent como un pueblo de gran pujanza económica.

El nombre de Villardefrades parece que procede de «Villa de Fratres o Frailes» porque fue habitado por templarios y benedictinos, y finalmente extramuros seguramente reemplazando a estos. En sus proximidades los restos de una torre, la de la Iglesia de San Juan Bautista (en la subida a los montes Torozos) donde se ubicó el ya desaparecido pueblo de Almaráz perteneciente en el SXIX al Señorío del Duque de Alba.

Poco antes de llegar a Loriana se pasa por San Lázaro de Paniceres, donde hubo una leprosería. Y un poco más allá, tras cruzar el río Nora por el llamado puente Gallegos, se entra en el concejo de Las Regueras.

A la entrada del pueblo, el párroco colocó un curioso mural de mosaico con la la representación de unos peregrinos ante el templo.

De origen medieval fue fundada en el año 1376 por el Infante Don Juan. Este pequeño pueblo guardó hasta hace poco tiempo el roble donde juraban defender los fueros los reyes de Castilla
y los señores de Vizcaya. En su plaza de Goicolea se encuentra la iglesia juradera de San Emeterio y San Celedonio, construida en el siglo XVI, siendo lo más destacable de ella su ex
traordinario retablo de estilo hispano-flamenco y un pórtico de madera que aún conserva la mesa de piedra donde el escribano daba fe de las reuniones de la anteiglesia.Igualmente posee interés artístico el palacio de Ikaza, del siglo XV.

Puertas de Vidiago, último pueblo del Valle de Pendueles . Puertas destaca sobre todo el Idolo de Peña Tú, monumento del Neolítico, se trata de una roca situada en la Sierra Plana, sobre el pueblo, de acceso peatonal, y en cuya pared se encuentrán pinturas y grabados prehistóricos. Otro de los lugares que merecen, sin duda, una visita son los Bufones de Arenillas, en la costa del pueblo, están declarados Monumento Natural. También aquí nos encontraremos con alguna muestra de Arquitectura de Indianos. A la entrada del Pueblo está la Iglesia de San Juan.

Sendelle forma parte del Concejo de Boimorto. En pleno Camino del Norte a Santiago de Compostela, pertenece a la llamada Terra Chá, caracterizada por sus praderas, montes y ríos. Poblaciones vecinas son Villalba, con la torre octogonal de los Andrade y Baamonde, cuya parroquial de Santiago es de estilo románico-gótico. Bellísimo es el monasterio cisterciense de Sobrado dos Monxes y el pequeño templo románico de Santa María de Mezonzo.

Posee una cantera y mina de piedra que se explotó desde principios de la era cristiana. Tiene canteras propias y otra parte las comparte en mancomunidad con Cubillo del Campo. De sus canteras se extrajo la piedra utilizada en el castillo de Burgos, más tarde derruido por los franceses en la Guerra de la Independencia Española, la Casa del Cordón, el monasterio de San Pedro de Arlanza, el arco de Santa María además de la piedra caliza con la que se construyó la Catedral de Burgos, diseñada por Simón de Colonia en 1221, por lo que es conocido este pueblo, además de múltiples edificios de la provincia de Burgos y de toda la comunidad autónoma de Castilla y León y España.

Villa, en la Cuadrilla de Santa María de Ribarredonda, una de las siete en que se dividía la Merindad de Bureba perteneciente al partido de Bureba. Jurisdicción de realengo con regidor pedáneo.
A la caída del Antiguo Régimen queda constituida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido de Briviesca, región de Castilla la Vieja,

Cardeñadijo aparece con su nombre escrito (CARDENIA DE ATILIO) en pergamino del archivo del monasterio de Cárdena, del año 945. El día 1 de junio, el sacerdote don Munio dona una iglesia de su propiedad, entonces muy frecuente y normal, los cercanos monjes en Cárdena. La iglesia está bajo la advocación de San Pedro, en el pago que llaman Arroyo. Por cierto, que alguna parte de dicha iglesia no debía pertenecer a don Munio, pues cuatro meses más tarde (1 de octubre) leemos en otro pergamino que varios señores también ceden a Cárdena sus derechos en la mencionada iglesia.
Como puede apreciarse, Cardeñadijo tenía sus campos sembrados de iglesias, mejor ermitas, que personas particulares levantaban y ofrecían a la devoción pública, brindando servicios religiosos y aceptando limosnas. Vemos cómo el monasterio de San Pedro de Cardeña resultaba beneficiario final de estas iniciativas particulares. Su influencia en Cardeñadijo era manifiesta en lo espiritual y material. Pero, muy pronto, aparecerán otras dos fuerzas religiosas. La primera fue la abadía-infantazgo de Covarrubias, fundada por el conde García Fernández en 24 de noviembre del 978. A poco de este suceso, que tanta importancia tuvo en la historia del condado castellano, García Fernández, sin duda con pacto y compensación, substrajo de la obediencia y propiedad del monasterio de Cardeña y la traspasó a Covarrubias la importante iglesia de San Pedro de Arroyo de Cardeñadijo. Las abadesas y luego abades de Covarrubias ejercieron su autoridad, que les fue respetada.
Así Cardeñadijo, sin estar en el Camino de Santiago, se convirtió en Pueblo Jacobeo. Una parte del esfuerzo y sudor de sus vecinos se aplicaba por caridad y beneficiencia a unos hombres desconocidos, pero creyentes, que cumplían las difíciles jornadas de un camino que es el mejor símbolo de la unidad de Europa. No fue una desgracia para Cardeñadijo el vivir hasta el siglo XIX bajo la autoridad de la mano blanca de la madre abadesa de las Relaes Huelgas de Burgos.
En 1843, Cardeñadijo cuenta 250 habitantes y es ayuntamiento constitucional. Está integrado en el partido judicial de Burgos; antes había pertenecido a la cuadrilla de Arcos que reunía 12 localidades y en el siglo XIV, por ejemplo, sumaba 417 vecinos. Los 250 vecinos de 1843 mantenían una escuela de 29 niños/niñas y pagaban al sacrificado maestro 530 reales anuales. San Martín era el titular de su parroquia y tenía una ermita de la Vera Cruz. Recogían cereales que molían en dos molinos; cuidaban su ganado en un término de 920 Has. y se distraían con caza menor. En 1900 los habitantes se habían doblado.

Según parece contó con un hospital allá por el siglo XII y mantiene la iglesia parroquial de la Magdalena.
Junto a una vieja fuente también conserva la ermita dedicada a San Sebastián y San Fabián.

El origen de la villa tuvo lugar alrededor de la Alberguería de San Pedro (S. XII). Sus primeras funciones fueron la prestación asistencial y acogida a pobres y enfermos mendicantes; de ahí pasó a realizar funciones de acogida a peregrinos desde la Baja Edad Media, al aumentar las corrientes de peregrinos. La condición de paso de la villa hacia San Salvador de Oviedo y de ahí a Santiago de Compostela fue decisiva en su trayectoria histórica y económica.
En el año 1270 el Rey Alfonso X le concedió la Carta Puebla, fuente de numerosos privilegios, y la autorización para realizar un mercado semanal. La base jurídica de la carta evidencia la voluntad de los habitantes para crear una puebla o villa que garantizara el orden público, la protección de bienes y personas contra los abusos y el bandidaje.
El requisito era que el lugar coincidiera con alguna villa, castillo o una ruta frecuentada por los peregrinos. El Concejo de Siero cumplia con todos los requisitos.
A finales del S. XV la palabra puebla fue sustituida por la contemporánea Pola. Hoy día Pola de Siero es el centro neurálgico del Concejo gracias a su desarrollo industrial y comercial.

Las primeras noticias escritas acerca del pueblo datan del reinado de Alfonso VI (1.040-1109). En aquella época Palacios de Goda se encontraba incluido en la división administrativa del Sexmo de Sinlabajos.
Posiblemente, como en otros lugares de la Tierra de Arévalo, Palacios de Goda se repobló con gentes de origen franco, castellanos, gallegos, mozárabes, judíos y mudéjares.
Estos habitantes fueron agricultores en los años iniciales de repoblación, donde cultivaban de manera rudimentaria principalmente trigo, cebada, centeno y avena, a las que unían pequeñas cantidades de garbanzos y lentejas.
Sobre el origen del topónimo “Palacios” existen diferentes interpretaciones. La explicación más aceptada es que así se llaman a los núcleos donde existían casonas que destacaban respecto al resto de viviendas, aunque éstas no fueran necesariamente palaciegas. Así mismo, se identificaban así a algunas dependencias o “cámaras”.
Hoy en día se conservan escasas bodegas en esta localidad, donde, antiguamente, el cultivo de la vid tuvo una gran relevancia. Los lagares se distribuían por todo el municipio aunque la mayor parte han desaparecido. También existían bodegas independientes aparte de las existentes en el subsuelo de cada casa de las que aún restan bastantes con accesos que suelen situarse en el zaguán.

El origen de su nombre hace referencia a la ubicación del municipio en la falda de un cerro donde se alzan los restos de su castillo. Su primitivo nombre fue Santibáñez de Mota, denominación proveniente de la iglesia del municipio. Iglesia que en el siglo XIII pasó a llamarse de San Juan.
El municipio recibió en 1480, de manos de los Reyes Católicos, la merced de un mercado franco todos los jueves para contribuir a su engrandecimiento.
A finales del siglo XVI, Felipe II concede a D. Rodrigo de Ulloa el título de Marqués, con lo que la villa pasó a llamarse «La Mota del Marqués». En el siglo XVIII el municipio fue agregado a la provincia de Valladolid y el marquesado recayó en la casa de Alba.
Fue en su origen una ciudad protegida por una muralla. De su afamado castillo sólo se conserva la Torre del Homenaje, la única en Valladolid de forma cilíndrica.

En este lugar existió un Monasterio dedicado a San Martín y un Hospital de Peregrinos desde el año 978, el cual está documentado como antigua ermita.
La tradición de este lugar de dar posada y descanso a los peregrinos ha perdurado a través de los tiempos.
Don Rodrigo Alfonso del Escamplero, caballero regente del albergue, dio aquí posada y protección a don Enrique de Trastámara, futuro rey, cuando escapaba de la venganza de su hermanastro Pedro el Cruel, y buscaba refugio y aliados en sus dominios asturianos.
Enrique supo devolver el favor ceñida la corona, y el albergue recibió regalías e inmunidades.

Sencilla parroquia que tiene por titular a Santa María

La historia de Santa Cilia está unida al Real Monasterio de San Juan
de la Peña.
Su origen es medieval. Hay documentos que confirman su existencia en el S. X.
La mayoría de los documentos históricos confirman que el lugar per-tenecía a dicho monasterio. Este núcleo estaría al sur del actual, en la zona de las eras, y en su proximidad estaría la ermita de Santiago, o San Décimo, (desaparecida en los años 50 del S. XX).
De finales del S.XII procede la actual planificación del casco antiguo, formado por una cerca y seis manzanas de casas, poblandose del este al oeste, aunque no se ocupo en su totalidad en el oeste. La planimetria es la de un campamento romano, dando lugar a un red de calles rectas y perpendiculares.
En el S. XVII se reconstruye la iglesia, sustituyendo a otra medieval. Se amplia y se le añade una torre campanario.
En 1920 alcanza su población máxima: 520 habitantes y unas 90 casas. Pero, como en la mayoría de los pueblos de Aragón, comienza un proceso de emigración, que ya existía en los años diez de este siglo, dónde varias familias emigraron a América, concretamente a Argentina

Se encuentra situada en el tramo final del Camino Jacobeo Vizcaíno, que coincide también con la ruta de las iglesias donde los Señores de Vizcaya eran obligados a jurar defender los Fueros. No de
jar de visitar la iglesia porticada de San Martín y el palacio de Zorroza
.

La conservación de sus tradiciones culturales ha sido siempre un signo distintivo de las gentes del Concejo de Llanes. Lo que en otros concejos asturianos es un fenómeno de reciente aparición,ese impulso, tan en boga, hacia la recuperación del patrimonio folclórico y la investigación de las propias señas de identidad es en Llanes el pan nuestro de cada día desde la época de nuestras bisabuelas. Desde hace más de un siglo, están presentes con toda naturalidad en el calendario festivo de cada pueblo del concejo el baile de «el Pericote», que goza de universal fama, el orgulloso lucimiento de los trajes de porruanu y de aldeana y los cánticos y giraldillas transmitidos de padres a hijos y guardados como oro en paño. En cada fiesta patronal, con progresión aritmética, son cientos y cientos los trajes típicos que entran en juego anualmente en un rito profundamente sentido y generalizado.

Yacimiento en el sitio denominado Junciel donde han aparecido abundantes restos de tejas, datado de la época del Alto Imperio Romano.
En este lugar se encuentra una fuente con reminiscencias romanas en su construcción, aunque su estilo es más bien mudéjar.
Se ha encontrado una necrópolis (sepulturas de lajas), se cree que pertenecientes a culturas visigodas. Lo que demuestra la permanencia de los asentamientos en este lugar, que llegaría hasta la edad media.
El archivo histórico parroquial se encuentra en su totalidad en el Obispado de Zamora.
Dentro de su término la dehesa del Gamonal pertenecía a la jurisdicción de la Orden de Santiago, en concreto al Comendador de Castrotorafe.

Mecerreyes atesora una rica e interesante historia que se pierde en el tiempo, pues tenemos vestigios de culturas 900 años antes de Cristo.
Es seguro y claro, que los romanos habitaron en nuestro termino, en concreto el lugar conocido como valdarcos. En este término se puede recoger cerámica romana que los entendidos califican como terra sigilata del siglo III al V, y que aparece simplemente al arar la tierra, sin necesidad de hacer ningún tipo de excavación.
La villa, poblado o alfar romano, perteneció al convento jurídico de Clunia, la gran ciudad romana, cuya jurisdicción llegaba desde el Cantábrico hasta el Tajo.La primera vez que aparece Mecerreyes en la historia escrita, es en el documento o carta fundacional del Infantado de Covarrubias, fechado el 24 de Noviembre del año 978 y llevado a cabo por el conde Garci Fernández hijo de Fernán González, a favor de su hija Urraca.
A partir pues del siglo XVI, se nota un resurgir de Mecerreyes, a través de los legajos y documentos que conservamos en el Archivo Municipal, y que fundamentalmente habla de pleitos sobre multas al ganado y fijación de apeos y limites del terreno.

Destaca la Parroquia de San Roque y una bonita casa blasonada.

Villa, en la categoría de “pueblos solos” en el partido de Bureba jurisdicción de señorío ejercida por el Duque de Frías quien nombraba su Alcalde Ordinario.
A la caída del Antiguo Régimen queda constiuida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido Briviesca región de Castilla la Vieja.

A poco más de dos leguas al sureste de Burgos se sitúa la pequeña comarca de los Modúbares, cuyo significado no parece ponerse de acuerdo con los filólogos aunque todos le conceden un sentido geográfico: cerros de aspecto redondeado o enormes pellos de tierra. Los modúbares de hoy son tres: de la Cuesta, de San Cibrián y de la Emparedada, aunque antaño existió también Modúbar de Zafalanes. En el Alto Medievo la comarca aparece dividida entre los alfoces de Burgos (Modúbar de la Cuesta y de la Emparedada) y de Ausín ( Modúbar de Zafalanes y de San Cibrián). Los modúbares pertenecieron siempre a la Merindad de Burgos, excepto el de San Cibrián, que perteneció a la de Castrojeriz.
Modúbar de la Cuesta se sitúa en la base del Alto Tero (de 1.014 metros) y que divide las aguas de los ríos Arlanzón, Ausín. La antigüedad de la villa es semejante a la del Monasterio de San Pedro de Cardeña, con cuyo coto lindaba, y de otros lugares de las tierras que llenan el espacio entre los ríos, es decir que estamos hablando de los últimos años del siglo IX. Los monasterios eran los que solían informar de la vida de los primeros pobladores de las zonas sobre las que se asentaban, así los de San Martín de Modúbar de la Emparedada y de San Pedro de Cardeña animaron los primeros pasos de aquéllos; finalmente Cardeña se alzó con el predominio del ámbito. Modúbar de la Cuesta es mencionada por vez primera en el año 972. Esta villa fue siempre un lugar de escasa población, que vivía del campo y del ganado. La cercanía con la capital burgalesa hacía de Modúbar un lugar favorable para las inversiones, sobre todo de monasterios y de la floreciente burguesía. Así los documentos certifican la presencia en Modúbar de los monasterios burgaleses de San Juan y de Las Huelgas; y de familias tan poderosas como los Maluenda.
A mediados del siglo XIII Modúbar de la Cuesta aparece en el Libro de Préstamos de la diócesis de Burgos; y un siglo más tarde también hay constancia de Modúbar de la Cuesta en el famoso Libro de las Behetrías de Castilla. Los vecinos de la villa pertenecían al régimen de realengo, aunque elegían a sus protectores, que por la época eran Pedro Fernández de Velasco, los Carrillo, don Nuño y Don Pedro, hijo de don Diego López de Haro.
En el medievo la villa de Modúbar de la Cuesta ensanchó su primitivo término con la agregación de otros lugares hoy desaparecidos; lugares como Quintanilla Vela, Modúbar de Zafalanes y Zafalanes. A este respecto, los historiadores apuntan que Quintanilla se situaba a un kilómetro del pueblo, donde se conservan todavía las ruinas; esta localidad se menciona en el año 939, en el 970 y más tarde en el siglo XIV; incluso en el Libro de las Behetrías figura que dicha localidad era behetría de los Carrillo y de los Velasco, que pagaban al rey por ella. Del resto de las poblaciones anexionadas a Modúbar de la Cuesta podemos decir que Modúbar de Zafalanes estaba también a un kilómetro al este y que se han hallado sus ruinas en el pago conocido como Las huertas. Zafalanes se situaba más al este, a unos dos kilómetros, y no quedan restos del caserío.
En el año 1591 Modúbar de la Cuesta formaba cuadrilla con otras doce localidades reuniendo en total más de 400 vecinos. En el siglo XVIII seguía siendo una villa de realengo y ya en el año 1843, con sólo 22 habitantes, se alzó como ayuntamiento propio, aunque en la actualidad se integra en el Ayuntamiento de Carcedo. En el año 1950 contaba con 200 habitantes y luego vino la etapa de la gran emigración debido a los cambios en el campo, la industria y la economía en todo el país. En la actualidad Modúbar de la Cuesta, que sigue presidida por la Iglesia de San Cristóbal, tiene muy poca población durante el invierno, aunque en verano se multiplica.

Molinaseca es el primer pueblo importante una vez finalizado el fuerte descenso del monte Irago y donde se inicia el fértil valle del Bierzo.
Antes de cruzar el puente románico sobre el cauce del río Meruelo, cuyas aguas sirvieron a los romanos para la explotación de las minas de oro de las Medulas, se pasa junto al santuario de las Angustias, donde se venera «La Preciosa», Virgen que cuenta con muchos fieles y a la que durante siglos han venerado, colgado ante ella sus exvotos de cera.
Al otro lado del cauce, la calle Mayor nos habla de la importancia histórica que tuvo este lugar, con sus nobles casas y escudos nobiliarios, en una de ellas habitó Doña Urraca y al final de la calle Real, todavía hoy se puede apreciar el Hospital de Peregrinos.
Tiene una interesante iglesia parroquial y son destacables las ermitas que fueron dedicadas a Santa Marina y a San Lázaro.

Poo De Llanes es un pueblo pequeño a 1,5 kilómetros del centro de Llanes, capital del concejo. El pueblo ofrece a sus visitantes la tranquilidad de un entorno rural y su magnifica situación permite realizar todo tipo de excursiones, tanto de playa como de montaña. El pueblo tiene Iglesia, Centro de Artesanía, Bolera, Parque Infantil, bar y dos restaurantes en la playa, diferentes tipos de establecimientos dedicados al alojamiento como, hoteles, casas de aldea, albergue, apartamentos turísticos y camping. En el pueblo hay parada de ferrocarril de FE VE y parada de línea de autobús.

El origen de Canals se sitúa en la Historia Antigua, aunque sin poder precisar más. Esta continuidad de asentamiento en el tiempo desde momentos históricos tan remotos, se debe a su privilegiado emplazamiento en la confluencia del río Cañones con el más pequeño de los Santos de La Piedra. Durante la época romana, también hubo población,como atestiguan los restos arqueológicos hallados (una lápida funeraria) que llevan a pensar en la posible existencia de una villa romana. La famosa Vía Augusta, que con el tiempo se convertiría en el «Camino de Castilla», pasaba también por esta población.
La dominación musulmana convirtió a Canals en un punto muy importante, gracias al agua del río de Los Santos. La reconquista del territorio por el rey Jaime I en 1244 supuso la donación de la Torre y la Alquería de Canals al conde Donís de Hungría. La Baronía de Canals fue vendida a los Jurados de Xátiva en 1352; la Baronía de la Torre, propiedad de los Borja, fue igualmente comprada por la ciudad de Xátiva en 1506.
El núcleo vital de la villa medieval era el barrio llamado «El Secanet», presidido por un templo gótico, derribado en el siglo XX.
La muralla de la villa tenía tres portales de entrada, hoy desaparecidos :
El Portal de San Roque, en las proximidades de «La Lloca», el Portal de»El Salvador», al final del «Goleró» y el Portal de San Antonio de Padua, situado en la «Plaça de la presó». Hay quien mantiene que hubo un cuarto portal en la calle de los Santos de la Piedra Abdón y Senén.

Sobre un castro, conocido con el nombre de Astórica, tuvo lugar el asentamiento visigótico de Villa Calvaria, junto con un monasterio fundado en 785. Hoy sólo podemos ver la solitaria Iglesia de Santo Estevo, de cuya restauración se ocupó la escuela taller «Camino de Santiago»

Como toda la zona parece que Vega perteneció al pueblo Vacceo, Celtibérico de vida agrícola pastoril. Entre los siglos XI y XII Vega se encuentra en la frontera castellano-leonesa. En 1.270, Vega se une al Alfoz de Tordesillas, justamente con Villalar, Villamarciel.
Fue el Rey Alfonso X el Sabio quien entregó estos lugares a Tordesillas, aunque pronto pasó a depender de Torrelobatón. El nombre de Vega es de origen ibérico que significa » parte baja, llana y fértil», adecuado a este valle del Hornija. Lo de «Valdetronco» es más difícil puede ser que Vega fuera el centro del valle, «el tronco», y los otros pueblos las ramas.
Las primeras noticias que tenemos de Vega, se remontan a la Edad Media. Aparece como un lugar dependiente del Castillo de Torrelobatón, a su vez dependiente de la Ciudad» de los Almirantes de Castilla, Medina de Rioseco. Sin embargo su situación geográfica (estribaciones de los Montes Torozos y comienzo de la Campiña del Duero) hace que también históricamente esté dependiente de Tordesillas.
En el año 1270, Vega se une alfoz de Tordesillas juntamente con Villalar, Villán y Villamarciel. Fue el Rey Alfonso X, El Sabio, el que entregó estos lugares a Tordesillas. En 1324 Alfonso XI tuvo que confirmar la donación de Vega a Tordesillas, pero pronto pasó a depender de Torrelobatón. En el Becerro de las Beherías Vega aparece como una aldea dependiente del alfoz de Torrelobatón y desde entonces así ha permanecido prácticamente hasta nuestros días.

Aquí confluían las tres grandes vías jacobeas francesas, que partían de París, Vézelay y Le Puy. Capital de la Alta Navarra , San Juan debe su nombre a su situación al pie del puerto de Roncesvalles. Desde la localidad francesa de Saint Jean Pied de Port se vislumbra al sur el macizo montañoso que ha servido de frontera natural y política a lo largo de toda la historia. Para cruzar los Pirineos el peregrino dispone de dos alternativas, bien atravesar el desfiladero de Valcarlos o subir por la vía romana, conocida como «camino de Napoleón», porque fue ampliado por el mariscal Soult para transportar la artillería utilizada en la invasión francesa de nuestro país a principios del siglo XIX. Este camino sube rampas empinadas, llenas de historia en cada tramo, estas rampas terminan con un fuerte repecho por el que el peregrino llega hasta el Portillo de Leizar-Atheca, donde ya puede ver la entrada de España, a la que accede recorriendo una senda llana a más de mil metros de altitud.

El paso de Peñaflor fue escenario de encarnizados combates durante la guerra contra los franceses, estableciéndose fortines en los riscos que flanquean el desfiladero. En mayo de 1809, las tropas napoleónicas invaden Asturias por tres frentes al mismo tiempo: Bonnet por el oriente, Kellermann por Pajares y el Mariscal Ney por el occidente, entrando a la región por Leitariegos la mañana del 15 de mayo. El objetivo de éste último es tomar Oviedo por sorpresa, y casi lo consigue, pues llega hasta Cornellana sin necesidad de disparar un solo tiro.
Los asturianos deciden replegarse hasta el Puente de Peñaflor con la intención de resistir allí a la espera de refuerzos. La única pieza de artillería disponible se colocó en la peña del Viso, al tiempo que las tropas y vecinos formaban una línea defensiva que según Fernández de Miranda tenía unos 800 metros y se prolongaba desde La Campona hasta Cuero, pasando por el puente y las peñas adyacentes.
Una vez cae Peñaflor, Grado es saqueado. Fernández Miranda se lamenta del pillaje de los franceses, que queman el Ayuntamiento con su importante archivo. Ney pasa la noche en La Campona, para continuar al día siguiente su camino hacia la capital. Mientras, Parker al volver de Peñaflor pasa por Oviedo camino de Gijón, a donde ha huido el Marqués de la Romana y su Estado Mayor. Las peripecias de este comprometido e intrépido capitán inglés en Asturias le valen un ascenso a comandante por parte del gobierno británico, incluso el Marqués de la Romana quiere recompensarle y le concede el grado de coronel del ejército español.

Según los historiadores, parece que el origen del pueblo de Valverde del Camino comienza con la construcción de una alquería que sirvió de mesón y alojamiento para mercaderes, el cual recibió el nombre de Facanías, al parecer de origen de hebreo o árabe. Con este nombre aparece en el acta del Condado de Niebla, fechada en el año 1369.
A finales del siglo XV es cuando se transforma en Valverde del Camino. El apelativo de camino podría referirse al antiguo camino romano, que estos construyeron para enviar el mineral extraído del norte de la provincia. Actualmente quedan unos 5 Km. de dicha calzada romana.
Con el paso del tiempo fue aumentando la población en torno al antiguo mesón. El lugar estuvo bajo el protectorado del Condado de Niebla hasta el siglo XVIII, y más concretamente hasta el año 1732, momento en el que bajo el reinado de Felipe V y con el consentimiento del Señor del Condado, el Duque de Medina Sidonia, logra independizarse.
El emplazamiento de Valverde del Camino se encuentra en una encrucijada de caminos. Su situación en las faldas de las sierras de Rite y León, fue paso obligado para los viajeros. En 1369, en el acta fundacional del condado de Niebla, aparece el lugar de Facanías. A finales del siglo XV Facanías se transforma en Valverde del Camino, haciendo referencia seguramente al Camino Romano que pasaba al pie de la población.
En las postrimerías del siglo XV, y como consecuencia de la concesión de tierras (ampliación de la Dehesa Boyal), la población se va afianzando llegando a alcanzar 100 vecinos o familias en 1503. En 1591 existían ya 291 vecinos. El crecimiento de la población da origen a las primeras calles, de trazado irregular y de gran pendiente, amoldándose al relieve de las lomas que protegían la venta: martín Sánchez, Gabatón del Orín (hoy Las Cruces), Luis Fernández (hoy Barrio Viejo) y Santa Ana.
A comienzos del siglo XVIII, la aldea de Valverde del Camino seguía dependiendo de la villa de Niebla, tanto en lo político como en lo jurídico y económico. En 1732 la aldea se independiza de Niebla y consigue el título de villa de manos del rey Felipe V, con el beneplácito de Niebla y del dueño y señor del Condado, el Duque de Medina Sidonia.

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Puente La Reina constituyó de antiguo una de las más importantes encrucijadas del Camino de Santiago, lugar de parada y fonda con sus típicos mesones medievales.
Allí convergen los Ríos Aragón y Aragón Subordán, cuyos caudales serán represados más abajo por el Embalse de Yesa, a través de la Canal de Berdún. Es una ruta abierta hacia Jaca y el Pirineo central, valle de Echo y Ansó, Pamplona y Huesca.
Junto a el se encontraba Astorito (la antigua Ostorit, como la llamaba el Codex Calixtinus), localidad hoy despoblada.

Según la crónica rosa histórica, la ciudad tiene su origen en una historia de amor. Los protagonistas del lance amoroso, la reina Dña. María de Molina, que según los cronistas de la época debió ser especialmente bella y su rendido enamorado el famoso Don Diego López de Haro. El amor llevó a Don Diego a Valladolid, dicen que para asistir a las cortes convocadas por la reina, pero hay quien opina que había un secreto deseo de conquistar el corazón de tan regia dama. Las intrigas palaciegas que rodean la vida de príncipes y monarcas, legaron a la historia un auténtico enredo en torno a estos personajes y un indiscutible dato histórico. Bilbao se fundó en Valladolid.
El día 15 de junio del año 1300 estaban convocadas las Cortes en Valladolid para que el infante Don Juan yerno de Don Diego López de Haro renunciara al señorío de Vizcaya. Sin embargo, Don Diego tenía reconocido el título por los vizcaínos. Lo que allí ocurrió no se sabe, pero es un hecho cierto la fundación de Bilbao.
«En el nombre de Dios e de la bienaventurada Santa María sepan por esta carta quantos la vieren e oyeren como yo Diego López de Haro, Señor de Vizcaya en uno con mio fijo Don Lope Díaz e con placer de todos los viscaynos, fago en Bilvao de la parte de Begoña, nuevamente población e villa que disen e puerto de Bilvao.»
Este título y jurisdicción sobre la ría harán de Bilbao el puerto exportador de la lana castellana y la entrada de las mercaderías extranjeras que llegaban a las ferias castellanas. De esta época es el origen de su núcleo histórico, las famosas siete calles perpendiculares que llegaban a las laderas de Begoña. Pero aun antes de que estuviera fundada la villa, en plena Edad Media, los mercaderes ya anclaban en el puerto de Bilbao. Se llamaba el Vado, era el único puente que había en el cauce del río Nervión y se localizó en la zona de menos calado, allá donde el mar y el río se unían. En 1475 el rey Fernando el Católico otorgó a Bilbao el título de Muy Noble y Muy Leal y dotó al escudo de la ciudad de una corona.
En 1511 la Corona crea el Consulado de Bilbao, que monopoliza la exportación de lana y paños castellanos. Este hecho junto con la importación del bacalao y la grasa de ballena procedentes de Terranova, obligó a aumentar la fabricación de embarcaciones y los astilleros y la villa prosperaron. Todo ello llevó a Bilbao a consolidarse como la más fuerte de las poblaciones de la ría, pero también a crearse numerosos enemigos.
Con el paso de los siglos, Bilbao se va extendiendo tanto en sus zonas históricas como en los ensanches nuevos. De ahí que pueda hablarse de un Bilbao renacentista, un Bilbao barroco y otro neoclásico. Todos ellos están magníficamente representados por su extraordinario patrimonio artístico. El Bilbao más reciente se fue configurando durante el siglo XIX. En esta época tuvo que sufrir frecuentes problemas laborales relacionados con la industria naval.
En el año 1804, la población se levanta contra sus gobernantes, la llamada Zamacolada. Años después el problema lo provoca Napoleón cuando decide hacer suya esta bella tierra. Los bilbaínos tuvieron su particular día Dos de Mayo el día 16 de agosto cuando tuvieron que luchar contra el invasor francés. Más tarde el sufrimiento se lo producirían sus mismos compatriotas escindidos en ramas políticas contrarias durante las largas Guerras Carlistas -terminadas en el año 1874 durante el reinado de Alfonso XII, llamado El Pacificador- ya que en 1836 tuvo que sufrir un durísimo asedio que llevó a toda la población a refugiarse en la Basílica de Begoña, hasta que fueron rescatados por el general Espartero el día de Navidad.
Al llegar el siglo XX Bilbao se encuentra cansada de tanta lucha, pero su gente es valiente y trabajadora y todos a una levantan la ciudad que entra en el Tercer Milenio convertida en uno de los puertos más importantes de Europa y que mira ya hacia el mundo americano. Además de industriosa es intelectual como lo atestiguan su dos universidades. La más conocida es la Universidad de Deusto. Más joven y extraordinariamente activa es la Universidad del País Vasco, que en los últimos años ha dado a Bilbao una brillantísima generación de médicos, periodistas y abogados.

La conservación de sus tradiciones culturales ha sido siempre un signo distintivo de las gentes del Concejo de Llanes. Lo que en otros concejos asturianos es un fenómeno de reciente aparición,ese impulso, tan en boga, hacia la recuperación del patrimonio folclórico y la investigación de las propias señas de identidad es en Llanes el pan nuestro de cada día desde la época de nuestras bisabuelas. Desde hace más de un siglo, están presentes con toda naturalidad en el calendario festivo de cada pueblo del concejo el baile de «el Pericote», que goza de universal fama, el orgulloso lucimiento de los trajes de porruanu y de aldeana y los cánticos y giraldillas transmitidos de padres a hijos y guardados como oro en paño. En cada fiesta patronal, con progresión aritmética, son cientos y cientos los trajes típicos que entran en juego anualmente en un rito profundamente sentido y generalizado

La calzada romana de Astúrica (Astorga) a Occelo Dauri (Zamora), pasando por Benavente, se cruzaba con la calzada de Astorga a Cesar Augusta (Zaragoza). De ahí la importancia estratégica de nuestra situación geográfica. Podemos hacer referencia al tesoro de Arrabalde y Sierra de Carpuria.
Momentos significativos para la comarca son: en 1050 el Concilio de Conyanza (hoy Valencia de Don Juan), en 1109 el Fuero de Sahagún de Campos y su tierra ó el establecimiento en las proximidades de Benavente de dos monasterios de la orden de San Bernardo, uno en Granja de Moreruela (parcialmente reconstruido en la actualidad), y otro en Santa Colomba de las Monjas. Mencionar también dos fueros de Benavente, el primero firmado en 1164 que marca características propias de los núcleos repoblados; y el otro en 1167.

Una curiosa fuente en el Camino por el nombre y por su lugar.

Villa , conocida entonces como Quintanilla de Bon , de la Cuadrilla de Cameno, en la Merindad de Bureba, jurisdicción de realengo, con alcalde ordinario.
A la caída del Antiguo Régimen queda constituida en ayuntamiento constitucional del mismo nombre, en el partido de Briviesca en la región de Castilla la Vieja.
Posteriormente se integra en Briviesca.

Poco se conoce de sus orígenes, aunque cabe pensar que los árabes presenciaron su nacimiento al dar nombre al «Río Modúbar» (en árabe, mudawwar, que significa «redondo») o según otros autores, como el Cronista Oficial de la Provincia Fray Valentín de la Cruz se trataría de una palabra prerromana referida a «montículos de tierra». En cuanto a su apellido «Emparedada», dice la leyenda que está tomado de una rica señora que fue acogida tras declararse la peste y curada entre paredes de la Iglesia, aunque en este tema discrepa también el historiador atribuyendo este apellido a una deformación de «Emperador» referido al Rey Alfonso VI.
Se conocen restos arqueológicos prehistóricos en el Altotero.
Tras la desaparición de su poblado (Quintana de los Cojos ó Quintanilla de los Coxos) pasó sus bienes y tierras a la comunidad. Administrativamente y como barrio, forma parte del Pueblo Cojóbar.
Lugar que formaba parte, del Alfoz y Jurisdicción de Burgos en el partido de Burgos, uno de de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833, tal como se recoge en el Censo de Floridablanca de 1787. Tenía jurisdicción de realengo con alcalde pedáneo.
A los Modubeos o Modubeños se les conoce como «Ahorcacristos» (parece ser que tras una romería dejaron colgado a un roble la Cruz de Cristo, para salvar de feroz tormenta los pellejos de vino que también portaban en procesión).

La pequeña ermita de San Miguel del siglo XIII, que queda a la izquierda de la carretera y a la sombra de una pequeña alameda con una fuente, da entrada a esta población que perteneció a los caballeros de la Orden Militar de Malta.
La iglesia parroquial de Santa María Magdalena se halla en lo más alto del pueblo y es de estilo barroco.
A la salida y antes de atravesar el puente sobre el río Ucieza la ermita del siglo XII de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro despide al Peregrino.
Desde mediados del siglo XII, Población de Campos fue señorío de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. La prueba documental que lo certifica es un privilegio otorgado por Alfonso VII en Salamanca el 24 de junio del año 1140 por el que entregaba a la Orden del Hospital la villa de Población.El señorío y jurisdicción de los sanjuanistas no tardó mucho en establecerse sobre la villa que poco tiempo después quedó constituida en cabeza de la bailía del mismo nombre.

En Vidiago podremos admirar algunos ejemplos de arquitectura Indiana. Aquí se encuentra el Palacio de la Cortina, construcción del S.XIX. El Palacio de Villar, lugar donde pasó una temporada el poeta José Zorrilla. La iglesia es una hermosa construcción de tipo tradicional con porche-torre en occidente coronada por cúpula.
Seguimos hacia Riegu, aquí encontramos una de las muestras de legado indiano en Las Escuelas Públicas, ya que los Indianos con frecuencia financiaban todo tipo de infraestructuras y servicios públicos para mejorar la calidad de vida en su lugares de origen. Algún ejemplo de Casona de Indianos, y la Capilla de San Pedro.

Esta zona fue poblada en época prerronana, como lo atestigua la docena de castros esparcidos por todo el término municipal de la localidad. Durante el periodo de dominación romana, fue un importante lugar de paso. Igualmente gozó de cierta importancia durante la Edad Media gallega, como lo atestigua la presencia de importantes fundaciones religiosas:la abadía de Carboeiro (s. X), el castillo de Cira (s. XI) -desde el cual Doña Urraca combatió al arzobispo Gelmírez- o las hermosas iglesias románicas de Breixa, Ansemil (s. XII) y Taboada.
Ya en el siglo XIX, tedría una destacada actuación durante la invasión francesa de 1809, en el marco de la Guerra de la Independencia (1808-1814). Su valiente actitud consiguió que el ejército napoleónico se retirara a Pontesampaio.
Durante la primera Guerra Carlista (1833-1838), muchos de sus habitantes fueron incondicionales de Gorístidi en la primera guerra carlista, este apoyo quedaría reducido a la nada tras la denuncia de algunas aldeas cercanas.

No se sabe a ciencia cierta cual es el origen de Tordesillas. En sus alrededores se han encontrado asentamientos que datan de la segunda edad del hierro. Es probable que en sus cuevas se asentaran tribus íberas y celtas en los siglos V y III a.C.
Estaba en territorio Vacceo por eso algunos autores creen que es la ciudad de Sarabis, otros que la Acontia.
El nombre de Tordesillas ha dado lugar a animados debates en torno a su etimología, se han dado tres orígenes a la palabra según las opiniones más usuales.
Unos dicen que dataría de época romana y hablan del procónsul romano Quinto Cecilio Metelo como posible fundador de la ciudad hacia el año 83 a.C. el cual, podría haber mandado construir una torre para honrar al dictador romano Lucio Cornelio Sila. Esta torre podría ser la torre vulgarmente conocida con el nombre de «Torreón de las Acercas» o «Torre de Sila», de ser así sería la construcción más antigua de Tordesillas, fechada hacia el año 63 a.C, derivando el nombre de Tordesillas de Turris-Syllae que significa fortaleza de Sila a Turris-Sylana, aunque algunos autores opinan que este torreón no sería más que uno de los cubos de la antigua muralla que rodeaba Tordesillas, y de la cual apenas quedan unos retazos.
Otra versión dice que procedería de la época de la dominación árabe y que derivaría de Thor Shilah, es decir, fortaleza de los Shilanes, tribus árabes asentadas en la península en el siglo VIII.
Sin embargo la opinión más aceptada hasta el momento es la que sitúa el orígen de Tordesillas en la edad media, pudiendo ser el orígen del nombre Oter de Sillas u Oter de Cillas, donde la palabra clave en ambos casos es Otero que significa lugar alto, ya que Tordesillas se asienta sobre una elevación del terreno. La palabra Sillas provendría del mirador con piedras en forma de sillas situado en torno al río y para otros la palabra Cilla con el significado de cueva, bodega o almacen, debido a las numerosas bodegas naturales y cuevas existentes en Tordesillas junto al cauce del río.

Antigua villa romana y lugar de enfrentamientos entre reyes. Fue en el año 1111 cuando tuvo lugar en Villadangos del Páramo uno de los enfrentamientos entre las tropas de la reina doña Urraca y Alfonso I «el Batallador».
A la salida del pueblo se encuentra una fuente (Fuente Ancos), de abundantes aguas, muy apreciada por los peregrinos.
Posee una iglesia del siglo XVII con una esbelta espadaña que la identifica fácilmente y es uno de los lugares con mas raíces santiaguistas del camino. Hasta siete son los motivos jacobeos que se pueden contar. Los que más destacan son: los relieves policromados en la puerta referentes a la batalla de Clavijo, Santiago Matamoros en el retablo y Santiago peregrino.

En Grado ya hubo asentamientos en la Prehistoria como atestiguan instrumentos pertenecientes al Paleolítico Medio (Musteriense): concretamente se encontraron hendidores en La Vega y Xonceu. En la cueva del Palagón (Cubia, Grado) se sabe que se realizaron inhumaciones y se encontraron restos de un hacha y botones perforados.
Durante la dominación romana Grado recibió la construcción de para proseguir por la Campa de Torres o Gijón llegando de este modo hasta el mar.
De esta época fueron halladas monedas romanas en distintos lugares del Concejo, destacando el tesorillo de la cueva de Chapipi (Coalla, Grado), con acuñaciones de Teodosio, Constantino, Arcadio y Honorio.
Ya en plena Edad Media existen documentos del siglo XI que hacen referencia a nombres incluidos en la topografía de Grado.
En el siglo XI la Iglesia de Oviedo recibe la donación de varias iglesias y monasterios entre los que encontraban los de Coalla, una porción del monasterio de San Salvador de Ambax, en Salcedo de Grado, otra donación de diferentes bienes en Salcedo y posteriormente propiedades en Coalla, Ribera y Soto de Agüera.
Grado lleva representación a la Junta de la Hermandad de Valladolid celebrada en 1295. En 1302 figura con privilegio de escribanías propias. Durante un oscuro periodo de doce años el municipio sufre el pillaje del conde de Coalla que somete a sus habitantes a un régimen de terror. Al mismo tiempo Oviedo también padecía las consecuencias de este bandidaje, por lo que ambos concejos concertaron un tratado de ayuda mutua expulsando finalmente al conde de la provincia gracias a la intervención de las fuerzas de D. Rodrigo Alvarez de las Asturias y por mandato del rey Alfonso XI.
En Grado existió un hospital que acogía a los peregrinos, bajo la advocación de Nuestra Señora de las Candelas.
A la salida una cruz de piedra señalaba el Camino que debían seguir los peregrinos. Aún existe y da nombre al barrio de la Cruz.

El origen histórico de esta población empieza con la repoblación del campo de Ávila, debido al despoblamiento sufrido por la política de » tierra quemada» llevada a cabo durante la Reconquista.
Durante el reinado del monarca castellano Alfonso VI, se lleva a cabo la colonización definitiva, al mando de Raimundo de Borgoña.Los repobladores llegan de Navarra, Vascongadas, Burgos, Aragón y Cantabria, con lo cual surgen infinidad de nombres nuevos de pueblos, cuyo origen está en los nombres de los repobladores. Así, Gotarrendura procede de Gutierre Endura «Gutierre Yñigo», caballero de Ávila; Endura era un vocablo vasco que significaba saúco.

Este pueblo nace en el siglo XVII, en el año 1650 aproximadamente como caserío-ganadero. Era dependiente de Zalamea la Real.
Con la llegada de los ingleses a las minas de Río Tinto, el pueblo sufre una explosión demográfica. Comenzando por la aparición de numerosos mineros en busca de trabajo. Por esta circunstancia el pueblo pasó a ser agrícola-ganadero, compartiendo esta actividad con la de la minería. Con el paso del tiempo la base principal de la economía de El Campillo fue la explotación minera, olvidando su actividad primitiva.
Esta transformación, hace que el pueblo se divida en “El Campillo Viejo” (Perfil agrícola) y “El Campillo Nuevo” (esencialmente minero).
Hoy en día, todavía quedan los vestigios de aquellos asentamientos ingleses, en la construcción de calles formadas por perfectas manzanas. Todo lo contrario en el caserío primitivo, formado por calles totalmente irregulares.
El Campillo siempre ha sido un pueblo con inquietudes culturales. En 1972 realizó el primer Certamen Provincial Independiente de Artes Decorativas de Huelva, quedando ganador el gran artista nervense Martín Gálvez, pintor de la Vida y la Soledad.

Fue en 1096 cuando Sancho Ramírez recibió esta localidad del priorato de San Juan de la Peña, aunque se tienen noticias de Arrés desde el año 850.
La ubicación de sus casas, orientadas casi todas hacia el sur, las protege de los fuertes vientos que aquí forma la Canal. A pesar de encontrarse actualmente en una lucha por recuperar su antigua imagen, Arrés conserva cierto esplendor que le otorgan la iglesia románica del siglo XIII, dedicada a la Inmaculada Concepción y la torre del castillo.

Sus comienzos no pasan de ser unas pocas casas en la punta de la desembocadura del río Galindo, en la ría del río Nervión. Pertenecía a la anteiglesia de Santa María de Erandio, pero en 1340 se desmembró de ella para unirse a la anteiglesia de San Vicente de Baracaldo. Participó en las luchas de banderizos que asolaron la región durante largos años y en 1384 se separó de Las Encartaciones para integrarse en la Merindad de Uribe, gracias a la concesión de Don Tello, Señor de Vizcaya.
Ya por entonces era importante la actividad de las ferrerías en una zona de huertas y jardines, germen de lo que con los siglos sería su principal actividad y responsable de su nombre según el historiador Esteban Calle Iturrino, ya que Baracaldo procedería de IBARRA -VEGA- y de KALDU – FUNDICIÓN-. Tuvo también el nombre de DESIERTO porque en el siglo XVIII los carmelitas descalzos fundaron un monasterio y para la Orden cada monasterio era un desierto. Uno de los inquilinos del monasterio carmelita fue el célebre fabulista Samaniego, buscando la paz del espíritu, aunque pensamientos menos caritativos apuntan que fue huyendo de la Inquisición.
En 1857 el vergel de paz carmelitano se convirtió en un paraje de intensa actividad pues allí se instaló el primer alto horno de Vizcaya en la fábrica de Nuestra Señora del Carmen de Baracaldo. Este era el primer capítulo de la historia de los altos hornos de Vizcaya. Paradójicamente lo que fue beneficioso económicamente, se convirtió en una fuente de divisiones internas entre la población autóctona y los inmigrantes que acudían en busca de trabajo y que eran conocidos despectivamente como coreanos. Al final, la convivencia resolvió el problema.
A esta industriosa ciudad le quedan como testigos de su pasado algunos edificios entre los que cabe reseñar la iglesia de San Vicente mártir, del siglo XII. El palacio casa solar de los Larrea, una de sus joyas arquitectónicas y una de las casas fundacionales de la anteiglesia de San Vicente de Baracaldo. La casa-torre de Susunaga, del siglo XIV y reformada en el XVI, época de la que datan las escenas cinegéticas de la fachada principal.

Ya desde los tiempos prehistóricos del paleolítico, el concejo de Ribadesella estuvo colonizado por la raza humana, como así lo demuestran los importantes descubrimientos hallados en diversas cuevas y abrigos naturales localizados en distintos puntos del concejo, destacando sobremanera la cueva de Tito Bustillo, nos deja unas impresionantes representaciones del arte rupestre, estando cubiertas sus paredes por diversos grabados que nos muestran figuras de animales y signos que nos sitúan en la edad magdaleniense.
Las primeras referencias que tenemos escritas datan del siglo I antes de Cristo y son del griego Estrabón que nos habla de la ría de «Noega» que separaba a los Astures de los Cántabros.

Nuestro suelo se ha visto horadado por las sandalias de legionarios romanos en ruta hacia Astorga.
La calidad de las tierras unida a la probidad de las aguas del río Esla convierten nuestros productos hortofrutícolas en los más apreciados de la ribera: Ajos, cebollinos, puerros y excelentes pimiento de calidad.
Debido a las influencias en la ruta peregrina de la zona, debemos señalar el profundo sentimiento religioso y que se alza en Santovenia en forma de iglesia, edificio de belleza industrial en el que se amalgaman los dos estilos más representativos de la arquitectura española.

Tierra de olivos

Por los numerosos yacimientos arqueológicos encontrados en esta población (dólmenes, necrópolis y pinturas rupestres) es evidente que hubo asentamiento humano desde la Prehistoria, concretamente del Neolítico. La villa de Olivares surge con la llegada de los romanos.
Tierra de frontera en muchas etapas históricas, tuvo numerosas atalayas que servían para comunicarse. En julio de 1486 fue conquistada por los Reyes Católicos y se convirtió en una de las Villas obligadas al mantenimiento de Granada.
En el Valle del río Velillos, entre la Sierra del Marqués y de Moclín, se encuentra diseminada esta bella población que remonta sus orígenes al s. XVI cuando los lugareños acudían a misa a la ermita de las Angustias.
Olivares es el pueblo con mayor regadío del municipio, a través de dos presas que conducen sus aguas por acequias.
El Marques de Casablanca era el dueño de este pueblo.

Modúbar tiene su origen en las repoblaciones mozárabes de la segunda mitad del siglo IX. El río Viejo o río Modúbar recorre la pequeña vega y da su nombre a a la localidad y a las poblaciones cercanas de los otros Modúbares, el de la Cuesta y el de La Emparedada. De la época Medieval se ha documentado al Norte de la población actual, en posición elevada respecto del Valle, dos centros de culto: San Martín y San Cebrián. El primero, hay testimonio escrito de que en el año 944 pasó a ser monasterio, después de haber pertenecido durante un tiempo al linaje del noble Gudestioz; mientras que el segundo permaneció como iglesia rural.
El cartulario “El Becerro Gótico de Cardeña”recoge parte de la historia del monasterio y sus alrededores entre los siglos IX a XI y cita la existencia del monasterio de San Martín y que en el año 975 lo habitaban 34 monjes. Al parecer la prosperidad del monasterio duró poco, quizá debido a las incursiones de Almanzor en la zona, lo que supuso el traslado de la población al fondo del valle.

Sus ciudadanos se sienten orgullosos de una preciosa cruz procesional, que guardan en la barroca iglesia parroquial de San Lorenzo (siglo XVI)
Según cuenta la historia, Revenga de Campos se fundó en la décima centuria junto al río Uciega. Este municipio es la localidad natal del guerrillero Bartolomé Amor, héroe de la Independencia, enterrado en el cementerio del pueblo, el general dispone de un monolito en su honor.
En esta localidad, que cuenta con área de descanso para peregrinos, destaca la iglesia de San Lorenzo, barroca, del siglo XVI,con crucero estilo barroco y retablo mayor, dorado, del siglo XVII. La talla del santo es del siglo XVIII. De la antigua iglesia de San Juan no queda ninguna huella. En este pueblo también hay numerosas casas blasonadas.

Villa aforada por Alfonso VIII en 1210, con jurisdicción marítima sobre el tramo de costa comprendido entre Punta Bayota y la tierra de Llanes, fue parte de la Merindad de las Asturias de Santillana.
Asentada sobre el mismo solar donde posiblemente estuvo el puerto romano de Verasueca y el altomedieval de Apleca. En el periodo medieval, el rey Alfonso I el Católico, yerno de Pelayo, fortificó y repobló la villa con cristianos rescatados de los moros.
Dos momentos históricos importantes para la villa fueron la concesión de los Fueros en 1210 por el rey Alfonso VIII y la llegada de Carlos I en 1517, quién descanso en la villa de San Vicente antes de coronarse emperador.
Tuvo una intensa actividad pesquera en la Baja Edad Media protagonizada por la Cofradía de Pescadores y Mareantes del Señor San Vicente, ya que tenía ordenanzas a comienzos del siglo XIV. Desde finales del XV contaba con una estimable flota de un tipo propio de barcos, las «Chalupas de San Vicente» con la que navegaban entre el mar de Irlanda y las Canarias, de las que un importante contingente participó en el segundo viaje colombino, el que colonizó la isla La Española.

La fundación de esta villa data de la época romana, en torno a 380-420. Con el nombre de Roda es citada en una crónica durante el reinado de D. Pelayo, en el siglo VIII
Los historiadores encuentran un escrito referente a ésta Villa que data del año 981, cuando Almanzor, después de saquear la plaza fuerte de la ciudad de Zamora, presentó batalla y venció, en las llanuras de Rueda, a los Ejércitos de Ramiro III de León, y sus aliados García Fernández de Castilla y Sancho Garcés III de Navarra.
Tras numerosos desencuentros con los poderosos linajes de Medina del Campo entra a figurar bajo la jurisdicción de esta desde 1349, pero a pesar de esto conserva los privilegios de eximida por pertenencer al reino.
El 21 de mayo de 1636 se otorga a Rueda el privilegio de Villazgo, además de otros siete privilegios que dibujan el marco jurídico que desarrollará la vida municipal en Rueda.
La evolución de Rueda es notable gracias a la bonanza económica surgida de la fiebre del vino que empapa a sus gentes y hace intervenir al Consejo de Castilla en 1763 por los desmontes abusivos para la plantación de viñedos. A finales del siglo XIX entra la phyloxera en Valladolid y ataca fuertemente al viñedo, pero a pesar de esto Rueda se sobrepone.
Durante la Guerra de la Independencia fue ocupada por tropas francesas y después fue Cuartel General del Duque de Wellington. De 1808 a 1811 en los Libros de Actas del Concejo hay muchas noticias de la brutal ocupación francesa. Dentro de los pueblos que formaban el antiguo partido judicial de Medina del Campo, es la Villa de Rueda la que figura por derecho propio en el primer lugar, por su mayor censo de población y por la riqueza que atesora su campo.

Su nombre y sobrenombre hablan bien a las claras de una fundación franca en el Camino de Santiago.
En el siglo XVII, siendo párroco Don Thirso Carbajo, se fundó un hospital de peregrinos y pobres que se mantenía con donaciones de los vecinos del pueblo y cuyos bienes fueron subastados en 1859, como consecuencia de la desamortización.

Los primeros momentos de ocupación humana de Salas se remontan a la época megalítica. Se conservan interesantes túmulos de este período. A él le siguieron la Edad del Bronce, la fascinante cultura castreña, su momento de esplendor, la dominación romana y la Edad Media, en la comienzan a aparecer documentos muy tempranos (siglo IX) que confirman su existencia. En el siglo XI, año 1024, se funda un monasterio que jugará un papel relevante en la vida del Concejo. Importante durante toda su historia, Salas vivirá dos momentos muy significativos para ella: el primero en el siglo XIX con motivo de la Guerra de la Independencia (1808- 1814); el segundo, ya en el siglo XX: La Guerra Civil del año 1936.
Si desea ampliar esta información, pinche en toda la Historia de Salas

Los romanos entraron en España en el 218 a.C. La conquista de la meseta se produjo alrededor del 137 a.C. Estuvieron en España 500 años. Impusieron en toda la península su organización y administración.
Existe en Cardeñosa una calzada romana, visible en tres puntos perfectamente junto al Puente de la Media Legua, a la izquierda bajando el Alto de la Horca dirección Ávila y en la Calleja de los Borrachos, que presenta un firme de canto pequeño en cuadrantes, asegurado por una retícula de losas, disposición usada hasta la actualidad, porque abarata y facilita la pavimentación sin perder robustez.
Está comprobada la existencia de una asentamiento visigodo en Cardeñosa, así como santuarios, habiéndose encontrado pizarras visigodas y otros objetos, como una pátina de cobre.
Todos estos restos arqueológicos y despoblamientos hacen del término municipal de Cardeñosa el segundo municipio de la provincia de Ávila con mayor cantidad de restos de asentamientos de culturas anteriores.

Este pueblo era dependiente de una sola actividad, la minería.
En la Edad del Cobre los Fenicios, Tartesios,… y otras entre las primeras civilizaciones, ya desarrollaban la actividad de la minería. Pero el mayor impulso se debe a los romanos, que con nuevas técnicas siguieron con la explotación minera.
En el siglo XIII, el sueco L.Wolters, con la compra de las minas, desarrolla principios científicos en la explotación.
En 1873 un consorcio británico compró las minas al estado y fundó “Riotinto Company Limited”. Esta compañía, en 1888 realizó grandes zanjas al aire libre para las calcinaciones de los minerales, lo que desató una de las primeras protestas relacionadas con el medioambiente.
Con la construcción del ferrocarril entre Riotinto y Huelva, se demostró la fuerza económica que tenía la localidad, y es en esta época de esplendor cuando se lleva a cabo la construcción del lujoso barrio de “Bella Vista”.
En 1954 las minas vuelven a formar parte del Estado, con empresas tales como “Unión Explosivos Riotinto” o “Riotinto Minera” y en la actualidad “Minas de Riotinto S.A.L.” Las minas no han conseguido la riqueza de antaño y han entrado en un túnel sin salida.

Su topónimo aparece citado en el año 948, como indicativo de su procedencia. Era propiedad del rey de Aragón, aunque el monasterio de San Juan de la Peña intentó legitimar su dominio mediante varios documentos espurios fechadas entre 989 y 1096. La iglesia pasó a pertenecer al cenobio pinatense en 1279 y el lugar en 1428, por concesión del rey (quedan vestigios del castillo-palacio de los abades de la población). Sin embargo, en 1610 figuraba como lugar realengo y aún lo era en 1785. Quedan escasos restos del castillo, aunque sí se conserva el pequeño fuerte fusilero(Siglo XIX) levantado en la margen derecha del río Aragón, junto al puente “de Berdún”, para vigilancia y control del contrabando.

Esta villa y sus alrededores, conforman un entorno de extraordinaria belleza y nos hace sentir las mismas emociones de tantos peregrinos de antaño al contemplar los bosques de abedules y robles de los montes de la zona.
Senda de peregrinos desde la Edad Media, conocemos a uno de sus famosos romeros, su Ilustrísima Hugo, el obispo de Oporto.
En 1396 ya tenemos noticias de la “ puente de Castrijana”, y en 1402 se cita su arco, por lo que quizás sería la misma construcción que en el siglo XV, el maestro Pedro Ortíz de Lekeitio construyó para salvar las aguas del río Cadagua. De un solo arco de medio punto, perfil ligeramente alomado y sillería dorada muy regular, fue considerado en su tiempo una gran obra de ingeniería, dato más que suficiente para que la mente de los más sencillos lo atribuyera a ocultos tratos con el Maligno y lo rebautizara como Puente del Diablo. Por él atravesaban los mercaderes castellanos con su lana camino de los puertos vascos y también los peregrinos que escogían el Camino de la costa para llegar a Santiago. De ellos, muchos procedían del Norte de Europa y de Las Islas Británicas.
El puente actual no parece corresponder a esa fecha sino que la perfección de su construcción nos hace pensar ya en el siglo XVI. Del puente, pasamos a una pendiente que conducía a los peregrinos al Hospital de Portugalete. Es de destacar la excelente conservación de la calzada construida en piedra arenisca de la zona. Al final de la cuesta encontramos una pequeña y bella ermita cuya titular es Santa Águeda, en la cual sobresale un bajorrelieve de Santiago Matamoros, del siglo XVI y que nos confirma la vinculación desde siempre de toda esta zona con el Camino de Santiago.

La Isla acogió una villa romana, de la que se hallaron numerosos vestigios al construir la actual iglesia y en diversas excavaciones realizadas en el siglo pasado y comienzos de éste, aunque ninguna de tiempo recientes. Aparecieron columnas, mosaicos, hornos, monedas, y otros restos, entre ellos varias inscripciones de las que sólo se conoce una lápida que estuvo en una pilastra de la vieja iglesia, dedicada a Mitra, deidad oriental de la que éste es el único testimonio de su culto en territorio asturiano.

Está a tan sólo 5 kms de Álija del Infantado, en la carretera LE-114 en dirección a La Bañeza. Es muy interesante su iglesia parroqial dedicada a Santa Marina; en su interior se puede admirar un retablo, de estilo chinesco, que cuenta con veintidós tablas de estilo gótico. Según parece el pueblo formó parte de la dote nupcial de la condesa Dña. María de Quiñones, con motivo de sus desposorios con el Sr. Conde D. Alonso Pimentel.

Durante el dominio musulmán, en la Edad Media, a Ermita Nueva se le conoció con el nombre de Al-Sikka o Sikkat Umar. Se sabe que fue un paso estratégico en la penetración y conquista del reino de Granada.
Frente a Ermita Nueva, en dirección oriental, nos encontramos el cerro de la Jineta. Este montículo aislado, situado junto al río, domina un amplio territorio. Los vestigios de cerámica y restos de muros atestiguan que en la antigüedad constituyó un asentamiento íbero-romano.

Villa, denominada entonces Prádano, en la cuadrilla de Prádano, una de las siete en que se dividía la Merindad de Bureba perteneciente al partido de Bureba, jurisdicción de realengo con regidor pedáneo.
A la caída del Antiguo Régimen queda constituida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido Briviesca, región de Castilla la Vieja.

Con la llegada de los romanos, el entorno de Los Ausines adquirió gran importancia al encontrarse muy cerca de la poblada y romanizada comarca de Lara. Incluso por la zona discurría una calzada, paralela al curso del río de Los Ausines, que comunicaba Clunia con el valle del Arlanzón.
En Los Ausines estuvieron presentes visigodos y musulmanes. Estos últimos se retiraron ante el empuje de los cristianos del norte que, a finales del siglo XI, erigieron una modesta fortaleza, reutilizando materiales prehistóricos, en lo alto de El Castillejo. Este castillo fue el origen de un Alfoz alto medieval que aparece citado por primera vez en 972.
Este intenso pasado ha dejado su huella en el caserío de los tres barrios de la localidad. Además de la bien conservada arquitectura popular, en la que es palpable la influencia de la casa serrana, destacan los elementos románicos conservados en la iglesia de Santa Eulalia, en el Barrio de Quintanilla, le ermita de Nuestra Señora del Castillo, en el Barrio de San Juan y en la iglesia de San Miguel, en el Barrio de Sopeña.
La realidad es que Los Ausines esta constituido por los tres barrios, dotados todos ellos como si de pueblos independientes se tratara, pero a la vez con elementos comunes, como la ermita de la Virgen del Castillo, donde se celebran las fiestas de la Cruz de mayo (3 de Mayo).

Tierra de Campos: tierra de soberbios y típicos palomares, que abundan a lo largo y ancho de la sirga. Desde la torre de su iglesia parroquial dedicada a San Martín de Tours se divisan algunos de estos palomares, así como la ermita de Nuestra Señora del Río, ya cerca de Villalcazar de Sirga y a la derecha de la ruta.
Se cuenta que las reliquias de San Martín llegaron a lomos de un solitario asno y que al entrar en el templo, empezaron las campanas a tocar solas.
A la salida del pueblo, una área de descaso con tres pinos centenarios invitan al peregrino a tomarse un respiro bajo su sombra.

Tiene unas bonitas casas muy bien arregladas y unas gentes muy amables que dan charla a los caminantes. La última casa a la izquierda, de una planta, mantiene un escudo sobre la entrada.

El pueblo de Armentia fue el centro religioso alavés más importante de la Alta Edad Media y su templo la primera catedral del País Vasco al ser sede del obispado. Fue hasta finales del siglo XI, en una época en que las tierras del Sur se encontraban dominadas por el poder musulmán. Después la sede episcopal se trasladó a Calahorra.
Armentia fue un punto clave en las comunicaciones romanas y altomedievales. Desde la salida de Armentia, donde se conserva todavía un crucero, continuaban dos importantes caminos: el Camino de Santiago, en su descenso hacia Gometxa, y el camino romano, que pasando por la fuente de Mariturri se dirigía hacia Zuazo, y desde ahí, a Lermanda, Margarita e Iruña.

El puente de origen romano es uno de los más antiguos y famosos de la ruta jacobea. Ha soportado diversas modificaciones y ampliaciones a lo largo de los siglos, terminando con los 19 ojos que en la actualidad tiene. El también llamado «Puente del Paso Honroso», debe su fama a un hecho histórico acaecido en el Año Jubilar de 1434.
«Un caballero leones llamado Don Suero de Quiñónez, para lograr los amores de una dama (Doña Leonor de Tovar) dispuso un torneo retando a todo caballero, que quisiera transitar el puente, a romper tres lanzas contra él y sus ayudantes. Ocurrió durante el mes de julio. Don Suero y sus guerreros blandieron sus lanzas contra todo aquel que se puso a su alcance y que se sepa sólo murió un caballero. Finalizado tan singular festejo, todo el grupo peregrinó a Santiago y Don Suero, en muestra de agradecimiento, donó al Apóstol un brazalete de oro perteneciente a su dama.»
Nada más cruzar el puente se encuentra el hospital de los Caballeros de San Juan, que junto con el puente dio nombre a la actual población. La iglesia perteneció a esta institución.

En este lugar existieron dos hospitales de peregrinos. Uno fundado por el inquisidor Valdés Salas bajo la advocación de San Pedro, y el otro dependiente de la Mitra Compostelana.

Los primeros asentamientos en Villanueva datan del siglo I d.C. como se ha podido confirmar por la aparición del busto de Asclepio, dios de la medicina, dentro del Panteón romano, hallado por un pastor, en el cerro de La Cruz de San Juan.
El núcleo urbano no es de esa época, sino mucho más reciente; se le calcula una antigüedad de quinientos años.
En el pasado, la localidad fue muy importante comercialmente debido a su actividad dentro del sector textil : manufactura de lana y fibras vegetales obtenidas a partir de ovas. Desgraciadamente no queda ningún telar de la época.
Fue donado como «Señorío Jurisdiccional y Económico» a Gómez Dávila, un noble que ordenó la construcción de un palacio-fortaleza para su propia residencia y un templo para la población. A nivel demográfico tuvo considerable importancia la concesión de este señorío, ya que provocó la concentración de la población en un caserío de nueva planta y en consecuencia, la progresiva despoblación de varias aldeas existentes, cuyos templos pasaron a la categoría de ermitas, algunas conservadas hasta finales del siglo XIX.

Las primeras citas históricas del pueblo datan de la Baja Edad Media, exactamente de los años 1401 y 1411, en las que se hace referencia a esta aldea, entonces de Aracena, de la que se segregó como villa mediante Real Privilegio del Monarca Fernando IV, el 5 de abril de 1753, teniendo una iglesia vicarial dependiente de la metrópolis desde el siglo XIX. De los restos arqueológicos hallados en el término municipal destacan las hachas de sílex, los copiosos escoriales correspondientes a la segunda Edad de Bronce y otros depósitos posteriores a ella, procedentes de explotaciones más perfectas. También se han descubierto sepulcros ibéricos y una piedra semiesférica, de granito de un diámetro de 1,21 metros, en la que aparece tallada una orla geométrica y letras identificables como alfabeto ibérico. Quizá los más interesantes descubrimientos correspondan al Cerro de Cobullos, donde existen restos de toscas viviendas agrupadas, un aljibe no mal conservado y fortificaciones en la cima que acusan la existencia de un castro ibérico de la segunda Edad del Bronce.
De la dominación romana existen vestigios de una calzada, sepulcros e inscripciones, vasijas cerámicas, lacrimatorios candiles mineros, monedas de varios emperadores, restos de una necrópolis en el sitio llamado Risco del Tesoro, donde además existen cuppas talladas en granito, una de ellas con inscripción, y, finalmente una pequeña escultura de una mujer hecha en bronce, que se conserva en una colección sevillana.

Un mosaico encontrado en Santa Eufemia, cerca de Artieda, indica que el lugar existía en época romana. En el año 1103 el Rey de Aragón Pedro I (1094-1104) hizo donación del pueblo y la Iglesia a San Juan de la Peña, donación que fue confirmada por el Obispo de Pamplona Sancho Larrosa.

Esta población de gran casta se asienta sobre la margen izquierda de la ría y destaca por la romería que se celebra la primera semana del mes de julio, conocida popularmente como la Bajada de Simondrogas.
Don Francisco de las Rivas, Marqués de Mudela, adquirio en el año 1877 los terrenos donde se ubicarían los Altos Hornos de Sestao o la fabrica de San Francisco, conocida vulgarmente como «La Mudela». Más tarde, y por iniciativa de otro magnate: D. Víctor de Chavarri y Salazar se instalan los Altos Hornos de «La Vizcaya», y así sucesivamente se fue conformando en este lugar uno de los complejos industriales más importantes de España en su género.

Anterior a la importancia que le otorgan los distintos reinados a esta población Sebrayo ya era conocida por ser paso del Camino de Santiago. Muestra de ello son las iglesias consideradas hoy Patrimonio de la Humanidad.
En el siglo XX su economía se basaba en los productos lácteos, carnes y sidra.

Quintana del Marco fue un destacado enclave romano. En 1899, en el llamado «pago de las Villas», a un kilómetro al norte del pueblo, se descubrieron los restos de una imponente villa, con ricos mosaicos, bustos de mármol y otras piezas suntuarias. Un resto romano de lo más curiosos es un busto del emperador Marco Aurelio, colocado en la flecha de la iglesia parroquial, y conocido por sus vecinos como «San Pedro».

Reducido nucleo de población muy cercano a Alcalá La Real.
Pequeño Santuario donde se venera a Ntra. Sra.

A la caída del Antiguo Régimen queda constituida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido Briviesca , región de Castilla la Vieja.
Cruzan la población dos ríos, el Pecezorio y el Oca, sobre el que hay dos puentes y dos molinos harineros.

Cubillo del César es también conocido como La Cesa, por sus referencias históricas a Cobiel de la Cesa o Cubiel de la Cesa, topónimo utilizado antes de la reconquista según consta en varios documentos, el más antiguo de todos del año 908 del monasterio de Las Huelgas. También en el siglo XIV era conocido de esta manera, según está escrito en El Libro Becerro de las Beberías.
Los orígenes del pueblo de Cubillo del César se remontan a los tiempos en los que la reconquista tuvo gran importancia en toda la zona de Lara: siglos X-XII. Cuando la ciudad de Lara quedó reconstruida en el año 902 y los infanzones Gundisalvo y Finderico deciden ampliar las fronteras, se van estableciendo varios núcleos de población. Uno de ellos fue el de Cubillo del César. Pero pronto pasó a depender del Monasterio de las Huelgas, ya que la reina Doña Berengüela, hija de Alfonso VIII, y el nieto de éste, San Fernando, donaron al Monasterio lugares y posesiones de importancia; incluyeron en la donación a Cubiel de la Cesa.

Muy cercano del monasterio de San Quirce. Ha estado vinculado tradicionalmente a la tierra de Ausín. De hecho es pedanía del ayuntamiento de Los Ausines.

También conocida como Villasirga (Villa-camino), perteneció durante mucho tiempo a la Orden del Temple y posteriormente fue patrimonio privado de diversas familias nobles. Este asentamiento templario tenia como vocación la tutela de la «Sirga Peregrinal». Y como resto de su soberbia instalación nos ha quedado su fortaleza, la, hoy, impresionante Iglesia templaria de Santa María la Blanca, templo románico de transición con sus torres y majestuosos pórticos de excepcional riqueza escultórica. Mucho arte por destacar en su interior, pero es quizás el impresionante sepulcro del Infante Don Felipe su joya más preciada.
Diversos milagros se atribuyen a la Virgen Blanca de Villasirga. El Rey Alfonso X le dedicó catorce milagros en sus cantigas. La curación de un romero alemán que estaba paralítico, despertó una gran devoción entre todo el mundo peregrino.
El Ayuntamiento está ubicado en un edificio palacio del siglo XVIII que perteneció a los Condes de Villasirga, un pasadizo secreto lo comunicaba con la iglesia. Varios hospitales prestaron asistencia al peregrino en la época medieval.

De gran belleza son igualmente las numerosas Casonas de Indianos que pueden admirarse tanto en la villa como en los pueblos del concejo.
El resto del concejo encierra innumerables atractivos: calas y playas, pueblos costeros y del interior. Monumentos románicos como el Monasterio de San Antolín de Bedón o San Salvador de Celorio, prehistóricos como el Idolo de Peña Tú, arquitectura popular, palacios y casonas medievales completan la oferta llanisca.

Cultura

Enclavado en el ecuador del Camino de Santiago. Nuestro suelo se ha visto horadado por las sandalias de legionarios romanos en ruta hacia Astorga.
La calidad de las tierras unida a la probidad de las aguas del río Orbigo convierten nuestros productos hortofrutícolas en los más apreciados de la ribera: Ajos, cebollinos, puerros y excelentes pimiento de calidad.
Debido a las influencias en la ruta peregrina de la zona, debemos señalar el profundo sentimiento religioso y que se alza en Villares en forma de iglesia, edificio de belleza industrial en el que se amalgaman los dos estilos más represetnativos de la arquitectura española: el románico y el barroco, se adorna en su interior con una prodigiosa talla con estuco de madera, Ntra. Sra. «La Virgen del Carmen».

Separados de la población de Pola, pero dentro de su termino, en lo alto de la montaña, existieron dos hospitales el de Fonfaraon y Valparaiso, distantes entre si unos 800 m. . En ellos se despachaba vino 4 meses al año, de «San Miguel de mayo» a «San Miguel de septiembre».
Sin descender al valle, el Camino discurría por lo alto hasta el pueblo de Montefurado, donde se conserva el altiguo hospital de pobres peregrinos, dejando a Pola de Allande a la izquierda.

La historia de Rionegro está intimamente ligada a la del resto de la comarca aunque tiene particularidades própias que deben ser tratadas aparte como es el caso de la Cofradía de los Falifos (primera y más antigua del camino de Santiago) o bien la biografía del conquistador Diego de Losada, fundador de Caracas. Del resto, en pocos documentos o ninguno, aparece nombrado Rionegro del Puente como parte esencial del devenir histórico.
La historia de Rionegro del Puente es la historia dede Diego de Losada.
Diego procedía de una familia noble, los señores de Rionegro, que fueron propietarios, como mayorazgo, de Puebla de Sanabria a través de Alvar Vázquez de Losada. Este linaje dominó toda Sanabria y Carballeda, hasta que en 1451, Marina de Losada, vendió la mitad del Mayorazgo y Diego de Losada, varios enfrentamientos con la familia, los Pimentel, perdió casi todo el mayorazgo, quedándole sólo el Señorío de Rionegro.
El escudo de Los Losada está presente en el interior del Santuario de Ntra. Sra. De la Carballeda : dos lagartos aprisionados bajo una losa.

La zona de Aracena ha estado habitada desde épocas antiquísimas. Del III milenio a.C. hay restos de talleres líticos en la Cueva de la Umbría. De mediados del II milenio encontramos restos en el poblado del Castañuelo, y también de la cultura céltica que se asientan en la zona en el siglo V a.C.. Por los vestigios hallados sabemos que se dedicaban, además de a labores agrícolas, a la metalurgia. En el siglo I es cuando se asientan los romanos para la explotación de las minas de la zona. Utilizaron un sistema de pequeños núcleos agropecuarios que sustentaban el asentamiento y que serían, probablemente el origen de Aracena y de varias de las poblaciones de la zona. De la dominación musulmana, en que dependió de Niebla y de Sevilla, apenas quedan restos. A finales del siglo XV, es Aracena la entidad más poblada de la provincia de Huelva. La ciudad está presidida por el Cerro del Castillo. Bajo este cerro discurre un laberinto de pasadizos, lagos y paredes inundadas de estalactitas y estalagmitas. Es la Gruta de las Maravillas, abierta al público en algo mas de 1.000 metros de recorrido acondicionados con juegos de luz, música y color. Interesantes son también el Museo Geológico-minero y el Museo de Esculturas contemporáneas al aire libre. Así como la Fuente de la Zulema, o el nacimiento del río Odiel en Marimateos.

Está situada entre Mianos y Ruesta, sobre una colina frente al río Aragón. Pero el núcleo antiguo documentado desde el siglo X, estuvo más abajo, en la ribera, flanqueando el Camino de Santiago. En él se localizaba la iglesia de Santa María, antigua parroquial, y las casas del pueblo, distribuidas a lo largo del camino.
Desde el siglo XI, Artieda fue villa real entregada en tenencia a sucesivos señores.
En alguna de las invasiones navarras, seguramente en la de 1136 o 1283, el antiguo pueblo de Artieda, junto al camino jacobeo, debió ser destruido por completo, decidiéndose su reconstrucción en un lugar más protegido.
El nuevo núcleo, se construyó sobre la colina, rodeado por un cinturón de manzanas y casas que configuraban el cerco defensivo. En el centro, el núcleo señorial incluía la nueva parroquial de San Martín, una torre, el antiguo hospital, el horno y la plaza. La Iglesia de San Martín, es de origen románico (siglo XII) y fue ampliada en el siglo XVI.

Fundada en 1322, es villa desde el siglo XV. La Señora de Vizcaya, Doña María Díaz de Haro, le dotó del Fuero de Logroño y los Reyes Católicos confirmaron la Carta Puebla.
La villa obtenía su prosperidad económica de la ayuda que prestaba a los navíos a cruzar la peligrosa barra de Portugalete y del paso de la lana castellana hacia el mar.
Hijo célebre de la villa por sus desmanes y correrías fue Lope García de Salazar, señor feudal de Portugalete, que no es recordado precisamente con cariño por los habitantes de la villa. Murió en la Torre de Portugalete envenenado por sus hijos. Extraña personalidad, supo combinar la violencia con una altura intelectual sorprendente, legando a la posteridad Las Bienandanzas y Fortunas, una obra sumamente rigurosa sobre la historia medieval vasca.

Para conocer los orígenes de Gijón hay que remontarse al menos dos mil quinientos años. En la Campa Torres, enclave situado en el límite occidental del concejo de Gijón, se hallan los restos de un importante castro, habitado posiblemente por la gens astur de los cilúrnigos, nombre que responde a la principal actividad que desarrollaban, la calderería, como atestiguan la gran cantidad de piezas metálicas y los diversos hornos de fundición que se han encontrado.
Gijón era un punto clave del norte de la península porque, por una parte, su situación central en la costa cantábrica la convertía en paso obligado en las rutas marítimas que se dirigían a la Galia y, por otra, porque aquí tenía su inicio un importante eje de comunicación norte-sur de la España romana, hoy conocido con el nombre Ruta de la Plata, cuyo fin estaba en Sevilla.
Gijón logró mantener su carácter industrial; su actividad económica representa hoy un tercio de la regional y los datos del empleo y la renta familiar progresan por encima de la media asturiana.
A esta recuperación económica ha ayudado sin duda el fuerte impulso que durante las dos últimas décadas ha recibido el sector terciario, en especial el relacionado con el turismo.

Como su propio nombre indica «celada» significa emboscada fue un puesto avanzado de Astorga (Asturica Augusta) como asentamiento militar para conquistar la zona astur, por ello situado en la via de la plata, antiguamente el pueblo estaba situado en el Teso Santa Marina,(En el lugar donde hoy hay una ermita) desde donde tenia mejor posicion en caso de emboscada.
La vigilancia y comunicacion con la ciudad la hacian desde distintos castros construidos al efecto como el Castro Encarnao (hoy en termino de Cuevas ayuntamiento de Valderrey) mas adelante el pueblo baja a su situacion actual, en una pequeña elevacion del terreno, debido quizas a las ricas aguas de una fuente que aun hoy existe y abastece al pueblo.

La dedicación de estas pequeñas poblaciones es esencialmente agrícola.

Lugar , en la categoría de pueblos solos, perteneciente a la Merindad de Bureba, jurisdicción de abadengo ejercidad por el Monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas cuya abadesa nombraba su alcalde pedáneo.
A la caída del Antiguo Régimen se constituye en ayuntamiento constitucional, denominado entonces Revillagodos de Bureba, en el constituida como ayuntamiento constitucional del mismo nombre en el partido Briviesca , región de Castilla la Vieja.

El pueblo actual es resultado de la fusión de otras tres villas muy pequeñas, a lo largo de su historia, Revillasuso, Tabladillo y Salgüerito, este último después de la guerra civil. En la actualidad también Quintanalara pertene a Revilla.
Existe un borrador de un posible libro sobra la historia de Revilla del Campo, por cierto villa que fue realenga.
En su formación también tienen mucho que ver la repoblación por parte de personas venidas de lo que entonces se denominaban Vizcainos y Navarros, hay que tener en cuenta que esta zona por aquellos tiempos pertenecia al Reino de Pamplona.
Ocurre aquí algo parecido a muchos pueblos del Alto Arlanzón y Sierra.
Según algunos espertos en la materia, hoy en día se puede obserbar a muchas personas cuya fisonomia guarda gran relación con el tipismo denominado vasco.
Desde el año 900 y siguientes, van surgiendo pueblos nuevos, entre los que se encuentra: Revilla del Campo, Revillasuso y Quintanalara, sin que podamos precisar hasta ahora el año exacto de su fundación. En las cercanías de las dos Revillas se han encontrado importantes restos arqueológicos romanos de las antiguas culturas de Lara, los cuales todavía no se han podido estudiar científicamente.

Hasta 14.000 habitantes llegó a tener Carrión a finales del siglo XII, atendidos por doce parroquias y otros tantos hospitales que dieron cobijo a los muchos peregrinos que a esta villa llegaban, fue por tanto, la ciudad más importante de Tierra de Campos. Aymeric Picaud la describe como una de las más activas e industriosas, «rica en pan, vino, carne y todo tipo de productos».
Uno de sus hospitales más famosos fue el que, a principios del siglo XIII, fundó Don Gonzalo Ruiz Girón, mayordomo del Rey, más tarde conocido como Hospital de la Herrada. Cercano al actual Monasterio de San Zoilo, se dice de él, que los peregrinos recibían «de mayo a octubre medio pan, y de noviembre a abril un pan entero».
Al entrar en Carrión y antes de alcanzar su recinto amurallado, se encuentra la Ermita de la Piedad y un poco más adelante, también extramuros, el convento de Santa Clara recientemente restaurado.
De las seis iglesias que quedan en pie, la de Santa María del Camino y la iglesia de Santiago con un impresionante friso escultórico en la fachada, representando el Pantocrátor con los apóstoles, son, sin duda, las de mayor belleza e interés.
La salida es un descenso hacia el río y, tras cruzarlo, se halla el Monasterio de San Zoilo del que se conserva un magnífico claustro renacentista. El resto de las instalaciones han sido transformadas, en la actualidad, en hospedería de lujo. Las reliquias de San Zoilo y San Felices, traídas de Córdoba por el primogénito de los condes fundadores, Don Fernando Gómez, fueron muy veneradas por los peregrinos.

A partir de los yacimientos arqueológicos localizados en el territorio ha sido posible recomponer parte de los primeros episodios de este lugar. Dicho pueblo cántabro, como el resto de los grupos de la región, subsistía gracias a una agricultura muy básica, basada sobre todo en cereales, ya que por aquel entonces la vegetación era mucho más densa que la actual.
Desde el siglo XV y hasta que Fernando VII se reservó mediante la Real Célula de 1814 los nombramientos de los alcaldes mayores y corregidores, éstos eran designados por los marqueses para el ejercicio de la jurisdicción civil y criminal, como ocurría también en Rionansa y Tudanca.

La historia de esta aldea cabe remontarla 1025 cuando aparece la primera mención escrita del mismo con el nombre de Subillana. Posteriormente su nombre evolucionaría hasta el actual Subijana. El apelativo de Álava se le añadió para distinguirla de otra población llamada Subijana, que paradójicamente está situada también en Álava, pero a la que se le conoce como Subijana-Morillas al habérsele agregado el pueblo vecino y cuya casa-palacio albergó al Duque de Wellington en 1813 antes de acometer la Batalla de Vitoria.

Pequeña aldea con refugio, que permite hacer noche a todo peregrino que no desee continuar hacia Astorga.

Una humilde ermita bajo la advocación del Cristo de los afligidos, ha sido recientemente restaurada por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago. En el barrio del «Humilladero» que es donde se ubica esta ermita, también hubo un «Hospital de Peregrinos», cuya fundación se documenta en el siglo XII y se debe a los monjes benedictinos de San Juan Bautista de Corias, en época del Rey Fernando II, que hizo importantes donaciones.

Nace como núcleo urbano en el siglo XIII, alrededor de una capilla, de estilo románico, erigida al borde del camino castellano, en honor del Apóstol Santiago. Con el tiempo, serían las Ferias las que dieran notoriedad y extraordinaria riqueza a esta población gallega. De ellas hay constancia documental ya en el siglo XVII. La importancia de estas celebraciones se vió potenciada con la construcción de la carretera de Santiago en el año 1850, manteniéndose hasta bien entrado el pasado siglo XX.
No todo iba a ser interés comercial para los habitantes de Bandeira; valientes y buenos españoles, se organizaron en partidas de voluntarios para combatir a los franceses invasores durante la Guerra de la Independencia (1808 – 1814).

Cañaveral de León actual tiene su origen en el siglo XV, en una dehesa perteneciente al término de Fuentes de León, tal como aparece recogido en la visita que en 1495 se realizó en el territorio de la Orden de Santiago. Dice el manuscrito se estaba haciendo y que contaba con unos cuarenta vecinos. Era dependiente de Fuentes de León y juntamente con él pagaba los tributos. Los primeros tiempos fueron difíciles, pero a lo largo del siglo XVI alcanzó un notable desarrollo que le permitió obtener la independencia municipal en 1591. El pueblo perteneció a Extremadura hasta 1834, cuando se produjo la actual división provincial, y se incorporó a Andalucía en la provincia de Huelva, momento en que este pueblo junto a su vecino Arroyomolinos de León manifestaron su malestar por la separación de su tierra y de las otras villas hermanas dle partido de Segura de León (Badajoz) y así lo transmitieron a las autoridades del momento. Históricamente, pertenecía a la Encomienda Mayor de León, de la Orden de Santiago en la Provincia de León (Baja Extremadura aproximadamente). Eclesiásticamente, pertenecía al Priorato de San Marcos de León, de la Orden de Santiago, con sede en la ciudad de León, más concretamente en el Provisorato de Llerena. Esta religación con la Encomienda Mayor de León le ha dado el apellido León, como a sus vecinas Fuentes, Arroyomolinos, Segura, Cabeza la Vaca (aunque esta villa lo ha perdido), y Calera de León por ser la sede de una Vicaría de San Marcos de León.

Ruesta fue una antigua fortaleza musulmana abandonada en la décima centuria. Pronto se fundiría cerca de ella un monasterio dedicado a San Juan, a la vez que Sancho III dispuso una reorganización de las plazas fuertes de la zona, incluyendo la fortificación de Ruesta (1026). Lugar clave para la defensa del Canal de Berdún.
Las ruinas del pueblo muestran todavía la existencia de un importante conjunto urbano, con algunas casonas del siglo XV en torno a la iglesia y a la fortaleza. El templo parroquial dedicado a Nª. Sra. de la Asunción, es un basto edificio levantado sobre una ladera de una colina. Dos grandes torreones desiguales y de base cuadrangular, son el monumental testimonio arruinado de lo que debió ser el Alcázar del conjunto fortificado.
De Ruesta, el Camino de Santiago pasaba por el barranco Regal y llegaba al priorato de Santiago de Ruesta
, edificado en el siglo XI junto al antiguo camino de ruesta a Undúes de Lerida. En el siglo XI, el priorato será propiedad de la abadía francesa de La Sauvre-Majeure y sirvió de albergue para peregrinos. Hoy está reducida a la categoria de ermita y abandonada. De allí el Camino subía al monte de Fenerol hacia Serramiana, hoy despoblado, donde quedan vestigios de la iglesia y de numerosas casas: bajada por Undúes y Lerda (este último despoblado) entraba en Navarra y llegaba a Sangüesa.

Situada entre Muskiz y Zierbena, es la playa más occidental de Bizkaia y una de las más frecuentadas.
La hermosa playa de La Arena, de 966 metros de longitud, cuenta con numerosos servicios. Socorristas y hondartzainas se encargan de velar por la seguridad de los usuarios. Está bien equipada, pues dispone de duchas, aseos públicos, fuentes, lavapies y guardabicicletas, además de un aparcamiento a pie de playa.
Asimismo, en las inmediaciones, encontraremos un bar y varias zonas recreativas, con mesas, bancos, barbacoas, fregaderas, juegos de ping-pong, etc. Por otro lado, este arenal ofrece la posibilidad de practicar numerosas actividades deportivas como surf, voleibol y piragüismo.
Además, cabe destacar la buena gestión ambiental que ha mantenido la playa de La Arena, ya que ha sido merecedora de los certificados ISO 14001 e ISO 9001.

La historia de la ciudad de Elda se remonta a la época prehistórica, a la que pertenecen los primeros testimonios de poblamiento. Es, precisamente, en el perído de transición del Neolítico al Calcolítico (4000- 3000 a C.) cuando se realizan las pinturas rupestres del Barranco del Gavilán, en la sierra de Camara. Posteriores son los restos arqueológicos de los poblados e inhumaciones halladas en la terraza del Pantano, monte Bolón, La Torreta, la cueva sepulcral de la Casa Colorá, Peña del Trinitario, Puente de La Jaud y El Monastil (yacimiento de la Edad del Bronce, que llegó a su apogeo en el Período Ibérico). De la misma época son los restos arqueológicos hallados en Camara y Bolón. El proceso de romanización supuso el arranque del sistema de explotación agraria basado en las «Villae»(Casa Colorá, Arco Sempere, Puente l y II, Las Agualejas, etc) dependientes de El Monastil, el «ELLO» de los documentos romanos.
De la época del Bajo Imperio Romano es un fragmento de sarcófago paleocristiano que representa la historia de Jonás y la ballena (Museo Arqueológico Municipal).
Sustituido el Imperio Romano por el reino visigodo, en los documentos de los Concilios de Toledo se hace referencia a una sede episcopal elotana, creada como alternativa al obispado ilicitano, bajo influencia de Bizancio, con sede en El Monastil Elda.
Los árabes denominarían a esta ciudad ILLI(H) o ILLU(H). Elda fue reconquistada para la cristiandad en 1243 por el rey Jaime l, animado por el monarca castellano Alfonso X el Sabio, según lo pactado en el «Tratado de Almizra». Castellana, por tanto, fue Elda hasta que en el año 1296 fue conquistada por Jaime II de Aragón. Este hecho tuvo su sanción legal a través de la «Sentencia Arbitral de Torrellas-Campillo-Tarazona». Dicha sentencia reconocía la pertenecencia de la ciudad al reino de Valencia.
A través de los siglos, osciló entre la condición de «realengo» y » propiedad señorial». Esta situación terminó en el año 1577 con la creación del título nobiliario «Conde de Elda» por parte del rey Felipe II a favor de Juan Coloma y Cardona.
El primer tercio del siglo XVII, supuso para Elda, igual que para todo el Levante, una crisis económica cuya base se encontraba en la fuenesta decisión política de la expulsión de los moriscos; intentando remediar, en lo posible, el desacierto de la Corona y los efectos negativos de este error político, el Conde de Elda concedió «carta puebla»; a pesar de todo, la recuperación se produjo muy lentamente.
El siglo XVIII y su hecho más trascendental en la historia de España, la Guerra de Sucesión, colocó a los habitantes de Elda en el partido del candidato francés, el futuro rey Felipe V. Esto produjo el desencuentro de la población con su conde, quien se alistó en las filas del archiduque austriaco.
La segunda mitad del siglo XVIII y todo el siglo XIX fueron el momento de resurgimiento económico de Elda, gracias a la actividad mercantil, la producción artesanal de fibras vegetales, la industria vinícola y a la importancia del Camino Real de Madrid. La presencia del ferrocarril contribuyó en gran medida a la recuperación económica. Claro que, todo ello, no hubiera bastado sin contar con una característica de los habitantes de esta zona: una extraordinaria tenacidad, que les llevó a luchar denodadamente contra todo tipo de dificultades.
Desde mediados del siglo XIX, hace su aparición en Elda la industria del calzado que, en el siglo XX adquiere las características de una verdadera industria. El año 1960, con la creación de la Feria Internacional del Calzado e Industrias y Afines [F I C.I A], sería decisivo para esta industria eldense, ya que supuso su lanzamiento a nivel internacional.

Es ésta una zona de elevada concentración de románico. Encontramos en ella una gran variedad de soluciones no siendo monótono en absoluto. No obstante algunas características comunes son el carácter tardío de las construcciones y la similitud de las portadas, de gran belleza, y decoradas con con arquivoltas de ornatos geométricos y zigzagueados.

El origen de la villa data del siglo X, fecha en la que el monarca leonés Alfonso V construye en estos términos su palacio de verano; la residencia real daría nombre a la localidad de Palacios del Rey. Entre 1167 y 1195 fue en distintas ocasiones villa de realengo al pertenecer al monasterio de Montes.
Con el advenimiento de los Bazán el realengo pasa a ser señorío jurisdiccional en merced de Enrique II y la villa de Palacios del Rey, se convierte en Palacios de Valduerna. Lo mismo le ocurrirá a La Bañeza cuando, terminando el siglo XVI, se constituya el marquesado.
Ya en la Edad contemporánea, Palacios de la Valduerna sufre un fuerte éxodo rural hacia las capitales españolas más importantes.
Actualmente la mayoría de sus habitantes sigue dedicándose fundamentalmente a la agricultura.

Los Cortijos en Andalucia son una constante.

Villa, en la cuadrilla de Prádano, una de las siete en que se dividía la Merindad de Bureba perteneciente al partido de Bureba. Jurisdicción de realengo con regidor pedáneo.
A la caída del Antiguo Régimen queda constituida en ayuntamiento constitucional del mismo nombre, en el partido Briviesca, región de Castilla la Vieja.
En un documento de San Salvador de Oña la villa aparece citada en 1033 como Quintana de Donvides.
Por el pueblo pasa una Antigua Calzada Romana y es punto de paso del camino de Santiago. (Via de Bayona)

La historia de Quintanalara está fuertemente vinculada a la comarca de Lara.
De origen Celta: los Pelendones y Turmódigos, ubicaron su morada en este pueblo.
El imperio romano, presente en toda la comarca, llenó la geografía de calzadas por las cuales desplazar sus mercancías. Una de estas, la que unía Lara de los Infantes, Nova Augusta, con Monasterio de Rodilla, se piensa que también pudo pasar por Quintanalara. No es de extrañar pues en alguna excavación de forma casual se han encontrado ladrillos utilizados para la construcción de las glorias “hipocaustum”.
Quintanalara como muchos de los pueblos de la zona aparece tras una primera repoblación entre los años 860 y 977.
En 1352 aparece de forma segura documentada en el Becerro de Behetrías bajo el régimen jurisdiccional del Abad de Bujedo.
En el siglo XVIII el Catastro de la Ensenada cita a Quintanalara con 160 habitantes, 87 solteros, 64 casados y 9 viudos.
Fue en el censo del año 1857 fue cuando más gente habitó en el pueblo con 244 personas.
Desde el año 1843 Quintanalara tuvo Ayuntamiento propio, perteneciendo al Partido Judicial de Salas de los Infantes, sin embargo en el año 1978 pasa a ser Junta Administrativa dependiente del Ayuntamiento de Revilla del Campo y por lo tanto al Partido Judicial de Burgos.

Desde lo alto de esta colina, los peregrinos medievales podían ver por primera vez la ciudad de Santiago y las agujas de su Catedral, se postraban de rodillas, gozosos de haber alcanzado la meta, que era privilegio de muy pocos, ya que muchos se quedaban por el Camino.
Algunos pernoctaban en este monte para alcanzar la ciudad al día siguiente, otros, como narra Domenico Laffi, continuaban hacia el burgo, entonando cánticos entre risas emocionadas y sollozos.
Ademas de albergue de peregrinos, el lugar se ha convertido en un centro de acogida para congresos, viajes turísticos y de estudios.
En el año 1992 recibió la visita de su Santidad el Papa Juan Pablo II y en lo más alto de la colina, además de un hermoso mirador con un monumento al Peregrino, se conmemora dicha ilustre visita con otro munumento a su Santidad.
El Monte Do Gozo dispone de un servicio de información cultural y de una biblioteca

Las raíces históricas de esta comarca se retrotraen a los asentamientos de las tribus celtas o preceltas.
El emperador romano Augusto envió a las costas de este país al general Velayo. Parece que por eso fue conocida esta comarca, desde entonces como Velayo Augusta y durante toda la Monarquía Astur, con el nombre de ´territorio derivado de Maliayo´.
En 1.517 el joven príncipe Carlos De Gante, que viene a hacerse cargo de los reinos de Castilla y Aragón, habiendo fondeado ante el pueblo pesquero de Tazones, desembarca en Villaviciosa a través de la ría.
El concejo de Villaviciosa hace el primer acto de acatamiento al futuro Rey y Emperador: ´Señor, ante vuestra reverencia han llegado vuestros humildísimos súbditos y servidores de esta pequeña villa´. Villaviciosa mantiene el escudo imperial de Carlos I debido a ese suceso.

Más por tradición que por datos históricos fidedignos, se sitúa a El Provencio en la antigua «Venta del Pro», lugar de confluencia de varias veredas que bajaban de Cuenca con un camino real que desde Toledo y Madrid partía para Levante. Este lugar, cruce de camino, tenía abundancia de aguas subterráneas a poca profundidad, y fue parada forzosa de caravanas que, desde aquí marchaban a La Roda y Chinchilla de Monte-Aragón. El Provencio debe su nombre a la palabra latina Provincius.
Este pueblo, como tal, históricamente, fue fundado por el Infante don Juan Manuel de Castilla y de Saboya (1284 – 1348), según nos cuentan las relaciones de Felipe II
Este hecho sucedió cuando este eminente literato y noble era señor de Alarcón. A este belicoso personaje, nieto, primo, tío y padre de reyes, sólo les faltaba coronarse así mismo. Esto no le hacía falta, fue regente, adelantado de Murcia, príncipe, duque, y su poder fue igualado por su ambición. Su nombre infundía terror en Castilla, pero además de ser conocido por su nobleza y por su afición a las letras, era conocido por su violencia y salvajes venganzas. Con sus vasallos siempre fue distinto, fue paternalista y considerado, aunque no débil, se ocupó de terminar la repoblación de sus dominios emprendida por sus padres, trajo colonos, dio facilidades para el asentamiento y llegó a distribuir sus propias tierras entre los vecinos de algunos pueblos.

Antes de alcanzar el pueblo se encuentra el crucero de Santo Toribio. Se cuenta que en este lugar el Santo se sacudió las sandalias cuando escapaba de Astorga camino de Liébana.
Una iglesia parroquial remozadísima y el puente romano de la Molinería, merecerán la atención del peregrino.

Existen noticias de asentamientos en el concejo, entre los años 100000-80000 a. de C., según vestigios encontrados en el dolmen de Baradal ídolo y hacha achelense.
Los poblamientos agrícolas pueden fecharse entre los 4000-2000 a. de C. Dejaron rastros de su existencia, modos de vida y creencias —ídolo de la fertilidad de Panaciegas, enterramientos dolménicos en Baradal, Merillés y Folgueirúa.
Los castros Hacia el 900 a. de C., se inician con la llegada de tribus indoeuropeas y la mezcla de razas. La cultura castreña deja abundantes restos en topónimos y poblamientos. La tribu dominante es la de los pésicos astures asentados entre el Nalón y Navia.
Roma, minas y calzadas 29 a. de C-409 d. de C. es el periodo de dominio romano una vez vencidos los pésicos. Siguiendo su obsesión por la explotación de minerales, oro especialmente, los romanos minan materialmente el concejo, preparando una eficaz infraestructura de calzadas, obras hidráulicas canales, argayos, lavaderos. Hay infinidad de testimonios de esta época.
Los suevos 409-781, anexionan Tineo y el antiguo territorio pésico al reino que acaban de fundar en Galicia. Quedan pocos rastros de este periodo, a pesar de que no es nada breve.
Con la llegada de los árabes a Asturias, Tineo y la zona occidental se oscurece hasta la llegada del Reino Asturiano.

La frontera sur se instala en el río Tinto, entre las tierras de San Juan del Puerto y Moguer y ello le permitió, al menos entre los s. XII a s. XIV, exportar productos agrarios por un embarcadero. El extremo norte aparece señalado por las aguas del Odiel y por los espacios de Alosno y Calañas y, aunque no existe constancia de su navegabilidad, fue otra vía abierta hacia el Atlántico.
Fue “sede de la vetusta y notable Conistorsis o Cunistorgis” ciudad íbera que perteneció a los cúneos, según intenta demostrar el ilustre triguereño Pérez Quintero en 1794. De todas formas, sobre este tema todo son hipótesis ya que aún no se han encontrado restos que prueben esta idea y las afirmaciones se hacen a base de exclusiones.
De época muy antigua es el Pilar de la Media Legua, y de la época romana fueron hallados en la actual Plaza del Carmen dos aras o puteales con inscripciones (s. VI) que se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla.
Pocos vestigios encontramos en Trigueros de época musulmana, si bien es probable que la base de la antigua Iglesia de San Antonio Abad sea de origen almohade, apro­vechándose de ella sus torres y muros para la construcción del actual templo. Con la conquista del Reino de Niebla, en manos a la sazón de Abenmahfot, por parte de Alfonso X el Sabio, pasó Trigueros a pertenecer a los Condes de Niebla y posterior­mente también al Ducado de Medina Sidonia. A partir de ahí la villa empieza a cobrar protagonismo constituyéndose progresivamente como pueblo. Así en el siglo XIII se cons­truye la iglesia de San Antonio Abad y posteriormente los Conventos del Carmen y de Santa Catalina y la Ermita de Santa Misericordia, aunque el terremoto de Lisboa en 1755 destrozara casi todos los edifi­cios públicos, tanto religiosos como privados. Algunos no volverían ya a levantarse. Citaremos las Ermitas de San Roque y de San Sebastián, la iglesia de Santa Brígida, la Casa de la Orden de Calatrava, las Casas del Cabildo, etc. No podemos pasar por alto la huella cultural que los jesuitas deja­ron en Trigueros donde fundaron un Colegio bajo la advocación de Santa Catalina que aportó entre sus alumnos una serie importante de ilustres personajes: en sus dependencias estuvo instalada la primera imprenta de la provincia. Trigueros fue declarada villa durante el reinado de Carlos II.

El último pueblo del Camino de Santiago en Aragón sorprende al visitante por el empaque de sus casas blasonadas, arracimadas en torno a una poderosa iglesia renacentista.
En el año 921el rey navarro Sancho Garcés I dio al monasterio de San Salvador de Leire la villa de Undués con sus posesiones. En 1174 una bula papal confirma la posesión de Undués. Y en 1198, otro documento pontificio confirma a Leire la iglesia de Santa María de Lerda con el palacio real, villa y términos; y la villa de Undués, con las iglesias de San Román y San Saturnino, con sus palacios y pertenencias. En 1610 seguía en manos de Leire.
A su paso por la localidad, los peregrinos podrían hacer uso de diferentes templos. Ejercía de parroquial la iglesia de San Martín, construida en el siglo XVI y situada en el interior de la población. Se documentan las iglesias de San Saturnino (citada en 1198) y de San Román; y las ermitas de Santa Eufemia y de Santa Quiteria. De ellas se conserva la ermita de Santa Quiteria, situada en las afueras.

La historia de Castro Urdiales camina indisolublemente unida al mar, ya que aunque la romanización de las tierras cántabras fue tardía y limitada, lo que explica la relativa pobreza de los restos arqueológicos, es segura la existencia de un puerto romano en Castro Urdiales, donde estuvo localizada la ciudad costera de Flavióbriga.
Ya en plena Edad Media, a finales del siglo XII, el rey Alfonso VIII de Castilla le concede Fueros e importantes privilegios que significarán el espaldarazo definitivo de la villa para su consolidación como enclave marítimo. Este hecho se verá refrendado cuando alcance el título de capital de la Hermandad de la Marina de Castilla, integrada por los principales puertos del litoral cantábrico, lo que llevará a Castro Urdiales a desarrollar una febril actividad comercial con Francia, Inglaterra y Flandes. Pero no sólo con los puertos extranjeros tendrá relación esta villa, sino con la misma Castilla, especialmente con la ciudad de Burgos, ya que existe un documento del año 1178 por el cual sabemos que, por un privilegio real, ciertos derechos pecuniarios sobre las mercancías del puerto de Castro Urdiales, iban a parar al Monasterio de San Juan de Burgos, fundado por San Lesmes.
Esta intensa relación con Castilla, le concederá a ella y a otras villas, Santoña, San Vicente de la Barquera, Laredo, Santander y Santa María del Puerto, un título que no será únicamente comercial sino también afectivo, Villas de la mar castellana y que abastecerá de pescado fresco y salazones a las mesas monacales, de los hospitales y de los hogares burgaleses para garantizar el cumplimiento de las vigilias durante todos los viernes del año, especialmente durante el periodo cuaresmal.
Al llegar el siglo XV Castro Urdiales sufrirá un periodo de recesión económica, que se verá agravado en el siglo XIX por las pérdidas sufridas durante la Guerra de la Independencia.
En la actualidad, aunque sin el empuje de antaño, sigue siendo un importante villa pesquera, ya que el mar, enamorado de ella, no la abandonará nunca.

El importante eje caminero del Vinalopó y los numerosos vestigios arqueológicos -los más antiguos se remontan al Eneolítico-atestiguan la temprana ocupación de la zona. Conquistada por los castellanos, entre los años 1243 y 1252 Novelda formó parte del Reino de Murcia. En 1252 quedaba integrada entre los términos de la municipalidad de Alicante. A finales del siglo XIII, en 1296, se incorporaba al Reino de Valencia.
El año 1366, Pedro el Ceremonioso, rey de Aragón, cedía el señorío a Mateo Gornay. En 1393, su hijo, Juan I, y la esposa de éste, Violante, nombraron a Pedro Maça de Lizana señor del lugar y del castillo. Esta casa constituyó, el año 1448, la baronía de Novelda. Con posterioridad fue propiedad, sucesivamente, de los Rocamora, de los duques de Mandás, de los marqueses de Terranova, condes de la Granja y marqueses de la Romana.
Durante los siglos XV y XVI, la fortaleza parece definitivamente abandonada, no así la población que siguió prosperando, de tal forma que en el año 1510 contaba con 230 familias que, en 1595, habían pasado a ser 2.115 habitantes, de los que la mayoría eran moriscos. La expulsión de 1609 representó para la ciudad una grave crisis demográfica y económica de la que no saldría hasta entrado el siglo XVIII.
En 1611 le fue concedida carta de poblamiento. Durante la Guerra de Sucesión tomó partido a favor del archiduque Carlos. En 1901 se le concedía el título de ciudad.

Aunque no se sabe con certeza, parece que pido existir un antiguo asentamiento castrense.
Antiguamente la actividad agrícola tuvo cierta importancia en una economía de subsistencia, pero hoy los habitantes de Somiedo viven principalmente de la ganadería.
El concejo es una de las reservas más importantes de una raza particular de vacuno, la Asturiana de los Valles o vaca roxa, destinada a la producción de carne.
Al igual que en otras muchas zonas de Asturias existen numerosos hórreos y paneras y también molinos hidráulicos y de rabil, así como pisones, todo ello relacionado con una economía de autoabastecimiento.

Las primeras referencias históricas al territorio bañezano aluden al carácter astur de sus habitantes. El oro, la abundancia de metales y la riqueza agropecuaria del territorio, motivaron la conquista de Roma entre los años 29 al 19 a. C. que culmina durante el reinado del emperador Augusto.
Su posición en un auténtico cruce de caminos, hizo que fuera una zona de ocupación humana densa y cotizada por diferentes pueblos durante las invasiones germanas que acabaron con Roma.
De la fusión de mozárabes cordobeses y de bercianos nacerá la esencia aperturista y cosmopolita de La Bañeza, así como su primer mercado y dos parroquias. Durante la Edad Moderna, esta ciudad pasó a convertirse en la cabecera del Marquesado de igual nombre en manos de la familia Bazán.
Al igual que otras ciudades, sufrió las consecuencias de la ocupación napoleónica y los padecimientos durante guerras carlistas. A finales del siglo XIX, se inicia la transformación de la base económica y del plano urbano, con un crecimiento periférico que coincide con la concesión real del título de ciudad.
Hoy es una ciudad sabia heredera del carácter franco y cosmopolita de todos sus pobladores desde la antigüedad. Una urbe que recibe con los brazos abiertos, que es festiva y carnavalesca, pero también seria y rigurosa.

Es la mayor de las lagunas de aguas estacionales del sur de la Provincia de Córdoba. Tiene forma arriñonada y una superficie de 46,6 Has.
En lo que a flora se refiere cabe destacar: Carrizales, espadañas o enea, juncos y tarajes (estas en lo que se refiere a plantas de superficie).
Fauna: Existen gran cantidad de anfibios y de lagartos, si bien hasta el momento no han sido lo suficientemente estudiados: galápagos, leprosos, sapillos pintojos, sapos corredores, culebra viperina, etc.
La avifauna, es probablemente la comunidad que ha merecido hasta el momento la atención más continuada y profunda: cabe destacar, ante todo, la presencia de la malvasía, que hace pocos años estaba al borde de la extinción, y que con un plan de recuperación, parece que ha salido de ese estado casi de desaparición; patos colorados, porrones moñudos, pollas de agua, flamencos comunes, ánades reales, ánade silbón, abocetas, etc.
En lo referente a mamíferos: conejos, liebres, jinetas, turones, comadrejas, erizos, ratas de agua, etc.
Un lugar privilegiado para la observación de aves. El Parlamento de Andalucía la declaró Reserva Natural por la Ley 11/84 de 19 de Octubre.

La primera mención escrita que hace referencia a Santa Olalla de Bureba data del año 1011, cuando don Sancho I la cita en el documento fundacional del Monasterio de San Salvador de Oña. El conde de los Buenos Fueros, como se le conocía, hizo abadesa y señora del mismo a su hija Tigridia y entregó al monasterio la mitad de la hacienda que poseía en Santa Olalla de Bureba.
Durante la época medieval y moderna la población de Santa Olalla de Bureba no fue alta; en el siglo XIII aparece en la relación de préstamos de la diócesis de Burgos con 13 maravedises, lo que supone que su población no pasara de cien habitantes. Ya en el año 1591 la población de había duplicado; mientras que en el año 1843 cuenta con 144 habitantes. Sus vecinos vivían de la explotación de sus cultivos de lino y de una cantera de jaspe. También, ya en el siglo XVIII, cuando Santa Olalla de Bureba figura en la cuadrilla de Prádanos, una de las siete en las que se dividía la Bureba, comenzaron a aprovecharse del Camino real de Madrid a Francia. En el siglo XIX llegó el ferrocarril y a mitad de siglo ya funcionaba el tren de vía única de Madrid a Paris. En el siglo XX el término de Santa Olalla de Bureba es de paso obligado de todas las redes de servicios entre la meseta superior, el Valle del Ebro y Europa, así que por su término municipal, cosas de geografía, pasa un gasoducto, un oleoducto, la Nacional I, el ferrocarril, la autopista Burgos-Málaga, el Camino de Santiago, el de Quintanavides… Esta capacidad de servicio ha beneficiado mucho económica y socialmente a la localidad de Santa Olalla de Bureba, que, por otro lado, ha padecido también un gran descenso de población debido a la evolución industrial.

El primer censo que se conoce es de 1953 aunque hay datos del obispado que hacen pensar que ya existiera en 1053 como uno de los tres Cubillos.
En el censo de 1591-1594 aparece la población ”Ouillejo” aparece integrada dentro de la actual provincia de Burgos dentro de la jurisdicción de Lara.
En 1843 Cubillejo de Lara pasará a estar integrado dentro del ayuntamiento de Mambrillas de Lara junto a Quintanilla de las Viñas con una población total de 249 habitantes.
En publicaciones de 1845 aparece Cubillejo de Lara como un casco urbano con 24 casas, una escuela con 12 alumnos y una ermita ya desaparecida de San Emeterio y Celedonio. La población era de 14 vecinos de un total de 49 personas que obtenían una producción total de 127.200 reales que daban una base imponible de 12.720 reales y una contribución al ayuntamiento de Mambrillas de Lara de 500 reales. Sus principales fuentes de ingresos provenían de agricultura y ganadería.
En la actualidad Cubillejo de Lara cuenta con 20 viviendas habitables además de pajares o tenadas, un censo de 10 personas. La ganadería es de pueblos aldeanos que alquilan estos pastos y solo una familia local vive de la agricultura.

Capital del Bierzo e importante ciudad minera, ya en la época romana la abundancia de minas de oro la convirtieron en «El Dorado» de la península. En el año 1080, el Obispo Osmundo mandó construir un puente de hierro sobre el río Sil, que le dio el nombre «Pons Ferrata», sin embargo, es la construcción del Castillo (siglo XIII) la que le da el carácter de enclave fuertemente vinculado a la Orden monástica de los monjes guerreros del Temple.
Merece la pena visitar la basílica de Nuestra Señora de la Encina (patrona del Bierzo), también el hospital de la Reina, fundado por los Reyes Católicos, la iglesia de San Andrés, el convento de las Concepcionistas, el museo, la Casa Consistorial en la plaza del Ayuntamiento y la Torre del Reloj.

Las referencias documentales sobre su origen se encuentran en las menciones que el Cartulario de Santa María de Santoña hace sobre los lugares de Bareyo (Baredio) y Ajo en el S. XI y XII.
Del siglo XI es una referencia a Bareyo que menciona la existencia de unas casas «in villa Güemes».
Los primeros pobladores de estas tierras pertenecen a la época prehistórica. Los restos encontrados en la cueva de Arín son muestra de ello.
Las primeras referencias que se conocen de estas tierras se remontan al año 923. En estos escritos se nombra la Iglesia de Asio (Ajo). Posteriormente, en el siglo XI, textos pertenecientes a la Abadía de Santoña nombran a las tres localidades de este Ayuntamiento.
El paso del Camino de Santiago por estas tierras dejó importantes obras e infraestructuras para atender a los peregrinos. En los siglo XII y XIII, Bareyo paso de pertenecer de Trasmiera al señorío de Haro, para terminar perteneciendo al señorío de Agüero y al concejo de las Siete Villas.
En el siglo XIX, se constituye como Ayuntamiento, desapareciendo el concejo de las Siete Villas. Desde siempre estas tierras fueron cuna de muchos artistas y artesanos, reflejado en la actualidad en sus calles y comercios. En el siglo XX, la mejora de las infraestructuras, comunicaciones y el sector servicios hacen de Bareyo un pueblo turístico a la vez que entrañable.

La romanización se dejó sentir en gran manera en el municipio a causa de la fertilidad del territorio y su salida al mar. Varias son las lápidas y estelas repartidas por todo el concejo que prueban dicha romanización, como las de la iglesia de Grases o la de Miravalles. Los restos arqueológicos de antiguas villas romanas en la desembocadura de la ría, en Rodiles y en Noega corroboran esta situación.

Aunque hoy se llama Las Mesas, antiguamente se le denominaba Las Mesas Rubias debido al color que coge el cereal conforme va llegando su recolección por la gran cantidad que entonces se sembraba. Las primeras notaciones datan entre los siglos XIII y XIV. Era una villa del Marquesado de Mendoza.
Este pueblo a pesar de ser tan antiguo carece de todo vestigio histórico.

La ciudad de Astorga, la Astúrica Augusta de los romanos, era «la ciudad grandiosa» citada por Plinio el Viejo cuando de ella partía el oro de las minas de Las Médulas. Edificada sobre un castro celta, fue capital del «Conventus Asturum» pero su importancia desapareció con la caída del Imperio Romano. Sin embargo, mantuvo su decisivo papel en una encrucijada de caminos: la Ruta de la Plata, los arrieros maragatos, los legionarios de la Roma Imperial y finalmente los peregrinos de la Europa continental. Todos se daban cita en esta estratégica población.
Durante siglos sus murallas romanas sirvieron para protegerla y, al convertirse más tarde en ciudad episcopal, fueron muchos los hospitales que en Astorga se instalaron para dar cobijo a los peregrinos que procedentes de todas las latitudes a ella llegaban. Contó con veintidos hospitales, siendo los más importantes el de San Esteban y el de San Feliz, ambos junto a la puerta del Sol; hoy únicamente se conserva el de San Juan, construido junto a una de las fachadas de la Catedral. Tal profusión de hospitales obligó a crear una curiosa figura, la de «veedor», era una especie de controlador que visitaba todos los establecimientos evitando que los peregrinos pobres pudieran repetir jornada gratis en un establecimiento diferente.
La catedral parte de una construcción prerrománica y los trescientos años que se tardó en terminarla hace que en ella se conjuguen diversos estilos (gótico, renacentista, barroco.)
No se puede pasar por alto el Palacio Episcopal, diseñado por el arquitecto catalán Gaudí, que además alberga el Museo del Camino; las ruinas romanas que han podido rescatarse recientemente (muralla, ergástula, termas, alcantarillado); el Museo Romano de Astorga; las emparedadas y las iglesias de San Bartolomé, Fátima, Santa Marta, San Esteban, San Francisco, Santa Clara y San Andrés.

Hay restos que atestiguan los asentamientos humanos en esta zona con mucha anterioridad a la llegada de los romanos, quienes explotaron las minas, sobre todo las auríferas, en la zona de Navelgas y Cerredo. La huella dejada por la colonización romana fue muy grande, como atestiguan los abundantes hallazgos arqueológicos pertenecientes a esta época: estelas mortuorias, acueductos, lápidas votivas, aras, redes viarias …
Igualmente los romanos, sobre los restos de un antiguo castro celta, levantaron una civitas, con fortaleza y centro administrativo, que con el tiempo se convertiría en la villa medieval de Tineo, a la cual el rey Alfonso IX concedería en 1.222 el fuero de «pobla real». En la Edad Media fueron importantes las fundaciones de los monasterios de Obona y Bárcena, señeros en la ruta jacobea del Occidente interior asturiano.
En la Edad Moderna destaca la figura del Conde de Campomanes, natural de Sorriba, alto magistrado de la política nacional; En la Edad Contemporánea fueron varios los personajes que alcanzaron gran notoriedad: Rafael del Riego, nacido en Tuña, general liberal que se sublevó contra el absolutismo del rey Fernando VII y el cual, tras fracasar su pronunciamiento,fue ejecutado; Santiago Fernández Negrete, nacido en Villatresmil en 1.799, ministro de Fomento, Gracia y Justicia; José Maldonado, oriundo de Tineo, último presidente de la II República en el exilio.

Crónicas pasadas describen el lugar como fertilísimo de todas clases de frutos y ganados, ensalzando en particular la cantidad y calidad de sus cerdos de montanera. Probablemente el núcleo se encontrara poblado ya en época árabe, como indica la existencia en sus alrededores de diferentes fortificaciones, como el castillo del Cuerno y otras. En la etapa cristiana fue ocupado por Pelay Pérez Correa, integrándose en la Orden de Santiago, circunstancia de la que, junto a sus condiciones naturales, deriva su apelativo de Fuentes de León.

Tiermas es una antigua villa medieval del pre-pirineo aragonés, situada en la margen derecha del río Aragón , en el extremo occidental de la depresión conocida como La Canal de Berdún, junto al pantano de Yesa, lindante con Escó por el este, y con Yesa(Navarra) por el oeste. Tiermas esta considerada en una de las rutas del Camino Santiago, hoy en día es reconocida como población BIC (Bienes de Interés Cultural) y además forma parte del primer Itinerario Cultural Europeo nombrado por la Unión Europea en el año 1987 es considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1993. Su enclave es inmejorable rodeada de un paisaje bucólico y maravilloso.

Es una localidad muy interesante por las magníficas manifestaciones que conserva de su importante pasado romano. De ellas destacamos el vaciado en escayola de la famosa pátera de Otañes, asombrosa obra de orfebrería de estilo hispano- romano. Esta muestra puede contemplarse en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander.
Igualmente magnífico es el miliario romano de considerables proporciones que sirve hoy día de punto de referencia en la plaza de la iglesia de Santa María de la Asunción de Castro Urdiales. Se data este miliario en el año 61 d.C. y contiene este texto: “Nero Claudio, hijo del divino Claudio César Augusto Germánico, Pontífice Máximo, con el poder tribunicio por octava vez, el imperio por noventa y el consulado por cuarta. Desde Pisoraca ciento ochenta millas”.
Más recuerdos romanos, encontramos en una placa conmemorativa en plena plaza del pueblo
recordándonos la diligente reparación de los puentes, ya muy deteriorados, llevada a cabo en tiempos de Domiciano Augusto Germánico.

En Alicante se puede probar una habitación humana desde la Prehistoria, gracias a los restos arqueológicos de la antigua «Lucentum», origen de la ciudad, datada entre los siglos IV-III a C. Además se encontraron 40 enterramientos, pertenecientes a una necrópolis de época tardorromana, hallados debajo del actual Archivo Municipal.
Durante el periodo llamado Historia Antigua, en Alicante se sabe que hubo asentamientos de diferentes culturas. El origen es el poblado del Tossal de Manises, al norte del emplazamiento actual de la ciudad. Igualmente queda constancia de las civilizaciones de la Edad de Bronce, ibérica, romana y árabe. El origen islámico de la ciudad tendría lugar en un asentamiento, del siglo VIII, de poblados sirios y norteafricanos, al pie del monte Benacantil.
Durante el periodo medieval Alicante forma parte del reino musulmán de Murcia hasta el año 1248, fecha en la que se incorpora a la soberanía de Castilla, tras declararse al reino musulmán de Murcia,
vasallo del reino castellano. La repoblación se llevaría a cabo con gentes catalanas. En el año 1296, el rey Jaime II la reconquista. En 1304 queda incorporada al reino de Aragón.
Con el advenimiento de la Edad Moderna la actividad portuaria de la ciudad se incrementó gracias al aumento del comercio con Castilla. Fernando el Católico le concedió el título de ciudad. Esta prosperidad se vería atacada en 1691 por las epidemias de peste y los saqueos y ataques de las tropas francesas. Otro factor contribuyó al deterioro del desarrollo económico de la ciudad : Alicante fue campo de batalla durante la guerra de Sucesión.
La segunda etapa del reinado del Borbón Felipe V, haría posible una muy lenta recuperación, gracias a la concesión, entre 1765 y 1778, del privilegio de comercio con América.
La llegada de la denominada Edad Contemporánea trae el cambio de aspecto de la ciudad, con la construcción del ensanche;murallas para favorecer la expansión del tejido urbano. Este siglo trae también la mejora en las comunicaciones entre los barrios, se acometieron las necesarias obras de infraestructura como el alcantarillado, las aceras y el alumbrado público. Alicante contó, además, con la presencia del ferrocarril ya que se construyeron las líneas férreas Madrid-Alicante y Alicante-Murcia.

El actual Ayuntamiento de Santa Elena de Jamuz, con sus tres poblaciones, nació a finales del siglo XIX, al desgajarse de la primitiva jurisdicción de Villanueva de Valdejamuz, compuesta por Villanueva, Santa Elena, Jiménez, Herreros y Quintana y Congosto.
Esta jurisdicción de Valdejamuz existía ya en el siglo XIII y pervivió hasta finales del siglo XIX. Constituían un pequeño señorío que primero perteneció a la familia de los “Moranes” y desde finales del XV a Los Quiñones-Condes de Luna.
Los tres pueblos del Municipio tendrían su origen en las repoblaciones auspiciadas por los monarcas leoneses durante los siglos X y XI. Unidos por su historia desde el siglo XIII, cada uno de ellos cuenta con su Concejo, forma ancestral de gobierno de la zona y sus Ordenanzas que regulaban la vida de sus moradores.

Cerro Muriano, en la época de Tiberio (Emperador de Roma del 14dC. a 37 d.C.), debió de convertirse en una de las poblaciones o distritos mineros más relevantes de la Baética.
Según indica Plinio (científico 23-79 d.C.), la explotación del mineral en esta región recibia el nombre de Aes Marianum.
El nombre de la población puede proceder etimológicamente de varias palabras: Cerro de la Muerte del Latín morituri por el elevado número de mineros que morían al estar la mayoría de ellas inundadas. Otro orígen podría ser el de «mur muris» (roedor) por el elevado número de dichos animales.
Conforme a las excavaciones arqueológicas debieron sistematizarse hacia el primer tercio del siglo I d.C. durante el gobierno de Tiberio, aunque la estratigrafia del Cerro de la Coja pone de manifiesto la presencia romana desde principios del siglo I.
Cerro Muriano, ya despertó el interés de investigadores y científicos en el último tercio del siglo XIX, momento en el que la Córdoba Copper Company Ltd. comienza la explotación.
Durante la II República, el entonces Ministro de Defensa Azaña adquirió para el Estado los terrenos que actualmente ocupa la Base Militar de la BRIM X. Dicha base ha sido muy conocida por generaciones de españoles que realizaban el servicio militar allí.
Desde el año 1929, tras la decisión de la Córdoba Copper Company Ltd., de abandonar la explotación minera en la zona, provocada por la caída del precio del cobre en la Bolsa de Londres tuvo su máxima expresión con el cierre del Pozo de San Rafael. Cerro Muriano perdió su principal recurso económico.

Por estos mismos parajes cruzaba la calzada romana que, tanto desde Aquitania como desde Zaragoza, se dirigían unidas hasta la antigua Artúrica, hoy Astorga. Por aquí, dicha calzada salvaba los repechos de la brújula, que divide las cuencas del Ebro y del Duero. Precisamente muy cerca de este lugar se halla una meseta donde se han encontrado vestigios de la romana ciudad de Tritium, que cita Antonio en su itinerario.
El castillo de la localidad se encuentra ubicado sobre una impresionante peña rocosa desde la que se contempla una espléndida panorámica de la comarca de La Bureba. La fortaleza aparece nombrada por primera vez en un documento del año 1011, aunque seguramente fue erigida más de un siglo antes. Con la muerte de Sancho III el Grande toda la Bureba pasó a ser territorio de Navarra hasta la batalla de Atapuerca en 1054, año en el que los navarros abandonaron la fortaleza y la comarca retornó a Castilla. En el siglo XIV el castillo formaba parte de las propiedades de los Velasco, pero tal vez por su ya escasa importancia estratégica a partir de este siglo sufrió continuos cambios de dueños

De destacar en este pequeño pueblo son las ruinas del primitivo Castillo de Picón de Lara, situado en una cima próxima al propio pueblo. Este castillo fue fundado por Gonzalo Fernández, padre de Fernán González. Apenas quedan piedras que hagan suponer la existencia del castillo-cuna del futuro Imperio de Castilla.
En el año 929 es Alfoz de Lara, es decir tierra de frontera en la Reconquista y por tanto de obligada repoblación. Muy cerca de aquí, en Quintanilla de las Viñas, existe una ermita visigótica donde, se dice, se celebró el primer acto público de Fernán González para la restauración de un viejo monasterio.
Al igual que sucede en tantas otras localidades, la emigración y el abandono de la forma de vida tradicional vinculada al campo, dura por definición, supuso un declive paulatino y aparentemente inexorable de la sub comarca. No obstante, las alternativas que plantean las nuevas formas de vida del III Milenio (recuperación de viviendas para vacaciones, turismo cultural…), tienen aquí un campo abonado inmejorable; porque quien de verdad quiera conocer cómo fue el nacimiento de Castilla, no ya la Castilla Vieja, sino la Antigua (o mejor, la Eterna), que se acerque hasta Lara.

Se tiene conocimiento de la existencia de un castro prerromano. Los viñedos, tan típicos en la zona, envuelven el paisaje presidido por las ermitas de San Juan y de San Blas. El templo parroquial es de triple nave y cúpula.
El origen del nombre tiene varias aceptaciones, pero entre ellas hemos recogido las más representativas y documentadas. Así, según los historiadores, el nombre deriva de “CONIMBRIGANOS” y hace referencia al origen de los pobladores en los primeros años de la Reconquista, que debieron ser portugueses de COIMBRA. Esta colonia portuguesa, se dice, estaba asentada en la zona del castro (hoy conocida como zona recreativa “Los Campelines”). Pero el nombre evolucionó atraído por la palabra “columba”(paloma), debido a la abundancia de palomas y palomares en la zona (otra de las hipótesis aceptadas). Otros apuntan a la relación existente con la presencia de los Padres Columbinos, habituales en el Camino de Santiago

Las particularidades geográficas de la localidad , el Cabo Nerio de los geógrafos grecorromanos, atrajo la atención de los antiguos historiadores, quienes hablaron de ella, aunque sus datos carecen del rigor de la historiografía moderna.
De época romana, y entremezclados con restos de ocupaciones anteriores, se han descubierto en las parroquias de Duio múltiples restos que confirman la existencia de una población importante. La tribu celta de los nerios habitaba estas tierras y es posible que en la zona llana de Duio tuviera su principal asentamiento. De la época sueva se conserva una documentación que nos habla de un castigo infligido por el rey Reckila a la ciudad de Dugium, Duio en época medieval, por haber destruido sus habitantes los templos celtas y arrianos.

Área Recreativa Cordal de Peón. De gran valor paisajístico, discurre paralelamente al valle de Rozaes. Se pueden apreciar espléndidas panorámicas del relieve, destacando los Picos de Europa, el Sueve, la Ría, el Cordal de Peón, los montes de Caso, Peñamayor, les Ubiñes y el Aramo.

Los primeros núcleos de población de Villanueva de Bogas se sitúan en el Cerro del Gato como demuestran los restos hallados allí, pertenecientes a la Primera Edad del Hierro, la civilización ibérica-celta y la romana. Durante el sigo XII adquiere la denominación de Bogas, como testimonia la donación que realizaron Alfonso VIII y su mujer Leonor a Don Gonzalo de Mesa en 1199. El término de «bogas» puede derivar de dos palabras «buda» o «muga». De “buda” existe un derivado «boga», que significa «anea», planta que cree en los márgenes del río Algodor. Boga también puede tener su origen en el vocablo “muga” cuyo significado viene a ser mojón, es decir, señal para fijar límites.
Se desconoce la fecha exacta en la que adquiere el nombre por el que se le conoce actualmente a Villanueva de Bogas, pero se sabe que desde el siglo XV recibe tal denominación. Conseguirá su independencia de La Guardia durante el reinado de Felipe II, que le concede en 1590 el privilegio de villazgo.

La «Chanson de Roland», allá por el año 778, es la que hará de Roncesvalles un lugar emblemático, al situar allí la famosa batalla en la que el sobrino de Carlomagno, llamado Roldan y los Doce Pares, que formaban la retaguardia del ejercito, se vieron sorprendidos y aniquilados por 50.000 sarracenos. Roldán, mal herido, sopló el Olifante para avisar a su tío, con tal ímpetu, que reventaron el cuerno y las venas del héroe.
Es en el siglo XII, el Obispo de Pamplona con la ayuda del rey Alfonso I el Batallador, fundó el Gran Hospital de Roncesvalles, para acoger a «Paganos, herejes, judíos, vagabundos, etc,» como reza un viejo poema del siglo XIII.
Más tarde, formando parte del conjunto hospitalario, se levantó la Colegiata de Nuestra Señora, ocurrió bajo la protección de Sancho VII el Fuerte, rey navarro muy corpulento, (media más de dos metros) vencedor en la batalla de las Navas de Tolosa y cuyos restos reposan en un sepulcro de la sala capitular en la Colegiata. Durante nueve siglos han sido los canónigos regulares de San Agustín los que han acogido a millones de peregrinos camino del Santo Sepulcro

En este bello lugar tinetense, funcionó hasta el pasado siglo un Hospital de Peregrinos dedicado a Santa María, al igual que su Iglesia Parroquial, hoy restaurada.

Segura de León nace a la historia cuando el Maestre de Santiago Pelay Pérez Correa concede fuero de población al concejo en 1274, segregando su terrotorio de la donación de Montemolín de 1248. De época prerromana es el yacimiento de la Sierra de la Martela, en el que se localizó un poblado en la sierra de su nombre, habitado entre los siglos IV y I a. de C. El yacimiento del Sejo, las villas romanas de los Villares, la de los Regíos o la del Torreón, cerca del Santuario del Cristo de la Reja, fueron habitados durante la época imperial, entre los siglos I y V d. de C. De la presencia visigoda tenemos como testigo el tenante altar existente en la Capilla de la Anunciación y un elemento mamóreo reaprovechado como sillar en la torre de la parroquia, lo que nos indica la posible existencia de un templo de los siglos VII y VIII en el mismo lugar en el que hoy se halla la iglesia parroquial.
Terminada la Reconquista, la villa aportó elementos humanos a la conquista de las tierras descubiertas al otro lado del Océano. Con las riquezas ganadas en Indias se realizaron obras en iglesias y ermitas de la población.
Tras las revoluciones liberales, Segura fue olvidando su pasado santiaguista, al punto que, cuando se confeccionó su escudo heráldico a finales del siglo XIX, no se incluyó la cruz de Santiago entre sus cuarteles.

Destaca el castillo de Javier, donde nació en 1.506 San Francisco Javier. Fue desmantelado en 1.516 por orden del cardenal Cisneros y restaurado a fines del XIX. Se ha convertido en lugar de peregrinación muy frecuentado y consta de una muralla poligonal almenada del siglo XIII, contra la que fue erigído el palacio nuevo, a principios del siglo XVI, con la iglesia de Santa María.

Entre los elementos patrimoniales de interés del lugar se cuenta la ermita de San Juan, del barrio de Baltezana, en cuyo muro está incrustada una estela romana de la época del imperio; y la casa palacio del barrio de Burzaco, alzada a mediados del XIX. En esta localidad se han conservado dos antiguas escuelas: la de Baltezana y la de Ontón. La primera fue levantada entre 1890 y 1892, sobre un proyecto de Joaquín Rucoba. La escuela unitaria de Ontón fue construida dentro del programa de escolarización masiva, que se puso en marcha en los dos primeros años de la Segunda República (1931-1933). Por último, son de reseñar los restos de las minas que pueden visitarse en la ladera del pico de la Concepción, del barrio de Manzanal.

Su nombre original era Mompot, que sustituyó por Monfort (montaña fortificada). Terminando el siglo XII, se castellanizó pasando a llamarse Monforte y, finalmente, en el siglo XX, adhirió un sonoro apéndice a su nombre: «del Cid».
El privilegio de estar enclavada en una encrucijada de caminos y en el corredor del Vinalopó, que une la costa mediterránea con la meseta castellana, ha determinado la antigüedad de su poblamiento.
En su término municipal se han encontrado restos de civilizaciones antiguas, como el toro ibérico, en una zona próxima al río, cuya antigüedad se remonta al siglo V a.C, y una lápida romana, que atestigua la existencia de una de una gran «Villa» en las cercanías del río.
En el casco histórico la Iglesia Parroquial de Ntra. Sra. de las Nieves. Data del siglo XVI, aunque ha sufrido varias modificaciones realizadas en su mayoría a lo largo del siglo XVIII, sobre todo de la distribución de los espacios internos De época moderna son ya el pórtico del Ayuntamiento (antigua lonja comercial) y los retablos cerámicos monfortinos, que ornamentan calles y fachadas del casco antiguo, testimonio de una tradición religiosa muy arraigada a los largo de los siglos.

Villanueva, fruto de las repoblaciones llevadas a acabo por los Reyes de León en los territorios reconquistados a los musulmanes, está documentada como tal ya en 1081.
Ya en el siglo XII, su nombre es el de Villanueva de Don Gutierre, en referencia don Gutierre Vermúdez, conde de la nobleza leonesa con gran peso específico en la corte, debido, entre otras cosas, a sus propiedades, extendidas por todo el Reino de León.
La historia de Villanueva, que continúa siendo capital de la jurisdicción de Jamuz, se ve ensombrecida, no por la falta de protagonismo en la comarca, sino por la escasa existencia de documentos, destruidos en un incendio que se produjo en la casa de los escribanos de Villanueva.

Parece que la actual localidad de Obejo se corresponde con la que al-Udri y otros autores mencionan como Ubal, en el camino de Córdoba a Toledo. Su castillo debió existir ya en época califal, según evidencian los testimonios arqueológicos a él asociados; debía tratarse de un asentamiento humano de cierta importancia que serviría para el control militar de la ruta que discurría por Mogávar y Pedroche hasta La Alcudia.
La inexistencia de fuentes escritas con anterioridad a la Reconquista hace que el origen de Obejo sea dificíl de determinar.
Se ha verificado hallazgos de tumbas de origen incierto en varios sitios próximos al núcleo de población actual, por sus características y según los expertos, podrían tratarse de restos ibéricos, aunque también se han encontrado monedas árabes y romanas.
Parece probable que sus fundadores quisieran ocultarse al escoger un lugar tan apartado de todo comercio y comunicación para salvaguardar la riqueza minera de la zona ya que se han descubierto numerosos restos de galerías de yacimientos de cobre, plata, oro y plomo.
Los musulmanes dejaron tres castillos, vigilantes del antiguo camino de Códoba a Toledo: Castillo de Ubal, Castillo de Lara y Castillo de Peñaflor.
En 1.237, Obejo fue conquistado por Fernando III. La población se dedicaba a la ganadería, apicultura, carboneo y algunas explotaciones de vid y de olivo.
En la Edad Moderna, Obejo mantiene contacto con Las Siete Villas de los Pedroches, que disfrutan del aprovechamiento común de parte de su término municipal.
En los siglos XIX y XX, el pueblo de Obejo sigue explotando sus inmensos baldíos además de tener alguna industria derivada de la agricultura, destacando numerosos molinos harineros y aceiteros. Ya en el último medio siglo, tiene un importante florecimiento del sector servicios.

Santa María del Valle perteneció a la poderosa abadía de Oña desde el año 1063. Este monasterio colonizó el vallejo, dando nombre al municipio que nació luego.

Se encuentran citas oficiales de Mambrillas en 1587. Su nombre procede de M;ambligas, diminutivo de Mamblas (en clara relación con los cercanos picos del mismo nombre), derivado a su vez del latín ?mamulas?, o pechos de mujer. Mambrillas, vinculado al Alfoz de Lara, el más extenso e importante de todos los alfoces burgaleses desde el 929 d.C.y próximo al monasterio de Arlanza, tiene su momento de máximo esplendor en el final del mundo medieval. En 1186 varios nobles hacen entrega de alguna de sus propiedades en esta villa al mismo cenobio.
A pesar de todo parece que esta aldea siempre estuvo vinculada a la civitas? de Lara, pues aunque la misma no aparezca en el Becerro de Behetías, el año 1459 los vecinos participan en el proceso que dará lugar a la promulgación de las Ordenanzas de la villa de Lara y su Tierra. El año 1587 figura recogida como Mambligas. En esta zona tiene un mayor entronque las más ancestrales tradiciones épicas de nuestra rica literatura medieval como son el poema de Fernán González y sobre todo la leyenda de los Siete Infantes de Lara. Todavía se puede apreciar sus construcciones de arquitectura popular serrana, sus cuatro hornos, el molino, y por supuesto el templo parroquial dedicado al patrono de la villa, San Juan Bautista, construido en el siglo XV.

Fuentesnuevas tiene origen medieval. Su proximidad al Camino de Santiago favoreció el asentamiento de diversas gentes. Esta situada, al norte de lo que se conocia como la dehesa del Fabero, territorio que se extendía entre Ponferrada y Carracedelo, y que disputaron el Concejo de Ponferrada y el Monasterio de Carracedelo durante siglos.
Pueblo completamente llano, se distinguen en él la parte antigua de la moderna con el nuevo poblado. En la antigua se pueden admirar las casonas del los Villarino con vanos adintelados en granito y nobles balconadas, y la de los Cartujo con la gran Balconada y portada bajo arco.

La familia Enríquez, Almirantes de Castilla, tuvieron en Valverde de Campos una casa palacio, aunque la sede del almirantazgo la establecieron en Medina de Rioseco. Más tarde, entre los numerosos títulos de nobleza que ostentó ésta familia está el Ducado de Medina de Rioseco.
Como dato curioso, cabe reseñar que en el año 1063, en éste pequeño pueblo de Valverde de Campos, descansó el cuerpo yacente de San Isidoro, al ser trasladados sus restos mortales desde Sevila a León. . Es conocido, desde entonces en el santoral católico como San Isidoro de León.

La tierra de Maliayo, fértil en extremo, con estuarios adecuados para el refugio y altas rasas aptas para el dominio del territorio, estaba poblada al menos desde el Epipaleolítico, en su etapa Asturiense, hace 9.500/6.000 años y probablemente mucho antes. Una significativa presencia de monumentos megalíticos arguye una potente economía.

Cultura

La actual iglesia de San Nicolás de Bari hereda la advocación y el emplazamiento de la antigua, de la que se conserva la portada barroca. del siglo XVII. Burguete tuvo temprana hospederia, donada a Conque en 1104.
El camino salva el río Urrobi por un pequeño puente románico de un solo ojo

Se conserva en este municipio un patrimonio arquitectónico de notable interés. Así, por ejemplo, destaca la existencia en la localidad de Gama del Palacio-Capilla de Rugama, del siglo XVIII, declarado Bien de Interés Cultural en 1983, el Palacio de los Cerecedo, de siglo XVIII, en la localidad de Adal, el Palacio de la Colina en Gama (también del XVIII), y las diferentes iglesias de San Cipriano en Adal-Treto, San Pelayo en Cicero, San Andrés en Ambrosero, San Esteban en Moncalián y la de Santa María en Barcena, esta última del siglo XVII con varios retablos de los siglos XVII y XVIII de extraordinario interés. El del siglo XVIII es obra de Raimundo Vélez realizada el año 1744 con original maestría.

Sus orígenes se remontan a la Prehistoria, los primeros testimonios que nos ha legado el tiempo son los menhires de las riberas del Ardila. Los restos arqueológicos descubiertos en sus alrededores hacen suponer que ya estaban habitados en los albores de la Historia.
Hubo asentamientos anteriores a la dominación romana (pueblos celtas) centrados en la Sierra de S. Pedro y en el Castrejón, al igual que en todo el valle del Ardila.
De la época romana dan fe los numerosos restos de villas romanas diseminadas por su término municipal, así como la inscripción encontrada cerca del casco urbano de la que se deduce constituía el límite de Mérida en esta época y cuyo texto aparece hoy en el escudo de la villa. También existen testimonios de la época visigoda, como la lápida sepulcral del año 553 hallada en las afueras de la población.
De la dominación musulmana no existen referencias concretas de asentamiento, aunque la toponimia del lugar tiene algunos nombres como Ardila y Bodión, de origen árabe, que junto al hallazgo de un conjunto de monedas de esta civilización, parecen confirmar la hipótesis de población en la zona en esta época.
Hacia 1236, tras ser reconquistada, pasa a pertenecer a la Orden del Temple, formando parte del Bailiato de Jerez de los Caballeros. En el año 1312, y a consecuencia de la disolución de esta Orden por el Concilio de Vienne, Fernando IV dio la villa a D. Gonzalo Gómez de Candelas, este caballero legó en 1327 el señorío a su hijo Gómez González de Caldelas, quien acabó cediéndolo en 1370 a la Orden de Santiago a cambio de recibir el hábito de dicha orden y una renta vitalicia.
Tras esta cesión, Valencia del Ventoso, quedó incorporada a la Orden de Santiago, pasando a ser una villa de sus encomiendas más rentables.

Ciudad fundada como pueblo-calle al calor del Camino. Su principal monumento es la iglesia de Sta. María con impresionante fachada y triple ábside románico y bella torre octogonal gótica. Su interior es igualmente magnífico y su retablo mayor, plateresco, está presidido por una talla plateada gótica de la Virgen de Rocanor. Hay otras iglesias interesantes como la de Santiago, románico-gótica, la del Salvador, gótica, y camino de Sos, la románica de San Adrián de Valdoluengo.
La Sangüesa Vieja se encontraba en el margen izquierdo del Río Aragón, sobre un altozano (identificado con el actual Rocaforte) que le permitía ser una plaza fuerte, primero frente al Islam, después desde mediados del siglo XI, ante el naciente reino de Aragón.
Alfonso I concedió en 1122 el mismo fuero de la Sangüesa Vieja a un burgo nuevo que se estaba formando en la orilla opuesta junto a la ribera del mismo río. El florecimiento económico de la Sangüesa Nueva terminó por oscurecer el pasado; durante todo el Medievo será una ciudad próspera, cruce de caminos, centro comercial y , en muchos momentos, verdadera sede regia.
Palacio Vallesantoro-Casa de Cultura de Sangüesa/Zangoza
Alfonso el Batallador 20
31400 Sangüesa/Zangoza
948 870 251 948 430 606
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La iglesia de San Juan Evangelista es de una sola nave y con cubierta a dos aguas. Su cabecera semicircular evoca su vinculación al Románico así como las aspilleras que se abren en el muro sur, aunque se haya construido con posterioridad como manifiestan los arcos apuntados. Su airosa espadaña emerge sobre el muro oeste, tipológicamente se resuelve de manera similar a la de San Marcos, con dos vanos para campanas y remate con una cruz. La construcción religiosa es sencilla, de mampuesto, y fue restaurada por los vecinos a instancias del párroco, en la misma época que la de San Marcos.
Muy próxima se encuentra la casa de la familia Torre actualmente muy alterada, al añadírsele un cuerpo bajo cubierta a la fábrica de sillería y rodearla de nuevas construcciones. Se pudo realizar en los años 30 del siglo XVII ya que se ha acreditado documentalmente que vivían en la localidad dos individuos llamados ambos, Diego de la Torre, pudiéndose realizar el encargo por uno de ellos. Destaca su aspecto de cubo, con tres pisos separados por línea de imposta y fachada noble, en la que sobresale una puertaventana.

El imponente risco, que sirve de defensa natural al pueblo desde tiempos inmemoriales, ha hecho posible que Sax fuera habitado ya desde la Edad del Bronce, como atestiguan los restos arqueológicos de un núcleo de habitación prehistórica, perteneciente al Bronce Medio, sobre la peña del castillo, (segundo milenio a.C.). Durante la dominación musulmana se construyó una castillo-fortaleza en época almohade (siglo XII), ampliada durante los siglos XIV y XV.
Los primeros restos de habitación fueron encontrados en la falda meridional de la montaña, medio excavadas en la roca, situadas en una pendiente que supera los 30º- lo cual les reporta un doble beneficio: la estupenda protección que la roca brinda contra los vientos del norte; el segundo beneficio es la mayor cantidad de horas de luz al día.
Igualmente se han encontrado restos arqueológicos de la presencia en estas tierras de los iberos, romanos y árabes:
Algunos historiadores defienden la idea de que Sax es una
reminiscencia geográfica y lingüística de la ciudad ibera de Segisa, que Ptolomeo situaba en la Bastitiania;
también podría ser el precedente de la Santa de la diócesis de Denia. A pesar de encontrarse numerosos restos de la romanización, estas hipótesis no pueden ser confirmadas documentalmente en la actualidad. Una nueva hipótesis sostiene que Sax procede del vocablo latino «saxum», que significa peña; otros defienden la procedencia del árabe «sajra», que significa fortificación elevada, etc.
La colonización romana del valle queda documentada a través de varias «villae» a partir de las que los colonos comenzaron la explotación los glacis cuaternarios, en los que han quedado huellas de una posible centuriación.
A pesar del hallazgo de restos romanos en la falda del cerro y de las evidencias toponímicas, la falta de restos materiales hace imposible confirmar la existencia de un poblado romano en el mismo emplazamineto del pueblo actual. Algunos historiadores creen que los colonos romanos no crearon ningún núcleo urbano, sino que se limitaron a vivir dispersos en el campo, en las «villae», desde las que dirigían la explotación agrícola durante la época Bajo Imperial y hasta casi el final del siglo V d.C.
La crisis del Imperio Romano da paso a la dominación visigoda, que durará tres siglos. (V- VIII d C.). A pesar de la importancia política y cultural del reino visigodo en la Península, en Sax los restos encontrados son escasos.
Los primeros documentos que prueban la existencia de un poblamiento en el cerro son de época árabe. Los restos encontrados durante la reconstrucción del castillo, tal vez permitan suponer su existencia ya en época califal (siglo X); sin embargo, las principales estructuras de la fortaleza son de la época almohade (siglos XII-XIII).
Incluso se ha barajado la posibilidad de que la ermita fuera una mezquita musulmana.
En el terreno económico, la dominación musulmana revitalizó el sector agrario, que sería un motivo de orgullo para la ciudad durante la Edad Media.
Sax vivió sojuzgada por el poder musulmán desde el siglo VIII hasta la primera mitad del siglo XIII.
En virtud del Tratado de Almizra, en 1244, pasaría al reino de Castilla , como fortaleza fronterizo. La villa de Sax fue cedida al infante D. Manuel, hermano de Alfonso X el Sabio, como parte del del Señorío de Villena. Esta situación rmanecerá hasta el reinado de los Reyes Católicos, quienes la concedieron el título de » Villa de Realengo».
La primera mitad del siglo XVI regaló a Sax una economía en pleno apogeo.
Por el contrario, la segunda mitad de este siglo le hizo sufrir una grave epidemia de peste que provocó el desastre.económico y demográfico. Al fenómeno de la peste hubo que sumar años de mals cosechas, crisis climáticas y variados problemas que diezmaron la población de la villa.
Hay que esperar a la llegada del siglo XVIII para que Sax experimente el renacimiento de su depauperada economía. El acierto de apoyar al pretendiente Borbón, el futuro Felipe V, hará que la villa obtenga del monarca los títulos de «Muy Noble y Muy Leal», aunque caro le salió el título, ya que el daño demográfico y económico durante la contienda fue de tal magnitud que Felipe V la eximió de pagar de impuestos durante un periodo de cuatro años.
A pesar de todo, los avances en la agricultura en este siglo le hicieron experimentar un avance demográfico
El año 1848 supone el despegue de Sax tanto a nivel demográfico como económico. El vino era su principal fuente de riqueza. La segunda mitad del siglo XIX fue el momento en que construyó la mayor parte de la ciudad. A ello ayudó, no poco, la epidemia de filoxera sufrida por las cepas galas.
La sequía y la recuperación de la industria vinícola francesa obligaron a los habitantes de Sax a optar por la emigración. Hubo quien se decidió por trasladarse a la vecina tierra manchega, pero otros prefirieron marchar a Francia o incluso arribar a las costas argentinas. El difícil primer tercio del siglo XX, tanto a nivel internacional como a nivel nacional, la Guerra Civil, afectaron profundamente a la villa. Tras la difícil postguerra y los primeros años de la dictadura franquista, llegará la década de los sesenta, el «boom» que permite salir a flote a Sax; esta tendencia sigue en la siguiente década, pero los años 80 traerán consigo una nueva crisis económica.esta ocasión la crisi atraerá hacia Sax emigrantes que revitalicen el sector industrial de la zona.

La recuperación del concejo es lenta, pero no exenta de dinamismo. En la segunda mitad del siglo XIX, se asiste a un extraordinario desarrollo de la industria, de la pesquería y un gran impulso urbanístico. El final de siglo y los albores del actual conocen un nuevo impulso, actuando de motor los capitales de nuestros emigrantes a América, que ayudan a los de aquende los mares a adquirir en propiedad las tierras aforadas, les dotan de escuelas y caminos, construyen elegantes edificios,

Actualmente sólo contamos con la presencia de una etapa de la prehistoria, el Calcolítico, al que pertenece el magnífico yacimiento situado en el Cerro del Castillo, que ha aportado numerosos fragmentos de cerámica y abundantes hachas pulimentadas. Este yacimiento domina una amplia panorámica del alto Valle del Guadiato, vía natural de comunicación y cuenta con buenas tierras de labora al pie del cerro, que se cultivarían durante el Calcolítico. Además, son abundantes las zonas de monte, donde pastaría el ganado doméstico de los habitantes del Cerro del Castillo. De otro lado, la zona es excelente para practicar la caza, que seguía siendo uno de los recursos más importantes en los que se basaba la alimentación.
El fenómeno megalítico se nos manifiesta ampliamente en diferentes puntos del término de Espiel. Hay noticias acerca de la existencia de un dolmen al suroeste de la Huerta del Caño, al pie del Cerro del Castillo. Estas sepulturas megalíticas son especialmente abundantes en la zona de la Aguja, próxima ya al límite con Hornachuelos. También hay dólmenes cerca del Peñón del Lazarillo.
No son raros los restos romanos, y así, se encontró un ara en las inmediaciones del grupo minero de La Concepción. En Nava de Vaca apareció un tesorillo con denarios romanos republicanos e imperiales hasta Trajano y Nerva. En la zona de la ermita Ntra. Sra. de Estrella, se encuentran restos que autores locales atribuyen a una mansión romana, como en el Castillo de El Vacar.

Pedania de Hurones

La historia se originó en el siglo XIII, cuando debido a las alianzas castellanas y noruegas dentro del Sacro Imperio Romano Germánico se llevó a cabo el compromiso matrimonial en 1257 de la princesa con el infante Felipe de Castilla, hermano del rey Alfonso X, el Sabio, porque dicho matrimonio era conveniente tanto para Alfonso X como para el padre de la princesa, el rey Haakon IV. Sin embargo, la princesa enfermó enseguida de melancolía y murió sin dejar descendencia.
Su marido, que antes de su matrimonio había sido abad de la Colegiata de San Cosme y San Damián de Covarrubias y más tarde obispo de Sevilla, hizo enterrar a su esposa en el claustro de la colegiata de Covarrubias.
A finales del siglo pasado se creó la Fundación Princesa Kristina y pronto empezaron las ideas de construir la ermita de San Olav. El Patronato de la Fundación Princesa Kristina de Noruega decidió que el proyecto que mejor respondía a los fines de la capilla, era el realizado por el arquitecto leonés Pablo López Aguado y por Jorge González Gallego. El resultado es un edificio multifuncional y modernísta de madera y metal, abierto a un teatro natural exterior

En la época de más esplendor del camino, esta localidad dispuso de dos hospitales de peregrinos: el de la Soledad y el de San Juan de Jabreros. La parroquia a orillas del río Naraya esta dedicada a San Ildefonso

Toda la zona ha estado habitada desde tiempos prehistóricos, por lo que se sabe de los restos encontrados en la excavaciones arqueológicas y pertenecientes al periodo Megalítico, como el dolmen Arca da Piosa. También se han hallado restos de los pueblos perromanos y romanos.
El topónimo de la población tiene su origen en la época sueva. Durante la época medieval perteneció a la jurisdicción del condado de Altamira.

Los interesantísimos frutos de la investigación arqueológica sobre el pasado gijonés, desarrollada sistemáticamente a partir de 1982 bajo los auspicios de su Ayuntamiento y la experta dirección de José Luis Maya y Francisco Cuesta, permitieron concluir, tras rigurosos estudios, que el primer asentamiento conocido de Gijón estuvo en la Campa de Torres

Cultura

Fue fundado en 1269 por el rey Teobaldo II de Navarra, al que se conmemora en un busto recientemente dedicado. La monumental iglesia parroquial está dedicada a San Bartolomé y es de época moderna.

La marisma de la Saca, situada al comienzo de la carretera que une Cicero con Santoña, posee un singular paisaje caracterizado por la abundancia de árboles secos con los troncos saliendo del agua. Las ramas son el lugar elegido por varias decenas de Garcetas Comunes para descansar, de forma que este enclave se ha convertido en su principal dormitorio dentro de la Reserva.
En esta localidad destaca la iglesia de San Pelayo, del siglo XVII, planta de cruz latina, bóveda de crucería y torre a los pies, repitiendo el esquema creado para iglesias pequeñas por el arquitecto Juan de Rasines.<b< El retablo, de gran calidad, es obra de Rodrigo de Los Corrales y en él destacan dos excelentes esculturas del maestro Juan de Palacio Arredondo.
En Cicero podemos encontrar interesantes casonas de los siglos XVII y XVIII. Frente a la iglesia parroquial de San Pelayo se encuentra una casa del siglo XVIII de planta rectangular, muros de sillarejo y sillar en esquinas y ventanas, con un gran arco rebajado de ingreso, dos alturas separadas por platabanda. En la planta superior se encuentra el escudo con las armas de Oloño, armas que se repiten en otras casas del municipio.

Los orígenes de Medina de las Torres se remontan a la Edad de Hierro en Extremadura conservando desde entonces importantes restos arqueológicos. Aquí estuvo la capital antigua de la comarca según lo atestiguan los restos hallados en la dehesa del Castillejo ( Contributa Iulia Ugultiniacum ). Tras la ocupación musulmana, época de la que data su fortaleza, es reconquistada por el maestre de la Orden de Santiago, Pelay Pérez Correa , para pasar algunos siglos después al Conde Duque de Olivares. Desde entonces se mantiene el ducado de Medina de las Torres.
Se tiene constancia sobre todo del Periodo Calcolítico, ya que es en este período cuando se construyen los famosos Dólmenes (hasta 3000 años a.C.), y en nuestro término podemos localizar varios dólmenes y otros restos del mismo período como asentamientos (muy dañados al construirse con materiales débiles) donde se utilizaban utensilios de piedra muy usados en dicha época. Los dólmenes se construían de piedra y eran usados como lugar de enterramientos.
Durante la época árabe, Medina de las Torres, se convirtió en un foco importante. Los árabes levantaron una fortaleza al sur de la población, sobre un altozano, junto a la actual carretera en el paraje denominado “Los Torreones”. Ésta sería reconstruida después por los cristianos. De la fortaleza que se componía de un recinto cuadrangular, con dos torres cilíndricas, se conservan algunos lienzos y parte de las torres.
Durante el siglo XVI, Medina de las Torres vive una época de prosperidad que se manifiesta entre otras cosas en la construcción de la Iglesia Parroquial y algunos edificios civiles y señoriales, que junto a sus escudos heráldicos testimonian la presencia en la localidad de una sociedad estamental.

Al igual que Escó y Tiermas, Sigües son pueblos abandonados,tras la costrucción del Pantano de Yesa.

Destacan en esta localidad la llamada Casa de la Sierra, del siglo XVII, con dos notables escudos nobiliarios. La iglesia de San Julián, de principios del siglo XVI. A pesar de las numerosas reformas que ha sufrido, conserva visible el trazado gótico original. Destaca en el ábside una escultura del siglo XVII realizadas por el escultor Juan de Garay. Por desgracia se ha perdido la escultura de Santiago que relaciona esta localidad con el Camino Jacobeo.

Las primeras noticias de poblamiento en Alpera corresponden al periodo Paleolítico, aunque las manifestaciones humanas a nivel artístico (pinturas rupestres) no se conocen hasta el Paleolítico Superior; tienen una datación superior a los 12.000 años, y fueron encontradas en la llama Cueva del Niño. Dicha cueva pertenece al término municipal de Ayna y puede considerarse la cuna del arte rupestre albaceteño. Igualmente son muy importantes las pinturas rupestres descubiertas en su propio término municipal, en la llamada Cueva Vieja, descubiertas en 1910. Fueron declaradas Monumento Histórico- Artístico en el año 1924 y declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año 1998.

Fue una zona fuertemente codiciada tanto por los árabes como por los cristianos de la antigua Marca de Berga, zona fronteriza y escenario de enfrentamientos entre las tropas de Almanzor y los Condados catalanes. Desde tiempos remotos ha sido una importante encrucijada de diferentes civilizaciones. La comarca de la Segarra pasa a ser, en el siglo XI, un baluarte para la reconquista de las tierras ocupadas por el mundo musulmán. Este proceso hizo que se fueran conformando una serie de poblaciones en las cimas de colinas, utilizadas como torres de vigilancia y defensa, con sus castillos, torres y pueblos fortificados que han llegado hasta hoy. Es el caso de Vergós.

El pasado de Villanueva del Duque se remonta a épocas ancestrales, pues ya en época de los metales se aprovecharon sus recursos mineros y metalúrgicos, y con posterioridad en las grandes civilizaciones romana e islámica: las minas del soldado son un ejemplo antológico de ese pasado glorioso, con una explotación intensiva y unos recursos abultados que fueron aprovechados, esencialmente por foráneos. Más allá de ese pasado lejano, la actual villa nació en la Baja Edad Media de un núcleo precario de repoblación tardía denominado el Retamal,que se va acredentando a lo largo del s. XV y XVI con la población del Allozo, otro asentamiento cercano de anteriores cronologías. Villanueva del Duque tiene un extraordinario pasado, pero también un impresionante legado cultural e histórico, que se proyecta en su importante patrimonio monumental y artístico, como el de la Ermita y Virgen de Guía (del s. XIII), la parroquia de San Mateo, San Gregorio, y todas las bases arqueológicas de la reciente minería del s. XIX y XX (minas del Soldado y Las Morras).

Considerando el contexto geográfico como condicionante del origen de la localidad motivado por distintas circunstancias y prioridades según las distintas etapas históricas, de modo que los pueblos que hoy conocemos son en gran parte fundaciones medievales, que surgen fundamentalmente por tres motivos: militares, servicios (como son los entornos de los monasterios o los que surgen en el Camino de Santiago) y agropecuarios: como parece ser Hurones.
Nos encontramos en una zona donde se están detectando los restos más antiguos del hombre europeo (Sierra de Atapuerca), con una antigüedad en torno a los 700.000 años.
La zona fue conquistada por los romanos en torno al siglo I a C En el pago conocido como La Lentejera existe un yacimiento romano, que ha aportado varias monedas fechables entre los siglo II y III y donde se localizan restos de teja y cerámicas de aquella época.
Debe ser este un establecimiento asociado a la importante calzada romana que unía la ciudad de Astorga con Burdeos en el sur de Francia, y que también pasa cerca de Las Mijaradas, cuyo nombre, según algún autor, tendría relación con la vía, concretamente con los miliarios o piedras que marcaban la distancia. La calzada, una de las más importantes que existieron en la Hispania romana, se conoce con el nombre Via de Hispania in Aquitaniam. Ab Asturica Burdigalam, o lo que es lo mismo, como Vía Aquitania.
La zona de Hurones se encontraría entre dos de las ciudades importantes que atravesaba la vía: Deobrígula (seguramente Tardajos) y Tritium. Esta última ciudad, Tricio, conocida en la antigüedad como Tricio de los Autrigones, debía estar en el límite del territorio de esta tribu indígena, en contacto con otra de las tribus que estaban aquí antes de la llegada de los romanos, los turmogos, a quienes ya pertenecía la zona del Arlanzón en torno a Burgos, y probablemente el territorio de Hurones.

Santoña surgió en torno a Santa María de Puerto, poderoso monasterio que llegó a controlar buena parte de las instituciones religiosas de la zona, del cual ha sobrevivido su hermosa iglesia, un tesoro que liga elementos románicos, tardogóticos y clasicistas. En el año 1579 firmó carta de hermandad con la Merindad de Trasmiera, comarca a la cual sigue estrechamente vinculada.

A mediados del siglo XIX, al calor de la conversión de la villa en plaza fuerte de segundo orden, surgió la población compacta y ortogonal que puede verse en la actualidad. A finales de aquella centuria empezó a cobrar importancia la pesca y se fundaron las primeras empresas conserveras. En la actualidad, Santoña es uno de los principales puertos pesqueros de la cornisa cantábrica y su industria de transformación de productos de la mar es una de las más importantes y prestigiosas de España.

Desde el punto de vista patrimonial, atesora notables ejemplos de arquitectura civil, como la casa de Maeda, conocida popularmente como casa del Marqués de Chiloeches; la casa del capitán Antonio Ortiz del Hoyo; el palacio y el instituto mandados edificar por el Marqués de Manzanedo, así como uno de los conjuntos de infraestructuras militares más singulares de la costa cantábrica, con estructuras levantadas entre los siglos XVIII y XIX, de las cuales destacan los fuertes de San Martín y San Carlos.

Bajo la jurisdicción de Astorga, Cacabelos vuelve a renacer de sus cenizas y se convierte en punto del recorrido del Camino de Santiago. Se levantaron varias iglesias y hospitales para la acogida de peregrinos y la llegada de judíos hizo inevitable la instalación de una aljama en la Cacabelos del siglo XI-XII.
Se llegó a construir un monasterio, hoy ya desaparecido, el de San Guillermo.
En el siglo XV Cacabelos pasa a ser parte del marquesado de Villafranca del Bierzo, que hereda los títulos del condado de Lemos.
Pero a Cacabelos no le dejan de perseguir las tribulaciones de la historia del siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia. Cacabelos fue escenario de la batalla entre los generales inglés y francés pereciendo éste último. La batalla se libró el 3 de enero de 1809.
Cacabelos engloba hoy a los pueblos de Arborbuena, Cacabelos, Pieros, Quilós, y los de Villabuena y San Clemente se incorporaron voluntariamente al municipio posteriormente.

Muxía, obtuvo el preciado estatuto de villa alrededor del año 1345. Este pueblo marinero, cuyas casas están construidas encima de la montaña de arena, formada entre la península que culmina en el Monte Corpiño y el Monte Enfesto en la zona sur, conserva en su parte más antigua varias preciosas casas de cantería, con sus galerías y patines, dentro del más perfecto estilo marinero.
Las primeras casas estaban en la ribera, al abrigo del Monte Corpiño, donde estaba la antigua playa.
La plaza del Cabo da Vila conformaba el extremo sur del núcleo urbano. La zona de la Camposa era la zona más llana, donde se estaban las pocas tierras de cultivo de sus habitantes.
Es realmente dificultoso indagar el origen y fecha de fundación de la villa de Muxía por la falta de documentación. Su origen estaría vinculado, sin lugar a dudas, a la existencia del Monasterio de San Xiao de Moraime, de gran influencia durante toda la Edad Media sobre las tierras que protegía; el Santuario de la Virxe da Barca y la presencia del Conde de Altamira, cuyo lugarteniente, el Capitán Fernán Álvarez de Carantoña, poseía un pazo en la villa, en el lugar de Pena do Pazo.
A principios del S.XIX sobresalía por su importancia pesquera, sobre todo las capturas de sardina y congrio;
a mediados de siglo, yatenía funciónes comerciales y de servicios con respecto al resto del municipio. También empezó a destacar en el arte del encaje por la extraordinaria habilidad de sus encajeras.
Hoy día Muxía es una villa marinera que actúa de centro comercial y de servicios de todo su término municipal, lo que le aporta vitalidad al convertirla en un foco de atracción para los habitantes de los contornos.

En 1962 obtuvo el título de «Pueblo más bonito de Asturias» y en 1992 recibió, conjuntamente con Soto de Luiña, el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar.
El nombre de esta localidad asturiana ya aparece en algunos documentos de la Edad Media. Su templo parroquial se edificó sobre el solar de la ermita que ya había en allí.
También Jovellanos hace referencia en sus escritos a las discriminaciones sufridas por los habitantes de la vaqueira de Resiellas por parte del resto de sus conciudadanos. Este hecho narrado por Jovellanos fue rebatido por el historiador Angel Ardura Parrondo en su «Historia del Valle de Las Luiñas de Cudillero en el Camino de Santiago, 1992».
En la actualidad, se está rehabilitando el templo gracias a la subvención concedida por el Plan Leader II Valle del Ese-Entrecabos y la Asociación de Vecinos.

Cultura

Fue, hasta la fundación del hospital de Roncesvalles, final de etapa obligada. Aún en pleno siglo XII, la guía del Peregrino Medieval, se olvida del hospital recién fundado, y cita a «Biscarretum» como fin de la primera etapa en territorio español. La iglesia parroquial, consagrada a San Pedro, es un edificio románico de transición del siglo XIII, recientemente modificado.

Los yacimientos al aire libre de Loredo son muestra de la existencia de vida en la época prehistórica.
El primer documento en que se hace referencia a esta zona del litoral cántabro es del siglo XI. Posteriormente, en el siglo XIII, se vuelve hacer referencia en distintos manuscritos a estas tierras, que pertenecían al señorío de Agüero.
el siglo XX comienza a constituirse como uno de los principales exponentes turísticos de la costa Cantábrica, unas excelente playas y una mejora progresiva de las comunicaciones y del sector servicios.

Se dice que fue fundado por los hebreos venidos a la Península cuando el rey Nabucodonosor invadió Palestina, y que en recuerdo de una vieja ciudad de Canaán pusieron a nuestro lugar el nombre de «Nove». Sin embargo, alguna relación del siglo XVIII, afirma que fue creado por los griegos en el 1250 antes de Cristo.
Sin duda es un pueblo muy antiguo; quedan topónimos latinos, arábigos y castellanos antiguos. Así el propio topónimo Novés podría ser de raíz latina: «novum».
La primera cita historiográfica sobre Novés, aparece en un testamento mozárabe en 1266, donde alude a la alquería de Novés, dependiente de Fontalba de la Sagra.
Su situación estratégica lo convierte en un pueblo muy pasajero. Por aquí pasaban dos caminos reales: el que iba de Toledo a Valladolid, y el de Plasencia a Madrid. No nos extrañe pues, que aquí nacieran y murieran importantes personajes de nuestra historia. Nacieron también aquí, en el siglo XIX, los jefes de los comuneros de Castilla, Padilla y Bravo. Aquí vivió en tiempo de nuestro ilustre dramaturgo Lope de Vega, en la casa llamada de las Cadenas, que anteriormente había sido una sinagoga. Aquí murió también, volviendo de Roma como embajador del rey Felipe IV, el obispo de Plasencia. Pero estos sólo son algunos nombres de los tantos personajes ilustres que han pasado por nuestro pueblo.

Sancho I Garcés de Pamplona donó la villa en 918 al Monasterio de Leyre ,a pesar de lo cual permaneció en poder de miembros del linaje Almoravid hasta 1104, en que fué reintegrada junto con su Iglesia a dicha abadía. En 1647 constituía una de las cuatro zonas , además de Urraul Alto, Urraul Bajo y Romanzado, en que se dividía el corriedo de Liébana, que en 1845 se separó en los ayuntamientos de Liédena y Yesa.
Encontradas dos hachas pulimentadas de la Edad de Bronce. A época romana pertenece la Villa de Foz; situada a 2 Km del núcleo urbano sobre el Río Irati, contiene materiales pertenecientes a los siglos II y III; de las excavaciones realizadas han sido hallados restos de cerámica, utensilios, una inscipción funeraria y un fragmento de arma.

Hospital de la Veracruz, Iglesia de San Martín y las ermitas de Santa Ana y de San Roque aparecen citados por Madoz. De ese patrimonio se conserva la iglesia parroquial de San Martín de Tours y la ermita de San Roque. Del hospital apenas queda un muro con cortafuego, un arco de medio punto por ingreso y alguna aspillera que delata su origen antiguo, que cumplía con la misión de acoger a los transeúntes, y sin duda vinculado a la ruta Jacobea. La ermita de San Roque también se relaciona con el camino de peregrinación, ya que es habitual esta advocación vinculada al nombre de Santiago.

La Historia ha visto pasar íberos, romanos, visigodos y musulmanes por el área de Villena, pero bucear en los orígenes de la ciudad es más complejo. Se considera que la primera noticia que se tiene de Villena es la del tratado de los musulmanes con Teodomiro en el año 713. Según las fuentes escritas que se han conservado, el aspecto general de la ciudad antes de la Conquista cristiana debió ser imponente: jardines en los que el agua de la antigua laguna y de numerosos manantiales jugaría un papel predominante. Además, se sabe de la existencia de una madraza de la que fue profesor de retórica el jiennense Mohamad ben Ahmad ben Hassan alrededor del año 1200. En el área urbana los viajeros verían sus construcciones más sobresalientes, como los castillos de la Atalaya y Salvatierra y, probablemente, la mezquita situada donde hoy día se halla la Iglesia de Santa María.
La situación geográfico-histórica de Villena ha sido siempre la de zona fronteriza, hecho que ha marcado profundamente las diversas influencias culturales recibidas. El Reino Musulmán de Murcia tuvo a esa ciudad de jardines como límite norte, dándole también los cristianos la condición de fronteriza.
La conquista cristiana de Villena, que tuvo lugar en 1240, fue realizada por el comendador de Alcañiz en nombre de Jaime I y de la Corona de Aragón, incumpliendo de esta manera pactos anteriores que dejaban a la órbita castellana esta plaza. El Tratado de Almizra en 1243 la devolvía a Castilla, creándose entonces el Señorío de Villena. Más tarde, en 1261, Castilla necesitaba de nuevo la ayuda de catalanes y aragoneses para sofocar la sublevación morisca.
La imagen urbana de Villena a finales del siglo XVIII es la de una ciudad abierta que ya no tenía murallas. En 1836, tras haber pertenecido previamente a la provincia de Albacete, se incorpora definitivamente a la de Alicante La ciudad se introduce en el camino del desarrollo con el paso, en 1858, del ferrocarril que unía Alicante y Madrid y más tarde con el trazado que la conectaba con Cieza y Alcoy, creciendo con el signo de los tiempos.
El desarrollo actual de la ciudad ha propiciado que Villena sea una ciudad dinámica dotada de una infraestructura cultural y de servicios propia de una ciudad moderna.

Cervera se desarrolló como población alrededor de su castillo situado en Montseré. Se ha encontrado documentación sobre este núcleo ya desde el siglo XI (1026), aunque se sabe que su territorio tuvo ocupación humana desde el siglo VI a.c.
Su originaria estructura urbanística estaba perfectamente desarrollada ya a finales del siglo XII. Por lo que parece, sería una población fuertemente cerrada al exterior a través de los macizos muros de las viviendas, a modo de muralla defensiva.
Los edificios se fueron adaptando a la morfología del terreno, lo cual determinó la estrechez de el carrer major.
La economía se basaba en la agricultura. Hoy día son más importantes los sectores industrial y de servicios.

Monterrubio, según la tradición, tiene su origen en la antigua Alcantarilla, trasladada de emplazamiento en el siglo XII tras la destrucción de su castillo por el rey Alfonso IX. El núcleo se halla enclavado en el extremo oriental de la Baja Extremadura sobre las estribaciones de Sierra Morena, muy próximo a los dominios cordobeses de los Pedroches. La villa perteneció a la orden de Alcántara, como lugar dependiente del Priorato de Magacela, con calidad de aldea de Benquerencia.
Por su estructura morfológica se trata de un asentamiento típicamente campesino donde la arquitectura popular representativa de la zona es el ladrillo de barro.

Lugar que formaba parte del Alfoz y Jurisdicción de Burgos en el partido de Burgos, uno de de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos durante el periodo comprendido entre 1785 y 1833, tal como se recoge en el Censo de Floridablanca de 1787. Tenía jurisdicción de realengo con alcalde pedáneo.
Tanto Villayerno como Morquillas, las dos villas que unieron sus jurisdicciones hace varios siglos, nacieron como entidades de población en el siglo X, cuando, tras la fundación de Burgos en el año 884, estas tierras se ofrecieron abiertas y seguras a los repobladores y reconquistadores que ensanchaban la primitiva Castilla.
La cercanía de Burgos debía de marcar la vida de Villayerno, y una de las maneras de ejercer esta relación era la de invertir en terrenos de las villas cercanas a la capital para asegurarse unas rentas más o menos sonadas. La agricultura y la ganadería eran en los tiempos pasados la preferencia inversora de quienes podían generar ahorros; también la molinería y las viviendas urbanas, y Villayerno no se libró de esta influencia.
En el año 1843 el ayuntamiento de Villayerno incluía el caserío de Morquillas.
En la actualidad, la población de Villayerno Morquillas ha crecido sensiblemente por las casas de nueva construcción que están dando vitalidad a este pueblo cercano a Burgos.

Lo que más nos interesa, sin duda por no haberlo vivido, por ser historia y por desconocido es el pasado de nuestro pueblo: sus orígenes, cómo se desarrolló y las vicisitudes y cambios ocurridos a lo largo de los siglos. En los archivos municipales no se conserva casi nada y los parroquiales o han desaparecido o están en el archivo diocesano, no siempre al alcance de cualquier curioso. Por tanto, en muchas cosas tendremos que conformarnos con meras suposiciones y deducciones más o menos lógicas.

Y puestos a ello, es lógico suponer que alguna tribu primitiva acampara por estos lugares aunque sólo fuera de paso y mientras abundara la caza y la pesca. Y digo “es lógico suponer” porque, que yo sepa, no ha aparecido ningún vestigio prehistórico que pueda confirmarnos este hecho, pero tampoco es descabellado suponerlo puesto que en otros lugares del Valle como Navianos o Burganes de Valverde han aparecido piedras y hachas del neolítico y la distancia no es muy superior a 10 km., claro que están más cerca del Tera, río que por su caudal parece más apropiado para la pesca, aunque todos los que somos de pueblo sabemos lo que se podía pescar antiguamente en los cauces de regatos, charcas y arroyuelos antes de ser dragados…

Tampoco hay restos de poblados celtas ni tan siquiera romanos, ¿es que no los hubo?; desde luego la topografía no se presta mucho para establecer castros, pues éstos ocupaban lugares elevados de fácil defensa. No conozco en Bercianos y zonas cercanas topónimos que nos pudieran dar alguna pista. Podríamos pensar que el nombre del arroyo “Castrón” se deriva de castro, sin embargo deriva de “Castrados” que fue su primitivo nombre.

Es esta pequeña aldea, muy cercana a Cacabelos. Se cuenta que fue donde se ubicó la capital del Bierzo durante el imperio romano. Una inscripción en el muro de la iglesia de San Martín recuerda la fundación de un antiguo templo a finales del siglo XI.

La Villa de Navacerrada no ha cumplido todavía cuatrocientos años, aunque su aparición se remonta algo más en la historia. Fue Alfonso VII en 1152, el que estableció en las cumbres de la sierra, la linde divisoria entre Madrid y Segovia, iniciándose aquí una polémica entre madrileños y segovianos por la posesión del territorio.
Posteriormente, Fernando III y Alfonso X intentan frenar la expansión pobladora segoviana y definir con más precisión los límites territoriales. De esta manera, Fernando III, crea en la zona una mancomunidad de pastos, mientras que Alfonso X decide que los límites sean custodiados por un Guardia Mayor, con autoridad delegada de la Corona. Así empieza el calificativo de Real, y como propiedad real irá pasando de mano en mano al modo feudal.
Fernando IV la devolvería a Segovia, a quien perteneció hasta 1436, en que fue donada al Marqués de Santillana. Por aquellas fechas, Navacerrada estaba incluida en el Real y Condado de Manzanares, compuesto por una Villa, Manzanares, y diecinueve lugares más.

Tablizo como parte integrante del Concejo de Valdés, participó a lo largo de los siglos de sus mismos avatares históricos. Desde la primera presencia humana acreditada a través de los restos hallados en los yacimientos del Pleistoceno Medio, hasta la cultura castreña y la posterior dominación romana, siguiendo con la difícil época medieval, el Concejo fue conformando una personalidad propia, rasgos de los que participa la población de este pequeño lugar llamado Tablizo.

Cultura

En 1672 se funda la Cofradía de la Vera Cruz cuya función principal es estar unidos todos sus miembros por la Iglesia, con obligación de asistir a los actos religiosos y de caridad. En 1785 fueron reformados sus estatutos que son los que están vigentes. Constan de treinta y cinco capítulos. Sin número fijo de cofrades tiene los cargos visibles de mayordomo, juez y procurador, elegidos solemnemente en asamblea general o cabildo. Nota singular de esta institución religiosa son las multas, por no haber confesado o comulgado en el cumplimento pascual, faltas de respeto, riñas, etc. Cumpliéndose con libras de cera y nunca con dinero. En 1972 se celebró el trescientos aniversario de la fundación de esta cofradía, asistiendo a los actos conmemorativos el obispo de la Diócesis de Astorga.

En 1891, Santa Croya y Santa Marta de Tera se enfrentaron porque el primero quería la independencia, alcanzando la victoria en el camino.

También se dice que existió un pueblo entre Santibáñez de Tera y Santa Cruz, en los llamados hoy “Arrotos” y que se denominó Santa Marina. Se cuenta sobre la gente de este pueblo que eran avaros no guardando los días de precepto. Hubo por su maldad un castigo divino. Envió la Providencia una paloma anunciando el derrumbamiento del pueblo. Posándose la paloma en el campanario dijo: “Santa Marina, dentro de un rato serás hundida” produciéndose un cataclismo que lo arruino por completo. También cuenta la tradición que vino a desaparecer Santa Marina por los pecados de carne cometidos en el convento que allí existía.

Durante doscientos años aproximadamente, Santibáñez y Santa Croya se disputaron el terreno donde estuvo enclavada Santa Marina y para concluir con el pleito, se tomó el acuerdo de fijar la línea divisoria de los términos en el punto donde estuvo emplazada la Torre de Santa Marina. Hoy en día los vecinos del pueblo que excavan en el lugar donde estaba ubicad Santa Marina, hallan restos de dicho enclave.

En mayo tiene lugar la festividad de San Cayetano, cantándose a esta imagen una loa de cuarenta y tres estrofas, siendo las más antiguas del siglo XVI, pues aluden al culto Eucarístico, al Calvinismo y herejía protestante.

Entre los vecinos se cuenta que no solo se disputaron el terreno Santibáñez y Santa Croya sino que también se enfrentaron por la posesión de la imagen de Santa Marina (que fue lo único que sobrevivió del pueblo). Santa Croya se quedó con dicha imagen.

Pequeña iglesia parroquial, cuyo titular es San Saturnino. La devoción a este santo francés obispo de Tolosa, entró con los peregrinos jacobeos de la misma nacionalidad. La iglesia es del siglo XIII, de estilo románico tardío.

La Iglesia de Santiago, en pleno Camino y antes de entrar en la Villa, recibe a los caminantes. En la época medieval, aquellos peregrinos que, impedidos o por enfermedad, no podían seguir, se postraban bajo las arcadas de la llamada «Puerta del Perdón» para recibir las indulgencias. Privilegio que fue concedido por el Papa Calixto III.
Esta localidad, cuya fundación se debe a un asentamiento de Francos allá por el siglo XI en tiempos de Alfonso VI, nace y crece gracias al Camino de Santiago, a orillas de río Burbia y en su confluencia con el río Valcarce. Muy pronto se vio reforzada al instalarse en ella una comunidad de monjes negros «Cluniacenses», introducidos en la Península por el mismo Rey y ubicados en lugares estratégicos del Camino de Santiago, como Villafranca.
La familia Osorio, marqueses de Villafranca del Bierzo, construyeron en el siglo XIV el magnífico castillo-palacio, que aún hoy se puede ver y admirar, a pesar de los daños sufridos en la guerra de la Independencia.
Finalmente, el impresionante edificio de la Colegiata de Santa María, mandada su reconstrucción (se levantó sobre la vieja iglesia de los cluniacenses) en el año 1533, por el entonces Marqués de Villafranca del Bierzo y Virrey de Nápoles, Don Pedro de Toledo. Su belleza y grandiosidad, se debe a las buenas manos del maestro Rodrigo Gil de Hontañón.
Un paseo por la llamada calle del Agua, repleta de palacios y casas blasonadas, dará idea al visitante de la importancia de esta Villa.

La que es considerada como la capital de la costa Esmeralda fue posiblemente un asentamiento prehistórico, que con el paso del tiempo fue creciendo hasta constituir un villorrio medieval en torno a la iglesia de San Martín, del cual poseemos noticias ya en el siglo XI. En este mismo siglo el rey Alfonso VIII le dota de Fueros y con ello se crea una importante cofradía de pescadores, que dotaría de tal prosperidad e importancia a la villa, que justifica que en ella se instale de modo permanente un representante del rey. Hospitalaria, próspera y fiel a sus reyes, acogería en diversas ocasiones a Isabel la Católica y sus hijas, a Carlos V y a Felipe II.
Pero no todo fue prosperidad continuada y felicidad para Laredo, ya que esta villa tuvo que sufrir numerosas desgracias. En 1588 fue asolada por la peste que trajeron los tripulantes de la malhadada
Armada Invencible.
No era la primera vez que la sufría ya que también se vio azotada por el terrible mal en otras dos ocasiones anteriores, lo que la hizo especialmente mortífera fue que no había tenido tiempo suficiente para recuperarse. Aún habría de enfrentarse con una nueva desgracia cuando la flota del arzobispo de Burdeos lleva a cabo en la población un terrible saqueo en el año 1638.

Los orígenes del pueblo antes de la ocupación musulmana de la península ibérica no están muy documentados, si bien la zona en la que está situado el pueblo estaba ocupada por poblaciones celtibéricas, como demuestran los Toros de Guisando situados a escasos kilómetros en El Tiemblo, así como algunas tumbas. En época romana se tiene constancia de algún asentamiento en la zona de poca importancia relacionado con las vías de comunicación hacia Toledo.
El enclave fue ocupado por los musulmanes durante cerca de 3 siglos, estableciendo en él una plaza defensiva para Toledo, con una atalaya-observatorio en la parte superior de la cercana Peña Muñana.
La villa fue reconquistada en el año 1082 por el rey Alfonso VI de Castilla, que la nombró Villa muy noble y muy leal concediendo diversos fueros para su repoblamiento.
Es conocido que Isabel la Católica pasó por Cadalso tras ser proclamada heredera de la corona de Castilla en 1468. También pasó por este pueblo Santa Teresa de Jesús en el año 1569, alojándose en casa de unos parientes suyos, los Dávila, en la calle de San Antón.
En 1833 Cadalso se integró en la provincia de Madrid. Hasta ese momento había pertenecido a la provincia de Toledo.

Declarado Monumento Histórico Artístico, 7/3/1972.
Plinio el Viejo incluye a los iluberitani entre los pueblos integrantes del convento Cesar Augusto siglo I. En 924 el emír Abd al- Rahman III ocupó Lumbier.
En el siglo X fue gobernada por Andregoto Galíndez, esposa del Rey de Pamplona García II Sánchez, y en el siglo XI fue sede de tenencia. En 1142 tuvo lugar en el término un enfrentamiento armado entre el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV el Santo, y el rey de Navarra García V Ramírez el Restaurador. En el siglo XIII aparece documentada como villa dotada de fueros. En 1396 Carlos III el Noble otorgó a los habitantes de Lumbier el privilegio de hidalguía y ordenó la restauración de las murallas. Fue plaza beamontesa en el enfrentamiento entre agramonteses y beamonteses. El 16 VIII de 1512, el termino fue incorporado a la Corona castellana.

En patrimonio eclesiástico destacan las iglesias de San Nicolás y de San Andrés y las ermitas de la Purísima en el barrio de Momeñe y San Juan en La Helguera. Existen los restos del antiguo hospital de peregrinos y de la ermita de Nuestra Señora en Ternedo. Aunque su construcción fue anterior, pudo ser reconstruida en 1691 por Francisco de la Herrería Velasco cuando trabajaba en la torre de Santullán y ante la imposibilidad de llevar ambas obras encarga a Francisco de la Pedrosa Toraya su finalización. El abovedamiento se realizó en 1714.

Los orígenes de lo que hoy es el municipio de Casas Ibáñez se remontan a los asentamientos del paraje Hoya Gualí en la Edad de Bronce. También podemos hallar algunos vestigios en el término de Abengibre que dan fe de los asentamientos de la época ibérica en la zona. Y bajo el dominio romano estas tierras se incluyen dentro de la Hispania Citerior.
En la época árabe la zona de Casas Ibáñez se encontraba escasamente poblada. Siglos más tarde, la reconquista la llevó a cabo Alfonso VIII en el año 1211.
La primera mitad del siglo XVII fue para Casas Ibáñez de emigración y epidemias.
Conforme se avanza en la segunda mitad se produce un aumento demográfico, con el que puede relacionarse la construcción del templo parroquial, donde estaba alojada la primitiva iglesia.
Los primeros intentos de edificación de la torre debieron hacerse allá por el 1633. Respecto a la ermita de la Virgen de la Cabeza, tenemos datos de su construcción por el año 1683 a cargo del arquitecto Juan Ruiz de Ris.
En los primeros años del siglo XIX Jorquera va perdiendo su poder sobre esta zona. Y con la creación de la provincia de Albacete, Casas Ibáñez pasa a ser cabecera de partido y se convierte en el núcleo de población de mayor peso específico de la comarca.
Durante las Guerras Carlistas, Casas Ibáñez fue objeto de saqueos e incendios.

El origen de Vilagrassa se puede situar, probablemente, en una villa romana del Bajo Imperio: los sillares de piedra usados para levantar el campanario y unos fragmentos de mosaico (siglo IV o V) hoy en el Museo Arqueológico de Barcelona, son las restos que dan testimonio de este primitivo núcleo de población.
El año 1059 el pueblo era una villa cerrada. Posteriormente, en 1185 Alfonso I el Casto le concedió la carta de población, según el criterio de fortalecer las villas situadas en el camino real del Principado de Aragón.
Más tarde, en 1264 Jaume I concedió en Vilagrassa el privilegio de tener una escribanía. En 1281 Pedro II confirmaba la creación de una feria anual y el permiso para hacer mercado semanal a partir del 1328.
El señorío de Vilagrassa fue pasando de unas manos a otras, siempre bajo el dominio real, y los monarcas intervenían a su favor en los pleitos y disputas locales y vecinales.
Cuando Pedro III, en 1357 da la villa al futuro rey de España, Enrique de Trastámara, Vilagrassa reivindica el mantenimiento de los Usatges y Costumbres catalanes.
A finales del Antiguo Régimen, la villa pertenecía a la marquesa de Cerdanyola y Condesa de Revilla.

El asentamiento poblado parece remontarse a la época prehistórica, si bien el origen concreto del enclave actual resulta difícil de establecer. Se han encontrado en sus inmediaciones vestigios de su existencia en la etapa romana y también restos visigodos aparecidos a principios de siglo. Posteriormente fue ocupada por los musulmanes, hasta que en el siglo XIII aparece ya con la denominación actual.
El núcleo urbano actual comenzó a crecer, allá por el siglo XIII, alrededor de un primitivo torreón vigía, de cuando esta zona fue tierra fronteriza con la de los moros, antes de la Conquista del Valle del Guadalquivir por Fernando III el Santo, teniendo la consideración de poblado a partir de finales del siglo XIII (son numerosas las referencias documentales a esta población a partir de esta fecha). El crecimiento y la fusión, sobre aquel torreón inicial, de las aldeas cercanas dio origen a lo que sería el casco urbano. Sus pobladores en aquellas fechas eran de procedencias muy diversas, abundando los originarios de tierras del norte. Pasa la Cañada Real Leonesa, una de las Cañadas más importantes para la trashumancia en la antigüedad, posible origen de la afluencia de pobladores del norte que bajaban con sus ganados y posteriormente se asentaban por la zona.

La ciudad de Burgos, había poseído antes Villimar, pero durante las contiendas sucedidas la metió en behetría el señor de Vizcaya. El 21 de mayo de 1293 el rey Sancho IV agregó a Burgos Villaymara.
Barrio que formaba parte, del Partido de Burgos, uno de de los catorce que formaban la Intendencia de Burgos, en su categoría de pueblos solos, durante el periodo comprendio entre 1785 y 1833, en el Censo de Floridablanca de 1787, jurisdicción de realengo, perteneciente a la ciudad de Burgos con alcalde pedáneo.

El asentamiento humano en Cuenca de Campos es antiquísimo, aunque en la actualidad sigue siendo desconocido. La esperanza de llegar a su conocimiento reside en los trabajos arqueológicos en los yacimientos de la zona; por ejemplo, sí conocemos que existieron numerosos castros celtas. En este sentido hay que citar por su importancia el yacimiento llamado «Teso del Cementerio», con numerosos enterramientos celtas, de gran riqueza en ajuar funerario (puntas de flecha, molinos neolíticos etc).
Además de los restos de ocupación celta, se han encontrado restos que atestiguan la presencia romana, especialmente en la época denominada «Bajo Imperio», momento álgido de las denominadas «villae».
Ya en la Baja Edad Media, alrededor del año 1388 el monarca Juan I de Castilla y León dona su castillo de Cuenca de Campos al Duque de Frías, quien lo transformó en palacio (años más tarde, sería el convento de las Clarisas).
El castillo quedó formado por cuatro elementos característicos:

la Torre, en la colina de «El Conjuradero»

La Iglesia de Santa Maria

el Palacio de los Duques
Con el tiempo, alrededor de este conjunto, surgieron los otros cuatro núcleos de la localidad, con su propia parroquia como elemento diferenciador:

El núcleo de San Justo y Pastor

El núcleo de San Mamés

El núcleo de San Juan

El núcleo de San Pedro.
Ante tanta y tan manifiesta individualidad, era sumamente necesario un elemento unificador y éste se encontró en la elección de un santo patrono, que, en el caso de Cuenca de Campos, iba a ser San Bernardino. (nacido en 1380 y muerto en 1444), fue predicador de la orden franciscana y recorrió el Camino de Santiago. En uno de sus viajes de predicación a lo largo de la Ruta Jacobea, se alojó casa de los Duques de Frías, (señores del Castillo ).
Muy famoso por la elocuencia de sus prédicas y su fama de santidad fue canonizado en 1450, año en el que se comenzó en la localidad la construcción de una ermita en su honor. Desde este momento, el santo comenzó a ser el patrón del pueblo.

Parece que los primeros pobladores del pueblo fueron los celtíberos y más tarde los romanos, siendo repoblada posteriormente por los moriscos, judíos, castellanos y gallegos. En el siglo X el rey Ramiro II de León mando construir torres de defensa o castillos para defenderse de los moros.
Parece ser que Alfonso IX donó como dote a su esposa, entre otros, el señorío y gobierno de Salamanca. La mayor parte de Aldeaseca de Armuña estuvo bajo influencia de la Iglesia Catedral de Salamanca, señalando además que fue lugar habitual de veraneo de curas y frailes. Con la desamortización de Mendizábal prácticamente todos los terrenos fueron repartidos entre los habitantes del lugar. A mediados del siglo pasado (siglo XIX), Aldeaseca de Armuña era un municipio independiente.

El antiguo pueblo de Villarmilde era la capital del coto jurisdiccional de las Morteras, que comprendía los lugares de Villarmilde, Colinas de Arriba y Abajo, Porciles, Lavadoria, Río-Castiello, La Fanosa, Cerredo y brañas del concellín, Curriellos y Besapié y que pertenecía a la familia de los Quiñones, de la que pasó a la Casa de Tineo, de esta a la Casa de Maldonado y finalmente a la Casa de Campomanes.

Se estima que el primer asentamiento humano de la zona debió de emplazarse en el cerro de la Alcazaba. El arqueólogo Juan Cuadrado habló en su momento de restos neolíticos, remontándose los hallazgos más antiguos y documentados al Paleolítico medio. Existen asimismo restos fenicios posteriores.
Almería fue ocupada por Roma durante la campaña de Escipión contra los cartagineses a finales del siglo III a. C., recibiendo el nombre de Portus Magnus. El asentamiento quedó enclavado en la Hispania Ulterior, convirtiéndose en uno de los puertos más importantes del sur de Hispania, célebre entre los comerciantes del Lacio.
Las primeras noticias sobre la presencia musulmana en este lugar se remontan al siglo VIII o principios del siglo IX, cuando Abderramán I encomendó la vigilancia de la costa al clan yemení de los Abencerrajes para impedir el desembarco de los normandos.
Tras la desaparición del Imperio almohade en el siglo XIII, se inició el período nazarí, caracterizado por las continuas luchas internas que tenía. Agravó la situación de precariedad la sequía iniciada en 1227, que desestabilizó gravemente la agricultura y el comercio.
Tras la toma cristiana se hizo patente la necesidad de mejorar sus infraestructuras defensivas, pues se encontraban muy deterioradas por el terremoto que la azotó en 1497 y por las rencillas internas del último periodo del Reino de Granada. .
Durante el siglo XVI se caracterizó por el abandono de sus habitantes, hecho que le ocasionó un retroceso que terminó extendiéndose por el resto de la provincia.
Iniciado el siglo XVIII, comenzaron a mejorar las condiciones socioeconómicas y desapareció el peligro de los piratas berberiscos, momento en el que renace la agricultura y se reactiva el comercio marítimo.
Durante la Guerra de la Independencia, desempeñó un papel importante. Las tropas francesas la ocuparon comandadas por el general Godinot, quien la asaltó el 15 de marzo de 1810.
Durante la Restauración se consolidó la recuperación económica gracias a la minería del hierro y la exportación de uva de mesa y cítricos.
La etapa democrática se inicia con la celebración de las primeras elecciones municipales, en 1979. Desde entonces el gobierno municipal ha estado presidido por alcaldes pertenecientes a los dos partidos mayoritarios en España (PSOE) y (PP), habiéndose producido el traspaso de poderes de unos a otros con total normalidad.

Lo realmente especial de Erro son los bosques de su entorno, ningún otro lugar, excepto Galicia, abraza el camino de tal modo. El caminante podrá sumergirse en el mismo manto arbóreo por el que anduvieron sus predecesores hace siglos.

Antiguas narraciones cuentan, que en los primeros años de la cristiandad el Apóstol Santiago(Jacob), hijo de Zebedeo y hermano de Juan Evangelista, predicó el Evangelio por las célticas tierras de Galicia, situadas al noroeste de la península y que por los propios romanos fueron consideradas como el fin de la tierra (Finis Terrae).
En el año 44 y después de nombrar varios discípulos, regresó a Jerusalén, donde fue torturado y decapitado por Herodes Agripa.
Como ya hemos narrado en el apartado «Historia», el cuerpo fue trasladado por sus discípulos hasta Iria Flavia, la entonces Capital de la Galicia Romana situada en la costa Gallega, siendo enterrado su cuerpo en un compostum o cementerio, donde construyeron un mausoleo marmóreo.
Como consecuencia de las persecuciones a los cristianos y todo tipo de prohibiciones para la práctica del culto, la existencia del lugar cayo en el más absoluto olvido, hasta que en el año 812 un eremita observó ciertos fenómenos antinaturales en el lugar, que se podían definir como resplandores estelares (Campus Stellae, o Campo de la Estrella, de donde se deriva el actual nombre de COMPOSTELA).
Después de advertir del hallazgo a Teodomiro, a la sazón obispo de Iria Flavia, fue informado el Rey Alfonso II, que acudió al lugar y proclamó al Apóstol Santiago, Patrón del Reino, mandando edificar un Santuario, que posteriormente llegaría a ser la actual Catedral. A partir de este momento Santiago se convierte en referente de peregrinación para todo el cristianismo Europeo, al que acuden reyes, príncipes, santos y toda suerte de peregrinos, que con su sacrificio trazan una gran diversidad de rutas.
Es el Papa Calixto II y posteriormente Alejandro III, quienes conceden a la Iglesia Compostelana el «JUBILEO» al proclamarla «Ciudad Santa» junto a Jerusalén y Roma

En ella se encuentra la ermita de San Román, joya del románico montañés, cuyo exterior humilde no deja adivinar la extraordinaria riqueza de su interior, sobre todo, sus maravillosas esculturas de la Virgen sedente con el Niño y la estatua de San Román. Dignos de admiración son los fustes y capiteles de las columnas del arco triunfal y las dos cariátides del presbiterio. También es admirable el convento de Santa Clara, del siglo XVII, que guarda una curiosa imagen mariana de gran devoción popular en toda la zona, La Virgen de la Cama, o más propiamente la Dormición de la Virgen, es decir, el tránsito de la Virgen de esta vida al Cielo.

El origen de Cenicientos hay quien lo relaciona con la Piedra Escrita, monumento megalítico en honor a la diosa Diana fechado entre los siglos II y IV d. C., supuestamente de origen romano, consiste en una gran roca de granito de 7 m. de altura y 9 de circunferencia. aunque bien es cierto que esta piedra hasta la fecha es un enigma, y solo existen especulaciones sobre ella.
Otros consideran que el origen del pueblo es visigodo. aunque de la época visigoda solo es testigo una necrópolis excavada en granito cercana a la villa, y en el mismo entorno de la Piedra Escrita.
Cenicientos no fue fundado como tal, hasta después de la Reconquista, por Alfonso VI en el siglo XI, siendo en el año 1188 cuando por primera vez se hace alusión a «La Peña de Cenicientos» y consta la autorización del Arzobispo de Toledo para fundar la Iglesia en Cenicientos.
Desde su conquista castellana perteneció a las tierras del Señorío de Escalona (Toledo), igual que otros municipios de la comarca pasó a manos de don Álvaro de Luna. Durante el siglo XVII la localidad conoció su esplendor mientras estuvo vinculada a tierras toledanastodo este periodo se conservan los trazados de viejos caminos históricos que se conservan en el término: el cordel de San Juan, la Vía Pecuaria que recorre el sur del término en dirección a la actual Pantano de San Juan, o el antiguo camino de Escalona de Alberche.

La historia de Monreal se asocia con 3 palabras: Castillo, Camino y Paso. Del castillo que fue uno de los más famosos del reino, sólo quedan vestigios en el alzamo que domina a la villa (fue derribado en 1521). Tuvo judería, un barrio de francos y otro de indígenas, y durante un tiempo tuvo cuñación de moneda.
En pleno Camino de Santiago, que cruzaba el puente gótico sobre el río Elorz, se puede visitar la iglesia gótica de la Natividad restauada en los siglos XVI y XVIII. (Retablo Romanista). La Higa con 1289 m, por su forma piramidal tiene «acentos de volcán extinguido hace siglos».

Su patrimonio arquitectónico más notable es la iglesia, bajo advocación de San Marcos, restaurada en los años 70 del siglo XX. Tiene cabecera románica y una sola nave con ingreso a ambos lados, aunque más destacado el del este por pequeño pórtico. A los pies emerge la espadaña con dos vanos de medio punto. La construcción del templo es muy sencilla, con esquinales de sillería. El interior también es de gran simplicidad y ha sido alterado por la restauración citada. En el presbiterio se han ubicado varias imágenes religiosas de factura reciente entre las que destaca la del santo titular, en el lado de la epístola se ha adosado una pequeña estancia para sacristía. A los pies se ha dispuesto un coro. El cementerio se adosa a la iglesia por el sur.
La arquitectura civil apenas es destacable, salvo por algún testimonio de casa rural, ya que se han introducido nuevas construcciones y se han transformado las existentes.

Alcalá de Júcar consta documentalmente en los archivos desde el año 1552. Todo lo anterior hasta esta época son leyendas muy hermosas. De entre ellas destaca la que habla del rey musulmán Garadén, que vivía en una de las múltiples cuevas de la zona.
El poblamiento de Alcalá comienza con los almohades, que se instalaron en la cima del monte sobre el que se asienta y edificaron un castillo: Al-kala.
En el año 1211 estas tierras pertenecieron a Cuenca, al comenzar la Reconquista de la mano del monarca castellano Alfonso VIII. Esta situación cambió en 1266, fecha en la que pasaron a Jorquera tras la reorganización territorial llevada a cabo por el monarca Alfonso X el Sabio.
Obtuvo su título de Villa en 1364. Durante mucho tiempo formó parte del señorío de Villena, de gran importancia en la vida política del país. El principio del siglo XX supuso para este pueblo un momento de recesión económica, similar al padecido por el resto de Castilla-La Mancha. La década de los años 60, con el «Desarrollismo» supuso un ligero empuje para la región, que lograría su verdadero momento álgido con la llegada del turismo.

Las primeras noticias de Anglesola datan del año 1079. Angulariola, derivado del latín eclesiola, iglesia pequeña, Era el nombre con que se conocía el pueblo antiguamente. La iglesia de Anglesola se menciona el año 1097, cuando Sancha la dio a la Iglesia de Solsona. Los condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II consolidan las conquistas cristianas ante los sarracenos de Lleida y dan a Berenguer Gombau ya su esposa Sancha el castillo y todo su término. Así se origina la baronía de Anglesola, que se mantuvo hasta el siglo XIX.
La villa de Anglesola está llena de tradiciones y una de ellas es la institución de los prohombres. Esta antigua institución fue creada alrededor de 1264 bajo la advocación de la Virgen del Rosario. Era un tribunal popular que arbitra en desavenencias y cuestiones de derecho de los anglesolins. Formaban parte del Común y uno de ellos era llamado Batlle. Actualmente, sin las atribuciones representativas, mantienen viva la tradición presidiendo las principales funciones religiosas.

El núcleo, de reducida entidad, se localiza, como Puerta del Pantano y Parque Natural de Cornalvo, en las proximidades de Mérida, en dirección a levante. Fue fundado en 1327 al amparo de la Carta Puebla otorgada por el Maestre santiaguista Vasco Rodríguez de Cornago para la repoblación del territorio.
El topónimo que nomina el lugar se hace derivar de las gentes de Trujillo que lo ocuparon inicialmente.

Los orígenes de la villa de Corcubión se pierden en el tiempo. Parece que la opinión más numerosa es que fue fundada por los griegos. Otra corriente de opinión relaciona su origen con núcleos de marineros vascos, para apoyar esta hipótesis afirman que el término Corcubión pudiera ser una evolución de kotsdo-urbión, que en euskera significa ensenada de buenas aguas.
También es posible que los romanos fundaran un núcleo de población en este término.
Cuando ya se posee una mayor seguridad sobre los datos de esta población es durante la Edad Media; en esta época Corcubión pertenece al señorío de los Condes de Traba, Trastómara y Altamira.
La villa fue, desde época medieval, lugar de paso para peregrinos que, tras culminar la peregrinación, continuaban camino hacia Fisterra o Muxía.
Durante el siglo XVIII seguía existiendo una casa de recogida de peregrinos.
Mal comenzó el siglo XIX, esta población, afectada como tantas zonas españolas, por la violencia de la Invasión Napoleónica. En concreto, Corcubión fue arrasado por las tropas francesas al mando del trístemente célebre mariscal Ney. A las tropelías francesas se sumaron las de los ejércitos ingleses. Completamente destrozada, la villa tardó muchos años en recuperarse.

En Villanueva aún subsisten las ruinas de un convento franciscano. Es originario del XIII y fue remozado en el XVI. La villa es heredera de aquella fundación. En la zona se cuenta que la ruina del convento se fraguó a raíz de una muerte causada por la Inquisición, que derivó en sangrienta matanza.
El término municipal de Villanueva es pequeño, y el tramo de camino que atraviesa por él será de unos tres kilómetros, pero está perfectamente marcado por flechas y por miliarios de granito.
Según informan en el lugar, el camino que viene de El Cubo, es de zahorra roja: Entra por los pagos de Monteconcejo y Brochero, transcurre entre viñas y algunas pequeñas encinas y llega al pueblo pasando al lado del cementerio.

Los primeros asentamientos prehistóricos de Petrel datan del periodo neolítico, unos 5000 años a.C., en las partidas de El Chorrillo y l’Almortxò. Hacia el 2000 a. C. se producen también varios asentamientos, aldeas agrícolas en su mayoría, sobre la mayor parte del municipio actual, destacando el yacimiento de Catí-Foradà. Al pueblo íbero corresponden yacimientos datados entre los siglos V y III antes de Cristo, como los de El Chorrillo, Caprala y la Sierra del Caballo. Asimismo, también se dieron varios núcleos en época romana, siendo uno de ellos la llamada Villa Petrarium o Villa Petrea (latín vulgar).
Pero el desarrollo del núcleo urbano de Petrel da comienzo en la aldea árabe de Bitrir, aldea importante dentro de la comarca para el asentamiento musulmán, como da fe el castillo construido en la segunda mitad del siglo XII. Este castillo, junto a los de Villena, Sax y Novelda formaron un gran sistema de defensa para el paso hacia Castilla y el norte de la provincia alicantina por el paso del Vinalopó.
En 1244 se firma el Tratado de Almizra, en el cual los reinos de Castilla y Aragón establecieron sus fronteras, Petrel pasó a formar parte de Castilla. Posteriormente se firma la Sentencia de Torrellas (1304) y el posterior Tratado de Elche (1305), tras los cuales Petrer se incluye en la corona de Aragón, perteneciendo así a los condes de Cocentaina, cuyos descendientes vendieron la villa, junto a las de Elda y Salinas, a D. Juan Coloma, a finales del siglo XVI, creándose entonces el Condado de Elda, con el beneplácito de Felipe II, al que perteneció Petrel hasta la abolición de los señoríos en el siglo XIX.
Durante el siglo XVI, el grueso de la población de Petrel era de origen morisco, por lo que el pueblo quedó considerablemente despoblado tras la expulsión de los moriscos en 1609. Para la repoblación del municipio se contó con unas 100 familias procedentes de pueblos cercanos como Castalla, Onil, Biar, Jijona y Muchamiel. El rey Felipe III agradeció la ayuda de Antonio Coloma y Calvillo, señor de la villa, en la expulsión, ofreciéndole los territorios de toda la Sierra del Cid en 1612. Los nuevos territorios fueron finalmente incorporados tras una firma de derecho de los dueños de Petrer en 1662, en detrimento de las villas colindantes por el oeste, especialmente la de Agost.
Durante la Guerra de Sucesión (1700–1713), la villa dio su apoyo a Felipe V, formando parte de la unión de Castilla. Cuando Felipe accedió finalmente al trono agradeció a Petrel su lealtad con diversos privilegios e incorporó nuevos elementos al escudo del pueblo.
Como última reseña histórica, durante la Guerra Civil Española, Petrel fue sede y capital del Gobierno de la Segunda República, ya que el presidente Juan Negrín situó el Consejo de Ministros en las Escuelas Nacionales de Elda y su sede de gobierno y residencia en la finca El Poblet de Petrel, desde donde viajó en avioneta junto con su equipo de gobierno hacia Francia para buscar refugio, ya que era inminente la presencia en la zona del bando nacional.

La Puebla de Arganzón surge como refundación del antiguo núcleo de Arganzón, que aparece citado ya en el año 871, y que desapareció a mediados del siglo XVIII.
La Puebla de Arganzón se funda a finales del siglo XII en el contexto de las luchas fronterizas entre Castilla y Navarra, obteniendo fuero de población otorgado por Alfonso VIII en el año 1191.
Gran parte de su trazado medieval, en forma de barco que se estira de norte a sur, pervive aún hoy en día, si bien nuevas urbanizaciones han hecho crecer su tamaño y población en los últimos años.

Los primeros pobladores constatados del entorno huercalense se remontan al periodo Neolítico. Pueblos nómadas que se desplazarían entre las laderas de sierra de Gádor, donde utilizarían como refugio sus innumerables cuevas kársticas, y las zonas de inundación del río, encontrarían en el hábitat relativamente benigno de la época un lugar adecuado para la supervivencia.
La llamada Cultura de Almería (3.500 años a. C.) daría continuidad a este poblamiento mediante pequeños asentamientos consolidados que desembocarían en la Edad del Cobre. Es de esta época de cuando los yacimientos arqueológicos nos muestran los vestigios específicos más fehacientes de la evolución de la presencia humana prehistórica en Huércal. En este sentido, el poblado de Los Millares (entre el 3100 y el 2200 a.C.), situado en los municipios de Gádor y Santa Fe, constituiría la cabecera de una reconocida cultura que dominaba el territorio huercalense.
Los enterramientos de la época se realizaban en necrópolis situadas en el entorno de los poblados, a diferencia de la posterior época de la Edad del Bronce, que en nuestro territorio se reconoce como Cultura de El Argar (del 2200 al 1200 a. C.), en que los muertos se enterraban en el suelo de las propias viviendas.
En etapas posteriores, durante el desarrollo de la Cultura Ibérica, ya dominadora de la metalurgia del hierro, se van configurando los procesos que desembocarían en la integración de la zona en el dominio romano. Para entonces fenicios y cartagineses habían llegado a estas tierras. La riqueza metalúrgica de sierra de Gádor constituía un foco de atracción que generará una actividad minera de la que Huércal no se desprenderá hasta época reciente.
De entre los diversos minerales explotados destaca extraordinariamente el plomo, correspondiente a este metal la mayor parte de los restos mineros que se conservan en el término municipal. Durante las colonizaciones romanas y musulmanas la sierra de Gádor se convierte en un importante suministrador del mismo para sus correspondientes reinos e imperios.
Durante la época Ibérica el actual Chuche se convierte uno de los centros neurálgicos del sureste peninsular configurándose la ciudad de Urke, la cual desemboca en configuración de la Urci romana y su posterior evolución visigoda. En estos tiempos la población asentada en el entorno del actual Huércal dependía de la citada ciudad.
La llegada de gentes procedentes del Yemen y norte de África en el siglo VIII, las cuales se van asentando en el entorno del río Andarax marca el comienzo del progresivo paso al domino musulmán en este entorno. La ciudad de Bayyana en el entorno de Pechina, y sus diseminados barrios, va asumiendo el domino de la zona en la que se integraría la alquería de Warqal, una denominación cuyo significado Elena Pezzi cita como vergel.
A los pies de la actual Alcazaba de Almería Bayyana tenía un fondeadero conocido como furdat Bayyana (el puerto de Bayyana) con un pequeño arrabal y una torre de vigilancia. Este asentamiento de pescadores y comerciantes va tomando auge hasta que Abderraman III, en el 955, establece la ciudad de Almariyya en detrimento de Bayyana. La creación del Reino de Almería en el siglo XI refuerza esta decadencia.
Durante el reinado Nazarí de Granada la ciudad de Almería extiende sus dominios territoriales por todo el Bajo Andarax, los campos de Níjar y Tabernas, sierra de Gádor oriental, llanos de Vícar, etc. La organización territorial se conserva tras la conquista cristiana, lo que se refleja en la Cédula de los Reyes Católicos de diciembre 1501, por la cual se establecen los lugares de la jurisdicción de la Ciudad de Almería. En aquel tiempo Huércal ya es denominado como arrabal de la ciudad, lo que se mantiene durante siglos.
Al poco de la toma de la ciudad de Almería, se produce un levantamiento de la población musulmana (levantamiento mudéjar) la cual es castigada con la pérdida de sus propiedades y su expulsión de la ciudad y su entorno cercano. Tras esta expulsión inicia un primer proceso de repoblación con gentes desde otras zonas de la península. En Huércal se reparten a los nuevos pobladores treinta y dos casas y dos torres, cinco molinos, cuatro norias y 736 tahullas de tierra.
Igualmente se decreta el bautismo forzoso de todos los mudéjares que quedan en el antiguo Reino de Granada lo que los convierte en moriscos. Con el paso del tiempo la insatisfacción de los mismos por la falta de respeto hacia su verdadera religión, sus costumbres y propiedades, motiva su rebelión en 1568, lo que da lugar a su expulsión definitiva del Reino de Granada.
En 1570 comienza el destierro de los moriscos de Huércal, los cuales son llevados cautivos por mar hacia Sevilla, y por tierra hacia Córdoba y La Mancha, pereciendo muchos de ellos por el camino. Finalmente, Felipe III decreta su expulsión definitiva de la Península a principios del siglo XVII.
Esta situación dio lugar a un nuevo proceso de repoblación, a pesar de lo cual la recuperación demográfica no avanza definitivamente hasta el siglo XVIII.
Si bien Huércal había participado a lo largo del tiempo de diversos procesos de producción orientados hacia la exportación, como es la producción de seda o la citada minería y metalurgia del plomo, el siglo XIX marca un hito definitivo en este sentido.
La liberalización de la explotación del plomo (antes reservada a la Corona) establecida por Fernando VII a principios de la centuria, da lugar a un entusiasmo minero que llena sierra de Gádor de pozos.
Pero no es el plomo el único producto minero históricamente extraído y transformado en Huércal. En este sentido, la Fábrica de la Gloria, recientemente desaparecida en su totalidad, se encargaba de procesar, durante gran parte del siglo XX, los minerales del hierro para su posterior exportación.
Por otro lado, la consolidación de la aplicación del vapor a la navegación, unido a la capacidad de perdurabilidad de la variedad de uva de Ohanes, favoreció la extensión de este cultivo destinado a la exportación por todas las vegas del valle del Andarax. Finalmente, el decaimiento de este cultivo a mediados del siglo XX encuentra en la naranja una alternativa que cambia el paisaje del valle y la dedicación de sus habitantes.
Durante todo el siglo XIX la historia de Huércal de Almería está marcada por diversos procesos de diferenciación y agregación a la ciudad de Almería. Desde 1822 en que se produce una primera separación, hasta 1887 en que se materializa la segregación definitiva, la vocación de autogestión y las dificultades económicas se contraponen sucesivamente para dar lugar a los citados cambios administrativos.

Su puente gótico sobre el Arga de dos ojos de medio punto, llamado de «La Rabia» a causa del rito tradicional de la comarca, de hacer dar al ganado tres vueltas en torno a su pilar central para librarlo de esta enfermedad. Este poder es atribuido, según la tradición, a las reliquias de Santa Quiteria, enterradas en el mismo estribo del puente.
La iglesia parroquial, dedicada a San Esteban, sólo conserva de su fabrica medieval los muros. De su pretendido hospital de leprosos de la Magdalena, no quedan rastros identificados.

Unas excavaciones han puesto al descubierto un importante yacimiento romano en este pueblo, cuyo nombre proviene de la Vía Aquitania, que discurría por estas tierras con anterioridad al camino Jacobeo. La única calle de Calzadilla, que a la vez es camino de peregrinos, albergó un hospital en la época medieval.
Un retablo del siglo XVI procedente del monasterio de Santa María de las Tiendas, se conserva en la iglesia parroquial también presidida por San Martín.

Situada en el valle de Liendo, su mayor interés es etnográfico y vegetal. El interés etnográfico procede de la Ferrería de la Yseca, donde pueden contemplarse los fuelles, el martillo pilón y todo tipo de herramientas y útiles propios de la industria de la manufactura del hierro. En la finca de la Yseca se pueden admirar fabulosos ejemplares arbóreos entre los que destacan un plátano monumental y un antiquísimo tejo. Además se pueden admirar acacias, castaños, hayas, robles y tilos.

Formó parte del estado de Escalona, siendo administrado por la villa de ese nombre. Su iglesia se dedica a San Vicente Mártir, de la que era aneja, a finales del siglo XVIII, la iglesia de Aldea

El inicio, en la Edad Media, de lo que hoy conocemos por «Campanas» se situó en un lugar denominado «Arrizabalaga» (lugar de piedras anchas), llamado así por la existencia de losas planas en ese punto geográfico. Losas que se situaban sobre el regacho que bajaba de las fuentes de la Sierra de Alaiz.
Este punto se encontraba en la zona norte de lo que en la actualidad es la Vinícola Navarra, y suponía también la conjunción o cruce de dos caminos: el camino de Pamplona hacia la ribera de Navarra y el Camino de Santiago que venía desde Roma pasando por Tolousse (Camino francés) y que después seguía hasta Puente la Reina.
Desde tiempos de los romanos había costumbre de construir hospitales y albergues en los cruces viales importantes para acoger a los caminantes y peregrinos. Junto a estos albergues después se construían iglesias o ermitas, dedicadas a santos o vírgenes, que incluso a la larga terminaban dando el nombre a los parajes

Los primeros datos del poblamiento de la bella capital de Cantabria se remontan al año 21 a.C., fecha en la que el emperador romano Augusto envía la armada de Agripa para someter al levantisco pueblo cántabro, situando su centro de operaciones en una ensenada a la que bautizaron como Portus Victoriae.
Volvemos a tener información sobre la ciudad ya en el siglo III d.C., en el que esta puebla aparece citada como Sancti Emeteri, que según el erudito Menéndez Pidal, daría lugar al nombre actual por derivación de este primitivo término. Santi Emeteri Sant em, Ter y finalmente Santander.
Según la piadosa leyenda, San Emeterio y San Celedonio fueron legionarios romanos que sufrieron martirio en Calahorra, desde donde llegaron sus cuerpos sin vida en una barca de piedra por el río Duero hasta el mar, no sin antes abrir una hermosa perforación en una roca del paraje conocido desde entonces como La Horadada.
El primer documento en el que se cita el poblamiento de Sancti Emeteri es el privilegio concedido en el año 1068 por el rey Sancho II al monasterio del mismo nombre, fundado por el rey Alfonso el Casto a finales del siglo VIII.
Será en el año 1187 cuando el rey de Castilla Alfonso VIII le conceda el título de Villa de Abadengo. Colaborará en la reconquista de Sevilla, hecho por el cual el escudo de la ciudad luce la torre del Guadalquivir, de la que pende una cadena rota que cae en el agua y un galeón.
El apogeo económico llega a Santander con el privilegio de exportar lanas castellanas a Flandes y Amberes, ya que era una de las Villas de la Mar Castellana. La Universidad de Mercaderes de Burgos acordó en 1453 con Santander un pacto para establecer las condiciones por las que los burgaleses conducirían sus mercancías al puerto cántabro y los derechos que deberían abonarse.
El siglo XVI, especialmente sus últimos años, fueron un período de decaimiento para la ciudad, producido, sobre todo, por la epidemia de peste del año 1597 como consecuencia del desembarco de la Armada que venía de Flandes y responsable de diezmar la población de la ciudad. Esta decadencia se confirmará en el siglo XVII y será ya en el siglo XVIII, cuando inicie el despegue económico con la habilitación de su puerto para el comercio ultramarino. El espaldarazo definitivo se lo daría el rey Fernando VI en 1755 al concederle el título de ciudad.
Sin embargo el período más brillante de Santander llegará en el siglo XIX con la emigración a América en busca de fortuna. Los habitantes que emigraron al sur del Continente serían conocidos como jándalos y los que comerciaron con el oro de las Indias, recibirían el nombre de indianos. Al regresar a la patria, sus fortunas desarrollaron los astilleros santanderinos y crearon el Banco de Santander. El último cuarto de siglo le incluye en la Vida Galante al ser uno de los destinos veraniegos de la Regente María Cristina de Habsburgo y su hijo Alfonso XIII. Al llegar a la edad adulta, el rey seguiría acudiendo de forma habitual a Santander desde su residencia veraniega que entonces era San Sebastián, circunstancia que fue aprovechada por el Ayuntamiento de la ciudad para regalar al monarca la Península de La Magdalena y construir una morada regia para los veraneos reales. Todo ello activó la construcción de edificios como el Gran Casino, el Club Marítimo, el Hipódromo, y toda una serie de servicios dirigidos a la nobleza que acompañaba a los reyes en sus desplazamientos.
También es cierto que no todo fue esplendor y brillo en esta etapa de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, ya que Santander tuvo que sufrir serios reveses por su participación en la Guerra de la Independencia. En 1893 padeció la ya tristemente famosa explosión del carguero Cabo Machichaco, que dejó tras de sí más de 500 muertos y numerosas pérdidas materiales. En 1941 un gigantesco incendio devoró la mayor parte de la puebla vieja. Con tesón y acierto se inició la reconstrucción y hoy Santander puede presumir de ser un importante centro cultural, comercial y económico.

Según los vestigios arqueológicos encontrados en sus alrededores, entre los que se encuentran restos de vasos ibéricos, los orígenes de este pueblo son de remota antigüedad.
Durante la dominación musulmana la mayoría de los territorios, que hoy comprenden la comarca natural donde se inserta Villamalea, debían estar bastante despoblados.
A principios del siglo XIII, Alfonso VIII de Castilla reconquista, partiendo de Alarcón, poblándolos, los territorios anteriormente mencionados; en esta época la zona de Villamalea debió pertenecer al pequeño alfoz de Iniesta.
Posteriormente, durante los siglos XIV y mitad del XV, estos territorios pertenecieron al Señorío o Marquesado de Villena formando parte del Estado de Jorquera; en esa época Villamalea debió ser una aldea ó lugar dependiente de la villa de Jorquera.
En la sección del Consejo de Castilla y clero del Archivo Histórico Nacional, consta que Villamalea era una fundación de la villa de Jorquera, llevada a efecto el 25 de Noviembre de 1612.
Al parecer el 31 de Agosto de 1663 le fue concedido el privilegio de villa al lugar de Villamalea, junto con Mahora, Navas de Jorquera, Cenizate, Valdeganga y Casas Ibañez, con esta situación alcanzó una cierta autonomía e independencia.
La mayor parte de las tierras que pertenecían y pertenecen al término municipal de esta Villa, eran propiedad de dos familias: los Núñez de Haro, y los Monteagudo, fundidos en una sola a mediados del siglo XVIII.
Villamalea o San Juan de Villamalea, como aparece en los textos antiguos, obtuvo su autonomía municipal en el siglo XIX. Hasta esas fechas formó parte del territorio llamado Estado de Jorquera, junto a Fuentealbilla, Mahora, Casas-Ibañez, Golosalvo, etc. Es decir una gran zona de Señorío bajo la autoridad del Marqués de Villena. Esta dependencia subsistiría hasta la extinción de los Señoríos en el siglo XIX.
Por otro lado, Villamalea, aún conserva en bastante buen estado, en el centro del pueblo, el edificio que en otros tiempos fuere Ermita de la Concepción, cuya fábrica es originaria de los comienzos del último tercio del siglo XVI.
El término municipal de Villamalea se incorpora al partido judicial de Casas Ibañez hasta el año 1965 que se integró en el de Albacete.

Es una localidad ubicada en el sector de levante de la comarca, en el valle del río Corb.
A parte de las excavaciones que nos indican donde y en que lugar estuvo el poblado de Castellnou, es en el siglo XII cuando podemos certificar su nacimiento como núcleo de población, así nos lo confirma su carta de población.
Carta de Poblament de Castellnou de Seana (25 de maig de 1179).
Esta carta fue otorgada por Guillem d’Anglesola y su mujer Arsendis a los cuarenta y siete pobladores de Castellnou, a los que hacen donación determinando todos sus límites y fronteras. La fecha de la copia del trasunto pergamino es del 19 de enero de 1230, o sea cincuenta y un año después de hacerse efectiva su donación en 1179.
Fue a raíz de su delimitación cuando pasó a llamarse Castellnou de Seana, por una de las partidas cercanas llamada Sesana y que derivó en Seana, situada al nordeste del término de Castellnou
Totalmente reformado, ha conservado muy escasos vestigios históricos y escasas muestras de su antaño rico patrimonio artístico. De su anterior aspecto, conserva el entorno de la Plaza de la Iglesia que puede facilitarnos imaginar cómo sería el antiguo Castellnou.

Medellín es una de las poblaciones extremeñas con mayor renombre y arraigo histórico.
Los orígenes de la villa se remontan a época romana. Parece que fue fundada por el cónsul Quintus Caecilius Metellus Pius unos 79 años antes de Cristo. En honor a su fundador recibirá su primera denominación Metellinum.
Existen diversos restos de esta época, que demuestran la vitalidad romana de la zona. Restos de un puente romano, que más tarde sería sustituido por uno medieval, Villas romanas, o restos del foro aun por excavar en la falda del Castillo.
De especial interés es el Teatro romano, actualmente en excavación y dimensiones parecidas al de Mérida, y que en un primer momento ha desvelado una gran cantidad de restos, especulándose con que podría llegar a un grado de conservación similar al de Mérida. Al gran número de columnas y capiteles aparecidos, que conservan restos del estucado original, se suman varios restos de esculturas de gran calidad.
En 1243 Medellín fue ocupado a los musulmanes por el Maestre santiaguista Pedro Yáñez, quedando incluido en la jurisdicción de esta Orden. A mediados del siglo XIV la Villa aparece ya como cabeza de un importante Señorío en el que se incluían Don Benito, Guareña y otra decena de poblaciones; y a mediados del XV fue erigido en Condado en favor de Rodrigo de Portocarrero, casado con Doña Beatriz Pacheco, hija del Marqués de Villena, la cual asumió el poder a la muerte de su marido, tras encarcelar a su propio hijo, que era el heredero legítimo. De esta época data su participación como partidaria de la Beltraneja contra Isabel de Castilla, su derrota en la batalla de la Albuera de Mérida, y los posteriores arrasamientos y vicisitudes de la Villa. A partir del siglo XVI el núcleo inició un periodo de recuperación y engrandecimiento al que corresponde la mayor parte de las realizaciones que hoy conocemos. En la Guerra de la Independencia la población fue escenario de otra importante batalla, en la que los franceses culminaron la victoria ya alcanzada en Almaraz contra los españoles, aniquilando al general Cuesta.

Desde el reinado de Alfonso X El Sabio (1221- 1284), Mataelpino formó parte del territorio denominado «El Real de Manzanares», entidad territorial y jurídica creada por el monarca castellano para poner fin a las luchas protagonizadas entre agricultores y ganaderos en la zona existente entre el Concejo de Madrid y el Concejo de Segovia. De este modo, este territorio pasó a pertenecer a la Corona. Estaba integrado por una villa principal, Manzanares, y los «lugares» de Alpedrete, El Boalo, Becerril, Cercedilla, Chozas, Colmenarejo, Colmenar Viejo, Collado-Mediano, Collado-Villalba, Galapagar (incluidos Navalquejigo, Villanueva del Pardillo y Torrelodones), Guadalix, Guadarrama, Hoyo de Manzanares, Mataelpino y Los Molinos.

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Se conocen datos del siglo XVIII (concretamente en 1752) en los que se nos presenta este municipio como un pueblo eminentemente agrícola.
En la actualidad Roales sigue manteniendo sus raíces agrícolas y ganaderas: los cultivos que destacan sin duda son los cereales, aunque también se puede encontrar girasol y algo de maíz.
Roales es el primer pueblo que divisa el peregrino cuando sube por la Vía de la Plata, una vez que ha dejado tras de sí la ciudad de Zamora, dirigiéndose hacia Astorga.
Es la zona cerealista por excelencia; se la conoce como «Tierra del Pan».
En el mismo pueblo, la calzada se desvía a la izquierda de la carretera nacional hacia la Venta del Toral, desde donde el peregrino camina todo recto en dirección a Montamarta.

Se trata de una colonia agrícola que comenzó a edificarse en la última década del siglo XIX, más concretamente en 1868.
En el pasado tuvo gran importancia. La Colonia de Santa Eulalia vivió un verdadero esplendor en los albores del siglo XX, cuando el Conde de Alcudia y Gestalgar, Antonio de Padua Saavedra, y su esposa doña María Avial Peñas, vizcondesa de Alcira, regentaban las productivas tierras que eran cultivadas por un buen número de asalariados, quienes disponían de sus propias casas construidas alrededor de la masía señorial.
Con el paso del tiempo, la mayoría de los habitantes de la Colonia se han ido trasladando a otros lugares debido a la decadencia que ha ido experimentando y la pedanía ha sufrido el abandono por parte de las instituciones pese al importante valor histórico de su patrimonio arquitectónico.

Citado como Aramignon en el Voto de la Reja de San Millán. Recibe el fuero de Treviño en Marzo de 1274. Armiñón y Estabillo pertenecieron al régimen jurídico de esta villa durante el siglo XIII para posteriormente independizarse y formar un solo concejo. La estratégica situación sobre un rio y encrucijada de caminos hizo de esta población el lugar ideal para ubicar un puente que articulaba los caminos procedentes de Rioja y Burgos hacia el norte, así como una venta para el descanso de los caminantes. Armiñón está configurada como una cruz cuyo centro sería la plaza con una fuente que data del año 1852 aunque fue intervenida en 1964.
La antigua casa consistorial junto con la casa cárcel y la casa caminero se sitúan en el eje transversal, conocida como “Calle Real”.

En sus cercanías estuvo la Urci romana; y ella misma, Pechina, fue la dominante Bayyana de que nos hablan los geógrafos e historiadores árabes, origen y madre de la ciudad de Almería. Las primeras noticias que dan a este lugar relevancia histórica, refieren la existencia de una ciudad importante, la Urci romana, ubicada en las inmediaciones de la actual Pechina.

Aunque hay discrepancias sobre la ubicación concreta de Urci , es evidente que fue importante cruce de comunicaciones: por tierra, una de las estaciones del Itinerario Antonino; por mar era el Portus Magnus.

Fue primera sede episcopal de San Indalecio, uno de los siete varones apostólicos, que en ella recibió sepultura, y como tal sede persistió hasta finales del siglo IX, cuando llegaron los primeros grupos islámicos.Según al-Rusati, Abderramán II encargó a un grupo de yemeníes, las tribus de Gassan y las de Ru’ayn, la defensa de la costa almeriense. Este distrito (iqlim) será conocido como Urs al-Yaman, y su capital (madina) como Bayyana, nombre que Torres Balbás afirma que procede de una heredad, fundus Baianus, que allí existió.

Wadi Bayyana se llamó al río que la circunda, en época islámica. Unidos los yemeníes con ciertos marinos y comerciantes andalusíes, procedentes del puerto norteafricano de Tenes (884-885), se constituyó la llamada República Marítima de Pechina, época ésta la más esplendorosa de su historia.

Bayyana será la tercera cora del emirato de Córdoba, del que mantendrá una semiindependencia, con dirigentes propios, los Banu Aswad, uno de los cuales, ‘Umar b. Aswad al-Gassani, la rodeó de murallas y construyó a su cargo una espléndida mezquita, a semejanza de Córdoba. Por su puerto, al-mariyya Bayyana, primitiva atalaya costera sobre su bahía la actual ciudad de Almería se comerciaba con Oriente y puertos de Yfriquiya y Bizancio, en un provechoso intercambio en el que sobresalía la artesanía textil de lino y seda fabricada en Pechina.

En 1748 se inician las obras en el paraje El Marraque, término de Pechina hoy Rioja, sufragadas por los hacendados de aquella y de Viator, a razón de 9 reales por tahulla de tierra. El suministro inicial que se obtiene es de 434,19 horas de agua, que fertilizarán 1.620 tahullas de tierra.

En 1748 se inician las obras en el paraje El Marraque, término de Pechina hoy Rioja, sufragadas por los hacendados de aquella y de Viator, a razón de 9 reales por tahulla de tierra. El suministro inicial que se obtiene es de 434,19 horas de agua, que fertilizarán 1.620 tahullas de tierra.

De 1850 a 1900 se produce una auténtica revolución agraria, general en el valle, que transforma no sólo el paisaje, sino también la forma de vida de sus gentes. Los tradicionales cultivos de la zona se sustituyen por la efímera uva de embarque. Las ganancias son rápidas. La población se duplica, alcanzando los 3.986 habitantes, y, al calor de las nuevas rentas, se levantan nobles edificios para solaz de sus vecinos. Por entonces, el obispo don Gaspar Molina y Rochas adosó al templo parroquial, como palacete de verano, una casa de sobrias y cuidadas dimensiones; el escudo episcopal campeó sobre una de las rejas que cerraban y cierran sus vanos.

Pechina, como lugar más antiguo, ostentaría unos derechos privilegiados, que luego conservaría. Por ella comenzaba el riego de la tanda el viernes a mediodía, principio de la semana musulmana, hasta completar sus 60 horas de agua; igualmente iniciaba la tanda alternativa en momentos de sequía; y además disfrutaba del corte de las aguas, aprovechándose ésta en el pago del Chilichí.

De época musulmana datan también sus tres acequias principales y el emplazamientos de sus molinos, entonces almazaras. Población y producción evolucionarán al unísono. Superado el bache demográfico de finales del siglo XVI, se percibe un lento crecimiento, acorde con el conjunto peninsular.

Puente gótico bautizado como «de los bandidos» del siglo XIV y alusivo a los bandoleros que en lugares de tráfico obligado como éste, se dedicaban a expoliar a los peregrinos. Lugar de notable tradición jacobea, ya en el siglo XII se le citaba como lugar de paso, pero hay noticias del siglo XI de un hospital y un monasterio de monjes de San Agustín, orden muy activa en la atención a los peregrinos a Santiago.
De algo más tarde data su iglesia parroquial, consagrada a San Nicolás de Bari, santo muy presente en la ruta jacobea, como uno de los principales protectores de los peregrinos.

Doña Urraca, en el siglo XI, donó este pueblo de tapiales de adobe a la Iglesia de Compostela.
Sus vecinos se sienten orgullosos de albergar en la parroquia del Apóstol Santiago, iglesia reformada en el siglo XVII, varias de sus imágenes más emblemáticas: Matamoros, peregrino y apóstol

En esta población se encuentran dos puentes que permiten salvar por carretera la desembocadura del río Asón. El más antiguo es también el más interesante. Es un puente de hierro realizado por la empresa Eiffel, en el año 1901, que en su origen era giratorio para permitir el tránsito de las embarcaciones a través de la ría. Mucho más moderno es el segundo, el puente de la Autovía del Cantábrico. Concluido en 1993, tiene una plataforma de 420 m sostenida por tirantes sujetos a tres mástiles de 40 m.

Quismondo fue labranza de Maqueda. En este sentido ya se documenta en 1211. En el año 1575 es aldea de Maqueda; la consideran tierra sana, falta de leña, de la que se proveen en los términos de La Torre de Esteban Hambrán y en los de La Villa del Prado. Poseen una dehesa pequeña y unos prados. Es tierra de labranza. Las casas carecen de sobrados. En el 1606 deja de ser aldea de Maqueda para convertirse en villa exenta, aunque sigue bajo el señorío feudal.

Antiguo lugar de señorío eclesiástico desde el siglo XIII.
Aunque Sancho VII el Fuerte lo había dado en permuta a Juan y Gil de Vidaurre (1218), pasó pronto a propiedad de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén.
Adscrito primero a la encomienda de Bargota, parece que fue centro de una efímera encomienda propia (1285 – 1287) para quedar más tarde vinculado al priorato.
A finales del siglo XIV poseía heredades en el término Santa María de Roncesvalles.
La villa formó parte de Valdizarbe hasta su institución como municipio propio (1846), fusionado finalmente (1929) con el de Olcoz.
La Iglesia parroquial debió de estar dedicada a San Juan, pero en el siglo XVIII su advocación era ya la de Nuestra Señora del Rosario.

Calzada de Béjar es una localidad ubicada en las proximidades de Béjar, Salamanca, en las inmediaciones de la Vía de la Plata. La vieja calzada sigue presentado su viejo enlosado en estos campos; es más, a la altura de Calzada de Béjar se conserva el fortín romano que servía para controlar la ruta.
El fortín, construido durante el Bajo Imperio (siglos III-IV d.C.) para proteger el tránsito de viajeros y mercancías, es uno de los elementos destacados de la vía por su interés arqueológico. Desde él se sigue contemplando la milenaria estructura, ahora sólo camino para campesinos, ganaderos y viajeros que buscan emoción espiritual, naturaleza y arte.

Los datos más antiguos que se poseen sobre la existencia de la localidad corresponden a la época de dominación romana, de la que se han hallado los restos de la V calzada romana que partía de Mérida y llegaba a Zaragoza.
De la época de dominio musulmán también han quedado restos. Quedan de testigos las ruinas de fortificación en el caserío de Arrebacit, mansión del rey de Valencia Zebit Abú Seit.
Durante la Edad Media fue una villa muy importante, como queda acreditado por las ruinas de su castillo y los moradores del mismo a lo largo del tiempo.
En el año 1311, el rey Fernando IV, ordena que esta localidad pase a la autoridad del Concejo de Cuenca. En 1370 fue concedida por el rey Enrique II a Alvar García de Albornoz junto con la localidad de Tragacete con todas sus posesiones materiales y vidas humanas. Fue residencia del monarca Enrique de Aragón, que sólo la abandonaba para mediar en las disputas señoriales, en Cuenca, de los Hurtado de Mendoza y Vázquez de Acuña.
Torralba fue donada al desgraciado don Álvaro de Luna; en el siglo XVI pasó a ser propiedad de doña Luisa de Cárdenas.

Parece ser que sus orígenes proceden de un palacio o almunia árabe. Esta alquería fue sometida, durante la conquista de la zona, por los condes de Barcelona, durante la segunda mitad del siglo XI. Cien años después, durante las acciones repobladoras del monarca Alfonso I el Casto, un anglesola, Gerbert d’Anglesola, colaboró con los Templarios.
En 1330 el monarca Alfonso III el Benigno incorporó esta zona dentro de la veguería de Tàrrega.
En 1373, el Palau depedía del monarca castellano Enrique II.
El palacio-castillo de la población fue reformado durante el siglo XVII. Con la llegada de la nueva dinastía borbónica y la proclamación del Decreto de Nueva Planta de Felipe V, el Palacio quedó incorporado al Corregimiento Lérida.

Cultura

En cuanto a los orígenes del poblamiento en Berrueces, se sabe que fue poblada en época romana, gracias a los restos arqueológicos encontrados en los alrededores de la villa (restos de cerámica con figuras humanas y animales y una moneda de bronce del año 350 d. de C. en la que aparece el busto del emperador romano Constantius II. Además, en el pago de los Grajos se ha encontrado una pequeña inscripción funeraria dedicada a ACCANNIVS. Situada en un valle rodeado de oteros, algunos recuerdan las formaciones de terreno que se crean en el paisaje, derivadas de la explotación minera característica de la época romana.
Tras la época romana y con el hundimiento de la zona en los siglos III y IV d C., poco es lo que se conoce. Hay que llegar al año 1251 para encontrar algunas referencias escritas, como el documento que recoge la actuación de la Orden de San Juan de Jerusalén que permuta sus propiedades en la villa con el Monasterio de Matallana. Su época de mayor esplendor tiene lugar entre los siglos XIII y XIV en que ostenta el título de Señorío lo que llevaba aparejada la propiedad de vasallos y nobles y residencia del primer Almirante de Castilla.
Las propiedades eclesiásticas de Berrueces pasaron a manos de los vecinos de la villa tras las Desamortizaciones de Madoz y Mendizábal durante el siglo XIX.

Restos arqueológicos del Paleolítico Inferior, Medio y Superior, certifican la existencia de grupos humanos ya en épocas tan remotas. </b<De la época medieval se han rescatado noticias en varios documentos del Liber Testamentorum, y es precisamente en estos siglos cuando Llanera como señorío dependiente de la Mitra ovetense.
Al llegar el s. XIX el concejo logra definitivamente su independencia de Oviedo y fija Posada como capital del municipio. En este tiempo, el concejo comienza su industrialización, un proceso que tiene uno de sus puntos álgidos en 1963, con la inauguración del polígono de Silvota.
Hoy en día, Llanera, además de mantener su paisaje eminentemente rural, se ha convertido en uno de los concejos más dinámicos de la región.

Las pinturas rupestres encontradas en la Cueva de la Vieja en el término municipal de Alpera están declaradas Monumento Histórico Artístico y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Son un ejemplo del Arte Rupestre Levantino.</u
La conocida como la Cueva de la Vieja conserva un paño de casi diez metros, donde predominan las figuras humanas, se conservan más de 170 motivos pintados: 33 arqueros, 13 figuras humanas y 3 mujeres, además de arcos, flechas, etc.
Entre la fauna pintada cabe destacar: 15 ciervos, 10 cabras, 5 toros, 6 carnívoros y varios cuadrúpedos de especie no precisa.
También se conserva en la Cueva de la Vieja un grupo de 37 motivos abstractos, expresión creencial de los grupos productores neolíticos, que corresponden al denominado Arte Esquemático, y cuya cronología se sitúa entre 7.000 y 3.500 años antes del presente.

Su situación sobre promontorio regular arropado por pequeñas lomas hizo que este lugar tuviera una colonización precoz. Figura ya en el año 871 en documentación escrita a propósito de una donación. Permaneció bajo jurisdicción de Treviño hasta el siglo XV y no se sabe en qué año le fue concedido el título de villa. Sabemos que una de las actividades económicas a las que se dedicaba la población fue al cultivo de la vid en la zona conocida como “Las Canteras” donde podemos apreciar las terrazas o “altares” donde se apostaban las cepas.
El trazado de Estavillo corresponde al de núcleo concentrado atravesado por unos caminos.
En desnivel y a orillas de otro camino llamado “de los Romanos” encontramos la tradicional tripleta de servicio público en estado de abandono. Próximo a la fuente surge el arroyo conocido como “La Cava” que desemboca en el Zadorra. En el lugar conocido como “El Mojón” tenemos la vista de una villa amurallada con el foso natural que proporciona este arroyo.

Tras la conquista de los Reyes Católicos del reino de Granada, Rioja se incorpora junto con Gádor y Quiciliana a la Corona de Castilla en 1489 como parte de la jurisdicción de Almería, dando comienzo a una nueva etapa histórica en la que conviven dos comunidades, los vencedores y los vencidos. A partir de 1490, comenzaron los levantamientos y la ruptura debido a la represión, que culminó con el reparto de las tierras de Almería incluyendo en ellas las de Rioja.

Un período de máximo esplendor fue la época musulmana, al igual que para el resto del valle, y cuya decadencia comienza con la incorporación de Rioja. Gádor y Quiciliana a la Corona de Castilla en 1489 como parte de la jurisdicción de Almería, en la que los repartimientos de las tierras convierten a los cristianos viejos en propietarios de la mayor parte de las tierras de estos municipios.

Tras el levantamiento de los moriscos de Granada en 1568 y su posterior represión por don Juan de Austria que, junto con el marqués de los Vélez, tiñó de sangre y represión estas tierras, expulsando al 90 % de la población que era morisca, quedándose la Corona con sus propiedades.

Al finales del siglo XVI Rioja sólo cuenta con 94 personas que se reparten las antiguas tierras de los moriscos, de los cuales sólo 12 eran cristianos viejos. En esta época, también se convierte en pueblo, aunque Gádor logró incrementar sus propio térmico a costa de territorios que anteriormente había pertenecido a sus vecinos. En este sentido es imprescindible el estudio llevado a cabo por el historiador D. Antonio Gil Albarración del LIBRO DE APEOS, DESLINDE Y REPARTIMIENTO DE RIOJA, GÁDOR Y QUICILIANA, del 1787.

En realidad, el Libro de apeo, deslinde de términos y repartimiento de Rioja, que se guarda en Granada, data del año 1572, cuando esta localidad formaba parte de un sólo municipio junto a Gádor y el desaparecido Quiciliana. Al extraviarse el documento, se hizo una copia, traslado, del Libro en el siglo XVIII que volvió a perderse y reapareció en 1985 en la Diputación de Almería, donado por el bibliófilo Antonio Moreno y donde ha quedado guardado en la llamada Hemeroteca provincial Sofía Moreno Garrido.

EL 17 de abril de 1570 don Juan de Austria llegó a dormir en Rioja pasando a Santa Fé de Mondújar, dando un plazo de 20 días pra que los moros fueran reducidos. En esta época Rioja es incorporada, junto con Quiciliana, a Gádor hasta 1635 en que vuelve a ser municipio independiente. Hacia 1572 el número de viviendas e Rioja era de 49, las cuales se componían de cocina, palacios (dormitorios), corrales, y algunas poseían horno particular.

Antiguo lugar de señorío realengo. Iglesia de la Transfiguración del señor, cuyo edificio está formado por una nave de tres tramos más cabecera de testero recto que se cubre con bóveda.
Destaca el retablo mayor de estilo renacentista, realizado en el taller pamplonés de Ramón de Oscáriz, importante pintor de su tiempo. El altar de la iglesia es del siglo XV

Terradillos de los Templarios fue territorio jurisdiccional del Temple. En el «arroyo de los Templarios» estuvo situada su casa – convento.
Las viejas leyendas del lugar cuentan que en Terradillos, los últimos templarios tenían el gallinero donde guardaban a la famosa «gallina de los huevos de oro» y que al morir, aquí fue enterrada.
Tuvo dos iglesias, la desaparecida de San Esteban y la actual que está dedicada a San Pedro.
Es de ladrillo de una sola nave. Presbiterio con arco triunfal de medio punto. En su interior destaca el retablo mayor del s. XVII y un crucifijo del s. XIV.

Los primeros vestigios de Colindres se remontan al Neolítico con los dólmenes hallados en la zona. Más tarde, en el año 26 a.C., se asentaron los romanos presumiblemente en Angustina, desde donde se contempla el “Collado Lindo”, explicación popular al nombre de Colindres.
Como los concejos circundantes, debió de formarse en torno a un pequeño monasterio, el de San Jorge y San Juan, del que se conservan noticias escritas del siglo XI, fecha en la que se donó al Monasterio de Santa María del Puerto (Santoña).
En la vida del municipio también tuvieron gran importancia los astilleros de Falgote (1475) que pasaron a ser Reales el 10 de abril de 1618 mediante un acuerdo entre Felipe III y las Cuatro Villas de la Costa del Mar de Cantabria. De los mencionados astilleros de Falgote salió “La Pinta” y es muy probable que también la “Santa María”. De aquí se llevaron al puerto de Palos, por lo que es bastante seguro que algún marinero colindrés acompañara a Colón en el descubrimiento de América.

En el término de Huecas se han encontrado instrumentos de sílex. Los romanos establecieron en el paraje, al oeste del actual caserío, una villa;. conservándose restos de ella que datan de los siglos III y IV de nuestra Era. También se han encontrado monedas de la época de Constantino el Grande. Los colonos hispano-romanos, apreciaron la bondad de estas tierras cultivándolas siendo un centro agrícola de cieto interés. Es probable que continuase el caserío en la época visigoda. En el 1465 Juan II hizo merced a don Pedro López de Ayala, hijo del famoso canciller mayor de Castilla, del lugar de Huecas; autorizándole, en el 1468, a construir un castillo aquí. A comienzos del siglo XVI se levanta el rollo que indica jurisdicción de villa, con el escudo de los Ayala. En la segunda mitad del siglo XVI se habla de una villa «Mocen o Mucen», término de origen arábigo; estaba situada a media legua al Este de Huecas. El pueblo en ese tiempo pertenece al arciprestazgo de Rodillas.

En el siglo XII la villa y su iglesia pertenecían a la Catedral de Pamplona. La Reina Urraca fundó la cofradía de la Magdalena, que incluía Enériz, Adiós y Úcar.
Muy próximo a este lugar y con dirección a Puente la Reina, el peregrino se encontrará con uno de los lugares más solitarios y emblemáticos del Camino: Santa María de Eunate.
Eunate, que significa cien puertas en euskera, data del siglo XII y fue construido por los Caballeros Templarios; inspirándose en la forma octogonal del templo de Jerusalén.
Su orientación, sus formas, sus piedras y su enorme carga simbólica, sigue siendo un auténtico misterio en nuestros días. Es un lugar para quedarse extasiado en su contemplación.

Valverde de Valdelacasa es un lugar de escasas dimensiones, con buena construcción de granito y casas pequeñas, dormido al lado de una sólida iglesia de macizos sillares que se enseñorea sobre el núcleo urbano. Las fuentes antiguas hablan de una Mansio ad Lippos, que debió hallarse aquí, concretamente en la cima de Peña Milanero, a 500 metros al sur del casco de la población.

Se cree que fue habitada por Lobetanos y Concanos, pueblos prerromanos, que acabarían por fusionarse con los pueblos celtíberos citeriores dando lugar a un pueblo nuevo. Durante la dominación romana las tierras conquenses cayeron, igual que otras regiones, bajo el peso de las águilas romanas. Tras la caída del Imperio Romano y del reino Visigodo, la dominación musulmana hizo de Cuenca un núcleo urbano de importancia tanto política como, sobre todo, económica. A los gobernantes musulmanes se debe la construcción de una impresionante fortaleza cuya misión era controlar los accesos a la Serranía. Durante el gobierno de la dinastía Omeya, Cuenca conoció su esplendor económico basado en una importante actividad agrícola y textil que la conviertieron en uno de los puntos vitales del Califato.
El principio del fin para la Cuenca musulmana comenzó en el año 1091, fecha de la muerte del gobernador de Córdoba, Al Mamum, ya que a partir de ese momento se vería inmersa en continuas luchas con los almorávides y con los cristianos (Alfonso VI). Durante el siglo XI, Cuenca fue pasando de unas manos a otras y sufrió el asedio de los almohades.
<bEn el siglo XII, Cuenca iba a quedar definitivamente sometida al poder cristiano tras la conquista de la ciudad por el monarca castellano Alfonso VIII, en el año 1177, quien sometió a sus habitantes a un asedio de nueve meses.
La paz y la estabilidad alcanzadas tras la conquista repercutieron en su economía que experimentó un notable crecimiento del cual derivó un aumento demográfico considerable. De hecho se constituyó en ella un Concejo y una Sede Episcopal; El Concejo pasó a regirse por el Fuero de Cuenca. Considerado uno de los fueros más perfectos, redactado en latín, fue traducido al castellano para que fuera el prototipo de los fueros de Castilla, León, Aragón y Portugal. La conquista cristiana afectó de forma notoria a la distribución de la población: los musulmanes se encerraron en el barrio de Mangana, presidido por su mezquita; los judíos quedaron relegados a su aljama, la calle de Zapaterías. El resto de la ciudad quedó ocupada por los cristianos.
El final de la Edad Media (siglos XIV y XV) trajo a Cuenca numerosas contiendas entre distintas facciones nobles. A nivel urbanístico en esta época tiene lugar el nacimiento de la parte baja de la ciudad con la aparición de los barrios de San Antón y el de Tiradores.
Económicamente Cuenca se convirtió en una ciudad muy importante gracias al desarrollo de sus sectores ganadero y textil.
Este espectacular despliegue económico se hundiría en el siglo XVII a causa de la crisis de la pañería conquense. La causa: la subida del precio de la lana. La decadencia económica produjo la inevitable crisis demográfica.
El nacimiento del siglo XVIII supuso para Cuenca un momento de suerte ya que esta ciudad apoyó al futuro Felipe V durante la Guerra de Sucesión al trono español. El monarca recompensaría a la ciudad con el título de «Fidelísima y Heroica» que se unió al de » Muy Noble y Muy Leal» que ya poseía.
Finalizando el siglo XVIII, el Obispo Palafox intentó resucitar la industria lanera con la fabricación de paños y alfombras pero el monarca Carlos IV suprimió los talleres conquenses porque los consideraba competidores de la Real Fábrica de Tapices.
A lo largo de los siglos XIXy XX Cuenca tendrá que hacer frente a numerosos reveses como la atroz Guerra de la Independencia que supuso el expolio de su patrimonio artístico y su destrucción en un incendio. Por si fuera poco tuvo que verse envuelta en las Guerras Carlistas y, por supuesto, en la Guerra Civil.
El día 16 de agosto de 1982 se constituyó la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, a la que esta ciudad pertenece.
Cuenca ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.

Los ilergetes, de origen íbero, forman un pueblo constituido a mediados del siglo VI aC. Su hábitat se sitúa en lugares elevados, por tanto, es fácil imaginar Iltrida la cima de la Roca Soberana.
Sus caudillos más significativos fueron Indíbil y Mandonio, que defendieron los ilergetes de los cartagineses y los romanos. Una vez vencidos, alrededor del año 205 de nuestra era, la ciudad pasa a llamarse Ilerda. Las crónicas romanes hablan de una ciudad fortificada con un puente de piedra que constituía un municipio creado en tiempos del emperador Augusto. El municipio poseía fértiles huertas que, a finales del siglo III, fueron destruidas por bandas de bárbaros germánicos.
Hacia los años 716-719, Lleida fue ocupada por los sarracenos. Cuatro siglos de convivencia marcaron el carácter de la ciudad.
En octubre de 1149, la ciudad se rindió a las tropas de Ramón Berenguer IV id’Ermengol VI de Urgel. Se otorga la Carta de Población a la ciudad en 1150.
En 1300, Jaime II estableció el famoso Estudi General, que será el único centro de enseñanza superior de la Corona de Aragón hasta finales del siglo XV.
Desde 1382, el gobierno de la ciudad se instala antiguo Palacio de los Sanaüja, obra significativa del románico civil. A partir de ese momento, el edificio pasa a denominarse Palau de la Paeria. El nombre de Paeria corresponde al privilegio de Jaime I (1264), que sustituye el antiguo consulado, de origen romano, por Paeria como forma de gobierno municipal.
En el siglo XVIII, la ciudad recupera su imagen y dimensión. Bajo el reinado de Carlos III se construye la Catedral Nueva.
Actualmente, la ciudad de Lleida, ha adecuado sus infraestructuras para acoger los diferentes barrios que se han unido al centro gracias a la construcción del Puente Nuevo (1973), el Puente de la Universidad (1993), del puente de Pardinyes (1995), la pasarela de Blondel (1997) y la recientemente inaugurada pasarela de la avenida del Segre (2003).

Cultura

Tenemos noticias de la existencia de este núcleo poblacional durante la Edad Media, ya que sabemos que en el año 1247 se llamaba «Vellaguiello»; cambiará esta denominación a partir del siglo XVI cuando ya es conocida como en la actualidad.

La Parroquia católica de Santo Domingo de Guzmán es la comunidad religiosa del lugar, desde que se separó en el siglo XIX de la parroquia de San Nicolás de Bari de Avilés.

Como todas las poblaciones cercanas perteneció al estado de Villena y padeció las vicisitudes de este peculiar señorío, que tanta importancia tuvo en la Edad Media y en la gestación de la moderna monarquía castellana.
El estado de Villena, después Marquesado, nace hacia 1282, cuando el infante don Sancho se alza contra su padre, Alfonso VIII, ayudado entre otros nobles por su tío don Manuel. Como premio por su ayuda, don Manuel recibe tierras y villas que, unidas a su señorío de Villena, van a formar el primer núcleo del estado de Manuel.
El señorío será engrandecido por su hijo, el célebre infante don Juan Manuel, que conseguirá repoblar y engrandecerlas villas y aldeas.
La riqueza de sus tierras y su estratégica situación, fronteriza con los reinos de Castilla y Aragón, acrecientan su importancia, pero son también origen de numerosas disputas que empezarán a la muerte del infante y durarán hasta el reinado de los Reyes Católicos.
El Marquesado y todas sus villas, entre ellas Alcalá será escenario durante muchos años de luchas y enfrentamientos de los nobles contra el poder real. Entre ellas hay que destacar la que enfrentó a los Infantes de Aragón con los partidarios de la monarquía castellana.
Es en este periodo cuando surge la figura de Juan Pacheco, favorito de Enrique IV, nombrado por el marqués de Villena, que domina y pacifica todo el territorio y es artífice de muchos de los castillo e iglesias que han llegado hasta hoy.

Lacorzana existe como población en el año 1099 y es citada en el otorgamiento de Fuero a Miranda por Alfonso VI.
Se sitúa esta población en terreno llano próxima al lugar en el que el Ayuda se encuentra con el Zadorra e igualmente próximo al encuentro de los ríos Bayas y Zadorra con el Ebro. Su privilegiado emplazamiento y ubicación junto a una encrucijada muy transitada en los siglos XVI y XVII dieron como resultado la construcción de una casa-torre.
El trazado del caserío es espontaneo en torno a un camino y dominado por la torre palacio de los Hurtado de Mendoza. La torre dominaba desde 1510 las riberas del Zadorra y los caminos reales. Fue construida para la defensa y control de pasajeros y mercancias. El edificio fue reedificado sobre otra fortaleza medieval más simple por Don Hurtado Díaz de Mendoza y su hijo. Posteriormente sufrió varias reformas en las que se disminuyo la altura de la torre, se le adaptó un nuevo cuerpo y se le proporcionaron almenas. El complejo constructivo está cercado perimetralmente por un muro o barbacana de mediana altura. El ingreso al recinto se realiza por un arco ligeramente apuntado y lleva en la dovela un escudete identificativo del linaje Hurtado-Mendoza. Al sur del complejo histórico – artístico, junto a la orilla del Zadorra se encuentra el complejo hidráulico del molino que data del año 1645. En la actualidad el pueblo es propiedad privada perteneciendo a la familia Saenz de Buruaga.

Alhabia se forma entre dos aguas, una situación privilegiada sobre tierras arcillosas que definirán esta alquería de origen musulmán, instalándose desde sus inicios un campamento ferial para el comercio de animales y una alfarería que atraían a comerciantes de toda la comarca.

Su topónimo de origen árabe tiene un significado polémico; según los historiadores tradicionales, es traducido por tienda de campaña o estanque de agua, una referencia histórica la primera y de carácter natural la segunda, por el pequeño lago que se formaba en la confluencia de los dos ríos, Andarax y Nacimiento. Aunque se puede constatar su evolución morfológica a lo largo de su historia, fue llamada Hayva, Aljaiba, Aljabia, Aljabiati, hasta su denominación actual en el año 1587.

La primera mención cultural de la alquería corresponde al siglo XII debida a Idrisi (geógrafo y cronista musulmán), el cual menciona el lago que se formaba entre los ríos e inscribe el lugar dentro de la actividad colonizadora y fundación en el territorio de Urs al-Yaman de unos 20 castillos en el siglo noveno, hecho que atestiguan los restos arqueológicos de las torres que defendían la alquería. A partir del siglo XIII, al crearse el reino de Granada, Alhabia formará parte de la taha de Marchena (taha, unidad administrativa en que los sultanes nazaríes dividieron todo el territorio alpujarreño), junto con los pueblos colindantes, sumando un total de diez lugares. Tras la rendición de Baza y las Capitulaciones de Almería en 1489, comienza la historia moderna de Alhabia, se instaura un nuevo poder político y religioso, con construcciones de nuevo cuño que cambiarán la fisonomía de la antigua alquería musulmana, dándole un perfil más castellano.

La taha de Marchena fue dada en recompensa a don Gutierre de Cárdenas y Chacón en 1494, por la ayuda prestada a los Reyes Católicos durante la Reconquista.Alhabia inicia el siglo XVI formando parte del señorío de los Cárdenas, posteriormente duques de Maqueda. Este siglo se va a caracterizar por una inestabilidad económica y demográfica como consecuencia de la rebelión de los moriscos y su definitiva expulsión en 1570, situación que se estabilizará en el siglo XVIII.El siglo XIX irrumpe con el liberalismo, siendo lo más significativo para Alhabia el nuevo régimen de independencia que se concedía a su municipio, consecuentemente a la abolición del señorío de Maqueda y Arcos en 1835.

Desde principios de siglo habrá un importante auge económico y demográfico, reflejado en la arquitectura neoclásica y ecléctica que se realiza en ese momento, como la iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, aunque la patrona es Nuestra Señora de la Visitación, de finales del siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX (1834), de clara influencia neoclásica siguiendo un proyecto realizado en el taller de Ventura Rodríguez.

De la segunda mitad de siglo tenemos el llamativo edificio neoárabe llamado la Mezquita, más numerosos ejemplos arquitectónicos que se pueden admirar haciendo un recorrido por el pueblo. En el inicio del siglo XX aún se mantiene el crecimiento demográfico y económico debido al cultivo de la uva de Ohanes, para ser interrumpido en las siguientes décadas.

Cabe destacar como principal atractivo el simbólico monumento dedicado a la Mujer del Farmacéutico Rural de España en la persona de Carolina de Yebra y Rittwagen, obra de Santiago de Santiago, ubicado en el jardín de la casa familiar, frente a la farmacia (fundada en 1871), la cual es una de las de mayor tradición y solera del Valle Medio del Andarax.

Enclave en el que sobresale por su ubicación en lo alto, la iglesia de San Millán, pequeño templo medieval reformado en los siglos XVI y XVII.

Moratinos ya aparece citado en el siglo X, concretamente en el año 955, en la documentación de Sahagún.
En Moratinos aún se conserva el nombre de «calle real» y «Calzada francesa».
No hay noticias de la existencia de un hospital en el pueblo; la asistencia hospitalaria a los peregrinos se prestaba en San Nicolás del Real Camino.
La iglesia parroquial de Santo Tomás, de ladrillo, es sencilla. Conserva una Virgen con Niño, del siglo XVI. y una pila bautismal

La visita a esta pequeña localidad es casi obligada por la belleza de su iglesia de San Vicente de la Maza (Bien de Interés Local), considerada una de las más monumentales de Cantabria, construida entre los siglos XVI y XVII sobre trazas atribuídas al maestro de cantería Juan de Rasines.
También aquí sobresale la llamada casa Machín, un bloque flanqueado por dos grandes torres, levantadas en la segunda mitad del siglo XVIII. Se pueden ver residencias particulares de la primera mitad del siglo XX: Quinta Lucía y Villa Josefina (1916), así como el seminario de Maristas, edificado en 1948 sobre un proyecto de Gregorio Sanz de la Fuente

Riolobos está nclavado en la alta Extremadura en el Valle del Alagón esta delimitado por los siguientes termino municipales Morcillo, Guijo de Galisteo, Montehermoso, Alagón, Galisteo, Plasencia, Grimaldo Holgera y Torrejoncillo. Desde aquí podemos acceder a lugares cercanos de incomparable atractivo turístico y natural, como son Sierra de Gata, Las Hurdes, El Valle del Jerte, la Vera , el Parque Nacional de Monfragüe, Plasencia, Caceres, Cáparra…..
Y a cualquier Comarca cacereña, por estar situado en el centro de la Región.

La ciudad se encuentra situada en la orilla derecha del río Matarraña y en estos momentos cuenta con 1290 habitantes.
A pesar de las raíces árabes de su nombre, esta villa ya estuvo poblada en la prehistoria y así lo demuestra sus numerosos lugares con restos arqueológicos, como el del Roquizal del Rullo, considerado el yacimiento de la Edad de Bronce más importante de Aragón.
En Fabara se encuentra el Museo de Pintura Virgilio Albiac Situado en la Plaza de España, 13

Famoso por pertenecer a la vetona cultura de los verracos, sus primeros poblamientos datan del Neolítico.
Tras la caída del Imperio Romano y el advenimiento del reino visigodo, Valdelacasa sigue intensamente poblado y lo mismo ocurrirá con la invasión árabe.
Tras la reconquista de la zona en 1083 por Alfonso VI, la población forma una amalgama de culturas y religiones, ya que convivirán los mozárabes, los castellanos venidos a esta tierra con el rey y los grupos de moriscos y judíos. La mejor época para la zona será a partir de 1212, con la victoria de las Navas de Tolosa, ya que empezarán las concesiones reales de tierra, modo habitual de fomentar la creación de asentamientos estables de población en las zonas recién conquistadas.
A lo largo de los siglos este pueblo merece la atención de sus soberanos que la irán dotando de privilegios y por lo tanto de poder económico. El siglo XV es decisivo para el pueblo ya que se abandonan los viejos núcleos fortificados medievales y aparecen los núcleos poblacionales que llegan a nuestros días.
Durante el siglo XVII, la zona sufre el decaimiento de un país que se enfrenta en una Guerra de Sucesión,
y que tendrá que buscar dinastía reinante en el extranjero.

Su casco urbano, cargado de historia, conserva calles de trazado medieval, tortuosas y estrechas, en las que los soportales y las casas solariegas le dan al pueblo un ambiente que nos traslada a otras épocas.
Los escudos que coronan los dinteles de las puertas de los caserones son vestigios de la importancia que este municipio ha tenido a lo largo de su historia.
Dignos de mencionar, recortándose en el cielo de Valdeolivas, los tres molinos de viento, construidos en sillería, localizados en el paraje conocido como las “Eras Bajas”, datan del siglo XVIII y coronando sus puertas, se pueden observar todavía inscripciones y leyendas.
Desde el camino que conduce al Calvario entre encinares, se pueden apreciar algunas de las más hermosas vistas del pueblo. /b>

Es un pueblo eminentemente agrícola y una mínima presencia del sector industrial. En su municipio es abundante la caza menor.

Cultura

Las primeras referencias sobre pobladores de la zona vienen a través de los descubrimientos hallados en Coca, y que datan de la Edad de Bronce y del segundo milenio antes de Cristo, pero el primer documento escrito sobre la población no aparece hasta el año 151 a.C.: un texto que narra los enfrentamientos que sostuvieron los hispanos del interior de la península con los romanos de Coca.
En los últimos días del mes de noviembre del año 1773, el Rey Carlos III expide, desde San Lorenzo de El Escorial, una Real Cédula concediendo el Título de Villa a Nava, agregando a su nombre original, «de La Asunción», en honor a la virgen, su patrona.
En los años cuarenta el ambiente social se hace más dinámico, y empiezan a proliferar las actividades culturales, educativas y sociales, coincidiendo con la expansión industrial de la época.
Se van introduciendo estos nuevos servicios, que poco a poco van configurando el desarrollo industrial que años después convertirá a la localidad en una de las más prósperas e industrializadas de la provincia.

La iglesia de Santa María de Solís, no conserva nada de su primitiva estructura. Se trata de una iglesia de probable origen pre-románico (s. VIII-X), reedificada en los s. XVI, XVII-XVIII y XIX con el escudo de los Solís y con el sepulcro de Pedro Solís. El escudo de esta familia volverá a aparecer en el tímpano del frontón.
La casa de Blanco del siglo XVIII, en la que destaca la fachada principal con forma simétrica y la puerta enmarcada por dos pequeñas orejas barrocas y a cada lado saeteras.

Cultura

Antes de la creación de los ayuntamientos constitucionales estaba incluida en la Cuadrilla de Abajo.
El Pleno del Ayuntamiento de Condado de Treviño, en sesión celebrada el 20 de junio de 2003, acuerda iniciar el expediente de constitución en Entidad Local Menor, una vez acreditada la existencia de patrimonio suficiente para garantizar el cumplimiento de sus fines.Así como de bienes, derechos o intereses peculiares y propios de los vecinos y distintos a los comunes al municipio de Condado de Treviño que justifican la creación de una organización administrativa descentralizada.

Su nombre, de resonancia árabe, se ha traducido tradicionalmente como el «sexto», derivación del vocablo árabe al-sadis, el número seis, o de sodux, forma dialectal andalusí que significa un sexto

En 1802 tenía un molino harinero sobre el Arga y hasta las reformas de 1835-1845 gobernaron el lugar el diputado del valle de Esteribar y un regidor que se designaba por turnos entre las catorce casas (quince en 1847). En esta última fecha contaba con escuela.
En el interior de la parroquia de San Pedro destaca el retablo mayor, obra del taller de Ramón Oscariz.
En el palacio Episcopal de Pamplona se conservan cinco tablas procedentes del mismo templo, atribuidas a Juan de Bustamante, y tuvo igualmente una cruz parroquial de Velásquez de Medreno, de finales del siglo XVI.
Puente del siglo XI de tres arcos de medio punto. Se le llama puente de Hurgaitz, debido al hecho de servir de comunicación entre el pueblo y la carretera general.

En el siglo XII, cerca del actual cementerio, hubo un hospital de peregrinos que terminó convirtiéndose en una leprosería regentada por los canónigos de San Agustín.
Fernando III (s. XIII) dedicado al santo de Bari, y que fue conocido con el sobrenombre del «Petit Cavalier», en contraposición al del «gran caballero» de las Tiendas. El hospital, posiblemente ubicado en la actual calle de La Esperanza, tenía aneja una capilla en la que se celebraba como festividad principal la Santa Cruz

Lo más destacado de esta bella y pequeña localidad es la iglesia parroquial de San Vicente, de los siglos XVI-XVII. Llaman la atención en este templo su grandioso pórtico y las bóvedas estrelladas de su interior, pero sin duda lo más bello e impactante es su portentoso retablo, uno de los más monumentales de la región con dos cuerpos, siete calles, coronación con Calvario y cúpula dorada ajustada al ábside. Sus autores fueron García de Arredondo y Diego de Lombera.
En arquitectura civil destacan algunas casonas como la Casa Pinta, bello palacio montañés del siglo XVI. La Casa de los Curas, La Yseca y el Palacio Marroquín.

Aparece como «Borguiellas» en ciertos documentos del siglo XIII. Su origen, como el de varios pueblos cercanos a la capital, está en los caseríos que edificaban los vecinos de Toledo para habitar en las épocas de labranza y cosecha.
A mediados del siglo XIX el presupuesto municipal ascendía a poco más de 8.589 reales, de los que 1.460 eran para pagar al secretario.

La villa de Sástago se encuentra situada en el centro de la depresión del río Ebro, sobre su orilla derecha.
Cabe destacar el Palacio de Sastago, que fue propiedad de los Condes de Sastago, los cuales ejercieron un gran dominio en Aragón entre los siglos XIII y XVII. La restauración del edificio mereció el premio “Europa nostra”.
La villa es también conocida por sus famosos cuchillos de mango de concha de nácar, hechos a mano desde el siglo XIV.
Su iglesia parroquial, dedicada a la virgen del Pilar, es de estilo barroco de tres naves. Durante la guerra civil fueron destruidos sus retablos.

La localidad de origen arriero, se caracteriza por la pizarra utilizada en la construcción tradicional de sus edificaciones. Cuenta con el pequeño Parque Temático de la Vía de la Plata, muy cerca del albergue parroquial. El albergue lo dirige el cura de la parroquia y es el epicentro del Camino de Santiago del Sur. Los restos de calzada romana se conservan en buen estado, así como los dos miliarios que se pueden encontrar a las afueras del pueblo.

El origen de Campillo se remonta a la conquista de Cuenca, cuando el rey Alfonso II de Aragón envió tropas para ayudarle y en recompensa Alfonso VIII otorgó tierras y posesiones a un noble aragonés apellidado Xarava, en el lugar donde actualmente se encuentra Campillo de Altobuey y otros pueblos próximos.
Aunque se desconoce la antigüedad del poblamiento de esta localidad, sí se sabe que hubo un asentamiento árabe. Sin embargo, será a partir del año 1177, con la conquista de Cuenca, por el monarca castellano Alfonso VIII, cuando conste documentalmente como núcleo de población.
Documentación histórica aparte, la hisotira del pueblo gira en torno a la Virgen de la Loma, Patrona de la localidad. Según la leyenda, Alfonso VIII conquistó Cuenca gracias a un milagro de la Virgen, quien hizo aparcerer una misteriorsa «luz» en una «loma», el desconcierto de los musulmanes ante dicho prodigió otorgó la victoria a los cristianos. La pequeña imagen aparecida en la loma fue regalada por el monarca castellano al capitán aragonés apellidado Jaraba, como muestra de agradecimiento. No sólo, claro está, le concedió la posesión de la milagrosa imagen, sino numerosas tierras y posesiones.
Durante toda la Edad Media esta localidad fue un importante paso para peregrinos y caminantes, por estar localizada en el Camino Real de Madrid.
Durante el siglo XIX Campillo de Altobuey experimentó un notable crecimiento demográfico.

Pina ejerce desde antiguo su influencia como cabeza de partido. El casco urbano es amplio e interesante. Sobresale su gran plaza rectangular, en la que se ubica el Convento de Franciscanos y la Iglesia parroquial de Santa María.
El territorio de Pina fue reconquistado por Alfonso I el Batallador. Desde 1134 hasta 1198 se conocen los nombres de seis tenientes: Jordán, García Ortiz, Gostio, Ortiz Ortiz, Jordán de Pina y Martín Pérez de Villel. Las órdenes militares tuvieron importantes intereses en esta localidad, así la de San Juan de Jerusalén instaló en ella una encomienda cuyo primer comendador fue Domingo de Ricla, siendo su primera mención del año 1184. También la orden del Temple tuvo numerosas posesiones.

Cultura

Sabemos que, a nivel administrativo, el pueblo de Valseca pertenecía desde el siglo XI al «Sexmo de Cabezas», eminentemente agrícola. Pero
las primeras referencias documentales sobre este núcleo datan del año 1247 y por ellas sabemos que en esta época era conocido como “Val Seca” y “Balseca”. Su significado es Valle Seco y puede tener relación con su ubicación geográfica.
En los años 1591 y 1845 se tiene constancia de que el nombre completo del pueblo era el mismo que en la actualidad : “Valseca de Boones”. Según el escritor Pedro Luis Siguero, estos términos se refieren a los buhoneros (vendedores ambulantes), que recorrrían estas comarcas ofreciendo productos de primera necesidad y utensilios para las labores agrícolas.
Las primeras noticias del pueblo corresponden a la etapa posterior a la invasión musulmana, puesto que anteriormente los habitantes estaban ligados a la nobleza segoviana.
Su gran producción agrícola convirtió a esta parroquia en una de las más productivas del Obispado de Segovia. Sabemos, además, que la justicia del pueblo era llevada a cabo por dos alcaldes que dependían del Corregidor de Segovia.
En el siglo XVIII, el monarca Carlos III, en el año 1773, mediante una Real Cédula, señala que los reos de delito puedan refugiarse en la Iglesia de Valseca.
El siglo XIX fue muy malo para la población por las calamidades meteorológicas que se produjeron y que llevaron a un círculo vicioso de malas cosechas,
Además de los desastres climáticos, el pueblo hubo de sufrir los desastres producidos por la Guerra de la Independencia, hecho del que poseemos pocos datos, aunque se puede pensar que Valseca quedara bajo la dominación francesa y por lo tanto, se escondieran todo tipo de datos.

El municipio, inevitable tránsito entre la capital del más Antiguo Reino de Europa y la salida hacia el mar a través del Puerto de Avilés, conoció Hospederías para Emigrantes. (Cancienes: Ruta de la Costa del camino de Santiago), transitados caminos con sus obras de apoyo que facilitasen el paso (Ponte de la Peluca en Molleda, apróx. S. XIII) o el asentamiento de decenas de Caserones y Palacios de recreo para la Baja Nobleza de la época medieval.

Los vestigios arqueológicos documentados de la localidad de El Herrumblar se remontan a la Protohistoria y la época histórica.
De la Edad del Bronce se conocían ya vestigios que se guardan en el Museo Arqueológico de Cuenca, procedentes del Cerro Chavo. Este mismo yacimiento ha sido publicado en ocasiones describiendo en él estructuras habitacionaleserecedero. La cultura material se compone fundamentalmente de cerámica de labio vuelto con decoración en ungulaciones y dientes de hoz.
De la época ibérica se conocían, por datos de Carta Arqueológica, dos yacimientos próximos a la localidad.
No obstante otros yacimientos de esta época, como el Llano de los Cabezos, se habían documentado con anterioridad con apariciones numismáticas que aportan luz sobre la localización de la ceca de Ikalesken.
Ya de época romana y gracias a las aportaciones particulares que localizan de forma esporádica y casual vestigios arqueológicos en las tareas agrícolas de remoción de tierras, se había documentado otro yacimiento de esta época se trata de El Balsón.
La villa de El Herrumblar es villa independiente de Iniesta a partir de 1782, momento en que la villa asciende a unos 100 vecinos. Según esta publicación. El Herrumblar se denominaba El Cumbrar antaño y luego el Retumblar.
El Herrumblar es una villa que vivía fundamentalmente de la agricultura y la ganadería ovina aunque también eran famosos sus tejares, los cuales abastecían de tejas a todo el municipio y parte de los colindantes.
Solamente se contaba con la iglesia actual dedicada a Nuestra Señora de la Estrella y construida en 1777 pero antes se rendía culto en la Ermita de San Julián localizada al norte de la localidad junto al cementerio y fundada en 1680.

Cultura

Santa Cruz, a la sombra de dos magníficos castaños, se perfila contrastando su origen toponímico de carácter sacro, la media luna y la cruz están omnipresentes después de cinco siglos desde la Reconquista. El pueblo actual era la antigua Haratalgima o barrio de la mezquita…

Antiguo lugar de señorío nobiliario, donde adquirieron diversas heredades los hospitalarios de San Juan de Jerusalén (1231 y 1272) y Santa María de Roncesvalles. En 1802 se hace constar que tiene sobre el Arga un molino harinero que continuaba funcionando en el siglo XX.
Iglesia parroquial de San Esteban, edificio medieval con alguna ampliación en el siglo XVI, con una campana gótica de 1377.

Un remanso de paz invade el espíritu del peregrino al pasar por la ermita de la Virgen del Puente poco antes de entrar en Sahagún. Se sabe que en este lugar existió un hospital.
La villa de Sahagún cuna de reyes, santos y sabios, ya gozó de gran actividad en la época romana por su excelente emplazamiento en plena Vía Trajana entre la Legio VII e Italia, Vía que conducía a Astorga, Zaragoza y Tarragona.
Su nacimiento acaeció a la sombra de un Monasterio Medieval en honor de los Santos Facundo y Primitivo (de ahí el nombre de La Villa Sanctus Facundus), hace más de nueve siglos. En los siglos II y III tuvo lugar el martirio de dichos santos, quienes murieron decapitados y arrojados al río Cea, en cuya orilla fueron sepultados por grupos de cristianos.
Sahagún nace y crece al calor del monasterio Benedictino de San Benito consagrado a los Santos Facundo y Primitivo, mártires de la época romana, según cuenta la tradición. Fue destruido y reconstruido en varias ocasiones, pero es Alfonso III el Magno, el que le da el primer gran impulso al recoger en él a los monjes, que procedentes de Córdoba vienen huyendo de la invasión árabe. Alcanza su máximo esplendor bajo el reinado de Alfonso VI, al concederle privilegios y favores.
Durante este periodo fijaron su residencia en esta villa: Sabios, ricos, artesanos, burgueses y artistas procedentes de la España musulmana, de ahí que se prodigara tanto el arte mudéjar. Se mezclaron culturas y lenguas, conviviendo moros, judíos, francos y castellanos.
No obstante las muchas luchas del pueblo contra el feudalismo hizo que nuevamente fuera destruido y reconstruido, siendo, finalmente, la desamortización de Mendizábal y nuevos incendios en el siglo XIX lo que acabó con el poderío de aquella Abadía Benedictina.
Un ramillete de joyas arquitectónicas salpica toda la villa: las iglesias de San Tirso (siglo XII) y San Lorenzo (siglo XIII ambas de estilo románico-mudéjar; las de estilo neoclásico de La Trinidad (siglo XVI) y de San Juan de Sahagún (siglo XVII), junto con el santuario de la Virgen Peregrina (antiguo convento franciscano) y el museo de las Madres Benedictinas; forma un conjunto que se llegó a conocer como la capital del románico pobre, por el uso de ladrillo y de barro en vez de piedra.
Se cruza la ciudad y a la salida, un sólido puente (Puente de Canto) sobre el río Cea, construido en 1085 por orden de Alfonso VI, lleva hacia una chopera a la derecha, donde la historia sitúa la batalla entre Carlomagno y el rey moro Aigolando (muchos miles de muertos y la leyenda de las lanzas de los cristianos que florecieron al ser clavadas en el prado).

Se han realizado excavaciones arqueológicas en el Alto de las Campanas, habiendo hallado un enterramiento, correspondiente a la primera etapa de la Edad de Bronce.
En el siglo XIV, se menciona Rincón de Soto en el testamento de Don Juan Ramírez de Arellano, otorgado en Soria el 29 de octubre del año 1383. En él se recoge la donación para la fundación de unas capellanías en la Catedral de Calahorra de todas las heredades que tenía en esta ciudad y en la aldea de Rincón de Soto.
En el año 1596 y por un valor de 1200 ducados, se echaron en este pueblo las bases para la construcción de una presa que fue la primera de España.
En el censo de población de la Corona de Castilla del siglo XVI, aparece Rincón como aldea de Calahorra empadronada con 200 vecinos (1000 almas) y no adquiere la independencia hasta 1670 otorgándosela el rey Carlos II, dejando de ser una aldea para ser una villa realenga.
Entre sus personajes más ilustres figuran:
Juan Antonio Llorente (1756-1823).- En 1.779 fue ordenado sacerdote mediante dispensa y admitido en 1.781 entre los abogados del Supremo Consejo de Castilla.
Reconoció a José Bonaparte como rey de España y tomó parte en la Asamblea de Notables convocada por Murat en Bayona para reformar el Gobierno. Al regresar Fernando VII, fue expulsado de España. Ya en el exilio, escribió multitud de obras, entre ellas la «Historia de La Inquisición», texto básico para los Estudiosos e investigadores del tema. También fue autor de la gran revisión histórica vaticana titulada «Retrato Político de los Papas desde San Pedro hasta Pío VII», que le valió su salida de Francia en 1822. Su «Historia de los Heterodoxos», y la colección de leyes promulgadas en España titulada «Fuero y Juzgo» le valieron reconocimiento intelectual de primer orden.
Emeterio Celedonio Escalada Palacios.- Llegó a Argentina con 18 años, uniéndose a los insurrectos. Tercer hombre en la independencia de Argentina, a las órdenes del general José San Martín.
Diego Martínez de Prado. Participó en la expedición al Dorado en las Indias (1596). Explorador del Orinoco, fue tesorero de la Real Hacienda del Tucumán en 1611, y después en Concepción de Chile.

Muy cerca se levantaba “Cobisis de los Carpetanos”, una tribu celtibérica que se extendía entre Madrid y Toledo. De las ruinas de aquel poblado, arrasado por Fluvio en el año 561 de la fundación de Roma, nace la actual población.
Este lugar fueron heredades de los vecinos de Toledo en donde éstos tenían sus viñas y majuelos. Pertenecía a la comarca de La Sisla de Toledo. Por fuerza del necesario cultivo y cuidado de las fincas, se hizo un caserío llamado «Cobisa de Abajo», que con el tiempo se abandona por insalubridad, pasándose los vecinos a «Cobisa de Arriba» La alquería de Cobisa se cita ya en el siglo XII, allí tenía la catedral unos majuelos. Después aparece en documentos mozárabes a partir del año 1175.

Los orígenes históricos de Alboloduy alcanzan la prehistoria, con asentamientos en el Neolítico final almeriense (siglo VI a. C) y sobre todo en la tercera fase del Bronce (siglo VI a. C), situados en el Peñón de la Reina, con hallazgos, el cual menciona la alquería en su recorrido de Almería a Granada como Boloduy.
En torno a la primera mitad del siglo XIII, al formarse el Reino de Granada, se crea la taha de Alboloduy (unidad administrativa en que los soberanos nazaríes dividieron todo el territorio alpujarreño).
Tras las Capitulaciones de Almería, la taha perteneció a Boabdil, junto a otras, como feudo hasta 1493, para concederse definitivamente en 1504 a don Sancho de Castilla y Enríquez, señor de Gor, como recompensa por la ayuda prestada en la Reconquista. El siglo XVI estuvo caracterizado por la sublevación de los moriscos y su definitiva expulsión en 1570 tras su derrota, quedando Alboloduy despoblada.
La primera referencia estadística de la población de Alboloduy data de 1577, relacionada con la repoblación tras la expulsión de los moriscos, 51 cristianos viejos se instalan en la villa procedente de Andalucía Occidental, Extremadura y Levante, aunque anteriormente había sido un asentamiento poblacional importante, ya que, según el libro de Apeo y Población de 1574, la villa se componía de 153 casas con 150 vecinos moriscos, 3 cristianos viejos, el sacristán y dos beneficiados, datos que denotan una villa grande.
Los siglos XVII y XVIII se caracterizan por la demografía histórica del Antiguo Régimen, altas tasas de natalidad y mortalidad, pero pese a ello se mantiene una continuidad poblacional que al realizarse el Catastro de Ensenada en 175253 se observa un aumento demográfico importante, con 1.562 habitantes.
Hay que decir que este pueblo, conocido como de «los músicos», mantiene una actividad cultural notable, con una banda musical de las mejores de la provincia.

Alforque es una localidad de origen musulmán y está situada en la ribera del Ebro y cuenta con una población de tan solo 89 habitantes.
Su castillo, llamado fortín, construido en el siglo XIX durante las guerras carlistas, está situado al borde de un acantilado que domina el pueblo.
La Iglesia de San Pedro de estilo gótico data de 1580, desde su campanario podemos contemplar una magnífica vista de Alforque, su huerta y del paso del río Ebro.
En el año 1927, un incendio provocado por una vela o lámpara del Santísimo originó la quema del Altar mayor de gran valor según documento del acta y el testimonio de los más mayores con quienes puede hacer éste comentario. Debió ser en los primeros días del año 1927, era párroco D. Francisco Ibarz Combau, murió y está enterrado en Alforque el día 11 de Marzo de 1927. Parece ser que su muerte fue precipitada por el siniestro ocurrido.
En el año 1936, (Julio) fue saqueada, quemados el resto de cosas que la redujeron a cenizas, no quedando nada de lo que fue primitivamente siendo utilizado el edificio como graneros y almacén.
La casa de Gros o casa Tomé fue fundada en 1886, por una familia pudiente que se dedicaba a la producción de aceite. Si nos acercamos todavía se pueden ver bien conservadas las cubas hechas en azulejo de porcelana donde se hacia el aceite puro de oliva.

Próximo a la capital salmantina se encuentra este pequeño pintoresco pueblo de casas blanqueadas que se aprietan unas con otras como si quisieran protegerse de los extremos climatológicos de la tierra. Lo más interesante es un pequeño campanario de cierto valor artístico, que ha sido restaurado con gran acierto.

Los primeros asentamientos en Silos y su comarca datan de época prehitórica. La vida monástica en la comarca y, especialmente en Silos, comenzó en la época visigoda. Se piensa que pudieran ser pequeñas comunidades independientes, aunque relacionadas entre sí.
Los datos históricos sostienen que el Monasterio de Silos tuvo su origen a comienzos del siglo VII. En estos momentos, los monjes alternaban el modelo eremítico con la vida monacal comunitaria, mediante colonias monásticas. Esta forma de vida estuvo vigente desde el siglo VII hasta finales del primer cuarto del VIII, momento de la conquista musulmana.
En el siglo X, la comunidad de monjes de Silos goza de una vida pujante y es una comunidad muy bien organizada. A fines del siglo X y la primera mitad del siglo XI, el Monasterio decaerá material y espiritualmente, a causa de las terribles razzias llevadas a cabo por Almanzor.
La llegada a Silos del Abad Santo Domingo en enero de 1041 y su mandato durante 32 años hará girar la historia del monasterio alrededor de su extraordinaria personalidad. Gracias a él y a sus sucesores, nace el gran monasterio románico
Entre los siglos XI y XV, Silos será un monasterio lleno de vida y actividad. En estos momentos es ya una comunidad influyente; un importante centro de peregrinaciones; un centro educativo con su escuela monástica; un extraordinario centro cultural, con su scriptorium, del que salieron el Beato conservado en la Biblioteca Británica de Londres; un centro artístico con su extraordinario taller de orfebrería, y un centro económico que alimenta a muchas aldeas, iglesias, granjas y pequeños monasterios.
Llegado el siglo XV, en 1512, Silos pasa a depender de la Congregación Benedictina de Valladolid, y la comunidad se normaliza desde 1512 a 1835.
En este año queda interrumpida la vida monástica en Silos. El decreto de desamortización de Mendizábal obliga a la comunidad benedictina de Silos a dispersarse. Es en este momento cuando se pierden casi todos los manuscritos de su archivo, las joyas y casi todas sus obras de arte.
Gracias a Dios, en 1880, un grupo de monjes benedictinos franceses de la Abadía de Ligugé salvó a Silos de la ruina completa al instalarse en el monasterio, que fueron reconstruyendo. Igualmente consiguieron recuperar buena parte de sus archivos. Desde entonces la Comunidad Benedictina de Silos ha sido un faro luminoso para la comarca. Silos ocupa un lugar destacado en la Orden Benedictina actual.

Igualada nace alrededor del año mil, a la margen izquierda del río Anoia que da nombre a la comarca. El nombre de Igualada proviene del latín AQUALATA, que viene a significar donde el río se ensancha, un río bien aprovechado para proveer de energía hidráulica los molinos.
Tiene su origen en un cruce de caminos, uno militar desde Manresa, a través de Odena y Montbui, hasta los castillos más lejanos del campo de Tarragona, y el camino real que comunica Barcelona con Lleida, Aragón y Castella. Su posición en medio de la Conca d’Òdena, se convierte en un lugar de encuentro natural también para el campo y favorece el intercambio y venta de mercancías.
El primer indicio de construcción que tenemos de la villa es la edificación de una capilla en 1003 junto a una «mota» o «fuerza», fortificación de defensa menor. La capilla consta como parroquia en 1059.
El año 1381 Igualada recibe el título de Carrer de Barcelona, quedando bajo la tutela de la ciudad de Barcelona y equiparándose a ésta en derechos, libertades y prerrogativas. La villa va creciendo y, entre los siglos XIV y XV se construyen dos murallas, hasta que en el siglo XVIII, la villa se alarga hacia Soldevila i Capdevila, siguiendo el camino real.
Si bien durante los primeros siglos de vida, la población crece a un ritmo contenido, pendiente de epidemias y migraciones, fue durante los siglos XIX y XX, que Igualada, además de recibir el título de Ciudad y de disponer de línea ferroviaria, asiste a una expansión económica espectacular. Las industrias de tejidos se convierten en las más importantes de Cataluña, así como las curtidurías de pieles, que se mecanizan y se convierten en el primer centro productor de la península. Gradualmente surgen las primeras industrias de género de punto alcanzando una gran importancia a nivel nacional.

Cultura

Tierras pobladas desde el Paleolítico como atestiguan las litografias de la cuesta de San Isidro, entre las que aparece un caballo fechado en tal época; estampas rupestres que también podemos hallar en los salientes de pizarra localizadas entre las localidades de Nieva y Ochando.
Huellas de otros tiempos a las que se suma, como una joya más, la muestra arquitectónica más antigua de Nieva y que no es otra que la descubierta en 1999 durante la restauración de la iglesia: su pórtico de estilo románico del siglo XIII. Es muy posible que los arcos de piedra, con sus capiteles de dragones alados, fueran cubiertos durante una de las numerosas ampliaciones que ha sufrido el templo. Todo un descubrimiento que engrandece, si cabe, la espectacularidad de los arcos interiores y su torre mudejar de los siglos XIV y XV.
De interés son también algunas de las edificaciones construidas en Nieva, casas con muros de pizarra, aunque en su mayoría enfoscadas.

Es la capital del Concejo. El antiguo ayuntamiento en Nubledo, de planta rectangular y dos pisos. En su fachada destaca la alineación de la puerta, el balcón y el escudo concejil y encima un frontón. A los lados aparecen los escudos menores de Castilla y León.
La Quinta de Silva Melero, de la primera época del siglo XX, Destaca en su fachada lateral ocupada por una galería de ventanas separadas por pilares y sobre ella la terraza de la primera planta. Destaca tambien el Bosque de Nubledo, que cuenta con una importante población de eucaliptos, alisos y carbayedas.

Recibe su nombre de un antiguo almacén de provisiones en la época romana.
Se trata de un lugar de antiquísimo poblamiento como así lo demuestran los innumerables yacimientos de diferentes culturas localizados por esta zonaLos íberos fueron los primeros habitantes de estas tierras como demuestran importantes yacimientos que hoy en día podemos contemplar en diferentes museos nacionales.
De la época romana aún se encuentran un mayor número de yacimientos ya que no hay rincón de toda esta comarca estudiada que no posea restos, incluso alguna de las localidades se corresponden con ciudades romanas como Iniesta que era la antigua EgelastaTodo este terreno se encontraba atravesado por infinidad de rutas comerciales romanas.
De la época visigoda apenas quedan restos, sin embargo podemos decir que con la invasión de los árabes en el año 711, toda esta zona llega a uno de sus períodos de máximo explendor cultural.
En el siglo XIV se crea el Marquesado de Villena (el más antiguo de Castilla) al que pertenecerán todos estos pueblos, este título permance en la famila Aragón hasta la muerte del último descendiente de esta familia Don Enrique, el Nigromántico; momento en que pasa el título a Don Juan Pacheco. Será con los Reyes Católicos cuando se comience a recuperar a estas localidades para la corona, proceso que no acabará hasta el siglo XIX con la desaparición de los Señoríos.
Es en el período que abarca los siglos XVI-XVIII, cuando estos pueblos comienzan a obtener el título de villas y con la independencia lograda se alcanza un auge económico que produce la proliferación de la mayoría de los monumentos que hoy en día podemos contemplar.

Son escasos los datos históricos acerca de esta pedanía, pero ya es nombrada en el año 904 cuando Lope ben Muhammad conquista una fortaleza en Bayas de la cual no queda vestigio alguno.
Destacable hecho histórico es la llegada durante la edad medieval de la peste a las inmediaciones de Bayas, cuando aún era independiente de Miranda de Ebro. Sus comunicaciones fueron cerradas para evitar contagios a poblaciones vecinas, y sus consecuencias fueron arrasadoras.

San Juan de Ortega nace en Quintanaortuño (Burgos), en 1080. Hijo de una familia adinerada, fue uno de los grandes promotores del camino, y junto con su maestro Santo Domingo de la Calzada colaboró en la construcción de puentes y caminos. Murió en Nájera en 1163. Su cuerpo fue trasladado al actual monasterio de San Juan de Ortega y enterrado en la misma capilla románica de San Nicolás que él ayudo a levantar. La iglesia románica, con tres hermosos ábsides y gran crucero, se terminó de construir a finales del gótico. En su interior se conserva un mausoleo del santo tallado por Gil de Siloé de estilo isabelino. Son también de gran interés iconográfico sus capiteles, especialmente el que representa el combate del gigante Ferragut y Roldán, así como el triple capitel con el ciclo de la Navidad. Este último, a las 5 de la tarde de los días equinocciales es iluminado por un rayo de sol que entra por una ventana de la iglesia. Este hecho es conocido como el misterio o el milagro de la luz.

Si se sigue el camino Francés no es necesario pasar por Calzada de Coto, quedará a nuestra derecha y al otro lado de la moderna autovía.
Este pueblo, que perteneció al monasterio Benedictino de Sahagún, únicamente lo conoceremos si decidimos tomar la ruta alternativa que también nos trasladará hasta Mansilla de las Mulas pero por la calzada romana «Vía Trajana»

Pertenece al Concejo de las Regueras y como el resto de núcleos que lo integran está volcado en la agricultura, ya que la presencia de la industria es irrelevante en el Concejo.
La agricultura estaba orientada hacia el autoabastecimiento, en la actualidad la agricultura está cediendo el paso a la ganadería, especialmente la bovina.
Es un Concejo muy rico en yacimientos y hallazgos arqueológicos de la Edad del Hierro y de la Cultura Castreña. Son famosos los túmulos funerarios de Soto y Piedrafita.

Su núcleo urbano cuenta con la iglesia barroca del convento mercedario y también con algunos pazos urbanos de interés, entre los que destaca la Casa del Asistente, hoy albergue de peregrinos.

Nacimiento es uno de los mayores ejemplos de la Almería profunda que ha resistido los peores momentos de una historia muy dura y que hoy, sobre una realidad distinta, va cambiando la faz y la geografía humana de la provincia.

Los cortijos se construyeron a finales del siglo XIX coincidiendo con las grandes ventas de la uva de mesa.

La población de Nacimiento es atravesada por un río del mismo nombre que se une al río Andarax en la localidad de Alhabia. Su historia va ligada a los avatares propios sufridos por la Alpujarra y Níjar.

Nacimiento conoció su mayor esplendor durante el siglo XIX y principios del XX gracias a la popularidad que alcanzó la uva de mesa almeriense. Esta bonanza en el cultivo del viñedo fomentó un cremiento considerable cuya máxima expresión fueron sus numerosos cortijos necesarios para la realización de las faenas propias del cultivo de la vid.

Esta pequeña villa se encuentra situada a la orilla del río Ebro y cuenta con 128 habitantes.
La iglesia parroquial del siglo XVII es de estilo barroco y está dedicada a San Lorenzo.
A muy poca distancia del pueblo se encuentra el castillo de Alborge (El Fuerte árabe), construído en 1165 cuando Alfonso II cedió a los monjes cistercienses del Salz la «Almunia de Alborge, sita ante Sástago, para construir un castillo que constara de torre con dos terrados y casa cubierta a doble tapial». Actualmente se encuentra en ruinas.

Tiene su origen en tiempos de la reploblacion, a principios del siglo XII por Raimundo de Borgoña, el nombre del pueblo aludía al lugar de procedencia de sus habitantes: Villaguera. Los primeros pobladores se situaron cerca del arroyo que cruza la vega que tiene dicho nombre. Donde actualmente se encuentra, existía un monasterio del cual la iglesia formaba parte.

Tal y como su nombre indica, esta localidad se encontraba situada al pie de un pequeño cerro. El sobrenombre «de las Salinas» le fue añadido por la necesidad de distinguirla de otras dos localidades del mismo nombre. Este apodo hace referencia a unas minas de sal explotadas desde La Edad Media. Este dato consta documentalmente en un documento de donación del monarca castellano Alfonso VIII, fechado el 12 de abril de 1187.
Documentos del siglo XIX, que hacen referencia a esta población, la localizan en un terreno montañoso, en cuya cima quedan las ruinas de un castillo musulmán.
En el pueblo queda una fuente de aguas saladas «las Salinas de Monteagudo» gracias a las cuales se elaboran todos los años entre 6000- 7000 fanegas de sal.
Su término municipal limita al norte con Reíllo, al este con Carboneras, al sur con Almodóvar y al oeste con Fuentes.
Sus terrenos de secano son bastante productivos; la gran mayoría de ellos están poblados por especies como el pino negral, las sabinas, los chaparros y los robles.
Su economía se basa en el sector primario. La estrella del mismo es la producción cerealista, de patatas y hortalizas. Esta actividad se complemente con la cría de ganado lanar y yeguar.

Tiene su origen como núcleo poblacional en el antiguo castillo de Castellolí Un documento del año 989 le presenta como Kastro Odolino. Posteriormente, durante el reinado y Crónica del rey Jaime I, aparece ya registrado como Castell Aulí.
Los primeros documentos sobre el castellano señor del castillo se remontan al año 1139. Durante la primera mitad del siglo XIII, Castellolí formaba parte de la propiedad feudal del monasterio de Sant Cugat. Más tarde, pasaría a integrarse en el «vescomptat» de Cardona.
Durante toda la época medieval y hasta bien entrada la Edad Moderna, sus habitantes moran en masías. La población de Castellolí, como tal, no aparecerá totalmente configurada hasta el siglo XVIII.

Cultura

En su castillo se pueden ver las murallas medievales, la iglesia del siglo XIII, la Torre da Homenaxe del siglo XV y el pazo condal del siglo XVI. Este conjunto residencial y defensivo tuvo la primera imprenta de Galicia.

Es a principios del siglo IX cuando comienza el repoblamiento con mozárabes y gentes venidas de la montaña.
Los datos documentales sobre Santervás comienzan con el documento de donación que la Infanta Dona Sancha hace del priorato y de la villa a la abadía de Sahagún en la fecha de 1130.
En un documento en el que se relacionan una serie de lugares, ya en el siglo XI, aparece citada como «Villa Citti» ; posiblemente ya existiría a finales del X o inicios del XI. Aparece como «alberguería» u hospital, a comienzos del siglo XII, pero pasando ya a nombrarse con un término parecido al de Sant Herbas. Este hecho supondría la existencia del albergue como comunidad de monjes, funcionando, además, como parroquia en honor de los santos Gervasio y Protasio. El emplazamiento ocupado por este albergue se conoce con exactitud por la documentación de la época y de siglos posteriores.
Muy importante para la localidad fue la donación hecha por Doña Santa a la abadía de Sahagún, del priorato de Santervás y su hacienda. Además su hermano, el emperador Alfonso VII, cede a Sahagún su usufructo sin propiedad.

Villalegre, originalmente, pertenecía a la parroquia de Molleda, segregándose posteriormente para convertirse en parroquia independiente. A finales del S.XIX, se produce un cambio en el poblamiento de esta zona, con la construcción de lujosos chalés, levantados por inmigrantes cubanos retornados. Todavía se conservan algunas de estas casonas indianas, aunque han desaparecido muchas de un extraordinario valor, como representación arquitectónica del éxito de los que hicieron las Américas. La arquitectura indiana incorpora como elementos decorativos signos exteriores fácilmente reconocibles, como el adorno de los aleros con filigranas similares a puntillas, así como un cierto barroquismo en sus fachadas, a veces abigarradas en ornamentos copia o inspiración de las grandes mansiones que los exitosos indianos vieron al otro lado del atlántico.

La parroquia está dedicada al apóstol.

Durante muchos años se han ido encontrando en todo su extenso término municipal numerosos restos arqueológicos de distintas épocas históricas, datándose aquéllos más antiguos en el período neolítico y la Edad del Bronce. Posteriormente se excavó otra necrópolis ibérica donde apareció uno de los mosaicos de cantos pintados más antiguos de todos cuantos se conocen en el arco mediterráneo. De la época de la Romanización los restos encontrados son variados y de máxima calidad: un puente, varias estelas, aras votivas, restos de villas romanas, monedas, etc., considerándose por una mayoría de historiadores como la antigua Egelasta, y consiguiendo una fama inusual por la calidad de su sal tan importante para las salazones de esa época que era extraída de las diferentes minas que existían en la zona.
Los siglos venideros mantendrán el enclave iniestense con su importancia político-administrativa, siendo en varias ocasiones cabeza de partido. El siglo XVII destaca por el gran desarrollo urbanístico con la construcción de importantes casas-palacio en la Villa. Ya en el siglo XVIII sobresalen una serie de personajes ilustres de la vida religiosa del país: obispos, santos, etc. Las contínuas guerras decimonónicas y la política general de nuestro país marcaron una decadencia histórica muy acusada no sólo en Iniesta sino en todas las regiones de España.

Carbajal significa Carballín (Robledal) y de la Legua es la distancia que hay de León a Carbajal.
En el siglo XII vinieron aquí las monjas Benedictinas hoy denominadas vulgar y cariñosamente las Carbajalas, que estuvieron aquí 400 años, hasta que en el siglo XVII retornaron a León.
La vida se ha desarrollado en torno a la agricultura y a la ganadería, principalmente cereales, lechería y las «perucas» de carbajal hasta que últimamente la proximidad a la ciudad ha llevado al pueblo a convertirse en «ciudad dormitorio» y llenarse de urbanizaciones.
Pasa por el pueblo un ramal del camino de Oviedo que une León con la cámara Santa de Oviedo.

Posee una iglesia parroquial del siglo XVI y dice la tradición popular que ahí fueron enterradas las entrañas de rey García de Navarra, bajo una gran losa, después de ser derrotado y muerto por su hermano Fernando I en la batalla de Atapuerca. Datos más fidedignos señalan que su cuerpo fue sepultado en la basílica de Santa María de Nájera. Una hermosa fuente en el centro del pueblo y un pequeño puente de piedra a la salida del mismo, cuya construcción se atribuye a San Juan de Ortega, completa lo más destacable de Agés.

El nombre de Bercianos del Real Camino Francés indica la procedencia de los primeros pobladores: una colonia del Bierzo leonés. Los documentos más antiguos que mencionan la existencia de Bercianos del Real Camino, datan del año 950 o antes.
El pueblo de adobe y tapial, con su sencilla iglesia de ladrillo, nos muestra una zona pobre e inhóspita, por donde además merodeaba el lobo. Domingo Laffi cuenta un dramático suceso ocurrido entre Bercianos y el Burgo «… Partimos hacia Brunello (Burgo Ranero), situado a cuatro leguas; Mas recorridas tres aproximadamente, dimos con un peregrino muerto y llegaron dos lobos que comenzaron a devorar aquel cuerpo; Les hicimos huir y continuamos hacia Brunello, y llegados a la tarde, fuimos a buscar un capellán para que fuese a levantar el cadáver…»

Si desea conocer la riqueza histórica de esta pequeña localidad perteneciente al Concejo de Grado y, en otro tiempo, Jurisdicción, Señorío, Priorato y Encomienda de los Caballeros de San Juan de Jerusalén , también conocidos como Caballeros de Malta, pinche en toda la historia de San Juan de Villapañada

El símbolo más destacado de esta villa se encuentra en la portada románica de la iglesia de Santa María de Xinzo, con una concha de vieira en uno de sus capiteles.

Durante la época romana, la zona estaba poblada por pasar la calzada romana por la cercana localidad de Abla. Esto sería el germen de la actual Doña María. Ya existe constancia escrita de su existencia en 1571, en el Libro de Apeo y Población de Abla, en la que se menciona como Venta de Doña María. A mediados del siglo XVIII, la Venta de Doña María es descrita como una cortijada formada por nueve casas propiedad de un vecino de Abla, localidad de la que dependía durante esa época.

A comienzos del siglo XIX ya hubo una fusión temporal de Doña María con otros municipios vecinos pero dicha unión fue efímera, de 1810 a 1812.

Finalmente, los municipios de Ocaña, Doña María y Escúllar se fusionaron voluntariamente en 1976, formando el municipio de Las Tres Villas, dejando la capital en el núcleo de Doña María-Ocaña.

Situada al pie del monte Purburell en la margen izquierda del Ebro sobre la antigua Iulia Celsa romana, antigua y extensa ciudad que llegaba hasta el río y de la que ha quedado un importante yacimiento arqueológico, que ha motivado la construcción de un museo donde se pueden contemplar muchos de sus restos.
En lo alto de la colina se encuentra la ermita de San Nicolás de Bari del siglo XVIII, aun cuando conserva un impresionante ábside semicircular de estilo románico. Su campana que se conoce como: “La Campana del Milagro”, anunciaba desgracias para el reino de Aragón cuando tañía sola. Cuenta la leyenda que la misma llegó al pueblo flotando sobre las aguas del Ebro.

La denominación tradicional de las vías romanas ha sido calzada y nuestro municipio no es excepción: por Calzada Valdunciel discurría el Iter ab Emerita Asturicam, más conocido como Vía de la Plata. Este importante eje estructurador ponía en conexión Mérida con Astorga y su entorno minero.
La antigua calzada cruza el pueblo por la mitad, coincidiendo, en gran parte, su recorrido con el de la calle de Santa Elena, en cuyo extremo del sur pervive el topónimo de la Cruz de Santiago, que hace referencia a una ermita antigua y tal vez alude al uso medieval de este trazado para la famosa peregrinación compostelana. Atravesada la plaza cerca del frontón, la vía discurre por la antes llamada calle o calzada de Zamora actualmente rebautizada Ruta de la Plata, dejando atrás las casas del pueblo al pie del arroyo de la Vega. Allí pueden apreciarse vestigios posiblemente vinculados a la vía romana.
Otras de las piedras pueden provenir de edificaciones medievales, tal vez de ermitas próximas ya derruidas. Una de éstas conserva un nicho rectangular sin inscripción. Desde aquí, el camino avanza decididamente hacia el norte, franqueando una loma a través de un tajo artificial que, aunque profundizado posteriormente, debió de ser excavado en su inicio por los autores de la obra romana.

Gracias a los restos arqueológicos hallados se puede afirmar que fue un asentamiento del pueblo arévaco y durante la dominación romana fue un núcleo urbano. El mayor protagonismo, sin embargo, lo alcanzará durante la Alta Edad Media, por su condición de plaza fuerte fronteriza de gran valor estratégico. Foco de atención para musulmanes y cristianos se vió envuelto en numerosas escaramuzas militares entre ambos contendientes a lo largo de dos siglos. Esta situación terminaría a mediados del siglo Xl, cuando pasó a pertenecer definitivamente a los monarcas castellanos. Con la conquista de Toledo en 1085 y el abandono del Duero como línea fronteriza, la villa comenzaráa experimentar una estabilidad que la hará despegar económicamente.
El siglo XIII trae a la villa cierta relevancia política plasmada en la celebración en 1187 de las primeras Cortes de Castilla. Pero tendrá que esperar hasta el final del siglo XIII para alcanzar su verdadero esplendor.
A lo largo de los siglos alternará su situación de Villa de Realengo con época en las que será propiedad de reinas, infantes y señores. El final de la Edad Media y el advenimiento de los siglos posteriores traerán a la Villa una progresiva decadencia.
El milenario San Esteban de Gormaz, que según el Poema del Mío Cid fue en su día ciudad, se encuentra al suroeste de la provincia de Soria, en la margen derecha del río Duero.
Se han encontrado restos arqueológicos que demuestran que estuvo habitado desde el 900 antes de Cristo, aunque su origen como asentamiento se data en la época celtíbera, en la que fue un importante cruce de caminos.
También el imperio romano dejó sus huellas en San Esteban de Gormaz. Se han encontrado lápidas, relieves militares, estelas honorarias, miliarios …
Tras la convivencia de hispano-romanos y visigodos surge la cristianización y siglos después, la llegada de musulmanes y árabes a San Esteban de Gormaz.
Una vez que Alfonso III, rey de Asturias conquista San Esteban y refortifica su viejo castillo (en el 883), San Esteban se convierte en Puerta de Castilla, por ser frontera natural con el río Duero y por su blindaje amurallado.
Entre los siglos X y XI se suceden las batallas entre árabes y cristianos y San Esteban cambia de manos en repetidas ocasiones. En medio de la crueldad y las luchas de poder, la población de San Esteban se merma y es repoblada también en contadas ocasiones.
Finalmente es el Cid, quien acaba con la incursión árabe en territorio castellano, recuperando definitivamente a San Esteban en el 1054. A partir de ahí, se repobló de manera estable.
San Esteban es citado reiteradamente en el Cantar del Mío Cid, donde se califica a la villa como una “buena cuidad” y a sus gentes como mesuradas y prudentes.
El Cid volvió a pasar por esta buena ciudad, hacia su destierro y en su cortejo fúnebre. Parece que el autor anónimo de la primera parte del poema pudo ser sanestebeño.

El concejo presenta un territorio de gran contraste entre la costa, dominada por los acantilados, y el interior, montañoso pero menos escarpado que el resto de la comarca del Ese-Entrecabos, ya que sus cumbres no sobrepasan los ochocientos metros y prevalece la configuración en forma de praderías, colinas y brañas. Aunque es un municipio en el que es mayor la franja del litoral que la distancia hasta el sur montañoso, la rasa marítima o plataforma litoral terrestre es estrecha pero muy elevada, rematada al borde del mar con impresionantes acantilados de una altura media de ochenta metros, que jalonan las paredes de salientes.

La forma mas extendida de su nombre es O Courel, Aunque el nombre usado por siempre de sus gentes es El mencionado de O Caurel. Sobre el origen de este nombre, Podría estar relacionada con la voz latina «aureum» (oro), ya que durante la dominación romana en esta zona se explotaron Numerosos yacimientos auríferos. Posibilidad Otra es la voz «Caurus» (Viento del Noroeste), por su situación geográfica en la Península.
Esta comarca fué de gran Importancia en la época de la dominación romana, en la que se explotó el oro, el hierro y el antimonio que encerraban sus montes. Hoy en día el principal recurso minero son Las Canteras de pizarra hijo (louseiras),
Su ubicación, en las Sierras Orientales, condicionó los asentamientos humanos. Difícil y su accidentada Orografía imposibilitó el establecimiento de una buena Red de comunicaciones; Por todo ello, el medio rural sufrió desde hace años un grave proceso de despoblamiento y envejecimiento, que conlleva serias repercusiones ambientales, sociales y culturales.

La iglesia parroquial de Santo Estevo (s. XVI) es su edificio más emblemático. El retablo de Sandiás fue realizado por el escultor Francisco de Moure en 1603.

El primer dato que se tiene de este pueblo es el que habla del origen del nombre y lo hace derivar de Arniellas (así se llamaba ya en el año 1318). Este dato se encuentra en varios documentos del Museo de Sahagún donde hay un mapa que señala el lugar con dicho nombre, y de Valderaduey, por encontrarse a orillas del río así llamado (antiguamente Araduey), término de procedencia íbera y utilizada para designar vegas o valles anchoa.
Los documentos que citan a Arenillas, hablan siempre de ella como de Villa, lo cual indica el destacado rango que tuvo desde antiguo.
Los archivos eclesiales de León dan abundancia de datos sobre esta villa, durante los siglos XV, XVI Y XVII.

«L’horru Veriña» como era y es conocido es un reflejo de la historia de Asturias de los tres últimos siglos. Nacido en 1875 -según aparece tallado- fue trasladado desde Veriña al Pueblu d’Asturies en 1967 como consecuencia de la creación de la industria siderúrgica. Constituye este un motivo histórico, pero también intrahistórico; la pequeña historia de las cosas cotidianas. La pequeña historia de la quizá mal llamada «industrialización de Asturias». La Asturias del desarrollismo que se hizo a costa de tantas cosas, como fue los hórreos. Los horreos que tuvieron que emigrar de la aldea, que tuvieron que convertirse en «leyendas urbanas»

En sus calles destacan las iglesias románicas de San Pedro, Santiago, Santo Estevo y San Xoán de Vilanova. La iglesia de Santiago de Allariz (finales del s. XII) ocupa el centro neurálgico de la villa.

De la historia de este lugar, sabemos que en el año 1787 figuraba como anexo de Olmeda del Rey y pertenecía al Marqués de Llaneros. Contaba únicamente con cinco habitantes y su mayor atracción, ya en aquel momento,eran unos «sepulcros y vestigios antiquísimos y de gran magnitud»

En la Edad Media, fue fundamental el castillo de Alba, que detuvo el avance de Almanzor, en torno al que se organizó el correspondiente territorio, convertido más tarde en concejo. El valle de Fenar recibió fueros de Fernando I en 1042, organizándose como otro concejo. Ambos se unieron en el ayuntamiento de La Robla a principios del siglo XIX, excepto las localidades de La Seca de Alba, Valsemana de Alba y Cascantes de Alba, que pasaron a Cuadros, y las de Naredo y Robledo de Fenar, que pasaron a Matallana de Torío en 1945. La economía del municipio recibió un importante impulso con la construcción del Ferrocarril de La Robla, que enlazaba la localidad con Bilbao, a finales del s. XIX. Este impulso trajo consigo la ubicación también en La Robla de la central térmica de La Robla, una de las tres que posee la provincia de León.

Cabe destacar que es la cuna de importantes yacimientos prehistóricos.
Todo este maravilloso patrimonio natural, histórico y científico no alcanzó nombradía hasta el año 1976, cuando Trinidad Torres, un estudioso de los osos fósiles, y los miembros del Grupo de Espeleología Edelweiss que colaboraban con él, encontraron una mandíbula y otros restos humanos fósiles en la Sima de los Huesos. Torres puso el material en manos del profesor Emiliano Aguirre, su director de tesis, quien organizó un proyecto científico que desde 1991 dirigen sus discípulos Juan Luis Arsuaga, Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro.
También es célebre por la famosa batalla (año 1054) que tuvo lugar en sus tierras entre el rey de León y Castilla Fernando I y Don García de Navarra. Un menhir «Fin de Rey» conmemora este hecho histórico. Su iglesia está dedicada a San Martín de Tours y fue construida entre los siglos XIII y XV. Una hermosa espadaña adorna su fachada principal.

Actualmente tiene muy poco del pueblo miserable formado con cabañas cubiertas de paja como así relata en sus crónicas el boloñés Laffi, aunque quedan antiguas casas de adobe y tapial.
Hoy, gracias al barrio de la estación forma un moderno núcleo urbano.

Los primeros indicios que muestran la existencia de vida humana en el concejo corresponden al periodo megalítico, siendo manifestada su existencia en varios lugares con formaciones de necrópolis tumulares. Son de destacar los túmulos de la sierra de las Traviesas en Lleiguazo, el túmulo de Terra Riba en Cermoño, la necrópolis de san Juan en Mallecina y la necrópolis de Pena Ausen en el alto de Carrales. De la edad del bronce se descubren diversos utensilios como un hacha plana de bronce encontrada en el Regueru Secu (Figares), y las hachas de talón y anillas de Álava y Malleza.
La ocupación romana deja varias muestras en el concejo, siendo importantes las numerosas explotaciones auríferas que encauzan y procesan la materia principal en la extracción.
Del año 1024 data la fundación de un monasterio que estaría ligado estrechamente con el concejo. Se trata del monasterio de San Salvador de Cornellana, construido por orden de la infanta Cristina y que sería cedido en el año 1122 por el conde Suero Bermúdez y su esposa Enderquina a la orden de Cluny.
El concejo siempre fue lugar de paso obligado en las peregrinaciones a Santiago por su recorrido interior, lo que hizo que en el territorio hubiese hospitales para atender a estas personas, resultando de cierta importancia los de Cornellana, Salas y La Espina.

Los primeros datos de Orón se remontan al año 873, cuando el conde Diego Porcelos inicia la reconquista desde tierras alavesas. Este conde sucede a su padre Rodrigo y bajo mandato de Alfonso III se aventura a reconquistar estas tierras bajando de las vascongadas por Gorbea para llegar a las márgenes del río Arlanzón y encontrando curiosamente a la antigua población de Aurea Patricia donde más tarde seria enterrado.
Nos encontramos ante unas poblaciones que por su cercanía recordamos como Cellorigo, Santa Gadea, Obarenes hasta Pancorbo plaza amurallada y fortificada y que marca frontera y límite de estas avanzadillas, quedando Orón libre del yugo de los moros.
En el Censo de Vecindarios de la Corona de Castilla realizado en 1591 estaba incluida en la provincia de Burgos siendo uno de los Concejos de Miranda que contaban en su conjunto con 303 vecinos pecheros.

Existen escasas publicaciones acerca de la historia de Abla, cabe citar algunas referencias sueltas en diversas obras y especialmente en «Construcciones Romanas de Almería» de Gil Albarracín, «Historia general de Almería y su provincia » de Tapia Garrido y «Crónica Histórica de Abla» y «Raíces Populares de Abla» del autor local Antonio José Ortiz Ocaña .
También se suman otros inconvenientes para llevar a cabo esta labor investigadora que son la inexistencia de documentación histórica en los archivos locales, lamentablemente expoliados, y la falta de las oportunas excavaciones arqueológicas que arrojen a la luz la suficiente información que permita abordar con rigor científico un estudio histórico en profundidad.

Villa situada en la depresión del Ebro y forma parte de la llanura de los Monegros. Posee restos romanos además de sepulturas supuestamente visigodas.
Su iglesia parroquial dedicada a San Pedro es de finales del siglo XVII.
Frente a la iglesia está el monasterio de la Purísima Concepción del siglo XVII, actualmente abandonado. En su interior y en una preciosa urna de cristal, guarnecida con oro, cuatro diamantes y perlas incrustadas se guardó el relicario de una Santa Espina de la Corona de Jesucristo, que provenía de los Reyes de Navarra. En 1970 se cerró el convento y el relicario se trasladó a Zaragoza.
Es de interés artístico la parte antigua, también llamada barrio morisco ya que antiguamente fue habitado por personas de origen árabe. Esta parte está caracterizada por sus calles estrechas y «cubiertos» (edificaciones situadas sobre la calle que comunican las casas de uno y otro lado).

La investigación histórica demuestra que Salamanca estuvo poblada desde la Prehistoria, a partir del periodo Musteriense, así como en los periodos del Bronce y del Hierro. Los pueblos vacceos y vetones, que ocupaban la zona, fueron ampliamente romanizados, pasando a conocerse la capital como Helmantika o Salmantica. La ingeniería romana atravesó toda la provincia mediante la construcción en el siglo I, de la calzada de la Vía de la Plata.
Los musulmanes atacarán el valle del Tormes por primera vez en el año 977 y los ataques se irán repitiendo sucesivamente hasta el año 986. Cuando el rey Alfonso III, establezca la frontera sur en el río Duero, los musulmanes se desplazan más al Sur y la zona salmantina quedará totalmente despoblada.
En el año 1102 el Conde D. Raimundo de Borgoña comienza la repoblación del territorio por encargo de su suegro, el rey Alfonso VI. Los repobladores eran originarios de Navarra, Galicia, del Norte de Portugal, de Castilla, e incluso francos y moriscos. En el año 1136 los salmantinos consiguen arrebatar Ciudad Rodrigo a los musulmanes. Tanto Salamanca como Ciudad Rodrigo pasarán a ser ciudades y tendrán su propio obispado.
Entre 1147 y 1150 se construyen en Salamanca las murallas y las iglesias de San Martín y la Catedral Vieja. De extraordinaria vitalidad cultural, Salamanca ya tiene Universidad en 1218, fundación del rey Alfonso IX. Durante el Renacimiento Salamanca brillará con luz propia en el firmamento cultural y artístico español por la importancia de sus intelectuales y artistas, que legarán a la ciudad y al mundo las más bellas obras del Renacimiento nacional.
El siglo XVII, supone un cierto decaimiento de la ciudad, según la tónica general del país durante el reinado de los últimos Austrias. El siglo XIX, traerá a la ciudad un profundo sufrimiento, debido a la invasión de las tropas napoleónicas durante la Guerra de la Independencia. Igualmente, durante la Guerra Civil, tendrá Salamanca parte activa al convertirse en sede del nuevo gobierno. Fecha histórica para la ciudad fue la declaración de la UNESCO como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1988.

Ya en tiempos de los romanos Trillo era una ciudad conocida, situándose en la región fronteriza entre Carpetania y Celtiberia. Su poblamiento se consolida tras la conquista, a finales del siglo XI, en tiempos de Alfonso VI, pasando a formar parte del Común de la Villa y Tierra de Atienza y rigiéndose por su Fuero.
En el siglo XVI, años de Renacimiento pleno, se construyen los magníficos edificios de las iglesias de Trillo, Azañón y Morillejo. Mientras, los núcleos se conforman como excepcionales conjuntos de arquitectura popular de piedra y de entramados de adobe y madera, entre los que destacan las casonas solariegas de las que se conservan singulares ejemplos en Trillo y Azañón.
Trillo, fue durante siglos un próspero poblado y en 1580 su población alcanzaba los 320 vecinos, según el censo realizado por el Rey Felipe II. Su Se talaron sus montes y sus plantíos, se destruyeron sus ganados y colmenas, fueron quemadas las maderas de su tráfico y más de doscientas casas, decayendo la población en 1752 a 82 vecinos.

Este antiguo pueblo catalán, hoy barrio, se encuentra atravesado por la N-II, que sigue el trazado del Camino Real., fecha en la que Guillem de Pujalt ordena construir en el lugar el Monasterio de Santes Creus.
Durante las Guerras Carlistas se desarrollaron cruetos combates en su término municipal. En 1837, el general Tristany ordenó fusilar a 276 vecinos pertenecientes al partido isabelino.
Actualmente su economía está centra en la agricultura y la ganadería. Destaca desde antiguo su dedicación a la hostelería debido, en parte, a su situación estratégica dentro del Camino Real y del Camino de Sta. Coloma de Queralt a Sant Guim de Freixenet.

Cultura

La historia de Grajal de Campos es principalmente medieval, ya que en ella se han vivido importantes batallas. Las primeras documentadas fueron de Alfonso I y Alfonso III contra los musulmanes, ya en etapa reconquistadora. Al igual que otras ciudades castellano leonesas, sufrió las incursiones de Almanzor y sus tropas. En 1194 pasó a depender de la Corona de Castilla. En los alrededores de Grajal venció Alfonso III a su hermano, Bermudo el Ciego, ayudado por los musulmanes, y en estas mismas tierras, murió el conde Raimundo, padre de Alfonso VII.

La presencia humana más antigua detectada en el concejo pertenecía al Paleolítico Superior y estaba en la Cueva Oscura (Coyanca, Perlora) desafortunadamente ya destruida. Los materiales en ella encontrados pertenecían a las culturas solutrense y magdaleniense. El Neolítico está ampliamente representado por las estructuras megalíticas del Monte Areo, ya reseñadas en el s. XIX por el erudito local Carlos González Posada. Excavaciones recientes fechan este conjunto de monumentos funerarios en tomo al 3.000 A.C., en ellas pueden encontrarse gran cantidad de restos fúnebres.

El origen del actual pueblo de Fuentes hay que buscarlo a partir de la conquista de Cuenca por las tropas de Alfonso VIII, en el 1177, y de su avance repoblativo hacia levante, si bien es verdad que ya este lugar había sido habitado por generaciones anteriores, según se manifiesta mediante los restos arquitectónicos hallados en la zona, tales como hachas de piedra y diversos objetos de diferentes épocas. Además, en el término de Fuentes, existe un importante yacimiento ibérico.
Sin embargo, el núcleo principal que dio origen a la población actual fuenteña se centra en la fortaleza musulmana que se alzaba sobre el cerro llamado «La malena» y que servía de eslabón defensivo de la extensa cadena de castillos musulmanes que impedían el paso hacia los reinos de Aragón y Valencia en caso de invasión enemiga.
La aldea fue creciendo y prosperando hasta ser declarada villa independiente por real privilegio en el año 1557. En ella fue edificada la iglesia, posiblemente con el mismo material que el del puente, y en cuya construcción se reflejan claras muestras del románico.

Aparece ya La Pola de Gordón documentada en el 1248 en una Real Célula dada por Fernando III en los reales del cerco de Sevilla y citada como La Puebla de Gordón. Alfonso XI con posterioridad, en el año 1341, en un documento de similares características la cita como La Pobla de Gordón, es etimológicamente un topónimo de ascendencia claramente latina « populus, pueblo », con la variante femenina « puebla », frecuente en la toponimia leonesa, galaica o asturiana. La Pola puede considerarse como población que comenzó con tal nombre hacia los años 1212 al 1230, o sea desde que fue desmantelado el Castillo de Gordón, por iniciativa del propio Rey Leonés Alfonso IX. Hasta este momento el Castillo de Gordón era el centro político y militar de Gordón.
El Concejo de Gordón lo encontramos en la comarca conocida como Montaña Central, inserta de pleno en el costado meridional de la cordillera Cántabro-Astúrica. Sus tierras ocupan unas ciento cincuenta mil hectáreas de este suelo con variada configuración, así podemos observar como al norte se levantan las montañas más agrestes y rocosas permitiendo exiguos y estrechos valles, y como su intensidad decrece, obviamente, a medida que avanzamos al sur, concluyendo con tierras somontanas, donde se aprecia ya el agotamiento de las últimas estribaciones de la gran cordillera. Se encuentran estas tierras surcadas de norte a sur por el cauce fluvial del río Bernesga donde en las proximidades de la capital municipal recibe el afluente colateral del río Casares y en todo su recorrido por el concejo, hacen lo propio, infinidad de otros modestos arroyuelos que glosan sus aguas.
Jurisdiccionalmente este Concejo está adscrito al partido judicial de la capital de la provincia, León, de la que su centro administrativo municipal, La Pola de Gordón, dista treinta y tres kilómetros, y con la que se comunica principalmente por la carretera Nacional 630 de Adanero–Gijón, además de dos carreteras de segundo orden, que lo comunican con las cuencas de los ríos Luna y Torío, concluyendo con unas buenas comunicaciones que aproximan las localidades más recoletas del Concejo a los ejes circulatorios.

Villa situada en el corazón de la provincia casi al borde del término municipal de Burgos. Al margen de referencias antropológicas y arqueológicas, que tanto hacen resonar al nombre de la Sierra de Atapuerca, en la que puede incluirse Cardenuela de Río Pico, la presente personalidad de la misma comenzó a forjarse a finales del siglo IX, tras la fundación de la ciudad de Burgos, año 884, que dio seguridad de repoblación a las subcomarcas de los modestos ríos Vena y Pico. En el año 899 se funda el monasterio de San Pedro Cárdena que será el gran motor de la culturización de campos y de personas durante dos siglos. Cardeñuela recibe, en diminutivo, el nombre de Cárdena y para mejor distinción antes se apellidaba de Val de Orbaneja y ahora de Riopico.
Pequeña iglesia del siglo XVI, gótico tardío y renacentista. El altar mayor es obra de Felipe Vigarni. Nada mas que destacar.

Pereje es el primer pueblo que se encuentra en el inicio del Valle del río Valcarce. Conserva parte de su traza medieval y fue objeto de un sonoro litigio, que enfrentó a las comunidades monásticas del Cebreiro y Villafranca. El motivo: la Iglesia y el Hospital que levantó el Abad del Cebreiro en esta localidad, cuando, administrativamente, pertenecía a los monjes cluniacenses de Villafranca.
Es el pueblo del Valle que más documentación medieval conserva.

Sin duda, fue un territorio de relativa importancia y esplendor en la Edad Media, tal y como se desprende de la lectura de los documentos de la época, pero esta importancia viene ya de tiempos anteriores. Los poblamientos remontan sus primeros vestigios al megalitismo, donde las comunidades de agricultores y pastores nos dejaron sus construcciones funerarias, con claros ejemplos como los existentes en zonas próximas a esta parroquia (Cabruñana, Santiago de la Barca, Láneo, etc.). Pero es en la época castreña cuando empezaría a darse un modelo de poblamiento que se repetiría hasta nuestros tiempos, ya que las condiciones físicas de tipo montañoso que se dan en esta zona (y en todo el interior occidental y central de Asturias) han determinado un hábitat concentrado en núcleos cerrados de pequeñas dimensiones. A esta época pertenecería el poblado fortificado situado estratégicamente en el Altu el Castiellu, de Doriga. Se conservan muchos ejemplos de este tipo de poblamiento en otras zonas cercanas (como el Castiellu de San Antolín, donde se encontró una importante estela funeraria). Es en ese periodo y con la posterior romanización, cuando la huella humana se hace más intensa en este territorio. Casi todos los castros pervivirían durante la época del Imperio Romano, llegando incluso en muchos casos hasta la Alta Edad Media. Posteriormente se construiría en el valle la villa romana (de la que se tienen muy pocos datos por su reciente descubrimiento), en una terraza fluvial rica para el cultivo. Los siglos alto y bajomedievales conocerían la proliferación de las instituciones monásticas (como el Monasterio de Santa Eulalia del Narcea, situado en el mismo paraje que la ya citada villa romana, hasta finales del siglo XVIII o principios del siglo XIX, cuando fue probablemente desamortizado). A finales de la Edad Media y a medida que nos vamos adentrando en la Edad Moderna, de manera pareja al sólido poder de las fundaciones monásticas, nos encontramos con la influencia creciente de los señores de la Casa de Doriga, cuya importancia residía en ser grandes perceptores de rentas y poseer el monopolio de muchos cargos en la administración local en virtud de su carácter de señores rurales.

Ameyugo pertenece al partido judicial de Miranda de Ebro, situado en el camino real que conduce de Madrid a Francia. En su término se encuentra la granja de Cadepajares que perteneció al monasterio de Bugedo. Ameyugo está bañado por el río Oroncillo que llegó a mover cinco molinos harineros aunque en la actualidad solamente se conserva uno de ellos y fuera de funcionamiento.
Ameyugo perteneció a la Casa de Lara. Posteriormente su propiedad fue compartida por los Velasco y los Vélez de Guevara. La torre que aún se puede ver en el pueblo perteneció a la familia Velasco y posiblemente fue levantada hacia 1480 por Isabel de Guevara.
Este municipio tuvo un castillo en la cima del monte siendo fundamental para el dominio de las tierras fronterizas. Posteriormente desapareció conservándose una pequeña torre que fue utilizada como telégrafo óptico fortificado levantado durante las guerras carlistas

Cabecera comarcal desde época mora y sede de familias principales tras la repoblación cristiana; centro, en fin, de los agentes más activos en la transformación secular del paisaje.

El pueblo queda dominado por la fortaleza de tapial musulmana (siglo X) donde hubo un distinguido edificio bien provisto de agua, la que le llegaba por la loma desde la sierra, llenando aljibes y baños hasta derramarse por conductos subterráneos y caños que dieron riego en tiempo cercano.

Tuvo episodios gloriosos, como la resistencia a las tropas de Abderramán III en 913 o la estancia de los Reyes Católicos para pernoctar en 1589 (Serrano). Hoy, un torreón conservado sobre la Plaza sirve para dar las horas de agua; el pacífico Barrio de la Alcazaba puebla con recovecos el interior de aquel fuerte; su parte oriental cobija al Barrio de la Cruz, en torno a la ermita desaparecida. Está casi entero rodeado de barandas sobre terreras elevadas, ofreciendo vistas espléndidas al Río y la Rambla, y a las sierras del pasillo encajado.

Pero el momento más brillante de Fiñana llega tras la conquista cristiana, cuando se convierte en villa de realengo y recibe una importante repoblación, mientras económicamente el desarrollo va ligado a la industria sedera. En la noche del 28 de diciembre de 1489 los Reyes Católicos pernoctan en el pueblo, que pasa a formar parte de la Corona de Castilla, y poco después comienza un proceso de repoblación cristiana para acabar con la mayoría de moriscos.

Durante los siglos XVII y XVIII conoció diversas segregaciones de su término, como Abla, Abrucena o Las Tres Villas, aunque siempre mantuvieron una dependencia económica y cultural del municipio matriz.

El momento álgido será en la segunda mitad del XIX cuando llega casi a los 4 000 habitantes, gracias a una feria de ganados, la agricultura mediterránea y una reducida actividad minera.

Ciudad situada en el delta del Ebro, que constituye uno de los mayores términos de Cataluña. Históricamente, tanto en la época romana como árabe, fue un sitio especialmente estratégico y de relevante importancia defensiva.
Hoy, esta histórica capital cuenta con más de 32.000 habitantes y una extensión de 224.428 Km de término municipal.
Las antiguas civilizaciones que habitaron en Tortosa han dejado vestigios tan importantes como el castillo árabe de “la Zuda” que mandó construir Abderraman III en el año 995. Acrópolis y fortaleza amurallada, hoy día convertida en Parador Nacional. Desde este lugar se disfruta de una vista general de la antigua y moderna ciudad, que se eleva sobre ambas márgenes del Río Ebro, destacando majestuosas edificaciones como su Catedral del siglo XIV.
Otros lugares de interés, aparte de los monumentos que destacamos en el apartado correspondiente, son el claustro gótico de Santa Clara, S. XIV, el mercado modernista, el barrio de Remolins, donde se encuentran el antiguo barrio judío y el palacio de los Despuig.

De origen tartesio, en el año 500 es conquistada por los cartagineses, que la van a dar el nombre de Hispalis, y con ese mismo término la conocerán y harán suya los romanos. Estos últimos la elevarán al rango de colonia, más concretamente será Julio César, que durante un tiempo fue cuestor y pretor de la ciudad y llegó a nombrarla capital de la Bética.
Tras la caída y disolución del todopoderoso Imperio Romano, será absorbida por el pueblo visigodo y pasará a llamarse Spali. El relevo político y cultural de la civilización visigoda tendrá lugar en el año 712, momento en el cual, Sevilla caerá en poder de los musulmanes. Dentro de la órbita agarena, sufrirá las divisiones de los reinos de taifas y por ello será conquistada por los almorávides y los almohades. Finalmente será reconquistada por los cristianos durante el reinado de Fernando III el Santo. Su situación geográfica, su privilegiada historia cultural y el monopolio del tráfico de Indias desde el año1503 la convierten en una de las más importantes urbes del mundo cristiano.
Sevilla, como un auténtico calidoscopio, ha recogido a lo largo de su historia la riqueza de tantas y tan diversas culturas que la fueron dotando de extraordinaria personalidad, motivo por el cual guarda auténticos tesoros artísticos. Por ello reseñaremos únicamente
algunas de las manifestaciones artísticas más relevantes dejando al peregrino la oportunidad de adentrarse en la ciudad para descubrir el patrimonio sevillano.

Se sabe que por esta localidad pasaba una vía romana que unía Osma (Uxama) con Tiermes; puede ser que esta vía fuera el antecedente de la posterior «Ruta de la Lana». Los historiadores se apoyan para esta afirmación en el hecho de qie Inés está construída a lo largo de una larguísima calle, indicio de que se construyó a partir de esta ruta lanera.
En el año 1491, los Reyes Católicos cedieron Inés y la villa de Caracena, junto con todas sus aldeas y posesiones, al obispo Don Alfonso Carrillo de Acuña.Era el regio agradecimiento a la contribución del prelado, de 16 cuentos de maravedís, invertidos en la conquista de la ciudad de Granada. La contrapartida era el compromiso del obispo de copnvertirlo en mayorazgo para que quedara indiviso y no se pudiera comerciar con sus bienes.
Por Ines pasaba la llamada «Ruta de la Lana». A través de ella se transportaba la lana de la Alcarria y los paños de Cuenca con destino a las ferias de Medina del Campo y el Consulado de Burgos, también recibía el trasiego de la miel alcarreña con destino al noroeste y el cereal castellano que iba al sudeste de la Península. Además de eminente vía comercial, fue camino de peregrinación a Santiago de Compostela.
Ya en el siglo XIX, Inés aparece en el Diccionario, elaborado entre 1845 y 1850 por Pascual Madoz.

La villa de Pallerols nace alrededor del siglo XI, a la sombra de su iglesia,
El aumento demográfico y la expansión económica vivida por la villa durante el siglo XIV, conlleva la ampliación del núcleo inicial. En el siglo siguiente Pallerols se extiende con la creación pobladores con el monarca Felipe V, primero de los borbones en la corona española.
La crisis general por la que atraviesa España en el siglo XVII afectará de lleno a Pallerols; la Guerra de Sucesión, durante los primeros años del siglo XVIII, acrecentará el ya de por sí angustioso panorama económico y social.
A pesar de todo, la Guerra de la Independencia contra Francia, (1808- 1814) significará un retroceso en el periodo de expansión. Durante el imperio napoleónico la zona se verá sometida al invasor, por lo cual el siglo XIX traerá a Pallerols un imparable descenso demográfico, agravado por una virulenta epidemia de cólera en el año 1854.

Cultura

Valencia fue fundada en el año 138 a.C., durante el consulado de Décimo Junio Bruto, con el fin de instalar a los soldados licenciados, a quienes repartió tierras cercanas a la nueva ciudad. Los trabajos arqueológicos han demostrado la existencia del primer asentamiento, agujeros para postes de cabañas y tiendas de campaña; tal vez responda a la intención de contar con un refugio provisional, que con el tiempo, daría paso a sentamientos más estables y, por lo tanto, a construcciones más sólidas. La vida en la colonia conoció una gran prosperidad, como muestra el hecho de que llegó a acuñar moneda propia.
La ciudad fue destruida en el año 75 a. C. durante la guerra entre Pompeyo y Sertorio. En el yacimiento de la Almoina se han descubierto los restos descuartizados de varios soldados junto con sus armas. Esta masacre provocaría el casi total abandono del núcleo urbano durante al menos cincuenta años.
A mediados del siglo I, la ciudad ya se había recuperado y comenzaba una etapa de esplendor económico, social y artístico. Este esplendor durará hasta la segunda mitad del siglo III, ya que Valentia sentirá los efectos de la decadencia del Imperio Romano, que conducirá al mundo occidental a un largo periodo de decadencia. En esta etapa,la ciudad reduce su perímetro y ve despoblarse barrios enteros; se abandonan las redes de infraestructuras, etc. Desde mediados del siglo IV pudo existir una comunidad cristiana en la ciudad organizada en torno a la figura de San Vicente, martirizado en el año 304.
En el siglo V, el más duro de la larga crisis, la Iglesia toma las riendas de la ciudad y los edificios de culto cristiano fueron reemplazaron a los antiguos templos romanos. Con el obispo Justiniano, en el siglo VI, Valentia logró alcanzar una pequeña recuperación. La invasión bizantina del sudoeste de la península en 554 convirtió a Valentia en un importante punto estratégico, lo cual llevó a que se instalaran en ella las tropas visigodas. Una vez expulsados los bizantinos en el 625, se inicia una etapa oscura, en la que parece que quedó muy reducido el nivel de vida en la ciudad.
La primera etapa de dominio musulmán constituye un periodo oscuro para Valencia (Balansiya).Abd al-Rahman I, primer emir de Córdoba, destruye la ciudad, pero más importante fue la figura de su hijo, Abd allah al-Balansi, que ejerció un gobierno autónomo sobre el área valenciana, y ordenó la construcción del lujoso palacio de la Russafa, cuyos restos no se han encontrado.
En época califal Balansiya se recupera económicamente. Pero el verdadero esplendor llega con la caída del califato de Córdoba, en el 1010, y su sustitución por los reinos de Taifas, uno de ellos el de Valencia.
A finales del siglo XI, Rodrigo Díaz de Vivar, guerrero burgalés en malas relaciones con el rey castellano Alfonso VI´, que le había desterrado, consigue el control de Valencia, la cual permaneció en manos de las tropas cristianas hasta el 1003. A su marcha, los almorávides ocuparon la ciudad y reinstauraron el culto musulmán, instalando un gobernador a su frente.
La decadencia del poder almorávide coincidió con el ascenso de una nueva dinastía norteafricana, los almohades, que se hicieron con el control de la península a partir del 1145.
En las primeras décadas del siglo XIII, la ciudad se refortificó ante el avance feudal. Jaime I, al conquistar Valencia en 1238, zanjó cinco siglos de cultura musulmana, aunque no logró borrar su herencia cultural.
Tras su victoria, los cristianos expulsaron a la población musulmana y la ciudad fue repartida en lotes entre los vencedores. Jaime I promulgó nuevas leyes «Els Furs», que más tarde haría extensivas a todo el reino de Valencia.
El siglo XIV puso a prueba a Valencia, que sufrió la Peste Negra de 1348 y las sucesivas oleadas epidémicas de años posteriores. Políticamente se vió afectada por una revuelta ciudadana contra los excesos de la monarquía, la llamada «Guerra de la Unión». La guerra con Castilla terminó de desestabilizar a la ciudad. A todo esto hay que sumar la dificilísima convivencia entre las comunidades, cristiana, judía y musulmana.
A finales del siglo XIV fueron especialmenteviolentos los conflictos entre las familias patricias valencianas, que se alinearon en dos bandos rivales, dentro del conflicto dinástico abierto por la muerte sin descendientes del rey Martín el Humano, que terminó con el Compromiso de Caspe y en la entronización de la casa de Trastamara en la corona catalano-aragonesa.
En el siglo XV Valencia vivió una etapa de gran desarrollo económico y esplendor cultural y artístico gracias a sus mercaderes. A finales de siglo se construyó la Lonja, centro de transacciones. El esplendor económico provocó el mismo nivel de esplendor artístico y cultural. Valencia construye sin parar algunos de su edificios más emblemáticos.
En literatura, el rey Alfonso el Magnánimo, ejercerá un fructífero mecenazgo.
En el siglo XVI, también llamado época virreinal, Valencia perdió su hegemonía como consecuencia directa del descubrimiento de América que cambió los ejes de la política internacional, quedando reducida a capital regional.
Valencia entra en la Edad Moderna de la mano de una guerra civil, la revuelta de las Germanías, que enfrentó a los artesanos y labradores, bajo clero y pequeña burguesía, con la nobleza, el alto clero y la alta burguesía.
La Revolución cultural del Renacimiento se cultivó en los círculos cortesanos vinculados a la corte virreinal, sin que el pueblo llegara a enterarse. Se tradujo al valenciano obras como El Cortesano, de Lluís Milà, o la Historia de Valencia, de Antoni Beuter.
En 1609, recién estrenado el siglo XVII, se promulgó el Decreto de expulsión de los moriscos. La repercusiónfue escasa en Valencia por el escaso número de moriscos que quedaban en ella, pero sí tuvo mucha incidencia en las rentas de los nobles, la mayoría de los residentes en la capital. Esto fue muy negativo a largo plazo para la economía valenciana.
El largo reinado de Felipe IV (1621-1665), supuso el reforzamiento del absolutismo, lo que quedó plasmado en el progresivo control de los cargos municipales por el rey y su injerencia en las competencias que los fueros atribuían a la ciudad. Las tensiones estallaron en 1633 con el levantamiento de los labradores de la huerta contra los impuestos abusivos sobre la producción y el consumo dentro del término municipal. Tras varias disputas, se llegó a un acuerdo que dejaba satisfechos a ambos bandos.
Además Valencia hizo frente a sucesivas epidemias de peste que diezmaron la población y a una riada del Turia en 1651. La economía estuvo estancada casi todo el siglo y sólo se recuperó mínimamente en las últimas décadas, en parte por la crisis política que vivió Cataluña en esos años.
El siglo XVIII, con la muerte sin descendencia de Carlos II, se inicia con un conflicto dinástico que desembocará en la guerra de Sucesión, en la que se ven implicadas las principales potencias europeas del momento. La victoria del pretendiente francés, nieto de Luis XIV, entroniza a los Borbones en España en la persona del nuevo monarca: un jovencito que reinará con el nombre de Felipe V. En la contienda, Valencia apoyó primero a Felipe, pero más tarde se pasó a las filas del Archiduque Carlos de Austria. Este desafortunado movimiento político, le costaría a la ciudad la regia enemistad y con ello el denostado «Decreto de Nueva Planta» a través del cual, el rey abolía los fueros valencianos y decidía el sometimiento del reino y su capital a las leyes y costumbres de Castilla.
Económicamente, el siglo XVIII proporciona a Valencia una etapa de recuperación, que viene de la mano de la manufactura de tejidos de seda y la azulejería.
En el plano intelectual, el siglo de las luces. encontró a

La importancia del sector industrial es mayor en Carreño. Carreño tiene buena parte de su suelo ocupado por diferentes industrias que dan empleo al 25 % de su población activa y a otros muchos asturianos: valle de Aboño (planta cementera, central térmica de Hidroeléctrica del Cantábrico y parque de carbones), la acería LDIII de ACERALIA en Tabaza, la multinacional Dupont de Nemours en terrenos del valle de Tamón y los polígonos industriales de Falmuria-Prendes, Logrezana, Tamón y Tabaza.

Cultura

El pueblo de Buiza aparece documentado desde el año 1188, y ya es citado con anterioridad en el año 1036 en el testamento otorgado por Fernando I, en el cual se otorga esta localidad a la iglesia ovetense. La presencia de la “calzada romana” en la localidad que se testimonia con los escasos y deteriorados restos existentes en las inmediaciones de la Collada de San Antón, al igual que la existencia a un cuarto de kilómetro del alto de la collada de San Antón, bajando hacía Villasimpliz de un “miliario anapigráfico” tallado toscamente en forma cilíndrica, que bien pudiera ser romano, son elementos que posibilitan la tesis de un asentamiento más remoto.
La calzada romana primeramente y la carretera de Asturias a León, que se hizo por el Obispo de Oviedo, Fray Diego de Muros, en la primera mitad del siglo XVI , pasaba de Pola a Beberino y a Buiza y desde aquí en dos direcciones hacia Rodiezmo y hacia Villasimpliz por la collada llamada de Boiza en el alto de la cual existió un monasterio u hospedería con el nombre de Alto de San Antón.
En el año 1796 pernoctó el ilustre Jovellanos, según cuenta en sus Diarios. Se conservan cuatro casas solariegas con escudo de armas de los Alvarez Quiñones, los Ranias Panias, los Alfonso Villafañez y la última maltratada por el tiempo permite leer solamente Armas – Villa Em son – 1796 – Ave María Purísima.

Iglesia del siglo XVI XVII. También posee una fuente de agua potable.
Se dice que, en otros tiempos, este pueblo era casi más conocido por el «pueblo del verdugo» que por su propio nombre, pues en él habitó un verdugo que ejerció su profesión en toda la comarca.

Castro prerromano. Perteneció a la Iglesia de Compostela, como donación del Rey Alfonso III, en el año 895. Contaba con el Castillo de Autares, del que apenas quedan sus ruinas. En otra época, los peregrinos circulaban por esta zona con precaución, pues desde dicho castillo acechaban bandoleros que expoliaban a los sufridos viajeros.
Trabadelo remonta sus huellas a la época de los pobladores romanos y su afán en la búsqueda de oro. En los siglos posteriores vino el cambio y la adaptación al entorno. El municipio de Trabadelo es un mestizaje de épocas pasadas, donde la rutina diaria se confundía con el misticismo y el peregrinar hacia Santiago.

El año 218 A.C. Marca el inicio de la presencia romana en nuestro territorio. El solar de Baños pasó a formar parte de la provincia Ulterior, una de las dos provincias en las que originalmente se dividió administrativamente Hispania. Pronto se convertiría en un alto obligado en la Calzada de la Plata, de la que se conservan varios tramos, teniendo en cuenta el conocimiento que en la época se tenía de la existencia de fuentes termales en el entorno. Y más si aludimos a la importancia y cercanía de Cáparra, a cuya jurisdicción pertenecían las Aquae Caperensis, Baños.
La vida de Baños desde la presencia romana en Hispania giró en torno a las fuentes de agua caliente que brota de sus entrañas y de esa época data la vocación hospedera de la localidad. Las primeras noticias escritas que conocemos datan de tiempos feudales, concretamente del siglo XII. En este tiempo Baños estaba dividido en dos jurisdicciones seglares y dos eclesiásticas.

La importancia del desfiladero de Pancorbo como vía de tránsito entre la meseta superior y el valle del Ebro es permanente a lo largo de toda su historia, y hay que suponer que también lo fue en su prehistoria. Sin embago los restos hallados hasta la fecha son escasos y poco representativos.
En el año 1029 tras la muerte del rey García Sanchez, Pancorbo pasó a formar parte de Navarra. Tras la batalla de Atapuerca (1054) regresó el rey castellano Fernando I. Lo recuperaron en el 1068 los navarros y pasó definitivamente a formar parte de Castilla en 1076, reinando Alfonso VI. El rey Alfonso VII dotó de fuero a la villa de Pancorbo (8 de Marzo de 1147) y confirmó su alfoz quedando anexionada como villa raelenga a la corona.
En 1793 España declaró la guerra a la República Francesa. Los franceses invadieron Las Vascongadas, por lo que le gobierno decidió construir en Pancorbo el fuerte de Sta.Engracia, al que se dotó con 173 piezas de artillería, 600 caballos y 10.000 hombres.
Desde Marzo de 1808 hasta Junio de 1813, Pancorbo estuvo tomado por las tropas francesas.
Durante la primera guerra carlista, Pancorbo se mantuvo con los liberales, pero tuvo que soportar el asedio de los tradicionalistas que llegaron a incendiar el castillo de Sta. Marta (castillo moro) el 10 de Agosto de 1835.
En 1856 la Compañia de Caminos de Hierro del Norte de España inició las obras del ferrocarril Madrid-Irún. En Agosto de 1862 pasó el primer tren regular por Pancorbo.

Hay indicios de asentamientos humanos desde la época del Argar, como lo demuestran los hallazgos de numerosos objetos y sepulturas en un paraje próximo a esta localidad, aunque su topónimo es de época árabe, alusiva a la rotura del terreno y consiguiente paso de aguas.
En la época islámica se caracterizó como fortaleza, construyéndose un castillo llamado de Reniha o Guenichea. Es de destacar la estancia de Boabdil en las alquerías de Huéneja desde el 27 de septiembre al 3 de octubre de 1490.
Debido a su situación periférica en el Sened, no siempre fue incluida en el Zenete. Al producirse la Reconquista por los Reyes Católicos en 1491, el rey Fernando concedió esta villa al alcaide de Fiñana, don Álvaro de Bazán, 1 el 20 de junio de 1492. Los Reyes concedieron otra merced a don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza en atención a los servicios prestados durante la Guerra de Granada. Este hecho es un acontecimiento trascendental para la comarca, por cuanto se recupera con ello la unidad política y administrativa que ya tuviera esta zona en época musulmana.
Su emplazamiento estratégico le ha hecho tener un papel destacado desde tiempos prehistóricos, a esto ha contribuido la abundante presencia de agua y una importante riqueza minera.
Será tras la rebelión de los moriscos, en la que tomaron parte activa los habitantes del Zenete, cuando la represión y las consecuencias de esta lleven a estas tierras a un importante empobrecimiento, debido fundamentalmente a la perdida de población y el consiguiente abandono de unas tradicionales actividades económicas, que eran altamente rentables.
El proceso demográfico ha experimentado un fuerte retroceso igual que en el resto del Marquesado, después de una fase progresiva de incremento, detectado a partir de mediados del siglo XVIII, se mantiene durante el siglo XIX. Sin embargo en la década de los sesenta del siglo XX se produce una migración masiva de los habitantes que merma cuantitativamente los efectos hasta la década de los noventa de este siglo.

Caspe, capital del Mar de Aragón, estaba ya poblada en el segundo milenio a de C. Tanto el núcleo urbano como su término municipal se caracterizan por la extraordinaria riqueza de yacimientos arqueológicos que nos ayudan a entender sus orígenes.
Muy significativo en la historia de Caspe es su pasado romano. En la época medieval, será en el siglo XII, durante el reinado de Alfonso II, cuando, por orden de este monarca, Caspe quede integrado en la Corona de Aragón; en 1182 el mismo monarca la entregará a la Orden de San Juan, que será su propietaria hasta el período desamortizador del siglo XIX.
La historia más reciente no fue indulgente con Caspe, ya que fue un punto estratégico importante en las desgraciadas Guerras Carlistas y fue masacrada durante la Guerra Civil.
Posiblemente esta situación estratégica hizo que fuera elegida como sede de un Parlamento Extraordinario convocado para que los reinos de la Corona de Aragón eligieran sucesor a Martin I. Lo extraordinario de la reunión fue la cordura demostrada por los participantes, que renunciaron a la vía más fácil de las armas para dirimir el coflicto. Esta pacífica actitusd ha pasado a la historia como : El Compromiso de Caspe.
Otro momento de gran orgullo para la ciudad fue su participación en el Estatuto de Aragón de 1936. Fue, asímismo, sede del Consejo de Aragón, primer Gobierno Autónomo en la España Republicana.

La romana ciudad de Italica, la actual Santiponce, se encuentra situada en las proximidades de la Isla de la Cartuja. Fundada por Escipión el Africano, alcanzó gran esplendor durante el Imperio. De ella nacieron dos emperadores para Roma. Marco Ulpio Trajano, el primer emperador romano nacido en Itálica y el primero, además, nacido en una provincia del Imperio y Publio Elio Adriano, adoptado por Trajano, a quien sucedió en el Imperio, hombre de vasta cultura y constructor en Britania de la llamada muralla de Adriano. Tras la caída del Imperio Romano, la ocupación de Itálica sigue constante durante toda la Edad Media. Volvemos a tener noticias de la ciudad a raíz del desastre sufrido por la población el día 20 de diciembre del año 1603 debido a una riada que la sepultó para siempre bajo las aguas. El vecino monasterio de San Isidoro del Campo ofreció su protección a los vecinos supervivientes en forma de cesión de tierras más alejadas del río. De este modo se fundó el nuevo Santiponce sobre las ruinas de la ciudad romana.
En este bello lugar, no hay que decir que la visita más importante es a las ruinas de Itálica. En la visita nos encontramos claramente divididas dos zonas. La ciudad vieja con su Teatro y sus Termas Menores y la ciudad nueva con el Anfiteatro, las Termas Mayores, el templo dedicado al emperador Trajano y un conjunto de bellas domus romanas.

Alatoz perteneció, en el pasado, al Estado de Jorquera, dependiente del Marquesado de Villena. Los estudios históricos han determinado que la primera edificación realizada en Alatoz, se encontraba en un solar de la actual Plaza Mayor. Sus moradores serían pastores, que aprovecharon la ventaja que suponía la existencia de un manantial de agua cercano. El nombre de la población deriva del término «hato» característico del mundo pastoril.
El Escudo de Armas de la Villa es un compendio de los hechos más importantes de su historia. Las armas pertenecen a los Pacheco, por su pertenencia al Marquesado de Villena; la flor de azafrán representa la destacada fuente de riqueza de la localidad. Se trata de un escudo partido, en el cual el primer cuartel es de plata, con dos calderas danteladas de oro y gules, en dos órdenes, con tres sierpes de sinople, saliendo de cada lado del asa de cada una de las calderas. El segundo cuartel es de oro, con la flor de azafrán, en su color.

El primer núcleo de población documentado pertenece a comienzos del siglo XI. La agricultura era su actividad predominante y facilitó el crecimiento demográfico y el desarrollo económico. Esto haría de este pueblo el centro más importante del término municipal.
En la actualidad, Els Hostalets, se sitúa a poniente del término municipal, en el límite con Piera. En el antiguo cruce de caminos de Vilafranca a Montserrat, camí­ Romeu (actual carrer Major) y el camino de Igualada a Barcelona (actual carrer de l’Església).
En este núcleo fueron surgiendo pequeñas hosterías para atender las necesidades de alimento y reposo de los carreteros. Alrededor de estos establecimientos fueron sugiendo las primeras viviendas, configurando el actual pueblo.

Baides esdesde muy antiguos tiempos un enclave señalado e importante como lugar de paso y pontazgo sobre el Henares.aquí pasaba la calzada romana desde Mérida a Zaragoza, pues algunos hallazgos esporádicos así lo atestiguan.
Tras la reconquista de la zona a fines del siglo XI, quedó incluida dentro del amplio territorio comunal de la villa de Atienza, quedando luego incluida en su segregado ámbito de Jadraque. Se sabe que en el siglo XV ostentaban el señorío de Baides los poderosos caballeros López de Estúñiga: en la primera mitad de dicha centuria era su poseedor don Diego López de Estúñiga, y en la segunda su hijo y nieto don Pedro y don Francisco, respectivamente. De esta familia, que poseía señoríos, comarcas y pueblos en el actual territorio de Guadalajara, pasó Baides, junto con el estado de Galve, a los condes de Monterrey, y de éstos, tras varias transmisiones, vino a los condes de Salvatierra. El palacio de estos señores aún se conserva, aunque remodelado y modernizado, dentro del pueblo, rodeado de alta valla y magnífico jardín.

Almussafes fue una primitiva alquería musulmana, en la que había una aduana, encargada de cobrar los derechos de tránsito de las mercancías que entraban y salían de Valencia. De la aduana procede su nombre, ‘Mazaf’.
Fue conquistada por el rey Jaime I en el año 1238, donándola a los soldados de Montpellier con otras alquerías cercanas, como recompensa por haber luchado con él en el campo de batalla.
Almussafes recibió Carta de población para 20 personas en 1252 gracias a Doña Navarra, hija de don García Danvero. Tras una nueva Carta nació un nuevo núcleo de poblacion en 1281.
Fue parte de diversos señoríos hasta que el rey Pedro IV la confiscó en 1352, entregándola al Monasterio de Nuestra Señora de Valldigna, que fue su propietario hasta que en el año 1766 fue incorporada a la Corona.

Cabe señalar la existencia de una ferrería en Trasona, canteras y fábricas de cobre, como primigenias manifestaciones de un sector secundario que, socioeconómicamente, protagonizará la segunda mitad del siglo XX. En la parroquia de Solís funcionaba una cobrería que utilizaba a fines del siglo XVIII carbón de Langreo para reducir el mineral de cobre traído del Perú, al no poder importar el europeo a causa de las guerras napoleónicas.

Cultura

Cultu

En este pequeño pueblo que ya no se pasa por él y que queda a nuestra derecha, el camino se fundía con las rutas que venían del norte.

Portela es decir «Portillo» y por extensión «paso estrecho» en gallego, es un reducido pueblo rural y ganadero.

El pasado de la localidad está marcado por la existencia de un antiguo núcleo defensivo llamado Castrotorafe, desaparecido en el siglo XVIII.
Castrotorafe en su época de bonanza fue escogida como lugar de residencia para las infantas doña Dulce y doña Sancha, y sede importante de la Orden de Santiago. Cerca estaba un puente que cruzaba el Esla, que se derrumbó en el XVI.
A partir de ésta época entró en declive. El catastro de Ensenada habla de él como de un lugar en ruinas en el que aún quedaba la iglesia en pie. Los franceses acabaron de destrozar lo poco que quedaba durante la Guerra de la Independencia.

Los primeros datos que se tienen sobre asentamientos en la zona datan de la Edad del Hierro. A tan sólo 3 km de Miranda se sitúa el yacimiento romano de Arce-Mirapérez, donde según los últimos estudios se ubica Deóbriga.
En 1254, Miranda verá consolidado el comercio con la concesión por parte de Alfonso X el Sabio de la feria de mayo, a la que se sumaría en 1332 la concesión por parte de Alfonso XI de Castilla de la feria del Ángel. La posesión de un puente sobre el Ebro desde por lo menos el siglo X junto con la concesión del fuero han hecho que Miranda de Ebro sea desde la antigüedad un gran centro mercantil en la comarca. Durante los siglos XIV y XV, y tras las disputas entre Pedro I de Castilla y Enrique de Trastámara, la villa de Miranda pasará de mano en mano, primero al señorío de Burgos, Hermandad de Álava y por último de nuevo al señorío de Burgos en 1493 hasta nuestros días.
Durante la Baja Edad Media, poseía una de las juderías más importantes del norte de Castilla, incluso hoy día se conserva una sinagoga de la época. El modelo de villa era el típico medieval; el núcleo primitivo de Miranda se situaba en la orilla derecha del río Ebro bajo la protección del Castillo de Miranda levantado en el siglo XIV por el conde don Tello en el cerro de La Picota. La existencia de un puente hizo crecer a la villa en la orilla izquierda creándose el barrio de Allende o de San Nicolás. Además la ciudad estaba amurallada y disponía de nueve puertas de entrada.
El 7 de julio de 1907, el rey Alfonso XIII de España concede a la villa el título de ciudad. Durante la Guerra Civil, la ciudad albergó un campo de concentración franquista, que permaneció activo hasta 1947, siendo el último de España en cerrar.

Durante el Bajo Imperio romano, probablemente fue una pequeña aldea que se organizó alrededor de un cerro y que con posterioridad se trasladó a zonas más bajas y soleadas.
Dólar en época musulmana llamó la atención del geógrafo al-Idrisi, siglo XII, por su carácter de fortaleza, donde la cima del cerro la coronaba un castillo amurallado. La función del castillo sería guarecer a la población ante ataques exteriores.
En aquellos momentos tenía cercanos otros dos pequeños poblados que permanecieron hasta la Reconquista de los Reyes Católicos, aunque casi deshabitados. Ambos poblados tendrían origen mozárabe.
Tras la Reconquista se abandonó el castillo, y Dólar comenzó a formar parte del Marquesado del Cenete, nombre procedente del título nobiliario concedido a Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza, en 1491. Después de la rebelión y posterior expulsión de los moriscos de lo que había sido el Reino de Granada, hubo que repoblar íntegramente este lugar con cristianos procedentes de la provincia de Jaén y de otros puntos.
Origen del nombre del pueblo. Hay tres teorías:
1ª El historiador árabe Ibn Aljathib, al describir los territorios cercanos a Guadix en el siglo XIV, ya hablaba de Dólar (Dollar), cuyo nombre parece hacer referencia a los toneleros que trabajaban la madera con unas hachas que aún se conocen con el nombre de dólar, y que con toda probabilidad se asentaron en este lugar.
2ª Pero también el topónimo Dólar, podría derivarse de Dolaria, alusivo a lugar abundante en madera, lo que conectaría su significado con un primitivo bosque con caserío que daría lugar a este poblado.
3ª El origen de su topónimo puede ser una evolución ocasionada por Dar, la casa, lo que vendría a indicar que ahí pudo estar situada una posada o fonda, camino del Puerto de la Ragua.

Quinto cuenta con 2361 habitantes y esta situado en la llanura de la margen derecha del río Ebro. Los caminos Jacobeos Catalanes se unían con el del Ebro en esta villa, para más tarde unirse en Logroño con los peregrinos procedentes del Camino Francés.
El topónimo Quinto tiene origen romano, aunque es posible que existiera algún asentamiento anterior.
Villa desde 1785, formó su propio ayuntamiento en 1834. Fue cabeza de baronía formada por Quinto, Gelsa, Velilla, Matamala y Alforque,
Jerónimo Zurita sitúa en 1118 la reconquista de Quinto, Gelsa y Velilla por Alfonso I, el Batallador.
Una de las tradiciones de Quinto es el llamado Dance, un baile acompañado de música. Después de unos años fuera del panorama festivo de la localidad, en 1985, llevados por un ambiente de recuperación de bailes y músicas folklóricas aragonesas distintas de las jotas, el Dance resurgió.
Para su interpretación se forman los cinco cuadros que requiere el baile con los colores verde, azul, rojo, amarillo y morado. La música la ponen las dulzainas y el tamboril. Y los palos son fundamentales para interpretar el Dance. El inicio es cuando sale la patrona en su peana y en el mismo atrio de la iglesia los danzantes rinden las «Cortesías».

Ocupada desde la Prehistoria, debe su nombre y su condición urbana a los romanos. Sabemos que alcanza gran importancia estratégica durante el dominio musulmán convirtiéndose en una plaza fortificada decisiva en la defensa de Sevilla. Durante la Edad Media pasa a ser un eje fundamental dentro del mundo de las peregrinaciones ya que unía el norte y el sur de la península a través del llamado Camino de la Plata.
Visitas interesantes para conocer el pasado de Guillena son las que deben hacerse a los restos megalíticos de El Puerto de los Entierros y el de la Dehesa de las Canteras.

Situado muy cerca de la antigua ciudad de Clunia, en el alto de El Cuerno, al sur de Quintanarraya, se han encontrado restos de la edad de Hierro, cerámica celtibérica y romana, por lo que es probable que fue ese el lugar en el cual se situaba la antigua Clunia, Lunia o Dunia, citada por los autores clásicos, y que fue tomada por Escipión tras conquistar Numancia en el 133 a. C..
Quintanarraya se libró de la jurisdicción del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Bajo el nombre de «Quintana Annaya», la localidad aparece citada en documentos del Monasterio de San Pedro de Arlanza en 1048 y del Monasterio de Santo Domingo de Silos en 1073. Su terreno se fue ampliando con las tierras de núcleos ya desaparecidos, como Las Cortas, añadido a principios del siglo XX, Ranales, ubicado en el lugar hoy denominado Arrenales, y Cubillas de San Pedro, al sur del paraje denominado La Dehesa, que perteneció al Monasterio de San Pedro de Cubillas, sito en La Lomilla, ya camino de Hinojar del Rey. Ambos, poblado y monasterio, fueron dados en 1073 por el rey Alfonso VI a la abadía de San Sebastián de Silos. Al desaparecer, su territorio, en el que se incluían los montes de El Cuerno, Salterio y Redondo, pasó a integrar el terrazgo de Quintanarraya y de Hinojar del Rey.
En el siglo XIV los impuestos del pueblo iban a parar a manos de los Martínez de Leiva. En un documento de 1476, el primer conde de Coruña, Lorenzo Suárez de Mendoza, delega en unos árbitros para que dicten la valoración, alquiler o compra de sus bienes en Quintanarraya.

Pertenece a la Comarca de Segarra/ Ribera d, Ondara.
El nombre oficial adoptado por el municipio de Sant Antolí i Vilanova desde 1972 es el de Sant Pere dels Arquell, al agregarse este pueblo al municipio.
El caserío de la Sisquella se fue conformando a lo largo del siglo XVI.
Del castillo de Llindars se tienen noticias documentadas desde 1086. A raiz de una lucha pontificia ocurrida en 1592, el castillo y todas sus propiedades pasaron a depender del Priorato dels Arquells y del Monasterio de Montserrat.
El castillo de Montlleó data del año 1100.
El castillo de Rubinat tiene documentación desde 1059.
En 1476, el monarca Juan II crea la baronía de Rubinat.

El Pueblo de Viana de Jadraque perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Atienza tras su reconquista en 1085 por Alfonso VI. Anteriormete, y desde época muy remota, había estado habilitado por los celtíberos y otros pueblos que en estas llanuras productivas se asentaron.
La existencia de pueblos antiguos asentados en término de Viana se ha comprobado con algunos hallazgos arqueológicos en su vega: así, se encontraron armas y monedas romanas, y en el valle denominado «el Barranco de la Hoz», hábitat muy típico de la Prehistoria, se ha encontrado una necrópolis celtibérica, y bastantes indicios de existencia de un castro, con gran cueva.
En el siglo XV pasó a depender de la villa de Jadraque. Este territorio pasó al señorío de Gómez Carrillo, quien lo dio a su hijo Alfonso Carrillo de Acuña, y éste lo traspasó y cambió por otros lugares y títulos con el Gran Cardenal de España don Pedro González de Mendoza, de quien quedó definitivamente en la casa de los duques del Infantado.
Su nombre era Vianilla de Jadraque. Perdió el diminutivo de «Vianilla», pero no el «de Jadraque», llamándose ahora Viana de Jadraque, que si al principio significó pertenencia, lo ha conservado después como identificación entre las demás «Vianas» de nuestra geografía.
Es indudable, por estos hallazgos, que los alrededores de Viana de Jadraque tuvieron un gran movimiento de población el los siglos inmediatamente anteriores y posteriores al inicio de la Era Cristiana.

Está situada en la conocida Comarca de l’Horta Sud. Los primeros datos de su origen pertenecen a la época de dominación musulmana, aunque se conocen suficientes datos para afirmar su existencia como villa romana al encontrarse en pleno trayecto de la Via Augusta. Su nombre procede del vocablo árabe Manzil Nasr, que significaba Alquería de Nasr.
Los datos acerca de la población en época cristiana los encontramos en el Llibre del Repartiment (registro de las donaciones, de territorios conquistados, efectuadas por el rey Jaime I a sus leales entre 1237 y 1252).
Otro documento del siglo XIII, de 1278, cita a los vecinos de la localidad. La sociedad estaba integrada por labradores que trabajaban las tierras de sus primeros Señores, La Orden de Calatrava, en régimen de enfiteusis.
En el siglo XIV, Massanassa pasa a pertenecer a la familia Boïl hasta 1738 en que su nuevo Señor será el Marqués de Dos Aguas.
El siglo XVIII, durante el reinado de Carlos III, fue fructífero para ella al construirse el Camino Real de Madrid, que atravesaba su término municipal por el lado Oeste y hacia el que se extendió el poblamiento desde su origen buscando la protección de su iglesia.
Los siglos XIX y XX supusieron el paulatino crecimiento demográfico de la localidad, que llegó a contar con 4800 habitantes en la década de los años 40 del pasado siglo XX. Las décadas de los 60 y 70 transforman el pueblo, tanto económica como socialmente, de la mano de su polígono industrial, aunque sin perder sus fuertes lazos con las labores agrícolas, actualmente muy especializadas.
En la actualidad es un pueblo que dispone no sólo de todos los servicios básicos, sino también de importantes ofertas culturales.

Avilés es el primer núcleo de población del concejo del que se tienen noticias escritas. Aparece mencionado por primera vez en un discutido documento de Alfonso III, fechado en el año 905. En él, el rey y su mujer, Jimena, hacen donación a la Iglesia de Oviedo de las iglesias de San Juan Bautista y Santa María de Avilés.
Ya por entonces el puerto de Avilés era el principal acceso marítimo de la región. Para defenderlo de las incursiones de los piratas normandos, Alfonso III, a comienzos de su reinado, ordenó la construcción del castillo de Gauzón en la desembocadura de la ría.
A finales del siglo XIII contaba con unos 300 vecinos: 1.200 habitantes, aproximadamente. Una muralla, con cuatro puertas, cercaba el núcleo urbano, donde se encontraba el centro comercial y artesanal.
En 1762 los ingleses conquistaron el castillo de San Juan de Nieva que protegía la entrada de la ría. En breve tiempo los avilesinos reaccionaron y lograron expulsarlos.
La crisis económica de los años setenta y ochenta propició el declive industrial de una comarca especializada en la industria pesada y sujeta a decisiones ajenas a ella.

Su pasado ha sido poco estudiado. Tiene un escaso y pobre legado arquitectónico que está limitado a la Iglesia de reducidas dimensiones, pero con el encanto de un lugar de oración rodeado de jardines.
Llamativos son los comentarios que han pasado a lo largo del tiempo sobre su uso por instituciones religiosas como el obispado de la ciudad como lugar de recogida de los productos de las cosechas, ganado y otras viandas para nutrir de alimentos a sus miembros y también con destino a los mas necesitados.
Se liga este lugar también al noble nombre del Marquesado de Villena, datos que son muy borrosos y poco creibles.
Existió una fabrica de jabón, de cuyos restos no queda nada. El motivo es las grandes propiedades en sales del agua que fluye por el subsuelo.

Cultura

Fuera ya del valle Estiribar, al otro lado del monte Miravalles, se encuentra la famosa Basílica de la Trinidad de Arre, lugar estratégico que parte de la época romana, con su puente medieval de seis arcos rebajados, sobre el río Ulzama. En su enclave hubo una hospedería y su máximo esplendor lo alcanzó como clavería de Roncesvalles, en los siglos XVII y XVIII (Centro de recaudación de impuestos)

Significa la unión de dos ríos: el Balboa y el Valcarce ( aguas mesta, aguas juntas). Se cita una donación al Monasterio de Carracedo, hecha por el Obispo de León en el año 1247.

Se encuentra esta localidad muy cerca de un viejo Castro que domina el valle del Órbigo, donde el historiador Roldán Hervás situó a la antigua Brigeco, capital de los Brigecinos, tribu astur que jugó un papel decisivo en las guerras contra los romanos.
Villabrázaro se encuentra próxima a la localidad de Manganeses de la Polvorosa, escenario de la batalla que el rey Ramiro de León ganó ante los árabes, cuando estos intentaban asediar Benavente. Esta victoria animó a los cristianos para proseguir su avance hacia el Duero.
Incluso el escudo de la ciudad de Benavente(una virgen y un puente) recuerda la batalla de Polvorosa. La Virgen que hay en dicho escudo reproduce la imagen de la Virgen que protegió a las tropas cristianas en la confrontación armada y que se encontraba situada en el puente que cruza el río Órbigo. De aquella huida de las huestes musulmanas por la polvoraria o Polvorosa ha llegado a nuestros días el dicho “poner los pies en Polvorosa”.

Cultura

El topónimo del pueblo, «Ferreira», alude claramente al hierro mineral que abunda en la zona.

Ya en época prehistórica el hombre habitaba estas tierras, como se puede comprobar con los restos encontrados en 1987 de la fortaleza minera de El Cardal, conocida también como Fortaleza Ramella. Este poblado fundamentaba su existencia alrededor de la extracción y tratamiento del hierro, como demuestra la escoria encontrada en este. Las cerámicas y restos hallados datan del siglo III a. C. —argárico— y s. II-I a. C. —íbero tardío—.

En el siglo XV, sobre 1490, por las capitulaciones de El Zagal se constituyó el Marquesado del Zenete siendo Ferreira una de las villas que lo integran, pasando a formar parte de la Corona de Castilla y por la política llevada a cabo por los Reyes Católicos convierte al marquesado en señorío, siendo el primer marqués Don Rodrigo Díaz de Vivar y Mendoza.

En 1494 Ferreira recibió a un peculiar visitante procedente de Alemania llamado Hieronymus Münzer (o acastellanizado Jerónimo Múnzer); era un médico bastante conocido natural de la ciudad de Núremberg, que escribió sobre las tradiciones y costumbres ferrileñas. Gracias a él se han podido saber muchas cosas en relación al pueblo, y en su memoria se creó una ruta turística por caminos antiguos que va desde Huércal-Overa a Granada: la Ruta de Münzer.

Por esa época se produjeron unas sublevaciones de los habitantes que hasta entonces habitaban estas tierras —los moriscos— que acabaron con su expulsión. Estas tierras fueron repobladas con gentes del norte peninsular, principalmente por gallegos.

La villa de Fuentes de Ebro se encuentra ubicada sobre un pequeño montículo en la margen derecha del Ebro, coronado por la iglesia de San Miguel. Sus calles tienen un trazado ligeramente radioconcéntrico.
En Fuentes hubo un asentamiento romano, llamado “yacimiento de la corona”. En el año 1319 el monarca Jaime II confirmó a la localidad su privilegio de aguas. Su iglesia parroquial, del siglo XVI, es de estilo gótico y está dedicada a San Miguel; consta de tres naves y una torre de ladrillo de planta cuadrada.

El origen de Almadén está en las minas que desde tiempo de los fenicios fueron sucesivamente explotadas por las civilizaciones que la fueron dominando a lo largo de los siglos. Los primeros restos corresponden a los períodos neolítico y calcolítico, en el llamado yacimiento de los Covachos. Más importantes son los restos conservados de las culturas romana y musulmana, épocas en las que el pueblo tuvo enorme importancia debido a los yacimientos de mármoles, plata y cobre.
De hecho, en época romana se llegó a acuñar moneda propia. Los árabes le dieron el nombre de Al Medin Balat, o lo que es lo mismo, Las minas de la calzada. Con la reconquista de la zona por Fernando III el Santo, adquiere carta puebla y escudo propio.
Con los Reyes Católicos, destaca en la reconquista de Granada y en la famosa batalla de Bailén. Por su lealtad y valor los monarcas le conceden el título de Leal ciudad.
La visita por la ciudad incluye de forma obligada el paso por la Necrópolis-Museo del Bronce, La Traviesa, única necrópolis de la Edad del Bronce excavada en toda Andalucía Occidental. Está formada por la necrópolis y el poblado.

Toda la información ofrecida en este apartado pertenece a la sección de Historia de la magnífica web elaborada por el Ayuntamiento de la localidad.
«En la prehistoria, durante el Paleolítico y el Neolítico, probablemente estuvo poblada la zona de Huerta de Rey, dada la cantidad de cuevas que en el pueblo se encuentran. Sin embargo, no existen vestigios que lo puedan atestiguar.
En los años 1000 a 800 (a. de C.) comenzaron las primeras invasiones célticas que se establecieron en Cataluña y Aragón. Hacia el 700-600 (a. de C.) ocupan la meseta otra oleada de celtas, instalandose en Soria los pelendones. A partir del siglo VI (a. de C.) llega a nuestra zona una nueva invasión céltica procedente de pueblos belgas que empuja hacia las montañas a los pelendones y forman la tribu de los arévacos, de los que Clunia fue una de las ciudades mas importantes.
En el año 218 (a. de C.) se produce la llegada a España de las legiones romanas al mando de Cneo Escipión, para evitar el avance cartaginés. Esta fecha será decisiva para Clunia (ciudad romana a 9 km de Huerta), ya que según T. Livio fue sitiada el año 75 (a. de C.) por Pompeyo en su lucha contra Sertorio sin lograr vencerlo.
Parece que podemos afirmar que hacia el año 72 (a. de C.), cuando Clunia es ocupada por Pompeyo, comienza la romanización de nuestra comarca.
El año 56 (a. de C.) los arévacos se sublevaron contra los romanos quienes al mando de Metelo Nepote ponen sitio a Clunia. Les ayudan los «vacceos» de la zona de Roa, que eran sus fieles aliados. Ambos atacan al ejercito romano consiguiendo que levanten el cerco. Al año siguiente, 55 (a. de C.) Afranio legado de Pompeyo, redujo definitivamente a la obediencia a los arévacos y vacceos y a la ciudad de Clunia.
Si relatamos todo esto es porque pensamos que por Huerta pasaba una via romana, que en aquel tiempo tanta importancia tuvieron.
Es de suponer que Huerta, como Clunia durante los siglos II y III pierdan su importancia geopólitica al hundirse el imperio romano.
En el siglo V se hallaba extendida la religión cristiana por esta comarca. En las migraciones germánicas, Huerta lo mismo que toda su comarca, sufrio las invasiones de los suevos en la primera mitad del siglo V.
De mediados del siglo V a comienzos del VIII se produce la dominación visigoda.
La invasión musulmana se produce en España en el año 711, destruyendo el reino visigodo.
Según el Anales Complutense, García I de León en el año 912, repuebla Clunia, Osma, Coca y otras villas, siendo conde Castilla Gonzalo Fernández.
El 4 de septiembre del año 917 las tropas de Abderramán III son derrotadas por Ordoño II de León, en San Esteban de Gormaz. El ejercito musulmán destruyó la antigua ciudad romana de Clunia y cuantas aldeas y monasterios halló a su paso.
En el año 913 Ramiro II de León de acuerdo con el conde de Castilla Fernán
Consecuencia de este desastre fue la gran expedición de castigo que el califa dirigió personalmente en el año 934.
En el año 939, Abderramán III prepara la campaña del poder supremo para someter definitivamente a los cristianos del norte. Delante de Simancas le esperaban Ramiro II con los castellanos de Fernán González y los navarros de la reina Tota. La pugna duró varios días y terminó con una tremenda derrota del califa cordobés.
Con motivo de esta victoria se continuo la acción repobladora de Castilla y Fernán González consiguió la independencia del condado de Castilla del reino de León.
En el año 1300 se produce un acta por la cual, Diego Sánchez de Medrano, gran juez de Castilla, pone a la abadía de Silos en posesión de la villa de Huerta, de la que se había adueñado un cierto hidalgo llamado Hernando Yvañez de Ordejuela.
Para evitar que ocurriesen otros casos como el anterior, el 22 de Abril de 1313, la abadía de Silos da por tres años a Ferrant Ladrón de Rojas y a su hermano Diego Alonso de Rojas, la administración de la villa de Huerta y de sus cinco aldeas.
Hasta esta fecha, año 1380, en los distintos documentos figura con el nombre latino de «Orta» y con el arabe de «Warta», a partir de 1380, unas veces aparece como Huerta del Rey y otras como Huerta de Rey, aunque abunda más ésta última forma.
El apellido «de Rey» es posible que fuese puesto en honor de Alfonso VII rey de Castilla y León e hijo de doña Urraca, el cual en el año 1137, hizo la donación de Huerta con las villas de su alfoz y su castillo al monasterio de Silos.
El 21 de Octubre de 1597, según carta dirigida al concejo de Huerta se estableció que los alcaldes de este pueblo pudiesen conocer en causas criminales, remitiendo autos y reos, en el plazo de tres días, a Santo Domingo de Silos.
En 1637 Huerta de Rey es declarado villa por real privilegio, los privilegios de villazgo intentaban una concentracion demográfica y concedían sustanciosos derechos que habían de enfrentar a concejo con el señor de la villa.
En 1808 estalla la guerra contra los franceses y se formaron múltiples partidas de guerrilleros dedicadas a hostigar continuamente a las fuerzas napoleonicas. Una de ellas fue la del cura Merino, natural del pueblo burgalés de Villoviado, quien consiguió reunir a un número suficiente de hombres con los que poder atacar a las tropas invasoras desde los pinares de la sierra de Quintanar.
Terminada esta guerra, algunas partidas sobrevivieron y, utilizando la misma táctica, mantuvieron entre 1820 y 1823 una guerra de guerrillas esta vez contra el gobierno liberal.
En el año 1854, siendo alcalde don Manuel Santodomingo, se comenzó el proyecto de reedificación del templo parroquial que amenazaba ruina. Este proyecto quedó paralizado durante varios años, hasta que en 1860 se realizó con arreglo al presupuesto de 72.000 reales.
En el 28 de Junio de 1878 se produce una catastrófica riada, no hubo que lamentar desgracias personales.

Sant Antolí se encuentra situado en la orilla izquierda del río d’Ondara. Su iglesia parroquial, dedicada a San Antolín, está en la actualidad fuera de servicio. Conserva parte del castillo- palacio de los Aimeric.
Durante la segunda mitad del siglo XVI, construyó este pueblo una gran plaza, posiblemente porticada y algo apartada del núcleo central de la población.
Durante el primer tercio del siglo XX, se comenzaron las obras de un barrio nuevo en la orilla contraria del río. En este nuevo núcleo se edificó la Ilgesia de Santa María de Sant Antolí, inaugurada en el año 1950.

Interesante es la visita al molino, perteneciente al siglo XVI, que hay en la ribera del río Salado.
Cuenta la localidad con buenos ejemplos de arquitectura popular de la serranía de Atienza.
La Iglesia Parroquial destaca por la belleza de su espadaña barroca.

El nombre de Benifayó aparece, probablemente, por primera vez en el «Libro del Reparto» el 13 de junio del 1238, como una de las diez alquerías otorgadas por el rey Jaime I a hombres de su ejército procedentes de Barcelona. El nombre proviene de la alquería árabe y esta formada por «beni» (hijos) y «Hayyén», nombre de familia musulmana, usual también en tierras cristianas.
La primera presencia humana se detectó cerca del actual núcleo de la población, en el límite del término con Alfarp, en la zona de la Fuente de Almaguer. Allí se encontraron restos del período epipaleolítico, hace unos 10.000 a 8.000 años. Del eneolítico proceden los restos de la Paridera, Pla de les Clotxes y un hacha de piedra pulida junto al núcleo urbano.
Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en el término municipal de Benifaió han sacado a la luz numerosos restos arqueológicos, a través de los cuales se ha podido conocer que el poblamiento más antiguo en la zona se remonta al principio de la Edad de los Metales.
Son, asímismo, muy abundantes los hallazgos arqueológicos pertenecientes a la época romana. La Font de Muça, el Marquesat i la Torre de l´Horta conservan cerámicas, monedas y sepulturas de esta época.
Como enclave urbano, Benifaió se fundó durante el periodo árabe.

Su historia se remonta a las presencia romana en el en cercano Castro de Raíces, reconstruido en la época medieval por Alfonso III denominado entonces como castillo de Gauzón. La Historia cuenta que en este castillo se realizó la Cruz de la Victoria, emblema heráldico del Principado de Asturias que hoy se guarda en la Catedral de Oviedo. En julio de 2005 se iniciaron excavaciones arqueológicas para su recuperación.

Parte de su sector central constituyó durante muchos años (desde 1973 hasta el año 2007) una reserva de caza, lo que permitió que se conservara su flora y fauna. En la actualidad incluye el Parque Natural de la Serranía de Cuenca. Está prevista su protección como parque natural, sobre una superficie de 89.200 Hectáreas, que comprenda dicha reserva de caza más dos grandes zonas de ampliación a Sur y a Norte. Como su nombre indica, la Serranía de Cuenca no constituye una zona de alta montaña, sino una sucesión de abruptas formas de relieve e intrincadas formaciones geológicas, que recubren espesas masas forestales de pinares. Se trata de una de las grandes serranías españolas por antonomasia. Tres ríos principales la surcan. El Cuervo y el Escabas, que fluyen a tributar al Tajo; el Júcar, que parte en busca del Mediterráneo

Cultura

Antiguo lugar de señorío eclesiástico, cuyos vecinos tributaban en 1427 con trigo, a favor del arcediano de la tabla de la catedral de Pamplona.
Proceden de la parroquia de San Juan Bautista de esta localidad, los retablos del mismo santo y de San Blas, custodiados actualmente en la capilla del museo de Navarra.
Otro dato que denota la importancia histórica de esta localidad es el puente románico que cruza el Río Arga a su paso por el pueblo.

Capital del Valle y último municipio de cierta importancia de la provincia de León. La población se sitúa entre dos viejos castros, el de Veiga y el de Sarracín. El primero sirvió, desde el siglo XI, de refugio a los recaudadores del Portazgo, impuesto de paso por estas tierras. El segundo, del que se conservan las ruinas del castillo, fue fundado en el siglo XI por el conde de Astorga: Sarracino, que se cita en un documento de Alfonso III de cesión a la sede Compostelana.
Cruzado por el río Valcarce, la Nacional VI y la Ruta Jacobea, el modo de vida depende fundamentalmente de una agricultura orientada al autoconsumo y al comercio, donde destaca la producción de castañas como fuente importante de ingresos. Hay muy poca industria, pero en los últimos años se ha incrementado notablemente la oferta de turismo rural, gracias al espíritu emprendedor de algunos vecinos que han decidido aprovechar la bellleza del entorno natural en que residen.

Es una zona llena de testimonios históricos, aunque a primera vista nada en el paisaje induzca a un historiador a considerarlo. Se han encontrado restos prehistóricos, romanos, visigóticos y medievales.
En la Dehesa del Priorato hubo un puente romano que distribuía el tráfico de enseres y personas hacia Astorga, por Santa Cristina de la Polvorosa y Alija del Infantado. Era antiguamente eL punto donde se cruzaba el Esla, para proseguir hacia el norte por Santa Cristina de la Polvorosa y la orilla oeste del Órbigo. La desaparición del puente, en época medieval causó su progresiva decadencia.
En la primera mitad del XIX, Madoz dejó constancia de la existencia de restos de un castillo y del viejo puente y se refirió a una batalla que tuvo lugar entre tropas cristianas y musulmanas.
Como anécdota citaremos que en esta localidad, cerca de la iglesia parroquial, pasaba largas temporadas Alejandro Lerroux, a la sazón primer ministro de la República, de quien los más ancianos del lugar cuentan andanzas » poco oficiales «.

Entrando en Campo se observa una fuente medieval en forma de aljibe abovedado. En la calle Real se encuentran varios caserones con sus blasones. Apartado del caserio está el templo parroquial del s. XVII, y la compañía de una encina tan antigua como la iglesia.

Hay informaciones que confirman la existencia de asentamientos humanos en La Calahorra y comarca del Marquesado en el Neolítico. Igualmente están documentados yacimientos de la Edad del Bronce, de la cultura El Argar, en la zona del Marquesado del Zenete, de los que sobresale El Zabelí en Esfiliana; es probable la existencia de algún asentamiento al amparo del cerro en que actualmente se levanta el castillo.
Se sabe que fue ocupada por los fenicios, y que en época romana perteneció a la provincia Bastetania, en la que están encuadradas las zonas de Acci (Guadix) y Basti (Baza) y en la que se encuentra una población llamada Arcilasis que más tarde cambió su nombre por el de Alcala Horra (Castillo de las Peñas).
El poeta y diplomático Diego Hurtado de Mendoza en su obra Guerra de Granada dice que durante la etapa visigoda el Conde Don Julián fue dueño de la fortaleza de La Calahorra y otros castillos de la comarca, que en tiempos de los moros pasaron a posesión de los Zenete procedentes de Berbería.
En época del reino nazarí de Granada existía en esta comarca una rica actividad económica basada en la ganadería y el cultivo de cereales y moreras, base de una industria sedera. En la novela El manuscrito carmesí Antonio Gala narra que en 1457 Enrique IV de Castilla, continuando las guerras seculares entre cristianos y musulmanes, en lucha contra Abu Nazar Said, abuelo de Boabdil y rey de Granada, se apoderó de Jaén. Entre las escaramuzas que siguieron, el Condestable Miguel Lucas de Iranzo en julio de 1462 atacó las poblaciones de Aldeire y La Calahorra «llevándose muchos prisioneros y riquezas», señal de una cierta importancia de estas poblaciones en aquella época.
En diciembre de 1489, durante la conquista del reino de Granada por los Reyes Católicos, Cidi Yahya El Nayar, caudillo musulmán, entregó a los cristianos algunos lugares de la comarca del Zenete entre ellos La Calahorra.
Durante el reinado de Felipe II se produce la segunda sublevación de Las Alpujarras entre los años 1568 y 1571. En los relatos de Diego Hurtado de Mendoza y de Luis de Mármol Carvajal sobre esta guerra, La Calahorra es atacada por moriscos que vienen de La Alpujarra, causando graves daños a personas y bienes. Los habitantes cristianos se refugiaron en el castillo hasta que soldados procedentes de Guadix restablecieron el orden. A partir de este hecho La Calahorra, con su castillo, aparece como un importante centro de avituallamiento y estancia de las tropas que procedentes de Guadix se dirigen a La Alpujarra por el puerto de La Ragua, siendo el Marqués de Vélez el capitán que más tiempo permanece en el pueblo. El final de la sublevación supuso la requisa de bienes y propiedades de todos los moriscos y su expulsión y distribución por toda la península.
A excepción de las concernientes al castillo es difícil encontrar referencias a La Calahorra después de la expulsión de los moriscos. Los viajeros ingleses que recorren España en la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, señalan en sus relatos que los caminos desde Granada hacia Almería y Murcia pasan por Guadix y Baza, sin mencionar los llanos del Marquesado, indicio de su estancamiento económico y sus malas comunicaciones.
Comunicaciones que mejoran con la construcción del tramo de la línea de ferrocarril Linares-Almería entre Guadix y Almería, inaugurado en el año 1895. En él se levantó la estación de La Calahorra, que facilitó sus comunicaciones con el resto de España. También se mejoran la carretera entre Guadix y Almería y los caminos que unen los pueblos del Marquesado y el que lleva a La Alpujarra.

Esta villa tiene origen en tiempos de los íbero-romanos y se la conocía por el nombre de Osikerda. Se encontraron importantes restos de esa civilización, murallas, mosaicos y sepulturas, durante las excavaciones de la construcción del canal.
A principios del siglo XVI Xerta pertenecía a Tortosa a efectos de impuestos, pero esto se acabaría con un proceso de la Corte Real, que empezó en el año 1609 y que terminó con la sentencia dictada por el Real Consejo de Cataluña el 20 de diciembre del año 1625.
La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción se empezó a construir en el año 1580 y se acabó en el año 1690. Comprende de dos partes: la capilla y la parte central donde está el altar.

Estas tierras han sido ocupadas por el hombre desde tiempos muy remotos, aunque el primer asentamiento estable no se produce hasta el periodo de colonización romana, en el que se inicia la construcción del castillo. Durante el dominio visigodo queda despoblado. Los árabes lo denominan Xara, alcanzando gran importancia durante el periodo almohade, en que llega a emanciparse del Califato de Córdoba. Es conquistado por los caballeros cristianos de la Orden de Santiago en 1.247, durante el reinado de Fernando III el Santo. La localidad es cedida a dicha Orden para que se encargue de su custodia. A finales del siglo XV obtiene de manos de los Reyes Católicos el título de Villa y el Fuero Real, que le supone la preciada denominación de Real que figura en su nombre.

Los primeros habitantes de Mamolar serían repobladores llegados a la zona durante los momentos de recuperación y liberación cristiana del siglo X. El nombre del pueblo figura ya en un manuscrito del Monasterio de Santo Domingo de Silos datado en 1171.
La vida en esta pequeña población hubo de ser especialmente dura durante los inicios de la Reconquista. Muy dramáticos tuvieron que ser los primeros años del siglo XI, debido a los ataques de Almanzor.
Tras la muerte del temible caudillo musulmán, Mamolar creció económica y demográficamente. A él se añadieron aldeas como Matalacasa, Paúles y Quintanilla, pertenecientes al alfoz de Lara y a la Merindad de Santo Domingo de Silos.

Los orígenes de la Tàrrega actual se remontan a mediados del siglo XI cuando el conde de Barcelona Ramon Berenguer I conquistó el castillo de Tàrrega.
Situada en una encrucijada estratégica, la Tàrrega medieval desarrolló un papel económico y territorial muy notable, a pesar de la proximidad de poblaciones como Agramunt, Balaguer o Cervera.
Pero, la crisis del siglo XIV, acabó con esta etapa de prosperidad. Las pestes la despoblado, la construcción de las murallas supusieron gastos importantes. La sociedad se desorganiza y se siente insegura debido a violencia feudal y el bandolerismo.
El siglo XVIII fue un siglo de expansión y de grandes proyectos, orientados a través de la Sociedad Económica de Amigos del país (1777). Pero las permanentes dificultades estructurales empeoramiento de la coyuntura a partir de 1780 impidieron esta renovación.
En 1672 cayó el campanario y derribó la mitad de la antigua iglesia romanicogótica. A partir de ahora y durante el siglo XVIII se inicia una larga etapa de obras públicas: construcción de una nueva iglesia y un nuevos campanario, arreglo de la casa de la casa de la villa, construcción de un cuartel de caballería y de unos pabellones para oficiales, pavimentación de calles.
Tàrrega, durante buena parte del XIX, siguió siendo una villa pobre y arcaica, ligada a las fluctuaciones de la agricultura. Será a partir de bien entrada la segunda mitad de siglo que una serie de acontecimientos y realizaciones irán cambiando lentamente y progresiva la fisonomía y el ritmo de la capital comarca.
La Tàrrega que inicia el siglo XXI es una ciudad con una clara vocación por desarrollar cada día más el sector de servicios y que ve con esperanza la construcción del magno proyecto del Canal Segarra-Garrigues

La continentalidad climática y los suelos poco evolucionados sobre calizas y dolomías condicionan la existencia de comunidades vegetales especializadas en sobrevivir en ambientes particularmente duros. Además son importantes en estas zonas rocosas las comunidades de plantas rupícolas y glerícolas que ocupan, respectivamente, los numerosos escarpes y gelifractos activos.
Éstos forman una importante área de nidificación para el águila perdicera, la real, el alimoche, el buitre leonado, el halcón peregrino o el búho real. En el fondo del valle los retazos de bosque en galería ensombrecen y dan vida al curso del río. Sauces, chopos, fresnos y arces, y una extensa repoblación de chopo negro de variadas tonalidades a lo largo de las estaciones. Aves riparias como la oropéndola, el mirlo acuático, el martín pescador o las lavanderas revolotean entre los arbustos buscando frutos o tejiendo su nido. Además las aguas claras y rápidas de este río crean un nicho adecuado para la trucha común, la nutria o el desmán de los Pirineos.

En Ponte Maceira podremos visitar un conjunto monumental constituido por un poblado de la época medieval, un antiguo molino, una presa, una capilla, un pazo moderno y un precioso puente construido sobre el río Tambre en el siglo XIII aprovechando los pilares de un puente romano anterior que consta de cinco arcos. Destaca en el conjunto una muestra de la arquitectura románica como es la iglesia de Portor, construída a mediados del siglo XII aunque sufrió reformas y añadidos posteriores. Su nave es de planta rectangular, solo tiene una torre a la izquierda ya que la la de la derecha no llegó a construirse y tiene tres retablos con varias imágenes.

Jesús tiene su origen en el segundo tercio del siglo XVIII, como un arrabal de Tortosa. Anteriormente, el convento franciscano de Santa María de Jesús, fundado en 1429, sirvió de aglutinante para los pobladores. Igualmente la población le debe su nombre. Este pueblo, estuvo siempre estrechamente unido a diversas instituciones religiosas, ya que el convento franciscano fue regido por la orden jesuítica desde 1864, fecha en la que convirtieron el antiguo cenobio en un Colegio.

Al pie del Peñón de Raíces están casi escondidos en el caserío, vestigios del antiguo crematorio franciscano de Santa María, luego Monasterio de la Merced. Pueden verse empotrados entre los muros, una arcada románica con columnillas, dos puertas coronadas en arco, algunos lienzos de muro, varios escudos, así como la espadaña del templo. Estos monasterios, daban fe del paso por sus proximidades del Camino de Santiago del Norte, como se le conoce, ya que atraviesa el concejo por dos rutas diferentes, una por el interior y otra por el norte.
Más cercana en la historia, cabe referirse a la instalación de la “Real Compañía Asturiana de Minas”

Hacia el sur de la actual reserva se situán las preciosidades geológicas de Las Torcas, unos extraños hundimientos naturales, en medio del secreto de los pinares, y que a menudo contienen maravillosas lagunas. Existen las torcas de Palancares, las de Cañada del Hoyo, y al sur del puerto del Rocho. En la llamada Tierra muerta, una solitaria zona de sabinares en torno a la localidad de La Cierva, las extensiones de sabinas siguen siendo muy importantes. En las proximidades, el río Huécar comienza a tallar sus gargantas espectaculares. Al sur de Cuenca capital, pero vinculado a los límites de este espacio natural, el río Júcar desarrolla una zona de meandros y cortados interesantes tanto desde el punto vista paisajístico como faunístico.
Numerosas pistas forestales atraviesan los pinares de la Serranía, en general en excelente estado de conservación y aptas para cualquier tipo de vehículo.

Cultura

Pamplona (Pompaelo), que a lo largo de su dilatada historia sufrió diversas construcciones, fue fundada por Pompeyo el Grande, de ahí se deriva su nombre, y desde el siglo VI fue sede Episcopal y núcleo coordinador de la evangelización del territorio bacón El emplazamiento es una importante encrucijada de comunicaciones naturales con Francia, el País Vasco y la Depresión del Ebro. La ciudad de Pamplona, heredera de una aldea Vascona, nace sobre una terraza del Arga, allí donde este río describe un meandro, para desempeñar, inicialmente, una función estrictamente militar. Más tarde, empezaría a desarrollarse el comercio, la industria artesanal y todo tipo de servicios.
Su auge está ligado a la política aperturista y por ello favorecedora de las peregrinaciones a Santiago. Fruto de la misma son los «burgos de francos» de San Nicolás y de San Cernín. Los «francos» eran artesanos y comerciantes extranjeros, muchos de ellos peregrinos, atraídos por las expectativas de lucro y por los privilegios que los reyes concedían a quienes se instalaran en el burgo recién creado. Esto suscito la envidia de la navarrería, (lugar donde se encontraba la población autóctona), primitivo núcleo de Pamplona. El enfrentamiento entre ellos, desde sus fortificaciones bien pertrechadas para la guerra civil, convirtió la ciudad en un campo de batalla. Esto no impidió, sin embargo, un notable desarrollo de la misma al que contribuyó en gran medida su situación y su vinculación con el camino de Santiago.
La ruta de las estrellas, penetraba las murallas por el significativo Portal de Francia, y se dirigía a la Catedral Metropolitana en el corazón del antiguo barrio de la Navarrería. Su primitiva construcción románica, contó con la colaboración de uno de los constructores más importantes y famosos del camino: el maestro Estaban.
Destruida en el año 1390 por un incendio, fue reconstruida en el estilo gótico, siguiendo la pauta de su bello claustro, que había sido concluido en 1356. Esta suntuosa catedral de cruz latina, consta de tres naves, ábside poligonal y una gran girola, característica de las iglesias peregrínales. La fachada neoclásica, que hoy se contempla, fue obra de Ventura Rodríguez, en el siglo XVIII.
Dentro del templo, delante del altar mayor, donde eran coronados los reyes de Navarra, se encuentra el mausoleo de Carlos III y Leonor. Son notables también las capillas de San Juan Bautista, la del Santísimo y la capilla mayor con la espléndida imagen de Santa María la Real, románica del siglo XII.
La «puerta preciosa», ejemplar gótico del siglo XIV en la que se representa la muerte de la virgen y que da acceso al claustro, es un compendio de todos los logros del gótico Francés.
Fuera ya de la Navarrería en el antiguo burgo de San Saturnino, se encuentra la iglesia-fortaleza de San Cernín, del siglo XIII, donde se venera a la patrona de Pamplona: La Virgen de Camino. En este mismo lugar radicaban el Hospital General ( hoy museo de Navarra), donde sólo se conservan la fachada plateresca y una capilla; la Cámara de los comptos; y la iglesia de San Lorenzo que custodia el busto-relicario (siglo XV) del patrono de la ciudad: San Fermín.
En el barrio de San Nicolás a la izquierda del itinerario peregrinal, la iglesia -fortificada es testimonio de las luchas que vivió la ciudad en la época medieval.
Claro vestigio jacobeo es la iglesia de Santo Domingo, dependencia que fue de la extinguida universidad de Santiago. Todavía hoy su decoración exterior presenta las típicas vieiras jacobeas, y su retablo mayor esta presidido por una imagen de Santiago.
Finalmente la ciudadela que mando construir el Rey Felipe II en el año 1571, despedirá al peregrino al partir.

La iglesia parroquial está dedicada a San Juan Bautista. Se cuenta, que en la falda de la montaña, existe un lugar en el que habitó el eremita de Lugo San Froilán, que posteriormente fue Obispo de León.
La capilla de San Froilán sobre una pequeña cueva natural, de estilo románico popular y una ermita dedicada a San Esteban, completan los temas de interés.

Esta localidad como es habitual en la región ha perdido vigor demográfico y se ha convertido en un paraje silencioso. El campanario de la iglesia de Santa María es un excelente mirador para ver la hermosa estampa de los bosques del valle.

La historia de Alquife está ligada desde muy antiguo a la extracción de minerales en sus alrededores, una explotación que se inició en tiempos del Imperio romano, primeros de sus pobladores que captaron la importancia de los yacimientos de hierro.

En las minas se encuentra un lago interior formado por el fluir de las aguas subterráneas, que en la actualidad es un embalse con una profundidad de unos ciento treinta metros de agua. El enorme cráter forma ya parte natural del paisaje. Otros de los rasgos más impactantes son las grandes escombreras de las minas de hierro y el enorme depósito al que llegaban los conductos de agua encargados de abastecer el barrio minero.

No obstante, su nombre procede de la etapa árabe, cuando fue nominada la población como al-Kahf, que quiere decir la gruta y denota, igualmente, la alusión a las minas que seguían explotándose durante los varios siglos que duró ese periodo histórico.

Sus primeros habitantes fueron los íberos y tuvieron su asentamiento en el lugar llamado Coll del Moro, hoy de gran interés arqueológico y en el que se han encontrado restos de tumbas con incineraciones típicas de la Época del Bronce y de la primera Edad del Hierro.
Durante cuatro siglos dominaron la zona los árabes, aunque de estos quedan pocos vestigios.
La ciudad fue uno de los principales escenarios de la famosa batalla del Ebro, durante la guerra civil Española, sufriendo graves destrucciones. El 25 de Julio de 1938 las tropas republicanas llegaron hasta las mismas puertas del pueblo, pero no lograron entrar.
La iglesia arciprestal de la Asunción data de los siglos XII y XIII y tiene una espléndida portada románica. Otras partes del edificio son de estilo barroco y neoclásico.
Se conservan todavía algunas magnificas casas solariegas como la de los Barones de Purroi, la de los señores de Liori y la casa “Dels Sunyer”, todas ellas de estilo neoclásico.
La bodega de la cooperativa vinícola, fue construida en el año 1919 y es obra de un discípulo de Gaudí llamado Cesar Martinell.

Hasta hace sólo unas décadas el conocimiento de la historia de Castilblanco de los Arroyos se limitaba a algunos episodios excepcionales, como las visitas reales o de personajes ilustres.
Son más abundantes las noticias sobre la Protohistoria, momento en el que la comarca se ha consolidado como zona de tránsito entre el Valle del Guadalquivir y las regiones situadas más al Norte.
Los datos sobre la zona se multiplican con la llegada de Roma. Se cuenta con una treintena de asentamientos y dos necrópolis datadas en época romana, o con fases de ocupación en este periodo, se emplazan en laderas y colinas de mediana altitud, próximas a arroyos o fuentes, y rodeados de promontorios de mayor altura que le restan visibilidad. En esta nueva etapa histórica el carácter de vía natural de la zona explica la consolidación en ella de una importante vía romana que unía Emérita, capital de la provincia de Lusitania, con Hispalis.
La unión de ambas rutas se produciría al Norte del término de Castilblanco, aproximadamente a la altura del Cortijo de Décima. Una segunda teoría apunta que el recorrido de la vía correspondería al tradicional Camino de la Plata, ruta bien documentada desde época medieval y que puede tener un origen mucho más remoto.
Debemos reseñar por último el hallazgo de una necrópolis tardorromana en la Dehesa de Cañajoso de Guzmán, descubierta de manera fortuita en 1989.

Numerosas culturas paleolítica, celtibérica, romana, visigoda se han asentado en el fértil valle en el que se encuentra Covarrubias, y de todas se han encontrado vestigios. Pero el origen de esta villa es medieval. Fue fundada por el rey visigodo Chindasvinto en el siglo VII sobre los restos de un castro romano, aunque las murallas que construyó fueron destruidas hacia el año 737. En el siglo X, el primer conde independiente de Castilla, Fernán González y su hijo, el conde García Fernández, convertirán a Covarrubias en capital del primer Infantado de Castilla y cabeza de uno de los señoríos monásticos más importantes.
Más información en: Covarrubias

Bell-lloc d’Urgell y su término municipal, ha sido un lugar de paso desde tiempos inmemoriales. Los primeros rastros humanos localizados son de la primera edad del hierro y llegan hasta la época romana.
Referente al periodo de dominación romana, existieron alguna que otra torre habitada y diseminada por lo que es actualmente su término. Así nos lo demuestra la cerámica y otros objetos que se han ido encontrando, con motivo de la nivelación de diferentes tierras de cultivo.
El término de Bell-lloc constituyó una vía de paso a la época romana y por él pasa la vía romana que comunicaba Ilerda con Barcino. En la actualidad, la carretera N-II coincide en muchos de los lugares de su trazado con aquel antiguo camino romano.
El dato histórico más antiguo, en la que aparece por primera vez el nombre de Bell-lloc, corresponde a la Ordenación de la Iglesia Catedral de Lleida, realizada en el año 1168, en la que se hace donación a la mensa episcopal de la misma, la iglesia de Belloloco (Benlloch) y la de Avincellon, Alamús, y en la que sus habitantes deberán entregar la cuarta parte de los diezmos.
La principal fuente de riqueza hasta comienzos del siglo actual, era la viña. Había grandes plantaciones y muy bien cuidadas. El vino que se elaboraba tuvo siempre muy buena aceptación, y por este motivo se instalaron algunas industrias que, durante la época de la vendimia daban trabajo a bastantes obreros.

Cultura

Iglesia de Santa Mariña. En el Camino de Santiago.
Reformada en época barroca, aparece como un testigo único en el ayuntamiento de un templo románico del siglo XII. Ofrece una planta de salón con una capilla mayor de planta cuadrada separada de la nave única por un arco triunfal de medio punto rebajado que descansa sobre capiteles decorados con formas vegetales sobre semicolumnas pegadas. En la capilla mayor aparece un retablo barroco dorado, dividido en tres paños y dos cuerpos separados estípites y columnas salomónicas.

Eran muy conocidas, entre los peregrinos antiguos, las murallas de la villa, que ya no existen. Lo que sí existen son documentos y restos arqueológicos de su pasado más remoto. De hecho, en Redondela, se encuentra una de las mayores y más interesantes necrópolis de época megalítica, de todo el territorio gallego :»Chan das Formigas» está situada entre las «parroquias» de Trasmañó y Cabeiro. La forman más de 40 megalitos de diferentes formas y tamaños, en distintos estados de conservación. Son los primeros testimonios de población de la comarca y tienen una datación en torno a los 3000 años a C.
Aunque no tan importantes, Negros, Monte do Castro o Ventosela, en Vilar do Mato, tienen hallazgos arqueológicos destacados, con interesantes grabados rupestres.
En tiempos históricos más cercanos, la historia de este municipio presenta una evolución sostenida a lo largo del pasado siglo XX, creciendo de forma sostenida, a pesar del ligero estancamiento sufrido en los años 80 de este pasado siglo. Este crecimiento se debe, en buena medida, a su cercanía a Vigo y Pontevedra.
Como es lógico, su actividad más importante es la pesca, que ha hecho que el puerto de Redondela se coloque entre los 10 primeros puestos entre los gallegos. La flota pesquera de la villa es fundamentalmente de bajura, dedicada a la pesca de peces de poco precio, mariscos y «choco», producto típico de la gastronomía redondelana.
No sólo la pesca, sino también la horticultura, hacen famosa a la villa gallega. Gran parte de su población se dedica al cultivo de hortalizas y a la producción vinícola. De hecho, los habitantes de la villa fueron los primeros que instalaron invernaderos para el cultivo de frutas como el kiwi y para el cultivo de preciosas flores.
Dentro del apartado industrial, Redondela se ha centrado, como es lógico, en las industrias conserveras y de congelados.
El sector terciario lo engloba una pequeña parte de la población redondelana, que se mantiene con negocios familiares.

Durante el periodo prehistórico se evidencia el protagonismo del castro situado en el lugar de El Castillo, en el que se descubren restos que abarcan desde la Edad de Hierro a la Edad Moderna. Este enclave es un referente continuo a toda la historia del concejo, puesto que es donde se erigirá el castillo de San Martín, centro de toda la actividad política y militar del concejo durante la Edad Media y también en siglos posteriores.
Por el concejo discurría, de oeste a este, la ruta costera que ponía en comunicación el Golfo de Vizcaya con Galicia.
Posteriormente, este itinerario sería utilizado como ruta costera del Camino de Santiago, a partir de la época medieval. Este camino, recuperado hoy en día como la llamada Senda del Norte, constituye uno de los atractivos turísticos del concejo, al permitir al viajero la realización de la ruta completa o de agradables paseos por zonas determinadas, desde donde contemplar los paisajes montañeses o costeros que proporciona.

Desde que en 1973 fue establecida una reserva nacional de caza sobre su sector central, la población de corzos, jabalíes, muflones no ha hecho mas que crecer espectacularmente desde entonces. Además, en la serranía alberga asimismo a la cabra montés.
Abundan los buitres leonados, las rapaces; extrañas mariposas se reproducen en apartados enclaves serranos; existe la nutria. En la laguna del Tobar, o de Uña, buenas concentraciones de fochas, ánades y otras aves acuáticas. La elevada variedad de ambientes de montaña que alberga la zona favorece el desarrollo de una alta biodiversidad faunística.

Cultura

Lo único que cabe destacar de Gamonal, es su iglesia de Nuestra Señora, la Real y Antigua, importante templo gótico, de planta de cruz latina. Frente a la iglesia, una cruz, realizada en el siglo XVI, servía de mojón del Camino. Tiene esculpidas las típicas vieiras, símbolo jacobeo

El topónimo es debido a las industrias de hierro que en esta localidad existían. Los lugareños aprovechaban la fuerza de los torrentes para mover grandes martillos hidráulicos y así trabajar el metal. Se conoce al menos la existencia de una fundición de este metal.</B
A la salida está el barrio "Inglés", en recuerdo a un hospital que existió para peregrinos ingleses.

Posiblemente el emperador Augusto fundara esta ciudad ; durante el reinado de Nerón se realizó la pavimentación de la vía, dato que se deduce de la conservación in situ del miliario CX de este emperador.A finales del siglo I se convirtió en municipio romano, lo cual le llevó a experimentar un gran desarrollo económico y urbanístico.Tuvo una extensión de 16 hectáreas en las que se integraban la muralla, el anfiteatro,el foro y dos grandes templos.
En la actualidad sólo queda en pie el arco triunfal de cuatro frentes que daba acceso al foro. Su construcción se debe a un ciudadano, Marco Fidio Macer. Asimismo, se pueden observar los restos de la ermita de la Bella Flor, el foro, las termas y la muralla gracias a las excavaciones arqueológicas realizadas.

Sus orígenes se remontan a época prehistórica, concretamente a la cultura de El Argar con restos del neolítico, con explotaciones mineras de la edad del bronce que continúan en época romana.

En época romana la población recibiría el nombre de Sericus o Sericis a lo que los árabes denominarían Mecina o Alcázar (castillo) y Xeriz (Seda) por la convivencia de dos poblados. Mecina, el antiguo indígena y Xeriz, el musulmán. El predominio del segundo y la integración del primero lo lleva en el siglo XII por su abundancia de agua a ser una importante alquería donde los reyes nazaríes de Granada poseían amplias propiedades.

Como todo el Zenete, Xeriz pasó en 1489 a manos del Gran Cardenal de España y después de su hijo. Fue el 7 de julio de 1490 cuando Sancho de Benavides, en nombre de Don Pedro González de Mendoza, toma posesión de la villa de Jérez, quedando oficialmente vinculada al Marquesado del Zenete.

Cuando Jérez y el resto de pueblos de la zona se entregaron a los Reyes Católicos no lo hicieron incondicionalmente, sino a través de unas capitulaciones que respetaban a la población morisca, sus costumbres y ritos religiosos. Pero éstas nunca se cumplieron. Ante las continuas vejaciones y el intento de destruir su cultura, reinando Felipe II, la población del Marquesado , en su inmensa mayoría morisca, se unió a la rebelión de Fernando de Válor.

Varios son los vestigios del origen primitivo de Escatrón, como lo han puesto de manifiesto los trabajos de investigación arqueológicos llevados a cabo en el «Cabezo Muel» (importante yacimiento ibero-romano). En él se localizan bancos basales de construcciones sencillas que fueron destruidas por un incendio, hecho contrastado por un extracto de cenizas localizado en diferentes cuadros y por el abundante material cerámico recuperado de los siglos III y II a. de C.
Existen otros asentamientos en diversas zonas del término: Torre de los Ríos, Torre del Maño y partida de la Mora que se encuentran a falta de un estudio arqueológico completo.
Posteriormente Alfonso I El Batallador, en su afán de ir ganando las tierras del Ebro a los musulmanes para tener una salida hacia el Mediterráneo, conquista este lugar sobre el año 1130 y luego es el primer rey de la Corona de Aragón, Alfonso II – El Casto – el que en 1182 entrega a los monjes del Cister la localidad de Escatrón para que se proyecte y edifique ahí un monasterio según las formas y métodos de la orden.
Este dominio monacal fue confirmado por Jaime I El Conquistador y es en este lugar donde se reúne con Fernando III de Castilla en 1234 para dilucidar el problema de divorcio de su primera esposa Leonor de Castilla.
En 1541 Carlos I tuvo que mediar ante el Abad de Rueda, los vecinos de Escatrón y su señorío por cuestiones de tributos, pero la vinculación monacal terminó con la exclaustración de los monjes en 1835 por la aplicación de la Ley de Desamortización de los bienes eclesiásticos.
El asentamiento de la villa presenta un urbanismo característico destacando las construcciones antiguas en una ladera en forma de semicírculo con la iglesia parroquial ubicada en la parte baja y dedicada a la Asunción de la Virgen.
El pueblo antiguo conserva varias casas renacentistas y también la puerta de Santa Águeda, que constituyó parte de la antigua muralla.

Constituye esta villa un hito destacado en el Camino de Santiago por la Vía de la Plata.
Su paisaje nos muestra el inicio de las estribaciones de Sierra Morena. Sabemos que perteneció a la Encomienda Santiaguista de Montemolín y más tarde pasó a ser Villa de Realengo. Sin embargo, su fama se debe a ser la cuna de un pintor español universal, Francisco de Zurbarán.
En cuanto a arquitectura civil destaca la Plaza Central, en la que se sitúan el Ayuntamiento y la iglesia parroquial.
Casonas solariegas dignas de visitarse son la Casa Pedrete y la casa natal de Francisco de Zurbarán en la típica calle Barrigas.

Albalate en un principio era un pueblo árabe situado en el paraje ahora denominado Fuente de los Baños, a dos Km. del emplazamiento actual, cuyos pobladores no dejaron noticias, y es solo de los árabes de los que se han encontrado restos, como basamentos de columnas, de cerámicas, orfebrerías y sepulturas.
Rodrigo Diaz de Vivar, el Cid, ha sido desterrado por el Rey y Señor y tiene que salir de las tierras de Castilla y se dirige al las tierras de Aragón, para ello se abre camino entre los árabes o moros que poblaban estas tierras derrotando completamente a los pueblos de Priego y el de la fuente de los baños que se habían unido para hacer frente a el Cid causando una gran matanza, en la actualidad existe un camino que se fama el «Camino de la matanza».
Derrotados y diezmados los moros del poblado de la Fuente de los Baños, los supervivientes huyeron buscando sitio más seguro y así, siguiendo cauce arriba del Río Trabaque, escogieron esta pequeña montaña que, al igual que la imperial Toledo, está rodeada por las claras y silenciosas aguas del pequeño río, que risueñas besan sus cimientos y le sirven de tranquilos centinelas y, que con su reposado murmullo, aquí comenzó la fundación del nuevo poblado al que los árabes llamaron Albalate de Bombarra. que según la etimología árabe significa: «El Camino hacia Bombarrá», y lo llamaron así por estar del nuevo emplazamiento en el camino que desde la Fuente de los Baños subía a Bombarrá, sitio que ellos también habitaban y en donde habían construido una pequeña fortaleza sobre el castro celta allí existente y que les servía de defensa de la entrada de la Hoz.
Por ellos se ve que hubo intentos de cambio de nombre ya desde principios del mismo siglo. a partir de 1547, las partidas de Bautismos se encabezan diciendo, «En Albalate de las Nogueras… Y así, en adelante, todas las partidas y demás documentos, se encabezarán de este modo.
Cuando años después Alfonso VIII, reconquista total y definitivamente estas tierras, los repobladores venidos con él, viendo la abundancia de nueces su extraordinaria calidad, se animaron a plantar más y más nogueras y llegó a ser tal la abundancia de estos árboles y la recolección era tan abundante, que tenían que salir por los pueblos vecinos a vender las nueces o también cambiarlas por otros productos que ellos necesitaban.

Este pueblo catalán está en la actualidad altamente industrializado. La agricultura y la ganadería van a la zaga del sector industrial y de servicios.
La tasa de actividad es de las más altas de su comarca.
Como nota curiosa, que sirve de nexo de unión a los vecinos de esta localidad, citaremos su gran pasión por los bonsáis. De hecho, tienen una sensibilidad especial en el dificilísimo arte del cultivo de estos árboles en miniatura, lo cual les permite realizar una exposición anual de los mejores ejemplares. Otra de sus grandes pasiones son los caracoles, que cultivan en una granja, igualmente visitable.

Cultura

Sobresale, como nota típica, el hecho de mantener en pie muchos hórreos de piedra, dentro del núcleo urbano, cuando normalmente este elemento constructivo sólo se da en ambiente rural.
La iglesia parroquial fue reedificada en el siglo XIX, pero conserva la capilla mayor y su bóveda de arco apuntado de la primitiva construcción ojival, de supervivencia gótica, del siglo XVI.
En medio del antiguo barrio de la villa, en el número 2 de la calle de la Magdalena, se encuentra el pazo de Cotón, en buen estado de conservación. El edificio, aunque de pequeñas proporciones, posee una sencilla armonía de líneas con una escalera :ateral de hermosa baranda, balcón y alta chimenea con graciosos remates.

En el año 137 a.C. tiene lugar la primera expedición romana al mando del general Décimo Xunio Bruto, quien llegó a la zona del Río Miño. Más tarde, otras expediciones consiguieron dominar absolutamente el noroeste, siendo el punto culminante de esta política de dominación, la dirigida por Augusto entre al año 29 y el 19 a.C.
De este modo, Tui pasa a ser centro administrativo y militar de la zona. Su estratégica situación le da un papel clave en el mundo romano. Durante la cristianización esta importante situación geográfica la convierte en sede episcopal.
Tras la caída del Imperio romano, se suceden las invasiones de pueblos «bárbaros», siendo el pueblo suevo el que domine y administre este territorio desde comienzos del siglo V. La dominación sueva durará hasta el año 585, fecha en la que se asimilará en el reino visigodo, este último le ceserá el paso a la invasión musulmana del año 711.
La reconquista de este territorio por los cristianos se llevará a cabo en el siglo IX de la mano de los nobles gallegos, que fundarán condados, que servirán para controlar todo el territorio hasta el río Miño.
Tui se repuebla se restaura su sede episcopal.
Muy codiciada, Tui, se verá saqueada tanto por musulmanes como por pueblos nórdicos, siendo la peor de todas estas incursiones, la llevada a cabo por los normandos en el año 1015, quienes realizaron su completa destrucción.
El papel del monacato en Tui será de gran importancia, ya que sus fundaciones impulsan las actividades económicas y sirven de elemento de control en el comportamiento ciudadano.
Desde el siglo XII la Orden del Císter es una presencia decisiva en la zona a través del Monasterio de Oia.
La Iglesia cuenta, por lo tanto, con dos importantes elementos de poder en Tui : el abad de Oia y el obispo de Tui.
Estos dos señores, que ejercerán su poder hasta bien entrado el siglo XIX. Aquí, el débito al señor feudal se conocía como «Foros» y consistía en el pago de una renta por la utilización de las tierras. El obispo tambien controlaba la pesca en el Miño y el paso de las barcas entre Tui y Valença.
La Edad Moderna (siglos XIV y XV) trae una grave crisis económica, y numerosas guerras nobiliarias.
En el siglo XVII Tui obtiene el título de Muy Noble y Muy Leal.
Muy importante, tanto a nivel económico como demográfico, fue el fenómeno de la emigración. Los movimientos migratorios de la población gallega se dirigieron fundamentalmente hacia el Continente Americano.
Hoy, Tui y su comarca tratan de sumarse a la economía de mercado, modernizando su industria y su agricultura.

En este punto el Camino de Santiago bajaba hacia los embarcaderos para salvar el Nalón, la travesía en barca del Nalón. Cuando esta era posible, representaba siempre un viaje lento y peligroso para los hombres y caballos, que llenaría de pavor los impresionables corazones de los peregrinos.
La picaresca y abuso entorno a los precios de los peajes para personas y cabalgaduras, ya fue advertida en el siglo XII por Aymeric Picaud en su «Guía del peregrino Medieval».
Los barqueros, por cada persona que pasan, sea rico o pobre, cobran de tarifa una moneda por las personas y cuatro por las caballerías, que reclaman violenta y abusivamente. Además tienen una barca pequeña, construida de un tronco de árbol, en la que apenas caben los caballos. Una vez montados hay que andar con cuidado para no caerse al agua. Muchas veces los peregrinos suben tal masa de peregrinos que esta vuelca y los peregrinos se ahogan en las aguas, de lo que se alegran los barqueros macabramente, porque así se apoderan de las pertenencias de los náufragos.

La continentalidad de su clima, así como el rango de altitudes presente en el área de estudio (generalmente por encima de los 1.000 m.), condicionan la comunidad de vertebrados presente, que carece de taxones termófilos, más propios de zonas mediterráneas templadas o áreas costeras. En su conjunto, la zona es particularmente importante para la conservación de la comunidad de aves que nidifican en escarpes, la comunidad de aves y mamíferos de pinares submediterráneos, y para la comunidad de peces y aves de ríos de montaña. Se ha reconocido también un apreciable valor de conservación para la fauna troglodita (al menos para quirópteros cavernícolas) y para algunos grupos de invertebrados como pueden ser los lepidópteros, requiriéndose de más investigación para el resto.

Roma comenzó su historia como una aldea más entre las otras muchas de pastores y campesinos que se repartían las colinas y minúsculos valles de la zona.
Los primeros habitantes fueron posiblemente un conglomerado de gentes de distinta procedencia que vivían al margen del desarrollo económico y cultural de sus prósperos vecinos, es decir, los etruscos al Norte y los sabinos y los latinos al Sur.
Los arqueólogos descubrieron los restos de un primitivo poblado correspondiente al siglo VIII a. C. en el Palatino, con sus enterramientos a los pies. A partir del núcleo original, la población debió de irse extendiendo por las laderas de las colinas próximas y, un siglo después, por el valle que había entre ellas.
Cuando los núcleos latinos que habitaban las colinas del Quirinal, Esquilino y Celio se fusionaron con los del Palatino, fortificaron el recinto habitado, y así se inició la primera fase de la Roma antigua hacia el siglo VIII a. C. (Roma Quadrata). Durante una segunda fase el perímetro de la ciudad se extendió por el monte Capitolino y por un pequeño valle que lo separaba del Palatino (allí se emplazó el Foro romano). Del siglo VI a. C. son las principales construcciones: Palacio Real, Foro, Cloaca Máxima y Tullianum.
Durante los siglos VIII y IX la Roma cristiana se convirtió en la Roma pontificia. Los papas transformaron los antiguos edificios paganos en cristianos y mandaron construir otros nuevos y las grandes basílicas (San Pablo, San Lorenzo, Santa María la Mayor, etc.). En el siglo XI otra invasión (la de los normandos, en 1084) dejó la ciudad en ruinas. Los papas la reconstruyeron y quedó constituida en dos bloques: la ciudad religiosa, que los pontífices reservaron para sí (Vaticano, Ciudad Leonina), y la ciudad seglar, encerrada en la cadena de fortalezas feudales.
Durante los siglos XII y XIII se llevaron a cabo notables mejoras urbanas y se construyeron numerosos palacios y edificios públicos. A este período de esplendor sucedió otro de decadencia (de 1305 a 1378, período aviñonés), durante el cual los monumentos civiles y religiosos estuvieron en total abandono. A partir del papa Nicolás V la ciudad sufrió una gran transformación, y durante los siglos XV y XVI alcanzó una etapa monumental extraordinaria, llegando a la cumbre de su esplendor en tiempo de Julio II. Se amplió el Vaticano, se construyeron y decoraron la Capilla Sixtina y las Logias.
A comienzos de la Edad Moderna, durante el período renacentista, Roma jugó un importante papel cultural al convertirse en uno de los centros artísticos y humanísticos principales de Italia. Las artes y las letras fueron fomentadas por los papas y en ella trabajaron artistas de la talla de Miguel Angel y Rafael. Desgraciadamente, la ciudad fue objeto de pillaje y saqueo de parte de las tropas del emperador Carlos V, en su conflicto con el Papado(primera mitad del siglo XVI). Tal fue el «saco de Roma».
Roma fue un importante foco de la Reforma Católica o Contrarreforma desde mediados del siglo XVI.
La población de Roma volvió a alcanzar los 100.000 habitantes durante el siglo XVII, aunque su economía, así como la de los Estados Pontificios, era deficitaria(p.ej: estaba consumiendo más de lo que producía en alimentos en comparación con otras capitales europeas), característica mantenida en los siguientes siglos.
Después de la Primera Guerra Mundial, Italia quedó en manos de un gobierno fascista guiado por Benito Mussolini, quien tomó la ciudad en 1922. Declaró a Italia un Imperio y fue aliado de la Alemania Nazi. Este fue un periodo en el que la población creció aceleradamente, pasando de 212.000 habitantes durante la unificación a un poco más de un millón, pero esta tendencia fue cesando al empezar la Segunda Guerra Mundial, tiempo en el que Roma fue dañada-aunque no severamente- tanto por el bombardeo aliado como por la ocupación nazi; después de la ejecución de Benito Mussolini y el fin de la guerra, el Referéndum de 1946 abolió la monarquía e instauro la República italiana.

Desde finales del siglo XII fue sede de las encomiendas de los hospitalarios de San Juan de Jerusalén en Navarra, titulares de la mayor parte del termino y de la iglesia a partir del siglo XIII. Cuando Zizur dejo de ser vía de paso para los peregrinos, el Hospital de Nuestra Señora del Perdón del año 1772, se convirtió en Hospital de enfermos.
En Cizur Menor se levantan dos iglesias. La iglesia de San Miguel Arcángel, algo separada del pueblo, formaba parte de un monasterio sanjuanista que disponía de albergue de peregrinos en el Camino de Santiago. Es de nave única con bóveda de cañón apuntado, reforzada por fajones. Tiene una bonita portada románica con crismón en el tímpano.
La parroquia de San Emeterio y San Celedonio, en cambio, se encuentra situada en medio del caserío. Es de estilo románico del siglo XII aunque a lo largo del tiempo ha sufrido reformas, como la torre del siglo XVII. La portada es románica, con arco de medio punto y crismón en el tímpano.
Entre el caserío destaca la casa de Echeverría, que ha sido modificada desde su construcción en 1777.

Es un pueblo pequeño, y por su posición marca una notable transición hacia Galicia. Antiguamente se llamó «Villa Ux» o «Villa Oxi», y con este nombre se la cedió Alfonso IX, a principios del s. XIII, al monasterio de Carracedo. Cuenta con una Iglesia encomendada a San Andrés y un castro. Una cantina satisface la sed del caminante en su paso hacia el Cebrero.

El origen de este santuario arranca de una hermosa leyenda que se narra de generación en generación entre las gentes. Se cuenta que un pastorcillo de Prat del Comte descubrió la imagen de la Virgen escondida dentro de una cueva. Desde entonces Gandesa y Prat de Comte entraron en piadoso litigio por la titularidad de la imagen, ya que el Santuario de la Fontcalda está situado dentro del término de Gandesa, pero muy cerca de Prat de Comte.

Cogollos está situado en el límite norte del Parque Natural de Sierra Nevada, formando parte del espacio serrano que los árabes llamaron el Sened. No obstante, sus orígenes son mucho más antiguos: se sitúan en el Bajo Imperio Romano, época de la que han aparecido numerosas monedas y joyas.

Otros historiadores defienden la tesis de que este asentamiento romano se estableció sobre otro anterior del periodo argárico, siempre en torno a sus yacimientos de hierro y cobre. Los Reyes Católicos tras conquistarla, la cedieron al marqués de Villena y bajo esa jurisdicción llegó hasta el siglo XIX cuando se suprimieron los señoríos. Fue refugio de los moriscos durante su sublevación y en consecuencia sufrió represión.

Villa de la provincia de Zaragoza situada en la depresión del Ebro y en lo alto de una colina acantilada sobre el propio río.
Los arqueólogos han sacado a la luz parte de lo que debió ser una importante villa romana. También se han encontrado algunas tumbas medievales talladas en las rocas. Otros interesantes restos se encuentran en el yacimiento arqueológico de la Dehesa de Baños.
Destaca la ermita de la Consolación, que aprovechó los muros de un mausoleo romano, con artística decoración externa.
Su iglesia parroquial, dedicada a San Juan Bautista, tiene una fachada del siglo XVIII de estilo barroco neoclásico, que da paso a una pequeña iglesia de nave única.

Situada en lo que hoy los historiadores denominan Betunia Céltica, al Sur de Badajoz, se encuentra rodeada de importantísimos restos de la cultura megalítica y de antiguos asentamientos. El origen de la actual población data de la Edad Media, en una fundación Santiaguista, al parecer la llevada a cabo por el Maestre de la Orden de Santiago Pelay Pérez Correa, dentro del marco de actuaciones de la Orden de ocupación sistemática de tierras a los árabes. En el siglo XVI, el rey Felipe II se la arrebató a la Orden de Santiago y la concedió el título de Villa de Señorío.

Para conocer un poco más la historia de este pueblo alcarreño, hoy abandonado, les ofrecemos la colaboración del autor de esta magnífica web sobre la localidad. Historia de Villasescusa de Palositos

Esta localidad de la provincia de Huesca está situada en un llano árido, siendo su paisaje muy similar al de los monegros.
El casco urbano está dividido por una carretera.
La inmensa mayoría de sus inmuebles fueron remodelados a lo largo del pasado siglo XX. Así, sólo dos edificaciones conservan las características de las construcciones típicas de la zona: La Casa Abió y la Casa Ballabriga, ambas rematadas por un hermosa galería de arcos de medio punto.
Su iglesia parroquial, de origen románico, fue ampliada en estilo gótico. La realización de sus paramentos alterna el uso del ladrillo y con los sillares de piedra, que aún conservan las misterioras marcas de los canteros.
La torre del templo, de cinco cuerpos, corresponde a una ampliación realizada en el siglo XVIII.

Esta era la antigua “Tithya”, enclave arévaco y uno de los puntos de resistencia celtíbero en las guerras contra los romanos, al caer Numantia y Termantia cayó Tithya. En el cerro del Padrastro y en el actual castillo tuvieron sus poblados, habiéndose descubierto en la vega de la Bragadera sus necrópolis. Si bien durante la posterior romanización no se tienen apenas noticias de Atienza sí se sabe que siguió habitada por los restos que se han ido encontrando. Todavía queda en pie una fuente del siglo II en la parte baja del pueblo.
En las décadas siguientes al desembarco musulmán en Hispania es probable que la vida en Atienza transcurriera con la normalidad que se supone en un pequeño pueblo sin apenas importancia, sin más presencia musulmana que la de alguna pequeña guarnición militar instalada en el cerro del castillo. Que la población de Atienza durante esos años siguiera siendo la autóctona o mayoritariamente cristiana viene a suponerse por el hecho de que a principios del siglo X, en una incursión en zona musulmana, el rey Alfonso II tomara la villa sin que se le ofreciera resistencia.
A pesar de todo ello, Atienza y su tierra han sabido conservar su rica herencia que se refleja fielmente en los monumentos y edificios civiles, religiosos y militares, así como en el impresionante conjunto pictórico, escultórico, orfebre, arqueológico y paleontológico que puede ser admirado en sus museos.

Las tierras de Dumbría tienen un rico pasado histórico y fueron habitadas desde muy pronto, como lo demuestran las diversas huellas de los tiempos prehistóricos. El monumental dolmen de Pedra da Arca es un magnífico ejemplo de la arquitectura megalítica; el petroglifo de Pedra Ancha es una interesante muestra del arte al aire libre de la Edad de Bronce.
Ya en los tiempos medievales Dumbría aparece mencionada pronto en los documentos. Así, una relación de parroquias de la entonces diócesis de Iria y en un texto denominado documento de Tructinio, datado en el año 868, aparece citada Santa Eulalia in Donobria, lo que los historiadores identifican claramente con la actual Dumbría.
Dumbría también está vinculada a la ruta jacobea. Ya desde comienzos del siglo XIII sabemos de un hospital o albergue para peregrinos en la aldea de Hospital que fuera donado por su fundador al cabido compostelano.

La leyenda cuenta que Teucro, uno de los participantes en la desdichada guerra de Troya, al volver a su patria, cayó en brazos de una bella sirena, de nombre Leucoiña, un tanto esquiva ella, a la que tuvo que perseguir hasta la Ría de Pontevedra. Despechado, llamó Hellenes a la ciudad.
Su existencia documentada se remonta a la parada de postas romana llamada «Ad Dous Pontes», en la Vía XIX, que ponía en comunicación a las ciudades de Braga y Lugo, más tarde se la conocería como «Ponte Veteri».
Ya en la Edad Media, el monarca Fernando II, en el siglo XII, le otorgó numerosos fueros y privilegios, que la ayudaron a convertirse en un importante centro comercial.

Se desconoce en qué fecha exacta Muros se convirtio en coto señorial, pero en 1431 figura ya en una partición de bienes que realizan varios hermanos, nietos de Diego García de Miranda.
Muros era lugar de paso en el camino hacia Santiago, y en la villa había un hospital de peregrinos del que era dueño y patrón el marqués de Valdecarzana. San Esteban hubo de esperar un largo siglo para lograr ser un puerto carbonero, lo que se materializó en 1904 con la inauguración del ferrocarril Vasco-Asturiano, que transportaba el carbón de Aller y de Turón.
Ya en la Guerra Civil, Muros fue rápidamente ocupada, el 7 de septiembre de 1936, por las columnas gallegas que avanzaban en dirección a la capital asturiana. Al retirarse las tropas republicanas, volaron el puente de La Portilla para dificultar el paso del Nalón en esta zona.

El pueblo se inició como tal en el siglo XVI, tras la división de Albalate Bombarrá en dos poblaciones independientes, a saber: Albalate de las Nogueras y Villaconejos de Trabaque, aunque en edades mas antiguas ya estuvo poblado el actual asentamiento por una comunidad de la edad del hierro, probablemente el grupo étnico de los Olcades, pobladores de esta parte de la celtiberia. Después estuvieron los romanos, los godos y como no, los árabes. Existen en toda la zona múltiples vestigios del paso de estas civilizaciones, algunas en nuestro propio pueblo, en parajes como: Los Villares, La Perejila, La fuente de los Baños, entre otros.
De la dominación árabe nos quedan “las cuevas”, donde elaboramos nuestros vinos y que a ellos les servían como viviendas “solapas”.

Su nombre proviene de su situación en el puerto de los «Montes Erbasos», nombre que antiguamente recibían los montes del Puerto de Pajares. Este nombre lo tomaría a su vez de un general romano llamado Erbasio.
El poblado surgió a partir de la edificación de un hospital medieval como refugio para los viajeros del puerto. La fundación de este hospital se atribuye al Conde Fruela, cuñado del Cid. Posteriormente se levanto una iglesia, origen de la actual colegiata. El emperador Alfonso VII funda el monasterio de la Orden de San Agustín, estableciendo allí una comunidad de canónigos en torno a la Colegiata de Santa María de Arbas.
El monasterio de Arbas llegó formar un importante señorío eclesiástico. Tuvo jurisdicción, además de en el propio pueblo de Arbas, sobre otros tanto de Asturias como de León: Casares, Cubillas, Pendilla, Tonín, San Miguel del Río, Vega la Mosa y Viadangos.
Su dominio se prolongó hasta la cuarta desamortización de Madoz en 1866. En ese momento la Colegiata fue abandonada y los canónigos desaparecieron.

La corona era titular del monasterio de su nombre en 1280. Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén y el monasterio de Irache poseyeron heredades en su término desde el siglo XII.
La iglesia parroquial de San Andrés, de estilo románico tardío del siglo XIII, está situada en pleno Camino de Santiago. Es de nave única con bóveda de crucería simple y torre cuadrada a los pies. Tiene una portada románica abocinada, con capiteles decorados con motivos vegetales y con un gran crismón en el tímpano. En su interior, el retablo mayor es romanista de la primera mitad del siglo XVII

El nombre indica «barro» y en este lugar concluye la provincia de León. Todavía se conserva algún «hórreo-palloza» de madera, con base cuadrada y techo de paja.
Es la antesala del «Mons Febrauri o Mons Zeberrium», a 1300 metros de altitud. Un nuevo mundo comienza para el peregrino. Al frente: ¡Galicia!. Y al norte: el mar Cantábrico

La fundación de la Cartuja de la Inmaculada Concepción, la más joven de las cartujas españolas, se debe a don Alonso de Funes y Villalpando, Regidor del Hospital de San Felipe y Santiago y Diputado del Reino, quien en su testamento manifestó su voluntad de fundar un monasterio cartujano en tierras aragonesas
Fue, sin embargo, su mujer, doña Jerónima Zaporta, quien, tras la muerte de su esposo, se convirtió en la verdadera impulsora de la nueva fundación.
El lugar que se escogió para su asentamiento fue un terreno próximo a la villa de Alcañiz conocido popularmente como la Torre de los Martucos, sin embargo, la presencia de tropas francesas en la guerra Secesión Catalana, obligó a los cartujos a abandonar el lugar, trasladándose en 1643 cerca de Zaragoza, que sería su definitivo emplazamiento (actual barrio de la Cartuja Baja).
La vida de la cartuja de la Inmaculada Concepción fue tranquila y próspera. Durante los siglos XVII y XVIII, los monjes vivieron su vocación sin percances y comenzaron la construcción de su nuevo monasterio, cuyo claustro sería el más amplio de toda España.
El siglo XIX fue pésimo para la Orden, primero con la Guerra de la Independencia y después con la Desamortización del Trieno Liberal (1820-23), que llevó a los monjes a abandonar su monasterio.
Tras la Desamortización de Mendizábal, fue adquirido por varios propietarios que arrendaron tierras y dependencias a colonos agrícolas que ocuparon las dependencias de los monjes. De ese primer núcleo de habitación surgió el actual barrio de la Cartuja Baja, en el cual aún se conservan algunas dependencias del antiguo monasterio (portería, hospedería, iglesia, torre y sacristía, exterior del refectorio, partes de algunas celdas, parte de los lienzos del patio del claustro, parte de la tapia que rodea el recinto con sus torreones semicirculares, etc.), así como el trazado general de la cartuja, cuyas galerías y pasillos coinciden con las actuales calles.

Nos encontramos en uno de los asentamientos más antiguos de España. Guadix nos ofrece abundantes testimonios que parten desde la edad de piedra, pasando por la edad de los metales en su etapa prehistórica.
Estamos ante el que fue uno de los enclaves más importantes de la ruta de comunicación natural entre las zonas levantina y bética, que como cita el documento del cual se extrae esta información “su entrada en la historia viene determinada por su condición de cruce de caminos” y, por tanto, puente de “civilizaciones, cultura, religiones, comercio,…” en todos los aspectos de la vida humana. El geógrafo renacentista neerlandés Jan Blaeu en su «Atlas Maior» sitúa la fundación de Acci en el año 1.000 a.C., por los fenicios de Pigmalión regente de Tiro y hermano de la fundadora mítica de Cartago, aunque lo lógico es que tal fundación fuere de una factoria comercial, y, por supuesto, muy posterior, quizá en el siglo VII a.C. El historiador hispanista antiguo Adolf Schulten sitúa a Acci por esa época en la órbita de Tartessos. No quedan vestigios de la presencia cartaginesa, pero sí la leyenda-teoría de que la esposa indígena de Aníbal, Himilce, pudiera ser de Acci, en vez de Cástulo (Linares).
Éstos establecieron el nudo de comunicaciones entre las calzadas que en su momento enriquecieron la denominada Vía Augusta. Julio César la elevó como colonia en el año 45 a.C., tras la batalla de Munda en Hispania frente a los «pompeyanos», según J. M. Santero, llamándola por entonces Ivlia Gemella Acci, en la cual se asentaron los legionarios eméritos de la llamada Legio Secunda y Prima Venacula, con el fin de tomar esposas entre la población indígena presente en la zona, constituyéndose así como colonia romana. Con el paso del tiempo, la colonia Acci llegó a acuñar moneda propia con diferentes valores. Estas monedas se pueden encontrar, en nuestros días, distribuidas por todo el antiguo imperio y gran parte de sus fronteras mediterráneas establecidas en aquellos tiempos. En la actualidad las podemos encontrar en los museos arqueológicos más importantes tales como los de Roma, Jerusalén, Mérida,…
En el punto donde se encuentran actualmente el templo catedralicio y la plaza del Ayuntamiento, estuvo situada la “encrucijada del campamento romano” por entonces.
Según la tradición Acci es considerada la primera ciudad convertida al cristianismo en Hispania, y primera sede episcopal, fundada por San Torcuato, quien proveniente de Palestina, con los llamados Siete Varones Apostólicos, desembarcó en Cartago Nova o Adra, y desde allí se dirigió al Guadix hispanorromano, culminándose la conversión de la ciudad con el bautizo de la matrona romana Santa Luparia, aunque los cristianos, y Torcuato a la cabeza, fueron objeto de las persecuciones imperiales.
En la España visigoda se mantuvo, siguiendo la anterior tradición, como sede episcopal de la iglesia católica, entonces conocida como Acci, y sufragánea de la Archidiócesis de Toledo que comprendía la antigua provincia romana de Cartaginense, en la diócesis de Hispania. En este periodo, la ciudad de Guadix consolidó su carácter episcopal. Integrada en la geografía eclesiástica visigótica, los obispos de Guadix tuvieron presencia destacable tanto en los Concilios de Toledo (capital del reino visigodo de España) como en las decisiones de mayor relevancia de la corona hispánica. Se puede afirmar, como indica el texto informativo, que “el Toledo de los Godos tiene su sucursal accitana en el sureste español”, donde el representante regio sería el mismo obispo en persona.
Esta dignidad eclesiástica le venía a la ciudad de varios siglos atrás. Como botón de muestra cabe citar que en el año 304 d.C., el obispo de Guadix, Félix, presidió el Concilio de Iliberis, sin lugar a dudas el que fuera el más importante de la España romana.
En el periodo andalusí Guadix atravesó siglos de diversidad en su suerte. Pasó por periodos de esplendor y de decadencia, debido a episodios epidémicos, bélicos o de sequías.
Según las crónicas árabes fue ciudad en un principio díscola a los omeyas, participando incluso en rebeliones en la época de las revueltas del muladí, reconvertido al cristianismo, Ibn Hafsum. Cabe destacar la importancia militar que por entonces le fue concedida por Abderramán III allá por el siglo X.
Al declive del califato fue territorio limítrofe entre Ziríes granadinos y Banu Jayrán almerienses. En 1018, fue asesinado el pretendiente califa omeya Abderramán IV, por parte de sus partidarios, entre otros Jayrán de Almería, en Guadix, tras ser derrotado su ejército por el de Zawi Ibn Zirí de Granada.
Integrado en el Imperio Almorávide, tras las primeras taifas, en el declinar de éste y en medio de sus luchas contra los almohades por el control del Magreb y al-Andalus, el guadixí Ahmad Ibn Malham proclamó un señorío independiente en Guadix y Baza en 1145, si bien aliado, o vasallo, de los almohades. Tras la conquista de éstos del al-Andalus musulmán, Ibn Malham acabó sus días en Marrakech, siendo el jardinero, tenía vastos conocimientos de botánica, de la residencia califal de la Bujaira.
Tras la caída del poder de los almohades en la Península Ibérica, se integra en el último reino musulmán de al-Andalus, el Reino Nazarí (o Nazarita) de Granada. En 1313 se produce una sublevación que, encabezada por el cuñado, emir de Málaga, del rey Nasr, provocará el 8 de febrero de 1314 la abdicación de éste en la persona de su primo Ismaíl I, a cambio del gobierno de Guadix, donde mantendría un reino-feudo independiente hasta su muerte en esta ciudad en 1322.
El día 15 de enero de 1362 se libró la batalla de Guadix, en la que las tropas del reino de Castilla y León fueron derrotadas por las del reino nazarí de Granada. Al mando de las tropas castellanas derrotadas se encontraban los caballeros Diego García de Padilla, Maestre de la Orden de Calatrava, Enrique Enríquez «el Mozo», Adelantado mayor de la frontera de Andalucía, y Men Rodríguez de Biedma, Caudillo mayor del obispado de Jaén.
Las guerras civiles acaecidas en el reino musulmán en los últimos tiempos de la denominada dinastía Nazarí convirtieron a Guadix en la capital del breve reino musulmán capitaneado por la figura de Abú Abdallah Muhammad «El Zagal» (El Valiente), quien aliándose alternativamente a sus correligionarios o a los castellanos acabó siendo víctima de los sentimientos de rencor y de venganza, ya fueran propios o ajenos a él. De este modo posibilitó y facilitó la llegada de los castellanos con los Reyes Católicos y el Cardenal Mendoza a la cabeza. En noviembre de 1489 fue entregada la ciudad a los conquistadores castellanos.
Son figuras reconocidas originarias del Guadix musulmán el filósofo y médico sufí Abú Yafar Ibn Tufayl (Abentofail), el poeta sufí Abulhasán Alí Abdalá an-Numairy al-Sustari, las hermanas poetisas Zaynab y Hamda (o Hamsa) bint Ziyab, así como el eminente arquitecto Es Saheli al-Garnati, constructor de las mezquitas patrimonio de la humanidad en Tombuctú (Malí), aunque algunos sitúen su cuna en Granada, el eminente cronista medieval Ibn Khaldún de Túnez («Prolegómenos») proclama su nacimiento en la ciudad accitana.
El por entonces llamado «tercer rey de España», el Arzobispo de Toledo, Pedro González de Mendoza, fue uno de los personajes clave en la historia de esta ciudad a partir de 1487. A su persona se debe, como se cita, “la configuración de la ciudad como un enclave episcopal”, así como también “sede del corregimiento más extenso de la corona de Castilla, el poder de la casa del Infantado y la mitra toledana juntas”, las cuales propiciaron “las concesiones regias del marquesado del Cenete para D. Rodrigo de Vivar y Mendoza y la conversión de la mezquita en sede catedralicia”.
Las frecuentes y abundantes guerras entre religiones y culturas producidas durante la Reconquista, se extendieron prácticamente a lo largo de todo un siglo. Ya por el año 1570 d.C., y en tiempos de Felipe II, se dio orden de evacuar a los moriscos vencidos desde el reino de Granada hasta zonas del Levante, de La Mancha y Extremadura.
Como cita el autor del texto “esta medida tendente a solucionar la llamada Rebelión de las Alpujarras hizo desaparecer de nuestro entorno a gran parte de la población ancestralmente autóctona” deportando a una gran cantidad de personas, lo cual tuvo graves repercusiones en una de las industrias más fructíferas como fue la de la seda.
Tras expulsión acaecida en el año 1570 d.C. retornaron de manera clandestina y con carácter subversivo, una pequeña parte de los exiliados, los cuales situándose en el entorno de la ciudad, excavaron sus viviendas en la arcilla, lo que dio lugar a la aparición u origen de las conocidas y tan populares cuevas, según una teoría. Éstas se convirtieron en un “hábitat comunitario y organizado”. Según otra teoría, las cuevas habitadas tienen su origen en el propio momento de la Reconquista, siendo los cristianos más pobres, sin capacidad de adquirir vivienda intramuros, los que se establecieron excavando los cerros arcillosos colindantes.
La dinastía de los Austria concedió a Guadix los “privilegios propios de una ciudad del antiguo régimen”, aunque la castigó duramente, por otro lado, tanto en el aspecto económico “por la exacción de impuestos como a su juventud por la necesidad de mantener en Europa un prestigio dinástico lleno de inmensos esfuerzos militares”.
El periodo borbónico, como cita el autor, no puede denominársele el Siglo de las Luces, “pues a la oscuridad inicial las nuevas militarizaciones juveniles para la guerra de Sucesión”, se une el hecho de que en el reinado de Carlos III se acabó con una de las instituciones culturales y académicas con más prestigio de la historia de esta ciudad, como fue el Colegio de San Torcuato de la Compañía de Jesús, dejando exclusivamente al seminario diocesano las posibilidades académicas de esta época. De todos modos cabe decir que los Borbones dotaron mejor las obras de la catedral, las cuales fueron finalizando antes de la entrada napoleónica.
El periodo francés supuso un “cáncer” para la ciudad, iniciándose una etapa de decadencia que abarcó todo el siglo XIX. Durante este siglo las guerras, epidemias y desastres sociopolíticos fueron ingentes y paralelos a los vividos por entonces en el resto del país. La carencia de una revolución industrial supuso un alto índice de mortandad entre la población infantil, de igual forma trajo la práctica de la esclavitud laboral para la mayoría de la sociedad.

Batea aparece documentalmente en el año 1153 en una donación del rey Ramón Berenguer IV a la Orden del Templo, de Miravet. La aparición del pueblo, como tal, tiene lugar a raíz de una carta puebla y otra de donación otorgadas por el rey Alfonso El Casto. La Orden del Templo cedió Batea a la Orden de los Monjes Hospitalarios.
La paz de la vida en Batea se vio truncada en el siglo XV por la irrupción de las tropas del rey Juan II, entre 1462 y 1466. En este periodo, Batea fue saqueada, quemada y sus mujeres, violadas.
En el siglo XVII se repitieron los hechos, esta vez, de la mano del ejército del Marqués de la Hinojosa.
El siglo XVIII dejó a Batea sin la protección de sus murallas, que fueron derribadas a raíz del Decreto de Nueva Planta, durante el reinado de Felipe V.
A lo largo de la historia, Batea tendría importancia en episodios bélicos como la Guerra de Sucesión (siglo XVIII), las Guerras Carlistas (siglo XIX) y la, famosa tristemente, Batalla del Ebro, durante la Guerra Civil Española.

El poblamiento de la villa se remonta a la Prehistoria. La sierra del Castellar manifiesta su origen a lo largo de sus oquedades decoradas con pictogramas. Igualmente tenemos documentos de la Edad del Bronce a través de su castro. Lo restos de varias villas romanas pueden hacernos pensar en la continuidad del poblamiento de la zona durante esta época.
Sin embargo, las noticias realmente válidas son todas de la Edad Media. Cuando Fernando III el Santo en su camino para reconquistar Sevilla, en 1241, pasa por el valle, toma el castillo de El Castellar, que protegía desde lo alto a una pequeña aldea musulmana. Uno de los momentos de mayor apogeo lo logra en el siglo XIV, más concretamente en el año 1394, al ser donada por el rey Enrique III a Gomes Suárez de Figueroa. Esta familia señorial convertiría poco a poco a Zafra en el núcleo de sus dominios. Acorde con su importancia empezaron los cambios físicos en la villa, que se dotó de muralla. Para 1460, cuando la familia alcanza el título de Duques de Feria, la villa ya tiene cierto carácter monumental, ya que cuenta con un Alcázar y el Monasterio de las Clarisas, panteón de la familia.
Importante dentro de la órbita jacobea es señalar la construcción de Hospitales como el de Santiago, San Miguel y San Ildefonso por parte de la familia ducal. Fundamental para el desarrollo económico de la villa fue la protección de los duques a los judíos y moriscos cuya impronta nunca se perdió en la zona, así como la implantación de Ferias y mercados que, desde el siglo XIV, se celebraron regularmente con motivo de las principales festividades.

Su nombre hace honor al río Regacho, que nace en sus tierras y riega sus vegas. Es un pueblo rico en encinares y olmedas, que presume de una veintena de fuentes crtistalinas y hasta medicinales, como el Ojarrón, La fuente de los enfermos, La fuente del Moral, El Chorrón, etc. Tiene bellos paisajes de media montaña, donde viven las aves más variadas y los montaraces como zorros, jabalíes etc., en sus montañas se han encontrado hachas y fósiles que datan del periodo neolítico.

La economía de la comarca monegrina se ha basado en exclusiva en la agricultura y la ganadería, aunque fuertemente condicionadas por la escasez de agua. En los años los 90 el sector servicios ha experimentado un incremento considerable que ha superado al sector primario. Supone casi el 43% de la población activa, frente al sector primario y secundario que copan un 30% del total.
La construcción y los talleres de reparación de maquinaria son las actividades más importantes del sector secundario. En varias localidades se crean polígonos industriales que han conseguido la implantación de industrias nuevas (de herramientas agrícolas y remolques para vehículos pesados).
El comercio se concentra en Sariñena, Grañén, Leciñena y Bujaraloz.
La agroindustria es escasa en la Comarca. Son cooperativas dedicadas a la deshidratación de alfalfa, elaboración de piensos, harinas y selección de semillas.

Miedes, como tal, no aparece en la historia hasta la Edad Media siempre en el contexto de la reconquista y repoblación, al igual que las localidades cercanas. La ubicación del lugar, en la vertiente sur de uno de los pasos naturales entre ambas mesetas, situado entre las fortalezas de Gormaz y Atienza y junto a una colina de fácil defensa(hoy conocida como El Castillo), hicieron viable la instalación de una comunidad con el objetivo de controlar el territoriocastellano del sur del Duero así como servir de foco de hostigamiento a las avanzadas musulmana. De hecho, en el Cantar del Cid, se menciona a Miedes como zona de frontera.

A la entrada del pueblo, se encuentra la Iglesia parroquial de Santo Estevo, del siglo XVIII. La ria de Lires, es un plácido espacio natural frecuentado por numerosas aves. Existe el enorme arenal de Nemiña, cuyas arenas y dunas parecen ascender al monte, empujadas por el viento.

La primera vez que se menciona a esta población es en el año 1112 en un privilegio Real de la Iglesia de Tuy. En su término municipal se encontraron restos de castros, hachas de bronce, y una olla con monedas de época medieval.
Hubo dos ermitas dedicadas a San Simón a Santa María Magdalena ; esta última del siglo XIII y derribada en el siglo XIX llevándose su imagen a la iglesia parroquial y origen de la fiesta principal.

La palabra Cudillero procede del término “codo” o “codillo”, debido su curiosa forma. En el siglo XIII se le denominaba Codillero.
La vida de este concejo siempre estuvo unida al de Pravia, hasta el siglo XVIII, luego es muy difícil encontrar unos datos que se refieran sólo el actual concejo de Cudillero, ya que su termino concejil no tiene vida autónoma hasta el siglo XIX.
Los primeros datos los encontramos en la Edad Media, en lo referente a las actuales tierras de Cudillero. En el límite de dos poderosas entidades eclesiásticas la de Oviedo y la de Pravia es donde surgiría un pequeño puerto pesquero que hoy ostenta la capitalidad.
En el XIX, llega la deseada autonomía municipal de Cudillero, en parte debido a la importancia del puerto pesquero y se plantea la necesidad de ampliar el puerto, cosa que no llegaría hasta el siglo XX.

Los Iberos, pueblos provenientes del este de la Península crean los primeros asentamientos estables de la comarca. Sobre ellos, y tras su conquista, los romanos construyeron un entramado organizativo que ha dejado su huella en el paisaje alcarreño mediante puentes, calzadas y ciudades.
El dominio musulmán tuvo una notable impronta en esta tierra, conservándose aún restos de alcazabas como la de Huete o Priego. La Alcarria Conquense fue uno de los escenarios de la Reconquista de los siglos XI y XII. Algunos pueblos, como Albalate o Alcantud, poseen topónimos que denotan este antiguo poblamiento musulmán.
A finales del medievo y durante toda la Edad Moderna, incluido el siglo XVIII, la comarca llega a su máximo esplendor cultural, económico, y artístico. Muestra de ello son los imponentes edificios, tanto civiles como religiosos que se han conservado en muchos municipios.
Durante los siglos XIX y XX se cimentan las bases de una nueva sociedad que ha llegado hasta nuestros días, manteniendo los pueblos su economía tradicional basada en la agricultura y en la ganadería, y evolucionando hacia el progreso con la lenta pero segura implantación de pequeñas empresas destinadas a la transformación de productos agrícola-ganaderos y a absorber la creciente demanda del Turismo Rural.

La villa fue fundada en 1266 por Alfonso X el Sabio, como lugar de paso entre Oviedo y León, y conserva, gracias a sus buenas comunicaciones con otros núcleos de población asturianos, un claro carácter de ciudad residencial.

Ciudad fundada en el año 884 por el conde Diego de Porcelos. En el año 899 ya era cabeza de condado, gobernada por Gonzalo Fernández, padre del conde Fernán González. La implantación de la monarquía castellana con Fernando I significó para Burgos la capitalidad indiscutible.
Ciudad amurallada, quedan como testigos de ella algunos cubos y lienzos de muros así como cuatro puertas monumentales. La puerta de Santa María, la más importante fue construida en el siglo XVI, en tiempo renacentista, sustituyendo a otra más antigua. Fue obra de Francisco de Colonia y de Juan de Vallejo. Las otras tres puertas, San Juan, San Esteban Y San Martín, también de gran belleza, fueron remodeladas posteriormente.
El 20 de junio de 1221, el rey Fernando III, su esposa y el Obispo D. Mauricio colocaron la primera piedra de la Catedral de Burgos. Su ubicación en la ladera de una montaña obligó a escalonar sus volúmenes. Las obras duraron varios siglos, considerándose concluida en el siglo XVIII. Las agujas de las torres occidentales son obra de Juan de Colonia, y el cimborrio fue realizado por Juan de Vallejo a mediados del siglo XVI. La riqueza de los aristócratas de la época, rompen la unidad arquitectónica de la catedral, ya que se construyeron grandes capillas funerarias, como la de los Condestable de Castilla, obra maestra de Simón de Colonia.
Burgos es realmente una ciudad monumental, otras iglesia de gran interés y que cautivan por su belleza son: San Gil, San Lesmes, Santa Águeda, San Lorenzo, San Nicolás con su famoso retablo de piedra, San Cosme y San Damián, y un sin fin de edificios históricos y palacios, componen un conjunto casi único por su singularidad y hermosura.
También cabe destacar sus grandes monasterios, como La Cartuja, San Pedro Cárdeña o Las Huelgas Reales, entre otros.
Burgos ofreció durante la edad media una gran asistencia hospitalaria a los peregrinos que la transitaban, hasta 32 hospitales se llegaron a contar. Uno de los más importantes era el Hospital del Rey fundado en 1195 por Alfonso VIII.
El peregrino, accede al casco histórico por las Calzadas, pero justo antes se encuentra, a su derecha, con la iglesia de San Lesmes y, a su izquierda, con el antiguo Hospital de San Juan y delante, cruzando un riachuelo, la puerta de San Juan.
Muchas visitas, mucha historia y muchos buenos momentos le esperan en la acogedora ciudad de Burgos antes de que salga hacia el oeste por la puerta de San Martín.
Para todos aquellos que deseen conocer con mayor profundidad la historia de Burgos, incluso sus alrededores y sus monumentos con mayor detalle, en nuestra sección de Links o Enlaces podremos satisfacerle.

El Camino de Santiago en Burgos

Situado entre las zonas de Ancares y O Courel, se sabe que el poblado del Cebreiro fue utilizado por los romanos como vía de acceso a Galicia. Unas sencillas viviendas, prerromanas, llamadas «Pallozas», han dado cobijo durante milenios a sus habitantes y a los muchos viajeros que en ella han pernoctado. Hoy se conservan cuatro, que pertenecen al Patrimonio Artístico: dos se utilizan como Museo Etnográfico y las otras dos para refugio de peregrinos.
El primer hospital se sitúa en el año 835, pero es Alfonso VI, en el año 1072, el que le da un enorme impulso, al poner al frente de dicho hospital a los monjes franceses de Aurillac.
Este monasterio de monjes, alcanza fama universal en el siglo XIV con el Santo Milagro:
«Mientras un monje celebraba misa en la capilla, un feligrés del vecino pueblo de Barxamaior asciende al Cebreiro en un día de grandes tempestades para oír la Santa Misa. El monje, hombre de poca fe, menosprecia el sacrificio del aldeano y en el momento de la Consagración el monje ve como la Ostia se convierte en carne sobre la Patena y el cáliz en sangre».
Fueron los Reyes Católicos, en el año 1486, quienes después de contemplar el Milagro, donaron el relicario guardándose el milagro hasta nuestros días.
El templo prerrománico, donde se conserva el Milagroso Prodigio, fue reconstruido en varias ocasiones, siendo la última restauración en el año 1962. El Cáliz y la Patena, son afamadas piezas del románico, especialmente el San Grial Gallego, que preside el escudo de Galicia y cuya leyenda se extiende por toda Europa. También guarda en su interior una talla románica de Santa María la Real, Virgen del Santo Milagro. Y los sepulcros del monje y del aldeano, así como una rústica capilla dedicada a San Benito.

Cornellana, junto con La Espina, es uno de los principales núcleos de población del Concejo de Salas, cuya capital es la villa del mismo nombre.
En esta población, como en el conjunto del Concejo, el sector primario es el sector económico predominante. La ganadería ocupa el segundo lugar, especialmente el ganado vacuno. Su interés productivo está en el sector lácteo. La agricultura tiene en los guisantes, verduras y fabes sus productos estrella y está dirigida al autoabastecimiento familiar.
En el sector secundario industrial y de la construcción, sobresalen las industrias dedicadas a la fabricación de alimentos.de metales.
Cornellana tiene también un sector terciario relativamente importante.

La presencia humana en Mieres data de tiempos prehistóricos. Existen varios túmulos y castros en el concejo que confirman la presencia de población humanas anteriores a la ocupación romana. No obstante, la primeras noticias históricas importantes sobre este municipio se refieren a la presencia de Roma. La importancia que tuvo esta presencia en Mieres aún no ha podido ser determinada, ya que los restos arqueológicos que se conservan son insuficientes para ello.
La inscripción más relevante de la época que se ha encontrado en este concejo es la conocida como Lucius Corona Severus, dedicada a la memoria de un soldado de la Legio VII Gemina y descubierta en Ujo en 1870. Se conserva en el Museo Arqueológico de Oviedo, junto a otras piezas importantes como el ara de Nimmedo y la estela funeraria de Sulpicio Úrsulo, ambas encontradas también en Ujo.
Se sabe que Mieres fue para los romanos un importante lugar de paso entre Asturias y la meseta. Según estudios del profesor Juan Uría Ríu, la vía romana que unía Legio (León) con Lucus Asturum (Lugo de Llanera) atravesaba Mieres y Ujo. No se ha encontrado resto alguno de la época visigoda en el concejo.
Es a partir de mediados del siglo IX cuando comienza a aparecer el nombre de Mieres con relativa frecuencia en los documentos de la época. En este siglo ya se tiene constancia de la existencia de algunos pequeños núcleos de población en el territorio del concejo, en el entorno de diversas posadas e iglesias.
En 1103, Alfonso VI dona a la iglesia de San Salvador de Oviedo la villa de Baíña, con la condición de edificar en el monte Copián una alberguería. Esta alberguería fue donada por Alfonso VII al conde de Luna, Gonzalo Bermúdez, en el año 1139. El mismo Gonzalo Bermúdez dona Aguilar (en el monte Copián) y las villas de Lloreo y Baíña a la catedral de Oviedo en 1143.
En 1266, Alfonso X otorga fuero al concejo de Lena, quedando incluidos los territorios de Mieres dentro de los límites lenenses.
Mieres figuró desde la Edad Media en la Ruta Jacobea, siendo un importante lugar de paso para los peregrinos que se dirigían hacia Santiago de Compostela haciendo parada en Oviedo. De ahí el nombre de su capital: Mieres del Camino.
Tras los durísimos años de la posguerra, las décadas de los cuarenta y cincuenta supusieron una reactivación de la economía, hasta llegar a los años sesenta, años marcados por la profunda crisis.
El tejido industrial fue recuperando el pulso tras la posguerra pero, a partir de los años sesenta, la siderurgia y la minería entran en declive, ya que Fábrica de Mieres es desmantelada y la extracción del carbón se muestra prácticamente inviable, lo que provoca el cierre de muchas minas y la consiguiente pérdida de empleos. Este declive trajo consigo efectos económicos y demográficos muy negativos para el concejo, efectos que aún se intentan contrarrestar en la actualidad.

La historia de Purullena se remonta al menos al año 1800 a. C., según se ha hallado en el yacimiento arqueológico de Cuesta del Negro. En este yacimiento se encuentra un recinto fortificado y una necrópolis con ajuar funerario así como un asentamiento de la Edad de Bronce tardío. Del paso de los romanos y los árabes no han quedado más huellas que unas epigrafías romanas con el toponímico de Purullena. Esta localidad contaba con unas torres defensivas que se construyeron en la Edad Media sobre el río Fardes para impedir la penetración de los caballeros cristianos acampados en Cazorla. En este sentido de frontera tuvo un especial protagonismo durante la última etapa islámica, la del Reino de Granada, hasta que cayó en manos de los Reyes Católicos en 1489 y fue cedida a Don Juan de Benavides. Después pasó a ser un anejo de Marchal.

En el siglo XVI recibió el título de Villa Real que todavía luce en su título municipal. En 1627 S.M. el Rey Felipe IV concedería el título nobiliario de Marquesa de Villarreal de Purullena a Doña María de Benavides de la Cueva y Sandoval, hija del I Marqués de Jabalquinto.

Poco sabemos de sus orígenes, pero sí que fue lugar habitado desde el Paleolítico y asentamiento de villas romanas. Como núcleo organizado, fue fundado a comienzos del siglo IX por Amrus ibn Yusuf en tiempos del emir Al-Hakam I, y prosperó con Muza ibn Muza y los Banu Qasi. Permaneció bajo la órbita musulmana hasta su conquista por el rey navarro-aragonés Alfonso el Batallador en 1119.
En 1134 pasó a formar parte del Reino de Navarra. En la Tudela musulmana, y tras la reconquista, durante 400 años convivieron las tres culturas monoteístas, como lo demuestran la aparición de figuras señeras en las letras, la filosofía, las matemáticas y la medicina.
La importancia de Tudela aumentó al fijar en ella su residencia el Rey sancho VII el Fuerte, hasta el punto de que en 1390, cuando Carlos III el Noble le concedió el título de ciudad, era la villa más poblada del reino. Fue la última población Navarra en someterse a Fernando el Católico, quien juró los Fueros de la ciudad de Tudela y su Morería el 4 de octubre de 1512.
El título de “Muy Noble y Muy Leal”, que conserva en la actualidad, fue otorgado, curiosa y paradójicamente, por el Rey Fernando, y se debe a que, en heroica resistencia, fue el último bastión Navarro en capitular frente a las fuerzas del propio rey Fernando.

El origen del poblamiento de esta localidad se remonta a la época calcolítica, como lo demuestran las excavaciones realizadas en los yacimientos de Los Cortinales y Las Palomas. Parece probable también el asentamiento romano en la zona de Perceiana.
Las muestras cerámicas recogidas de época romana parecen indicar que administrativamente dependía de la importante ciudad de Mérida. Esta relación de dependencia se mantendrá sucesivamente con visigodos y musulmanes. Su nombre actual procede de mediados del siglo XIV. Siglos más tarde recibiría el apellido de Villafranca. Con el reinado de los Reyes Católicos, la localidad crece notablemente. Agrícola y ganadera, experimenta su propia revolución agrícola en el siglo XVIII.
A finales de los años cincuenta del siglo XX, Villafranca inicia su despegue industrial.

Paso de la Vía Romana Nº 31 de Antonio Pío, entre Iniesta y Zaragoza. Fué reconquistada a los musulmanes en el año 1085 por el Rey D. Alfonso. Su nombre es de raiz árabe, siendo una villa importante en la Edad Moderna,gracias a sus carretas de la Cabaña Real y su riqueza maderera. En 1724 comienza a funcionar el Colegio de los Escolapios hasta el año 1860.

Si desea conocer el Santuario y la historia de la patrona de Barcelona, cariñosamente llamada la «Moreneta», pinche en Virgen de Monserrat, patrona de Barcelona

En el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, figuraba como villa eximida en la Intendencia de Soria, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del Alcalde Ordinario de Señorío, nombrado por el Conde de Lérida. Contaba con 464 habitantes.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional , conocido entonces como Retortillo, en la región de Castilla la Vieja que en el censo de 1842 contaba con 100 hogares y 410 vecinos
A finales del siglo XX crece el término del municipio porque incorpora a Losana, Madruédano, Modamio, Sauquillo de Paredes, Torrevicente y Valvenedizo
Posteriormente, crece el término del municipio porque incorpora a Tarancueña.

ERMITA DE SANTA MARINA

En Mos se encuentran abundantes restos arqueológicos que son testimonio de una intensa ocupación del territorio.
Aun así, desde la existencia de poblamientos prehistóricos documentados por la presencia del Campo de Mámoas y la Pedra Cabaleira (dolmen con restos de corredor incipiente) no hay más datos hasta la romanización. En aquella época por Mos transcurría la vía romana Braga-Santiago.
En el año 569 fue considerada arciprestazgo gracias al Concilio de Lugo. El municipio tiene su origen en el coto de Mos, propiedad de Pedro Sotomayor. En el siglo XVII, se convirtió en marquesado.

Con restos de la romanización muy difuminados, los primeros datos los encontramos en la Edad Media, en lo referente a las actuales tierras.
Con la población volcada en la pesca, el desarrollo tuvo que estar mediatizado por la poderosa familia Omaña. En el siglo XV, se consolida como puerto pesquero, aunque nunca pudo disponer de la concesión del alfolí de la sal, en manos de Pravia.

Pese a que los orígenes de la villa se remontan a bastante antes del primer milenio, realmente no se puede hablar de términos territoriales apropiados hasta el año 1139, fecha en la que Berenguer Arnau es confirmado como titular de la Baronía que integraba la jurisdicción de Bellpuig, Seana, Castellnou de Seana, Sant Martí de Maldà, Vilanova de Bellpuig, Golmès, les quadres de Montperler y els Eixaders, conformando la citada Baronía de Bellpuig. En el siglo XV se les agregarán Linyola, Utxafava, la Cendrosa, els catells de Bellestar y Almassor. Actualmente estos territorios pertenecen a Penelles e Ivars d’Urgell.
Las amenazas de excomunión procedentes de Roma, por el deseo de seguir aumentando su poder con la ampliación de territorios, fueron una grave presión sobre su titular, aunque posteriormente, Guillem I d’Anglesola, procedente de una importantísima familia, vital por su participación en la reconquista definitiva del territorio catalán a los musulmanes, va a obtener el permiso necesario para crear una Encomienda Templaria en Barbens en el año 1161.
Un momento crucial en la historia de este pequeño territorio fue cuando Ramon d’Anglesola fallece sin descendencia, heredando la Baronía su hermana Beatriu, viuda de Hugo, vizconde de Cardona, y, madre de Hugo II de Cardona-Anglesola, primer conde de Cardona, els Cardona-Anglesola, y titular de la baronia.
Posteriormente, Ramon Folc III de Cardona-Anglesola, nacido en Bellpuig en 1467, se convirtió en una figura importante tras sus victoriosas campañas militares en el norte de África e Italia. Ascendió al grado de capitán general de la Santa Lliga en 1511 y murió en Nàpoles el 1522, ya duque de Somma y conde de Palamós. Su único hijo, Ferrán de Cardona-Anglesola y de Requesens, consiguíó el almirantazgo de Nápoles y vivió entre Barcelona e Italia, con muy breves estancias en Bellpuig.
Su sucesor fue su hijo Antoni, primer duque de Sessa. Sus descendientes pasaron a autodenominarse Cardona-Fernández de Córdoba y todos ellos se convirtieron en destacados varones en la política de la época, consiguiendo, por sus méritos, emparentar con la más alta nobleza castellana.

Sobresalen algunos palacetes y casonas como por ejemplo la Casa del Marqués de “La Cadena», con capiteles neoclásicos y una portada del mismo estilo rematada en frontón con abundante leyenda heráldica. Este edificio, ocupa el emplazamiento del castillo que mandara construir Carlos I y que no fue terminado hasta 1566.
Berdún posee ermitas dedicadas a Santa María Magdalena y Santa Lucia. En el acceso a la plaza principal del pueblo, se conserva una de las tres puertas que en su tiempo daban acceso a la localidad, ya que fue una antigua fortaleza amurallada.

La historia del Salmerón va unida a la del resto de los pueblos de la denominada Hoya del Infantado. Sólo tenemos noticias de la existencia de este núcleo de población a partir de la Edad Media, sin embargo, se pueden suponer los orígenes prerromanos del pueblo. De hecho, el erudito dieciochesco Padre Traggia supuso que en el lugar donde hoy está Salmerón se habría situado la antigua Varada, una de las ciudades Carpetanas citadas por el historiador Ptolomeo.
En cualquier caso, lo que sí es cierto es que la romanización debió afectar fuertemente a la zona, muy próxima geográficamente a la importante ciudad romana de Ercávica, situada en la margen izquierda del Guadiela, y a otros municipios donde se han encontrado restos romanos como las tumbas halladas en el término de Castilforte o la villa romana de la colindante Millana. Además, por las cercanías de Salmerón pasaría la vía romana que unía Segontia con Segóbriga, atravesando los actuales pueblos de Cifuentes, Trillo o Viana y, posiblemente por el propio término de nuestro pueblo, un ramal secundario de las calzadas que unían Ercávica con Caesaraugusta (Zaragoza), pasando por el asentamiento de la actual Acantud.
Salmerón debió de ser ya un núcleo de población bien establecido durante la ocupación musulmana. Sus propios habitantes, desde época remota, hacían referencia al supuesto origen árabe del nombre del lugar, de la misma manera que a los árabes remitían el origen de las numerosas cuevas repartidas por el término.

A mediados del siglo XIX existía una casa contigua a la basílica de San Salvador de Aquitarnáin, cuyo propietario tenía obligación de hospedar a todo pobre transeúnte.
La iglesia de la Asunción es un edificio gótico (siglo XVI) con notables reformas posteriores que afectaron a los tres primeros tramos de la nave. Consta de nave única, dividida en cuatro tramos y cabecera poligonal, con cubierta de bóveda de crucería estrellada con claves en 6 capilla mayor y cuarto tramo de la nave (la zona más antigua) y con bóveda de lunetos en el resto. La torre campanario, situada a los pies, así como la puerta de ingreso adinte­lada, abierta en el lado de la epistolar, entre el segundo y tercer tramo de la nave, pertenecen a la última época

Poco que decir de este pueblo eminentemente agrícola. Unos 350 habitantes, que en otro tiempo cultivaban algún que otro majuelo y así producir vino para el propio consumo en las cuevas-bodegas que se ven a la entrada, hoy en desuso, ya que resulta más cómodo comprarlo en el supermercado.
Posee una sencilla iglesia dedicada a los santos Cornelio y Cipriano.
En un paraje próximo, existe un yacimiento del Paleolítico, donde se han encontrado más de 120 piezas. También del Neolítico se han encontrado hachas de sílex.
Quizás lo más curioso de esta localidad, es que en ella llegaron a confluir tres calzadas romanas.

Aldea perteneciente a una de las numerosas parroquias del Concejo de Salas, su pasado está indisolublemente unido al de éste.

El nombre de Poladura proviene del latín ´Populatura´, que se originaba por las cartas ´Puebla´, que concedian los reyes en la etapa medieval a un vasallo, con privilegios para que procediera a la repoblación de una zona. La iglesia de Poladura que era parte del Monasterio de San Cipriano, ya desaparecido, viene citado ya a principios del Siglo X en textos de la época. Posiblemente los orígenes de Poladura se remonten mucho mas atrás en el tiempo, aunque la situación del asentamiento no fuera el actual, quizás los primeros pobladores utilizaran la peña del Castellón, atalaya natural que se asemeja a un castillo.

La región estuvo habitada desde la Edad de Bronce, como demuestran los yacimientos arqueológicos que se han encontrado. Los romanos, y después los musulmanes, vivieron en esta zona probablemente atraídos por sus aguas termales.

En 1492 fue reconquistada por los Reyes Católicos, y pasó a depender de la Corona hasta que en el siglo XVII el municipio fue adquirido por la familia Pérez de Barradas, formando el Marquesado de Cortes de Graena.

CORTES.

Esta localidad es la más pequeña del municipio, por ese motivo ha tenido un escaso desarrollo urbanístico. Tan solo en los últimos años se han realizado algunas construcciones que han modificado, aunque muy poco, la imagen que este pueblo ha mantenido a lo largo de los siglos.
Siguiendo al historiador Asenjo Sedano , este topónimo hace referencia a un cortijo de la época musulmana. A la entrada de esta localidad se conservan restos de cuevas pertenecientes a este periodo. Estas cuevas, que formaban pequeñas alquerías durante la etapa almohade y nazarí, son el origen de pueblos en los que las cuevas juegan un papel importante, como Graena, Lopera o Marchal.
Tras la expulsión de los moriscos fue apeado el 3 de noviembre de 1571 , consignando 35 casas y cuevas, con una población de 200 almas . El 22 de septiembre de 1627, el rey Felipe IV necesitado de dinero para mantener la guerra de los Treinta Años, vende esta localidad y la de Graena a don Fernando Pérez de Barradas. La escritura de se firmó el 16 de enero de 1629. A partir de ese momento ambas localidades dejan de ser de realengo para pasar a ser de señorío.
Con el paso de los años todas las casas, que existían desde el S. XVI y que en el S. XVIII estaban casi en ruinas, han ido desapareciendo de modo que en la primera mitad del S. XX todas ellas habían desaparecido, quedando en pie sólo la iglesia.

GRAENA

Esta localidad es el principal núcleo de población del municipio, la distribución urbanística se distribuye en torno a un cerro donde se hallan excavadas la mayoría de las cuevas. A la entrada del pueblo se encuentra la plaza, donde están situados el Ayuntamiento y la Iglesia. El mayor número de viviendas son cuevas, aunque en los últimos años se han construido numerosas casas, todo el pueblo está bien conservado. A continuación intentaremos reconstruir su historia.
Según el profesor Menéndez Pidal , sería posible la existencia de una villa cuyo propietario fuese un tal Gayo . Para Simonet es la Caliñana o Challena, la Urbs de los yemenitas, esto es lo que dice:
… Graena, antigua Juliana, que distaba de aquella ciudad doce millas, y que dio su nombre a una especie de manzanas que allí se criaban llamadas challeníes, grandes como calabazas y muy apreciadas por su blancura, aroma, dulzura y bondad. Este mismo autor, nos dice que existía un castillo en esta localidad.
Henriquez de Gorjera escribe …Grayena o Garallena guarda relación con un pasillo por la villa de La Peza a Granada defendida por las torres del Fardes…
Durante el periodo de la dominación árabe, no debió pasar de ser una simple arquería dependiente de Guadix. En los S. XI y XII fue campamento de los reyes Alfonso VI de Castilla y Alfonso I de Aragón. Su nombre en esa época era Yilyana y es en esta localidad donde se encuentra el origen de dos poetas árabes del S. XII, Al- Yilyani e Ibn al-Barraq.
Durante el reinado de Carlos V , estaba formado por 60 casas, 52 pertenecían a población moriscas y estaban deshabitadas pues dice libres y abitables.
En el S. XVII, fue vendida junto con Cortes a D. Fernando Pérez de Barradas, perteneciendo a esta familia hasta 1958. Ese año falleció Dª Isabel de Angulo y Rodríguez del Toro, y el ayuntamiento comenzó un largo proceso que culminó en 1986 con la compra del balneario y la posesión de todas las posesiones que esta familia había mantenido pasaron a los vecinos de estas localidades.
Desde principios del S. XX Graena comienza a crecer en cuanto a población y número de cuevas. Es un esas fechas cuando se empiezan a picar todas las cuevas del barrio del secano. En esa misma zona se construirán las escuelas en la década de los años 50 y treinta años después se levantará la Barriada de Andalucía. Desde entonces hasta ahora han sido numerosas las obras realizadas en esa zona por todos los vecinos, que ha contribuido a cambiar la imagen de esa zona del pueblo.

Monzalbarba, cuyo nombre proviene del árabe “Manzil Barbar”, es una localidad situada en la llanura de la margen derecha del Ebro, rodeada de productivas huertas, y que pertenece al municipio de Zaragoza, desde que en febrero de 1201 pasara a ser barrio de esta ciudad por orden del rey Pedro II.
En la actual parroquia, de reciente construcción (1970), se conserva una bella imagen de Ntra. Sra. Del Rosario (s. XVII) y otras dos tallas del siglo XVIII de San Blas y San Miguel.

Poblada ya en tiempos prehistóricos, alcanza gran importancia durante la ocupación romana, formando parte de la provincia lusitana liderada por la actual Mérida.
El resto arqueológico más importante hallado en la zona es el extraordinario Disco de Teodosio, que puede contemplarse en el Museo Arqueológico Nacional.
Tras la decadencia del imperio romano y el reino visigodo, Almendralejo vive inmerso en la cultura musulmana hasta que en el año 1241 es reconquistada para el mundo cristiano de la mano del Gran Maestre de la Orden de Santiago. La importancia adquirida por esta población queda demostrada por los documentos que acreditan su independencia de Mérida durante el siglo XIV y su ascenso a la condición de villa en el año 1536.
En el siglo XVII completaba su emancipación de Mérida también el aspecto jurídico. Entre los siglos XVII y XVIII sabemos que se establecen en ella los primeros títulos nobiliarios y en el siglo XIX, la reina Isabel II le concede por Real Decreto el título de ciudad.

Sabemos que estaba habitada en la época de la dominación romana y debió ser un núcleo importante, ya que pasaba por ella la famosa Vía Augusta.
En el siglo XIX, con el nacimiento del ferrocarril, fue un importante nudo ferroviario convirtiendo los terrenos de la primitiva Venta de la Encina en un enclave estratégico con la instalación de la bifurcación con destino a Valencia y Alicante.
La estación de esta localidad fue una de las más importantes de toda la región debido a la calidad de su equipamiento y por ser lugar de confluencia obligado para realizar transbordos. El pueblo nace como consecuencia de las necesidades generadas a los trabajadores ferroviarios, como la vivienda y los distintos servicios. La población experimentó un aumento considerable, llegando a tener hasta 1.600 habitantes en los años cincuenta del siglo XX. Las mejoras tecnológicas del ferrocarril supusieron la decadencia demográfica. La construcción de un by-pass supuso la decadencia de la estación, convertida en un apeadero y depósito de vagones.
El núcleo urbano consta de tres calles longitudinales, pero ha conseguido sobrevivir a la desaparición del ferrocarril. El aspecto negativo es la práctica desaparición de todos los comercios y servicios.

Tuvo mucha importancia en las luchas entre cristianos y árabes hace un milenio, porque está situado a la salida (o entrada, depende de cómo se mire) del cañón del río Caracena, famoso por ser punto de control del territorio y de esta vía de comunicación.
Nace como todos los de la Comarca en plena Baja Edad Media (siglos XI al XIII). Poco antes, había sido la zona más disputada entre los reinos cristianos del Norte peninsular y el Califato de Córdoba primero (hasta el año 1031), y con el reino taifa de Toledo después. Después de la mal llamada «Reconquista» de estas tierras, fueron organizadas en Comunidades de Villa y Tierra, siendo incluidas las de esta Comarca en la llamada Comunidad de Villa y Tierra de Caracena.
Las Comunidades de Villa y Tierra nacen a partir del siglo XI, tras la muerte del caudillo árabe al-Mansur (Almanzor), como una nueva manera de repoblación y organización administrativa del territorio cristiano. Su eje será la Villa, capital de la Comunidad, provista de una fortaleza y capacitada en nombre del rey para organizar su Tierra con las aldeas que la integran. Cada Comunidad dependía directamente del rey, sin tener en cuenta su importancia. Este sistema administrativo se va a mantener durante toda la época medieval y moderna.
A lo largo de los siglos mantendrán sus principales características invariables, algunas aportadas por los nuevos cristianos repobladores, pero otras continuadoras de ancestrales tradiciones arquitectónicas, como la arquitectura popular de las casas, con zócalo de piedra, pared de adobe (sustituida en algunas casas por piedras más o menos regulares), y techumbre de maderas y tejas.

En el pasado Iría Flavia era una gran ciudad romana. Parece que su nombre procede de un vocablo celta y el calificativo del emperador romano Flavio Vespasiano. Iria Flavia es citada por el geógrafo Ptolomeo, en su obra «Itinerario Romano» ; en este libro dice que Iria Flavia es la capital de la tribu celta de los caporos, un importante puerto comercial y residencia favorita de cónsules y pretores.
Con excelentes comunicaciones gracias al trazado de la vía XIX del Itinerario de Antonino y por su fácil salida hacia el mar (Ría de Arousa),
situada en una rica región de enorme poblamiento de castros, fue la sede de la Diócesis.
En la actualidad Iria Flavia ha sido paseada a nivel mundial por ser la cuna de Camilo José Cela, novelista español de fama universal, nacido el 11 de mayo de 1916 en esta localidad coruñesa.

Gran parte del concejo estuvo bajo el poder feudal de los Omaña durante cerca de trescientos años (del XIII al XVI). A pesar de no tratarse de un coto jurisdiccional, A. J. de Banzes alude a las vejatorias imposiciones de esta poderosísima familia: «Los señores de la Casa de Omaña tenían extraordinarias regalías, que es de tradición las perdieron por un litigio. No se podía poner fuego, abrir puerta ni ventana, antes que ellos lo hiciesen, en casa alguna del pueblo; y sin su licencia, ni se fabricaba alguna de nuevo. Tenía un pez de cada barco, que valía en la concha; y puerta particular para entrar en la iglesia…». Esta denigrante situación propició frecuentes enfrentamientos con los disconformes pixuetos, recurriéndose a armas y, mayormente, a pleitos para zanjar diferencias.

Parece ser que el origen del nombre del pueblo, Grimaldo, está en el hijo del rey franco Pipino de Heristal, monarca austriaco, fallecido en el año 714. En el siglo VIII pasó a Italia, convirtiéndose en uno de los linajes más renombrados del país. Desde Génova se introdujo en España según consta en un privilegio otorgado por el rey de Aragón, Sancho Ramírez, en el año 1.076. Bernardo Gutiérrez Grimaldo es considerado como el primer noble de este linaje llegado a España.

Oiartzun alcanzó el título de Villa con Alfonso VIII de Castilla, entre 1.200 y 1.214. A pesar de ello siguió dependiendo de Rentería, con quien mantuvo numerosas disputas por su deseada separación. Esta se logró con Juana la Loca, en el año 1.505.
Los restos encontrados en la Cueva de Torre, confirman la existencia de pobladores miles de años antes de Cristo. Posteriores, de la Edad del Hierro (primer milenio antes de Cristo) son los numerosos cromiechs hallados en ella. En los inicios de nuestra era se sitúan la estela funeraria de Andrearriaga y las minas de Arditurri, dando fe de la presencia romana en el municipio.

En 1253, el rey Alfonso entrega el señorío de Cifuentes y de otros lugares de la Alcarria, a su amante doña Mayor Guillén de Guzmán, quien ejerce el señorío con munificencia, elevando la iglesia parroquial románica, y ayudando notablemente al progresivo desarrollo del burgo. Tuvo también el señorío cifontino el infante don Juan Manuel, quien en 1317 adquirió por compra a doña Blanca, hija de doña Mayor, todas las prerrogativas señoriales y jurisdiccionales, confirmando de inmediato los fueros, usos y costumbres de sus habitantes. Tras pasar sucesivamente por tres hijos de Juan Manuel, y no quedar de ellos descendencia, Cifuentes viene a ser incorporado a la Corona de Castilla por Pedro I el Cruel. Su sucesor y hermanastro Enrique II de Trastamara, el de las mercedes, entrega este pueblo en merced a su primo don Alfonso de Aragón, conde de Ribagorza y marqués de Villena, heredándolo su hijo don Pedro de Aragón, y luego el hijo de este, don Enrique de Aragón el Nigromántico, de quien, por carecer de sucesión, pasa nuevamente a poder de la corona castellana.

El edificio más representativo del pueblo, es el palacio barroco del Marqués de Zabalegui,/b> con su fachada de dos torres y dos blasones que hoy es una bodega que produce vino bajo la etiqueta Palacio de Muruzabal.
La iglesia Parroquial de San Esteban es una mezcla de gótico y barroco.

Ciudad situada entre los montes leoneses y Tierra de Campos, quizás por esa razón fue siempre un centro comercial y ganadero importante en la zona.
Esta situada al borde del río Esla y su origen es romano, pero no alcanza mayor relevancia hasta que Fernando II ordena su repoblación en el siglo XII y le concede «Carta Puebla». Más tarde perteneció a la familia de los Enríquez.
Se conservan restos de su muralla medieval con sus cuatro puertas que coincidían con los cuatro puntos cardinales, y el hecho de que llegara a tener tres hospitales, dos conventos y siete iglesias demuestran su importancia.
Quedan vestigios del monasterio de San Adrián y de las iglesias de San Lorenzo y de San Nicolás. Parte del templo de San Martín es actualmente Casa de Cultura y Biblioteca. El convento de San Agustín se está rehabilitando como Museo Etnográfico de León. Las iglesias que se mantienen abiertas al culto son las de Santa María y Nuestra Señora de Gracia.
La ruta Jacobea, al igual que en la antigüedad, entra por el Sur y sale por un antiguo puente de piedra por el Norte.

Aldea perteneciente a una de las numerosas parroquias del Concejo de Salas, su pasado está indisolublemente unido al de éste.

El afán de conquista y disfrute de la naturaleza más agreste propia del romanticismo de finales del siglo XIX y comienzos del XX impulsó el deporte del esquí en casi toda Europa y también en España. El Cantábrico no fue una excepción. Como en Candanchú, La Molina, Nuria o Navacerrada, junto con Pajares forman el grupo de estaciones pioneras, el paso del ferrocarril por una cota alta en la que la nieve era habitual todo el invierno resultó clave a la hora de fijar el primer enclave para el desarrollo del deporte blanco.
El resto es cosa del entusiasmo de un grupo de aficionados que, visto desde la perspectiva de muchos años después, resulta casi épico. Jesús Suárez Valgrande, su familia y, sobre todo, el grupo de personas que consiguió aglutinar alrededor de este deporte han escrito la historia del esquí en el Cantábrico, que tiene en los montes y la estación de Pajares su origen y el gran motor de su evolución.
El arranque de la estación de Valgrande-Pajares, con la inauguración del telesquí de La Cerra en enero de 1954, no fue sino un paso lógico entre el grupo de entusiastas que llevaba practicando el esquí en la zona con asiduidad desde el final de la Guerra Civil. El esquí, como medio de transporte puro y duro, tiene desde luego más antigüedad entre quienes debían desplazarse por el puerto. El esquí, como deporte, comienza a gestarse cuando el padre de Jesús Suárez Valgrande construye el Hotel de Pajares en la década de los años 20.

La villa de La Peza ha sido desde tiempos muy remotos punto clave en la vía que comunicaba el Levante peninsular con el valle del Genil y la Vega de Granada. Esta posición estratégica justificaría un pronto asentamiento humano, al hallarse en un trayecto más accesible que a través de toda la Sierra Nevada. Por ello, tuvo que ser La Peza punto de paso obligado para los vascones que fundaron la antigua Ilíberis (hoy, Granada), y para los romanos, quienes hicieron partir de este pequeño núcleo un desvío hacia la Vía Augusta, con destino a Cástulo. De este modo, La Peza se hallaba justo en la mitad de la ruta tradicional que unía Guadix y Almería con Granada, una ruta que fue también muy frecuentada durante la Edad Media. De hecho, el castillo de La Peza tenía la función primordial de salvaguardar la villa y garantizar el tránsito seguro por esta ruta.

En 1489, al capitular El Zagal —Rey de Granada— llegan los Reyes Católicos a tierras lapeceñas. Sin embargo, la huella dejada por los musulmanes era muy profunda, tal y como haría constar en sus notas el médico y viajero alemán Jerónimo Münzer, quien declararía que La Peza guardaba todavía ese matiz musulmán. Esta decisiva presencia árabe queda también reflejada en los antiguos nombres de los pagos rurales: Alconaytar, Alcambra, Oveledín, etc. Ya entrado el siglo XVI, los nombres se cambian por topónimos cristianos, como las calles del Río, de San Francisco y de la Iglesia; las acequias de la Fuente Blanca, de la Montefría y de la Fuente Encantada; los pagos del Morollón, de la Vega Alta y de la Vega Baja, y del Barranco de los Lobos.

Idéntica suerte corrieron los edificios religiosos. Siendo La Peza un importante núcleo de población con los árabes, tuvieron que alzarse varias mezquitas para atender las necesidades de los creyentes. Con la llegada de los cristianos, la mayoría fueron convertidas, como fue el caso de las ermitas de San Marcos, San Francisco, Santa Lucía y San Sebastián. Del mismo modo, la mezquita mayor fue convertida, pero sería demolida más tarde para construir la primera iglesia de La Peza, que también sería destruida en la Guerra de las Alpujarras. Pero inmediatamente después se inició la construcción del templo nuevo, que es el que se puede contemplar en la actualidad.

También a raíz de aquella guerra, hubo un personaje que todavía sigue siendo conocido y admirado en La Peza: el beato Marcos Criado. Era un monje trinitario de Andújar (Jaén), enviado a esta villa para predicar la fe cristiana entre los moriscos. Éstos eran mayoría en La Peza, y aunque no todos se rebelaron junto a Abén Humeya, la crispación en el ambiente llevó a algunos de ellos a apresar a este monje.

Al cual, tras pasar tres días atado a una encina junto a la actual Fuente de Belchite, le arrancaron el corazón. Aquí ocurrió lo que muchos calificaron como un milagro: del corazón del fraile surgió una brillante luz que cegó la vista de los allí presentes, quienes, poco después, pudieron observar que tenía inscritas las iniciales de Jesucristo. Desde ese momento, San Marcos Criado recibió un culto espontáneo que se expandió por España, Portugal e Italia. Por ello sería beatificado más tarde, en 1899, por el Papa León XIII. De este modo, pasó a ser el primer y único mártir de la Guerra de las Alpujarras beatificado por la Iglesia Católica. Su festividad se celebra el 24 de septiembre.

En 1631, Don Pedro Tesifón de Moctezuma, Conde de Moctezuma, bisnieto del último Emperador Mexicano compró la villa de La Peza, convirtiéndola en un señorío. Desde entonces pasó a llamarse Monterrosano de La Peza. En 1693, tras varias vicisitudes, levantamientos y juicios, la villa de La Peza pasaba de nuevo a la Corona Española, por impago.

En 1810, con la invasión de los franceses, el pueblo vive otro episodio singular: la resistencia del Alcalde Carbonero al paso de éstos.

Es Pedro Antonio de Alarcón, quien en su obra “El carbonero alcalde”, nos relata la gesta de este heroico hombre y de sus valientes vecinos, que en pleno asedio del ejército francés durante la primavera de 1810, hicieron de un tronco de encina un amenazador aunque poco efectivo cañón, cañón que al ser usado por las gentes del lugar estalló en mil pedazos, sembrando la muerte entre ambos bandos y el pánico en el ejército francés, que sin embargo finalmente y dada su superioridad de medios y efectivos, terminó tras una aguerrida lucha tomando al pueblo y capturando a su alcalde, el cual en lugar de asumir su cautiverio, rompió su vara de mando ante el general francés y se arrojó desde un escarpado barranco de la localidad al grito de «yo soy la villa de La Peza, que muere antes de entregarse». Frase que define en buena medida el carácter luchador y reservado, pero a la vez hospitalario, de sus orgullosos vecinos.

Al igual que Monzalbarba, Utebo está situado en plena llanura, en la margen derecha del Ebro y a unos 11 kilómetros de Zaragoza.
Esta localidad ha sufrido un importante aumento demográfico y económico, debido a su cercanía con la capital. Actualmente tiene una población superior a los 10.000 habitantes.
El hallazgo de restos arqueológicos, hace suponer, que en este lugar hubo el asentamiento de una villa rústica romana.
Su iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de estilo gótico-mudéjar, declarada monumento nacional, cuenta con una magnífica torre mudéjar del siglo XVI de planta cuadrada, que se convierte luego en octogonal, y que es considerada una de las más admirables de Aragón por sus complejos arabescos y su azulejería.

Los datos más antiguos de poblamiento humano que se conocen datan del Paleolítico Inferior y consisten en cantos rodados pertenecientes a población seminómada de las terrazas del río Guadiana. Sin embargo, el poblamiento continuado y real de la zona tiene lugar en los períodos Neolítico y Calcolítico conservándose numerosos restos de poblados como el de Araya y La Palaciana.
Adquiere importancia en época romana al encontrarse en la ruta romana Vía de la Plata y por su cercanía a Mérida. A pesar de la caída del Imperio Romano, esta ruta no cae en el olvido sino que en plena Edad Media y tras la reconquista de estas tierras a los árabes, va a conocer su mejor momento al convertirse en una de las rutas jacobeas.
Sobre el origen más moderno de la villa hay una encendida controversia sobre su fundación. De los datos consultados, nos parece la opinión más acertada la de aquellos que atribuyen la paternidad de la villa al 21 Maestre de la Orden de Santiago, Don Gonzalo de Megía alrededor de 1370.
La localidad sale de la rutina histórica en el siglo XIX durante la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia debido al expolio llevado a cabo por las tropas galas, no sólo de las viviendas sino de sus archivos municipales y de su patrimonio artístico.
De algún modo es universalmente conocido el pueblo, pues en su paisaje y sus gentes se inspiró Camilo José Cela para escribir «La familia de Pascual Duarte», una dura crónica de la España negra de la postguerra.

Foncalent cuenta con el yacimiento más antiguo de la provincia alicantina. Se le conoce como la Cova del Fum y está situado en la ladera noroeste de la Serra de la Foncalent. Se trata de un enterramiento múltiple perteneciente a la Edad del Cobre.
historia de Foncalent

Cultura

A la salida de Fonsagrada, se encuentra enseguida Padrón, pequeña aldea que lleva el mismo nombre de la afamada villa de La Coruña, pero que en nada se parecen, excepto que ambas pertenecen a la misma comunidad gallega, aunque ubicadas en distintas provincias.

Esta localidad ha sido desde tiempos remotos zona de paso. Habitada desde antiguo, se hallaron en su término municipal dos espadas de la Edad del Bronce y asentamientos rurales romanos en Alcoba la Yerma y La Serna. Conserva inscripciones latinas y visigodas en algunos edificios de la localidad. De la Edad Media conserva cuatro estelas decoradas con cruces griegas, cruces esvásticas y estrellas de siete puntas.
Ya en el siglo XVI, los Avellaneda, señores de la villa, edificaron un palacio realizado en estilo renacentista.
Próximos a esta localidad se halan los restos de una fortificación en Alcoba de la Torre, con bodegas, lagares y palomares característicos de la arquitectura rural.

Soto de Luiña comparte los avatares históricos del Concejo al que pertenece y de la comarca llamada El Valle de Las Luiñas.
Soto De Luiña (Soutu Lluiña en asturiano) es una parroquia del concejo de Cudillero en el Principado de Asturias.
Dentro de esta parroquia está el pueblo homónimo que en 1992 recibió el premio «Pueblo ejemplar de Asturias» junto con Novellana.
Cabe hay que destacar el hospital de peregrinos y la iglesia de Santa María. Ambos edificios están relacionados con el Camino de Santiago que pasa por esta parroquia.

Parroquia de 481 habitantes (20 m) en el Camino del Norte o de la Costa en la provincia y Principado de Asturias. A 286 km de Santiago.

Quizás sea una de las feligresías más emblemáticas para el Camino en el concejo de Cudillero. Albergó entre los siglos XVI y XIX un hospital de peregrinos, vinculado a la iglesia de Santa María, un templo barroco del siglo XVIII que consta de tres naves y planta de cruz latina. El santuario y el antiguo hospital están separados por el trazado del camino real una distancia de seis metros.

El hospicio fue reedificado como casa rectoral, reproduciendo el modelo de casa noble rural astur. Disponía el inmueble de varias construcciones como el pajar, el hórreo, la panera, etc. desaparecidas a día de hoy. El edificio es de planta cuadrada, de dos pisos y tejado a cuatro aguas realizado con teja del país.

Las instalaciones del antaño albergue son hoy utilizadas como vivienda parroquial, sala de exposiciones temporales, biblioteca, archivo histórico, salón de actos y museo municipal. La sencillez y austeridad de su exterior contrasta con el ornamento del interior. Sus estancias conservan frescos y tallas de madera variadas, unidas entre sí por guirnaldas de flores y frutos. En 1983 se hundió parte de la cubierta del edificio, siendo restaurado por la Junta Parroquial de Soto de Luiña, con ayuda de la Administración del Principado y del Arzobispado de Oviedo. Respecto a la iglesia, cabe destacar que se separó de la de San Martín de Luiña -donde durante muchos años se prohibía a los vaqueiros oír misa- en el siglo XVII. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1996.

Se asientan en las proximidades del templo varias capillas, entre ellas la de San Roque. Un poco más alejada, en Albuerne, se encuentra la ermita de Santa Eulalia. En este oratorio se juntaba toda la feligresía, tras partir en procesión desde los santuarios de Santa María de Soto de Luiña y San Martín de Luiña, en los días del traslado de las Santas Reliquias a la cámara santa de la catedral de Oviedo.

En la actualidad goza de un albergue para peregrinos, emplazado en las instalaciones de unas antiguas escuelas. Sin embargo, la compostela debe sellarse en un establecimiento hostelero cercano, en concreto en el bar Ecu.

La localidad de Soto de Luiña, junto con la de Novellana, recibió en 1992 el Premio Príncipe de Asturias al Pueblo Ejemplar de Asturias.

En la vecina feligresía de San Martín de Luiña, la población de Mumayor forma también parte de la historia del Camino. Con gran probabilidad, Mumayor se trata de la Mont-Mayor que menciona el peregrino francés Guillermo Manier en su diario de peregrinación (1726). En el ya pasado núcleo urbano de Cudillero se encuentra la capilla del Humilladero, construcción del siglo XIII, la más antigua de la villa.

El nombre de Carcaboso viene de cárcabo o cárcaba: hoya o zanja grande producida por una corriente impetuosa de agua.
El terreno en que se encuentra asentado Carcaboso es muy arcilloso, donde se produce fácilmente este fenómeno erosivo. Por eso toma este nombre al surgir entorno a una cárcaba.
Las primeras referencias de asentamientos urbanos relacionados con Carcaboso se relacionan con la existencia de tumbas Megalíticas en el Cerro del Triquiñuelo, próximo al núcleo urbano actual, así como otros enterramientos hallados en las inmediaciones de la desembocadura del Arroyo del Santo.
Durante la primera midad del siglo XX la expansión de Carcaboso fue constante y en el período 1960-70 ocurren dos hechos que inciden de manera extraordinaria en la evolución de la población. Se trata de la implantación del regadío a partir de la construcción del Embalse de Valdeobispo y del establecimiento de un nuevo núcleo de población (Valderrosas) destinado a servir de residencia a los colonos asentados en la nueva zona regable.

El monte Santiagomendi, que domina la población es el lugar donde se encuentran los vestigios más antiguos de Astigarraga.dicho poblado se han encontrado restos que se remontan al Calcolítico, Edad del Bronce, Edad del Hierro y el comienzo de la colonización romana.
La actual población de Astigarraga parece configurarse en la Edad Media como una etapa del Camino Vasco del Interior, un ramal de la Ruta Jacobea, tuvo su mayor importancia entre los siglos X y XIII. De nuevo el núcleo de población aparece en el monte Santiagomendi. conexión de Astigarraga con la Ruta Jacobea no figura en documentación escrita, pero se basa en la tradición local, en evidencias toponímicas y físicas. abe que el camino pasaba por Astigarraga, aunque no la importancia que tenía la localidad en dicha ruta. El monte en cuyas faldas se ubica la población se llama Santiagomendi, que en lengua vasca quiere decir monte de Santiago. ermita de Santiagomendi, situada en la cumbre del monte homónimo, es según la tradición local, la antigua parroquia del pueblo y fue construida en el siglo XIII.

Cultura

Es la histórica Villa donde se reunieron los Infanzones en el año 1327 para frenar los abusos de la Corona y establecer un poder alternativo.
Desde Agosto de 1965 y debido a la pluma del ilustre Canónigo y escritor oriundo de esta localidad, Don Santos Beguiristain, se representa todos los años «El misterio de Óbanos»que dramatiza la antigua leyenda Jacobea de Santa Felicia y su hermano Guillermo, Príncipes de Aquitania, el cual en un arrebato de furia, dio muerte a su hermana Felicia. Arrepentido de esta acción tan vil, peregrinó a Compostela para implorar el perdón del Apóstol. De regreso, se establece en la ermita de la Virgen de Arnotegui, llevando vida de eremita hasta el final de sus días y llegando a ser Santo. Una estela cerca de dicha ermita recuerda el suceso.

El topónimo se explica por las plantaciones de lino, otorgadas por la Corona al Cebreiro para atender sus necesidades de tejidos. Su antigua iglesia parroquial, de parecido estilo a la de Santa María del Cebreiro, está dedicada a San Esteban.

Esta pequeña aldea sobrevive gracias a la agricultura de autoconsumo, principalmente de productos hortícolas, y a una pequeña cabaña ganadera, principalmente vacuna.

Puede corresponder probablemente a la antigua fundación del San Pedro y San Pablo de Felgueras del siglo VII, siendo su origen visigodo. La estructura actual se construyó en el siglo IX, año de 852, bajo el reinado de Ramiro I, por lo que se clasifica como ramirense al igual que los monumentos del Naranco.
Fue catalogada como Monumento Histórico Artístico en 1885 y la Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1985.

El nombre de Quéntar proviene del árabe «Qaryat al-Kantar», que significa «puente y paso hacia la alquería».

Se han encontrado vestigios arqueológicos de época ibero-romana que parecen documentar un asentamiento anterior a la presencia musulmana en Quéntar. Las primeras noticias históricas del municipio no llegan hasta el siglo XIII, ya en plena época nazarí, cuando entre los 28 distritos (isqlim) que componían la Cora de Elvira figura citado el Isqlim del Dur. Este topónimo se identifica con un antiguo poblado de igual denominación, hoy desaparecido. Incluía también la alquería de Quéntar denominada, según Seco de Lucena, como Qariat Quentar y dividida en tres asentamientos. El nombre que recibió aún no ha sido descifrado por los expertos.

Debido a su proximidad a la capital, la suerte del municipio corrió pareja a la de aquélla, cayendo en poder de los Reyes Católicos a finales del siglo XV y viviendo un siglo después la rebelión de los moriscos contra Felipe II. En este lugar, la revuelta fue afrontada por don Juan de Austria en 1569. En conmemoración de dichos sucesos se celebra en éste y otros pueblos de los alrededores la conocida batalla entre moros y cristianos. A partir de este momento se llevó a cabo la repoblación de dichas tierras y una evolución similar a la del resto de la provincia.

En el año 1140, el Príncipe de Aragón y Conde de Cataluña, Ramón Berenguer, donó el castillo y la villa con todos sus vecinos y términos a su vasallo predilecto, Artal, quien además del castillo, poseía las tierras, el derecho exclusivo de la caza y la pesca, así como el derecho de paso en los puentes y los beneficios por la explotación del mesón. Estas atribuciones de la familia condal pervivieron hasta 1945, año en que fue adquirido por el Instituto Nacional de Colonización, quien llevó a cabo el reparto de tierras entre los vecinos.

La Emerita Augusta romana fue fundada en el año 25 a.C. Capital de la provincia Lusitana, su fundación era la culminación de la dominación romana de la zona y de la política de poblamientos de control de la Vía de la Plata.
En el sigo IV conoció un momento inigualable de esplendor, reflejado con precisión en las numerosas obras de carácter público y privado llevadas a cabo. La mayor parte de las manifestaciones artísticas y culturales romanas están recogidas en el Museo Nacional de Arte Romano.
Tras la caída del Imperio Romano, en el siglo V, Mérida fue ocupada por los suevos que la convirtieron en la capital de su reino. Conoce otro momento de esplendor durante el reino visigodo. En el siglo VI y por iniciativa del obispo Mausona, el cristianismo arraiga fuertemente en la zona convirtiéndose en Sede Metropolitana hasta 1190 en que ésta sea trasladada a Santiago de Compostela.
La dominación árabe por las tropas de Muza conllevará el ocaso de la ciudad. Conquistada a los musulmanes por la Orden de Santiago seguirá siendo un hito fundamental en el trazado del Camino Jacobeo en la Ruta de la Plata. La recuperación real de Mérida tendrá lugar durante el reinado de los Reyes Católicos ya que el Maestre de la Orden de Santiago D. Alfonso de Cárdenas se situará al lado de la princesa Isabel en su lucha por el trono de Castilla, frente a los partidarios de su hermanastra, la desgraciada princesa Juana, apodada la Beltraneja.
Durante los siglos XVII Y XVIII, época de Austrias y Borbones en el trono de España, se verá envuelta en continuas luchas. La invasión francesa supondrá un lamentable expolio del patrimonio histórico y artístico de Mérida. Los siglos XIX y XX han hecho de la ciudad un importante núcleo industrial y de servicios. Desde los años 80 del pasado siglo es capital autonómica.

En el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, figuraba como lugar del Partido de Caracena en la Intendencia de Soria, conocido como Carrascosa de Abaxo, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del Alcalde Ordinario, nombrado por el Duque de Uceda. Contaba entonces con 175 habitantes.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja, partido de El Burgo de Osma que en el censo de 1842 contaba con 28 hogares y 134 vecinos.
A mediados del siglo XIX crece el término del municipio porque incorpora a Pozuelo.

La que hoy día es la capital turística de Galicia, fue ya elegida por los primeros pobladores pobladores que eligieron la zona de A Lanzada para fijar sus poblados durante el Paleolítico, por ello se han encontrado numeroso restos arqueológicos ( hachas pulimentadas).
Durante la Edad Media y Moderna sufrió numerosos ataques e invasiones tanto de piratas como de musulmanes, lo que le llevó a construir la Fortaleza de A Lanzada para defender sus costas. Esto no impidió que en el siglo XVII sufriera la invasión de los piratas musulmanas que saquearon la villa.
Su nombre procede de las salinas, que hasta el siglo XVII, funcionaban en la zona, y que fueron origen de múltiples disputas por obtener su control.
Durante casi toda su historia la principal actividad económica de sus habitantes ha sido la agricultura y la pesca. Esta situación experimentó un giro radical en los años 70 del pasado siglo XX, cuando el municipio se convirtió en el centro turístico de las Rías Bajas, gracias a su especial microclima y a sus delicias gastronómicas. Sanxenxo y Portonovo se transformaron rápidamente con el fin de dar servicio a los turistas llegados de todas partes del mundo.

Habitada desde el Bajo Imperio Romano, alcanzó en el siglo XIII, durante el reinado de Alfonso X el Sabio, su época de mayor esplendor.
Su magnífico templo parroquial fue edificado a instancias de la poderosa dama Doña Mayor de Guzmá.
Tolerante y culto, en una época intolerante y violenta, esta localidad acogió a diferentes varias culturas que supieron vivir en armonía. Cifuentes obtuvo un sincero reconocimiento de los distintos reyes de Castilla y de la Iglesia, muy vinculada a esta zona.

Tras un detallado análisis del texto jovellanista y reconstrucción cronológica del pleito a partir de los documentos parroquiales, llegó a la conclusión de que la procedencia de las informaciones no fue la correcta o acaso parcial y que la postura de Jovellanos frente a la Iglesia, «que había sido indirectamente la causante de su disimulado destierro, fue excesivamente rígida». En la actualidad, se está procediendo a la rehabilitación del templo, que se encontraba en muy mal estado de conservación, merced a la subvención concedida por el Plan Leader II Valle del Ese-Entrecabos, colaborando igualmente la Asociación de Vecinos. En el aspecto gastronómico, el marisco, el pescado de roca y el arroz con leche se pueden degustar con garantía.

Por el término discurre la vía de la plata y es lugar de paso de peregrinos. Quedan unas escas ruinas de una antigua ermita. Esta ruta también es lugar de paso del ganado entre el sur de la provincia o Extremadura y el Norte, fundamentalmente León. Aunque ahora se haga generalmente en camiones, algunos grupos intentan mantener las formas tradicionales a pié o a caballo.
En este pueblo, situado a 8 km de Salamanca y accesible desde la carretera de Béjar, se inició propiamente la batalla de los Arapiles. En el Pico de Miranda, la altura que verás antes de entrar en el pueblo a la izquierda, la tercera división aliada machacó a los regimientos de la división de Thomières.

Con la difusión del cristianismo aparece un nuevo elemento de referencia económico y social: la iglesia. Las iglesias se generalizan a partir del s. XI y entre las más antiguas de la zona hay que señalar las de Santa Mª de Pobeña y la de la Cerrada de Ranes, en Cardeo. Estos templos presentaban una arquitectura muy sencilla y eran de pequeñas proporciones. En su entorno se acotaba un espacio para enterrar a los miembros de la comunidad. Aunque el rito funerario es el cristiano, perviven ritos precristianos de protección y culto a los muertos.

Cultura

Valdizarbe es una comarca que engloba a 12 localidades, siendo Puente La Reina su cabecera y desde donde todos los caminos a Santiago se funden en uno solo.
Fundada en el siglo XII, toma su nombre del magnifico puente románico, con seis arcos de medio punto y que fue construido en el siglo XI bajo los auspicios de la Reina Munia, esposa de Sancho III de Navarra, para facilitar el paso sobre el río Arga a los numerosos peregrinos.
Esta villa realenga, tuvo un Palacio Real con suntuosos jardines donde el rey de Navarra Carlos III, el noble, pasaba en el siglo XV largas temporadas.
A la entrada de Puente La Reina se encuentra la iglesia del Crucifijo, de estilo románico tardío, fundada por los caballeros templarios, quienes instalaron a su lado un hospital de peregrinos que hoy es el albergue.
En la calle Mayor se levanta la iglesia de Santiago, cuya impresionante portada románica, con influencias moriscas, repite modelo de San Pedro de la Rúa en Estella.
Otro monumento de importancia artística es la iglesia de San Pedro, de origen medieval y reformada en el siglo XVII-XIX, que conserva en su interior una talla de la Virgen del Txori, antiguamente venerada en una hornacina del puente románico. Cuentan los lugareños que cada cierto tiempo, un txori (pajarillo en euskera) le limpiaba la cara a la Virgen con el pico y esto era motivo de ferias y festejos en el pueblo.

Debe su nombre al hospital que fundó la Condesa Egilo en el siglo IX.
Su iglesia parroquial es de la misma hechura que la del Cebreiro y Liñares.

Este lugar perteneciente a una de las numerosas parroquias que integran el Concejo de Salas sobrevive gracias a una actividad agrícola de autoconsumo complementada con una pequeña cabaña ganadera.

Canfranc tiene una larga historia explicable por su condición de vía de paso natural a través de los Pirineos centrales. En la Edad Media era un lugar donde se atendía a los viajeros que realizaban el Camino de Santiago. De esta época se conserva el Puente Románico de Peregrinos.
Por el Camino vinieron muchos franceses y de otras nacionalidades europeas, que se establecieron en España creando barrios propios e incluso ciudades; todas las denominadas Villafranca, así como el propio Canfranc, tienen este origen. Hoy la prosperidad de Canfranc está basada en las centrales hidroeléctricas que aprovechan las aguas pirenaicas
La ciudad fue completamente destruida en 1940 a consecuencia de un incendio. En el archivo municipal se conservan pergaminos del siglo XII.
El Camino coincidía con la Calle Mayor que hoy recorre el pueblo. Podemos ver los restos de la iglesia parroquial de Nuestra Sra. de La Asunción (Románica del Siglo XII).
Nada más salir del pueblo, junto a las ruinas de la antigua iglesia cruzamos el puente de peregrinos (puente romano) en perfecto estado de conservación, de una sola bóveda

Los primeros restos de actividad humana se localizan en la Fuente Principal de Villa donde se han hallado útiles tallados en silex que nos sitúan en el Paleolítico Superior (30.000 a.C)
Las primeras huellas de sociedades agrícolas nos conducen al yacimiento de la Cueva de los Secos, pero es, sin dudas el Monte Arabí y sus pinturas rupestres el mayor exponente de la actividad humana entre el VI y el II milenio a.C. Los abrigos de Cantos de la Visera y la Cueva del Mediodía, junto al poblado fortificado de El Arabilejo, fechado en la Edad del Bronce (II milenio a.C.) y los campos de grabados rupestres (cazoletas) asociados a este poblado, constituyen un complejo prehistórico de primera magnitud en el ámbito del Levante Peninsular.
De época preromana o ibérica contamos con yacimientos como El Pulpillo, El cerro del Castillo, y el Cerro del Los Santos, donde se situaba un importante santuario iberico, donde el Padre Carlos Lasalde, a finales del s.XIX localizo la Dama Oferente o Dama de Yecla, entre una treintena de esculturas en piedra.
De época romana tenemos el yacimiento de Los Torrejones que constituyo , entre el siglo I a.C al siglo V d.C, el centro administrativo de una amplia comarca.
La ciudad de Yecla, como asentamiento estable en el lugar que ahora ocupa, se establece a fines del S.XI con la caída del Califato y la instauración de los reinos de taifas. Se construye el «hisn» o castillo, y se crea un pequeño núcleo de población al abrigo de sus defensas, conocido por las fuentes escritas árabes con el nombre de Yakka que con el período de dominio almohade adquirirá cierto peso específico en el concierto comarcal y regional.
El Siglo XVII supone para Yecla, una centuria de continua recesión en todos los ordenes, propiciado por las guerras, las epidemias, las plagas, la emigración, etc. El S.XVIII supuso una nueva época de esplendor con la deforestación, colonización y conquista para el cultivo de la mayor parte de sus tierras, con un nuevo desarrollo demográfico.
A mediados de la década de los veinte de nuestro siglo, se produce un segundo impulso haciala industrialización de Yecla, debido al abandono progresivo de la actividad artesanal de toneleros y carpinteros que pasarán a convertirse en fabricantes de muebles.
Pese a su fisonomía moderna, Yecla no ha perdido su sabor de ciudad recogida y acogedora, contrastando su barrio medieval de calles tortuosas, cuestas empinadas y rincones recoletos, con la zona moderna de factura geométrica y trazado señorial.

Cabanillas

El origen de su población no está muy claro, pero todo indica que fue un distrito del Reino de Granada. Precisamente de la época musulmana conserva aún la fisonomía de sus calles y el color encalado de sus casas. Pues Dúdar se ha resistido al paso del tiempo y la arquitectura moderna no ha desembarcado en esta villa.
Dentro del partido judicial de Granada en la Rutas del Al-andalus Dúdar se encuentra en la llamada Ruta de Münzer, a orillas del rio Aguas Blancas.
Los primeros documentos escritos que mencionan la existencia de esta localidad son del cronista e historiador árabe In Al Jatib y se remontan al siglo XIII. Dúdar aparece en ellos como un distrito más del Reino de Granada, como tal sufrió los avatares de la guerra de la Reconquista hasta su toma definitiva por los Reyes Católicos, y más tarde la expulsión de los moriscos y posterior repoblación de Felipe II. Fue propiedad de los Duques de Borbón, llamándose entonces Villa Mena del Río Aguas Blancas, no se sabe cuando volvió a recuperar su antiguo nombre. El último propietario fue el Marqués de Balboa, de cuyo administrador, Don Juan González Rodríguez, descienden muchos de los actuales habitantes del pueblo.

Torres de Berrellén fue en sus orígenes una simple agrupación de casas de labor,»torres», que los pobladores del Castellar edificaron en la margen derecha del río Ebro durante el siglo XII, como anexos auxiliares en su trabajo agrícola, ya que el especial emplazamiento del Castellar hacía imposibles los desplazamientos constantes a las tierras de labor y era necesario permanecer en estas torres durante largo tiempo, o incluso vivir en ellas, para trabajar los campos.
El Castellar nació en el año 1080 gracias a Sancho Ramírez con un carácter militar, contra las incursiones árabes. Amparados por su mole defensiva los campesinos se fueron estableciendo a su amparo, creciendo así, un núcleo poblacional, la villa de El Castellar, que obtuvo su carta puebla en el año 1091.
Una vez reconquistada Zaragoza, perdió su función militar y el rey Alfonso I y el Conde Ramón Berenguer procedieron al reparto de tierras a los pobladores y a la construcción de las «torres», configurándose el poblado de Las Torres de Berrellén, que dependería de la villa de El Castellar, durante los siglos XII, XII y XIV.
El Castellar fue vendido por Pedro IV a don Lope Fernández de Luna, hasta que volvió otra vez a la Corona por el matrimonio de doña María de Luna y Martín I.
En 1421, Alfonso V lo vendió a Martín Díez de Aux, quien lo perdió tras su caída en desgracia ante el rey. Fue comprado nuevamente por Juan Ximenes de Cerdán en 1440.
En esta época se consolida el actual núcleo, tras los disturbios de una parte del pueblo zaragozano contra los Cerdán. La ciudad de Zaragoza por mediación del «Consejo e los Veinte» quiere hacer valer sus derechos a leñar en el norte, entablándose abierta pugna entre les habitantes de El Castellar y Zaragoza ataca la villa de El Castellar, obligando a la dispersión de sus habitantes, que se asientan en el actual Torres Berrellén. A pesar de todo, la villa de El Castellar no se despuebla completamente hasta 1570, cuando se produce el traslado definitivo a Torres de Berrellén.

Estas tierras debían estar pobladas por explotaciones agrícolas o de recreo de los habitantes de Emerita Augusta.
Rota la pax romana con la caída del Imperio se inicia una época de incertidumbre. Sin embargo fue probablemente en este momento de la historia, en el siglo VII, cuando se construyó la Basílica de Santa Lucía del Trampal, lo que indica que en aquel tiempo hubo aquí una actividad espiritual y probablemente también civil y económica extraordinaria y aún no conocida.
Hasta la emancipación del municipio Alcuéscar y Montánchez eran una misma cosa de modo que la historia de Alcuéscar en esa época sigue los avatares de la de Montánchez, el lugar fortificado más próximo y del que dependía casi completamente.
Alcuéscar fue reconquistado exactamente 400 años después de su fundación, tiempo suficiente para que lo musulmán dejase una profunda huella cultural.
La independencia de Alcuéscar fue concedida el once de noviembre de 1.602 y se halla descrita en un libro pergamino que se encuentra en los archivos de esta villa.

En el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, figuraba como villa eximida en la Intendencia de Soria, entonces conocido como Fresno, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del Alcalde Ordinario de Señorío, nombrado por el Duque de Frías. Contaba con 252 habitantes.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional, conocido entonces como Fresno, en la región de Castilla la Vieja, partido de El Burgo de Osma que en el censo de 1842 contaba con 52 hogares y 210 vecinos.

Todos los datos sobre la historia de la ciudad en épocas anteriores al período romano se basan en los hallazgos arqueológicos. Destacan los datos pertenecientes al período del Bronce final. Se trataría de un poblado indígena cercano al río, en la zona del actual parque Cruz Conde; En el emplazamiento actual del Teatro Municipal de la Axerquía y la zona universitaria, existió un «tell», ha proporcionado los restos más antiguos de finales del segundo milenio A.C.
Roma escogió Córdoba como emplazamiento para sus tropas dado el gran valor estratégico de la ciudad. Desde el año 152 a.C. la ciudad se convierte en una colonia latina hasta fines de la República. El historiador Estrabón da una descripción detallada de su emplazamiento y de su estructura social y administrativa. En este sentido, Córdoba fue considerada capital oficiosa de la Hispania Ulterior.
Su entrada en la compleja política romana viene de la mano del enfrentamiento entre César y Pompeyo. Indecisos sus habitantes entre ambos contendientes, fueron más numerosos los partidarios de Pompeyo. Tras la victoria de César, éste procedió a castigar su desafección con una grave destrucción y una disminución demográfica significativa. La venganza de César no afectó, sin embargo, a los privilegios de que disfrutaba, ya que el gobernador supo tratar convenientemente a la población y mantuvo cordiales relaciones con los aristócratas de de la ciudad.
Hijo ilustre de Córdoba durante el período romano fue Séneca. Preceptor de Nerón, su importancia fue de tal magnitud entre los círculos de intelectuales que, aún en la actualidad, los cordobeses presumen haber asimilado las virtudes de aquel hombre singular.
Tras la Guerra Civil y las reformas administrativas de Augusto, Córdoba se convirtió en la capital de la provincia Bética. Este status favoreció un enorme esplendor para la ciudad.
Córdoba fue amurallada y en las faldas de la sierra se construyeron numerosas villas de recreo.
Tras la caída del Imperio Romano, en el siglo V la ciudad fue saqueada por los vándalos, que dieron su nombre actual a esta región andaluza. A pesar de la caída del Imperio, sus instituciones se mantuvieron y un dux visigodo tuvo su sede en la Bética. Con el establecimiento del reino visigodo en la Península, comenzó la expansión del cristianismo en tierras cordobesas. La figura más importante de la nueva doctrina fue el obispo Osio, participante en los Concilios de Ilíberis y Nicea. La importancia de las nuevas comunidades cristianas queda reflejada en el número de sarcófagos de estilo paleocristiano encontrados.
Durante el dominio visigodo, Córdoba se vería profundamente afectada por las rivalidades entre los candidatos al trono. Las constantes revueltas nobiliarias, propiciarían las guerras civiles que precedieron a la invasión musulmana.
Durante el reinado del católico Recadero, se construyó la basílica de San Vicente, que con el tiempo se convertiría la mezquita aljama.
Durante el verano del año 711, Córdoba fue conquistada por los generales de Tariq. Los nuevos dominadores instalaron sus órganos de poder en el Alcázar visigodo. Al frente del gobierno dejaron un wali o gobernador.
Muy pronto los gobernantes árabes comprendieron la importancia de la ciudad y la nombraron capital de Al Andalus. Fue una época animada por numerosas obras públicas que mejoraron el aspecto de la ciudad y aumentaron el nivel de vida de sus habitantes.
Córdoba pasó a ser la ciudad favorita de los árabes, que fundaron una mezquita aljama.
A las puertas de la ciudad tuvo lugar la victoria del Omeya Abderramán sobre el emir abasida, en el año 756. Primer gobernante de la dinastía Omeya, Abderramán I no fue un monarca especialmente ligado a la ciudad. Sin embargo, sus sucesores en el trono hicieron deCórdoba la capital de la cultura al propiciar el asentamiento de místicos, matemáticos, médicos, filósofos y poetas.
Este esplendor se vió empañado por las luchas entre la población que asumió tranquilamente la arabización, como muchas familias de la nobleza visigoda (los muladíes) y los sectores cristianos, sojuzgados por los mozárabes. Las disensiones se saldaron con la ejecución de muchos cristianos como San Eulogio o San Pelayo, que fueron martirizados.
El período de mayor pujanza económica, social y artística tuvo lugar durante el reinado de Abderramán III, quien convirtió a la ciudad en un califato independiente de Damasco. y la ciudad más floreciente, culta y poblada de Europa. Volvió a ampliar la mezquita, y la dotó de un patio con pórticos. Este esplendor comenzó su declive durante el reinado de su sucesor, un monarca débil, más aficionado al arte y la poesía que a las tareas de gobierno, quien dejó el poder en manos de su favorito, el temido Almanzor. Las contínuas guerras civiles acabaron con el Califato en el año 1013, dando lugar a la aparición de los reinos de taifas. Los beréberes, con la ayuda del monarca Sancho de Castilla, tomaron Medina Azahara, símbolo del poder califal, en el año 1010.
Durante los siglos XI y XII, Córdoba fue un reino taifa. Tomada por el rey de Sevilla, Motamid, comenzó una irremediable decadencia hasta su conquista por Fernando III el Santo.
El 29 de junio de 1236 Córdoba fue conquistada por Fernando III, el Sto. La población musulmana fue obligada a abandonar la ciudad.
El círculo íntimo del rey se repartió las tierras cordobesas dando origen a la formación de los señoríos oligárquicos.

La fuerte política centralista llevada a cabo por los Reyes Católicos hizo posible la picificación de la zona. Hijo de Córdoba era un personaje muy controvertido de la corte isabelina, D. Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán.
El reinado de los últimos Austrias supuso para la ciudad andaluza un proceso de disminución de su importancia económica y social.
El siglo XVIII, con el advenimiento de la dinastía borbónica, tampoco sacó a la ciudad de este gradual deterioro.
El siglo XIX supuso para Córdoba un momento de exaltación patriótica dada su activa participación durante la Guerra de la Independencia. A esta contienda, que terminó en una violenta represión se fueron sumando a lo largo del siglo las tremendas disputas entre absolutistas y liberales.
Será a mediados del siglo XX cuando la ciudad cambie su aspecto y comience a modernizarse y potenciar sus tradiciones populares.

En el concejo se dan cita tres culturas diferentes: pixuetos, marnuetos y vaqueiros. Los primeros, a los que ya hicimos mención, son los habitantes de la villa capital. Los marineros son agricultores de los valles y de la raza costera: la marina. Y por último los Vaqueiros de Alzada. Éstos viven en las brañas, Afirmaba Jovellanos sobre los Vaqueiros: «llámanse vaqueros porque se dedican a la cría de ganado vacuno, y de alzada porque su morada no es fija, sino que alzan sus vuelos con ganado y enseres.

En Morille, a principios de los años 50, emergió fuertemente la minería como consecuencia de la riqueza geológica de la zona. Morille se, sitúa en la llamada formación «Monterrubio», asociada a la edad precámbrica terminal perteneciente al complejo esquisto- grauvaquico, que es caracterizada por sus numerosos yacimientos estratiformes de scheelita en equistos biotítico- feldespáticos muy ricos en apatito o en bandas calcosilicadas.
Morille gozó de una sólida tradición cantera hace unos 100 años, cuando de veinte a veinticinco familias se dedicaban a ello.
Los canteros trabajaban a mano la piedra con palancas, porras con cuñas y picos, con la intención de obtener todo tipo de elementos: portadas de casas y ventanas, chimeneas, murillos, cruces del cementerio, ruedas de molinos, paredes de casas y prados, así como teselas para caminos.

Durante la Edad Moderna fue cuna de generaciones de maestros canteros, ensambladores, escultores, que trabajaron en numerosos proyectos a lo largo de toda la Corona española.
El patrimonio artístico del valle reúne varios ejemplos de la arquitectura de aquel tiempo. Entre ellos destacan la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, levantada entre los siglos XVII y XVIII, y un atractivo conjunto de residencias señoriales, entre las que se cuentan la casa de la familia Landeras, la casa del contador Villanueva Palacio, la llamada casa del Arco o la casa de Fol. También llama la atención la presencia de diversos elementos del camino de Santiago por la costa, entre ellos varias ermitas y las ruinas de un hospital de peregrinos.

Antigua estación de los monjes Hospitalarios, aún se conservan restos de una iglesia gótica. La actual parroquia del siglo XVIII, está bajo la advocación de San Pedro Apóstol.
Fue villa de señorío realengo. En su término poseyeron heredades el monasterio de Iranzu y la Orden Militar del Hospital de San Juan de Jerusalén. Esta Orden se comprometió en 1290 a no enajenar sus campesinos si no era al rey. Poseía la iglesia parroquial y se benefició de la cesión de parte del diezmo por parte del Obispo de Pamplona en el año 1351. Mañeru se libró del señorío de esta Orden Militar en el año 1555 al pagarse 800 ducados al convento del Crucifijo de Puente la Reina.

En este lugar hubo una encomienda de los Caballeros de la Orden de San Juan.

Lugo debe su origen a la política expansionista seguida por el Imperio Romano, en la época del emperador Augusto, para incorporar a la nómina de los territorios imperiales a los indómitos pobladores del noroeste peninsular. De este modo, Lugo nace en los años 13- 14 a C., con el nombre de «Lucus Augusti» aprovechando la existencia de un campamento militar instalado en torno al año 25. Dentro de la división administrativa romana, Lugo fue capital del Convento Jurídico Lucense, que integraba a la Gallaecia norte.
Tras la caída del Imperio Romano y el advenimiento de los reinos bárbaros, Lugo sufre durante la noche de Pascua del año 460 un sangriento acontecimiento tras el cual los suevos consiguen el dominio de la urbe tras el asesinato del gobernador. Bajo el poder de los suevos la ciudad se convirtió en un importante foco religioso, llegando a ser incluso la sede de los más famosos concilios religiosos de la época. El año 585 supuso el punto de inflexión en la historia del poder suevo que fue sustituido por la pujante dinastía visigoda.
El recambio histórico de los Imperios tuvo lugar a comienzos del siglo VIII cuando la ciudad fue tomada por sorpresa por un destacamento del ejército musulmán a las órdenes de Muza. La influencia musulmana en la ciudad fue realmente breve ya que en el año 740 el rey asturiano Alfonso I la reconquista,encomendando al obispo Odoario la repoblacióndel territorio. Los siglos medievales serán realmente duros para Lugo no sólo por los intermitentes ataques musulmanes, sino también por las propias divisiones internas cristalizadas en los conatos independentistas de la nobleza frente a la monarquía asturiana,(sublevación del conde Oveco) así como las luchas comunales contra el poder eclesiástico (revuelta de María Castaña a principios del siglo XV).El final de la época medieval y el inicio de la Edad Moderna con el advenimiento de los Reyes Católicos permitirá a la zona vivir una relativa calma, que se verá interrumpida en el siglo XIX durante la Guerra de la Independencia (1808) y las Guerras Carlistas.

Nardués es una pequeña aldea de perfil agrícola y ganadero, que se sitúa en la falda del puerto de Izco.

Tiene una gran historia, se sabe que ya había núcleos de población en el paleolítico y el neolítico. Han pasado muchas civilizaciones por esta población como los íberos, muestra de ello es el «Cerro de los Santos» yacimiento arqueológico que data de los siglos III y I a. de C. Entre las numerosos objetos encontrados en este yacimiento destaca el santuario ibérico y la Gran Dama Oferente, que es uno de los principales símbolos del arte ibérico, así como símbolo del municipio, al formar parte de su escudo.
También han pasado por Montealegre del Castillo otras grandes civilizaciones como la romana, que dejó «Los Arcos del Molino», la árabe que construyó el castillo y la cristiana con edificaciones como el «Santuario de Nuestra Señora de La Consolación» y la iglesia parroquial de Santiago Apóstol.
En 1707, durante el conflicto internacional de la Guerra de Sucesión Española, se produjo la Batalla de Almansa que provocó en la Villa una enorme desolación, siendo deforestados prácticamente todos los montes del municipio, siendo sucesivamente ocupado por los distintos ejércitos, lo que provocó su expolio y destrucción. Tras la batalla, hubo una gran hambruna y epidemias que diezmaron la población, que fue recuperándose a lo largo del siglo XVIII.
En el siglo XIX habría de producirse la «Redención del Onceno», ya que la villa de Montealegre del Castillo pertenecía al marqués de título homónimo. El 2 de enero de 1809 (en el contexto de la Guerra de Independencia), el municipio se sublevó para evitar que el marqués nombrara Justicia y Ayuntamiento, hecho que se vio favorecido por un decreto de 1811 por el que las Cortes abolían los señoríos jurisdiccionales. Con el regreso de Fernando VII volvería la situación anterior, hasta que a finales de siglo se produjo, gracias al Administrador del último marqués, José Bernabéu, se produjo la redención del onceno, adquiriendo los labradores la propiedad de las tierras.
En el siglo XX, la Guerra Civil (1936-1939), provocó grandes destrozos en la localidad. El municipio quedó en zona leal a la República, y pese a que no estuvo en línea de fuego sí que tuvo que soportar las nefastas consecuencias del conflicto. Tras el inicio de la guerra, el año 1936 sería el más horrible, al producirse el asesinato de varias decenas de personas por cuestiones ideológicas, así como el saqueo de algunas posesiones. Los templos fueron profanados y quemados, destruyéndose el altar y todas las imágenes de la Iglesia Parroquial y quemándose también la imagen de la Virgen de la Consolación, en el santuario, del cual sólo se pudo conservar la imagen de San Isidro Labrador.

Cascantes

De origen fenicio-ibero, ya que de esa cultura deriva su actual topónimo, en época musulmana Gádor tuvo un papel destacado tras convertirse en uno de los principales enclaves del antiguo Reino de Almería. Las ruinas de dos torres situadas a orillas opuestas del río Andarax dan fe del paso de los árabes por aquí. Con la expulsión de los moriscos en el siglo XVII devino la despoblación de la zona y el declive del municipio.
En su término municipal se encuentra también la fortaleza de Mondújar, además de vestigios romanos y bizantinos, varias necrópolis musulmanas e importantes restos de las culturas de la primera Edad de los Metales, como la Argárica y la de Los Millares. De los restos romanos hallados sobresalen los fragmentos de la estatua del Buen Pastor de Quiciliana, escultura paleocristiana, que se encuentra expuesta en el Museo de Almería.

La localidad de Alagón cuenta con unas fechas muy tempranas de poblamiento. El asentamiento más antiguo estudiado por los arqueólogos es la ciudad ibérica de Alaún. Esta localidad, la más oriental de todas las poblaciones vasconas, tuvo tanta importancia como para acuñar moneda; en las monedas que se han encontrado figuran inscripciones en alfabeto ibérico. Sus fértiles vegas eran trabajadas, ya en fechas tan tempranas, con el sistema de agricultura de regadío, tal y como consta en un documento del año 87 a C. conocido como «Broce de Contrebia», el cual relata un pleito entre las localidades de Alaun y Salluie por causa del trazado de una acequia, que en la actualidad se llama de la Almozara, es una de las acequias más antiguas de España y sigue en perfecto funcionamiento.
Durante la época romana, se conocía como Allabone y era una de las mansiones de la vía que se dirigía a Astorga por Tarazona, procedente de Zaragoza.
Del período de ocupación musulmana (714- 1118) se conservan en Alagón parte de las murallas y el alminar de la mezquita, hoy campanario de la Torre de San Pedro, amén de abundante toponimia.
Durante la Edad Media, Alagón también fue una localidad importante; en ella se celebraron Cortes Aragonesas. Fue centro cristiano de una zona agrícola, con abundante población mudéjar y con una importante aljama judía.

Es difícil recopilar datos sobre la historia de la localidad, pues la mayor parte de los archivos municipales antiguos han desaparecido hace ya muchos años. Existen no obstante dos teorías sobre el origen de nuestro pueblo y de su nombre.
El origen del pueblo de Aldea del Cano, que también se llamó Aldehuela, parece ser que se debe a los romanos, aposentados en aquellos lugares, cuando Octavio Augusto fundó Mérida. Aquí había una piedra milenaria que decía: «Trajano Cons II», que significa que siendo segunda vez Cónsul Trajano, se construyó o reparó la vía militar. Hay también dos inscripciones sepulcrales romanas.
Existe una teoría sobre su fundación muy extendida entre la población, que consiste en la existencia de una venta, llamada Venta del Cano , que servía de hospedaje a todos aquellos que venían por la Ruta de la Plata con destino al Norte, o bien al Sur. Alrededor de dicha venta, se fueron construyendo algunas casas debido a la cercanía de la venta con Cáceres y con Mérida.

Cultura

La bella ciudad de Granada, uno de los múltiples reinos de Taifas del mundo hispanomusulmán, nacidos a consecuencia del debilitamiento del poder califal, fue el último reducto islámico en la Península. Su época de mayor esplendor tuvo lugar entre los siglos XIII y XV, momento en el que encabezó el Reino Nazarí, convirtiéndose en una de las más hermosas y asombrosas ciudades de Occidente. Conquistada por los Reyes Católicos, éstos hicieron su entrada triunfal en la ciudad el día 2 de enero de 1492. La entrega de las llaves de la bella ciudad nazarí a los monarcas cristianos ha sido profusamente representada por los pintores historicistas del siglo XIX.

El Concejo es eminentemente pesquero, que llegó a tener la flota más importante de Asturias y una de las más importantes del cantábrico. Por otro lado, sobre todo en la zona de San Martín de Luiña, en el llamado valle o cuarto de las Luiñas, la actividad principal es la agricultura y, sobre todo, la ganadería, actualmente dirigida más a la producción de carne que a la producción de leche. No hay que olvidar la zona de las brañas, importantísima por ser la cuna de los “vaqueiros de alzada”.
Actualmente, el turismo es la actividad en la que se está implicando cada vez más la gente del Concejo. A los hoteles y restaurantes de solera en la zona, se les ha unido un buen número de nuevos establecimientos que pugnan noblemente por acoger a los visitantes que llegan al concejo.

Esta pequeña aldea gallega, perteneciente al Concejo de Santiago de Compostela, vive de una producción agrícola de autoconsumo y de los productos cárnicos y lácteos de su ganadería.

Fuencarral es una villa con origen antiguo. Se ha señalado en ocasiones el año de 1202 como momento en que ya existía, pero puede ser incluso anterior el asentamiento de esta población también se ha dado la fecha de 1375 como fundación. A pesar de que todas estas fechas hacen referencia a momentos de la historia real de la Villa, lo natural es que ya existiese en el s. XII.
Como nombre reconocido, “Fuencarral” es ya señalado en 1579, en época del rey Felipe II. En este lugar se hallaba una fuente donde paraban los carreteros para que abrevasen sus bestias, como al sitio donde paraban los carros se denominaba “carra”, de ahí el nombre de “Fuencarral”. La existencia de fuentes daba lugar a un asentamiento de población. A principios del s. XX, todavía existía esta fuente a la que se conocía con el nombre de “Fuente del Concejo” y estaba en el camino viejo de Alcobendas.
La “prosperidad” de Fuencarral va en ascenso desde el momento de su fundación. Es a mediados del s.XV cuando se encuentran datos de su población y nos hablan de “sesenta vezinos” en el momento en que fue arrasado durante las guerras entre los infantes de Aragón y Juan II.

Hermosa localidad de casas blasonadas y con importantes vestigios medievales (murallas, edificios, iglesias…). Destaca en la parte más alta del pueblo la iglesia de San Román, que conserva el primitivo edificio del siglo XIII. Una magnífica portada románica poli-lobulada, hace las delicias del visitante.
La iglesia de Santa Catalina de Alejandría, es también de comienzos del siglo XIII y a la salida se puede contemplar un puente de un solo ojo de base romana, parcialmente restaurado y que da acceso a un tramo de calzada romana.
Debido a su emplazamiento Cirauqui se eligió desde épocas tempranas como lugar de asentamiento. La historia de Cirauqui va unida a la romanización, el Camino de Santiago, el condado de Lerín y las guerras carlistas. Igual que toda la comarca, se encuentra profundamente romanizado desde los primeros tiempos de nuestra era como lo demuestra el puente medieval, conocido en el pueblo como el «puente caído», el tramo de calzada conservado y los abundantes restos de cerámica encontrados en los alrededores del despoblado de Urbe.

Poco o nada a destacar de esta pequeña localidad.

El embalse de Grandas de Salime, junto al pueblo de Vistalegre, es uno de los enclaves de mayor belleza de todo el concejo. El embalse, cuyo fin es el aprovechamiento hidroeléctrico, tiene una capacidad superior a 250 hectómetros cúbicos y un recorrido hasta la cola del embalse de 30 km, lo que lo hace especialmente atractivo, desde el punto de vista turístico, para la navegación.
Es apto para la navegación y la práctica de deportes náuticos.
La presa que retiene las aguas del río Navia se empezó a construir en el año 1946 y se inauguró en 1956. La historia de esta obra está narrada en el gran mural de magníficos relieves, de 64 metros cuadrados, que el pintor Joaquín Vaquero realizó para la sala de turbinas de la Central Hidroeléctrica. Dicha obra no está expuesta al público, es necesario pedir autorización por adelantado.
Bajo sus aguas se encuentran las casas del antiguo pueblo de Salime,casa a la vista, pero cuando disminuye el nivel del embalse resurge el pueblo sumergido.
La construcción del Embalse comienza a finales del año 1945,
El embalse afectó a una zona de 685 hectáreas, de las cuales muchas eran laderas no cultivables, pero, a pesar de todo, bajo las aguas del embalse quedó el pueblo de Salime, antigua capital del concejo, y una serie de aldeas y caseríos como Subsalime, San Feliz, Salcedo, Duade, Veiga Grande, Saborín y la Quintana, en la zona asturiana, y Riodeporto, Villaugín, Barqueiría, San Pedro de Ernes y Barcela, en la provincia de Lugo.
De las 685 hectáreas inundadas, 18.098 metros cuadrados eran fincas urbanas, 1.404 m2 de solares en ruina, 2.860 m2 de patios y corrales. Quedaron inundadas 1.995 fincas, con más de 3.000 parcelas, 25.360 árboles maderables, 13.800 frutales y 14.051 pies de vid y ocho puentes, cinco pequeñas iglesias, varias capillas y cinco cementerios. La valoración de estas zonas expropiadas fue del orden de 17 millones de pesetas de entonces.
En marzo de 1946 dieron comienzo los trabajos de preparación y apertura de accesos al lugar de emplazamiento de la obrade 554 m de longitud que facilitaban el transporte de materiales y personal desde lo alto de la Paicega al pie de las instalaciones con instalación motora, doble vía y vagonetas con freno de seguridad (uno de ellos tenía 348 m y un desnivel máximo del 49% y el otro 206 m y pendiente máxima del 95%) y 35 km de carretera.También se hizo necesario excavar un túnel de 250 m de longitud y 25 m2 de sección para facilitar el acceso de los camiones pesados a la central hodroeléctrica.
Se dotó a la obra de energía eléctrica, líneas telefónicas y, debido a las dificultades de acceso hasta el lugar se decidió construir un teleférico que saliendo del pueblo de Navia fuese capaz de transportar el tonelaje de clinker, yeso y otros materiales que por mar se recibiesen con destino a la obra. Fue el mayor de los teleféricos construidos en España y el más importante de Europa en su modalidad.
Este teleférico tenía 8 estaciones, la de salida situada en el puerto de Navia con muelles de atraque para barcos de hasta 150 Tm, dos grúas con pala de descargue, una para 90 y otra para 30 Tm/hora, cintas elevadoras, silos con capacidad para 3.500 Tm de clinker y tolvas con dispositivo de cargue de vagonetas por gravedad. La estación de llegada a obra, con sus tolvas y canaletas, permitía la distribución del clinker a los distintos silos que alimentaban los molinos.
Para desviar el curso del río para dejar seco su lecho en la zona de emplazamiento del muro de presa, se construyeron dos ataguías y un túnel que funcionase como cauce provisional. Este túnel se excavó en roca y se revistió con hormigón;
Todavía hoy día puede observarse el esfuerzo conjunto de todos los equipos que intervinieron en la construcción de una de las mayores y mejores obras de ingeniería de la España de los años cincuenta.

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A un kilómetro de la anterior aldea de Nardués, se encuentra Aldunate. Tiene un perfil parecido y su Iglesia Parroquial, que se encontraba en fase de ruina, se está reconstruyendo.

La Higuera nacio como una de tantas Ventas que aprovechaban el trasiego, tanto de personas como de animales, de las Cañadas Reales de la España de finales del siglo 18 y principios del 19. Su función era, como la de todas, acoger y dar posada a tantos y tantos pastores, ganaderos, caminantes etc que pasaban por el lugar. Siendo conocida por aquellos entonces como Venta Higuera, afirmando dichos ancianos que se llamo La Higuera por que en el lugar que se construyó dicha primera venta existían en aquellos entonces multitud de dichos arboles de higueras.
El lugar empezo a prosperar, en parte por la Cañada Real del SurEste que pasaba por el lugar y en parte por que se fueron instalando gentes que empezaron a trabajar las tierras de la zona. En base a ello cada labriego de entonces se fue construyendo su casa y con ello poco a poco Venta La Higuera paso de ganarse la vida del ganado, posadas, ventas etc a hacerlo de la tierra. Finalmente la trashumancia fue desapareciendo y las ventas reconstruyendose como casas de labriegos, y sus corrales aprovechados en la cría de ganado a pequeña escala.
Asi de forma paulatina y debido a la desaparición de las ventas, Venta La Higuera comenzó a perder su Venta y paso a denominarse unicamente La Higuera.

Los orígenes de Magallón se remontan a tiempos pre-romanos. En el s. I a.C. se llamaba “Caraues” y emitía moneda con esta ceca. En tiempos romanos aparece con el nombre de Caraví en el Itinerario XXVII de Antonino que describe la ruta de Caesaraugusta (Zaragoza) a Asturica (Astorga), situándola a 18 millas de Turiaso (Tarazona) y 36 de Caesaraugusta. De entonces quedan huellas como el Puente de Fornoles, sobre el río Huecha, un Azud y una torre vigía.
No quedan vestigios de la época visigoda mientras que abundan los de la ocupación musulmana, que duró del 714 al 1119, año en que fue reconquistada por Alfonso I, obligando a los moriscos a vivir extramuros en lo que se conoce como el barrio de la Morería hasta que en 1610 fueron expulsados definitivamente. De esta época se han descubierto los restos del importante cementerio musulmán de Quez, a pocos Km. de la villa.
Hasta 1492, también convivió en Magallón un importante grupo de judíos que ocupaban un barrio situado entre los actuales barrios del Calentejo y San Miguel, con sinagoga, baños públicos y hospital.
Fue en la época medieval cuando Magallón como pueblo alcanzó su máximo esplendor, construyéndose las iglesias de Santa María de la Huerta y la parroquial de San Lorenzo, así como algunas de las casas nobiliarias.
Se sabe que en 1243 Magallón ya era Villa. Posteriormente, en el año 1430, Alfonso V la incorpora a la corona como Villa Real. En esta época se construyó el castillo que sirvió de punto de defensa en la frontera de los territorios reconquistados y que tuvo una gran importancia en la guerra entre Pedro IV el Ceremonioso de Aragón y Pedro I el Cruel de Castilla , siendo destruido en el año 1369. De esta fortaleza sólo queda la torre del homenaje, constituida en campanario de la iglesia de San Lorenzo.

Santa Fe de Mondújar fue en tiempos árabes un arrabal perteneciente a Mondújar. Cuando fue conquistado por los Reyes Católicos recibió el nombre de Santa Fe. Algunas leyendas atribuyen esta nueva denominación al hecho de que los soberanos pernoctaran en esa alquería durante su viaje a Almería, siendo Isabel I de Castilla la que decidió que en el futuro se llamara así. Otros cronistas aseguran que fue Don Juan de Austria quien eligió ese topónimo cuando sumió el mando en la guerra de las Alpujarras.

A medida que los reinos cristianos iban dominando el territorio que hasta entonces estaba bajo el poder musulmán, iban construyendo edificios que sirvieran para consolidaran el control sobre la zona, tanto a nivel militar como político e ideológico. En los lugares en los que hubo mezquitas, edificaron iglesias.

Santa Fe por su parte es de fundación cristiana , y sustituye a Mondújar y Huéchar como centro poblacional para acoger a los nuevos repobladores en el año 1.573 , cuando tras las guerras moriscas quedan despoblados estos lugares La que había sido una pequeña alquería musulmana comienza a crecer alrededor de la torre nazarí , (construida entre los siglos XIII y XIV) , a la que muy pronto viene a añadirse otro edificio singular símbolo del nuevo poder religioso y político

Las referencias sobre el poblamiento más antiguo de la zona nos llevan a las épocas prerromana y romana. De todo ello, hay restos arqueológicos pertenecientes al yacimiento «Camino de los Moros», y los restos del «castellum» de una Villa Romana en las proximidades del municipio.
A lo largo de la primera mitad del siglo XV el lugar fue señorío, perteneciendo a distintos Señores.
Desde 1455 y hasta la desaparición de los señoríos en el siglo XIX, estuvo bajo el dominio de diversas familias de abolengo.
Durante la Guerra de La Independencia, Casta Álvarez, afincada en Cabañas, se convirtió en una heroína al intervenir en las luchas callejeras durante los momentos más críticos del asedio a la ciudad. Fue condecorada con el escudo de defensor a la patria. Está enterrada junto a Agustina de Aragón en la capilla de la Asunción del santuario de Nª Sra. del Portillo, en Zaragoza.
Desde 1830 se integró en el partido judicial de La Almunia de Doña Godina, y desde 1965 quedó integrado en el partido judicial de Zaragoza.
Tras el descalabro producido después la Guerra Civil, durante los años 50 y 60 Cabañas de Ebro experimenta un desarrollo interno en todos los aspectos.

Los orígenes de Casar de Cáceres son aún hoy desconocidos. Lo que sí sabemos es que la zona que hoy ocupa estuvo poblada desde épocas muy antiguas.
Casar de Cáceres, como muchos de los municipios de la geografía española, ha sido testigo de numerosas culturas. Pero quizá la primera cultura que marcó el devenir de la población casareña fue la romana, pues la conocida calzada (iter ab Emerita Asturicam) atraviesa la población; este mismo camino sería Cañada Real Soriano-Occidental, Camino Real de Santiago después y actualmente Calle Larga eje que vertebra el plano urbanístico de la población.
La población despide a los numerosos peregrinos con la ermita del Apóstol y a pocos metros de ella comenzamos a ver los restos de la Calzada que aparecerá más o menos visible y conservada hasta el límite municipal.
El otro momento histórico importante para el Casar nos lleva al Siglo XIII (año 1291) cuando el rey Sancho IV concede a la población de Casar de Cáceres un Privilegio Rodado por el cual concede unas tierras en propiedad para uso de los lugareños y según este privilegio nadie pudiera adehesar en media legua de terreno alrededor de la población

Cultura

Se desconoce a ciencia cierta el origen histórico de esta localidad, aunque la tesis más aceptada por los historiadores es situarlo en época romana. De hecho, su propio nombre avala esta teoría. Maracena sería una «villae», es decir, una gran propiedad agraria. Estas inmensas propiedades rurales eran denominadas con el nombre de su dueño. Tal vez, el propietario de esta finca se llamase Maratius. El periodista granadino Emilio Morales, profundo conocedor de la historia de Maracena, apuesta por un nombre totalmente distinto :»Villae Martiana». No es descabellada la apuesta si se tiene en cuenta la evolución fonética de la palabra en época árabe. La importancia social y económica de Maracena durante la ocupación musulmana queda demostrada por hallazagos arqueológicos como una piedra de molino de aceite, perteneciente a siglo II d.C.
Tras la profunda crisis sufrida por el Imperio Romano y su subsiguiente desaparición, el poder político fue ocupado por el reino visigodo, bastante parco en restos arqueológicos.
El año 711 supuso un punto de inflexión en la historia de la Península con la llegada de pueblos árabes y del Norte de África. Esta invasión haría de Maracena un importante núcleo de población en los años inmediatamente posteriores, gracias a la poderosa familia de los Muharibíes, procedentes del norte de la península arábiga. Uno de los descendientes de este poderoso clan, Sawar ibn Handum Al Muharibí, ordenó fortificar Qastilya, una antigua fortaleza romana situada en el monte de la Sabika. Este sería el embrión de las futuras Torres Bermejas y la Alcazaba.
Maracena, rebautizada como Al Qaryat Marasäna, fue durante este período una explotación agraria, que fue evolucionando hasta convertirse en una pequeña población.
Sería en el siglo XI, de la mano de Muhammad ibn Malik Al Tygnarí, autor de un tratado agrónomo, cuando Maracena experimente una época de singular prosperidad que finalizará en el siglo XV. Esta tranquilidad se veía interrumpida por las incursiones cristianas, de las cuales la más famosa es la protagonizada por el monarca aragonés Alfonso I, apodado El Batallador, quien en el año 1126 arrasó la localidad. Igualmente sufriría las iras de los Reyes Católicos que ordenaron quemar todas las torres vigía de la Vega y los núcleos vecinos. Se conoce documentalmente la existencia de un monasterio de monjes guerreros, los famosos «mujaidines». Estos cenobios recibían el nombre de «Ribat», que en castellano evolucionaría hasta el término «rápita».
A principios del siglo XV, en 1431, los monarcas castellanos y aragonés dominaban la Península Ibérica, salvo el Reino de Granada que se extendía por las actuales provincias de Granada, Málaga, Almería y parte de las de Cádiz, Jaén y Murcia. El monarca castellano Juan II y su favorito Don Álvaro de Luna decidieron cercar al reino nazarí para poder finalizar el largo proceso de reconquista de territorios musulmanes. De esta época data la tristemente famosa «Batalla de la Higueruela». En Maracena establecieron los monarcas cristianos su campamento. A pesar de tanta muerte, los cristianos no consiguieron entrar en Granada hasta el día 2 de enero de 1492 durante el reinado de los Reyes Católicos.
Durante los siglos XVI y XVII, en Maracena los moriscos asistían impotentes a la expropiación de sus tierras, entregadas a los nuevos pobladores cristianos.
Los templos cristianos sustituyeron a las mezquitas musulmanas. De este momento es la Iglesia de la Encarnación realizada en estilo mudéjar.
Durante los siglos XVI y XVII la población de Maracena aumenta progresivamente. Desde el punto de vista jurisdiccional pertenece a Granada.
Durante el siglo XVII, Maracena es una población eminentemente agrícola, especializada en el cultivo de la vid. Los jinetes del Apocalipsis visitarán a la población en forma de epidemias y plagas en las vides.
El siglo XIX aparece con los Procesos Desamortizadores de los bienes de la Iglesia y la nobleza, las famosas «manos muertas». Lejos de dar lugar al justo reparto de tierras, pretendido con tan desafortunada medida, el resultado será el nacimiento de una nueva clase social : los ricos terratenientes andaluces, la nueva burguesía de Maracena.
Las sucesivas oleadas de plagas en las vides, como la temida filoxera, dejarán en la ruina a muchos trabajadores del campo que tendrán que optar por la emigración más allá del océano Atlántico. Los maraceneros serán algunos de los famosos indianos enriquecidos en Argentina y Venezuela.
El final de este difícil siglo decimonónico dará a luz a algunos aspectos positivos como la aparición de un nuevo urbanismo.
El siglo XX será para Maracena «el siglo del Tabaco». Se crea la Fábrica del Tabaco y crece el trabajo en el sector de la construcción. Pero este siglo también trae consigo La Guerra Civil y la postguerra que afectaron de manera especialmente dramática a Maracena, marcada por la ideología notoriamente izquierdista de su numerosa población obrera. La represión política, lejos de amilanarlos, puso de relieve el fuerte carácter luchador y progresista de su población.
Hoy día Maracena es una pequeña ciudad que sigue mostrando orgullosa su no tan lejano pasado rural.

Forma parte del Concejo de Valdes y comparte un paisaje incomparable de mar, rio y valle con pueblos de la comarca de Valdes y Cudillero, como Luarca «La villa blanca» o Cudillero.
La dependencia mayoritaria, en otros tiempos, del sector agrícola-ganadero, ha conformado una morfología de indiscutibles rasgos rurales.
La existencia actual de 95 hórreos o paneras (edificación rural típica asturiana), la adaptación vial a las tierras de labor y al minifundismo característico de la zona, la discontinuidad edificatoria dentro del núcleo y la pervivencia mayoritaria de edificaciones de tipología rural, definen matices culturales, paisajísticos y modo de vida incompatibles con las propuestas urbanísticas y tipológicas del Plan Urbanístico.

La economía se basa primordialmente en la agricultura y la ganadería, con predominio del minifundismo, origen, en el pasado, de las ferias y mercados de la villa, todavía de plena actualidad y cuyas fechas son los días 6 y 22 de cada mes.
En cuanto al sector industrial, la industria característica de todo el municipio es la panadera, el llamado «Pan de Cea», todo él artesanal y garante de la supervivencia de los hornos tradicionales, que conservan intactos los usos y constumbres del pasado.
El pan ha propiciado la aparcición de una fiesta gastronómica, celebrada el primer domingo de julio.
Cea, pueblo jacobeo, por el que pasa la Vía de la Plata, cuenta con un precioso albergue en un hórreo. Sus habitantes, concienciados con la importancia del Camino de Santiago, han señalizado su localidad con numerosas flechas amarillas para comodidad de los peregrinos.
Los vecinos de Cea son gente tranquila, que desconoce el frenético ritmo de vida de las ciudades y conserva la costumbre de pararse a charlar en las calles. Esta tranquilidad se contagia al caminante quien, paseando por sus calles, recupera la paz perdida durante el año.

Es una población creada a comienzos de los 70, y se segregó del municipio de Colmenar Viejo el 21 de marzo de 1991, pasando a ser el municipio número 179 de la Comunidad de Madrid. Los habitantes de la Ciudad de Tres Cantos se denominan «tricantinos». La urbanización Soto de Viñuelas es anterior al núcleo urbano, antes llamada Colonia Valdecastellanos.

Se desconoce a ciencia cierta los origenes del pueblo,lo unico cierto es que en el año 1700 aproximadamente una riada lo destruyo completamente en su antiguo emplazamiento a la orilla del rio Jerga siendo reconstruido en su actual emplazamiento
La iglesia parroquial, con la característica espadaña, está dedicada a San Esteban y se construyó en el siglo XVIII.

Triacastela, «Los tres Castillos», de los que nada queda ni apenas se sabe. Algunos estudiosos señalan que el significado es: «hacia Castilla». Los primeros documentos que se conocen de esta villa corresponden al siglo X, durante el reinado de Alfonso IX.
Su iglesia parroquial de Santiago es del XVIII, reconstrucción de otra anterior mucho más antigua de hechura románica, que se halla a pie del Camino.
Muchos han sido los peregrinos que han utilizado la Villa para pernoctar o reponer fuerzas, algunos muy ilustres: Los Reyes Católicos, el 15 de septiembre de 1486; el Emperador Carlos, el 22 de Marzo de 1520; Felipe II, paso por esta localidad, camino de Galicia y de Inglaterra, para contraer matrimonio con María Tudor.
Hubo varios hospitales de peregrinos, siendo el más importante el que se cita como «espital del Señor San Pedro». En las dependencias de uno de ellos, que dicen que fue cárcel de peregrinos revoltosos, aún se pueden ver los «grafittis» de los reos.

La historia de Padrón se encuentra íntimamente ligada a la trayectoria histórica de su vecina Iria Flavia, gran ciudad romana, en la época en la cual, según la tradición jacobea, arribó a estas costas gallegas el cuerpo del Apóstol Santiago tras su martirio en la ciudad de Jerusalén. Siempre según la misma piadosa tradición, la barca que lo portaba atracó en el río Sar y fue amarrada a una piedra, o pedrón. De ahí el nombre de la nueva población. Este pedrón era un ara romana que se conserva y expone bajo el altar de la iglesia parroquial de Santiago de Padrón.
Padrón está vinculado a importantes figuras de la literatura gallega, como Macías el Enamorado, Juan Rodríguez de Padrón, Camilo José Cela o Rosalía de Castrocuya casa, llamada «A Matanza» donde vivió sus últimos años y murió, y convertida hoy en museo, se encuentra en las afueras del pueblo.

Como parte del Concello de Teo, la parroquia de Rúa de Francos tuvo que hacer frente en numerosas ocasiones a las invasiones normandas, vikingas y sarracenas. La peor de todas fue la invasión vikinga del año 968, recogida por el Cronicón Iriense, en la cual fue tomada al asalto por una expedición de más de cien naves, al mando del caudillo Guderedo. Los habitantes intentaron defenderse con su arzobispo Sisenando al frente. El encontronazo fue brutal. En la batalla perecieron el arzobispo y numeroso vecinos.

Atarfe, poblada desde el Neolítico, conserva, además, la herencia de sus pobladores prerromanos, romanos, visigodos y musulmanes. La suma de todas estas culturas tan diferentes entre sí la ha dotado de una peculiar personalidad y ha proporcionado innumerables y preciados vestigios arqueológicos para el estudio de su Historia. Atarfe es protagonista involuntaria de las controversias entre historiadores sobre el origen de la antigua Ilíberis. Frente a los partidarios de localizarla en el Albaicín, parte de los investigadores actuales prefieren situarla en Atarfe, a los pies de la Sierra Elvira. Las excavaciones arqueológicas dirán quién tiene razón.
Lo que no ofrece ningún género de dudas es su existencia durante el Califato Cordobés, momento en el que se la conocía con el nombre de Elvira y era a la sazón capital de la Cora del mismo nombre.
La importancia de Atarfe-Elvira decae con el traslado de la Corte a Granada en el siglo XI.
El origen del nombre se encuentra en la derivación del vocablo “ar-tarf” cuyo significado es el de «límite». Límite era Atarfe, ya que estaba situada en los arrabales de la magnífica ciudad de Elvira.

Fue lugar de la jurisdicción de Chinchilla y perteneció al marquesado de Villena y a la Corona desde los tiempos de los Reyes Católicos, logrando su autonomía municipal a mediados del siglo XIX.

Sus orígenes se remontan a la Celtiberia, donde la población de Bursau, que se situaba junto a las ruinas del castillo, ya emitía moneda con este nombre.
Con la ocupación romana se desarrolló como núcleo de población y en el s. VIII, con la ocupación musulmana, tuvo gran auge, llamándose entonces Burya, que significaba torre o torreón en árabe.
Reconquistada en el s. XII por los cristianos, llegó a su máximo esplendor en los siglos XV y XVI. En 1438 fue nombrada ciudad por Alfonso V de Aragón.
Aún se conservan restos de la antigua judería en la parte vieja de esta ciudad que se fue extendiendo por el llano a partir del s. XVII, fundándose numerosos conventos, de Clarisas, Concepcionistas, Capuchinos, Agustinos y Dominicos que se sumaron al más antiguo de los Franciscanos.
Tras una época de penurias que comenzó con el saqueo de la ciudad en 1706 en la Guerra de Sucesión y culminó tras la Guerra de la Independencia, Borja volvió a repuntar con una importante industria del vino que llegaba a todos los mercados europeos.
En la actualidad su economía se sigue basando en la agricultura, particularmente en la del vino que cuenta con su propia denominación de origen “Campo de Borja”
El peregrino que llega a Borja puede disfrutar de la visita de numerosos puntos de interés, entre los que destacan la Colegiata, el Castillo, el Ayuntamiento y la iglesia de San Miguel.

A mediados del siglo XIX, P. Madoz se refiere a esta vía de comunicación y a una venta junto a la misma, a la entrada del término, que fue el origen de este conjunto edificatorio.
Según información aportada por los propietarios, Bernardo Bueso García, de familia hidalga de Fondón y villas comarcanas, que había hecho fortuna con las explotaciones mineras de la sierra de Gádor, adquirió la venta hacia 1853 y diversas fincas rústicas en los alrededores, engrosándolas hasta llegar a reunir una de las mayores propiedades del municipio, con una amplia diversidad de aprovechamientos tierras de labor de secano, regadíos, viñas y olivar. Residió en principio en un pequeño cortijo al otro lado del camino frente a la venta y, después, en un cortijo cueva de los que aún se observa en la margen opuesta de la rambla. Más tarde, amplió la construcción de la venta, dotándola de zonas de habitación y de labor, al tiempo que se multiplicaban los pequeños cortijos dispersos por la propiedad y otras instalaciones. Así, en una inscripción en la capilla se lee: Fundaron y costearon esta ermita los propietarios de esta casería D. Bernardo Bueso García y su esposa Dª Mª Josefa Rivas Mora, año 1860; y en una placa de mármol sobre la entrada a la vivienda principal: Casería rural de D. Bernardo Bueso, aprobada en 1872, fecha indicativa de la sustancial ampliación de la venta, a la que se añadió una planta, configurándose lo esencial de la obra que se ha conservado.

Alcalá de Ebro está situada en un pequeño montículo sobre el río Ebro. En esta villa es donde Cervantes ubicó, en un pasaje del Quijote, la famosa INSULA BARATARIA, regalo que Don Quijote hace a su fiel escudero Sancho Panza, para que gobernara en ella. Cuando el río crece aísla por completo el referido promontorio, convirtiéndolo, realmente, en una “Ínsula”. Un monumento a tan singular personaje, conmemora el referido pasaje cervantino.
Literatura aparte, los primeros datos históricos documentados sobre esta localidad son los que se refieren al castillo, de origen musulmán, que a orillas del Ebro se integraba dentro del sistema defensivo de la ciudad de Zaragoza.
Tras la conquista de la ciudad de Zaragoza en 1118, el castillo pasó a manos de los nobles que apoyaron al monarca en la reconquista del lugar, y por lo tanto, se formaron los primeros señoríos de la zona.
Sus primeros señores fueron Los Luna y Los Quesada, más tarde, por medio de la política matrimonial de aquella época, pasaría a la casa de los Duques de Villahermosa, instalada en la Villa de Pedrola, hasta la abolición de los señoríos en 1833.

La ocupación humana de esta ciudad se remonta al Paleolítico Superior como lo demuestran los restos de la Gruta de Maltravieso. Su carácter urbano se remonta a época romana al ser fundada en el año 34 a.C. por el Procónsul romano Cayo Norbano Flaco con el nombre de Norbensis Caesarina. De esta época se conservan aún fragmentos de muralla.
Durante la dominación árabe se convertirá en un importante enclave estratégico, sobre todo durante el dominio almohade, quienes construirán una cerca, un alcázar y una mezquita. De todo ello sólo se conserva un aljibe que formaba parte del Alcázar.
Tras su reconquista por los cristianos, se convierte en la cuna de la todopoderosa Orden Militar de Santiago y alcanza el título de villa de Realengo, lo cual incentivó el asentamiento de varias familias nobles originarias del norte de la Península. A ellas debemos la mayor parte de la riqueza artística de la ciudad.

Cultura

El interior del concejo es abrupto y de complicado relieve ofreciendo un marcado contraste entre la montaña y la costa que le confiere un especial atractivo. Este encanto natural, unido a la hospitalidad de sus gentes y el ambiente abierto y festivo, han convertido al concejo en uno de los enclaves más bellos de Asturias. Las principales carreteras para acceder a este municipio son, la N-632, conocida como la carretera de la costa, y la N-634 que lo comunica con Galicia. Tambien es posible llegar a Valdés en tren y por mar, ya que el puerto de Luarca presenta unas óptimas condiciones para el atraque de embarcaciones de recreo.

Si desea conocer el pasado histórico de este concejo pontevedrés, pinche en resumen histórico

El entorno natural de la sierra está poblado por una fauna integrada por la jabalíes y corzos fundamentalmente. La riqueza y variedad de la avifauna es enorme tanto en aves de pequeño tamaño como en animales de gran envergadura como las águilas y los buitres leonados.
En cuanto al núcleo humano hay que señalar su carácter de zona de paso entre Segovia y la submeseta sur, hecho que le llevó a estar ligado hasta el siglo XIII a esta ciudad castellana. Fernando III en 1.247 la tomó bajo su protección formando el «Real de Manzanares» para crear un monte que pudiera ser aprovechado por sus pobladores. Más tarde, quedaría bajo el dominio de la familia Hurtado de Mendoza.
Según los datos que figuran en el Catastro del Marqués de La Ensenada, en el 1751 Cercedilla tenía una población aproximada de170 vecinos, que se dedicaban al campo y bosques. Es curioso que en ese año Cercedilla contaba con un cirujano y un boticario, lo que no era tan frecuente.

Población con mucha hospitalidad y centro de acogida a los peregrinos que en ella existió.
Una sencilla iglesia de piedra, como todas las casas de la zona, con unos pequeños soportales y la espadaña que la caracteriza, da al lugar un entrañable aire medieval.

Samos es una pequeña localidad, emplazada en un pequeño y angosto Valle, a la derecha del río Ouribio, que nace y crece a la vera del Monasterio, cuya fundación parte de la más alta Edad Media y que se atribuye a San Martín Dumiense, allá por el siglo VI. El monasterio es una inmensa mole realmente impresionante, posee dos magníficos claustros, construidos en el siglo XVI, el llamado «principal», que corresponde al más pequeño y el «grande» de líneas clasicistas y cuyo tamaño alcanza los 54 metros de lado.
La Iglesia es monumental, su construcción se inició en el año 1733, bajo la dirección del maestro Juan Vázquez. Resulta espectacular su gran fachada occidental.
A lo largo de la historia, este Monasterio, que por decisión de los Reyes Católicos se afilió en la Congregación de San Benito de Valladolid, ha superado toda clase de vicisitudes: incendios, desamortización, etc., para seguir siendo un lugar de gran relevancia artística, con una historia inacabable y de una grandiosidad y belleza sobrecogedora.

En este valle se han descubierto desde mediados del siglo XIX un buen número de yacimientos en cuevas que testifican la existencia de poblamiento desde el Paleolítico. Las primeras referencias escritas sobre la existencia de iglesias y núcleos de población, datan de poco antes del año 1000.
Piélagos fue el primero de los valles en recurrir a la vía del derecho para emanciparse de la jurisdicción de señorío, entablando el denominado Pleito Viejo hacia 1430. Dicho litigio se prolongó a lo largo de siglo y medio y supuso el antecedente del conocido como Pleito de los Valles, que culminó con una sentencia de revisión, en 1581, que afectó a diversos valles, entre ellos el de Piélagos.
Con el advenimiento del régimen constitucional (1820-1823), el Valle de Piélagos se dividió en los ayuntamientos de Arce y Piélagos para pasar a fusionarse definitivamente en 1835 en un solo municipio.

Pequeña localidad que ofrece dos partes monumentales, una a la entrada con una preciosa ermita y a la salida la Iglesia parroquial de la Asunción que despide al peregrino.

Los datos arqueológicos hallados han permitido conocer que este territorio fue tempranamente habitado por el hombre, ya en la Prehistoria. Igualmente se han encontrado vestigios de su poblamiento en época romana y, por supuesto, durante la invasión musulmana. La continuidad de esta habitación se debe sin duda a la proximidad del Cubillas, que abastecería del agua necesaria para la vida a los diferentes grupos humanos que a lo largo del tiempo decidieron quedarse en estas tierras.
Su primer nombre fue Pont-Binox, el Puente de los Pinos; más tarde se conocería como Pinos de la Puente. Desde 1841 pasaría a llamarse Pinos Puente. Es municipio desde 1772 y en 1928 el rey Alfonso XIII les concedió, por medio de un Real Decreto, el preciado título de ciudad.

Si desea conocer el pasado histórico de este concejo gallego, pinche en historia del Concejo de Lalín y sus poblaciones

En el siglo XIV formó parte del marquesado de Villena. Juan II (padre de Enrique IV e Isabel la Católica) la incorporó a la Corona de Castilla. Durante este reinado el infante Enrique de Aragón maestre de la Orden de Santiago intenta apoderarse del Señorío de Villena, apenas lo consigue durante un año, Ésta es entregada como dote por Juan II a su hermana doña Catalina, esposa del Infante Don Enrique.
De los conflictos entre la Corona y los Infantes de Aragón, aliados con el Rey de Navarra, surge un nuevo poder: el de Diego López de Pacheco, que llegará a ser favorito de Enrique IV y marqués de Villena. Él recompone la unidad territorial del Marquesado bajo su dominio, y en el siglo XV sus habitantes quedaron divididos ideológicamente: unos se mostraron partidarios de la reina Isabel y otros a favor de Juana la Beltraneja y de don Diego López de Pacheco, marques de Villena. Su poder dura hasta la guerra entre los partidarios de ambos.

Los datos más antiguos con los que contamos sitúan a El Buste como dependiente de Tarazona en 1382. De antes es su iglesia románica, dedicada a la Purísima Concepción, datada en el s. XIII, con importantes reformas en el s. XVII.
Su economía está basada en la producción vinícola. Sus vinos están amparados por la Denominación de Origen «Campo de Borja».

Marchal, conocida como «La Perla del Alhama» por el escritor Carlos Asenjo, proviene de la palabra árabe «almarch» que significa vega o campo que se labra, campo raso como vega, vega o tierra baja como pradera. También fue llamada así en el repartimiento de 1504 al igual que Mármol en 1514. Para Barcia (Diccionario general etimológico de la Lengua española, Madrid 1880-83) el término almarcha viene del árabe al-mardj, que significa prado, nombre de origen persa.
El pueblo está situado al pie de una antigua necrópolis prehistórica utilizada hacia el S.V d.C. por comunidades de monjes, haciendo de ellas una especie de monasterio.
En su término municipal existen restos de época romana, aunque el origen del municipio fue una cortijada medieval del período de la dominación musulmana. Numerosos restos arqueológicos situados en la zona atestiguan el asentamiento de civilizaciones prehistóricas. Debido a su situación cerca de la vía a Granada desde Acci, al ser zona de paso de los musulmanes hacia Almería sufrió muchos enfrentamientos bélicos y operaciones de hostigamiento durante siglos hasta su conquista a finales del S. XV.
En 1489 con la capitulación del Reino del Zagal, el pueblo pasó al poder de Castilla y fue uno de los lugares con mayor número de moros y moriscos debido a que estas tierras del río Alhama se les otorgaron a los moriscos como bienes comunes.
Tras la rebelión de los moriscos durante los años 1568-70 y derrotados por D. Juan de Austria (hermanastro del rey Felipe II), éstos fueron expulsados a Castilla y estas tierras fueron repobladas por cristianos viejos. Después, bajo el reinado de Felipe IV, fue vendido el pueblo y sus tierras a diferentes familias nobles para sufragar los gastos de las numerosas guerras de su reinado.
En el apeo de 31 octubre de 1571, el Marchal del río Alhama (así lo nombra) «está puesto é edificado en una ladera á la solana, debajo de una torrentera y cerca del río Alhama. Tiene casi en el comedio del dicho lugar, una iglesia nueva y sana con campanario, y con dos campanas en una torre con su caracol».

Luceni es otra localidad situada en plena depresión del Ebro, en la gran llanura por donde corren las aguas del Canal Imperial y del propio río.Perteneció hasta el siglo XV a la poderosísima familia de los Luna; desde el año 1433 pasó a ser propiedad de la familia de los Reus y posteriormente a los Condes de Fuenclara. Estos donaron a la localidad la reliquia de una Santa Espina, venerada en la parroquia.
Su iglesia parroquial, del siglo XIII, está dedicada a la Virgen de la Candelaria y es de estilo gótico. En su interior destaca un Cristo yaciente del siglo XVII y un bonito retablo gótico del siglo XV, con relieves de alabastro policromados.

Propiedad de Los Templarios, fue fundada con el nombre de Cañaveral de Alconétar en el siglo XVI, pasando a llamarse posteriormente Cañaveral de Las Limas. Desde época romana era una población de paso obligado por encontrarse en la Ruta de la Plata.
Su red de postas y sus numerosas posadas le convirtieron en un punto principal en el mundo de la arriería y la ganadería trashumante.
Se trata de un pueblo de forma irregular. Su núcleo urbano se concentra en torno a la Plaza, en la que algunas viviendas disponen de soportales de arcos de medio punto. Entre las notas que definen la personalidad arquitectónica de la población es preciso referirse al voluminoso tamaño de las chimeneas.

Si desea conocer el pasado histórico de este concejo pontevedrés y sus núcleos de población, pinche en historia del Concejo de Lalín y sus poblaciones

En el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, figuraba como villa del Partido de Aranda en la Intendencia de Burgos, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del Alcalde Ordinario, nombrado por Don Francisco de Marichalar y don Alfonso de Avellaneda. Contaba entonces con 97 habitantes.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja que en el censo de 1842 contaba con 22 hogares y 68 vecinos, para posteriormente integrarse en Alcubilla de Avellaneda.

La riqueza cultural y etnográfica se manifiesta en cada rincón del concejo, siendo un lugar ideal para dejar volar nuestra imaginación y pensar cómo vivieron nuestros antepasados.
De entre el patrimonio cultural del concejo cabe destacar los castros de Coaña y Mohías, el palacio de Mohías, los típicos caseríos dispersos por su geografía que suelen conservar a su lado edificaciones campesinas (hórreos, paneras y cabazos), las casas de indianos, las capillas, las iglesias y los humilladeros.

La presencia de la cultura prerromana en el municipio se hace evidente por los restos de las construcciones castrexas que se conservan en Bóveda y en le monte Padreda. En este último, aparecieron una serie de lápidas de carácter funerario que parecen demostrar que estos asentamientos, eran también lugares de residencia estable.
Son pocos los restos que se conservan de la presencia romana en este terriotiro, probablemente debido a que las incursiones romanas en esta primera fase de conquista tenían un carácter más de exploración o pillaje que de asentamiento propiamente dicho.
Remontándonos a la historia más reciente, la mayor parte de las feligresías que componían el antiguo término municipal de Vilar de Barrio, estuvieron sometidas al poder de grandes casas señoriales y de la iglesia que ejercían jurisdicción sobre los veninos del lugar y, al mismo tiempo, cobraban sus impuestos.

Hace muchos siglos Zamarramala fue «encomienda» de la Orden de Malta y anteriormente de la Orden de los Caballeros Templarios, vestigios de esta época son la Iglesia de la Vera Cruz, El Lignum Crucis y algunas tallas románicas.
Posteriormente fue arrabal de la ciudad de Segovia y más tarde pueblo con ayuntamiento propio.
La relación de Zamarramala con la época de ocupación árabe de la península también se ve reflejada en la leyenda, según la cual, las zamarriegas conquistaron el Alcázar de Segovia.
Algún servicio importante debieron prestar los zamarriegos a los Reyes de Castilla para que estos les confiaran la guardia y custodia del Alcázar, concediéndoles fueros y privilegios al pueblo de Zamarramala. Los habitantes de Zamarramala estaban exentos de quintas, contribuciones y de prestar alojamientos cuando la Corte Castellana se trasladaba al Alcázar.

Localidad donde se pueden ver las primeras «casas teitadas», conservadas con cubiertas de paja de centeno y retama. En la calle principal la iglesia dedicada a Santiago y una capilla con el Cristo de los Peregrinos, donde las leyendas cuentan que celebraba misa el mismísimo Apóstol Santiago.

Ciudad moderna desarrollada a lo largo del Camino como tantas otras y bien dotada de servicios. Arzúa es la cuna del queso con denominación de origen Arzúa Ulloa, uno de los más representativos de Galicia.
Conserva, en un lamentable estado de ruina, el antiguo convento de la Magdalena, fundación Agustina del siglo XIV, que mantuvo un hospital o alberguería para peregrinos pobres.
La iglesia parroquial está dedicada a Santiago y en As Barrosas se levanta una capilla dedicada a San Lázaro, que recuerda un antiguo hospital.
Son abundantes rastros de los pueblos prehistóricos dejaron en nuestro condado. Eran las sociedades de cazadores y recolectores que entre 3500 y 1500 aC se desarrolló la cultura megalítica. Tenían como un elemento arquitectónico fundamental de su civilización o las momias medorras, monumentos funerarios que indican la existencia de una organización y las creencias religiosas.
En Arzúa hay catalogados más de treinta de estas construcciones.
Con los años, estas poblaciones probablemente pastores, comenzaron a practicar la agricultura rudimentaria y cada vez más sociable.

El hombre prehistórico dejó importantes señales de su paso por esta tierra en gran número de cuevas del concejo, como Balmori, La Riera, Arnero, Trescalabres, Cuetu de La Mina y Cuetu de Lledías, sobre todo en Balmori. La joya de la arqueología astur es una cueva próxima a Posada conocida como «Tempranas», totalmente sellada hasta ahora y descubierta casualmente en los primeros meses del año 2001.Parece que podría encuadrarse en el Paleolítico Superior. Para los arqueólogos el descubrimiento es extraordinariamente importante por la dificultad de hallar huellas humanas de tanta antigüedad y la escasez de cuevas que las conservan. La gruta tiene 300 metros de galerías en dos niveles, con salas de estalactitas y estalagmitas de casi 3 m de altura y otros espacios de difícil tránsito..
El Neolítico, aporta los túmulos de la sierra plana de La Borbolla, y, en un peñasco prominente del extremo noroccidental de la misma, muy cercano a Puertas de Vidiago, el famoso Ídolo de Peña Tú, declarado Monumento Nacional en 1924, única muestra del Norte de España en pinturas y grabados prehistóricos en el exterior. El conjunto de Peña Tú, fechado en torno al año 1500 antes de Cristo, es un monumento de probable carácter funerario.
Ocupado en época romana por la tribu cántabra de los orgenomescos, en territorio llanisco no se ha localizado ningún castro correspondiente al periodo de la conquista llevada a cabo por los romanos entre el 27 y el 19 antes de Cristo. A pesar de todo, la romanización local ha legado testimonios epigráficos en la lápida dedicada a los dioses Manes, hallada en Lledías, y la estela de Acuana, descubierta en Torrevega, ambas alusivas a los orgenomescos. Una vez conquistado el territorio pasó a pertenecer, administrativamente, al Conventus Cluniense, con capital en Clunia, hoy Coruña del Conde en Burgos.
La Edad Media es un periodo muy poco conocido debido a la escasez de fuentes escritas. Pero de mayor importancia fue la fundación de la villa de Llanes, sobre un lugar sin habitación anterior a la que, tal vez en 1228, el rey leonés Alfonso IX (1188-1230) le otorga una carta de población o carta puebla. Hacia 1270, Alfonso X (1252-1284) aumenta sus derechos con la concesión del Fuero de Benavente, confirmado definitivamente en 1333 por Alfonso XI. Ya para entonces era un importante centro comercial del oriente asturiano. Esta riqueza se debió en gran medida a la ruta costera del Camino de Santiago.
A finales del siglo XV, la actividad comercial parece recuperarse. La época de esplendor tiene lugar en el siglo XVI; Llanes se especializa en la captura de la ballena.
Durante el siglo XVI, la población de la villa emigrará a América participando en su descubrimiento. conquista y colonización. De los aproximadamente 1.115 asturianos que se embarcaron en la empresa americana, unos 41 emigrantes eran de Llanes.
El principio del siglo XIX trajo a la villa numerosos percances al ser alcanzada de lleno por La guerra de la Independencia. Allí tuvo lugar el 25 de enero de 1810 la famosa batalla del río Purón, que supuso la rotura de la línea defensiva asturiana en él establecida por el general Llano Ponte, con la posterior ocupación del oriente y centro de Asturias por las tropas napoleónicas. Una vez acabada la Guerra y ya en el trono el rey Fernando VII, en el trienio liberal, varias parroquias del concejo —San Antolín de Naves, San Jorge de Nueva y San Pedro de Vibaño— formaron ayuntamientos independientes. En el transcurso de las guerras carlistas, algunas partidas de éstos irrumpieron en la villa de Llanes
Ya en el siglo XX, en su primer tercio, durante la guerra civil, las brigadas navarras penetraron en el concejo y tomaron Llanes el 5 de septiembre de 1937.

Lo que en la actualidad es el término municipal estuvo poblado desde la Prehistoria. Se han encontrado restos paleolíticos en la Cova de les Meravelles; del neolítico son los enterramientos de la Cova de les Aranyes y dels Gats; y pertenecientes a la Edad del Bronce son los poblados de la Muntanya Assolada y de les Cases de Moncada. De la época de la romanización es la necrópolis del Camí d’Albalat.
Bajo la dominación musulmana Alzira se convirtió en un núcleo político-administrativo de gran importancia, como lo demuestra el hecho de que contara con gobernación propia; a nivel intelectual fue un importante foco de atracción para escritores, filósofos y jurisconsultos.
Reconquistada la zona por los reinos cristianos, Alzira fue incorporada al orbe cristiano el 30 de diciembre de 1242 por obra del monarca aragonés Jaime I.
Durante el movimiento foral Alzira se mostró muy activa en la Guerra de la Unión, participando como villa real en las Cortes del Reino y desempeñando un papel relevante en el famoso Compromiso de Caspe.
Llegados al siglo XIX, en 1820 se creó el Partido Judicial de Alzira que duró hasta 1823, sustituido por la Gobernación duradera, hasta que en el año 1837 se reinstauró el Partido.
En 1876 el rey Alfonso XII, dada su importancia económica, le concedió el título de ciudad.
Hoy día Alzira es una ciudad muy poblada, con calles amplias y edificios altos, situados en el centro, que unen la villa y el arrabal.

El término municipal de Moclín estuvo poblado desde el Paleolítico. Importante población durante la ocupación musulmana, fue la puerta del Reino Nazarí durante la Reconquista. Tras diferentes episodios bélicos, como la victoria musulmana sobre los ejércitos cristianos del Conde de Cabra, los Reyes Católicos conquistaron esta localidad el 24 de julio de 1486, tras hacer explotar el polvorín de la fortaleza musulmana y conseguir la rendición de la localidad de Loja. Los repobladores llegados a estas tierras encontraron un entorno óptimo para la vida, creando áreas agrícolas centradas en el cultivo de los cereales; las sierras fueron aprovechadas para el pastoreo del ganado y como bosques comunales.

A partir del siglo IX, el valle del Arlanza se convirtió en una etapa importante en el avance hacia el Duero, desde la que los repobladores cristianos fijan una frontera temporal.protagonista y forman parte del imaginario colectivo construido por los cantares de gesta y los mitos. La historia se hace densa en la Sierra de Lara con sus monumentos funerarios, castros celtas, restos romanos, ermitas visigóticas y torres arruinadas, igual que en el Arlanza, río simbólico de Castilla, por cuyos bosques y riscos vagan los espíritus de sus héroes fundadores. El duro y trágico paisaje de las Mamblas, de Lara, de Carazo, del Arlanza, fue el bastidor para dibujar y desarrollar buena parte de los hechos que cantan los poemas de Fernán González y de Los Siete Infantes de Lara. En los meandros silenciosos, casi mágicos del Arlanza, en las tierras de Lara, la ruinas de altivos castillos, soberbios monasterios o delicadas ermitas son testigos mudos, notarios de una larga tradición que nos impiden olvidar los orígenes de la Castilla heroica.

Su origen es también celtíbero. Turiasu fue uno de los más importantes núcleos de población de los Lusones, emitiendo moneda con esta ceca.
La romanización hizo crecer notablemente la población, sobrepasando el perímetro del barrio de El Cinto y extendiéndose hacia el río Queiles. Su nombre romano: Turiaso, ciudad de pleno derecho de ciudadanía romana.
Fue casi destruida con las invasiones de los pueblos centroeuropeos, reduciendo sustancialmente su tamaño, hasta que en el s. VI volvió a tomar relevancia como plaza fuerte visigoda, volviendo a acuñar moneda en tiempos del rey Recaredo.
En los siglos siguientes, durante la invasión musulmana, la ciudad vuelve a crecer notablemente desarrollando a partir de la medina, que coincidía con el barrio del Cinto, dos nuevos arrabales en lo que hoy es el barrio de San Miguel y la zona de la calle Alta Merced.
Tarazona fue reconquistada en 1119 por Alfonso I El Batallador, repoblando con cristianos la ciudad que, además, contaba con dos aljamas, reductos en los que vivían con normas propias, judíos y mudéjares.
Una antigua tradición oral asegura que San Francisco, en su peregrinación a Santiago de Compostela, fundó el convento de Franciscanos en 1214.
En 1221 fue armado caballero en Tarazona Jaime I el Conquistador, tras casarse con Leonor de Castilla en la vecina villa castellana de Ágreda.
Castellanos y aragoneses se disputaron esta plaza estratégica hasta la unión de los dos reinos en 1492.
Además de los antiguos conventos de Mercedarios y Franciscanos ya existentes, en los siglos XVI y XVII se fundaron otros muchos: Convento de la Concepción, Jesuitas (1591), Capuchinos (1599), Carmelitas Descalzas (1601 y 1632) y Carmelitas Descalzos (1680). A sus Patrones, San Atilano y Ntra. Sra. Del Río, se les construyeron ermitas en 1672 y 1769.
En 1707 Tarazona se posicionó a favor de Felipe V en la Guerra de Sucesión, recibiendo de este monarca numerosos privilegios, lo que la llevó a ser la segunda ciudad de Aragón, tras Zaragoza.
En el s. XIX fue ocupada por las tropas napoleónicas en la Guerra de la Independencia.
La Primera Guerra Mundial y después la Guerra Civil Española dieron impulso a su industria textil y otras, como la producción de fósforos.
Después, la perdida de importancia como vía de comunicación, la emigración y el estancamiento demográfico han impedido el crecimiento de la ciudad.
En la actualidad la economía de Tarazona está basada en la industria, en sectores como la automoción y la aeronáutica, que han desbancado en importancia a la agricultura.

En Lérida, a 6 de septiembre de 1251, Jaime I extendía un documento por el que autorizaba a Ximén Pérez de Arenós, su lugarteniente en el reino de Valencia, a trasladar la villa de Castellón desde su emplazamiento originario al lugar de la llanura que le fuera bien visto como más apropiado.
La memoria tradicional sitúa la ejecución del autorizado traslado en la Cuaresma inmediata del año siguiente. Este hecho siempre ha sido valorado por el pueblo castellonense en su exacta interpretación de momento auroral de su existencia en el nuevo asentamiento de la alquería mora de Benirabe, y de ahí que el recuerdo del traslado se halle asociado, como es sabido, a la celebración anual de una romería a la ermita de la Magdalena que se levanta junto al castillo de los remotos orígenes.
Doce años antes, en 1239, hubo un intento de fundación de una nueva villa (en este caso en la alquería de Benimahomet), mediante una carta puebla otorgada por el primer dueño feudal que tuvo Castellón, don Nuño Sancho, señor del Rosellón. La Historia tenía determinado, sin embargo, que el nacimiento del nuevo Castellón había de venir de la mano de la Corona (hoy diríamos del Estado), lo que equivale a decir que tendría que iniciar sus pasos por el camino de las libertades y no de los condicionamientos y sometimientos feudales.
Ya es sabido que la vida en el Castellón de los siglos medievales tuvo unos caracteres plenamente urbanos, con importante peso de las actividades artesanas y comerciales por encima de la dedicación rural del cultivo de los campos, que también cobrará posterior y creciente desarrollo mediante el sistema de riegos con las aguas del Mijares.
Como muestra del impulso real al desarrollo económico, recordemos que en 16 de marzo de 1260 Jaime I autorizó la construcción de un camino para unir la villa con el mar, en el punto donde existieron precedentes prerromanos y ahora comenzaba a aparecer un incipiente tráfico marítimo precursor del futuro puerto.
Por otra parte, un documento de 17 de febrero de 1272 autorizaba la ampliación del casco urbano mediante el añadido de un arrabal que suponía la aparición de las calles de Enmedio y de Arriba, demostrando el favorable efecto de la atención real sobre el crecimiento demográfico de la nueva villa. El hijo y sucesor de Jaime I, Pedro III el Grande, desde Barcelona, a 7 de febrero de 1284 otorgará a la villa de Castellón la facultad de autogobernarse mediante la concesión del derecho a poseer sus propios órganos municipales. Bien podía aplicarse al Castellón medieval lo que se decía en aquellos tiempos de que el aire de la ciudad hace libres a los hombres.
Castellón asumió desde el siglo XIV la sede de una gobernación, y con ella un rol de capitalidad que no le ha abandonado a lo largo de varios siglos.
Pero la Historia no es una memoria inerte y muerta sino, un testimonio vivo de un fluir de generaciones que no cesan de sucederse y renovarse sin perder la referencia de un pasado común.
Desde aquella fecha del 8 de septiembre de 1251 hasta hoy ha transcurrido un solo y único discurrir histórico que ha tenido como protagonista al pueblo de Castellón; continuamente mutable en sus individuos por ley de vida, pero siempre el mismo en su común origen y comunes ambiciones.
Un largo y lento desfile de días y años; una continua sedimentación de hombres y mujeres de variada procedencia pero integrados en coincidentes ilusiones; una sucesión de cosechas (vid, canyamel, seda, cáñamo, naranja, según las coyunturas variables de la economía agrícola), de empresas comerciales e industriales; de logros culturales y artísticos; de fervores religiosos; de cambios políticos,… De historia fluyente sin cesar.
Una celebración del 750 aniversario de la concesión real de Jaume I que quiera ser fiel a su propio significado y a su trascendencia no puede quedarse en la mera evocación arqueológica de un antiguo episodio histórico, o sólo en motivo ocasional para celebrar unas sonadas fiestas. Exige una reflexión hacia el pasado como experiencia y hacia el futuro como ilusión. En aquel documento de 1251 iba implícita toda la capacidad de desarrollo que ha hecho posible estos tres cuartos de milenio transcurridos para nuestro pueblo, con alternancia de acontecimientos y sucesos tristes, pero siempre con el amor al progreso, al trabajo y a la libertad por bandera.

Sobre una suave loma, acoge a 3700 habitantes. Su fundación se debe a los Caballeros Templarios en el s. XII, que se mantuvieron en este lugar, en torno a un convento, hasta que desapareció la orden en el año 1312.
Su iglesia parroquial, de la que destaca una gran espadaña, está dedicada a San Blas.

A pesar de la dificultad para encontrar documentos históricos sobre la fundación de esta localidad, sabemos que era un campamento romano. La localización de este poblamiento en plena ruta de la plata era idóneo para el asentamiento y el mercadeo romano.
La invasión árabe destruirá y despoblará esta localidad. Habrá que esperar a la Edad Media, para que esta ciudad renazca de la mano de los dos grandes reinos de la Península. A partir de estos momentos se divide en dos por la calzada romana y nacerán dos poblaciones. Una, la castellana, Casas de Aldeanuela. Otra, la leonesa, Aldeanuela del Camino. La parte castellana pasaría a pertenecer al Ducado de Béjar y a la Diócesis
De Plasencia. La leonesa se entregó a la Casa de Alba y a la Diócesis de Coria. A lo largo de la Historia esta división marcaría para siempre al pueblo ya que se mantuvo vigente hasta 1959.
Hechos relevantes para la población fueron la entrega de la Carta Puebla en 1438 por la reina Doña María de Aragón. Esta Carta fue confirmada en 1492 por los Reyes Católicos y por Doña Juana, su hija, en 1518. El segundo acontecimiento histórico de importancia fue la expulsión de su floreciente comunidad judía.
Reconstruido el pueblo en 1840, el verdadero auge económico llega con el ferrocarril, que junto a sus actividades mercantiles le convierten en un importante centro vacuno en Extremadura.

En Hinojar del Rey, en el Alto del Cuerno, se sitúa un castro de época prerromana, que parece corresponder al emplazamiento de la Clunia arévaca, de la que tomó el nombre la futura ciudad romana. La existencia de cerámica ibérica y romana, así como la emisión de moneda con caracteres ibéricos testimonia la romanización de este castro. Palol delimita un ámbito arqueológico más extenso, que afecta a los términos de Hinojar y de Quintanarraya, abarcando la serie de cerros de altitud similar, conocidos por Alto de Cuerno, Salterio y Alto Redondo, con un ovalo perimetral de 6 Km . La ciudad fue asediada por el optimate Pompeyo en su lucha contra el demócrata Quinto Sertorio, en el invierno del año 75 a .C. pero ha de levantar el cerco. Asesinado Sertorio en el año 72 a .C. por su lugarteniente Perpena en Huesca, este es vencido fácilmente por Pompeyo. Clunia, cae poco después. En el año 56 a .C. es sitiada por Metelo, al sublevarse junto con los vacceos por la independencia de Roma. Se solventa con una tregua, pero al año siguiente es sometida definitivamente por Afranio

Su gran riqueza y diversidad natural se ve sintetizada en su eslogan turistico: La mar, el rio y la montaña. La mar esculpe uno de los paisajes marinos más bellos del Principado; sus acantilados da paso a un sinfín de playas y de magnificas ensenadas como la del rio Esva. Valles de extraordinaria belleza como el de Paredes, Muñas o sierras montañosas como Las Palancas, Estoupo o Belén de la Montaña.

La formación de Fraga como núcleo urbano se remonta a la época neolítica (los restos arqueológicos más antiguos datan del siglo IV a.C.).
La ciudad adquiere relevancia durante la época Romana Imperial, al encontrarse en la ruta entre Tarraco y Cesaraugusta. El testimonio más importante de la romanización lo constituye el yacimiento de Villa Fortunatus ( s. IV ).
Desde el año 715 hasta el 1.149 Fraga permaneció bajo el dominio musulmán. De la época árabe se conservan el urbanismo del Casco Histórico, el sistema de acequias de la huerta vieja e importantes influencias en el vestido tradicional. El rey Alfonso I ?El Batallador? murió en 1.134 durante el sitio de la ciudad. Fue Ramón Berenguer IV quien reconquistó Fraga en el año 1.159. A partir de esa fecha la ciudad, dividida en barrios o aljamas, estuvo habitada por tres comunidades: árabes, judíos y cristianos.
Tras la reconquista, los reyes concedieron el Señorío de la población al Conde de Pallars. Más tarde, desde 1.251 a 1.336, fueron los Señores de Montcada, y finalmente la reina Doña Leonor la que ostentó el señorío de la ciudad.
Posteriormente se celebraron Cortes Generales del Reino de Aragón en la Iglesia de San Pedro en los años 1.384 y 1.460.

Este pueblo, que tiene el nombre más corto de toda la geografía provincial, atribuye el origen de su denominación a un poblador medieval, y que se llamó en su origen Fannius, que derivó en Fañe.
Aunque perteneció administrativamente a la localidad de Armuña varios años desde su incorporación en 1972, se segregó de ella en 1981.
El pueblo ha dependido también durante mucho tiempo del río Moros, que baña el término antes de desembocar en el río Eresma. En la zona hay álamos negros, chopos y algunos pinares gracias a los cuales la actividad maderera resulta muy importante. Esta aportación de madera, junto con el ganado de pasto, conjuntamente con cultivos de cereal y viñedo. Los sauces y los fresnos dan lugar a un rico soto muy valorado y que estuvo a punto de ser anegado por el embalse de Bernardos, proyectado en varias ocasiones a lo largo del siglo XX.
Su cercanía a Segovia, los paisajes naturales y la ubicación en el Camino de Santiago desde Madrid permiten que el pueblo mantenga proyectos de crecimiento y desarrollo.

Localidad situada en la falda del monte Irago, final de la novena etapa del Codex Calixtinus. Al iniciar su calle principal, lo primero que se encuentra es la ermita de San José, construida en el siglo XVIII y siguiendo la calle, en el centro del pueblo, el templo parroquial de Santa María, uno de los pocos que quedan por la zona de corte románico.
Se cuenta que en una casa de la calle principal, conocida como la casa de las Cuatro Esquinas, pernoctó Felipe II en su peregrinación a Compostela.
Es un pueblo en el que hubo un asentamiento Templario, en la época medieval y que conserva mucha tradición hospitalaria, incluso hoy cuenta con tres albergues, además de un hostal y un hotel y muy recientemente ha sido donada una casa a la Orden Benedictina para una fundación monástica:
Monasterio de San Salvador del Monte Irago
Hermano peregrino: Te damos la bienvenida. Esperamos que descanses y disfrutes de tu estancia entre nosotros.
Rabanal del Camino. Las primeras menciones documentales del lugar aparecen a principios del siglo XII, don de se habla de Los Rabanales. En el Códice Calixtino, figura como la novena etápa del Camino. A finales del siglo XII, llega la Orden del Temple y edifican el templo de Nuestra Señora de la Asunción. Los Templarios marcharon de Rabanal hacia 1287, fecha en la que el rey de Castilla concede dicha Iglesia al Obispo de Astorga.
La historia del pueblo queda ligada al desarrollo de las peregrinaciones. Su arquitectura se organiza siguiendo la norma típica del Camino: una calle larga, denominada Real, en torno a la cual se edifican distintas viviendas. A la entrada del pueblo se encuentra la ermita del Bendito Cristo de la Vera Cruz, templo de la fábrica barroca en el que se venera la milagrosa imagen del Crucificado. En la Calle Real se encontraba el Hospital de San Gregorio. Poco más adelante se levanta la ermita de San José la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, románica.
El Monasterio de San Salvador de Irago. El 2 de febrero de 2001, se fundó el Monasterio Benedictino de San Salvador, dependiente de la Abadía de Santa Otilia ( Alemania. Su finalidad: anunciar el Evangelio entre los peregrinos, ayudarles a descubrir que su Camino no se dirige a un pórtico de piedra sino a la Gloria de Dios.
El Monasterio se encuentra situado frente a la iglesia de Nuestra Señora. Su fachada está presidida por una talla de San Benito, joven, vestido con el hábito y cogulla monásticos, con el libro de la Regla en la mano, y el báculo abacial en la otra.
Debajo de la escultura de San Benito, puede leerse la siguiente inscripción: Sois santos, dice el Señor, y multiplicaré vuestro número para que oréis por mi pueblo en este lugar.
Por último, la piedra clave del arco d entrada al Monasterio tiene esculpida una reproducción de la Cruz Mozárabe del Monasterio de San Pedro de los Montes: la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, piedra angular que desecharon los arquitectos y que se ha convertido en la piedra angular, alfa y omega, principio y fin, inicio y meta del universo.
A la vuelta del Camino. Puede que, cuando llegues a Compostela, aún sientas la necesidad de encontrarte a ti mismo antes de regresar a casa. Para ello, si así lo deseas puedes solicitar unos días de estancia en nuestro Monasterio. Podrás profundizar desde Dios en tu experiencia, y afrontar tu regreso a casa como una nueva peregrinación.
Oración de Vísperas. A las siete de la tarde, en la Iglesia románica de Santa María, se celebra el Oficio de Vísperas, cantado en latín según la tradición gregoriana. Se trata de la oración de la tarde, que toda la Iglesia eleva al Señor, recordando el mismo instante en el que Nuestro Señor murió en la Cruz para salvarnos.
Oración de Completas y Bendición de Peregrinos. Cuando ya termina la jornada, la Iglesia vuelve a ponerse en oración para encomendarse al Señor antes del descanso nocturno. Es el Oficio de Completas por cuanto hoy nos ha concedido nuestro Señor. Comienza a las nueve y media. Dispones también de unos folletos para poderte unir a la oración de los monjes. Al terminar las Completas, se imparte todos los días la Bendición de los Peregrinos. El texto de esta hermosa bendición lo puedes solicitar en la Librería, a fin de que puedas rezarlo a lo largo de tú Camino.
La etapa de mañana. Mañana tendrás que afrontar uno de los lugares más altos del Camino: el Puerto del Monte Irago. La subida a Foncebadón no es excesivamente complicada; te costará alrededor de una hora. Foncebadón que fue lugar de ilustre pasado: Allí se estableció, a comienzos del siglo XII, el ermitaño Gaucelmo, que fundó una institución para socorrer a los peregrinos: el Hospital de San Salvador de Monte Irago. Los reyes, hasta inicios del siglo XIX, protegieron el lugar, a condición de que los vecinos cuidasen del Camino. A la salida del pueblo encontrarás los únicos restos de tal lugar. Desde allí a la Cruz de Hierro tardarás media hora, subiendo por una loma que te ofrece magníficas vistas de la Meseta castellana, que definitivamente dejas atrás.
La Cruz de Hierro. Es tradición depositar en la Cruz de Hierro una piedra. Es símbolo de todo aquello de lo que te vas desprendiendo en tu camino. No en vano, solo en la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo podemos arrojar los creyentes el peso de nuestros pecados, conscientes de que su amor nos perdona todas nuestras ofensas. Si así lo deseas, durante la Oración de Laudes se bendicen estas piedras, para que la puedas llevar hasta la Cruz de Hierro. La oración de Laudes, cantada también en gregoriano, comienza a las 7:30, y dura media hora.
Conclusión. Los monjes hemos venido al Camino para ayudarte a encontrarte con Dios, el gran Peregrino que vino en Jesucristo a nuestro mundo para abrirnos una ruta hacia lo alto, y que sigue empujando con su Espíritu a cuantos lo recorren. ¡ Ultreya, hermano peregrino ¡
San Salvador de Monte Irago
Monasterio Benedictino
24722 Rabanal del Camino ( León )

Salceda no es más que una pequeña aldea que se extiende a lo largo del Camino, donde se fusiona con la carretera y en cuyo lugar se levanto un monumento a Guillermo Watt, peregrino fallecido en 1993, cuando únicamente le faltaba una etapa para postrarse ante el sepulcro del Apóstol.

La Villa tiene su origen en plena época medieval, concretamente entre los siglos VIII y IX, para servir como alberguería fortificada, defendiendo a los transeúntes de la ruta que comunicaba las tierras del norte peninsular con el mundo andalusí, en la época musulmana. A pesar de su inicial pertenencia al mundo árabe, Alcazarén pasó en poco tiempo a la órbita cristiana; sin embargo tal pertenencia sería discutida en varias ocasiones por el ejército árabe (campañas de Al Mans entre los años 977- 1002). Finalmente, durante el reinado de Alfonso VI, la villa alcanzará una época de mayor tranquilidad iniciándose tareas repobladoras durante los años 1072- 1085. Durante toda la época medieval, Alcazarén se convertirá en «aldea sufragánea» de la cercana e importante Olmedo.
Ya en plena Edad Moderna, en el siglo XVII, el rey Felipe IV le concede el privilegio de «villazgo» y la liberación de la medieval jurisdicción de Olmedo.

Durante la dominación musulmana fue una alquería de gram importancia.

Son numerosos los testimonios arqueológicos que ponen de manifiesto el asentamiento humano en la zona desde tiempos prehistóricos, destacando los yacimientos procedentes de la Edad de los Metales, además del legado cultural dejado por los íberos, con numerosos hallazgos religioso-funerarios, entre los que se encuentra la llamada leona de Baena conservada en el Museo Arqueológico Nacional. Esta escultura fue hallada en el cerro del Minguillar, donde se cree que se hallaba Iponuba, ciudad ibérica citada por Plinio.
Su denominación actual procede de los musulmanes, que la llamaron Bayyana. Posiblemente su ubicación actual también se deba a ellos; Baena cambia su emplazamiento en un intento de hacer de ella una ciudad fuerte contra el enemigo y dotándola de la Almedina, en cuyo seno construyen el castillo, la mezquita (la último parte de ésta se cree que podría ser el primer cuerpo de la Iglesia de Santa Mª la Mayor) y a su alrededor una población formada por mandos del ejército y la nobleza lugareña. Durante el siglo IX fue tomada por el rebelde muladí Umar ben Hafsun, mientras que el el siglo siguiente albergó la alcazaba donde residían los gobernadores de la cora de Cabra.
El siglo XVI se caracteriza por un fuerte crecimiento demográfico, seguido, como en muchas localidades españolas, de una profunda crisis en el siglo XVII e indicios de recuperación en la centuria siguiente, en la que la agricultura va a jugar un papel importante en la economía de la ciudad, aunque caracterizada por un mal repartimiento de la tierra, dominada por el latifundismo y un gran número de campesinos sin tierra. La abolición de los señoríos en el siglo XIX supuso una esperanza en cuanto a la redistribución de la tierra, que resultó defraudada, como en muchos lugares de España, puesto que las tierras puestas en venta fueron a caer en manos de los más ricos.

Bayona fue fundada en el año 950 sobre las ruinas de un antiguo castrum romano, llamado Lapurdum, que ha dejado su nombre al territorio del Labort.
Existen varias explicaciones sobre el significado del nombre de Bayona: en 842 los vikingos realizaron una incursión en Lapurdum y se establecieron fuera de la ciudad en las orillas del río. Necesitaban un puerto, que fue nombrado en honor de su líder, Björn, originando Björhamn, luego Baionam y finalmente Baiona. También podría tratarse de un aumentativo vasco o gascón del latín Baia (gran extensión de agua) o un nombre derivado del vasco Ibaiona (buen río) o Ibaiune (lugar del río).
En el siglo IX es ocupada por los vikingos, lo que transmitió a sus habitantes los secretos de su construcción naval. Recuperada por el duque de Vasconia Guillermo Sancho casi un siglo después, pasa a ser la capital del vizcondado de Labort.[1]
Durante años formó parte del ducado de Aquitania, el cual pasó a dominación inglesa en 1155, desarrollándose como importante puerto, hasta que Dunois, durante el reinado de Carlos VII de Francia, la conquistara el 21 de agosto de 1451 para la corona de Francia, último capítulo de la Guerra de los Cien Años.
Muchos judíos expulsados de los reinos de Castilla y de Aragón por los Reyes Católicos se establecieron en Bayona, hasta que en 1602 el rey les obliga a abandonar la ciudad, a la que volvieron en 1789, instalándose en el barrio de Saint Esprit.
A lo largo de los conflictos esporádicos que agitaron los campos franceses en el siglo XVII, los agricultores de Bayona se encontraron cortos de pólvora y de proyectiles. Entonces metieron sus cuchillos de caza en los cañones de sus escopetas, confeccionando lanzas improvisadas que se llamarían a partir de entonces bayonetas.
En el castillo de Marracq se firmaron en 1808 las actas de abdicación del rey Carlos IV de España y su hijo Fernando VII en favor de Napoleón Bonaparte. Este hecho se conoce como las Abdicaciones de Bayona.
El barrio de Saint-Esprit, situado sobre el margen derecho del Adur, se unió a Bayona el 1 de junio de 1857. Anteriormente formaba una comuna autónoma del departamento de Landas

Su nombre es un arcaísmo de «Los Fallos» con el que se denominaron los fenómenos tectónicos que originaron la pared rocosa que caracteriza el entorno del pueblo.
Su origen parece hundirse en tiempos prehistóricos, por indicios de población en esa época en las cuevas del entorno, sobre todo la conocida como Cueva de Caco, gigante que hurtó el ganado del semidiós Hércules, según cuenta una remota leyenda relacionada con la del mismo personaje, supuesto fundador de Tarazona.
Sin embargo no hay restos celtíberos ni romanos, aunque tuvo importancia el fenómeno eremita. La leyenda situaría a San Atilano entre los benedictinos establecidos aquí por el 870. Los primeros datos nos llevan a 1106, donde aparece por primera vez el nombre en un reglamento de riegos. En 1148 está datada la construcción de una torre o atalaya. De esta época son los restos del castillo, así como los de un antiguo monasterio benedictino excavado en la roca que con la ermita del s. XII dedicada a San Benito y semiincrustada en la roca, recuerda la relación de las primeras ermitas con los antiguos eremitorios.

Un punto recomendable para visitar en los alrededores de Castellón es el Desert de Les Palmes . Se trata de un antiguo yermo carmelitano. Situado en la sierra litoral del mismo nombre. Los atractivos principales son las construcciones religiosas, el entorno natural (declarado paraje natural hace unos años) y la vista que se obtiene desde las alturas.

El conjunto religioso está situado a unos 500 m. sobre el nivel del mar en el corazón mismo y cuenta con varias dependencias. El antiguo convento, hoy en ruinas y de marcado sabor romántico, es del siglo XVII. Se encuentra a dos pasos del actualmente habitado (que es del siglo XVIII). Se pueden visitar, además, las ermitas, unas algo derruidas y otras en buena conservación, que se encuentran en tierras conventuales.

El visitante también puede subir en coche o a pie, si lo desea, hasta al Montjoliu o Bartolo , que es la cima culminante con sus 729 m. Desde él se divisan el litoral y las tierras del interior hasta alcanzar la segunda cima máxima de la Comunidad Valenciana que es el Penyagolosa.

De algo nos hemos podido enterar por nuestra cuenta.
Cortes está situado en la Ribera de Navarra, a unos 58 kilómetros de Zaragoza capital y a unos 120 de Pamplona. Cortes es el poblado de la Edad de Hierro española más completo y cuyo estudio se halla más avanzado. El Cerro de la Cruz se ha hecho famoso entre todos los historiadores de la Edad Antigua. Posteriormente fué poblado por los romanos. Su reconquista se debió a Alfonso el Batallador a principios de 1119.

Los primeros datos de poblamiento humano de la zona se dieron en las pequeñas alturas que rodean el Guadalquivir como protección frente a las crecidas del río. Estos hechos se remontan al periodo que abarca desde el Paleolítico Inferior hasta el Calcolítico.
El primer asentamiento conocido es el perteneciente a la civilización de los Tartessos, como prueban los restos arqueológicos hallados en el Cerro del Carambolo.
El origen de esta pequeña población se atribuye a una alquería musulmana, cuya propiedad pertenecía a Abu-Alkama.
En el cerro de Santa Brígida se ubicó un santuario que fundaron los monjes irlandeses, lugar que alcanzaron remontando las aguas del Guadalquivir. De hecho su nombre, siempre segun la leyenda, procede de «Al-Kama», un rico hacendado musulmán que estableció una alquería en estas tierras.
En el s.XVIII, el Conde Duque de Olivares adquiere Camas y anexionándola la resto de propiedades de la familia hasta que la Constitución de 1812 suprime los señoríos.
Durante el s.XIX la villa sigue siendo eminentemente rural, este hecho será cambiado con la llegada a la localidad de la vía férrea a finales de siglo. El cambio propicia la aparición de fábricas y la sustitución de lossistemas artesanales de producción por los modos de producción industriales. Todo ello propicia el considerable crecimiento demográfico que se triplicó a mediados del s.XX.
En 1974 la Villa de Camas obtiene el título de ciudad y a su Ayuntamiento se le otorgó el grado de Excelencia.

Xátiva ha sido casi siempre una población de gran importancia histórica. Esto fue especialmente cierto en la época árabe, en la que llegó a contar con más de 30.000 habitantes. Aquí se diseñaron los sistemas de riego con el primer canal de agua potable, se alzaron mezquitas, baños e importantes y surtidos zocos. En el año 1150 aparece aquí el primer molino papelero elaborado, que dará paso a la fábrica de papel.
El reinado de Jaime I dará paso a la época de repoblación. Los centros de culto musulmanes se cconvierten en templos cristianos y las órdenes religiosas crean conventos.
El siglo XIV supone un crecimiento enorme de la ciudad y se inicia una gran actividad constructiva. Durante varios años se convirtió en la segunda ciudad más importante del Reino de Valencia. Su castillo pasa a ser prisión de estado y el recinto fortificado más importante de la Corona de Aragón.
El siglo XV trae el ascenso al solio pontificio de los dos únicos papas no italianos: Calixto III y Alejandro VI-Rodrigo de Borja. Los dos, tío y sobrino, dejaron imborrable huella en la Historia.
En el siglo XVI nace en Xátiva José de Ribera, “El Españoleto”, uno de los pintores más destacados de todos los tiempos.
Los primeros años del siglo XVII traen la desafortunada expulsión de los moriscos (1609), que provoca una profunda crisis económica en la ciudad. Esta crisis se complicaría en el siglo siguiente con la aparición de varias epidemias y la segunda revuelta de las Germanías, en la que los ciudadanos de Xátiva apoyaron al candidato austriaco; vencidos en el campo de batalla por la facción borbónica, fueron víctimas de una revancha larga y cruel. Aunque la venganza, dicen, es un plato que siempre se come frío, los sebatenses se vengaron del borbón colocando cabeza abajo el retrato de Felipe V, en el Museo Municipal.

Alfafar fue en su día una alquería musulmana. El nombre procede del árabe «Al Hofra» que significa lugar hondo, de hoyos o fosos. Esas fosas se han encontrado en tiempos bastante recientes en el proceso de realización de diversas obras en el centro del pueblo. En una esquina de la plaza del País Valencià aparecieron galerías a una profundidad de cuatro a cinco metros; en ellas se encontraron diversos trozos de cerámica que se cree que datan de los siglos IX o X. El nombre de Al Hofra fue convirtiéndose, sucesivamente por corrupción y uso de la palabra, en Alfolfar, Alfofar y en la actual Alfafar. En el «Llibre del Repartiment» de Jaime I, hay constancia de donaciones en junio de 1238 antes de la Conquista de Valencia que se realizó en octubre de casas y tierras, a gentes de sus huestes en «Alqueriam d’Alfofar».

Estuvo poblada por celtíberos y romanos, aunque su historia reciente comienza con la medina, la alcazaba y las murallas que los árabes construyeron sobre el barranco de La Muela, convirtiendo los áridos cortados en un vergel de huertas. La conquistaron los navarros, pasando después a manos aragonesas; reconquistada por Alfonso I el Batallador en 1118, fue repoblada después por los reyes castellanos. Todos ellos hicieron murallas, construyeron torres, trazaron huertas y jardines, levantaron templos, hicieron palacios… Esta villa fue escenario de pactos, acuerdos, guerras y bodas reales, como la de Jaime I el Conquistador con Leonor de Castilla en 1221, en la iglesia de Ntra. Sra. de la Peña, la más antigua de Ágreda (consagrada en 1193).
Ha sido, por tanto, una tierra de frontera en la que convivieron pacíficamente hasta finales del s. XV las tres culturas, árabe, judía y cristiana. Buena prueba de ello son el arco de herradura de la Puerta de Cementerio, de época emiral (s. IX), por donde entra el Camino Jacobeo a Ágreda, los restos de la Alcazaba y la Puerta del Agua, de época califal, en el barrio moro, así como la Sinagoga, que veremos al caminar por la calle Vicente Tutor dirigiéndonos al casco histórico.
Ágreda tuvo cuatro recintos amurallados, con numerosas puertas que los comunicaban y que se conservan todavía en gran parte. Se sale del barrio moro por la puerta de Felipe II, que da acceso al barrio de San Miguel, adosado al palacio de los Castejones, una magnífica construcción renacentista de estilo herreriano, con doble torre, patio con doble altura de columnas y jardín exterior, remozado hace pocos años al más puro estilo renacentista.
Continúa el Camino por la Basílica de Ntra. Sra. de los Milagros, patrona de la Villa y su Tierra (17 pueblos), ya en la Plaza Mayor, espacio creado en 1531 soterrando el río para crear una zona común entre los cuatro recintos amurallados. Enfrente está el edificio del Ayuntamiento (1548) que alberga la Oficina de Turismo y punto de información al peregrino.
Antes de comenzar a salir por el Paseo de Invierno hacia el Parque de La Dehesa no debemos desperdiciar la ocasión de visitar el Centro de Interpretación, los dos museos: el de Arte Sacro (en La Virgen de la Peña) y el de las MM. Concepcionistas (en el convento que fundó en el s. XVII la Venerable Sor Mª de Jesús, escritora mística y consejera de Felipe IV), la casa natal de Sor Mª de Jesús, el convento de las MM. Agustinas, los torreones de La Costoya y del Tirador, la ermita del Barrio y las iglesias de San Miguel, de Ntra. Sra. de Magaña y de San Juan, atravesando las muchas puertas que se conservan, como la de Los Pilares, la de Santo Domingo, la de Añavieja y las de Almazán y Santiago, adosadas al torreón del Tirador.

En cuanto a la estructura económica del municipio, hay que decir que aunque el sector turístico presenta una importancia cada vez más grande en todo Valdés, todavía la mayoría del empleo local se lo lleva el sector primario, generando el 49% del empleo total. La agricultura y la ganadería son aún las actividades más trabajadas, siendo los terrenos favorables de las rasas y las vegas de los valles interiores, los que más se cultivan. La ganadería se centra sobre todo en el cuidado del ganado vacuno, presentando una producción claramente dirigida hacia el sector lácteo.

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Puente Duero no ha sido considerado como pueblo, los primeros datos que hay son de dos crecidas del rio que se llevó las casas del pueblo, sobre el 1600, existían dos carbonerias y mesones al lado del puente; Cuando terminaron las obras del Canal de Castilla, parte de los presos que trabajaron en él, se instalaron en la Cañada Real.

En este pueblo falleció el rey García Ramírez (1150) y en el límite de su termino con el valle de Villatuerta fundó un hospital en el año 1175 Gascón de Murillo.
Esta villa fue, desde el siglo XIII, sede de la encomienda de San Salvador, dependiente de Santa María de Roncesvalles. La Parroquia de estilo románico rural tardío (siglo XII), esta dedicada a San Salvador.
También posee un puente de dos arcos del siglo XII sobre el río Salado «cuidado con beber de él, ni tu ni tu caballo, pues es un río mortífero», de ese modo advierte Aymeric Picaud en su Guía Medieval, del peligro de las referidas aguas.

Una aldea viaria con buenas casas de piedra, que bvan siendo restauradas poco a poco.
El topónimo de esta pequeña localidad nos recuerda que estamos en el viejo camino de peregrinos. Pertenece a la parroquia de Arca.

En 1295 se formó el municipio de Ribadesella,aunque las luchas de los nobles marcarían su historia hasta que los Reyes Católicos defendieron al municipio, junto a otros concejos, del dominio señorial.
El conjunto Histórico Artístico presenta un trazado de corte medieval y deja entrever edificaciones con balcones en voladizo, galerías acristaladas, áticos con forma de buhardilla, fachadas con escudos nobiliarios y soportales, con edificaciones que datan de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX. El resto del casco urbano en esta orilla del Sella se extiende sobre una plataforma ganada a las aguas de la ría a lo largo de los últimos siglos, y la relativa modernidad de sus cimientos le ha permitido tener un trazado de calles con una gran sensación de amplitud, acorde con las normas urbanísticas de Carlos III, bajo cuyo reinado se acometió el ensanche de la villa y puerto.
En el ensanche contemporáneo descubrimos edificios sobrios y sólidos de planta cuadrada del siglo XIX que se combinan con otros de construcción más reciente.

Los primeros pobladores de Castro del Río, los encontramos ya en la Prehistoria. Los estudios de sus tierras nos demuestran la intensidad de su poblamiento y la benevolencia de las mismas desde la Edad de los Metales.
Se han encontrado restos Eneolíticos, ibéricos (recinto fortificado y exvotos), cerámica griega y campaniense, inscripciones romanas y visigodas.
Las primeras noticias sobre Castro son de 1.236, cuando aún estaba en poder de los musulmanes.
Castro del Río, constituida a principios del siglo XIV por el Castillo, la Villa y un arrabal extramuros, se verá condicionada por su situación fronteriza y su ubicación en la zona de penetración desde Córdoba a Granada por el valle del Guadajoz.
La Villa de Castro del Río, sufrió todos los vaivenes políticos y militares que caracterizan la historia más temprana del siglo XIX provincial.
La enfrentada realidad socio-económica de Castro, junto a la temprana conciencia social de su grupo proletario, fortalecieron el predominio incuestionable de las corrientes libertarias en el periodo finisecular del siglo XIX y en buena parte del XX.

Cultura

En 1252 se funda la nueva ciudad de Castellón. A partir de ese momento el Castillo de la Magdalena, conocido en la documentación medieval como el Castillo Viejo, dadas las condiciones de precariedad y abandono en que quedó sumido, inicia el despoblamiento y comienza a arruinarse. Tan sólo quedaría en pie su antigua capilla, dedicada ya posiblemente a Santa María Magdalena, donde llegarían las procesiones de penitencia y rogativas desde la población. La primera referencia documental en una procesión de penitencia que llega hasta la ermita del Castillo Viejo es de 1375. La Ciudad se encontraba afectada por una epidemia de peste negra. Es la única noticia, localizada en los archivos, sobre esta antigua y primera ermita de la Magdalena. De ella nada se ha conservado, ni siquiera el recuerdo del lugar de su ubicación. Años más tarde, en 1451 un fraile del Monasterio de Santes Creus, conocido popularmente por los castellonenses como el fraile barbudo y de nombre real Antonio, inicia la construcción de la actual ermita de la Magdalena, en un lugar diferente del anterior y aprovechando una antigua cisterna de grandes proporciones excavada en la roca. Estructurada en dos naves paralelas, separadas por arcos muy rudimentarios y cubierta con bóveda de cañón, el religioso dedicó sendos altares, tanto a la Magdalena como San Bernardo de Claraval, el fundador de su orden monástica. El justicia, jurados y prohombres de Castellón, solicitan al Arzobispo de Tarragona que otorgue indulgencias a cuantos contribuyan en la construcción del nuevo ermitorio. Entre 1455 que se construye el pórtico y 1590, la ermita experimenta obras de reforma y ampliación . Se dota su altar mayor de un retablo de madera, reedificando las caballerizas para el servicio de los peregrinos. El ermitorio, como meta de rogativas y peregrinaciones durante la Edad Media y aún con posterioridad, disponía de cocinas, comedor, cisternas y hostal, que deligentemente reconstruía y reformaba el Consejo Municipal, propietario de la casa y ermita de Santa Magdalena. En 1,745 la ermita se encuentra en estado de práctica ruina y el Ayuntamiento acuerda suspender temporalmente la Romería desde la Ciudad. Cuatro años más tarde, una vez reconstruida, se recupera la Romería anual, ahora en conmemoración de la fundación de Castellón. El edificio adopta su configuración actual a partir de 1.758 cuando el maestro de obras Vicente Pellicer reconstruye todo el conjunto. Con motivo del VII Centenario de la fundación de la Ciudad, en 1952, se realizan obras en el emitorio, y entre 1988-1989 se consolidan parcialmente las ruinas del Castillo Viejo y se restauran los muros exteriores del edificio. Su altar mayor aparece presidido por una pintura sobre tabla, imitando cerámica, realizada por Juan Bautista Porcar Ripollés 1940.

La iniciativa de construir un importante canal para abastecer de agua a la ciudad de Zaragoza y poder regar sus extensas llanuras, parte de Fernando el Católico en torno al año 1510. Sin embargo, y como consecuencia de la oposición que ejercieron los señoríos de la ribera, que veían las obras con cierto recelo; estas no se iniciarían hasta el año 1528, bajo el reinado del Emperador Carlos V.
Diversos avatares, deficiencias en la construcción y la posterior destrucción de la presa, concluyen en el año 1772, cuando el Conde de Aranda encarga a D. Ramón de Pignatelli su reconstrucción y finalización.
Colosal obra de ingeniería para la época, en la que trabajaron más de 2.000 obreros, además de soldados de cinco regimientos de infantería.
En el lugar, además del palacio de Carlos V y la presa, hay agradables zonas ajardinadas y de exuberante vegetación.

Situada sobre la Vía Romana, algunos historiadores la identifican con la villa Contributa Julia, basándose en los datos que Plinio aporta en el libro III de su “Naturales Historia”. En su término municipal han sido hallados algunos restos romanos.
Su mayor importancia la alcanza con el rey Fernando III el Santo, que recibirá una ayuda vital en su lucha reconquistadora por parte del Maestre de la Orden de Santiago, hecho por el cual el monarca donará Calzadilla a dicha Orden Militar en 1242. En el año 1248 ya está documentada esta cesión regia como la Hermandad de Cinco Villas Hermanas.
Integradas por Calzadilla, Fuente de Cantos, Medina de las Torres, Montemolín y Monesterio y estando vacante la Encomienda de la Orden, le fue esta asignada en 1480, de tal modo, que ya en representación de dicha encomienda, intervendría Calzadilla en la conquista de Granada en 1492.
Fernando el Católico toma bajo su mando la administración del Maestrazgo y bajo su amparo se completa el edificio de la Encomienda. Durante el reinado de Felipe II se separan las villas de la Orden y pasan a la Corona hasta principios del sigo XVII en que volverán a la obediencia santiaguista, si bien Felipe III volverá a vendérsela más tarde a unos genoveses.

En el siglo XVIII – XIX estuvo instalada una fábrica artesanal de jabón. Por lo tanto, su nombre procede de la materia prima elaborada y comercializada para uso de los vecinos del pueblo y sus alrededores ( Bonete y Hoya- Gonzalo ).
Más curioso es que según documentos dignos de todo crédito, el pueblo fue centro de reunión de la logia masónica que existió en la Villa. Condenada por las Autoridades Eclesiásticas, no sería demasiado importante, porque no hay documentos que hablen de procesos de La Inquisición. Sin embargo, parece que sí fue importante, como se desprende de los documentos del Archivo Histórico Nacional de Salamanca, y en los Ensayos Históricos y Científicos del Instituto de Estudios Albacetenses.

Sus restos más antiguos proceden del Puerto de Catarroja. como consecuencia de un dragado del canal, apareció una amplia colección de fósiles de moluscos que se remontan alrededor de 8000 años atrás en el tiempo, hasta la actualidad, pasando desde el momento en que la Albufera era agua salada, por tanto parte del mar, hasta que fue mezclándose con el agua dulce, formando una fauna salobre, hasta llegar al agua dulce, y de cañizo, siendo el último nivel, el arrozal. Destaca la villa romana de El Huerto de Pepica, detrás del actual ambulatorio. Cuando aún no estaba señalada en los libros, un rico acaudalado local, con pocos escrúpulos, «el Tío Colic», compró unos campos, sabiendo que había restos y los excavó allá por el 1930, vendiendo todo lo excavado a coleccionistas de fuera de la localidad, ya que cargaba en el ferrocarril todo lo que encontraba y lo llevaba a Valencia. Es curioso que su libro sobre Catarroja: «La villa de Catarroja», ha sido confundido pensándose que su título era la «Villa romana» pero villa debe entenderse como localidad, pueblo.
La Plaza de la Llotgeta, en el centro histórico del pueblo, contiene restos cerámicos desde la época musulmana hasta la época actual. La Iglesia de San Miguel, construida en el 1710, En el interior de la Casa Abadía, excavada en 1993, apareció una fosa con restos humanos del siglo XIV, posiblemente de la peste de 1348.
El 17 de septiembre de 1801 se inicia en Catarroja un motín que tenía posiblemente como motivo el pago de los derechos señoriales, y que después se extenderá rápidamente para concluir por fin el 2 de octubre.
Las alquerías situadas en la huerta, son llamadas El Huerto de los Maestros, El huerto de San José’, El huerto del Engaño, El Huerto de Estrella o El Huerto de Ferris, por este orden de la más antigua a la más moderna, siendo El Huerto de los Maestros, la hermana gemela de El Huerto de Vivanco casa señorial de Catarroja del siglo XVIII, actual sede del Ayuntamiento.

A primera vista Muro no deja sospechar que se trata de un pueblo que hace dos mil años era una notable población romana, Augustobriga, a XXII millas de Turiaso (Tarazona) -según un miliario hallado allí mismo, en la calzada que unía Zaragoza con Astorga-, que antes había sido la celtíbera Obriga.
De este esplendor romano apenas quedan vestigios claros, como la fuente que hay a las afueras del pueblo en un pequeño soto de chopos, apartado unos pocos metros del camino jacobeo, y numerosos hallazgos puntuales al labrar las fincas cercanas al pueblo.

Desde el siglo XII existe documentación sobre esta localidad. En estos documentos aparece como donación del monarca leonés Fernando II a la Orden de Santiago. En Barcia hubo un Hospital de Peregrinos y un convento conocido como «casa de la Reverenda», cuya función conventual fue suprimida por la Desamortización de Mendizábal.
Aunque es una zona rural, muy pocas familias se dedican, actualmente, a la ganadería o la agricultura.

Balaguer es una exquisita mezcla de costumbres, tradiciones, culturas y de la historia de la Comunidad. Todo esto ha hecho de ella una ciudad hermosa y llena de personalidad. Tradicionalmente basada en la agricultura, en la actualidad compagina esta actividad con el comercio.
Sus habitantes son gente abierta y hospitalaria con el visitante y, sobre todo, con el peregrino.

Frontera entre los moros y los visigodos, Simancas fue escenario de numerosas batallas y resulto arrasada por uno u otro bando en cuantiosas ocasiones, hasta que en 1085 Alfonso VI conquistase Toledo y Simancas dejase de ser el punto fronterizo de la guerra.
En 1255 Simancas fue emplazada dentro de la Nueva Capital, Valladolid, no sin gran oposición de ambos pueblos, y un posterior largo pleito que se resolvería en 1558.
Numerosas veces visitada por su rey (Fernando IV, Juan II, Felipe II,…), Simancas recibió el favor de sus monarcas por su fidelidad a la corona. En numerosas ocasiones demostró Simancas su fidelidad a su monarca, como por ejemplo durante el reinado de Enrique IV, cuando, liderados por Juan Fernández Galindo, fueron expulsados los partidarios de Don Alfonso

La entrada es por un puente románico de dos ojos sobre el río Iranzu. Se sabe que desde el siglo X, hubo aquí un monasterio dependiente de Leire, la ermita de San Miguel es el único resto que nos queda de él.
El campanario de la iglesia Parroquial de la Asunción es del siglo XIII, el resto del templo es del siglo XIV.
Villatuerta es un nombre de origen romano, y proviene de vilatorta, es decir, villa torcida, tortuosa o sinuosa. Muestras de este origen romano se pueden encontrar en dos inscripciones latinas aparecidas en el campo del pueblo. Una de ellas, funeraria, contiene el siguiente texto: «Octavia Prudentis filia annorun XXX» (Octavia hija de Prudente de 30 años). La otra inscripción representa a un cazador y dos ciervos. Ambas se encuentran en el Museo de Navarra, en Pamplona, y prueban de alguna manera el origen romano de Villatuerta, situado hace unos dos mil años.

Arca es la antesala de Santiagoy también es la pequeña capital del Municipio de O Pino. Hay que destacar un puente romano sobre el río Mera, así como quince castros celtas.

Durante la Edad Media, la villa de Comillas fue conocida como la villa de los Arzobispos, ya que en su municipio nacieron numerosos que ejercieron su labor en las colonias de Latinoamérica.
La actividad pescadora de sus barcos era la mayor fuente de ingresos durante esos siglos. El descubrimiento y posterior explotación de las minas de calamina en 1852, y un turismo estival que continúa hasta nuestros días supuso un aumento de la población que se comenzó a articular a partir de la plaza de la Villa.
Con las aportaciones de los Marqueses de Comillas y una serie de importantes arquitectos catalanes como Gaudí, la villa se convierte en un ejemplo de modernismo, del que hoy podemos contemplar muchos ejemplos como el Capricho.

Ocupado desde el Paleolítico Superior, como queda demostrado por los numerosos restos arqueológicos, sus orígenes urbanos datan de época romana. Por fuentes epigráficas se adscribe a Sosotigi, municipio flavio.
Su abundancia de agua y manantiales llevaron a los árabes a ponerla el nombre de al-Qabdaq, ciudad de los manantiales. En ella edificaron una impresionante e inaccesible fortaleza. Su principal funciones era la protección de una rica medina comerciante;su localización en una importante red viaria la hizo objeto de la codicia tanto cristiana como musulmana.
Fue conquistada por vez primera a los musulmanes en el año 1085, durante el reinado del monarca castellano Alfonso VI. Posteriormente cambió de dueño en numerosas ocasiones.
A finales del s. XIV, con la dinastía Trastámara en el trono, la villa dejó de ser propiedad real y fue vendida como señorío a la casa de Montemayor, una de las ramas familiares de los Fernández de Córdoba. Tras la toma de Granada, Alcaudete experimenta su época de mayor esplendor de la mano de la concesión del título nobiliario de conde al sexto señor de esta villa. Las magníficas cosechas de cereal y el ser paso obligado entre Granada y Castilla la convierten en una importante población. El siglo XVII, llegará con su corte de decadencia, sus señores abandonarán su residencia fija en la Villa.
El siglo XIX traerá la agitación social y política de su población que se sublevará contra los franceses; más tarde participarán en las luchas entre entre carlistas e isabelinos; Los Procesos Desamortizadores dejarán honda huella en Alcaudete.

Cultura

En su término municipal, concretamente en la Cueva Negra, se han encontrado importantes restos arqueológicos del Paleolítico, así como de épocas posteriores. Aun cuando no se ha podido confirmar, se cree que su origen arranca de una venta o posada de la calzada romana que la cruzaba.

Así, por una de sus calles más importantes, discurre la vía romana, posiblemente la Vía Augusta, de la que se conservan aún varios miliarios. Además, sus edificios civiles más significativos eran en otros tiempos fondas y hostales para hospedaje de viajeros.

Ya en la Edad media, Puebla-Tornesa pertenecía al castillo de Montornés. Cuando fue conquistado por Jaime I de Aragón, lo cedió a un tal Pere Sanz, formando parte de las propiedades de Ximén Pérez de Arenoso pasando luego por las manos de varios señores de la época; hasta que a principios del siglo XVI, 1515, fue adquirido por Nicolás Casalduch, conocido como el Barón de la Puebla, título que ostentarán sus descendientes hasta nuestro tiempo. Los barones han sido pues, los responsables de todo lo que es esta localidad, y todavía gran parte del término pertenece a esta familia. En 1701 pertenecía a Miguela Muñoz, a quien sucedió su hija Isabel, que casó con Manuel Valles y Pallarés, cuyos descendientes conservaron la baronía.

Pero el hecho de estar situada en un cruce de caminos no siempre ha sido positivo para la Pobla. A principios del siglo XVIII, como consecuencia de la Guerra de Sucesión que enfrentó a los austrias con los borbones, la población sufrió varios saqueos por parte de las tropas de estos últimos, tal y como se narra en el archivo que los barones de Puebla poseen en Castellón. El suceso más grave aconteció el 25 de mayo de 1708, día en que una tropa de más de 5.000 soldados a cuyo frente estaba el general de Felipe V, Dasfelt, acampó en la zona y saqueó toda la cosecha, lo que provocó el abandono de sus vecinos. El éxodo a Villafamés duró dos días.

Poblada desde tiempos antiquísimos, perteneció a la Orden de San Juan de Jerusalén durante 700 años.
Lo que hoy día es conocido como cerro de “El Convento”, junto al río Huecha, fue un enclave celtíbero. En este extraordinario yacimiento se han encontrado numerosas piezas de cerámica así como utensilios domésticos.

Mallén fue conquistada por Alfonso I en 1119, y repoblada con mozárabes, tras una expedición a tierras andaluzas en 1126, a los cuales otorgó Fueros en 1132 a través de una Carta Magna.
En 1132 se dona la villa a las Órdenes del Temple y de San Juan de Jerusalén, sin embargo no serían estas Órdenes, sino la de los Monjes Hospitalarios la que se asentase en Mallén.
En 1151 la propiedad de la villa volvió a manos de las Órdenes anteriores por una ratificación firmada por el conde Ramón Berenguer IV. La Orden Sanjuanista mantuvo su jurisdicción hasta principios del siglo XIX.
En 1209 Mallén fue testigo de las «diferencias» entre Pedro II de Aragón y Sancho VIII de Navarra.
El siglo XVIII, con La Guerra de Sucesión, fue una época dramática para la villa, que sufrió el asedio y el saqueo del ejercito del archiduque Carlos, uno de los pretendientes al trono español. Terminada la contienda, el vencedor, futuro Felipe V, le concedió a la villa el título de “Leal y siempre Fidelísima”.
En el siglo siguiente, la Guerra de la Independencia, también marcaría a Mallén, ya que su castillo cobijó a una guarnición francesa, y sirvió de “zapa”, (recaudación comarcal de suministros) a las tropas francesas las cuales volaron el castillo al retirarse en 1813.

En la provincia de León y a veinte Km., al Sur de la Bañeza se encuentra esta población que perteneció al señorío del Duque del Infantado.
Su patrimonio artístico es interesantísimo. Dentro del arte religioso destacan sus dos iglesias. La iglesia de San Esteban está situada en el Barrio Alto y perteneció a la Orden de lo Templarios. Cuenta con un maravilloso artesonado mudéjar. El segundo templo pertenece al siglo XIII y está bajo la advocación de San Verísimo.
Cuenta también Alija con construcciones civiles como los restos de su castillo palacio, de planta cuadrangular y torre cuadrada del siglo XVI. Dentro de este ámbito está ubicado el Palacio de los Ponces, originario del siglo XIII.

Durante la dominación musulmana, Albacete fue un pequeña alquería llamada Al-Basit (La Llanura).Tras su conquista por Fernando III, el rey la cedió en condición de aldea al concejo de Alarcón.
En el reinado siguiente, tras los conflictos por la sucesión a la Corona, Albacete pasó a formar parte del señorío de los Manuel, bajo cuya jurisdicción permaneció hasta la Edad Moderna.
En el primer cuarto del siglo XIV experimentó un fuerte crecimiento. En este período apareció la Feria, que atrajo a comerciantes, mercaderes y tratantes de ganado de las proximidades, favoreciendo que en 1375 el primer marqués de Villena le concediese el título de Villa y su independencia de Chinchilla.
En el siglo XVI siguió creciendo demográfica y económicamente.
El siglo XVII supuso para Albacete una época de decadencia, como para todo el país; Tras la crisis, el siglo XVIII trajo la recuperación. En la Guerra de Sucesión, la ciudad tomó partido por Felipe V quien, como recompensa, le concedió el privilegio de una Feria anual que la convirtió en el mayor centro económico de la comarca.
El siglo XIX le trajo una reforma administrativa trascendente. En 1833, el Ministro Javier de Burgos reformó la administración del territorio y así creó la provincia de Albacete, con territorios de las antiguas provincias de Cuenca, Murcia y La Mancha, otorgándole a la ciudad la capitalidad. Más tarde, Albacete defendió a Isabel II frente a los carlistas, lo que le sirvió para obtener en 1862 el título de ciudad.
A principios del siglo XX experimentó un significativo crecimiento urbano. Durante la Guerra Civil se convirtió en cuartel general de las Brigadas Internacionales y en sede de la fuerza aérea republicana. Con la promulgación del Estado de Autonomía de 1982, Albacete se separa de la Región de Murcia a la que pertenecio varios años, y entró a formar parte de la Comunidad Autónoma de Castilla La Mancha estableciéndose en la capital el Tribunal Superior de Justicia.
En la actualidad Albacete experimenta un considerable desarrollo urbanístico y una importante reactivación de sus actividades industriales y comerciales. Es una ciudad activa, moderna y de futuro, como demuestran algunos de sus muchos proyectos: Palacio de Congresos, la modernización del sistema ferroviario (AVE), el Aeropuerto, la Ciudad del Transporte o el Parque Científico-Tecnológico.

De fundación islamica como alquería, su topónimo tiene como significado «lloc asolellat» (lugar donde da el sol todo el día) ya que es de los pocos pueblos de la zona, en el que no hay ninguna montaña cerca que le quite luz solar. Poblado con cristianos nuevos tras su conquista por el rey Jaime I y su primera cita es en el Llibre del Repartiment, en 1243. Formó parte del municipio de Alcira, hasta que en 1473 obtuvo la independencia, reservándose Alcira la jurisdicción criminal y mero imperio. En 1574, Felipe II le concedió la segregación de aquella convirtiéndolo en Universidad, tras pagar 8.000 ducados. Le pertenecían los despoblados de Cotes, Pardinas, Segreña y Fátima. En 1608, se le concede el título de Villa Real, se introduce el sistema de insaculación para proveer los oficiales del gobierno municipal, obtiene el privilegio real de cogobernar con Alcira la Acequia Real del Júcar y, el 12 de noviembre, el rey le concede la celebración de feria anual durante veinte días.
La expulsión de los moriscos y la compra de Cotes, hicieron que el siglo XVII fuera de fuerte endeudamiento para Algemesí. En las Cortes Valencianas de 1626, el Brazo Real pidió la revisión de los límites de Algemesí, debido a los pleitos que tenían desde su segregación de Alcira.

En su suelo se han hallado restos del Eneolítico-Bronce, de época romana y medieval.
Aquí vivió Gustavo Adolfo Bécquer y aún se recuerda como «la huerta de Bécquer» la que el labró.

En la población de Villar nos encontramos con varios ejemplos de arquitectura indiana, digna de ser admirada por el visitante.

El origen de la localidad pudo ser de época romana, por el emplazamiento actual. Sin embargo, se sabe que existió un núcleo de población, más al sur, llamado Santfaduc.
En 1147 las tropas del Conde de Barcelona y Príncipe de Aragón, Ramón Berenguer IV, reconquistaron Alfarrás y Almenar, donándolas seguidamente a un centenar de hombres libres de Balaguer, según quedó recogido en un pergamino de 1148.
En el siglo XIV el monasterio de San Hilario de Lleida compra el Señorío de Alfarràs y Andaní. Terminando este siglo, el monasterio decae económicamente y se ve obligado a vender el molino a la Paeria de Lleida en 1400.
Más tarde pasará a ser Señorío de la Casa dels Boixadors que tenía Boix en su escudo de armas. En 1601 el señorío pasa a la casa Desvalls y un siglo después el señorío se convierte en marquesado, con el mismo linaje de la actualidad.
El 1897 el Marqués de Alfarràs construye las fábricas de hilo, que marcarán para siempre la vida de la localidad.
Entre 1945 y 1950 e se ponen en marcha unos planes especiales para explotar las magníficas condiciones de su huerta, convirtiéndose en una de las principales localidades fruteras de la zona (pera y manzana).
Actualmente Alfarrás queda definida económicamente por su industria, su importante sector servicios y por la agricultura especializada.

La comarca de Peñaflor (y municipios cercanos) posee diversos yacimientos paleolíticos de la edad del bronce (hace casi 4.000 años) y de la época romana (desde el siglo I a.C., hasta la llegada de los visigodos, en el siglo V).
Al comienzo de la era cristiana (siglo I) esta tierra formaba ya parte del Imperio Romano, y pertenecía a la Provincia Hispania Citerior Tarraconensis, con capital en Tarraco (Tarragona), establecida por el emperador Augusto (año 63 a.C.- año 14 d.C.).
Probablemente en el periodo anterior al siglo VIII nuestra comarca experimenta una época de avance de la colonización del territorio. Se talaron grandes extensiones del bosque original para roturar los campos para el cultivo de cereales.
A principios del s. XIII (año 1202) Alfonso VII constituyó el alfoz con Peñaflor de Hornija y 4 aldeas hoy despobladas.
La localidad de Peñaflor tuvo gran relevancia en el desarrollo de la batalla de Villalar, librada el 23 de abril de 1521, que decidió el desenlace de la guerra de las Comunidades

Estella surgió a la sombra del castillo de Lizarra, allá por el año 1090 y fueron los artesanos «francos» los que la repoblaron, gracias a Sancho Ramírez, que les concede el fuero de Jaca.
La llamada «Toledo del Norte» tuvo un importante asentamiento de Navarros, judíos y francos, siendo estos últimos los que formaron el «Burgo Franco» o de San Martín, que se situó al pie de la roca sobre la que se alza la iglesia de San Pedro, en la margen izquierda del río Ega.
Aunque pasó por profundas crisis: Persecución de los judíos y sucesivas pestes, que llegaron a diezmar la población en un 70 por ciento en el siglo XIV, experimentó un crecimiento rápido, que se debió al comercio y a su privilegiada situación en la ruta. Ya en el siglo XII surgen las iglesias de San Nicolás y del Santo Sepulcro, y más tarde la Sinagoga del barrio judío se convierte en Parroquia, bajo la advocación de Santa María Jus del Castillo. Los judíos fueron trasladados a la falda del monte y al amparo del castillo.
El peregrino entra en Estella por lo que fue el «burgo de San Miguel», que surgió en torno a la iglesia románico tardía del mismo nombre. Posteriormente las iglesias de San Pedro, la Virgen del Puy y en la plaza de los fueros la de San Juan Bautista, dan idea de la importancia que tuvo esta villa.
Todavía a este lado del río se puede apreciar el monasterio de San Benito el Real y el Convento de las Clarisas. Por el puente de la cárcel o de San Miguel, recuperado en el año 1971, se cruza al señalado «burgo franco de San Martín», en el que se alza la mencionada iglesia del Santo Sepulcro, el convento de Santo Domingo y un poco más allá de la plaza de San Martín, se halla el Palacio de los Reyes de Navarra, un claro exponente de la arquitectura civil románica en España.
Extramuros de San Martín y después de pasar la puerta de Castilla, por donde salían los peregrinos de Estella, encontramos la ermita de Rocamador, que posee una hermosa talla de Santiago peregrino del siglo XVII.

Se cuenta que en el río que pasa por esta localidad y que da el nombre a la población, era donde los peregrinos, según cuenta Aymeric y también el boloñés Laffi, lavaban sus ropas y sus cuerpos para presentarse con el máximo decoro ante el Apóstol.
Muy cerca de Labacolla es donde se ha construido el aeropuerto de Santiago de Compostela.

A pesar de que la leyenda hace intervenir al Hércules egipcio como su fundador, la realidad histórica es bien distinta. as excavaciones arqueológicas demuestran que un poblado celta ocupó este espacio, que más tarde fue conquistado por Roma. Bajo la dominación romana se construyeron el Acueducto y numerosas calzadas, de las que hoy tan sólo se conservan pequeños tramos.Segovia también fue la cuna de ilustres personajes, que adquirieron gran poder e influencia en la historia de su tiempo como el futuro emperador Teodosio, nacido en el año 346 d.C. en la ciudad de Coca.
Tras la crisis del Imperio Romano y el advenimiento de los pueblos del Norte, la administración y el poder quedan en manos de los visigodos, en cuya época nacerá en el año 642, San Frutos, Patrón de la Ciudad, quien junto a sus hermanos se retiró a las orillas del río Duratón donde tuvo lugar el milagro de la «cuchillada de San Frutos».
Sustituido el poder visigodo por la invasión musulmana, Segovia se convirtió tierra de nadie, habitada únicamente por pastores y transeúntes hasta que Alfonso VI a comienzos del milenio incentivó la repoblación de estas tierras.
Segovia conoció las numerosas invasiones árabes, aunque la peor de todas fue la dirigida por Abderramán en el año 756 que destruyó, en su vorágine de violencia, algunos arcos del Acueducto, reconstruidos por los Reyes Católicos.
En el s.XIV,durante el periodo bajo medieval sube al trono Enrique II de Trastamara, cuyo hijo, el infante don Pedro, cayó por uno de los balcones del Alcázar. El XIV no fue un siglo muy afortunado para la ciudad.
El siglo XV, sin embargo, fue el «siglo de Oro» de Segovia: se consolida la industria pañera que alcanza fama mundial; los reyes la frecuentan, pasando largas temporadas en el Alcázar, muchos nobles, deseosos de alcanzar influencia en la Corte, construyen sus palacios en la ciudad.
Juan II fue coronado rey en la catedral de Segovia a los pocos meses de nacer. En 1425 nace su hijo Enrique IV , gran rey para la Historia de Segovia ya que le concedió multitud de privilegios (el mercado de los jueves), realizó numerosas y notables reformas en multitud de edificios, sobre todo en el Alcázar y construyó una ceca junto a la iglesia de San Sebastián, un palacio real junto a la de San Martín, la ermita de los altos de la Piedad, el Monasterio del Parral, etc.
En 1472 se celebra el sínodo de Aguilafuente y el obispo Juan Arias Dávila manda imprimir en Segovia el Sinodal de Aguilafuente, considerado el primer impreso realizado en España.
El final del siglo traería a la ciudad su implicación en la sucesión al trono del rey Enrique IV, tomando la ciudad partido por Isabel a quien corona reina de Castilla en el atrio de la iglesia de San Miguel.
El siglo XIX le cambia la cara a Segovia, que recibe el ferrocarril y remoza su aspecto derribando casas para dotar a sus calles de un aspecto más moderno.
El siglo XX pilla a Segovia mirando hacia el pasado, pero con una muy buena base cultural que atrae a los amantes del Arte: Zuloaga, la Universidad Popular fundada por Antonio Machado, un Instituto de Segunda Enseñanza. En la década de los 90, se realizan numerosas reformas, que aún continúan, para mejorar la ciudad de cara al turismo, fuente principal de su economía.

La llave es uno de los motivos que figuran en el escudo de Alcalá la Real, una clara referencia al papel que la fabulosa elevación de La Mota ha conferido a la ciudad. El valor estratégico de su ubicación puerta entre el valle del Guadalquivir y la vega granadina ha sido aprovechado desde tiempos remotos. Los primeros vestigios de la presencia humana datan del Neolítico, en el III milenio a C.
De época romana son los restos localizados en La Tejuela, entre ellos, una muy destacable estatua de Hércules (Museo Arqueológico Nacional).
Las ventajas del enclave fueron aprovechadas al máximo en época islámica en la que Alcalá se convirtió en una importante ciudad fortificada de Al Andalus. Cambió varias veces de nombre, dependiendo del grupo étnico que la gobernase, pero siempre precedía la voz árabe de Qal’at, que denomina a una población fortificada. Qal`at Astalir y Qal`at Yahsub, son los dos primeros nombres con los que aparece citada en las fuentes, el último es el de Qal`at Banu Said, clan impulsor de la cultura alcalaína y del que destacaron varios miembros en la literatura y la política. Además de esta fortaleza, un gran número de atalayas (de las que se conservan unas quince) completaban la estructura defensiva.
Desde su primera ocupación por Alfonso VIII en 1213, se sucedieron las luchas entre granadinos y castellanos por el dominio de esta plaza que también fue conquistada por Fernando III y por Alfonso X, y otras tantas veces perdida. La toma definitiva fue en 1340 y dejó a Alfonso XI en puertas del Reino de Granada. (Siglo y medio después, los Reyes Católicos partieron de aquí para la conquista de la capital nazarí)
Tras la conquista de Granada en 1492, la ciudad entró en una etapa de apogeo y esplendor. El rápido aumento de la población hizo que las casas desbordaran los límites de la ciudadela y la ciudad se expandiera faldas abajo de la Mota, un proceso que continuó en los siglos siguientes hasta el abandono total del monte.
El otro proceso histórico que ha dejado huella perceptible en la actual Alcalá es el auge económico de principios de este siglo. La burguesía emergente de la época hizo construir un buen número de edificios historicistas, profusamente adornados, en la Carrera de las Mercedes.
Alcalá la Real fue declarada Conjunto Histórico-Artístico en 1967.

Cultura

Sierra Engarcerán tiene orígenes primitivos, como son los restos ibéricos de «El Castellàs» y algunas pinturas rupestres de arte levantino, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Durante el dominio musulmán se ubicó un castillo en la parte montañosa que domina el actual municipio y a su alrededor un pequeño pueblo agrícola o alquería.

Los primeros datos documentales son del año 1213 y de 1238, cuando el rey Jaime I de Aragón dio estas tierras a Pedro Valimanya. Con el nombre de Sierra de Valimanya aparece la Carta Pobla del año 1374, hasta la compra de las tierras por los Galcerán Galceran, de donde procede su nombre. Posteriormente el señorío pasó a manos de Nicolás de Casalduch, llamado «el antiguo» (l’antic) o el vinculador. Fue este noble el que le concedió la carta de población el 6 de dciembre de 1512.

Su pasado histórico comienza con la construcción de un castillo-fortaleza, en el siglo XII, que controlará el paso del Ebro.
Con fecha de 6 de julio de 1109, sirvió de «prenda» para el rey Pedro III, que la empeñó al rey Sancho de Navarra, quien la anexionó a sus posesiones. Finalmente sería reincorporada al reino de Aragón.
A lo largo de los siglos XII y XIII, la villa aparece citada en diversos documentos en relación con hechos delictivos y guerreros.
Lo más interesante fue el interés que Los Templarios tuvieron en la villa, así como el dominio que ejercieron en ella. Al final, fue la Orden Sanjuan.La villa de Gallur ha tenido desde época neolítica diversos asentamientos humanos en sus cercanías, que se incrementaron con la ocupación romana del valle del Ebro, asentamientos conocidos como pagus, dando por derivación de uno de ellos origen al actual topónimo de la villa, al ser conocido el asentamiento como pagus gallorum, el asentamiento de los galos, por ser sus habitantes originarios de la Galia.
Desde el siglo VIII la comarca estuvo bajo control de los musulmanes, quienes levantaron un castillo, localizado en la zona ocupada por la actual iglesia parroquial.
En el año 1119 fueron expulsados los musulmanes por los ejércitos aragoneses de Alfonso I El Batallador, siendo repoblada la villa con mozárabes de Zaragoza y Andalucía, para ser entregada poco después por el monarca a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén, conocida como Hospitalarios, y quedando Gallur encuadrada dentro de la Encomienda de Mallén.

Está asentado en un lugar estratégico, en la confluencia entre los ríos Órbigo y Esla, y en la confluencia de dos importantísimas vías de comunicación como son el Camino de Santiago y la Ruta de la Plata.
Poblada desde antiguo, el río Esla (el Estula romano), servía de frontera natural a los pueblos astures y vacceos. Con los romanos, la zona se convierte en lugar de guarnición y defensa de las calzadas. Con los visigodos, se convierte en un mundo eminentemente agrícola, ya que será entregado a la nobleza para que dirija las labores agrícolas. Son los campos góticos, predecesores de lo que conocemos como Tierra de Campos.
Terminada la ocupación árabe y reconquistada la zona para los cristianos, será siempre de gran importancia para la Corona, convirtiéndose en Señorío y alcanzando Fueros propios con el rey Fernando II en el siglo XII.

La Roda ha sido históricamente tierra de paso, este hecho hace difícil determinar sus antecedentes más remotos.
Dentro de su término municipal se han localizado restos ibéricos y otros posteriores pertenecientes a la etapa romana.
Parece ser que el nombre de La Roda deriva, según los expertos, del término árabe “rotba”, relacionado con un impuesto que se pagó por el paso de ganados o bien de “robda”, antigua milicia vigilante de fronteras y caminos que rondaban en torno a los castillos.
Fue este el nombre que recibió el antiguo castillo ubicado en el lugar donde hoy se encuentra la iglesia parroquial y donde se refugiaban los “arrobdas” o vigilantes cobradores.
Pasada la Alta Edad Media, hacia 1200, La Roda, probablemente, fue tomada a los musulmanes por las huestes del rey castellano Alfonso VIII durante la reconquista. Después, cuando en el año 1305 el rey Fernando IV de Castilla concede todas las tierra que componían el Señorío de Alarcón al Infante Don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, La Roda queda bajo la protección de éste.
En 1310 el infante Don Juan Manuel otorga la concesión de los límites jurisdiccionales al municipio. Cuando Juan II dona la ciudad de Alarcón y su entorno al Marqués de Villena, La Roda definitivamente formará parte de este marquesado hasta que se segrega de él por propia iniciativa en 1476 incorporándose así a la Corona de los Reyes Católicos.
Durante el periodo renacentista La Roda experimentará un notable desarrollo económico y crecimiento que quedará reflejado en el arte y la arquitectura local.

Existen antecedentes prehistóricos de una población muy antigua, desde la época neolítica, especialmente de restos ibéricos y romanos. De cualquier modo, la localidad de Carcagente tiene su origen en una alquería musulmana. Durante el periodo de dominio árabe, se organizó el territorio y la población de manera dispersa en alquerías. Hay varias alquerías documentadas en el término: la de Carcagente, Cogullada, Ternils, Benimaclí, Benivaire, Alborgí… Todas estas formaban un conjunto territorial que se conocerá después con el nombre de «Horta de Cent» o «Huerta de Carcagente».
La conquista cristiana por Jaime I de Aragón en el siglo XIII y la posterior repoblación, produjeron diferentes cambios radicales en esta organización. Pronto empezó un proceso de concentración de la población que benefició al núcleo de Carcagente.
La Edad Moderna fue la etapa más brillante, en la que la localidad consiguió su independencia. A principios del siglo XVI, en el año 1521, era uno de los principales núcleos agermanados donde tenían lugar luchas en sus calles. Se produjo un gran crecimiento económico a causa, sobre todo, del cultivo de la morera y del comercio de la seda. Paralelamente, se produjo un gran crecimiento demográfico, continuando el proceso de concentración de población e intensificado, además, por causas climáticas (fuertes inundaciones).
En lo que respecta a la agricultura y economía, fue fundamental la introducción del naranjo, que revolucionó la agricultura y marcó su posterior evolución. En el año 1781, Mosén Monzó y sus amigos, Maseres y Bodí, plantaron los primeros campos de naranjos en la partida de la Bassa del Rei. El naranjo fue implantándose desde final del siglo y sustituyendo a otros cultivos, hasta convertirse en predominante. En el siglo XIX comenzó a exportarse la naranja a gran escala.
En el año 1916, se le concedió el título de ciudad.

El peregrino tomará contacto aquí con lo que se ha dado en llamar la Ruta de los Torreones. Se trata de una serie de torreones vigía, construidos por los bereberes entre los siglos IX y XI que defendían la frontera Norte del Duero ante la reconquista cristiana. Aquí el Camino Jacobeo Castellano-Aragonés coincide, durante un corto trayecto, con esa ruta que recorre toda una serie de enclaves con torreones de estas características, como Noviercas, Castellanos, La Pica o Aldealpozo.

Las primeras noticias sobre el poblamiento del territorio son de hace más de 300.000 años, fecha en la que se datan los primeros restos materiales pertenecientes a un grupo de cazadores-recolectores preachelenses localizados en torno al cabo de Busto. En continuidad con estos iniciales grupos poblacionales encontramos las necrópolis tumulares de La Granda, S. Pelayo, La Ronda, Piedrafita o Villuir.

Lugar se asentamiento de pueblos prerromanos, romanos, árabes, cristianos, … Monzón ha recogido lo mejor de las diferentes culturas que fueron conformando su personalidad hasta hacer de él una localidad atractiva y hermosa. toda la historia de Monzón

Entre los siglos VIII y III a.C, la Península Ibérica estaba poblada por diferentes pueblos que vivían en plena Edad del Hierro, localizándose al noroeste peninsular los Galaicos. Alrededor de los citados siglos Porriño es un cruce de caminos para Helenios, Levnios o Interaminicios, o algunos tan importates como Bracaros o Astures. Pero sin duda los padres fundadores son los Grovios. Los Grovios (en latín GROVII) eran también conocidos como Crovios, Gravius o Gronios.
Ocupaban la zona del valle y desembocadura del rio Miño, islas Cíes, Bayona y la ría de Vigo, hasta la sierra de A Grova, entre Galicia y Portugal, con capital en Castallum Tyde (Tuy, Pontevedra), en el Conventus Bracarensis, en la Gallaecia, desde la Edad del Bronce.
Las relaciones comerciales entre los distinos primeros pobladores hacen surgir rutas y Porriño nace como puesto de cobro impositivopara las carretas que intentan entrar en las cercanías de la capital grovia.
En principio no es más que una atalaya fronteriza, pero con el tiempo y la riqueza que se va a cumulando los habitantes comienzan a explotar su gran riqueza natural ampliando el horizonte de sus posibilidades.
El nombre de Porriño es fruto del sobrenombre del rey Ghrovary: El Pueril (del latín puerilis). Este nombre se le dio debido a la juventud del nuevo rey (apenas contaba con 17 años) y también a la confianza con la que se defendió Trota al menospreciar las amenazas a su verdugo. La villa comenzó a conocerse con el nombre de «Hijos de Puerilis» nominación que se derivó y deformó hasta el actual Porriño.
Los romanos introducen el pueblo nuevas ténicas productivas y se cree aquí el inicio del laborioso trabajo de la cantera de granito,siendo el pueblo romano de Porriño el suministrador de este material para la construcción de obras realizadas a lo largo de todo el noroeste español.

Antiguo lugar de señorío eclesiástico de la Edad Media. Está documentado en el siglo XI con las grafías «Ayuegui».
El rey Sancho Garcés IV en el año 1060 dio todo este término al Monasterio de Irache.
Dispone de Iglesia parroquial de San Martín de estilo neoclásico de finales del siglo XVIII, aunque su construcción parece remontarse al siglo XVII, del que se conserva, además de los muros de la torre, la bóveda de aristas.
La ermita de San Cipriano ya existía en la Edad Media y pertenecía al Monasterio de Irache.

El camino pasa a la vera de la capilla dedicada a Santa Irene</b< y esta población fue hace años sede del Ayuntamiento del concello de O Pino, en cuyo viejo edificio se ubica, actualmente, el albergue de peregrinos.
ara venerar la memoria de la Santa, fue levantada una capilla rústica, rodeada de árboles, y una fuente santa. Su agua está recomendada para la piel y curación de las ampollas.

Las primeras noticias de la existencia de esta villa datan de los siglos VIII y IX, durante la invasión árabe, momento en el que los eclesiásticos construían pequeños templos rurales para aglutinar a los campesinos, que construían sus cabañas al amparo de sus muros.
Noja se levantó en torno al monasterio de San Pedro de Nogga.
Durante el periodo medieval Noja asiste a los frecuentes enfrentamientos nobiliarios en pro o en contra del poder real, hasta la llegada de los Reyes Católicos que consiguieron fortalecer el poder de La Corona frente a los intereses nobiliarios.
En el año 1644, Noja solicita al monarca Felipe IV el título de villa y éste le concede el privilegio.
En época Moderna, uno de los hechos de mayor trascendencia para Noja fue el otorgamiento, en el año 1644, del Privilegio de Vara o de Villazgo de manos de Felipe IV. En virtud del mismo, la ahora villa quedaba eximida de la jurisdicción de la Junta de Siete Villas y recibía la potestad de nombrar sus propios alcaldes.

Desde la dominación de Roma, Huesca ya adquiere notoriedad histórica. Los numerosos mártires de la época paleocristiana, muertos por orden de los emperadores Nerón y Diocleciano, siguen vivos en la mente colectiva; así, San Lorenzo, diácono de la Iglesia cristiana, es el Patrón de la ciudad. Tomada por los árabes, fue reconquistada por el rey Pedro I en el año 1094. Si desea más información, pinche en toda la historia de Huesca

Cultura

El origen de Catí hay que buscarlo en una alquería musulmana reconquistada por Jaime I el Conquistador junto a Morella en la primera mitad del siglo XIII.

En 25 de enero de 1239 Catí fue dado a poblar por Blasco de Alagón, a Ramón de Bocona (futuro poblador de Onda), y a cuarenta hombres más, (hecho que fue confirmado por el rey Jaime I, en 1243). Por los nombres de aquellos primeros vecinos se supone que procedían de las tierras de Lérida. La fidelidad era su principal virtud, que se reconoce al conceder a Catí un escudo de armas cuya figura principal es un perro andante, símbolo de la fidelidad activa.

Catí ha participado en cuantos hechos históricos ha tomado parte la ciudad de Morella. Así, hombres de Catí toman parte en la conquista de Mazalquivir, Orán y Bujía, en la Nave del Bayle de Morella. Ello a pesar de que la villa de Catí, junto a las demás aldeas, comenzó en 1292 un pleito contra Morella, que no concluyó hasta que en 1691 les fue concedida la independencia.

Catí muestra un casco histórico medieval bien conservado y como consecuencia de ello fue declarado Conjunto Histórico Artístico Nacional en 1979.

Castejón (Casteillón), es una población situada en la zona baja del valle del Ebro, cuenta en la actualidad con más de 3000 habitantes. Su crecimiento y fama, se deben principalmente al hecho de que confluyan en este lugar varias líneas del ferrocarril, y la consiguiente formación de un pequeño núcleo de comunicaciones.
Siendo esta villa casi frontera entre Castilla y Navarra, organizó su defensa contra las incursiones castellanas, desde un castillo, del que apenas se conservan unas ruinas.

El origen de Zamora (Ocellum Duri romana, Azemur o Semure musulmana), se pierde en la noche de los tiempos. Su primer asentamiento, en una posición privilegiada sobre el Duero, se ha extendido hasta completar hoy una realidad que combina monumentos únicos con modernas infraestructuras. Ninguna ciudad encierra, como Zamora, veintiún monumentos románicos de primer Orden en su entramado urbano.
Y si sólo el románico zamorano justifica una detenida visita, (Catedral, La Magdalena, San Pedro, Santiago del Burgo, San Claudio, La Horta, Santiago de los Caballeros, Santo Tomé, San Isidoro, Espíritu Santo, San Juan, etc.), sus murallas, sus museos, sus tradiciones (Semana Santa, romerías, etc.), su gastronomía y la evocación del pasado contenida en sus calles, hacen de Zamora un destino obligado.

Esta población, de la cual ya se tienen noticias como núcleo poblacional en época romana, obtuvo, siglos más tarde, el codiciado título de Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima Villa. Lleva en sí misma el nombre de su fundador, D. Clemente Pérez de Rus, que había nacido en las proximidades.
Su vitalidad económica y su importancia social se demuestra por el elevado número de hidalgos que tenían casa en ella, este hecho hizo que fuera conocida como la «Pequeña Corte de La Mancha».
Esta misma categoría como ciudad se muestra en el número de hospitales que tuvo, tres, para dar cobijo a los menesterosos y peregrinos necesitados.
Una vez finalizada la Guerra de la Independencia, en el año 1814, San Clemente quedo señalado como uno de los once partidos judiciales de la provincia de Cuenca,

Sus antecedentes parecen encontrarse en una basílica visigoda existente en ese punto, sobre la que más tarde se consolidó una iglesia bajo la advocación del santo que da nombre al asentamiento.
Su gentilicio es «sampedreños», siendo el familiar en el partido judicial el de «cucos».
En la basílica visigoda, fundada por el Abad Nucro, parece ser que estuvo el último rey godo D. Rodrigo, tras la batalla del Guadalete en 711, comienzo de la invasión musulmana. Desde aquí, ayudado por un monje, pasó a Portugal.

El «Pont de l’Ase» y la Vía Augusta romana son los restos arqueológicos más antiguos que encontramos en La Pobla Llarga.Existen recuerdos de los musulmanes, pero fue Pere d’Esplugues, arcediano de la catedral de Valencia, quien edificó y pobló el lugar, al obtener este privilegio del rey Jaume II, en 1317.
Originariamente se denominó Pobla d’Esplugues, Pobla de Torrehermosa y, finalmente, Pobla de l’Ardiaca, precisamente por ser nombrado ardediano su primer señor. En el siglo XVI adquirió la denominación actual de La Pobla Llarga.
Entre 1347 y 1348 la Guerra de la Unión llevó a esta población a la denominada “batalla de la Pobla d’Esplugues”; durante las Germanías, en 1522, murieron a manos “dels agermanats” el señor vigente, Joan Corts, y muchos pobletanos.
Este escaso crecimiento demográfico, motivado por las fiebres tercianas que desde finales del XVII afectaron a buena parte de las poblaciones de La Ribera, se corresponde con un lento crecimiento económico, que no se superó hasta que en el siglo XIX se desecaron las tierras pantanosas, hecho que posibilitó la introducción de nuevas plantaciones -hortícolas y citrícolas, principalmente-, con lo que se fue entrando en una fase de prosperidad económica, y la población se quintuplicó en poco más de cien años.

La Pica es el paradigma de la despoblación soriana. No hay habitantes desde el s. XVIII y sus pocos enseres fueron trasladados a Tajahuerce, donde pertenece.
Su pasado, como casi todos los pueblos, tiene mucho que contar. Su torreón bereber fue protagonista, entre los siglos IX-XI, de la reconquista cristiana y las ruinas de su iglesia románica nos llevan al s. XII. La Pica fue un señorío que pasó a ser marquesado en 1684.
A corta distancia del torreón podemos observar las ruinas de nobles edificaciones que tuvieron su fin en el s. XVIII. Desde entonces, el total olvido.

La principal actividad económica de esta localidad es la ganadera, que le convierte es un destacado productor de leche, dentro del Concejo de Valdés. Tras la ganadería, no es desdeñable la importancia creciente del turismo.

El linaje de los Andrade, marca desde la Edad Media, la historia de este bello municipio, como se observa en el escudo municipal. Un personaje de esta familia, mandó construir el puente sobre el río Lambre, también llamado Ponte do Porco, nombre que hace referencia al jabalí que simboliza la casa de los Andrade.
Abundan en el municipio magníficos espacios fluviales que ofrecen los ríos Mandeo y Lambre. En ellos los amantes de la pesca fluvial pueden capturar bellos ejemplares de trucha y salmón. Se puede, además disfrutar del paraje natural de Chelo, situado a orillas del Mandeo en los límites entre Coirós y Paderne. En relación al patrimonio histórico, los restos más antiguos encontrados en el término son los castros de Montecelo, Longa y Vilouzás. La influencia de sus moradores celtas se aprecia incluso en el topónimo del municipio. El patrimonio arquitectónico incluye numerosas iglesias, entre las que destaca la de San Pantaleón de Viñas que conserva en la fachada numerosos elementos de su primitiva construcción del siglo XIII. Además de la citada iglesia románica existen otros ejemplos románicos en Santa María de Souto, San Andrés de Obre y San Salvador de Vilouzás, aunque la mayoría de estos templos sufrieron posteriores reformas casi todas datadas del siglo XIX. Muy próximo a la iglesia parroquial de San Pantaleón das Viñas podemos admirar el Pazo de Montecelo, que ha sido donado a una institución religiosa. Destaca su escudo con los símbolos de los Bermúdez y los Andrade.

No está muy claro el origen del Monasterio Benedictino de Irache, puede quizás entenderse en conexión con el foco monástico de la Rioja, durante el siglo X, siendo el Rey de Nájera quien lo dotó de un hospital de peregrinos en el año 1054.
El primer y gran impulsor, no sólo del monasterio sino también de la ruta Jacobea en Navarra fue San Veremundo, iniciándose en el siglo XII las obras de una gran iglesia románica de tres ábsides.
Posteriormente durante los siglos XIII al XV, se sumerge en una larga crisis, de la que sale gracias a la congregación de San Benito de Valladolid en el año 1522.
En el siglo XVII se construyeron un edificio y un claustro en los que se albergo la primara Universidad de Navarra.
Situadas enfrente del monasterio se encuentra las bodegas de Irache, en donde se mantiene abierta, en horario de oficina la fuente del vino.

No es más que un conjunto de casas típicas de pizarra a orillas del río Iso, donde existía y hoy se ha recuperado el hospital de peregrinos de Ribadiso, donde el hospitalero debía socorrer a los romeros con toda caridad, según reza un documento de 1523.

La vivencia histórica de esta comarca ha quedado magníficamente plasmada en su riqueza artística, con importantes construcciones nobiliarias; numerosas familias con escudo de armas en Villaviciosa, los Balbín Busto, Cabanilles, Concha, Hevia, Llera, Miravalles, Pando, Peón, Pidal, Solares…, cuyas numerosas casonas y torres solariegas se encuentran por todo el término municipal.

Su origen es ibero-romano y conserva parte de las murallas de la época islámica. Si desea más información, pinche en toda la historia de Bolea

Cultura

Morella se encuentra en un lugar de paso tradicional entre el valle del Ebro y la costa mediterránea, lo que ha favorecido el asentamiento humano ya desde la antigüedad. Hay documentados restos de cazadores-recolectores del epipaleolítico geométrico. El hombre prehistórico nos ha dejado abundantes muestras de su arte, como los grabados y las pinturas rupestres de Morella la Vella, declaradas Patrimonio Mundial por la UNESCO.

En el castillo se encuentran elementos tecnológicos del neolítico. Algunos monumentos funerarios delatan la existencia de grupos humanos con una economía productora y un hábitat estable, en las áreas más fértiles del territorio. Las excavaciones arqueológicas han permitido encontrar numerosos restos de la edad del Bronce, especialmente en muelas de fácil defensa. El hábitat perdura en el tiempo y en muchos de estos yacimientos hay también restos cerámicos de época íbera. Algunos de estos asentamientos perdurarán hasta época romana, con el centro administrativo del territorio en la ciudad de Lesera, en el término del Forcall.

En la margen derecha del río Ebro y del afluente Alhama, utilizando la falda del monte Tambarría, se situó, en primer lugar, un pequeño núcleo de población celta, sobre el cual los romanos construyeron Graccurris. Mas tarde, bajo la dominación musulmana, tomaría el nombre de Alfaro.
En el año 1629 le fue concedido por el rey Felipe IV, el título de ciudad, en esta época y hasta el siglo XVIII tuvo una gran prosperidad económica En la actualidad cuenta con cerca de 10.000 habitantes y su término municipal es uno de los más extensos de España (196 Km. cuadrados).
Palaciegas casonas blasonadas con los escudos de las casas de los Hurtado de Mendoza, López de Montenegro, Frías de Salazar, etc. conforman el casco histórico de la ciudad, donde destaca, con notable esplendor, la iglesia Colegiata de San Miguel, con su magnífica galería arqueada y las dos torres gemelas de ladrillo macizo. En su interior se pueden apreciar retablos de gran valor y una pintura del Greco representando a San Francisco de Asís.

Antigua tierra bodeguera, se dedica hoy sobre todo al cultivo del cereal. La tradición indica que en este punto predicó Santo Domingo.
Aún quedan algunas viñas, así como numerosas bodegas que nos hablan de su excelente pasado vinícola.
Pudo haber sido la Sabaria que citan las antiguas crónicas romanas. En época romana fue un lugar de paso de la Vía de la Plata. El nombre de El Cubo se cree que podría proceder de la existencia en otros tiempos de un cubo cuyo objetivo podría ser la defensa de esa zona estratégica por ser una vía de paso.
Es el primer pueblo de la provincia y de la comarca en el camino de Zamora a Salamanca, de ahí el subnombre de de la Tierra del Vino.
La filoxera del s. XIX hizo retroceder la vid, principal fuente de riqueza del pueblo históricamente, pero hoy se va recuperando.

Los abundantes restos hallados en las excavaciones arqueológicas efectuadas hasta la fecha permiten saber con certeza que estuvo habitada desde el Neolítico. En el cerro de la Atalayuela se han encontrado abundantes muestras de joyería prerromana. Son igualmente interesantes los restos romanos. Sin embargo, los restos visigóticos son escasos. Su mejor época fue la que estuvo bajo la dominación mususlmana. El siglo XII, con las intermitentes incursiones cristianas en la zona, trae a Alcaracejos un franco retroceso de su poblamiento. El siglo XIII convierte a este territorio en zona cristiana tras la victoria de Fernando III el Santo. Este hecho incidirá notablemente en la distribución de su población, al iniciarse el despoblamiento de sus vecinos árabes y el repoblamiento de estos núcleos con gentes castellanas y leonesas.
Después de la Reconquista, ya con su actual nombre, fue un anejo de Pedroche. Sobre 1488 adquiere el titulo de villa entrando a formar parte de las Siete Villas.
En 1660 con el resto de las Villas de los Pedroches fue vendida por Felipe IV al marqués del Carpio revirtiendo de nuevo a la Corona en 1747.
Alcaracejos es pueblo de tradición minera que ha sufrido muchas fluctuaciones de población a lo largo de su historia.

El origen de la actual población es incierto, aunque su topónimo Manuel es de origen árabe ( Mahuel ) y significa «salida o confluencia de aguas».
Antigua alquería islámica de la cual, en 1467, el señor territorial era Vicente Ferrer, caballero de Játiva. En 1496 pasó a Juan de Tallada y en 1515 es vinculada en baronía; posteriormente fue propiedad de los Quintana y de los condes de Castellar y Carlet. En 1609, con la expulsión de los moriscos, estuvieron deshabitadas las 31 casas de moriscos que había. En 1610 se le dio carta puebla. En 1663 volvió a tener 40 casas habitadas. Cavanilles nos contó que, en 1795, producía arroz, seda, trigo y maíz. Desde 1782 se explotararon, por orden de Carlos III, unas salinas que habían en su término.
Durante la Guerra de Sucesión, el día 17 de abril de 1706, Manuel sufrió un ataque del ejército borbón, con el posterior saqueo e incendio del pueblo. En el enfrentamiento, murieron 30 vecinos de Manuel y de las alquerías de alrededor, además de los miquelets de la pequeña guarnición que se encontraba en el pueblo.

En su término aparecen restos romanos. También contó con una casa-palacio de la que quedan pocos restos.
Omeñaca, como los otros pueblos por los que pasa el Camino, con una economía basada en la agricultura del cereal, sufrió primero la emigración de sus gentes a las grandes ciudades en los años sesenta y a la capital soriana en tiempos más recientes, desde donde atienden las labores de los campos.

Fue en el año 600 a.c., cuando aparecen en suelo naviego los primeros pueblos celtas procedentes de centro Europa, llegaron mandando e imponiendo sus costumbres a las gentes del territorio haciendo la convivencia algo difícil. Aparecen en esta época las agrupaciones humanas en los castros que tienen gran valor arquitectónico y los cuales representan en nuestros días importantes monumentos.
Existe una gran sombra, históricamente hablando, durante el tiempo que transcurre entre la desaparición de la forma de vida celta, hasta el nacimiento de los primeros núcleos urbanos medievales.
Entramos en una gran época de prosperidad económica gracias a los burgueses adinerados y a los emigrantes de ultramar. A ellos es debido la mejora de las comunicaciones, de las infraestructuras y en general del nivel de vida de las gentes del concejo durante finales del XIX y comienzos del XX.

El pueblo es un Devenir de Civilizaciones donde moraron, convivieron y evolucionaron varias culturas:
La civilización Celta, enclavada en la zona de la Cancilla, encima de las Peñas del Cirillico, dejando sus petroglifos en dichas peñas, la media luna adorada por los celtas que con el paso del tiempo pasó a ser la herradura del caballo de Santiago y la pisada de una oveja. Sus costumbres como la realización de trabajos comunales han perdurado hasta nuestros días.
La civilización Romana, zona de paso del río Tera de la antigua vía Augusta XVII, que unía Astorga con Braga, por donde los romanos transportaban el oro de las Médulas de Orense hasta el Atlántico. Recientemente se ha encontrado un mosaico de extraordinaria importancia dentro del casco urbano. Y en la cuesta del sobradillo años atras se encontraban restos de moco de fragua posiblemente al haber tenido allí lugar una necrópolis.
La civilización Árabe,, de una familia mora que allí vivía y pagaba en la fonda del pueblo con antiguas monedas. La gente habla de ladrillos encontrados en aquel lugar.
La civilización Cristiana, recorrida por el Ruta Sanabresa de la Vía de la Plata del Camino de Santiago deja en el pueblo los símbolos antes mencionados de la herradura del Caballo de Santiago y las patronas del pueblo Santas Justa y Rufina y la Virgen de la O, traídas de Sevilla por dicha vía,

Teobaldo II le hizo concesión de fueros en 1246. Hasta 1346 perteneció a la iglesia de Pamplona, fecha en la que fue cedido al rey, siendo definitivamente incorporado a la corona en 1494 junto a Labeaga, Villamayor de Monjardín y Urbiola.
En 1850 se hablaba ya de que su fuente de La Peña, a 12 minutos del camino, era de aguas medicinales.
La iglesia de San Pablo Apóstol, edificio de origen medieval reformado en el siglo XVI, es de estilo gótico tardío.
Integrado en el valle de Santesteban de la Solana, se incorporó en 1845 al nuevo municipio de Igúzquiza

En esta localidad estaban situados los hornos, que transformaban las piedras en cal, para la construcción de la Catedral de Santiago, según relato del propio Aymeric Picaud y eran transportadas por los peregrinos desde las montañas del Cebreiro a Triacastela.

Durante la Edad Media pertenecía a los territorios de Asturias de Santillana. Las explotaciones de salinas fueron muy importantes para esta población. Los primeros documentos en los que se hace referencia a Miengo tratan sobre las salinas.
Desde el siglo X, va pasando de señorío en señorío, para terminar perteneciendo al Monasterio de Oña hasta el siglo XIV. En el siglo XV, pasa a formar parte del señorío de Mendoza-Vega, del que no se separará hasta el siglo XVIII.
Durante el siglo XIX, se constituye como Ayuntamiento. A principios del XX comienza el turismo, mejorándose las infraestructuras y los servicios de las playas.

Los documentos históricos demuestran que tuvo muy poca importancia histórica, dependiendo en todos los aspectos de la vecina San Clemente. Sólo al final del reinado de los Reyes Católicos comienza a conseguir una pequeña notoriedad. El primer documento que hace referencia a «Pinos» pertenece al siglo XVII y tal vez se refiera al actual Casas de los Pinos. Si se tiene en cuenta que en un registro de los pueblos de la provincia de Cuenca, perteneciente al siglo XVIII, no aparece citado, hay que pensar que sería una pequeñísima aldea.
Durante el reinado de Fernando VI reaparece el término «aldea de los pinos» en un documento. Al parecer se le llamó de este modo hasta finales del siglo XIX. Casas de Roldán aparece en los escritos en el año 1818.
En las elecciones de 1838 ya aparece Casas de los Pinos nombrando al secretario del Ayuntamiento. A pesar de esta aparente independencia, en un documento fechado en el año 1844 se repite que pertenece a la Villa de San Clemente igual que Casas de Haro y Casas de Fernando Alonso.

Cultura

La leyenda y la tradición hacen remontar el origen de esta imagen de María a los tiempos jacobeos. Se dice que es un regalo del Apóstol San Jaime, que al venir a evangelizar a los españoles, desembarcó en Los Alfaques (Tarragona) y antes de pasar a Valencia «quiso venir a nuestra Bisgargis (Morella) y como en el barranco de Vallivana se hallare un templo consagrado a los dioses de la gentilidad Júpiter y Diana, derrocó los falsos simulacros y dejó la imagen de María para recuerdo de su Misión».

Según cuenta mosén José Segura Barreda, en un libro que se conservó hasta 1840 en las Casas Capitulares, del que lo copió Antonio Martí, constaba que al año siguiente de la conquista de Morella por don Blasco de Alagón, se encontró la imagen de María en el fondo del barranco de Valllivana, lugar en donde había sido ocultada para librarla de ser destruida por los musulmanes a su llegada a la cormarca hacia 714. El Padre Calasanz Rabaza, Sch. P., con su florida fraseología, describe así este supuesto hallazgo: «Era el año de 1234 (1233)… en aquellas dehesas de Salvassoria y Vallivana, … en la acre ladera que mira al hondo barranco, fue sorprendido un pastor, humilde rey de aquellos desiertos, por los persistentes ladridos de su mastín, que le atrajeron a la enmarañada cueva. Creció la sorpresa ante un resplandor extraordinario que entre los matorrales se cernía, procedente de un cirio que ardía en sendo candelero. La sorpresa culminó en asombro al advertir que la lucecilla alumbraba una preciosa imagen de la Santísima Virgen… Bajo la preciosa efigie había plegado un pergamino… del cual no hubieron cuenta los indoctos».

Gazulla de Ursino (1674-1745) es quien primero da la noticia del origen tan antiguo de la imagen, en unos versos que compuso para las fiestas sexenales de 1702, pero no dio ninguna razón convincente en favor de la tradición jacobea; sólo conjeturas, tradiciones y un sermón que en 1698 predicó en Morella el obispo Auter de Tortosa

Cuando el peregrino llega a la bimilenaria ciudad de Calahorra, siente que está cerca de Logroño, (capital de la Rioja), pero la hospitalidad de los calagurritanos (cerca de 20.000), la animada vida de la ciudad, la monumentalidad que exhibe por todos los rincones y su exquisita gastronomía, hace que uno quiera pararse, o parar el tiempo, para disfrutar de tan bello lugar.
Es la ciudad más antigua de la región y la segunda en importancia de la Comunidad de la Rioja. Se asienta en una pequeña elevación sobre el río Cidacos y en las cercanías del Ebro.
La leyenda y la grandeza de Calahorra, nacen cuando los cartagineses de Aníbal pusieron cerco a la ciudad y los calagurritanos llegaron a comer carne humana en la resistencia. Más tarde, en el año 71, sucedió que el lugarteniente de Pompeyo, llamado Afranio, cercó nuevamente la ciudad y, del mismo modo que ocurriera con Aníbal, los lugareños se defendieron hasta lo imposible. Pompeyo sólo pudo entrar y arrasar la ciudad, cuando apenas quedaba un alma.
De esta hazaña, únicamente comparable a la resistencia numantina, parte la leyenda de la “Matrona”, que durante las noches hacia fuego por todas las calles para confundir al enemigo. Cuando finalmente entraron los romanos, encontraron a la Matrona comiendo un brazo humano. Un monumento a tan insigne personaje en el paseo de Mercadal conmemora esta gesta.
En el siglo II y en plena cristianización, fueron martirizados y degollados los soldados San Emeterio y San Celedonio, en el lugar donde hoy se encuentra el baptisterio de la Catedral. Dos siglos más tarde, el gran poeta calagurritano Aurelio Prudencio, cantaría el martirio de sus paisanos.
En el siglo V ya era sede diocesana y en el año 1045, García de Nájera la reconquistaría definitivamente del periodo de ocupación musulmana.
En 1366 fue proclamado rey en Calahorra Enrique II de Trastamara y en el año 1466 Enrique IV regala a los calagurritanos la custodia más antigua de España, que se conoce con el nombre de El Ciprés y que se conserva en la Catedral.
Recomendamos un largo paseo por el entresijo de calles que componen el casco histórico de la ciudad, así como una visita a la impresionante Catedral del siglo XII, reconstruida en el siglo XIV y terminada en el XVI, sin olvidar la monumental iglesia de Santiago, el palacio del Obispo, el convento de las Madres Carmelitas y el Santuario de Nuestra señora del Carmen.

La Puebla Vieja fue construida en el año 1498 y la Puebla Nueva en el año 1503. Como muchas villas de la zona fue Encomienda de la Orden de Santiago.
Muy vinculado a la villa está la ermita de Ntra. Sra. de Belén. Su iglesia es barroca, con una cúpula muy llamativa. Sin embargo, lo más valioso artísticamente es la imagen de su titular, una talla mariana de estilo protogótico.

Las huellas de las culturas prehistóricas son abundantes a lo largo de todo su territorio, pero fue durante época romana cuando el poblamiento estos parajes gozó de una fuerte vitalidad debido a la presencia de importantes explotaciones mineras, muchas de las cuáles volvieron a ser utilizadas siglos después.
Durante la dominación árabe, Hinojosa del Duque, como el resto de la comarca, orientó su actividad económica hacia la agricultura y muy especialmente hacia la ganadería. Sus extensas dehesas y la buenas condiciones de una parte importante de sus tierras de labor provocaron el asentamiento de diversos clanes de procedencia norteafricana que pudieron mantener en esta tierra sus habituales prácticas económicas desde el primer tercio del siglo VIII. El avance cristiano, y la reiterada paulatina de las entidades políticas musulmanas, provocó que la zona quedará como tierra de nadie, frontera de nuevo, durante más de una centuria, lo que marcó indudablemente su desarrollo posterior.
A partir de 1444, y debido a tensiones políticas del momento, Hinojosa del Duque pasó a formar parte del Condado de Belalcázar, localidad próxima e ella. Como fruto de esta vinculación señorial, la localidad estaría posteriormente adscrita al ducado de Béjar y a la casa de Osuna, perteneciendo en la administración civil al partido judicial la localidad cacereña de Trujillo, pero dependiendo de la tutela religiosa del Obispado de Córdoba.
El avance de las comunicaciones y la mejora de las tradicionales vías de transporte permitieron que durante el pasado siglo XX Hinojosa del Duque consolidara su posición de rango y relevancia en el norte de la provincia.

El primer documento escrito que habla de esta localidad data del año 1104, es el llamado Cartulario de Montearagón, en el año 1496 sabemos que tenía 26 hogares.
Conserva algunas vivientes de los siglos XVI yX VII.
Si desea conocer el papel histórico jugado por esta localidad en el pasado, pinche en toda la historia de Sarsamarcuello

Debe su nombre a los señores de Lloris, en el año 1379, y aun siendo una pedanía de Xativa desde el año 1857, tiene una personalidad propia. Su antiguo termino municipal, agrupa los territorios jurisdicinales de dos antiguos señorios alfonsinos, enclavados dentro del realengo de Xativa: La Torre d´en LLoris y Miralbó d´en Sanz (antigua pedanía de la Torre) Por debajo del pueblo, discurre el rio de Albaida, cuyas aguas son obligadas a discurrir en gran parte hacia la acequia comuna de Ènova, por medio de un gran assud andalusí, reconstruido en hormigón en el año 1944 Pueblo eminentemente agricola, si bien durante los siglos X-XVII, dominó el policultivo de regadío y de secano, últimamente se ha consolidado el monocultivo del naranjo

Tozalmoro, como los otros pueblos por los que pasa el Camino, con una economía basada en la agricultura del cereal, sufrió primero la emigración de sus gentes a las grandes ciudades en los años sesenta y a la capital soriana en tiempos más recientes, desde donde atienden las labores de los campos.

El poblamiento de nuestras tierras fue temprano, como lo demuestran los vestigios tumulares de Andés, Anleo, Tox, Sante, VillaInclán, etc, que se podrían retrotraer hasta los milenios III-II a.C. Pero no se puede hablar de un poblamiento permanente en sentido estricto hasta el asentamiento de la cultura castreña. Sin duda, el río Navia sirvió de limite natural entre las tribus galaicas (en concreto, la más oriental de ellas, el pueblo de los albiones) y las astures (concretamente, los pésicos).
Hacia el año 1270 y por privilegio del Rey Alfonso X el Sabio, se funda la Pobla de Navia. En la Carta-Puebla fundacional se concedían diversas franquicias a los vecinos, derecho a un mercado semanal, distribución de las heredades, amurallamiento de la pobla y una elemental organización administrativa.
La recuperación del concejo es lenta, pero no exenta de dinamismo. En la segunda mitad del siglo XIX, se asiste a un extraordinario desarrollo de la industria, de la pesquería.
Y así, Navia se ha convertido en la capital del Occidente, no sólo por su ubicación geográfica, sino por la excelente calidad de sus servicios y la reconocida hospitalidad de sus gentes.

La villa fue transferida al Condado de Urgell por el vizconde Guerau II de Cabrera en el año 1116. En 1334 el Infante Jaime, conde de Urgell, reorganiza su gobierno y en 1347 se le permite realizar un mercado semanal. En 1415 Ferran I de Cataluña y Aragón se la vende alConde de Foix. En el trancurso de la «guerra de los segadores» en 1644, por su fidelidad al monarca Felipe IV, será duramente maltratada por el mariscal La Mothe.

Su origen está por tanto en un establecimiento antiguo, de gentes que en la ribera derecha del Tera aprovecharon los materia prima de estos terrenos diluviales y se dedicaron a la alfarería, tradición conservada como sabemos en Junquera de Tera y más lejos hace tiempo en Abraveses donde los alfares romanos han sido descubiertos y estudiados. Olleros entra sin duda en ese espacio histórico conservado por tradición hasta épocas más modernas, acaso hasta la primera etapa repobladora del reino de León.
Del testimonio de Roma tenemos claramente delimitada la famosa calzada que desde Astúrica Augusta hasta Braga recogía la riqueza del Bierzo, y en este caso después de dejar atrás Petavonivm, la conocida Sansueña, cruzaba el Tera por Calzada y Calzadilla y cuyos restos del puente o pontón se ven en las claras del río y subiendo por el arroyo del valle, por donde ha pasado la cañada de ganados trepaba hacia la cara norte del Muelo de Otero, donde un campamento militar vigilaba celosamente la ruta del oro de las Médulas.

El Monjardin, a cuyos pies se abriga Villamayor, está coronado por el castillo de San Esteban, fortaleza del reino de Deyo-Pamplona en el siglo X.
El pueblo de Villamayor está dominado por la airosa torre barroca de la iglesia de San Andrés.
Entre las joyas custodiadas en el templo, la más preciosa es, sin lugar a dudas, la cruz procesional románica de plata del siglo XII, valiosísima, tanto por su calidad como por su rareza.
Muy cercana al pueblo y antes de entrar en él, por el Camino de Santiago, también se puede admirar la original «fuente de los moros», gótica del siglo XIII.

Templo parroquial dedicado a Santiago, del s.XIX

Fue sede y capital de sus dominios y en ella se concentraba el poder administrativo y judicial. Precisamente la conjunción de los dos términos fue el origen toponímico de la villa mercantil e industrial conocida desde el siglo XVIII como Torrelavega. Esta fortaleza correspondía al tipo clásico de torre feudal de planta cuadrada, fuertes muros de mampostería, sillería en los esquinales y coronación almenada. Con el paso del tiempo creció, convirtiéndose en un palacio formado por un conjunto de dependencias en torno a un patio central, que también era conocido como ‘corral o corralón de la Vega’.
Como contribución a esta época de apogeo industrial, ya entrado el siglo XX se produjo el progresivo asentamiento de otras destacadas empresas, entre ellas Sniace. Este progreso, reflejado tanto en el ámbito demográfico como en el económico, se vio refrendado por un acontecimiento histórico excepcional para Torrelavega: la concesión por parte de la reina María Cristina del título de ciudad el 29 de enero de 1895

Villa llamada inicialmente Quintanar de la Encina, en su término se ha encontrado el «Idolo del Pradillo», pequeña representación celtibera. Por aquí estuvo Viriato y sus lusitanos antes de atacar Segóbriga, pasando por ella la calzada romana que unía esta ciudad con Alces y Cóstulo.
La repoblación del pequeño asentamiento musulmán fue a finales del siglo XII, por privilegios dados por la Orden de Santiago, desde Uclés.
Alfonso XI le dio la Carta de Privilegio en 1318, y su hijo bastardo Don Fadrique otorgó los Fueros en 1344 y fundó el Común de la Mancha del que Quintanar es su capital. La Orden de Santiago construye murallas de tapial, hasta tres iglesias sucesivas sobre el solar de la antigua mezquita y hospitales ya desaparecidos, pues solo se conserva la capilla del fundado por Pablo de Mota, «La Ermitilla», actual Sala de Exposiciones Municipal.
A finales del siglo XIX y principios del XX, tiene un resurgir industrial notable, destacando los arrieros, que llevaron los productos manchegos a todos los rincones de España; utilizaban éstos una jerga especial denominado calo, y a ellos se les dedica la llamada Plaza de los Carros.

En este municipio se pueden encontrar exquisitos productos de la zona como el vino y el aciete de oliva, de extraordinaria calidad, así como dulces que se preparan para ser consumidos durante las fiestas.
Cuenta, para comodidad de los visitantes, con piscina, instalaciones deportivas, y un importante coto para los cazadores. Loa amantes de la pesca están de suerte por la abundancia de fauna en el río Noguera Ribagorzana.

El testimonio más antiguo que poseemos en Urnieta es la cueva de Marizulo. El año 1961, D. Manuel Laborde explora esta cueva situada debajo del caserío del mismo
nombre y ya citada por Gorosabel en su Diccionario-Descriptivo.
Está ubicada en la parte meridional del monte conocido por Pardaki´ko Arkaitzak (peñas de Pardaki). La cueva está a 200 m. sobre el nivel del mar y tiene varias entradas orientadas al sur, obstruidas en parte por peñascos, árboles y maleza.
La sospecha de que pudiera estar habitada se ve refrendada con la aparición de restos humanos en excavaciones posteriores, realizadas entre los años 1962 y 1963 por D. Manuel Laborde, D. Miguel de Barandiarán, D. Tomás de Atauri y D. Jesús Altuna.
En los montes de Urnieta, tenemos algunos monumentos megalíticos: cromlechs, dólmenes y un túmulo, todos ellos reconocidos y catalogados por D. Luis Peña Basurto.

La población de Chiva es de origen árabe, y según cuenta una leyenda se construyó toda la población alrededor del «Molí de la Cadireta o de Dalt», que fue la primera casa en construirse.

En 1232 pertenecía a los moros y fue conquistada por D.Blasco de Alagón, quien el 10 de enero de 1249 otorga carta puebla en favor de Sancho de Lenda. En 1279 el rey D.Pedro III el Grande donó a los vecinos de Chiva el derecho de vasallaje, cuyo señor feudal era Sancho de Lenda.

Fue anexionada a Morella el 13 de mayo de 1287, pasando poco después a ser una calle de dicha población. El 29 de junio de 1707 por el Decreto firmado por el rey Felipe V le fue concedida la independencia, con este Decreto se abolían todos los fueros de Aragón y Valencia.

Actualmente Chiva es un pueblo integrado en el término municipal de Morella, teniendo un alcalde de barrio que representa al de la capitalidad, nombrado por éste.

Es un lugar situado sobre la ribera derecha del río de su nombre, a una altura de 850 metros. Sus calles están bien pavimentadas y las casas se encuentran en perfecto estado, la mayoría están restauradas.

Chiva tuvo un hospital ubicado en la casa nº24 de la calle Mayor, a donde atendían e ingresaban los enfermos más necesitados de la localidad. En la entrada se puede encontrar un arco de medio punto sobre el cual hay una lápida de 1551, que podría proceder de alguna tumba funeraria, ya que antiguamente el cementerio estaba ubicado donde hoy es la calle Mayor.

En su escudo de armas aparece una tordella, este escudo es una cartela de campo raso coronada en la parte superior, y en la parte inferior la circundan dos palmas cruzadas por su base.

A treinta y dos kilómetros de Logroño y a 346 m de altitud se sitúa Alcanadre, pequeña villa, cuyo nombre es de origen árabe (Al- quamatira) y significa «los puentes». Existen testimonios de origen romano, cerámica, restos de cimientos, capiteles, etc. Destacando el acueducto romano.
La iglesia parroquial de San María fue comenzada en el siglo XVI y completada en diferentes etapas durante los dos siglos siguientes. El retablo mayor es el primero de La Rioja de estilo rococó. Fue construido por Diego de Camporredondo a partir de 1.757.
A 5 kilómetros y al oeste del pueblo en la ladera de un cerro, se encuentra la ermita de Aradón, el lugar tiene especial interés por su historia y por un relieve románico de la Virgen con niño, que da fe de que el enclave perteneció a la orden de los templarios.
La Navidad de Alcanadre es conocida por la representación del Belén viviente en la ladera del Cerro Viso. Esta tradición data de 1.971.

Existe documentación que atestigua el poblamiento de esta zona desde la Edad del Bronce, en unos yacimientos que demuestran vida en poblados de aproximadamente 2.500 años a.d.C. Sus pobladores, los Túrdulos, fueron romanizados en el año 50 d.C. bautizando a la zona como Segeda Augurina. El Imperio Romano la integró en su cultura, pero era una población o villa grande en la Vía de la Plata sin nombre conocido. Tras la caída del Imperio Romano formó parte del reino visigodo, sustituido por los musulmanes y siendo ocupada por un clan bereber llamado Banu Maimun que dejó en esta zona su huella toponímica.
Durante el reinado de Fernando III el Santo, fue reconquistada (1235-40) para la cristiandad por el Maestre de la Orden de Santiago, formando parte de la Encomienda de la Orden hasta el siglo XIX.

Poblada desde la Edad Antigua por razones económicas– sus minas- durante el dominio romano era atravesada por la vía romana conocida como Vía Casóbriga. Los romanos sintieron vivo interés por los centros termales las aguas ricas en hierro. La dominación musulmana no dejó huella en la zona, que conocería sus mejores momento a finales de la Edad Media.
Los primeros documentos que prueban la existencia de esta localidad datan del año 1478 . Los Reyes Católicos donaron terrenos para fundar un mayorazgo que, con los siglos, formaría el término municipal de Villaharta. El mayorazgo no se contituiría hasta 1630.
En la actualidad esta localidad vive fundamentalmente de la actividad agrícola, cuyo fundamento es el olivo.

Fue una alquería árabe que compraron los caballeros de la familia Tallada, con abolengo en aquella zona por haber intervenido sus predecesores en la conquista de Játiva a los musulmanes.
Eclesiásticamente dependió de Játiva, de donde fue desmembrada en 1534, convirtiéndose en rectoría de moriscos.

Como todos estos pequeños pueblos del «Campo de Gómara» se dedican, casi exclusivamente, al cultivo del cereal.

Aunque Jarrio sigue especialmente vinculado al mundo de la ganadería y la producción cárnica, ha sabido integrar el sector industrial dentro de sus actividades económicas. Pequeñas empresas, la mayoría, pero con un futuro prometedor.

El término foramontano hace alusión a las gentes, procedentes del norte de España, con las que en el siglo IX se repoblaron las tierras al norte del Duero, que habían quedado vacías como consecuencia de las guerras entre musulmanes y cristianos en los primeros años de la reconquista.
Hay dos interpretaciones respecto al origen de la palabra foramontano. Una dice que deriva de las palabras latinas foras monte que se traduce cómo fuera de la montaña. La otra que deriva de las palabras latino-germánicas foras-munt que significa custodio de la tierra de afuera.
El término foramontano fue difundido por el periodista español nacido en Chile Víctor de la Serna y Espina (su obra Nuevo Viaje de España. La Ruta de los Foramontanos recibió el Premio Nacional de Literatura).
Según los anales castellanos, el movimiento foramontano se originó en Malacoria en el año 814 e irá conformando el territorio que posteriormente se conocerá como Castilla. Este movimiento repoblador experimentó un impulso con el conde Rodrigo de Castilla quien ocupa las fortalezas de Amaya, Mave (Monte Cildá) y Saldaña durante la época de la ocupación musulmana de la Península Ibérica.
Sólo en la provincia de Orense existen cuatro pueblos con el topónimo de Faramontaos, en las comarcas de Carballeda de Avia, Ginzo de Limia, A Merca, y Nogueira de Ramuín. En la de Zamora existe Foramontanos (o Faramontanos) de Tábara.

Los Arcos es una villa medieval, fundada sobre otra de origen Romano, posiblemente surgida de una encrucijada de caminos y que, por su condición de localidad fronteriza entre Castilla y Navarra, pudo gozar de los fueros de los dos reinos.
En el testamento del Rey Teobaldo II, a finales del siglo XII, se menciona un hospital de peregrinos que él mismo sostenía. En la actualidad sólo se conserva el de Santa Brígida, que parte del siglo XV.
El edificio más sobresaliente es la magnífica iglesia de Santa María con su espléndida torre renacentista del siglo XVI que inauguró el mismísimo rey Felipe II. De su muralla medieval, únicamente se conserva el llamado Portal del Estanco y el Portal de Castilla, siendo por este último por donde salían los peregrinos al reemprender el camino.

La villa de Melide, de origen prerromano, brinda un interesante recorrido en su casco antiguo de construcciones típicas. En la plaza del Convento se encuentra, en un sólido edificio, el Museo Etnográfico, antes fue el hospital del Sancti Espiritu.
La cercana Iglesia de Santa María y de San Pedro son un testimonio vivo del románico y de la importancia que alcanzó esta localidad en la época medieval.
Igualmente contaba con un Lazareto (leprosería) atendido por los monjes- caballeros de la Orden de San Lázaro.
También existió un monasterio del mismo nombre, cuyo templo actualmente es iglesia parroquial.
La villa fue destruida en el siglo XV, por una sublevación popular contra el poder feudal, arrasando las fortificaciones y palacios de la comarca.

Como algo inportante está la iglesia, carente de valor arquitectonico pero bellisima por su entorno; enclavada en la bahia de Barro sienpre ha sido tema de inspiración de famosos pintores y fotografos que la han dado a conocer en el mundo entero.

Tras la conquista de Toledo en 1085, Alfonso VI expulsó a los musulmanes, aunque el territorio manchego siguió bajo el efectivo dominio musulmán hasta la victoria de la coalición de los monarcas de la Cristiandad en la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212.
Tras la victoria cristiana, el Toboso estuvo bajo el dominio de la Orden de Santiago, a cuyo Gran Maestre debió la construcción de sus fortificaciones.
El nombre del municipio aparece nombrado en documentos de 1338 y en 1353 forma parte del común de La Mancha. En 1390, Vasco Rodríguez concede a la villa un mercado franco y nombra entre sus vecinos al juez y alcaldes. En 1468, El Toboso aparece en los censos de la Orden de Santiago y en 1480 el maestre de la Orden, Alonso de Cárdenas, al confirmar sus privilegios, la concede el título de villa. El siglo XVI es la época de mayor pujanza de la villa y de mayor repoblación. El Toboso se hizo muy popular debido a la obra de Miguel de Cervantes Don Quijote de La Mancha, escrita en el siglo XVII, ya que era el lugar de residencia de Dulcinea.

Está claro que el origen de Tamarite de Litera data de la época de los pueblos iberos. Más tarde tuvo que luchar contra las legiones romanas, ante las cuales sucumbió. Después del ocaso del reino visigodo, fue conquistada por los musulmanes en el año 714 y poco más tarde pasó a formar de la Taifa Zaragozana. Tamarite se rebeló contra el poder musulmán en el año 1064, con la ayuda del monarca Sancho Ramírez, aunque los musulmanes recuperaron la localidad dos años más tarde. Alfonso I «El Batallador» la reconquista en el año 1107 y la mantiene en su poder hasta su fallecimiento, producido en el año 1134. Sería definitivamente incorporada al reino cristiano de Aragón por obra de Pedro de Estopiñan, el 6 de Diciembre del año 1149. Con el tiempo se convirtió en una de las más importantes y florecientes villas de Aragón. Tuvo palacio real desde 1169 y en él se alojó Alfonso II «El Casto», quien le otrogó el Fuero de Zaragoza, rigiéndose por él durante toda la Edad Media como villa aragonesa. Su importancia queda atestiguada con la celebración de las Cortes de Aragón, durente los años 1375 y 1383. Disfrutaría de sus máximos privilegios con el monarca Martín I el Humano quien le otorga el título de «Ciudad» por carta real fechada en Barcelona el 18 de abril de 1408.
Ya en la Edad Contemporánea, en el siglo XIX, fue Cabeza de Partido Judicial.
Actualmente pertenece a la provincia de Huesca, aunque su enclave geográfico le convierte en una zona fronteriza entre la Comunidad Autónoma de Aragón y la de Cataluña. En esta situación ha sabido conserva en su propia cultura, su lengua y sus tradiciones.
Sus principales actividades económicas son la agricultura y la ganadería, commplemento de los escasamente rentables minifundios.
La agricultura se centra en las frutas:manzana, pera, melocotón, etc.; los cereales, las hortalizas y los forrajes. En la ganadería destacan el sector porcino seguido por el bovino, ovino y los pollos y conejos.

La industria en Tamarite de Litera surge con el desarrollo de la agricultura, tras la construcción del Canal de Aragón y Cataluña y muy relacionada con ella y con la ganadería. En la actualidad encontramos industrias metálicas básicas, de productos alimenticios, de confección, de fabricación de muebles y accesorios, derivadas de la madera, de productos minerales no metálicos, de construcción de maquinaria, de construcción y reparación de material de transporte y de edificación entre otras.
El Ayuntamiento como medida de fomento y desarrollo de la industria en nuestra localidad oferta los terrenos del recientemente creado Polígono Industrial en condiciones muy favorables para los empresarios.
En el sector servicios predominan los negocios familiares que, en ocasiones, rebasan el ámbito local.
En el comercio municipal tiene mucha importancia el mercado semanal de los martes al que acuden personas de todos los pueblos de La Litera, y donde se pueden realizar la compra-venta de huevos, conejos, caracoles, aves de corral, productos de confección y otros.
A nivel educativo contamos con: el Instituto de Educación Secundaria «La Llitera, el Colegio Público » San Miguel», la Escuela Taller, en la que se imparten conocimientos teóricos y prácticos de Medio Ambiente, Herrería, Carpintería y Albañilería-Cantería, la Escuela Municipal de Música, la Escuela de Adultos, la Biblioteca Pública Municipal, la guardería infantil de carácter privado, el Colegio Público «San Andrés» de Algayón y la Escuela Unitaria de La Melusa.
La instalaciones deportivas de Tamarite -Pabellón Polideportivo, pista de tenis, piscinas, frontón, campo de fútbol, pistas de atletismo, rocódromo, circuito de cros y campo de tiro- permiten practicar una gran variedad de deportes.
En el apartado de sanidad incluimos: el Centro de Salud que dispone de servicio de consultas, de urgencias, de ginecología y realización de análisis y electros, la Zona Veterinaria de la D.G.A, la Residencia Comarcal de la 3ª Edad, las dos farmacias y el puesto de la Cruz Roja.

Antiguamente existían dos poblaciones: Leizaur, situada en la confluencia de los ríos Oria y Leizarán, y Andoain, nombre que prevalecerá desde el siglo XIV, localizada en las faldas del Buruntza.
De los siglos XII, XIII y XIV datan las casas torres, residencia y propiedad de ciertas familias que, aparte de la explotación agrícola y ganadera, ejercían el oficio de defender el territorio contra posibles incursiones de enemigos. Situadas en posición estratégica, Andoain contaba con las casas torres de Izturitzaga, Leizaur, hoy conocida por Jauregi, Berrozpe, Bazkardo y Sagarmendi.
Hasta febrero de 1615 la localidad se mantuvo anexionada a Tolosa o San Sebastián. Es en este año cuando logra constituirse en villa con la jurisdicción civil y criminal que concede el rey don Felipe III, previo pago de 80.950 reales.
El siglo XVIII supondrá un cambio considerable ya que el municipio se unifica geográficamente y el centro vital de la vida andoaindarra pasa desde las faldas del monte Buruntza al lugar que hoy en día ocupan la iglesia parroquial y el ayuntamiento.
Ya en pleno siglo XIX Andoain quedará vinculado a uno de los nervios impulsores de la economía guipuzcoana al surgir, además de nuevas industrias, el tren Irún-Madrid, línea inaugurada en 1864.
A partir de mediados del siglo pasado comienza a registrarse una fuerte evolución de la población. Este importante crecimiento está directamente relacionado con la instalación de la Algodonera que crea nuevos puestos de trabajo y provoca la llegada de trabajadores de otras poblaciones vecinas. Esta marcha ascendente se detiene en los primeros diez años del siglo por la tendencia de la época de emigrar a América.

Ortells es de fundación árabe, y los cristianos que lo conquistaron aumentaron sus edificios y población. Don Blasco de Alagón lo donó en 1233 a Joan d’En Brusca, Señor de Albocácer, para ser repoblado, el cual otorgó la carta Puebla para el pueblo en pocos años. Los Brusca, también Condes de Creixell, fueron la familia que generaron el gran tronco de los Señores de Ortells, siendo el más relevante de sus miembros Dalmacio Creixell, que en 1212 tomó parte en la Batalla de Las Navas de Tolosa, donde murió heróicamente.

Hasta mediados del siglo XIX, el señor de Ortells disfrutó de la Casa-castillo (que aún está en pie en la plaza mayor), pero a partir de la derogación de los privilegios, vendió sus posesiones y se ausentó de la zona. Ortells, el 12 de agosto de 1835, fue conquistada por las tropas carlistas del general Quílez.

Actualmente, Ortells está integrado dentro del término municipal de Morella, disponiendo de un representante designado por el Ayuntamiento para la gestión de la localidad.

Arrúbal, es una pequeña localidad riojana situada a 17 Kilómetros de su capital, Logroño, y a 357 metros de altitud, en el Valle Bajo del Leza-Jubera.
En 1366, al proclamarse Enrique de Trastamara rey de Castilla en Calahorra, cedió al caballero Juan Ramírez de Arellano numerosas poblaciones y terrenos. Siendo Arrubal una de ellas, pasó a formar parte del Señorío de Cameros, detentado por los Condes de Aguilar y Duques de Abrantes.
Tras la Guerra Civil, pertenecía al Marqués de Santillana, el cual, temiendo una posible expropiación, se adelantó a los acontecimientos y en septiembre de 1941 vendió sus tierras a la Agencia Blázquez por el precio de 1.750.000 pts.
La iglesia parroquial del Salvador, fue construida en la primera mitad del siglo XVI, con añadidos posteriores; así, a finales del siglo XVII y en estilo barroco se obraron coro, sacristía y remate de la torre, y en 1747 la portada principal.

Casas de Don Antonio, es un enclave en el borde meridional de la provincia de Cáceres, sobre el eje de la vía de la Plata, casi a mitad de camino entre Mérida y Cáceres.
La población fue fundada a finales del siglo XIII por la Orden de Santiago como aldea dependiente de Montánchez. Este pueblo se titula Villa de Casas de Don Antonio, cuyo privilegio le fue concedido por Carlos III, el 24 de septiembre de 1769, haciéndola villa en sí y sobre si con jurisdicción civil y criminal.
Tiene sus antecedentes históricos en la mansio de Ad Sorores, mansio de Iter ab Eremita Asturicam, la vía de la Plata, situada a 26 millas romanas de Augusta Emérita,

Se desconoce la fecha de fundación de Don Benito, ya que no se dispone de datos fiables hasta la segunda mitad del siglo XV. A pesar de las dificultades por la falta de vestigios y datos concretos, los historiadores piensan que sería un lugar favorable para el asentamiento de romanos, visigodos y árabes.
Hasta los siglos XV y XVI, Don Benito era tan sólo una aldea, a partir de estos momentos comienza a crecer demográficamente y ello conlleva la expansión de las construcciones urbanas, creándose un nuevo núcleo lejos del primitivo emplazamiento en el Cerro de San Sebastián.
Durante estos siglos la actividad económica fundamental de Don Bneito es la agricultura, a la que se sumará la actividad ganadera con la creación de la Mesta y la aparición de una nueva estructura de la propiedad : el latifundio.
Las primeras Ordenanzas Municipales le fueron concedidas el 7 de marzo de 1550, por el emperador Carlos I.
Tras el crecimiento demográfico de los siglos XV y XVI, el siglo XVII trae a la zona una considerable crisis económica provocada por el círculo vicioso producido por las epidemias de peste, las lluvias torrenciales, las plagas de langosta y las sequías.
El siglo XVIII consigue la recuperación demográfica y económica de esta ciudad y se convierte en el núcleo urbano más importante de Extremadura.
El primer tercio del siglo XIX le convierte en Cabeza de Partido Judicial; en 1846 se convierte en Cabeza de Distrito Electoral, y en 1856 la reina Isabel II le concede el título de Ciudad.

No hay ninguna fecha fundacional del pueblo en el Archivo Municipal de Xàtiva. Pero en estudios de n’Agustí Ventura se narra como hacia el siglo IX – X (después de que los musulmanes conquistarán Xàtiva en el siglo VIII), se empezó la tarea de abastecer de agua a la población de Xàtiva tanto para uso humano como agrícola. A estas fechas es cuando se construye la acequia de la Vila, y gracias a esa construcción nacen las alquerías de Annauir y Novelé dada la necesidad de cultivar el fértil vergel por donde pasaba. Esta acequia, y las alquerías, se mantienen aun cuando en 1244 el rey en Jaume I (el conquistador) alcanza el control del castillo menor de Xàtiva, y el dominio de la ciudad el 1246. Años después, 1252, el rey concede carta de población (reparto de lugares donde vivir) a los moriscos de Xàtiva y comarca, que eran mayoría muy grande frente a los cristianos (que recibieron carta de población al 1248 – 1250). Desde la reconquista del rey Jaime hasta el año 1276, se producen numerosas revueltas y alborotos encabezadas por musulmanes inconformistas debido al cambio de poderes en la región; dado la población totalmente musulmana de Annauir es suficiente. Así pues ya en época foral (cuando existían los Fueros que organizaban y protegían el País Valenciano), se ve aparecer el pueblo a un censo de poblaciones de las cortes de Monzón (Aragón) del 1510, dentro de las alquerías del término particular de Xàtiva. El término particular de Xàtiva era el término «municipal» que le correspondía en propiedad, y el término general era el que le pagaba impuestos aunque no fuera de su propiedad.

Cerca de la iglesia hay una fuente con pilón y poco más abajo se conserva todavía un lavadero, restaurado en 2006, que rememora el trasiego diario de limpieza en un tiempo pasado pero no tan lejano (construido en 1954).
En el lugar conocido como la Granja de la Salma, existe un gran nogal catalogado como árbol notable.

Fue una de las denominadas tradicionalmente aldeas de Morella por encontrarse dentro de su término general. Según Escolano, Blasco de Alagón la donó a poblar a Andreu de Peralta en 1233, y según otras fuentes fue el rey Jaime I quien lo hizo el 31 de marzo de 1253. En el siglo XIV fue señorío de la familia Fernández de Heredia, y el 20 de diciembre de 1367, Juan Fernández de Heredia la vendió a los Jurados de Morella por 14.511 sueldos; desde entonces se mantuvo como señorío de esta villa.

Su término, así como los términos colindantes, se vio muy afectado durante la guerra civil española, la cual dejó vestigios de los cruentos combates que en él se llevaron a cabo. Ejemplo de ello son las trincheras con abundante munición esparcida por los montes de la comarca.

Aparece como Cartayo, y como Cartabio y es muy dificil precisar su etimología, pues pareciendo muy sencillo, su nombre, Cartavio, ha sufrido muchas transformaciones por la evolución fonética, por su castellanización o por otras evoluciones o no se entiende como documentalmente no se encuentra una procedencia clara.
Hay Cartagonova, Cartagena, Cargago, y Cartavio en La Libertad (Perú).
Hay Cartavio en Trubia, que el ayuntamiento define como entidad de población. Es tambien el nombre de una calle en Trubia. Pero ninguno de ellos desvela la procedencia del nombre Cartavio. No parece devenir de Carta Puebla, Carta municipal…, quizás, quiera que sea, es un nombre precioso. Suena a limpio, a nave, a mar, a espacio abierto…

Ya existía aquí en el siglo X un monasterio dedicado a Santa Marta, y en el año 1063, los reyes de León, Fernando y Sancha lo regalan a la diócesis de Astorga, lo que se ve ahora fue construido a finales del siglo XI. La planta es de una perfecta cruz latina, de tres brazos iguales. La cabecera es cuadrada y sin ábside hemicircular lo cual es frecuente en el románico zamorano debido a la influencia visigótica. Los muros son de sillares con alguna que otra marca de cantero.

Sansol fue encomienda del Monasterio de San Zoilo de Carrión de los Condes, como su nombre atestigua.
Su iglesia parroquial, templo barroco del siglo XVII, está dedicada al Santo mártir cordobés, Zoilo, cuyas reliquias junto con las de San Félix, se guardan en el Monasterio de Carrión.

Tiene la apariencia de un pueblo medieval, bien cuidado. En su enlosada calle Mayor se encuentra un bonito cruceiro y más adelante, el interesante pórtico de la iglesia de la Virgen de las Nieves.
Tuvo un hospital de peregrinos frente a la iglesia, fruto de una fundación de la familia Ulloa, en el siglo XII, cuyo blasón ostenta.
El nombre de esta villa viene por la abundancia de liebres en la zona. Posee una humilde iglesia románica, enfrente de la cual esta el antiguo hospital de peregrinos, fundada por la noble familia Ulloa.

Al igual que a nuestro concejo de Berbes, la industria minera le proporcionó actividad y riqueza pero a cambio el paisaje se vio afectado por las extracciones (desapareció el barrio de La Ordiera).

Por la forma y trazado del núcleo urbano, se ha pensado siempre que este municipio fue una fortificación celta. Sus piedras han visto pasar las culturas y dominaciones de muchos pueblos : romanos, visigodos, árabes y cristianos.
En un principio fue una aldea aneja a la villa de Corral de Almaguer, durante unos catorce años. Un maestre de la orden de Santiago, llamado Don Alfonso Méndez, la convirtió en villa otorgándole carta de población, concediendo a sus habitantes franquezas y el fuero de Uclés.
Se independiza en el siglo XV, tras obtener la concesión de su Carta Puebla.

Los datos históricos seguros sobre la historia de la villa comienzan a finales del siglo XI, alrededor de año 1088, momento en el que el monarca D. Sancho Ramírez de Aragón la rescata de la servidumbre de los musulmanes. Un año más tarde, Berbegal se utilizaría como cuartel de las tropas del infante D. Pedro, quien intentaba auxiliar a su padre en la conquista de Monzón, en 1089.
Berbegal adquiere notoriedad cuando, a principios del siglo XIII, Jaime I el Conquistador, a sus nueve años, sale del castillo de Monzón para reunirse con sus partidarios en Berbegal, con quienes marcha en dirección hacia las riberas del Cinca, para luchar contra sus tíos, los infantes D. Sancho y D. Fernando, quienes detentaban la regencia del Reino con la excusa de la minoría de edad del heredero. La fidelidad de la villa al infante en esta lucha por el trono, le valdrá el favor del monarca, quien la dotará con el privilegio de realizar una feria quincenal, además de otorgar a sus vecinos elevadas exenciones y franquicias, entre las cuales destaca la potestad de los vecinos de la villa de nombrar libremente a sus Justicias y jurados, cuyo poder era absoluto en todos los delitos, excepción hecha de los de «lesa majestad».
Así se comprende la enconada oposición de Berbegal al rey D. Martín el humano, cuando en 1410 intenta cederla en feudo y señorío a D. Pedro de Torrellas, barón de la Roca en Cataluña, fiel partidario del monarca.
Los vecinos de la villa pleitearon con el rey y la Corte de Justicia Mayor del Reino falló a favor de la villa.
Para no volver a las andadas, durante el siglo XV, Berbegal obtuvo de Fernando el Católico, en 1512, un real privilegio datado en Burgos por el cual se declaraba que la villa pertenecería siempre a la Corona.
Como villa importante del reino tenía el derecho de voto en Cortes.
Durante la sublevación de Cataluña, Berbegal fue Corte y vivienda de Felipe IV, quien convocó a la nobleza aragonesa para darle a conocer las medidas represivas adoptadas contra los vasallos insurgentes.
En 1700 con la Guerra de Sucesión, la villa se convierte en plaza militar archiducal y no sería abandonada por el pretendiente austriaco hasta ser evidente la rotunda victoria de Felipe V.
Un siglo más tarde, en 1808, durante la Guerra de la Independencia, sus habitantes luchan valientemente contra Napoleón. La represalia será tremenda.
Mediado el siglo XIX, durante las luchas entre los partidarios de la infanta Isabel y los de su tío, los llamados carlistas, Berbegal se convertirá en cuartel general de las tropas isabelinas. La suerte en el campo de batalla favorece a los carlistas, quienes se mostrarán implacables con los vecinos de la villa.
En el siglo XX, durante la Guerra Civil, Berbegal quedará dentro de la zona republicana, perdiendo todos sus archivos. Esto hace que la reconstrucción de su pasado histórico sea enormemente dificultosa.

Villabona aparece como tal en las Juntas Generales de Guipúzcoa de 1398 y se puede afirmar que empezó a constituirse en el agrupamiento de vecinos de Amasa bajados para dedicarse al comercio, la industria casera, servicio de viandantes, etc., justamente en la Calzada que unía Castilla con Francia a través de Segura, Tolosa, Hernani. Otra razón para el asentamiento de aquellas gentes en lo que sería Villabona, fue la creación de un lugar de reposo para los peregrinos que recorrían el camino de Santiago. En 1480 Villabona deja de ser un barrio de Amasa y tiene su propio Alcalde con jurisdicion civil y criminal, aunque continúa estando mucho menos poblado que Amasa. Esta situación crea graves desavenencias y conflictos entre ambos concejos, que tras largos años deciden en 1619/20 crear una única villa.

La historia de Agoncillo ha girado siempre entorno a la fortaleza o castillo, situado en la misma plaza del pueblo. No obstante hay evidencias de la presencia romana, e incluso de asentamientos que se remontan a la Edad del Bronce.
En 1334, era degollado en Agoncillo su entonces propietario don Juan Alonso de Haro, último Señor de los Cameros por la dinastía de los Fortunes. La ejecución, fue ordenada por Alfonso XI el Justiciero de Castilla y León.
Durante la guerra carlista (1833-1839), la fortaleza de Agoncillo fue utilizada como cuartel.
La iglesia parroquial, construida entre los siglos XVI y XVIII, está dedicada a Nuestra Sra. De la Blanca y ha sido declarada Monumento nacional.

Una de las referencias significativas más antiguas sobre Aljucén que se ha encontrado es un puente sobre el río homónimo de época romana para el tránsito sobre la Vía de la Plata.
Quizás este puente tan arruinado fuese el romano, no reparándose y abandonándose definitivamente hasta acabar desapareciendo, construyéndose en fechas muy posteriores el actual sobre un itinerario distinto.
El nombre de Aljucén parece ser que tiene un inequívoco origen árabe, y su significado es «Castillejo».
Se confirma la importancia de la Vía de la Plata y su puente en el surgimiento de Aljucén, haciendo necesario en época musulmana la construcción de un puesto militar para controlarla, como una avanzadilla militar para vigilar los posibles peligros que hacia Mérida le viniesen del norte.

El origen de Villanueva se remonta a época romana. Será a partir del siglo XIII, cuando experimente un notable crecimiento demográfico y un resurgimiento económico. Decisiva en la historia de Villanueva es su vinculación con la Orden Militar de Alcántara. El siglo XV regala el preciado título deVilla y le convierte en en el enclave más importante de la Comunidad de Villa y Tierra de Magacela y en la cabeza de los 18 pueblos de la Real Dehesa de la Serena. Muy importante dentro de la Institución ganadera del Honrado Concejo de La Mesta, será, además, en el siglo XVIII, Plaza con Gobernador Militar. Todos los avatares históricos de esta hermosa localidad han sido recogidos en historia de Villanueva de la Serena

Los primeros vestigios de pobladores en lo que es actualmente el término de Hoya Gonzalo se remontan a los tiempos en que los Íberos poblaban la Meseta y el Levante peninsular. Fruto de esta presencia hace unos años se descubrieron en la localidad dos importantes yacimientos arqueológicos: «Los Villares» (siglos VI-IV aC). y «El camino de la Cruz».
Al intentar hacer un relato de la historia de Hoya Gonzalo, no se puede eludir hablar de Chinchilla. En el transcurso del siglo XIII, el término de Chinchilla estaba casi despoblado. Ante la necesidad de poblarlo, en el año 1300 se repartían gratuitamente las tierras a cambio de ser pobladas. El siglo XIII fue de extrema pobreza, las principales actividades eran las de: colmeneros, cazadores y predominio de la actividad pastoril. El Rey Alfonso X, una de las grandes figuras de La Edad Media, en el año 1269 puso su empeño en la repoblación de Chinchilla.
Con el paso de los años y el suceder de los acontecimientos el pueblo ha sufrido varios cambios, siendo el más importante el descenso de su población provocado por las migraciones principalmente dirigidas hacia el Levante español, migraciones debidas a la falta de trabajo provocada principalmente por la modernización del campo.

La prehistoria soriana la encontramos a pocos kilómetros del actual casco urbano, en el Monte Valonsadero, donde los pastores dejaron en los refugios de las rocas abundantes pinturas rupestres hace más de cuatro mil años.
Aunque Numancia, en la vecina localidad de Garray, nos lleve a la época celtíbera y romana hace algo más de dos mil años, de la actual ubicación de Soria no se tiene constancia documental hasta bien entrada la Edad Media, cuando los reyes cristianos repoblaron la cabecera del Duero. Sin embargo, la tradición sitúa a su santo patrón, San Saturio, entre los visigodos, en el siglo VI.
Soria se convirtió rápidamente en un enclave estratégico junto al río haciendo frontera primero entre musulmanes y cristianos y después entre Castilla y Aragón.
A principios del s. XII fue repoblada por el rey aragonés Alfonso I el Batallador, estableciéndose un importante enclave cerca del Duero, entre las elevaciones de «El Mirón» y el Castillo.
Es en el s. XII cuando Soria se desarrolla como un importante núcleo de población, gracias al favor de Alfonso VIII, el Rey Niño al que protegieron los nobles sorianos y que después lucharon con él en el desastre de Alarcos y en la gran victoria de las Navas de Tolosa.
Fue a finales de este siglo cuando a expensas del rey y de su esposa, Dña. Leonor de Plantagenet, se construye la iglesia de Santo Domingo, uno de los más bellos exponentes del románico.
También fueron tiempos favorables para Soria los años del s. XIII, siendo ascendida de villa a ciudad en 1266 gracias a una bula de Clemente IV.
Soria fue una de las 16 ciudades con derecho a enviar procuradores a las Cortes del Reino de Castilla y sede de algunas de sus reuniones.
A pesar del revés económico que supuso para Soria la expulsión de la rica comunidad judía en 1492 y la pérdida de la importancia estratégica como frontera al unirse los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, en los siglos XVI al XVIII mantuvo gran pujanza económica gracias a la Mesta y al comercio de la lana. Es en esta época cuando se construyen numerosos palacios y casas nobles tanto en la ciudad como en buena parte de la geografía soriana.
Soria recupera su protagonismo estratégico-militar en la historia de España con la guerra de Sucesión, al defender la causa de Felipe V y proteger de las pretensiones aragonesas la línea fronteriza (1706-1707).
En el s. XIX comienza el declive de Soria, empezando con la Guerra de la Independencia. El 20 de noviembre de 1808 las tropas de Napoleón entraron en la ciudad saqueándola y quemándola. Tiempo de ocupación y saqueo en los que se diezmó la economía soriana, derruyéndose entonces el castillo y gran parte de las murallas.
A esto le siguió la reducción de la provincia en casi 4.000 Km2 en la redistribución administrativa que proyectó Javier Burgos en 1833 y, en 1836, el fin de la Mesta, con el consiguiente hundimiento de la ganadería y la disolución de la Cabaña Real de Carreteros.
En el s. XX tampoco ha tenido oportunidades Soria de crecer y desarrollarse. Uno de los proyectos que podía haber dinamizado la capital, la provincia y las limítrofes fue la construcción del ferrocarril Santander-Mediterráneo, proyectado a finales del s. XIX y puesto en marcha entre los años 1924 y 1929, pero poderosos intereses políticos y económicos de otras regiones españolas que resultarían perjudicados, hicieron que el FF.CC. no llegara ni a Santander ni al Mediterráneo, quedando así la línea sin esperanzas de viabilidad, finalizando definitivamente su servicio el 31 de diciembre de 1985.
En la actualidad Soria vive casi exclusivamente de los servicios, sin apenas industria. El turismo es uno de los motores económicos con más futuro, sobre todo si consigue Soria las infraestructuras de comunicación que tantos años lleva demandando.

Se halla enclavado en la roca, ubicado en una balma o abrigo natural, en un costado sobre el río Bergantes. Se llega caminando por el abrigo abovedado hasta la cueva o balma donde se halla la imagen de la virgen, objeto de veneración desde su hallazgo por un pastor en el siglo XV.

Para llegar allí desde Zorita atravesando el río bergantes, se sigue la carretera de Aragón a lo largo de la orilla izquierda de este río, y después de pasar el barranco del rosell se deja para seguir un atajo que baja en rápida pendiente hasta llegar a la capillita de la Virgen de la Balma, erguida junto al río en la confluencia de éste con el Barranc de la Mare de Deu. Luego empieza la subida hacia el sagrado monte.

Se trata de un santuario con gruta, compuesto de iglesia, hospedería y estación veraniega. El santuario como tal se conoce ya en el siglo XIV, mitad edificio y mitad gruta, ubicado en una balma o abrigo natural, y con curioso campanario del siglo XVII. Junto a él, la Hospedería de importancia histórica y edificada en el siglo XVI, adaptada al abrupto terreno.

A la llegada al santuario se encuentra la cruz Cubierta, una de las más emblemáticas de la Corona de Aragón, con cúpula sostenida por cuatro pechinas que alberga unos frescos obra de Cruella (1860), alegóricos de las virtudes, y unos minutos después, bajo las ramas del corpulento almez que da sombra a la fuente, se encuentra la entrada a la Hospedería y al eremitorio.

Su fachada cuenta con balcones y en su acceso cuenta con una larga escalinata que conduce a la hospedería. A ambos lados de la misma se sitúan las escaleras que conducen al piso superior donde se sitúa la llamada “sala de las danzas” con arcos de medio punto. Desde la hospedería se accede a la gruta alargada y el mirador que, bordeando el precipicio sobre el cauce del río Bergantes, sirve de acceso a la ermita.

La ermita-cueva, construida en 1667 cuenta con una nave de forma irregular. La fachada en sillería, se prolonga formando el campanario de dos cuerpos. En ella se sitúa una portada sencilla con pilastras estriadas.

Fue poblada desde el período Calcolítico, según se desprende de los restos hallados en las excavaciones arqueológicas; de todos estos vestigios, el más importante es el llamado Edificio de La Mata, uno de los elementos más representativos de la protohistoria extremeña. Interesantísima es asímismo una placa de pizarra hallada en la finca “El Herrador”, perteneciente a una época similar y con caracteres orientales. Esta placa muestra caracteres típicos de la escritura griega y valores del tartésico, según la tipología establecida el historiador por Gómez Moreno.
La dominación romana fue un período histórico muy importante para Campanario y ha dejado numerosas huellas.
Tras la caída del Imperio Romano hay referencias a la existencia de algunas alquerías musulmanas. Tras la reconquista cristiana de estos territorios, la repoblación de toda la comarca de La Serena comenzó con la donación de la plaza de Magacela a la Orden de Alcántara en 1234, tras ser conquistado su castillo y tomada la villa por el Maestre D. Arias Pérez en 1232.
Su época de mayor esplendor será el Renacimiento. En esta época pasa de aldea a Villa; es notable el crecimiento demográfico y el económico. Esta pujanza y bienestar se traduce en la edificación de numerosos monumentos.
Los siglos XVII y XVIII, más comunmente conocidos como Barroco, dotan a la Villa de un creciente poder religioso que se traduce en la construcción de varios conventos y ermitas.
El siglo XIX trae a Campanario un notable crecimiento demográfico, urbano y social, que llega a su apogeo en el siglo XX.

La Caridad es la capital del Concejo de El Franco. El centro de la localidad es su parque-jardín, alrededor del cual se levantan preciosas casas pertenecientes a la arquitectura popular y su ayuntamiento. Muy interesantes es la iglesia barroca de San Miguel de Mohices.

Los orígenes de esta hermandad, hoy vigente, no están muy claros, aunque es muy probable que se remonte hasta el siglo X. En el siglo XIV el Papa Clemente VI le otorgó la Bendición Apostólica y la admitió bajo su protección. El dato más importante es que nació como una simple reunión de alcaldes y religiosos para dar culto a la Virgen y facilitar el paso de los peregrinos que se dirigían hasta el sepulcro del apóstol. En sus inicios destinó el dinero a la construcción de puentes y más adelante a la de hospederías y hospitales. Falifo, farrapo o vulgarmente trapo es una palabra que designa la herencia que deja el cofrade a la hermandad. Se llama así porque antiguamente se entregaba una prenda que posteriormente se vendía para recaudar fondos.

En Torres del Río nos encontramos con una de las joyas arquitectónicas del camino de Santiago español, la iglesia octogonal del Santo Sepulcro, edificio románico con unas connotaciones funerarias evidentes, cabe destacar la rica y llamativa iconografía de sus capiteles.
El tímpano de la entrada esta presidido por una cruz patriarcal, símbolo de la Orden Militar del Santo Sepulcro. La cúpula con una compleja red de nervaduras en forma de estrellas de ocho puntas denota una fuerte influencia árabe.
Notable es además en Torres del Río, la iglesia parroquial renacentista consagrada a San Andrés.
Cerca del pueblo existieron vestigios de una probable explotación agrícola romana. Existía ya antes de la invasión musulmana según refieren las crónicas, siendo reconquistada tras la toma de Monjardín, lo mismo que ocurre con otros pueblos de comarca. Tuvo un monasterio que Jimeno Galíndez lo donó a Irache. Estuvo inscrita en el partido de Los Arcos y se le reconoció el fuero de Viguera (1341) después de pagar «pechas» a don Alvar Díaz de Medrano. Dicho fuero fue confirmado años después por el rey Felipe III de Navarra

Se trata de un grupo de casas agrícolas y ganaderas. Es la última aldea de la provincia de Lugo.

Buelna, aquí podemos encontrar numerosas muestras de arquitectura popular, además de una torre románica, actualmente adosada a la Casa Concejo. Junto a la iglesia del S.XIX, se encuentra el Palacio, edificio del S. XVIII que fué propiedad del Conde del Valle de Pendueles. Junto a la carretera encontraremos un antiguo humilladero del Camino de Santiago. En Buelna encontraremos también dos espacios declarados Monumento Natural: El Complejo de Cobijeru (playa y cueva), y los Bufones de Santiuste, situados muy cerca ya del límite con el Concejo de Ribadedeva, los Bufones son agujeros en la costa producidos por la erosión, que en días de marejada expulsan chorros de agua que pueden alcanzar varias decenas de metros de altura, un espectáculo impresionante, producen un efecto visual parecido al de los conocidos geisers. Además de la propia playa de Buelna, en la que destaca una roca solitaria que se alza desde el agua y a la que popularmente se conoce como el Picón.

El actual municipio fue habitado por íberos y celtas, según se ha podido comprobar en diferentes excavaciones arqueológicas y los restos que en ellas se han hallado, como la cañada Soriana, un camino que se utilizaba para el ganado trashumante de estos pueblos.
En época medieval, recibió la Carta Puebla en 1230, por iniciativa de Ferrant Ruiz, comendador de Consuegra. Eso no quiere decir que la habitación comenzara en ese momento ya que el pueblo ya estaba habitado en esas fechas gracias a la repoblación por gentes castellanas y galaicas.
En el año 1557 consigue el título de Villa y se separa de la jurisdicción de Consuegra. Tras obtener este privilegio consigue la jurisdicción sobre el monte de Borregas y la dehesa de Tírez.

Este lugar perteneciente al municipio de Alcalá del Obispo, posee un conjunto urbano integrado por edificaciones de mampostería, sillarejo y adobe. La iglesia parroquial presenta planta de cruz latina con capillas laterales.

Anoeta se encuentra en las cercanías de Tolosa. Está separada del municipio de lrura por el río Oria. La localidad carece de un núcleo destacado de población ya que sus viviendas se hallan dispersas. Siendo independiente decidió, en 1374, unirse a Tolosa, para posteriormente adquirir el título de Villa en 1615.
Destaca en la localidad la Casa-Torre de Arteaga, grandioso caserón con escudo de armas. Se trata de un lugar que ha sido muy valorado por la nobleza como lugar de descanso, la Reina María Cristina y la infanta Eulalia pasaron una temporada de descanso en esta casa.
En las proximidades de la localidad encontramos la cruz de piedra labrada donde, según la tradicción, se llevaba a los niños para aprender a andar.

Zaragoza, que pertenece al grupo de ciudades más antiguas de España, se sitúa en la confluencia de los ríos Ebro, Huerva y Gallego.
El poblado íbero de Salduie fue, probablemente, la primera colonia que se estableció en este lugar, pero fueron las legiones romanas del emperador Augusto las que posteriormente ocuparon el territorio, siendo este mismo emperador quien, más tarde, elevaría el asentamiento militar a rango de ciudad, dándole su propio nombre (Cesaraugusta).
El célebre obispo San Braulio, fiel defensor de la fe cristiana, fue uno de sus grandes impulsores, durante la época visigótica, pero también durante la dominación árabe y especialmente al constituirse los reinos de Taifas, el lugar, al que denominaron Sarakosta, se distinguió por su prosperidad.
En el año 1118 el Rey Alfonso I “el batallador” expulsó a los árabes de la ciudad para convertirla en la capital del reino cristiano de Aragón, que a la sazón y en su máximo esplendor, comprendía los territorios de Cataluña, Valencia, las Islas Baleares, Sicilia y Nápoles.
El mayor exponente monumental es la Basílica del Pilar, que debe su nombre a la columna donde se posó la Virgen en su visita al Apóstol Santiago. Es un impresionante templo de los siglos XVII y XVIII, construido sobre una anterior iglesia románica, de la que se conserva un tímpano y el altar mayor de estilo gótico. En su interior se pueden contemplar magníficos frescos de Goya, Bernardo Montañes, Stolz, entre otros, y destacan las capillas dedicadas a la Virgen sobre el Santo Pilar y al Apóstol Santiago.
En fin, Zaragoza, ciudad monumental donde las haya, es un lugar, donde el peregrino debe tomarse un respiro y disfrutar de todo, pero especialmente de la extraordinaria hospitalidad de sus gentes.

Recibe su nombre del río Salor y la hermosa vega que le pertenece. Está documentado su poblamiento en época romana gracias al Tesoro datado en el año 81 a.C. posiblemente relacionado con las guerras sertorianas.

Este lugar perteneciente al municipio de Alcalá del Obispo posee un conjunto urbano integrado por edificaciones de sillar y adobe, además de los restos de una antigua edificación fortificada. La iglesia parroquial presenta planta de cruz latina con capillas entre los brazos del crucero.
toda la historia de la localidad

Los primeros testimonios de poblamiento en el término se dan en torno al V milenio a.C. y se concretan en la presencia de pinturas rupestres prehistóricas de estilo levantino. Yacimientos arqueológicos importantes nos muestran vestigios de poblados de la Edad de Bronce, II milenio a.C., entre los que destaca el del Cerro de los Cuchillos. Posteriormente, se asentaron otras culturas: del I milenio a.C. en la montaña del Mugrón, se encuentran las ruinas de una ciudad ibérica conocida con el nombre de Meca, considerado como uno de los hallazgos más importantes de la zona. Griegos y romanos pasaron por Almansa, dejando constancia del importante nudo de comunicaciones que desde antaño ha sido esta ciudad. Una de sus principales vías, Heráklea o Hercúlea, pasaba cerca del término.
El Islam llega a la Península, y deja su huella en la fortaleza que domina la ciudad; concretamente en el período almohade es cuando tiene origen el Castillo. En el siglo XIII, Almansa dejó de ser musulmana pasando a formar parte de la corona de Castilla. Debido a su importante situación, Alfonso X dotó a la población de los fueros y franquezas de Requena, Cuenca y Alicante, además de otros privilegios.
En tiempos de Don Juan Manuel, Almansa pasó a formar parte de su Señorío, que más tarde con Alfonso de Aragón se convirtió en Marquesado de Villena. Se entra en un período en el que los sucesivos marqueses continúan con sus propósitos de convertirse en un estado independiente de los reinos de Castilla y Aragón. El fin del marquesado fue en la guerra de Juana la Beltraneja contra Isabel la Católica; el marqués tomó parte por Juana la Beltraneja, pero el pueblo, que había estado oprimido durante mucho tiempo por sus obligaciones tributarias, se aseguró una serie de ventajas y privilegios por parte de los Reyes Católicos, decidiendo alinearse a favor de éstos. Ya en la edad moderna, en el siglo XVI se sucedieron transformaciones urbanísticas como la construcción de la Iglesia de la Asunción y la edificación de la Presa del Pantano. Y como contraste, en el siglo XVII, la ciudad sufrió un acusado periodo de despoblamiento debido a la emigración. El 25 de Abril de 1707, tuvo lugar en Almansa, una de las más importantes batallas de la guerra de Sucesión al trono español, librada entre Felipe de Anjou y el Archiduque Carlos de Austria: el Marqués de las Minas y Lord Gallway, al frente de las tropas aliadas, provocaron el choque con las fuerzas de Felipe V, que mandaba el Duque de Berwick. La victoria fue para las tropas Borbónicas, lo que les permitió el paso hacia el levante.

El peregrino entra por el denominado Barrio Vello, por una estrecha y empinada calle que nos conducirá hasta el Barrio Nuevo, construido a ambas márgenes del puente, A Pontenova de 7 arcos, levantado entre los siglos XVI y XVII. El arco principal, que aparece diferenciado, fue destruido en 1809 para impedir el paso de las tropas francesas, siendo reconstruido a comienzos del siglo XX. El nombre de A Pontenova, pone de relieve que había otro puente más antiguo, a unos 300 metros, río arriba, llamado A Pontóriga, y supuestamente romano, del que sólo se puede observar alguna cepa y por el que cruzaba la calzada romana, luego Camino Real, que venía por la otra orilla del río.

De época antigua se conservan diversos yacimientos, que denotan que existía un poblamiento anterior a época romana.
Esta zona fue conquistada por Alfonso I hacia el siglo XII. Se da como fecha de nacimiento de la población el año 1320. La historia de Aguaviva está vinculada a la Encomienda de Castellote, primero fue de la Orden del Santo Redentor, luego en 1196 pertenecía dicha encomienda a la orden del Temple, pero al declararse por decreto Papal la extinción de la orden, las tropas de Jaime II tomaron la población, convirtiéndose a partir de entonces en una encomienda sanjuanista.
A principios del siglo XVII, en 1613 se independiza de La Ginebrosa, ya que era barrio de esta población.
En cuanto a administración, Aguaviva ha formado parte, de forma sucesiva, a la Bailía de Castellote, a la sobrecullida de Alcañiz (1446-1495), a la vereda de Alcañiz (1646) y al corregimiento de Alcañiz (1711-1833). Se constituye como Ayuntamiento en 1834 y forma parte del partido judicial de Castellote, para incorporarse en 1965 al partido judicial de Alcañiz.
Durante la Primera Guerra Carlista se produjo en 1839 la batalla de Aguaviva, en la que se abatió la partida carlista de Luis Badoy.
El casco urbano de Aguaviva durante el siglo XVII formaba un recinto cerrado, sólo se accedía por cuatro portales. A mediados del siglo XIX sólo quedaban en pie el portal de San Miguel y el Portal de los Arcos.

Poblado desde tiempos remotos, las excavaciones arqueológicas han demostrado que aquí existió un núcleo íbero del siglo II a.C. Son raros los restos del período romano. Por el contrario, entre los siglos IX Y XII, durante la dominación musulmana fue un núcleo urbano destacado debido a su especial emplazamiento en un nudo de importantes vías de comunicación.
En su término municipal dispone de importantes yacimientos de las época íbera y romana. De esta última destacan los restos de la villa emplazada en la posesión de La Selva. Su pervivencia tras la caída del Imperio Romano y la sustitución de los elementos de poder por las instituciones visigodas lo atestiguan los topónimos de la zona.
Tras la reconquista cristiana, fue donada a D. Gutierre de Sotomayor, en el año 1444, como recompensa a su destacada actuación en la batalla de Olmedo.
Desde 1466 lleva, orgullosa, su nombre actual. El origen del mismo está en el Alcázar de los Sotomayor.
Historia de Belalcázar

Luarca está presidida por su puerto, uno de los puertos pesqueros de más renombre del Principado de Asturias. Aunque la pesca sea la ocupación principal de su población, esta bella ciudad asturiana no ha descuidado el sector industrial, ni mucho menos el turístico, que se configura en el tiempo como una importante fuente de ingresos.
Luarca merece una mención aparte, ya que resulta una villa urbanísticamente compensada a pesar de algunos desmanes del pasado, en la que los barrios de Pescadería y Cambaral ofrecen a la vista una apreciable homogeneidad urbanística. Luarca, que significa Txugar de Barcos en nuestro denostado idioma (aunque la denominan Txuarca los castizos), tuvo su origen en estos barrios, que junto con la Carril cierran la primera ciudad, posteriormente crecida con la Ley Cambó y sus edificios modernistas,

Los orígenes históricos de esta localidad oscense se remontan a la época de la dominación árabe. Su nombre en árabe significa ‘pequeña mezquita’. La primera noticia de Chimillas aparece en marzo de 1098 en un documento en el que se citan heredades en ‘Gimellas’.
Si desea saber más sobre la historia de esta localidad, pinche en historia de Chimillas

La leyenda de la piedra de San Tirso; es la piedra en la que apareció los pies de dicho santo; antiguamente, se dice que la pretendieron robar unos carreteros y cuando llegaron a la salida del pueblo tuvieron que dar la vuelta porque los caballos se negaron a tirar del carro.

En esta localidad podemos disfrutar de un hermoso paseo por el Malecón, donde estaba emplazado el embarcadero Ponte da Barca, que permitía cruzar el río Sil; nombre que acabó tomando la villa de O Barco.
Además, una parada en esta villa nos permite apreciar antiguas casonas, algunas de ellas blasonadas, testimoniando a las poderosas gentes que las habitaron. Lugares como la Casa Grande de Viloira, de finales del s. XVII, situada en la otra margen del río, en el lugar histórico de Viloira, de origen romano, o la Casa de Riocigüeño, también de finales del s. XVII. Otra buena opción es acercarse al alto de O Castro, a 1 km de O Barco, que fue capital de la jurisdicción de Valdeorras hasta el siglo XIX. En este lugar se levantó una fortaleza en el S. XV, de la que sólo quedan los restos de la torre homenaje y lugar donde también se levantó la Casa Flórez, s.XVII, que desde el año 2000 se ha reconvertido en un prestigioso centro hotelero. Un poco más alejado, a unos 3 Km. está la iglesia románica de San Miguel de Xagoaza, S. XIII, con el Casal del Monasterio, reconvertido en una gran bodega.

Ultima localidad de Navarra, fue fundada por Sancho VII en la frontera con Castilla, con fines evidentemente defensivos, estuvo cercada de muralla y los restos actuales de esta revelan su condición de plaza fuerte y fronteriza.
Su monumentalidad se manifiesta en la abundancia de palacios y grandes casonas, todas ellas con escudos nobiliarios.
La Iglesia de Santa María, es un edificio gótico, cuya construcción se inicio poco después de la fundación de Viana por Sancho VII «El Fuerte», en el siglo XIII y concluida en el siglo XIV. Son visibles las reformas hechas con posterioridad.
La soberbia iglesia de San Pedro del siglo XIV, que se construyó en el flanco occidental de la muralla, presenta hoy un lamentable estado.

Es una pequeña aldea sin mayor trascendencia.
El ancho cauce del Porma obligó a construir un largo puente ya en el siglo XII era considerado uno de los más grandes, hasta el siglo XIX tenía diecisiete arcos, posteriormente fueron ampliados a veinte para facilitar el paso de la carretera.

A Unquera llegaban las gabarras que portaban el mineral arrancado de las entrañas del Macizo de Ándara. Viaje fluvial por las escarpaduras del Desfiladero de la Hermida, previo al embarque hacia los países de destino. Bustio recibe el testigo como punto de encuentro de ilustres personalidades que se han labrado un hueco en la historia de los Picos de Europa.
Esta localidad marca también el límite entre Cantabria y Asturias, bien definido por la ría de Tina Mayor por la que desemboca el Deva.

Los carpetanos fueron sus primeros habitantes; más tarde padeció la dominación romana y hacia la segunda mitad del siglo V fueron los visigodos quienes se asentaron en el territorio. En el año 711 los musulmanes conquistaron Toledo y por lo tanto todos los terriotorios de alrededor sintieron el peso de la conquista musulmana. Reconquistado Toledo por el rey Alfonso XI en el año 1085 y tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212) la zona quedó completamente libre del dominio musulmán. En el año 1590 la Reina Juana le otorga la condición de Villa.
Como tantas poblaciones de La Mancha, Tembleque perteneció a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. Sin embargo, las primeras noticias documentales de las que se disponene en referencia a su historia datan del año 1163, cuando el rey castellano Alfonso VI consiguió derrotar a los musulmanes, rescatando a Tembleque del dominio de los sarracenos y arrebatarles el castillo de Consuegra.
En 1241 consigue Carta de Población gracias al Prior de la Orden de San Juan, Don Ruy Pérez.
En el año 1590 la Reina Juana le otorgó la condición de Villa.

Hallazgos de material lítico (hachas) permiten afirmar que Castuera ya estuvo poblado en época prehistórica. Igualmente los restos de las explotaciones de las minas por los romanos permiten conocer el pasado de la villa en este período histórico. Durante la Edad Media perteneció a la Orden de Alcántara y su fundación se fecha tradicionalmente en torno a finales del siglo XIII o principios del XIV, como se cita en el Libro de la Montería. Pertenecería al Partido de la Comarca de La Serena. Tras la decadencia de los siglos XVII y XVIII, el siglo XIX representaría para la población el momento de su «boom» demográfico. El reinado de Isabel II y el período de La Restauración, la convirtieron en cabeza de distrito electoral. El primer tercio del siglo XX la concedería un notable protagonismo al ser un destacado baluarte republicano.

Se ignora la época en que se fundó Alegía, pero se supone tenga bastante antigüedad. Consta sí que se agregó a la villa de Tolosa mediante escritura de concordia celebrada el día 21 de enero de 1391, la cual fue confirmada por el rey Enrique III el 20 de febrero de 1392. Por ella se sometió a la jurisdicción del alcalde de Tolosa en lo criminal y atribuyó también a éste la civil a prevención con su propio alcalde. No obstante esta sumisión, Alegía conservó sus términos amojonados, el goce exclusivo de sus montes, la administración de sus rentas y el gobierno municipal independientehasta que en virtud del privilegio expedido por el rey Felipe III en Madrid el 3 de abril de 1615 obtuvo su completa exención. Esta gracia comprendía la plenitud de la jurisdicción civil, la criminal, el mero y mixto imperio, y todas las otras prerogativas correspondientes a las demás villas de Guip. Para su consecución tuvo que servir a su majestad con 43.704 reales por los 158,5 vecinos que tenía, sacrificio en verdad costoso para las ventajas reales y efectivas que reportaba. Logró al mismo tiempo la merced de dos escribanías de número, por la que tuvo que pagar otros 300 ducados a título de igual servicio. Hay memoria de que por los años de 1532 hubo en esta villa un incendio general, por cuyas resultas quedó destruida la población en su mayor parte.

La localidad está situada a la derecha del Ebro y a 17 metros de altitud.
Los primeros indicios de población se remontan a la época del bronce (1500 años antes de Cristo), pero es al periodo árabe al que se debe el origen de su nombre (Aldover proviene de Al-Duwair que significa “caseta”).
El Conde Ramón Berenguer IV, es el que reconquista el territorio para la cristiandad.
La iglesia parroquial está dedicada a la Natividad de Nuestra Señora y a San Jorge, que a su vez, son los patrones de Aldover.

Esta villa declarada Bien de Interés Cultural y Monumento Histórico- Artístico, fue un antiguo Señorío que agrupaba once pueblos. Sus orígenes son muy discutidos por los historiadores, admitiendo algunos de ellos su origen como fortaleza árabe, en la cual descansó Almanzor desde el año 939 al 1002.
Las noticias históricas más interesantes de la villa proceden de un Privilegio del rey Alfonso IX de León, otorgado el 28 de marzo de 1217 a la Orden de Calatrava en el que se le concedían varios pueblos, entre ellos Galisteo.

Al principio del periodo Neolítico, Chinchilla de Monte-Aragón debió ser muy pronto poblada. Una zona alta en una llanura empantanada por los ríos que bajan del sur, mucha agua y mucha caza. Sí sabemos que los íberos la conocían como Monte Arrago (Monte de Esparto), pues era una zona de grandes espartizales, materia prima junto al barro para la fabricación de objetos.
La tradición, sin embargo, atribuye la fundación de Chinchilla a Hércules, sobre el siglo VII antes de Cristo, que puso las primeras piedras sobre el lugar. Resulta del todo incuestionable su origen remoto como demuestran diversos yacimientos arqueológicos de la zona, como los encontrados de la Vía Augusta (época romana), que delatan que fue un importante cruce de caminos.
En época musulmana, siglo VIII, hay ya referencias históricas de Chinchilla, pero es hacia el 928, bajo el califato cordobés, cuando adquiere notoriedad. Recibió el nombre de Ghenghalet y figuró entre las poblaciones más importantes del Reino de Murcia. También bajo el mismo dominio se llamó Yinyalá o también Sintinyala.
A raíz de estos hechos los Reyes Católicos juran los Privilegios de esta Ciudad sobre la Cruz de Roca (museo parroquial), en agosto de 1488 otorgándoles los títulos de Noble y Muy Leal, que hoy en día todavía perduran (lo podemos leer en su escudo).
Tras estos hechos y durante el reinado de los Reyes Católicos, Chinchilla sufre una decadencia en favor de su antigua aldea, Albacete (con mayor protagonismo político y económico), ya que esta última disfrutaba de la comodidad del llano. Los chinchillanos llegaron a quejarse a su rey Felipe II.
Después de esta dominación, y bajo mandato de Fernando VII adquirió el título de Fidelísima siendo la capital de la efímera provincia de Chinchilla (Trienio liberal de 1820) y recobrando el protagonismo de Ciudad hasta el 1823. Pero la represión absolutista de Fernando VII acaba con este breve paréntesis liberal. Al final, en 1833 la capitalidad recae sobre Albacete con la división de Javier de Burgos. Sin embargo, y en las Guerras Carlistas, aún siendo capital Albacete varias instituciones como la Diputación se resguardaron en el cobijo de los muros de Chinchilla de Monte-Aragón

El poblamiento conocido más antiguo en esta localidad se remonta hasta el Neolítico final o Eneolítico, habiéndose encontrado algunos talleres de sílex como los de Estancos y Cabezo de la Vega. No obstante, el poblamiento más abundante tuvo lugar en época ibérica —cuando esta región estaba habitada por los sedetanos— como lo demuestran el gran número de emplazamientos, destacando entre todos ellos el del Cabezo de La Guardia. De la época romana también hay importantes yacimientos, como el existente al pie del mismo Cabezo de La Guardia.

Durante el dominio musulmán, Alcorisa formó parte de la Marca Superior Musulmana, con centro en Zaragoza. Originalmente el municipio recibió el nombre de Alkol, del árabe Al-Kura, en referencia a «las alquerías». No está tan claro el origen de su actual topónimo, Alcorisa, aunque parece derivar de «alcor», en alusión a los numerosos cerros de la zona. Tras la reconquista, la localidad formó parte de una donación que hizo Alfonso II a la Orden de Calatrava (1179) y estaba incluida, en 1263, en el distrito de Alcañiz.

En la Edad Moderna dos fechas marcan la historia de Alcorisa: el 14 de marzo de 1601, cuando Felipe III concede a la aldea de Alcorisa el título de «Villa Real», y el 23 de mayo de 1738, al otorgarle Felipe V el título de «Fiel y Muy Ilustre», junto con la flor de lis, símbolo que ocupa uno de los cuarteles de su actual escudo. Esta última concesión premió la adhesión de Alcorisa a la causa borbónica durante la Guerra de Sucesión. Dicho apoyo estuvo dirigido por Don Pedro Cebrián Ballester, conocido como «El reyecico de Aragón», que organizó fuerzas populares para la lucha a favor de Felipe V.

El historiador Pascual Madoz quien, en 1845, refirió cómo Alcorisa contaba con 5 calles, 3 travesías y 5 plazas, todas espaciosas y bien empedradas.
El siglo XVIII trajo consigo una etapa de prosperidad para la villa, como atestigua una importante actividad alfarera y un aumento de la población. No obstante, las Guerras Carlistas produjeron grandes estragos en la localidad. En mayo de 1834, partidarios de Carlos María Isidro de Borbón al mando de Quílez no pudieron penetrar en Alcorisa sino a costa de un considerable número de bajas; atacada nuevamente el 29 de junio de 1836, la población opuso tan tenaz resistencia, que no consiguieron rendirla, pero habiéndola incendiado, más de 300 casas fueron quemadas, y muchas entregadas al robo y al pillaje. Años más tarde, Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de 1845, describe a Alcorisa «en un llano al pie de dos enormes masas de piedra de almendrilla… Cuenta 400 casas de mediana elevación y poco gusto en su arquitectura, de las cuales están arruinadas por efecto de la guerra civil cerca de 120… No obstante lo dicho, forman una vistosa población».3

Durante la Guerra Civil Española, los alcorisanos sufrieron el efecto de dos represiones: mientras que al inicio de la guerra, milicias antifascistas libertarias se cobraron la vida de 77 personas afectas al «bando nacional», la posterior ocupación franquista de la población (17 de marzo de 1938) conllevó una represión de signo opuesto encabezada por el jefe de la Falange local.3

A lo largo del siglo XX, Alcorisa se convierte en un punto de comunicación que enlaza el Bajo Aragón con el sur de la provincia de Teruel. Las posibilidades económicas derivadas de la minería en la comarca, convirtieron al municipio en un centro de servicios, lo que propició la transformación sustancial de la economía e impulsó el incremento demográfico.

El Franco no tiene restos de actividad humana anteriores a la neolitización, pero se sabe que en toda la rasa costera hubo presencia humana.
La época romana, está marcada por las explotaciones auríferas, donde han sido localizados antiguos trabajos mineros en torno al castro de Arancedo, donde se han encontrado restos de utillaje.
La Edad Media, nos deja las primeras fuentes escritas que tenemos del proceso feudalista que había en esta área, y que estaba marcado por la poderosa institución eclesiástica que mantuvo su influencia en estas tierras.
En el siglo XX, es cuando el concejo iniciará un despegue con la incorporación y especialización en el mercado agropecuario.

La localidad de Linyola está situada en un otero que domina parte de la Plana de Urgell. De sus orígenes históricos se presume que pudiera haber estado habitada por el pueblo de los Ilergetes. Estos serían dominados por Roma, a quien debe su nombre. Tras la caída del Imperio Romano y el fracaso del reino visigodo, Linyola resurge de manos del gobernador musulmán de Lérida, Ismail Ibn Musa, quien, en el año 882, toma a su cargo la reconstrucción y fortificación defensiva de varios núcleos de población; Linyola se convertirá en capital de la comarca bautizada como Mascançà.
En el transcurso del siglo XI (1076- 1079), Linyola es conquistada por el Conde de Urgell, Ermengol IV. Desde esta fecha y, a lo largo de los siguientes 30 años, Linyola queda convertida en un baluarte defensivo cristiano hasta la caída de Balaguer (1105).
Durante los siglos XII y XIII el Condado de Urgell tendrá que afrontar sucesivas guerras internas. De ellas la más conocida es la iniciada por la Condesa Aurembiaix, quien se alió con el monarca Jaime I para intentar recuperar el Condado. Linyola se rendirá ante Jaime I durante el mes de agosto del año 1228. De esta forma, la localidad quedará anexionada al Condado de Barcelona. El día 1 de noviembre de 1228, festividad de Todos los Santos, el monarca concede a la localidad el privilegio de tener un mercado semanal y, a los habitantes de todos los pueblos de Aragón, el privilegio de quedar libres de impuestos. Este privilegio fue confirmado por sus sucesores.
Durante el siglo XIV, Linyola conoce una extraordinaria prosperidad económica, pero la postura adoptada por el último conde de Urgell, contraria a la aceptación del Compromiso de Caspe, provocará la caída y desaparición del Condado en el año 1413. Linyola será donada como botín de guerra por el rey a Guerau Alemany de Cervelló. Posteriormente, sus herederos venderán la villa a la familia Cardona de Bellpuig.
Con estos nuevos señores sus descendientes serán conocidos como Duques de Sesa, creándose la Baronía de Linyola, que tendrá jurisdicción sobre Linyola, Ballestar, Almassó y la Cendrosa. La villa quedará sometida a sus señores hasta mediados del siglo XIX.
El siglo XVII será para la villa, como para todo el país, un siglo de plagas en el campo, pestes y enfrentamientos bélicos, responsables de su retroceso económico.
El siglo XVIII traerá a Linyola la recuperación económica de la mano del cultivo de cereales. El siglo XIX le envolverá, nuevamente en diferentes guerras como la Guerra de la Independencia contra Napoleón (1808- 1814) y la primera de las Guerras Carlistas (1833-40).
La segunda mitad del siglo XIX estará dominada por la emprendedora burguesía catalana que llevará a cabo la construcción del deseado Canal de Urgell en el año 1862. Desde este momento Linyola conocerá una creciente expansión demográfica que la llevará a derribar las murallas. Desde este momento la expansión de la villa será constante y para ello se llevarán a cabo diferentes planes urbanísticos que la convertirán en el siglo XX en una villa moderna. Todos estos planes quedan transtornados por la Guerra Civil (1936- 1939) y la dureza de los años de la postguerra.
La recuperación comenzará en la década de los años 50 y no se interrumpirá hasta hecer de Linyola lo que es en la actualidad: una villa moderna.

Cernadilla , es un toponimo ajustado a las características de sus suelos, constituyendo una especie de definición sobre ellos. Procede del bajo latín y ya el romance habia hecho su aparicion con Cernadal, lugar de tierras ligeras, abundantes en humus que las hacen fáciles de trabajar y que, dadas las características y abundancia de su vegetación, son fácilmente explicables.
Su emplazamiento responde a una terraza fluvial decompuesta al cabo de miles de años. Su suelo geológico está situado entre el Ordovícico superior y el Silúrico a base de pizarras de color oscuro con filoncillos de cuarzo e intercalaciones cuarciticas de varios metros de potencia. Los tramos que afloran de edad Silúrica están formados por pizarras negras con intercalaciones de cuarcitas que han aportado graptotites de edad inferior a medio. Su altitud y las características de sus suelos lo convierten en un lugar idóneo para el roble principalmente. El centeno y el trigo “seruendo”, trigo tardío, han sido junto con el lino, las hortalizas y las patatas sus cultivos más destacados y unido a la abundancia de pastos le ha permitido una buena cabaña ganadera de vacuno, lanar y cabrío principalmente.

La villa cuenta con numerosas cuevas excavadas en la ladera y sobre las que se levantaron las casas. Son restos de las excavaciones romanas para extraer el oro, hoy convertidas en bodegas. En agosto se celebra una típica feria dedicada al apreciado vino de esta comarca, permitiéndose la visita a las mismas.

El peregrino hace su entrada en Logroño por el gran puente de piedra, construido sobre el caudaloso río Ebro. El actual puente, levantado a finales del siglo pasado, sustituyó al medieval, mandado construir, según refiere la crónica de Alfonso VI, por este gran Rey, uno de los mayores impulsores del Camino. De la importancia estratégica de este puente en el camino, nos da idea el hecho de que fue reparado por Santo Domingo de la Calzada y posteriormente por su ayudante y discípulo San Juan de Ortega. Llego a tener 12 arcos y tres torres defensivas Los orígenes históricos de Logroño se pierden en referencias poco fiables, el echo cierto es que fue recuperada del poder musulmán en el siglo X, por Sancho Garcés de Navarra y Ordoño II de León, a partir de cuyo momento no pasó de ser un insignificante asentamiento agrícola.
Logroño comienza a cobrar importancia a finales del siglo XI, cuando Alfonso VI, después de arrasada la población por el Cid en 1092, manda construir el famoso «puente de piedra» con intención de crear un núcleo de población capaz de defender el estratégico paso sobre el Ebro. Por esta razón le concede un ventajoso fuero.
El antiguo trazado de la ciudad constituye un rectángulo alargado y paralelo al río, con dos importantes vías de transito paralelas: la Rúa Vieja y la Rúa Mayor. Entre estas se levantó la iglesia de Santa María de Palacio en el siglo XI-XII. Es un monumento, que conserva un precioso claustro gótico y la peculiar torre piramidal de estilo románico-ojival, que los logroñeses llaman «la aguja».
Siguiendo por la Rúa Vieja se encuentra la barroca y jacobea fuente de los peregrinos y la iglesia parroquial de Santiago el Real. Según la tradición, esta se levanta sobre otra mandada edificar por Ramiro I, tras su legendaria victoria de Clavijo. Todos sus motivos ornamentales están consagrados al Apóstol, empezando por la fachada meridional, barroca, que nos presenta a Santiago en sus dos grandes versiones iconográficas: «El Matamoros», una impresionante estatua del Santo (siglo XVII) a lomos de un brioso semental, y «El Peregrino» situado debajo del anterior. El retablo mayor también está dedicado a Santiago, con una talla del siglo XV, junto a la Virgen de la Esperanza, que es la Patrona de la Ciudad.
Al final de la prolongación de la Rúa Vieja, aún se conserva la puerta muralla por donde salían los peregrinos.
Fuera del itinerario jacobeo, se encuentra la Iglesia Catedral de Santa Maria de la Redonda, gótica del siglo XV con dos esbeltas torres gemelas, que fueron añadidas posteriormente en el siglo XVIII, así como el retablo pétreo de la portada occidental.
Cerca de la catedral se encuentra la iglesia de San Bartolomé (siglos XII-XIV), que posee elementos pertenecientes al románico más puro y finalmente junto al río el convento de San Francisco.

Se dice que fueron los romanos los que con la ayuda de los esclavos astures capturados durante las guerras construyeron el primer puente sobre sobre el rio Porma. aunque no exista documentacion escrita de ello.
Localidad que se encuentra nada más pasar el puente sobre el Porma. A 100 metros del mismo y a la izquierda se encuentra el viejo hospital que fundo en el siglo XVI el arcediano de Triacastela, el cual no pasa de ser una construcción sencilla de dos plantas, hoy reconvertido en un magnífico restaurante.

Tiene un Monasterio recientemente restaurado que gozó antiguamente de gran fama, la Iglesia de San Salvador de Celorio (1660), de gran belleza interior, ya que el exterior perdió su fisonomía con sucesivos agregos, las ruinas de la capilla de San Martín sitas en la playa de mismo nombre.
Existe un monumento natural muy conocido llamado el Perfil de Cristo que formado por acantilados y islotes que se accede a el para verle desde Borizu.

Ya existía una entidad de población en tiempo de los Romanos, cerca de la calzada que pasaba por aquí, de Toledo a Mérida; pero las primeras noticias históricas se refieren a su castillo, prototipo de fortaleza roquera, que se rebeló contra Abderramán III y fue dominado personalmente por el propio califa en el año 927. Después vendría la conquista, las escaramuzas entre moros y cristianos durante un siglo en que fue tierra fronteriza, el establecimiento de las Órdenes Militares (la de San Juan y la de Santiago), la cesión a las casas nobiliarias. Por aquel entonces ya era Mora una villa notable; pero llega la guerra de las Comunidades y Mora se vio envuelta en ella con triste sino; pertenecía al partido comunero, fue incendiada y saqueada por los realistas en 1521. En 1610 fue constituida Mora en cabeza de condado por concesión del rey Felipe III a don Francisco de Rojas y Guevara.

Fuente la Lancha debió surgir en torno al año 1480 como aldea de Hinojosa. No hay noticias anteriores referentes a núcleos de población ubicados allí. La procedencia de su topónimo, La Lancha, se encuentra también en el siglo XV época en la que surge la población debido a la fuerte expansión demográfica que se dio en la comarca de Los Pedroches. El historiador de las Casas-Deza cree que su nombre puede venir de alguna fuente que se llamase de la Lancha, lo cual confirma la denominación del próximo arroyo Lanchar o Lanchas. Fuente la Lancha fue aldea de Hinojosa del Duque hasta que durante el año 1820 alcanzó plena independencia municipal, previa solicitud de sus vecinos, apareciendo ya con el título de villa. Durante la guerra civil, el XXII cuerpo del ejército republicano acampó por tierras pertenecientes al término de Fuente la Lancha, siendo su suelo participe de una de las últimas grandes batallas terrestres de la contienda: la ofensiva de Extremadura. El cuerpo del ejército marroquí tomó posesión de Fuente la Lancha para el bando rebelde el 26 de marzo de 1939.

Los orígenes de la villa son desconocidos y escasean las noticias referentes a las etapas iniciales de su formación. Su nombre es traducible del euskera al castellano como «lugar de carboneras», por lo que se cree que la fabricación de carbón vegetal en los montes cercanos pudo tener una importancia capital en la primitiva economía de la localidad. Siempre ha sido una población pequeña que durante la Edad Media buscó el amparo de la villa de Tolosa, a la que se unió en 1374. Posteriormente, alejado el peligro de las luchas feudales, Icazteguieta recuperó su autonomía municipal en 1615 con la obtención del título de villa, que le concedió el rey Felipe II.
Debido a su escaso tamaño tuvo que unirse a poblaciones vecinas para hacer frente a los gastos municipales. Desde 1625 formó con las vecinas villas de Alegia y Orendáin, la Unión de Aizpurua. Ya en el siglo XX, entre 1967 y 1988, Icazteguieta estuvo unida a las localidades de Orendáin y Baliarrain, formando el municipio de Iruerrieta.

Los restos del pasado romano de este poblado se pueden ver en un epitafio a un suboficial del ejército romano, el valdeorrés Lucio Ponpeyo Reburro Fabro, en una casa aneja a la iglesia y al mismo camino.
La ruta se abre a una zona de viñedos, conocida por Campogrande, debajo de la carretera N-120, para descender al barrio de Fontei, donde se ubica su magnífica iglesia parroquial y la Casa Grande de Fontei.
Una buena opción es acercarse hasta la zona del Malecón, a orillas del río Sil, donde se ensancha por la cola del embalse de San Martiño, donde el peregrino encontrará la paz y frescor más esperado. Y, ya hecho un descanso, visitar el puente romano de A Cigarrosa, que marca en límite entre los lugares de A Rúa y Petín, sobre cuyos arcos de gran belleza pasaba la Via Nova o Vía XVIII, que unía Bracara Augusta con Asturica Augusta.

Burgo, significa pequeño núcleo de población y durante mucho tiempo fue pueblo de Zaragoza. No obstante, la historia de este lugar se remonta a la época íbero-romana, como así lo acredita el yacimiento de “La Cabañeta”. También en Burgo de Ebro se sitúa el asentamiento rural más antiguo de la región, posiblemente el primero.
Su antiguo casco urbano es un fiel testimonio de la época musulmana y su iglesia parroquial, hoy desaparecida, estaba dedicada a San Pedro Apóstol y era de estilo tardomudéjar del s. XVI.

Situada en la romana Ruta de la Plata, importantísima vía de comunicación, que más tarde utilizarían los peregrinos a Santiago de Compostela es famosa por la importancia de su monumento más famoso: El Monasterio de Santa Maria de Moreruela, el mayor, y primer monasterio del Cister en España.
Parece ser que fue la primera fundación cisterciense en la Península. Los monjes blancos de este monasterio fueron activos colonizadores en la provincia zamorana, dentro del marco general de repoblación de los siglos XII y XIII ayudados en su labor de apoyo al campesinado por la generosidad de los monarcas y las casas nobiliarias de la comarca.
Los orígenes del cenobio son un tanto oscuros, ya que parece que no es el primero sino que fue creado sucediendo a otro anterior que fue abandonado por la escasa salubridad de la zona. La Carta Fundacional del monasterio fue otorgada en 1143 por el emperador Alfonso VII, aunque los historiadores manejan fechas como 1131 o bien la de 1148 para la construcción de la iglesia.
El monasterio es de estilo cisterciense según los estudios del historiador Manuel Gómez Moreno, experto en este cenobio. Aparte de las dependencias monacales se sabe que existían también una enfermería y un hostal para la asistencia de los menesterosos y los peregrinos.
De todas las características del templo destacamos la existencia de girola con numerosas capillas absidales como corresponde al estilo de peregrinación.

Desde los más remotos tiempos fue Minaya un territorio de paso en la ruta entre Andalucía y el Levante, una lejana venta con vocación comercial, dispuesta estratégicamente en la infinita llanura manchega, haciendo gala de su nombre de procedencia árabe que significa “Camino abierto y visible”.
Situada al noroeste de la provincia de Albacete, se encuentra entre La Roda y Villarrobledo. Antes de la conquista romana, estas tierras fueron habitadas por Íberos y Celtíberos. Sus primeros pobladores se remontan al siglo XII, en época de dominación árabe. En su mayoría eran campesinos dedicados al pastoreo. Con el tiempo fueron asentándose configurando un pequeño núcleo de población, ampliando su actividad a la agricultura que, junto a la ganadería, acabó constituyendo durante siglos la base de su economía.
Tras la reconquista cristiana Alfonso X concedió estas tierras a su hermano, el infante Don Manuel con el título de Señorío de Villena. De su afán por repoblar su inmenso territorio, nació el municipio de Minaya, un 8 de Noviembre de 1330, cuando se lo concedió a una persona de su confianza, Diego Fernández de Cuenca, para que lo poblara y administrara. Fue el primero de una larga serie de señores de Minaya, que durante cinco siglos fueron dueños de estas tierras, hasta que en 1812 las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos.

Andorra aparece por primera vez documentada en 1149, cuando es reconquistada a los musulmanes por Ramón Berenguer IV, príncipe de Aragón.
El núcleo de la población fue fundado en el siglo XII como barrio ganadero de Albalate del Arzobispo —cuenta la tradición que San Macario fue el fundador—, recibiendo el nombre de «Las Masadicas Royas». El título de «Muy Noble Villa» le fue concedido en el siglo XIII por Jaime I el Conquistador por la ayuda prestada por los andorranos en la conquista de Valencia. En aquella época la localidad pertenecía a los dominios del Arzobispado de Zaragoza, hasta que en 1613 logró su independencia al concederle el Arzobispo Pedro Manrique la jurisdicción civil y criminal, siendo confirmado dicho privilegio por el monarca Felipe III. Tuvo familias y apellidos distinguidos, entre los que cabe destacar a los Alcaine, que poseyeron una magnífica mansión que todavía hoy conserva su escudo heráldico en la fachada.
En la Guerra Civil Española Andorra se constituyó en colectividad, repartiéndose la tierra en cuarenta y ocho granjas, estando al frente de cada una de ellas un responsable ante el Consejero de Agricultura del Comité Local. Los diversos productos del campo se almacenaban en la iglesia parroquial, distribuyéndose entre los vecinos mediante bonos o vales. Todo lo que se necesitaba —incluidas consultas al médico o al veterinario— se conseguía mediante una autorización y sin pago de ninguna clase. Ya avanzada la contienda, Andorra fue tomada por el ejército de Franco el 13 de marzo de 1938

En el promontorio de Cabo Blanco se encuentran los restos de un castro, constituido por cuatro recintos, cada uno defendido por un foso de piedra. La parroquia cuenta con 11 cabazos y un hórreo, dos molinos y seis capillas. En la Torre de la aldea vivió García de Valdepares, a quien se le encargó la redención de El Franco en 1583, durante la desamortización de Felipe II, y que fue reformada a principios del siglo XX.

Si desea conocer los aspectos más relevantes del pasado histórico de la provincia de Lérida, pinche en toda la historia de la localidad

Las manifestaciones culturales sanabresas son una de las consecuencias externas de un carácter hecho a si mismo como consecuencia del aislamiento obligado de esta comarca por su situación en el mapa. Su alejamiento facilitó y fomentó que durante siglos se transmitiera de padres a hijos las canciones, danzas, constumbres, historias, … y, en general, tradiciones ancestrales que surgieron de las gentes de esta bella tierra y que solo las necesidades económicas, con la consiguiente emigración masiva de sus hijos en el s. XX, ha ocasionado una desintegración cultural paulatina que sólo podrá ser frenada por los propios sanabreses, recordando y manteniendo las costumbres de sus antepasados.

Junto al viejo camino de tierra, un poco antes de llegar a Navarrete, recientes excavaciones arqueológicas han sacado a la luz los restos del hospital de peregrinos de San Juan de Acre, mandado construir a finales del siglo XII por María Ramírez. Sus ventanas y su hermosa portada, se conservan por que fueron desmontadas piedra a piedra, a finales del siglo pasado y reutilizadas como puerta del cementerio de la localidad.
En la parte alta se levanta la iglesia de la Asunción, magnífico edificio del siglo XVI, que merece la pena visitar.
Lugar famoso por sus numerosas batallas entre castellanos y navarros, lo es también por sus numerosos artesanos ceramistas.

La Arcovigía céltica, aldea que hoy se ha fundido en medio del corredor industrial de León.

Históricamente Alfoz de Lloredo se ha basado en la ganadería, industria y minería como métodos de subsistencia, pero actualmente el turismo y los servicios han formado parte esencial en la estructura económica.
Sus paisajes, monumentos y gentes significan un atractivo singular para los visitantes que han encontrado en Alfoz de Lloredo un territorio óptimo para sus vacaciones, el elevado número de casas rurales y alojamientos así como la calidad del servicio ha supuesto un sello de identidad para quienes nos visitan.
La enorme influencia romana en el municipio ha dejado restos de gran importancia ya que fue (y es) sitio de paso para los peregrinos, además de núcleo de comunicación para los romanos, prueba de ello es la “via Agrippa”. En todos los pueblos del municipio podemos encontrar arquitectura singular, San Martín en Cigüenza, conjunto religioso en Cóbreces y un número importantísimo de casonas y palacios.

El primer asentamiento fijo que se conoce en la ciudad es una serie de castros, sobre los que después se levantó la ciudad celtibérica amurallada, uno de los más importantes centros de los carpetanos. Uno de estos primeros asentamientos se sitúa en el Cerro del Bú, del que se han obtenido numerosos restos en excavaciones realizadas, y que se pueden observar en el actual Museo-Hospital de Santa Cruz, en Toledo.
Los romanos dejaron numerosos vestigios en la faz toledana, como un imponente acueducto, del que únicamente se conservan las bases a ambos lados del Tajo, una vía romana, parte de la cual se puede ver en las laderas de los cerros de la margen izquierda del río, y un circo, ubicado en un parque público y parcialmente desenterrado.
Tras las primeras incursiones germánicas, se reedificaron la antiguas murallas con objetivos defensivos; a pesar de ello en el año 411 la ciudad fue conquistada por los alanos, quienes fueron a su vez derrotados por los visigodos en el año 418. Una vez hubo vencido a su rival Agila, Atanagildo estableció su corte en la ciudad y posteriormente, con Leovigildo, se convirtió en capital del reino hispanogodo y en arzobispado, con lo que adquirió gran importancia civil y religiosa.
El 25 de mayo de 1085, Alfonso VI de León y Castilla entra en Toledo, mediante un acuerdo previo con el Taifa que la gobernaba. Mediante el acuerdo de capitulación, el rey castellano y leonés somete al reino, garantizando a los pobladores musulmanes la seguridad de sus personas y bienes. El rey concedió fueros propios a cada una de las minorías existentes: mozárabes, musulmanes y judíos, posteriormente refundidos por Alfonso VII en el Fuero de 1118. Tras la conquista de la ciudad, sobrevino el periodo de mayor esplendor de Toledo, de una gran intensidad cultural, social y política.
Los Reyes Católicos urbanizaron y engrandecieron la ciudad, y en la catedral toledana se proclamó a Juana y Felipe el Hermoso como herederos de la corona castellana en 1502. Isabel la Católica mandó construir en Toledo el monasterio de San Juan de los Reyes para conmemorar la batalla de Toro y ser enterrada allí con su marido, pero tras la reconquista de Granada los Reyes decidieron enterrarse en ésta última ciudad, donde sus restos descansan hoy.
Tras el comienzo de la Guerra Civil Española, la ciudad permaneció en la zona republicana. Sin embargo, en el Alcázar, sede de la Academia de Infantería, se refugió un grupo de nacionales al mando del coronel Moscardó, que resistió al Gobierno desde el 21 de julio de 1936 hasta la llegada de las tropas del general Varela el 27 de septiembre de ese mismo año. El Alcázar, casi completamente destruido en el asedio, fue reconstruido en su totalidad posteriormente.

Sobre la procedencia de su nombre existen varias versiones, las dos más extendidas son, una que su nombre viene de que las rocas que se extraían de sus canteras, en el tiempo en que éstas existieron en la localidad, presentan grandes cristales de feldespato y cuarzo, llamados “dientes de caballo” o “habas”; la otra versión, también muy popular es que su nombre procede de la célebre leguminosa, que se criaba con abundancia en estas tierras.
La zona se encontraba poblada en la época romana, como atestiguan la existencia en la ermita de un ara romana utilizada como pila de agua bendita, el puente romano sobre el río Ortigas y las numerosas tumbas excavadas en la roca que proliferan en las inmediaciones de dicha ermita.
Documentado encontramos que este territorio fue conquistado a los musulmanes en tiempo de Fernando III, y pasa a la Orden de Alcántara. El maestre Gonzalo Pérez Gallego le otorga carta de población en el siglo XIV, regulando las condiciones de entrega de tierras y las normas jurídicas por las que había de regirse la comunidad.
Toda la comarca de La Serena perteneció a la Orden de Alcántara, donde destacaba el priorato de Magacela en, prácticamente, todo el partido. Aunque, debido a su accesibilidad, hacía las veces de capital de partido Villanueva de la Serena, de la que fue aldea La Haba, hasta 1554, que el rey Carlos I de España y V de Alemania, le da su autonomía y el título de villa, previo pago de 1.346.500 maravedises.
Este documento no queda ratificado, al abdicar dicho rey en 1555 y no estar esto documentado. Será en 1666 cuando se solicita la confirmación y la Reina Gobernadora Doña Mariana de Austria, madre y tutora de Carlos II, que entonces contaba 5 años, así lo previene y dicta el acuerdo el 7 de mayo de dicho año.
Otros testimonios que hacen patente la existencia en ese lugar de asentamientos remotos en la zona, son, además de la reliquia romana mencionada anteriormente, numerosas tumbas antropomorfas excavadas en la roca que proliferan en las inmediaciones, que se creen son restos ibéricos.

En el año 1399 Legorreta, se adhiere a Ordizia, con el propósito de protegerse de los municipios grandes pero siempre manteniendo sus fronteras y su independencia económica. El Acuerdo de Adhesión fue firmado por Enrique II en el año 1402 y más tarde, en el año 1492, confirmado por los Reyes Católicos en Córdoba.
En el año 1614 Solicita la desanexión como municipio, y en el año 1615, Felipe II concede al municipio de Legorreta la desanexión, recuperando su economía y administración. El pago por dicha independencia fue de 2.700 ducados. En el año 1845 el Ayuntamiento estaba formado por el Alcalde y seis concejales.

La huella romana se deja ver, a través de los restos de la explotación aurífera que llevaron a cabo a lo largo de la cuenca del río Sil. Una de las obras de ingeniería romana más grandiosa de la península ibérica es el túnel de Montefurado, construido sobre el siglo II. El trazado del túnel, en línea recta al cauce del río, permitía poder desviar las aguas para poder extraer de sus arenas el apreciado mineral aurífero.

Situada en la ladera de la sierra y bajo la custodia de un castillo, que mandó construir Teobaldo I, debe a su importancia estratégica la protección que le depararon los monarcas de la casa de Champaña desde 1234.
La importante iglesia románica, que se halla a la entrada, está dedica a Santa Eufemia.

Históricamente ha sido un enclave importante, así lo confirma la relevancia del Monasterio de los Jerónimos en torno al año 1500. Sin embargo, los restos más antiguos del pueblo se encuentran en el muro norte de la Ermita de la Virgen del Castillo, siendo probablemente románicos del siglo XII, como confirman los canecillos que quedan aún visibles. También debe ser de la misma época la sencilla pila bautismal románica que se conserva en la Iglesia Parroquial de San Miguel Arcangel.
Por un documento del año 1182 en el que se cita la donación de diezmos a la Iglesia conocemos que este lugar ya existía en la Edad Media.
Su patrimonio monumental y artístico está integrado por yacimientos arqueológicos de la cultura del vaso campaniforme y por templos de los siglos XV y XVI.

Las Pedroñeras, una villa de la Corona de Castilla con más de quinientos años de historia, tiene una riqueza medioambiental, histórica y patrimonial de un enorme valor. Tierra de paso y tierra de nadie durante mucho tiempo, Las Pedroñeras debe su nombre a su fundación sobre piedra, asentada en un montículo pedregoso que sirvió para su cimentación y donde se construyeron las primigenias casas y la riquísima Iglesia de Santa María, hoy desaparecida.
Las Pedroñeras pasó a formar parte del inmenso Marquesado de Villena, un enorme señorío que abarcaba un territorio de 25.000 kilómetros cuadrados, 150.000 vasallos y rentas estipuladas en más de 100.000 ducados. Por entonces, este pueblo era una pequeña aldea formada por unas pocas casas de adobe y unas 150 personas.
El 28 de enero de 1470 se va a producir el acontecimiento más importante de su historia. En este día, Las Pedroñeras son nombradas Villa de Realengo por orden del Capitán de la Santa Hermandad, Jorge Manrique, en pago a la colaboración valiente y decidida de los pedroñeros a favor de la causa de los Reyes Católicos en su lucha contra el tercer Marqués de Villena, Diego López Pacheco, partidario de Juana “La Beltraneja”.
La llegada en el año 1700 de una nueva dinastía al trono de España, los Borbones, trajo consigo la introducción de reformas que pronto se van a hacer visibles en Las Pedroñeras. La población creció hasta llegar en el año 1797 a los 2658 habitantes. Durante el siglo XIX se producen los primeros pasos para la modernización. Las Pedroñeras alcanza los 3.288 habitantes a finales del siglo.
El siglo XX se constituyó como el de la verdadera transformación y modernización de la localidad. La villa, que contaba a principios de la mencionada centuria con 3483 habitantes, ha pasado a tener unos 7.000 en el año 2003.

Hay notable abundancia de restos romanos en el término minicipal. Así, son frecuentes las cerámicas campanienses de la época republicana. La propia villa encierra restos de sus viejas murallas. El yacimiento ciudadano queda delimitado por Cabezo Cantalobos, San José, Cerro de las Abejas y el río Martín. Parece que existieron varios columbarios, reutilizados luego, en lo alto del Cabezo Cantalobos, donde debió haber una necrópolis.

Aunque el pueblo de Albalate tiene origen árabe, se conservan pocos datos de la dominación musulmana. La estructura del pueblo —en cuesta y con calles estrechas— es la mayor herencia de esa época. Se conservan restos de una muralla de difícil datación y los cimientos del castillo.

La reconquista de la localidad fue llevada a cabo por Ramón Berenguer IV, quien en 1149 donó la villa y el castillo de Albalate al obispo Bernardo de Zaragoza. A partir de ese momento y durante más de seis siglos, Albalate estuvo incorporada a la mitra zaragozana. En 1205, Pedro II concedió mercado semanal. Los dominios de Albalate fueron ampliándose en época medieval, llegando a estar formados por Albalate, Andorra, Almochuel, Arcos —hoy desaparecido—, Ariño y El Cardadal. En 1318 la villa empezó a ser conocida como Albalate del Arzobispo y comenzó a edificarse el castillo gótico que luego se convertiría en residencia arzobispal y almacén. Debió de ser un núcleo importante en la zona, como lo pone de manifiesto la existencia de una judería.

La aljama de judíos de la villa fue repoblada en el año 1400 bajo la protección de García Fernández de Heredia, arzobispo de Zaragoza, probablemente con judíos huidos de otras zonas castigadas por las persecuciones de 1391. Se les permitió erigir sinagoga y elegir un lugar para enterrar a sus muertos. También se les asignó un baile o merino para que los gobernase y protegiese. Es posible que con esta medida el arzobispo de Zaragoza tratase de solucionar el excesivo endeudamiento del concejo de la villa años atrás.

Durante los siglos XV y XVI se edificó la nueva Iglesia de la Asunción, sobre los restos de una anterior de la que se conserva la torre, así como la Ermita de la Virgen de Arcos. En la Guerra de Sucesión, Albalate apoyó al futuro monarca Felipe V, por lo que obtuvo las tres flores de lis que adornan su escudo.

En el siglo XVIII se construyó el puente y la Iglesia de San José. Asimismo, grupos ilustrados introdujeron una nueva variedad de olivo que iba a tener una gran aceptación: el empeltre.

El 21 de marzo de 1836, las fuerzas carlistas de Cabrera unidas a las de Quílez sostuvieron en las inmediaciones de Albalate una escaramuza con las tropas gubernamentales del coronel Churruca. En el transcurso de esta Primera Guerra Carlista, la villa fue hostigada en repetidas ocasiones por los seguidores del Pretendiente.6 Pascual Madoz, en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España de 1845, refiere que Albalate «cuenta con 926 casas, en lo general de dos pisos y con pocas comodidades; pero hay bastantes de regular construcción y buena distribución interior; forman varias calles y tres plazas, estas capaces y de agradable aspecto, y aquellas angostas y mal empedradas». Menciona la existencia de hasta 80 masías y parideras en su término municipal, así como de «canteras muy abundantes de piedras jaspes de diferentes colores».

En tiempos más recientes, la villa fue duramente castigada por la Guerra Civil, que aunque no causó daños materiales significativos, produjo gran mortandad. A partir de la década de 1950 se produjo un importante descenso de la población del municipio debido a la emigración, principalmente a Zaragoza y Cataluña.

De la antigüedad quedan vestigios de nueve castros, aún sin excavar, repartidos por todo el Municipio. Algunos son claramente visibles y otros se reconocen por la propia toponimia. Además de algunos restos de época del Bronce.
Con una economía basada en la pesca y el comercio de sal, desde 1386 el Rey Juan I potenció su desarrollo autorizando la libre circulación de mercancías por su puerto, que pasó a comercial con otros de la fachada atlántica con maderas, hierro, sal, cereales, vino. Fue uno de los hitos más significativos del Camino de Santiago.

La población de El Tarrós se ocupa primordialmente de la agricultura de regadío, cuyo principal sector es el frutal. Esta actividad se complementa con la dedicación familiar en las granjas de ganado porcino y bovino.

Durante la Edad Media Entrepeñas quedó integrado en el Reino de León, cuyos monarcas habrían acometido la repoblación de la localidad dentro del proceso repoblador llevado a cabo en Sanabria. Tras la independencia de Portugal del reino leonés en 1143 Entrepeñas habría sufrido por su situación geográfica los conflictos entre los reinos leonés y portugués por el control de la frontera, quedando estabilizada la situación a inicios del siglo XIII.
Posteriormente, en la Edad Moderna, Entrepeñas fue una de las localidades que se integraron en la provincia de las Tierras del Conde de Benavente y dentro de esta en la receptoría de Sanabria.5 No obstante, al reestructurarse las provincias y crearse las actuales en 1833, Entrepeñas pasó a formar parte de la provincia de Zamora, dentro de la Región Leonesa,6 quedando integrado en 1834 en el partido judicial de Puebla de Sanabria.
Finalmente, en torno a 1850, el antiguo municipio de Entrepeñas se integró en el de Asturianos
Se compartían los bailes en las numerosas romerías que se celebraban por toda la comarca, acompañados todos ellos por las notas musicales de la gaita de fole, autóctona de Sanabria, el tambor y el pandero, instrumentos tradicionales que no podían faltar para interpretar las jotas, corridos y agarrados que son las danzas populares de esta tierra.
También es celebración popular la «Magosta» o recogida de castaña que en Sanabria se celebra entorno al día de Todos los Santos, momento en el que este fruto se suele degustar asado con miel o cocido con leche.

El nombre de Nájera, en árabe «lugar entre peñas» revela el origen y carácter de esta ciudad, que fue conquistada en el 923 conjuntamente por leoneses y navarros.
Después de que los musulmanes destruyeran Pamplona, Sancho «el mayor» la convierte, en el siglo XI en la capital del reino de Navarra y, a partir de entonces, por ella va a pasar el trazado del Camino de Santiago.
Fue la primera ciudad donde se acuñó moneda cristiana en la reconquista.
En 1052 Don García, el gran rey najerense hijo de Sancho «el mayor», fundó el monasterio y la iglesia de Santa María La Real, donde se puede contemplar los elementos de la leyenda de la «Orden de la Terraza» que cuenta que estando Don García de caza, su halcón se adentró en una cueva y descubrió una imagen de la virgen iluminada por una lámpara y con una terraza de azucenas en sus pies, hecho que explica el nombre de la primera orden de caballería hispana, fundada a raíz de este acontecimiento. Bajo la iglesia se encuentra el Panteón Real, donde descansan los reyes y reinas del antiguo reino de Navarra.
Antes de cruzar el río Najerilla por un puente de siete ojos, cuya construcción se atribuye al santo arquitecto Juan de Ortega, el peregrino pasaba por el barrio de San Fernando, donde se ubico uno de sus varios hospitales de peregrinos, concretamente el «Hospital de la Cadena», que primero fue la leprosería de San Lázaro.
Al otro lado del puente, fue famoso el Hospital de la Abadía, también llamado del Emperador, por el apoyo que le prestó el Rey Alfonso VII.

También es una aldea de las mismas características que las precedentes, antesala de León.
Desde esta localidad y más concretamente desde el alto del Portillo ya se puede ver León con todos sus macizos montañosos en el lejano horizonte.

La Abadía Cisterciense (Albergue para el Peregrinos) cuenta con una de las mejores y más antigüas bibliotecas de España.
Cóbreces es un conocido pueblo de la costa cantábrica, y en él podemos admirar sus esbeltas torres que escalonadamente parecen trepar la colina sobre la que se asienta el caserío. Se trata de un importante conjunto de arquitectura neogótica construido a principios de siglo.
En el cementerio, puede verse su primitiva iglesia de los siglos XV-XVI. También es reseñable la ermita de Santa Ana, del XVIII, con fachada posterior neogótica, que encierra retablo con una interesante imagineria.
Dentro de la arquitectura civil, cabe destacar el Casal de Cóbreces, casa solariega del siglo XVIII con capilla.

Parece que su nombre tiene relación con el nombre romano de Magna Cella, que significa gran despensa. Se piensa que este apodo se le daría por las abundantes cosechas de cereal. Las mismas razones se aplican para explicar el vocablo árabe con que se le designaba, Unm Gazala, que significa Casa Madre.
Más seguridad, por la documentación hallada, se tiene para identificar Magacela con la antigua colonia romana de Contosolia. A lo alrgo de la historia fue una población muy importante debido a su excepcional situación geográfica, que la convirtió en un enclave defensivo de primer orden.
Sufrió la ocupación árabe en el siglo XIII hasta que el monarca castellano Fernando III el Santo la reconquistó y la donó a la Orden de Alcántara a cambio de Trujillo. Esta Orden estableció en este lugar su Casa Prioral, que se convirtió en cabeza de toda la comarca de La Serena. A finales del XV el Priorato fue trasladado a Villanueva, lo que inició el proceso de decadencia de esta localidad.

ltsasondo compró el título de villazgo a la Hacienda Real allá por el año 1615, tras haber estado unida a la villa de Villafranca desde 1399. Esta unión constituye la primera noticia documental de Itsasondo.
A través de ella los habitantes de la pequeña aldea, a la vez que obtenían protección frente a los desmanes de los señores feudales, preservaban su propia administración económica, territorialidad, etc. Itsasondo, además, pertenecía a la Comunidad de Bozue Mayor; organización mancomunada de explotación de los recursos forestales y ganaderos de los cercanos montes de Enirio-Aralar

El castillo de Novaes es un lugar emblemático. Se trata de un castillo-fortaleza, levantado sobre un castro, que fue residencia de la Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan, quienes habían establecido una encomienda en la tierra quiroguesa. Su presencia en Quiroga, controlando el camino que venía por el Sil, Camino de Invierno, y, el hecho de que la Encomienda de Quiroga fuera la más importante de sus posesiones gallegas, abarcando desde el Sil hasta las tierras del Incio, incluyendo el macizo del Caurel, parece revelar la importancia de esta ruta.

En su momento, esta pequeña población, tuvo una dilatada historia. Es eminentemente agrícola y ganadera, y se halla situada a los pies de la Sierra de Alaiz. Algo alejada de la carretera, se agrupa entorno a su iglesia de San Juan Bautista, otro templo medieval reformado en el siglo XVI.

Para hallar los orígenes de este pueblo, tenemos que buscar en la Edad Media y pensar en la influencia que en la zona ejerció Toledo como foco cultural y económico y en el influjo de la cultura hispanomusulmana y su dominio durante siglos en esta zona.
Estas aldeas dieron lugar a Carrascalejo, cuyo nombre deriva de su origen medieval, cuando fue fundada por apicultores de Talavera de la Reina en un carrascal de la cara norte de la Sierra de Altamira, junto al camino de peregrinación a Guadalupe. Los mozárabes toledanos tendrán mucho que ver con estos primeros asentamientos, ya que repoblaron esa zona: sobre todo los colmeneros, carboneros y ganaderos.
En un ronquedal lindero con las últimas casas del pueblo se podía ver hace años una sepultura antropoide excavada en la roca, seguramente de origen visigodo. Es muy posible que los árabes también poblaran el terreno, por la presencia del castillo árabe del cercano Aljucén.

Esta villa es pueblo muy antiguo, de tal manera que no se sabe quién fuése el fundador. Está asentada en una costera no áspera hacia la parte del puniente, y el pueblo está fundado sobre mucha peña de yeso, pedernal y tierra salobre, por lo cual en tiempo de invierno es muy frixido pueblo, par ocasión del mucho yeso e salobrales que tiene, y en tiempo de verano es muy caluroso por las dichas razones.
Un primer documento del año 1275 confirma la pertenencia a esta villa de la dehesa del Campo del Aljibe. Después, Don Juan Manuel, en su libro “Sobre la caza”, habla de El Pedernoso como buen sitio para la captura de ánades, garzas y grullas que acuden a sus lagunas en tiempo de la emigración.
Corría el año de 1479 cuando Pedroñeras, Pedernoso y Las Mesas se levantaron en nombre de los Reyes Católicos para reclamar que su dependencia fuera de la Corona. El Marqués de Villena, a cuyos dominios pertenecía El Pedernoso, intentó dominar a sus pueblos levantiscos, pero los Reyes enviaron a un capitán llamado Jorge Manrique que pudo hacer cumplir la voluntad de estos pueblos y los recibió en nombre de la Corona, haciéndolos villa.
Está claro que Pedernoso es paso obligado de viajeros, que Cervantes lo conoce perfectamente y por este municipio pasan, más de una vez, el Ingenioso Hidalgo y su Escudero.

Aquí, también se documenta una herrería de la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, una de las muchas que salpicaban las tierras quiroguesas. Sobre esta área, un gran puente, de la nacional 120, fija los pilares de sus arcos sobre el pueblo, ofreciendo una impactante imagen.

El primer hábitat de esta zona podemos centrarlo en la llamada cueva de los Encantados, dónde se han localizado objetos correspondientes a la Edad del Bronce, entre ellos un vaso campaniforme.
El yacimiento Romano del Pueyo, vinculado a la historia de Belchite, con gran profusión de cerámica, como sigillattas clara e hispánica.
Durante la dominación musulmana, la población de Belchite se incia con el edificio de la mezquita en la plaza de San Salvador, y las casas comprendidas entre la calle Escarramán y el callizo de Instrucciones, que fue conocido también como el de las traiciones. Típica construcción árabe de lo más primitivo, sin calles de separación de bloques, únicamente pequeños callizos sin salida.
Alfonso I el Batallador reconquista Belchite en el año 1118 y en el años 1122 se creó una cofradía religiosa militar para la defensa de Belchite. Tras la derrota y muerte de Alfonso I el Batallador en Fraga en el año 1122, la frontera entre cristianos y musulmanes retrocedió al cauce del Río Aguas Vivas y al territorio de Belchite, resistiendo gracias a la cofradía militar allí establecida. El 4 de octubre de 1136, Alfonso VII de Castilla y los obispos asistentes al Concilio de Burgos confirmaron la cofradía militar a la que los prelados concedieron diversas indulgencias.
Los judíos ejercieron una gran influencia en Belchite, donde tuvieron sinagogas, y refugio durante la matanza que hizo correr su sangre en casi todas las regiones de España en 1391. Los judíos de Belchite se bautizaron y eran conocidos como cristianos viejos.
En la baja edad media, Belchite pasó al señorío del duque de Hijar, quien fue también conde de Belchite.
La población se resintió cuándo en 1610, Felipe III mandó la expulsión de los moriscos aragoneses, salieron de Belchite alrededor de 1.400-1.500 personas.
Durante los bombardeos de la Guerra Civil de 1936 el pueblo de Belchite quedó destruido, casí borrado totalmente, quedando sus ruinas como testigo de aquellos cruentos años.

Debió existir ya en la época musulmana, documentándose en el año 1150 en una donación de Alfonso VII, como una aldea en la comarca de la Sisla, con el nombre de «Villa Antigua de Maskarake». El primer núcleo debió ser esa villa, después se abandona como también Villa Silos, incrementándose Mascaraque. Ese nombre se cita ya en el 1212 en un contrato de compraventa. Ya en el siglo XIV el castillo se levanta en el mismo caserío. El paraje se debió repoblar por toledanos. Desde su reconquista fue aldea de Toledo, aunque su castillo parece propiedad de los Padilla toledanos, Pedro López Padilla y su hijo. En el 1630 se hacen villa eximiéndose de Toledo. A finales del XVIII ya la casa fuerte de los Padilla había pasado a los duques de Abrantes y condes de Mejorada.

Hace unos seis años que empezó a funcionar el Polígono de Barres, construido bajo las directrices del Principado de Asturias y de Sogepsa. El estudio de viabilidad se había ya iniciado en 1991 pero, tras la adquisición de los terrenos, no fue hasta el año 2002 cuando se ejecutó la urbanización de Barres I. Lo que en principio parecía que iba a ser una pequeña zona industrial que daría cabida a los empresarios del municipio de Castropol y colindantes, dio una gran sorpresa.

En estos momentos este municipio se encuentra inmerso en un proceso de reconversión económica fundamentado en la potenciación del sector textil industrial autóctono y en la captación de nuevas industrias que sean capaces de asegurar una ocupación cualificada y den paso a un asentamiento estable de población.
El Ayuntamiento está empeñado en la labor de crear un poñígono industrial nuevo junto a la carretera que lleva a Tárrega y Balaguer, junto a la variante que desviará el tráfico de vehículos pesados del centro de la población. Igualmente, el ayuntamiento apuesta por una oferta muy completa dentro del sector de los servicios sociales.
La Fuliola, separada de El Boldú, quiere transformarse y crecer, pero sin perder de vista sus orígenes.

Las condiciones naturales, económicas y sociales de este territorio, caracterizado basicamente por el aislamiento, dispersión y pobreza de sus villas, fueron caldo de cultivo de la imaginación popular, que ante la falta de explicaciones lógicas para determinados fenómenos y hechos se les daba respuesta mediante narraciones a mitad de camino entre el mito y la tradición, entre el cuento y la realidad, aliminentando la existencia de leyendas, creencias populares y supersticiones donde juegan un importante papel las «meigas», los conjuros, el mal de ojo y el «llobu». De entre las leyendas de este territorio quizás la más extendidas y popular sea la leyenda del lago, con la que los habitantes de esta comarca intentan justificar el origen de este hermoso paraje natual.

Desde hace más de un siglo era un municipio que, además, albergaba otra población, Toledillo. Ahora, ambos pertenecen a Soria.

Por su proximidad con Burgos, hace que esta población sea poco utilizada por los peregrinos y sin embargo goza de casi todos los servicios. Una sencilla iglesia con espadaña, dedicada a Nuestra Señora de la Asunción, es la parroquia del pueblo.
Todos los años en Semana Santa, los hijos de la villa con su participación e interpretación, recrean en vivo y en el día de Viernes Santo, la Pasión de Cristo, resultando un acto emocionante y entrañable.

Ciudad surgida del campamento romano de la Legio VII Gemina. Ya «El Codex Calixtinus» señala a León como «ciudad llena de todo tipo de bienes». Antiguamente, no menos de dieciséis hospitales prestaban sus servicios al peregrino, los más famosos fueron los de San Froilán, San Marcelo y San Marcos, este último, magnífica joya del renacimiento que hoy es un extraordinario Parador Nacional de lujo. Se cuenta que en el hospital de San Marcos se entregaba una libra de pan a todos los peregrinos, pero según relata Laffi, se les hacia una marca en el bordón a fin de evitar repetir la limosna.
El hospital de San Froilán, no menos importante, perteneció al cabildo de San Isidoro y además de su caridad habitual, todos los sábados se lavaban los pies a los peregrinos que allí se albergaban, en una ceremonia ritual.
San Isidoro se alzó sobre las ruinas de un antiguo templo romano cristianizado que Almanzor de encargó de destruir. Un resplandeciente románico daría paso a la actual basílica, donde se guardan las reliquias del Santo y que, visitarlas, fue casi una obligación piadosa para los peregrinos. Aymeric Picaud lo recomendaba especialmente en el siglo XII. El pórtico, el panteón de los Reyes, la puerta del perdón y el tímpano del cordero en una de sus grandes portadas, son de una belleza indescriptible.
La Catedral es una obra maestra del gótico español, diseñada por arquitectos franceses en el siglo XIII, se construyó sobre otra vieja catedral románica. La traza de la «Pulchra Leonina» recuerda otras basílicas del país vecino como Reims o Amiens, pero su delicado entramado gótico y sus 1.790 metros cuadrados de vidrieras, inundando de luz todo su interior, la convierten en una de las más bellas.
El peregrino no debe salir de León, sin antes pasear por el casco antiguo. No puede perderse lo que se conserva de las antiguas murallas con sus puertas monumentales, el espléndido palacio que más tarde levantaron los Guzmanes, la casa de Gaudí, la casona de los Quiñónez, sin olvidar el excepcional rincón donde se ubica el convento de las Concepcionistas la iglesia de Santa María del Mercado con la Plaza del Grano al lado y sobre todo caminar por las estrechas callejuelas que conforman el popular Barrio Húmedo.

Los datos más sobresalientes en relación al pasado histórico de este pueblo es la existencia de un Puente Romano por el que pasaban los peregrinos de camino a Santiago.
Su templo parroquial conserva restos románicos del siglo XII
Ya en el primer tercio del siglo XX, se sabe que Pepín Rodriguez, magnate del tabaco en Cuba, pagó de su propio bolsillo la edificiación de las Escuelas y las reformas en la iglesia, todo ello en 1910.

Los restos más importantes de su pasado quedan patentes en sus espectaculares castros, que nos hablan de la importancia del mundo celta antes de la ocupación romana. Tal vez, el más interesante para el visitante sea el castro de monte Ancos, sobre la Fábrica de Xubia, en el que pueden apreciarse con claridad sus defensas concéntricas, atravesadas por la pista que llega a la cumbre.
Se le ha relacionado, en algunas ocasiones, con la ciudad de Libunca que los historiadores hacen coincidir con la actual Ferrol y sus alrededores.
El origen de la villa de Neda tal vez se encuentre en el traslado de la población castreña del monte Ancos a la ribera, dando lugar al origen de una villa caracterizada secularmente por su importancia demográfica, industrial y comercial.
Durante el perido medieval su puerto adquirió gran importancia al encontrarse amparado por los Fueros de Neda, privilegio otorgado por el monarca por Alfonso XI; gracias a él recibía un diezmo de toda mercancía cargada o descargada en su jurisdicción.
La razón de esta generosa concesión regia está en la construcción, en el puerto de Neda, de la nave de 200 toneladas, que en el año 1344, tripulada por marinos de la villa, consiguió romper las cadenas del puerto de Algeciras, liberando al monarca y facilitando la conquista de esta ciudad.
La hazaña ha quedado inscrita en su escudo que muestra una nave rompiendo unas cadenas.

Se cree que fue en 1256 cuando el castellano rey Alfonso X el Sabio creó la villa, dentro de un plan de fundaciones en el que también entraban Segura y Tolosa. Primitivamente, la que luego llegará a villa juntera se asentaba junto a la ermita de San Bartolomé, y se denominaba «Ordizia». Fue el citado rey el que le cambió el nombre mediante un Privilegio librado en Sevilla el 30 de junio de 1268, en el que también le concedió el Fuero y ventajas de Vitoria, y le eximió de todo pecho real.
La anexión suponía que el alcalde ordiziarra adquiría atribuciones judiciales, tanto civiles como criminales, en el territorio agregado, quedando como alcaldes pedáneos los que hubiere con anterioridad. Sin embargo los pueblos mantenían sus Ayuntamientos y Concejos Abiertos, conservaban amojonado el territorio, disfrutaban de sus montes y propiedades, y llevaban su propia administración económica. Por más de doscientos años se mantuvieron en unión, pero cuando cesaron las causas que la habían originado, deseosas de recuperar la total libertad municipal, alegaron agravios de parte de la herriama y solicitaron la desanexión. El deseo les fue concedido por su majestad Felipe III el año 1615, ya que las arcas reales necesitaban dinero y las segregaciones les proporcionaban buenas Tasas Liberatorias. Las casas lazkaotarras, no obstante, continuaron junto a Villafranca hasta el 16 de febrero de 1648, en que volvieron a su primitivo municipio.
El 17 de abril de 1970 Villafranca consiguió que el nombre oficial transformara su apellido «-de Oria» en «-de Ordizia», para el 4 de enero de 1982 recibir su definitiva denominación: Ordizia.

Aunque estas tierras estuvieron pobladas por celtíberos, el origen de sus poblaciones actuales tuvo lugar en las repoblaciones de la primera mitad del s. XII.

Su antigua iglesia de la Purísima Concepción, templo medieval reformado en el siglo XVI, todavía se mantiene en un estado semiruinoso, como parte del caserío de la pequeña población.

De las aguas del embalse se ve asomar la torre Floripes, al lado de la cual se hallaba el puente de Alconétar, que fue rescatado de las aguas y construido más arriba, en la cola del embalse.
Junto al Embalse de Alcántara se sitúa la localidad de Garrovillas de Alconétar con algunos dólmenes cerca del río Tajo y restos de la villa romana con mosaico junto a la ermita de Santa Marina.
A la otra orilla del Embalse está la localidad de Portezuelo, presidida por el Castillo de Marmionda, fortaleza con un papel relevante durante la reconquista en los siglos XII-XIII.
Si vamos al Norte, el paisaje estará dominado por las jaras y retamas hasta llegar a la zona de los riberos del Embalse donde encontramos aves acuáticas, rapaces y cigüeñas negras entre otras especies.

Según la tradición oral la fundación del pueblo de Sta. Mª de los Llanos data del siglo XIII, en el año 1290, cuando varios vecinos de» Puebla del Aljibe» se trasladaron al territorio llamado Los Llanos (paraje donde al parece, según la tradición apareció la Virgen y en torno al cual se asentó la población). Esta teoría se apoya en elementos de la iglesia del pueblo fechados en el siglo XIII. Santa María de los Llanos fue un territorio perteneciente a la Orden de Santiago, favorecido por la política de revitalización demográfica y socioeconómica de la Orden. La influencia santiaguista va a ser definitiva, no solo para la repoblación del lugar, sino para el inicio de un nuevo pueblo.
Cuando los árabes llegaron a este lugar debieron encontrar una aldea rústica y una posada. Todas estas construcciones rodeaban un pozo, y la existencia de agua fue determinante para el asentamiento de este grupo. Fueron estos árabes los que le dieron el nombre originario al pueblo de «Puebla» y por tener el agua cerca le añadieron «Del Aljibe», derivado de la palabra árabe «al-yibb», que quiere decir pozo.
Durante el siglo XVIII la población de Santa María de los Llanos, creció, así como su producción. Tenía por entonces dos ermitas, dos pósitos, un hospital para pobres.

No se tienen datos concretos de su historia, que será pareja a la de sus poblaciones vecinas. Entre sus casas, se conserva un palacio del s. XVI.

Existen restos arqueológicos en las cercanías de Mas de las Matas que indican un temprano poblamiento de la zona. Los más antiguos corresponden al Paleolítico Inferior y diversos materiales prueban que toda esta parte del valle del Guadalope estuvo habitada desde el Neolítico hasta la Primera Edad del Hierro.
En la colina de Santa Flora quedan vestigios de una población denominada Kamerinus o Kamarón, ocupada por iberos, romanos, visigodos y musulmanes, y conquistada definitivamente en 1169 por las tropas cristianas. Pasó a formar parte en 1291 de la Encomienda de Castellote, de la Orden del Temple, junto con las cercanas Buñol y Vecindell, quedando en propiedad de la Orden de San Juan de Jerusalén en el siglo XIV, ya en pleno despoblamiento.
Hacia 1460 tenemos constancia documental de la existencia de un mas (masada) de dos hermanos llamados Mateu y Jayme La Mata en el lugar en el que se asienta la población actual. En 1545 se instituye como parroquia la iglesia de Villapardo (Mas de las Matas) y en 1611, junto con Aguaviva, se separa de la jurisdicción de La Ginebrosa.
A lo largo del siglo XVII la localidad fue aumentando de habitantes, y en el siglo XVIII, con la construcción de la acequia Mayor se pusieron en regadío nuevas tierras que permitieron el crecimiento del pueblo. A lo largo de esta centuria se construyeron también el actual molino harinero y la iglesia parroquial.
En el siglo XIX, con la Guerra de la Independencia, Mas de las Matas sufrió la ocupación francesa, y durante las Guerras Carlistas fue alternativamente feudo carlista y liberal, estableciendo el General Espartero su cuartel General en el pueblo entre 1839 y 1840.
Con el inicio del nuevo siglo llegó al pueblo la luz eléctrica, y también la filoxera, que arruinó las viñas, uno de los principales cultivos, motivando una fuerte emigración.
Los nuevos movimientos sociales y políticos de los primeros años del siglo XX tuvieron una acusada repercusión en la localidad, constituyéndose en 1911 Unión Republicana y en 1932 el Sindicato Unico de la CNT, de influencia comarcal. En 1933, en un levantamiento cenetetista que tomó el poder, se destruyeron en la hoguera todos los archivos de la población. La Guerra Civil fue terrible para Mas de las Matas y supuso la ruina moral, económica y social del pueblo, que comenzó a recuperarse a partir de la segunda mitad del siglo.

Conserva parte de su caserío más antiguo y solariego, aunque con aspecto de abandono. Se puede visitar la iglesia de la Ascensión, de origen medieval con reformas posteriores.

Parece probado que fueron los vetones quienes primero se asentaron en Torrijos, aunque su nombre parece indicar su origen romano, que vendría de “turris”, torre, lo que supondría la existencia de un punto defensivo en plena llanura castellana desde la antigüedad para proteger el camino que unía Toletum (Toledo) con Avila a través de la Trasierra, es decir la misma ruta que hoy sigue el Camino de Levante. También se han hallado restos de un acueducto, calzada, enterramientos y monedas.
Torrijos ganó importancia en la época visigoda por su proximidad a Toledo, capital de aquel reino, y en esta localidad se asentaron colonizadores que crearon ricas explotaciones, como lo demostrarían topónimos como Las Suertes que recuerdan que los visigodos solían sortear las tierras entre sus gentes. Cercano a Torrijos se encuentra uno de los principales vestigios visigodos de la provincia, la Iglesia de Santa María de Melque.
Más tarde fueron los musulmanes quienes se asentaron en Torrijos, sobre todo en la zona conocida como Puerta de Maqueda (una de las cuatro del desaparecido recinto amurallado), donde aún se aprecia el urbanismo típico de una ciudad árabe, con calles estrechas y tortuosas, o adarves (callejones) sin salida.
Alfonso VI arrebató Torrijos a los musulmanes el mismo año de la reconquista de Toledo (1085). Dos años después de la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) Alfonso VIII regaló Torrijos al arzobispo de Toledo, Jiménez de Rada, y éste lo cedió al cabildo.
Alfonso XI organizó grandes celebraciones en esta localidad por la victoria en la batalla del Salado (1340) y por el nacimiento de su hijo, más tarde Pedro I El Cruel. Asimismo inició la construcción de un palacio concluido en tiempos de su hijo.
Restaurado recientemente, San Gil sirve de sede al Ayuntamiento de Torrijos y a otras instituciones.
El palacio reúne una serie de dependencias muy bellas, destacando los dos claustros y el salón de plenos, con un bellísimo artesonado.
En Torrijos, Cárdenas también adquirió la antigua sinagoga para edificar en ella un Hospital de Peregrinos, el de la Santísima Trinidad, del que sólo restan la Capilla y el Claustro, convertidos hoy en Capilla del Cristo de la Sangre. En su interior se encuentra la imagen de Cristo, de procedencia americana y regalo de un capellán torrijeño.
En la misma época se levantaron el Palacio de los Señores de Maqueda, ya desaparecido, y los hospitales de la Consolación y de Afuera (también desaparecido). Cárdenas y Enríquez fueron los responsables de que Torrijos se convirtiese en una pequeña ciudad, que logró categoría de villa en 1482, y tras su muerte se produjo una cierta decadencia de la localidad.
En la Guerra de la Independencia, Torrijos sufrió el saqueo de las fuerzas francesas y la destrucción de edificios históricos, como el monasterio franciscano de Santa María de Jesús, obra de Juan Guas. Posteriormente se inicia una cierta recuperación económica con la llegada de emprendedores, sobre todo vascos. Desaparece el señorío de los duques de Maqueda, pero llega el ferrocarril de Madrid a Portugal.
El siglo XX marcó el renacimiento comercial de Torrijos, sobre todo a partir de los años cincuenta, y más aún desde los ochenta. La población se ha multiplicado espectacularmente, desde los casi 3.000 habitantes censados en 1900, hasta los 12.900 de la actualidad.

La localidad de Figueras, a 6 km. de la capital municipal es el núcleo más poblado del concejo.
Limita con la vecina comunidad de Galicia, separado por la ría del Eo, uno de los ecosistemas acuáticos mejor conservados de Asturias. El concejo conjuga su actividad ganadera y agrícola, con la pesquera. El auge del sector servicios completa un abanico socioeconómico amplio.

El Ayuntamiento está empeñado en la labor de crear un polígono industrial nuevo junto a la carretera que lleva a Tárrega y Balaguer, junto a la variante que desviará el tráfico de vehículos pesados del centro de la población. Igualmente, el ayuntamiento apuesta por una oferta muy completa dentro del sector de los servicios sociales.
El Boldú, separado de La Fuliola, quiere transformarse y crecer, pero sin perder de vista sus orígenes.

La Comarca de Sanabria, primero señorío del Reino de León con fueros propios concedidos en 1220 por el rey Alfonso IX de León y luego dependiente de los conde-duques de Benavente (a partir de 1476), se encuentra en el Noroeste de la provincia de Zamora, en una zona limítrofe con Portugal, Galicia y León. Es una zona montañosa, enclavada entre las Sierras de la Culebra, la Segundera y la Cabrera. Rica en hermosos paisajes y en una cultura tradicional que pervive. Persisten a su vez, valores geográficos de gran interés, huellas que han dejado los glaciares, como el lago y las numerosas lagunas de la sierra, así como una flora y fauna muy especial y excepcionalmente variada. Junto a esta belleza y variedad natural, encontramos también una profunda cultura popular, claramente diferenciada del resto de las zonas limítrofes y del resto de la provincia, crecida al amparo de éste enclave natural único, y respaldada por una amplia historia de la cual podemos encontrar también, abundantes muestras a lo largo y ancho de la comarca.

Su nombre parece ser que viene de la actividad mayoritaria que tenían sus habitantes tras la repoblación del s. XII; «Ferreros» se llamaba entonces.
Se dedica a la agricultura y la ganadería, aunque no siempre fue así ya que en Herreros hubo importante representación del gremio de escultores, pintores y doradores.
En su término se encontraron restos cerámicos de la llamada «Cultura Campaniforme».

En esta población se encuentra el llamado puente del Arzobispo, sobre el río Ubierna.
Cuenta la historia que un traspiés del caballo del Rey Alfonso VI, casi cuesta la vida al monarca. Tardajos se construyó sobre un castro romano y al pie de la vía que unía Clunia con Julióbriga (Reinosa).Tuvo hospital de peregrinos y la hermosa iglesia de la Magdalena, se encuentra casi a la salida del pueblo siguiendo el camino que conduce a Rabé

De su antiguo pasado conserva la iglesia parroquial con una preciosa portada románica. Aymeric la llama «Palacium Regis» y la sitúa como final de etapa, donde se agrupaban los ansiosos peregrinos en el llamado «Campo dos Romeiros», para afrontar los últimos tramos de tan largo camino.
Cuentan que en este lugar residió, temporalmente, Doña Urraca y que ha sido sitio de inspiración para distinguidos personajes de la literatura, como Emilia Pardo Bazán y López Ferreiro, entre otros.

En la Edad Media, Ribadedeva pertenecía a la provincia de Premoriense. En esta época existen documentos en los que se nombra al Monasterio de Tina. En el siglo XIII, consigue su independencia. Posteriormente se realiza una reorganización territorial, y Ribadedeva pasa a formar parte de tierras castellanas hasta el siglo XIX.
En el siglo XVI se construye un puerto en la Franca. Su principal actividad era el tránsito de mercancías ilegales, lo que produjo protestas de puertos cercanos como el de Llanes. En el siglo XVIII recibe el nombre de Real Villa de Ribadedeva.
En el siglo XIX, las diversas guerras influenciaron mucho en la economía de Ribadedeva, lo que produjo un aumento muy importante en la emigración. El hecho mas importante de este siglo es el regreso a Asturias y su constitución como ayuntamiento.
En el siglo XX el sistema de comunicaciones era aceptable. Con el regreso de los indianos, sus fortunas acumuladas con años de trabajo ayudan a levantar alguna industria en la zona y como no, la importante arquitectura indiana. El Archivo de Indianos se puede ver en Colombres.

De su pasado prerromano quedan algunos restos de castros, como el que hubo Punta Carboeira y el de Centroña, que contenía una hermosa una torques de oro. El castro de Centroña también fue habitado en época romana según se puede deducir de los restos hallados a la orilla del mar.
En 1950 tuvo lugar un descubrimiento importantísimo: una mansión romana, casi totalmente inundada por el mar. Sus mosaicos y diferentes restos se encuentran en el Museo Arqueológico del Castillo de San Antón, en A Coruña. Estos restos así como otros vestigios imperiales, dispersos por todo el municipio, apoyan la tesis de la identificación de la villa con la ciudad de Pontumio. Este nombre es el mismo con el que se conoce la batalla en que Froila derrotó al árabe Omar, eliminando definitivamente el peligro musulmán de las costas gallegas.

La villa de Segura fue fundada en 1256 por el rey castellano Alfonso X el Sabio. Guipúzcoa había sido anexionada por Castilla 50 años antes y tenía una gran importancia estratégica para los castellanos, ya que era su única vía de conexión terrestre con Francia y el resto de Europa, donde el rey tenía importantes intereses.
Por ello, para proteger la ruta que unía Castilla con Francia, a través del túnel de San Adrián y el valle del río Oria; en una zona cercana a la frontera de Navarra y por ello bastante peligrosa, fue fundada la villa amurallada de Segura. Su nombre de origen romance, que le fue dado por el rey sabio, alude a su clara función defensiva. La fundación de Segura no fue un hecho aislado, ya que por la misma época fueron fundadas otras villas guipuzcoanas, siguiendo los caminos principales que llevaban del interior a la costa, siguiendo los valles del Oria y del Deba.
En el siglo XVII, los pueblos anexionados a Segura solicitan libre gobierno y se emancipan, comenzando de este modo la decadencia política y económica de la villa. La decadencia de Segura se hizo aún más patente tras el incendio de 1645 y el posterior trazado del Camino Real de Coches por el valle del Deba y el puerto de Arlabán, en detrimento de Segura y el paso de San Adrián.
El declive de las ferrerías, de gran importancia también en la economía local y finalmente la apertura de la carretera N-1 y el ferrocarril, con trazados que marginaron a Segura; acabaron convirtiendo en la antaño pujante villa en casi una población rural más.

Fue señorío episcopal de 1352 a 1580. Entre esas fechas el Obispado de Osma fundó para los peregrinos el Hospital de San Sebastián.
Su economía se basa en la explotación de la madera, la micología y el turismo.
Por su término discurre, de Norte a Sur, la Cañada Soriana Occidental, que fue importante ruta de trashumancia.

Aldehuela del Jerte es precisamente esto, una pequeña localidad eminentemente agrícola, como se puede ver por los campos de regadío que la rodean.
Aldehuela de Jerte fue fundada en el siglo XIII como aldea del Señorío de Galisteo.
Aldehuela se emancipó como municipio en 1837, junto con el resto de los pueblos del señorío.

El territorio que actualmente ocupa Mota del Cuervo estuvo habitado desde tiempos muy remotos y toman como prueba de ello los vestigios arqueológicos hallados en parajes como El Zagarrón o El Castellar. Es a partir de la Reconquista y sobre todo tras la repoblación de la zona por parte de la Orden Militar de Santiago, cuando se puede hacer un seguimiento algo más lineal de la historia de Mota del Cuervo.
Antiguamente ya se pensaba que La Mota había sido una aldea de la vecina Manjavacas, villa desde la que muchos vecinos se trasladaron debido al continuo estado de enfermedad en que vivían, hasta que quedó despoblada. Este despoblamiento ocurrió al mediar el siglo XIV, posiblemente coincidiendo con el avance de la peste negra.
En 1394 ya aparece el nombre de “La Mota” en un privilegio de confirmación de propiedad sobre ciertos montes. Y pocos años más tarde, en 1416, se le concede fuero.
Ya en el siglo XIX, y tras la reorganización provincial de Javier de Burgos en 1833, Mota del Cuervo deja de pertenecer a Toledo, para ser incluida dentro de la provincia de Cuenca.

Su prehistoria e historia han sido estudiadas mediante el Plan de Ayuda a la Investigación, por el Ministerio de Educación y Ciencia. Sus yacimientos son llamados «Los Castellazos» (zona ibérica destruida por César) y «Los Graneretes» (de poblamiento posterior).
Los Castellazos, está situado en un monte de forma alargada en dirección Sureste-Noroeste, a unos 18 km de Belchite. Se eleva 378 msnm y unos 45 sobre el nivel del Ginel, de difícil ascensión. Presenta dos niveles de ocupación: Primera Edad de Hierro, poblado y necrópolis, y posteriormente asentamiento Ibérico. Se han encontrado cerámica de barniz negro helenistico, cerámica de paredes fina, ánfora, alabastro…
Los Granetes están en la parte baja. Estos terrenos actualmente están labrados y dedicados a explotaciones agrarias y ganaderas.
A finales del siglo XII, la villa de Mediana era de realengo, Alfonso II la dejó en su testamento a su hijo y sucesor Pedro II (1196-1213), que la vendió a Pedro Seséa principios del s. XIII, estando bajo su dominio durante todo este siglo.
Se sabe que en 1331 la villa pasó a manos de Juan Martínez de Luna y su esposa, Contesina de Calamandrana. El 17 de junio de 1368, Juan Martínez de Luna III, Señor de Illueca y de Gotor, vendió el Castillo y el lugar de Mediana a Blasco II Fernández de Heredia, señor de Hoyos.
En 1388 hay constancia de que perteneció a mosén Blasco Fernández de Heredia y Boil, pasando a don Juan Gil Fernández de Heredia y Bardají en 1393. En 1454 los mudéjares reconocieron como su señor a López de Biniés. En 1609 Felipe III decretó la expulsión de los moriscos.
Durante siglos perteneció a la familia condal de Fuentes. Este condado fue otorgado por Fernando el Católico a don Juan de Heredia en 1508, Barón de Mora y Señor de Fuentes.
Obtuvo su independencia municipal y formó su propio ayuntamiento en 1834.
Su población fue duramente castigada durante la Guerra Civil, controlada primero por el ejército sublevado; los anarquistas quedaron detenidos entre Quinto y Belchite hasta 1937.

Situado en la Sierra de Alaiz es el primer pueblo de los cuatro que componen el Camino de Santiago en el Valle.
Aparece citado por primera vez en el s. XII con Fortún Sanz de Yárnoz que dona «post obitum» al abad de Leire y su Monasterio varias propiedades. En este documento vemos Yárnoz escrito con los términos: «Ianoz y Yarnoç» como antecedentes del nombre actual.
Un siglo después los escritos nos hablan sobre las pechas que Yárnoz debía de pagar al prior del hospital de San Juan de Jerusalén de Cizur Menor.
En este contexto se debió construir una sencilla iglesia y la torre medieval que se ha conservado hasta nuestros días.

Los datos encontrados pertenecen a la época romana; son cimientos de termas, tal vez del siglo III después de Jesucristo. De la época visigoda se conserva una moneda del reinado de Wamba y una inscripción referida a San Vicente Mártir. La población hispano-romana continúa viviendo en el territorio a lo largo de la dominación musulmana.</b Ya en época cristiana, se documenta el poblamiento en el siglo XII ,ya que se sabe que la religiosas bernardas de Toledo tenían aquí renteros. En el siglo XVIII fue villa del señorío de don Juan Francisco Melgarejo, marqués de Quiroba. En 1787 pasó a ser propiedad de don Francisco Fernández de Madrid, canónigo de la catedral de Toledo.

No se conocen con exactitud los datos más antiguos de su historia. Los hallazgos del periodo Paleolítico de Louselas indican que tuvo una habitación temprana. Asimismo las mámoas señalan una ocupación en época megalítica. Sus abundantes castros y la riqueza hallada en ellos denotan una esplendorosa cultura del Bronce.
La Diadema de Ribadeo es uno de los hallazgos más importantes de la cultura celta. En ella aparecen varias escenas de guerreros armados, unos a caballo y otros a pie. Al parecer, perteneció a alguna dama en el siglo V a.c.
Durante esa Edad Media, el condado de Ribadeo perteneció a la provincia de Mondoñedo.
Con el comienzo de este siglo XIX, se produce un cambio importante en la fisionomía de la villa, desapareciendo la muralla.
Ya en el siglo XX, en 1915, se construye la Torre de los Moreno, edificio modernista.
En la actualidad, Ribadeo es una villa comercial y de servicios, hecho para el que influyó en gran medida la construcción del Puente de los Santos en 1987, que une Ribadeo con Asturias.

En plena Hoya de Huesca y en la margen izquierda del río Botella, está esta mínima localidad, perteneciente al municipio de Alcalá del Obispo. Su existencia está documentada desde tiempos muy tempranos en el cartulario de Montearagón.
Su núcleo urbano está asentado sobre un bancal con casonas típicas de la arquitectura doméstica altoaragonesa del siglo XVIII. Dentro de su término municipal hay una fuente de origen árabe.
Si desea conocer el pasado histórico de esta localidad oscense, pinche en toda la historia de la localidad de Ola

Sanabria, es uno de los pocos lugares de la Península ibérica, en el cual podemos encontrar el esplendor natural de vegetación milenaria de robles, castaños, alisos, chopos, fresnos, abedules, tejos, acebos y frutos de todo tipo. Esta comarca, vive apegada a sus cultivos y a su ganadería en medio de lobos, corzos, ciervos, jabalís, zorros, tejones, gatos monteses, nutrias, jinetas y garduñas. Sobre todos los valles de Sanabria, vuela la esquiva águila real, junto con todas las aves que se puedan imaginar.

Antiguamente, esta población estaba unida a Tardajos por un gran lodazal como consecuencia de las enormes crecidas del rió Urbel, quizás de ahí el dicho popular: «De Rabé a Tardajos no te faltarán trabajos; de Tardajos a Rabé, ¡libéranos, Dómine!.
El pueblo fue donado por Alfonso VI al gran Hospital de Burgos y el vestigio monumental más antiguo que se conserva es la portada de la iglesia de Santa Marina. Obra del siglo XVII.
Actualmente perdura un monasterio de Religiosas.

De la Villa de Sarriá, hay que destacar el casco viejo, que ocupa la ladera del un «outerio», en cuyo lugar y en la antigüedad más remota hubo un asentamiento romano. Posteriormente fue repoblada por el Rey Alfonso IX y durante la Edad Media establecieron su sede en el castillo los señores feudales Condes de Sarriá.
Merecen especial atención el templo parroquial de Santa Marina, edificado sobre otro anterior de corte románico. La iglesia del Salvador, de base románica y a pie del Camino. El convento de la Magdalena, de gran tradición hospitalaria en el medioevo que fue fundado por dos monjes italianos de la Congregación de la Penitencia de los Mártires de Cristo, bajo la regla de San Agustín.

No son muchos pero sí han aparecido indicios de la presencia de hombres del Paleolítico que habitaban en las cavernas. Del Neolítico, última etapa de la Prehistoria, en la que el hombre se hace agricultor y pastor, comenzando, además, a formar pueblos, se han encontrado, por vez primera, hachas de piedra pulimentada. El concejo de Colunga es el más importante cuantitativamente de todo el Oriente de Asturias en lo que ha establecimientos de la cultura castreña se refiere.
La primera noticia histórica del concejo aparece en el pergamino más antiguo de la Edad Media asturiana nombrado como «Colunca».
Entre los acontecimientos de la vida local del siglo XVI no se puede dejar de señalar el tránsito del rey Carlos I por Colunga el 23 de septiembre de 1517, en su primera estancia en España.
En la actualidad el municipio mantiene básicamente su aspecto rural, con predominio de la ganadería y de la agricultura.

Sus favorables condiciones geográficas y de comunicación, así como los numerosos restos encontrados de asentamientos humanos inducen a pensar que fuera poblada ya en el período Paleolítico, aunque la falta de excavaciones arqueológicas hacen que esto no pase de ser una simple hipótesis.
Sí se sabe con certeza que existieron comunidades megalíticas, cuyas construcciones han llegado a nuestros días. Por ejemplo, sus construcciones funerarias: enterramientos colectivos en túmulos monumentales. Los restos más antiguos pertenecen al 3500 a. C. y los más recientes oscilan entre los años 1800 y el 1500 a. C. Se desconocen por completo sus entornos habituales, pero sí se sabe que eran grupos de agricultores-recolectores, en cuya cultura aparece la metalurgia.
No obstante, la cultura por excelencia en Galicia es la cultura castreña. Su característica más conocida es el castro. Al contrario de lo que ocurre con la civilizacion megalítica, se desconocen completamente sus ritos funerarios y enterramientos.
A lo largo de los siglos la ciudad se construye empezando por la cima del castro y se va extendiendo alrededor de la misma. En este punto más alto es donde se encuentra actualmente la plaza de A Constitución, rodeada por los edificios del Ayuntamiento, el Palacio de Bendaña, la Torre, la iglesia de Santiago y una serie de viviendas de madera. Este material en sus edificios provocó la destrucción de estas edificaciones en los incendios ocurridos en 1569 y 1616.
Al principio la ciudad se extendía hasta el primer recinto amurallado; los patios y huertas terminaban en un muro que, con el paso del tiempo, se convertiría en calle. El segundo recinto se abrió en los siglos XIV-XV, aunque los restos pertenecen al siglo XIV; su reconstrucción data del reinado de los Reyes Católicos. De esta muralla, que rodeaba la ciudad, hay pocos restos.

La primera noticia que tenemos de su existencia aparece en el Cartulario de San Juan de la Peña y data del año 1089. El rey Ramiro II lo dona al monasterio de Montearagón.
Ya durante la Edad Moderna, en el año 1495, reunía 11 fuegos -2 cristianos y 9 musulmanes (A. Ubicto).

La tradición oral dice que ya los romanos eligieron este lugar para adentrarse en la meseta, y para ilustrarlo el folklorista Ignacio de Iztueta recogió un relato popular que cuenta como una terrible noche de tormenta las tropas romanas atravesaron San Adrián, dejando a un soldado muerto por causa de un rayo.
El hallazgo en su interior de diversas monedas de los siglos XI y XII confirma que fue este un lugar de tránsito durante toda la Edad Media. A partir de la incorporación de Guipúzcoa a Castilla en 1200, como alternativa al paso de Otzaurte dominado por los navarros, se institucionalizó la nueva vía.
Durante el período de máximo esplendor, por la gruta de San Adrián transitaron reyes, príncipes y ejércitos, bandoleros, prófugos y peregrinos. En su interior había casas, cuadras, taberna, capilla…Hacía las veces de fortaleza, por lo que contaba con guarda permanente e incluso un alcaide a su mando.

Su historia se remonta a los restos de un castro de la Edad de Hierro, del s. IV a.C. Fue repoblada en el s. XII y amurallada en el XIV, de cuando datan los restos de su castillo. Contó también con hospital para peregrinos.
Cabrejas destaca especialmente por su entorno natural, con gran variedad de tipos de terreno y, por tanto, de especies animales y vegetales.
Al Norte están los frondosos pinares y la Reserva de Caza de Urbión; al Sur, la Sierra de Cabrejas con sus extensos sabinares declarados LIC, particularmente el de Calatañazor, y una joya de la geología, La Fuentona, un sumidero protagonista de varios episodios de «Al filo de lo imposible» de RTVE

Las primeras referencias documentales de Ventosa datan del siglo XI. Sandoval, en su «Historia del Monasterio de San Millán», recoge un diploma por el que el rey de Nájera, Sancho III el Mayor (1000 – 1035) concede el señorío del lugar de Ventosa al Monasterio de San Millán el año de 1020. También se hace mención de esta villa en el fuero de Nájera, fundamento de la organización municipal española, otorgado por el mismo monarca a principios del siglo XI, y en el fuero de Logroño concedido por Alfonso VI en el año 1095.

Las primeras noticias documentadas acerca de su existencia datan del año 110. En el año 1495 vuelve a aparecer en un documento en el que alude a sus 14 fuegos. Esta localidad fue fortificada tanto por musulmanes como por cristianos. De estas murallas se conservan algunos lienzos, torreones y un porrtón de entrada. El gran interés histórico ha hecho que esta construcciónsea declarada Bien de Interés Cultural de la Comunidad Aragonesa.

Se dispone de muy pocos datos históricos sobre Villa de Don Fadrique y lo único que se sabe con cierta precisión, es que hasta 1212 no existió, en lo que hoy es este pueblo, ningún núcleo de población. El entorno de esta villa en la comarca de La Mancha Toledana fue repoblada primero por mozárabes y después por los grandes maestros de la Orden de Santiago.
En la Antigüedad se llamó Puebla de la Isla, (nombre que viene dado por estar rodeada de agua, ya que para ir a cualquier otra población de al lado, se debe cruzar un río) cuando dependía de Corral de Almaguer, hasta que, según la leyenda en 1343 el Gran Maestre de la Orden de Santiago, Don Fadrique, se acogió en estas tierras huyendo de su hermano. En estos yerbazales y montes de encinas se escondió y encontró ayuda en la población. Agradecido por ello, y desde el campamento que cercaba la ciudad de Algeciras, concedió el 25 de abril de 1343 el privilegio de Villa y la otorgó fuero.
El rey de Castilla, Alfonso XI “El Justiciero”, tuvo de su legítima mujer, María de Portugal, un solo hijo, Pedro I “El cruel”, y de la sevillana Leonor de Guzmán, diez hijos bastardos, cosa muy frecuente en esta época a causa de los matrimonios políticos (Pedro, Sancho, Enrique-Fadrique, Fernando, Tello, Juan, Pedro, Sancho y Juana). Enrique y Fadrique, gemelos, nacieron en Sevilla el 13 de enero de 1333. En 1342, contando D. Fadrique con 8 años, se le nombra Maestre de Santiago y al año siguiente otorga el “Privilegio de la Puebla de Don Fadrique”.

La fundación de la actual Algeciras se remonta al siglo VIII, cuando los invasores árabo-beréberes desembarcan en la antigua Isla Verde, que se localizaba en lo que es hoy el puerto, durante su conquista del reino visigodo de Toledo. La nueva ciudad, asentada sobre los restos de la antigua ciudad romana de Iulia Traducta, recibirá el nombre de Al-Yazira al-Jadr?.
En la centuria posterior, ante el peligro de ataques vikingos en la costa del Estrecho de Gibraltar, el emir cordobés Mu?ammad I ordena construir el primer recinto amurallado, conocido actualmente como el de La villa Vieja.
Una vez desaparecido el Califato de Córdoba (1031), Algeciras se convierte en la capital del Reino Taifa de Algeciras. En el año 1055 es conquistada por la de Sevilla, aunque poco después pasó a manos Almorávides, que la convirtieron en su principal base de operaciones antes de emprender la conquista de al-Andalus. En el siglo XII la ciudad fue tomada por los Almohades, que reforzaron su papel como nexo de unión entre la Península Ibérica y el Norte de África. Los edificios más emblemáticos construidos en este tiempo son un hospital y la desaparecida Torre del Espolón.
En el siglo XIII la ciudad fue conquistada por los Benimerines, dinastía norteafricana que surgió tras la desaparición del Imperio Almohade. El nuevo poder, consciente también de la gran importancia geoestratégica de Algeciras, decide edificar una nueva ciudad anexa al antiguo núcleo andalusí bajo el nombre de al-Binya, denominada actualmente La villa Nueva. Este núcleo será enriquecido con varias mezquitas, atarazanas, baños públicos y un palacio. Además, estará dotada de un potente sistema defensivo.
En este tiempo Algeciras se erigió como el principal puerto en la orilla europea del estrecho de Gibraltar. Esta importancia convirtió su dominio en uno de los grandes objetivos del Reino de Castilla entre los siglos XIII y XIV. El rey Alfonso XI consiguió su conquista en 1342, aunque fue reconquistada por Muhammad V de Granada en 1369. Diez años más, ante la imposibilidad de asegurar la plaza, la ciudad fue arrasada por orden del rey granadino. Este hecho implicó el abandono de Algeciras durante casi 350 años.
En 1713 tras el final de la llamada Guerra de Sucesión y el afianzamiento del poder británico en la vecina Gibraltar la ciudad comenzó a poblarse de nuevo. En 1755, Algeciras consigue el título de ciudad y es reconstruida por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército siguiendo el trazado de las calles y las murallas medievales. Esta nuevo núcleo es el germen de la actual Algeciras, que se ha convertido en uno de los puertos más importantes de Europa.