Apostol

Camino de la Plata

Etapa

9

Cultura

Villafranca de los Barros

El origen del poblamiento de esta localidad se remonta a la época calcolítica, como lo demuestran las excavaciones realizadas en los yacimientos de Los Cortinales y Las Palomas. Parece probable también el asentamiento romano en la zona de Perceiana.
Las muestras cerámicas recogidas de época romana parecen indicar que administrativamente dependía de la importante ciudad de Mérida. Esta relación de dependencia se mantendrá sucesivamente con visigodos y musulmanes. Su nombre actual procede de mediados del siglo XIV. Siglos más tarde recibiría el apellido de Villafranca. Con el reinado de los Reyes Católicos, la localidad crece notablemente. Agrícola y ganadera, experimenta su propia revolución agrícola en el siglo XVIII.
A finales de los años cincuenta del siglo XX, Villafranca inicia su despegue industrial.

Almendralejo

Poblada ya en tiempos prehistóricos, alcanza gran importancia durante la ocupación romana, formando parte de la provincia lusitana liderada por la actual Mérida.
El resto arqueológico más importante hallado en la zona es el extraordinario Disco de Teodosio, que puede contemplarse en el Museo Arqueológico Nacional.
Tras la decadencia del imperio romano y el reino visigodo, Almendralejo vive inmerso en la cultura musulmana hasta que en el año 1241 es reconquistada para el mundo cristiano de la mano del Gran Maestre de la Orden de Santiago. La importancia adquirida por esta población queda demostrada por los documentos que acreditan su independencia de Mérida durante el siglo XIV y su ascenso a la condición de villa en el año 1536.
En el siglo XVII completaba su emancipación de Mérida también el aspecto jurídico. Entre los siglos XVII y XVIII sabemos que se establecen en ella los primeros títulos nobiliarios y en el siglo XIX, la reina Isabel II le concede por Real Decreto el título de ciudad.

Torremejía

Los datos más antiguos de poblamiento humano que se conocen datan del Paleolítico Inferior y consisten en cantos rodados pertenecientes a población seminómada de las terrazas del río Guadiana. Sin embargo, el poblamiento continuado y real de la zona tiene lugar en los períodos Neolítico y Calcolítico conservándose numerosos restos de poblados como el de Araya y La Palaciana.
Adquiere importancia en época romana al encontrarse en la ruta romana Vía de la Plata y por su cercanía a Mérida. A pesar de la caída del Imperio Romano, esta ruta no cae en el olvido sino que en plena Edad Media y tras la reconquista de estas tierras a los árabes, va a conocer su mejor momento al convertirse en una de las rutas jacobeas.
Sobre el origen más moderno de la villa hay una encendida controversia sobre su fundación. De los datos consultados, nos parece la opinión más acertada la de aquellos que atribuyen la paternidad de la villa al 21 Maestre de la Orden de Santiago, Don Gonzalo de Megía alrededor de 1370.
La localidad sale de la rutina histórica en el siglo XIX durante la ocupación francesa en la Guerra de la Independencia debido al expolio llevado a cabo por las tropas galas, no sólo de las viviendas sino de sus archivos municipales y de su patrimonio artístico.
De algún modo es universalmente conocido el pueblo, pues en su paisaje y sus gentes se inspiró Camilo José Cela para escribir «La familia de Pascual Duarte», una dura crónica de la España negra de la postguerra.