Apostol

El Camino de Levante

Etapa

10

Cultura

La Roda

La Roda ha sido históricamente tierra de paso, este hecho hace difícil determinar sus antecedentes más remotos.
Dentro de su término municipal se han localizado restos ibéricos y otros posteriores pertenecientes a la etapa romana.
Parece ser que el nombre de La Roda deriva, según los expertos, del término árabe “rotba”, relacionado con un impuesto que se pagó por el paso de ganados o bien de “robda”, antigua milicia vigilante de fronteras y caminos que rondaban en torno a los castillos.
Fue este el nombre que recibió el antiguo castillo ubicado en el lugar donde hoy se encuentra la iglesia parroquial y donde se refugiaban los “arrobdas” o vigilantes cobradores.
Pasada la Alta Edad Media, hacia 1200, La Roda, probablemente, fue tomada a los musulmanes por las huestes del rey castellano Alfonso VIII durante la reconquista. Después, cuando en el año 1305 el rey Fernando IV de Castilla concede todas las tierra que componían el Señorío de Alarcón al Infante Don Juan Manuel, sobrino de Alfonso X el Sabio, La Roda queda bajo la protección de éste.
En 1310 el infante Don Juan Manuel otorga la concesión de los límites jurisdiccionales al municipio. Cuando Juan II dona la ciudad de Alarcón y su entorno al Marqués de Villena, La Roda definitivamente formará parte de este marquesado hasta que se segrega de él por propia iniciativa en 1476 incorporándose así a la Corona de los Reyes Católicos.
Durante el periodo renacentista La Roda experimentará un notable desarrollo económico y crecimiento que quedará reflejado en el arte y la arquitectura local.

Minaya

Desde los más remotos tiempos fue Minaya un territorio de paso en la ruta entre Andalucía y el Levante, una lejana venta con vocación comercial, dispuesta estratégicamente en la infinita llanura manchega, haciendo gala de su nombre de procedencia árabe que significa “Camino abierto y visible”.
Situada al noroeste de la provincia de Albacete, se encuentra entre La Roda y Villarrobledo. Antes de la conquista romana, estas tierras fueron habitadas por Íberos y Celtíberos. Sus primeros pobladores se remontan al siglo XII, en época de dominación árabe. En su mayoría eran campesinos dedicados al pastoreo. Con el tiempo fueron asentándose configurando un pequeño núcleo de población, ampliando su actividad a la agricultura que, junto a la ganadería, acabó constituyendo durante siglos la base de su economía.
Tras la reconquista cristiana Alfonso X concedió estas tierras a su hermano, el infante Don Manuel con el título de Señorío de Villena. De su afán por repoblar su inmenso territorio, nació el municipio de Minaya, un 8 de Noviembre de 1330, cuando se lo concedió a una persona de su confianza, Diego Fernández de Cuenca, para que lo poblara y administrara. Fue el primero de una larga serie de señores de Minaya, que durante cinco siglos fueron dueños de estas tierras, hasta que en 1812 las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos.

Casas de los Pinos

Los documentos históricos demuestran que tuvo muy poca importancia histórica, dependiendo en todos los aspectos de la vecina San Clemente. Sólo al final del reinado de los Reyes Católicos comienza a conseguir una pequeña notoriedad. El primer documento que hace referencia a «Pinos» pertenece al siglo XVII y tal vez se refiera al actual Casas de los Pinos. Si se tiene en cuenta que en un registro de los pueblos de la provincia de Cuenca, perteneciente al siglo XVIII, no aparece citado, hay que pensar que sería una pequeñísima aldea.
Durante el reinado de Fernando VI reaparece el término «aldea de los pinos» en un documento. Al parecer se le llamó de este modo hasta finales del siglo XIX. Casas de Roldán aparece en los escritos en el año 1818.
En las elecciones de 1838 ya aparece Casas de los Pinos nombrando al secretario del Ayuntamiento. A pesar de esta aparente independencia, en un documento fechado en el año 1844 se repite que pertenece a la Villa de San Clemente igual que Casas de Haro y Casas de Fernando Alonso.

San Clemente

Esta población, de la cual ya se tienen noticias como núcleo poblacional en época romana, obtuvo, siglos más tarde, el codiciado título de Muy Noble, Muy Leal y Fidelísima Villa. Lleva en sí misma el nombre de su fundador, D. Clemente Pérez de Rus, que había nacido en las proximidades.
Su vitalidad económica y su importancia social se demuestra por el elevado número de hidalgos que tenían casa en ella, este hecho hizo que fuera conocida como la «Pequeña Corte de La Mancha».
Esta misma categoría como ciudad se muestra en el número de hospitales que tuvo, tres, para dar cobijo a los menesterosos y peregrinos necesitados.
Una vez finalizada la Guerra de la Independencia, en el año 1814, San Clemente quedo señalado como uno de los once partidos judiciales de la provincia de Cuenca,