Apostol

El Camino de Levante

Etapa

20

Monumentos

San Martín de Valdeiglesias

Los Toros de Guisando

Los Toros de Guisando son un conjunto escultórico Vetón que se ubica en el cerro de Guisando.

Se datan entre los siglos II y I antes de Cristo, con preferencia a la creación en el siglo II a. C., durante la edad del hierro.

Se trata de cuatro esculturas realizadas en granito que representan cuadrúpedos, identificados como toros o verracos (cerdos sementales), con preferencia a la suposición de que se trata de toros, ya que algunas de las piezas presentan, en la cabeza, oquedades consideradas para la inserción de cuernos.

Las cuatro esculturas se encuentran costado contra costado, formando una linea en dirección Norte-Sur y todas ellas mirando hacia el Oeste, hacia la loma del cerro de Guisando, del que reciben su nombre, dejando a sus espaldas el arroyo Tórtolas, frontera natural que separa las comunidades de Castilla y León y Madrid.

La importancia de la ganadería para la subsistencia del pueblo Vetón hace suponer que estas estatuas eran protectoras del ganado, aunque ésta es solamente una de las muchas teorías planteadas en torno a la función de estas esculturas.

Ayuntamiento

Preciosa fachada y edificio donde se ubica la Casa Consistorial de San Martín de Valdeiglesias.

San Martín calles típicas

El casco histórico que tan bien conserva algunas de sus construcciones tradicionales: casones solariegos con ventanas y portones adintelados en piedra, escudos de armas, inscripciones.

El barrio del castillo es uno de los que mejor conservan el sentido de la ciudad medieval en sus empinadas calles y pequeñas casas arracimadas en torno a la fortaleza.

Castillo Vista

Las primeras noticias de este castillo se remontan a la época de la repoblación que comenzó Alfonso VIII. A finales del siglo XV se concluyó la obra.

Uno de sus últimos moradores fue Don Álvaro de Luna quien fue acusado de robo y decapitado por orden real.

Sirvió de residencia a Isabel la Católica cuando fue proclamada heredera de Castilla.

Este castillo ha pasado por diversos propietarios a lo largo de su historia, como es el caso de la familia de los Luna, una de las familias más destacadas de Castilla. Esta familia tuvo numerosos castillos y residencias donde se celebraban fiestas, cacerías y otras actividades de ocio para los personajes de la Edad Media que tantas veces hemos visto plasmados en películas. Fue posesión real y señorial dependiendo de la época hasta que, en en el siglo XIX, los barones de Sacro Lirio la restauraron

Castillo de la Coracera

El castillo de la Coracera fue mandado levantar por Álvaro de Luna en el siglo XV, como residencia y pabellón de caza. No obstante, existen referencias de una construcción anterior, que datan de tiempos de Alfonso VIII de Castilla, en los siglos XII y XIII.

Además de por Álvaro de Luna y sus herederos, la fortificación ha sido utilizada por distintas personalidades históricas, entre las que destaca la reina Isabel la Católica, que residió en ella cuando fue proclamada heredera de la Corona de Castilla.

El castillo fue primeramente posesión señorial y posteriormente real. En el siglo XIX, quedó en manos del Barón de Sacro Lirio, que lo utilizaba a efectos recreativos y cinegéticos. Así se mantuvo durante todo el siglo XX, hasta su adquisición en 2003 por el Ayuntamiento de San Martín de Valdeiglesias.

La fortaleza está construida en piedra berroqueña. Es de planta cuadrada y se articula alrededor de tres grandes volúmenes, de forma circular, sobre los que destacan la torre del homenaje y una torre que hace la función de albarrana. El conjunto está rodeado de una barbacana, de unos cuatro metros de altura, situada a unos cinco metros de distancia del núcleo principal.

La torre del homenaje, de sólido aspecto, tiene forma pentagonal y presenta tres garitones. A sus pies se sitúa la puerta de acceso, formada por dovelas de granito, de medio punto.

Todo el conjunto se encuentra almenado. Las almenas fueron incorporadas en una de las restauraciones efectuadas en el siglo XX.

En lo que respecta al interior, el patio de armas es el punto de distribución de las diversas dependencias, entre las que sobresalen la capilla y la bodega.

Ermita del Rosario

Está emplazada fuera del núcleo urbano, a escasos metros del barrio del Rosario. Constituye uno de los mejores ejemplos de la arquitectura románica de toda la zona. En 1992 fue rehabilitada por última vez. Es un edificio realizado en piedra de granito, trabajada en sillería. De reducido tamaño, su puerta de acceso presenta remate adintelado, decorado con bajorrelieves. El dintel queda sujeto a base de pequeños roleos laterales, que sirven de marco a las jambas.

Iglesia de San Martín

Fue obra del genial arquitecto Juan de Herrera. Sigue, por lo tanto, los presupuestos estéticos de este innovador artista, que vivió y trabajó en el siglo XVI, y que crearía lo que se ha llamado en la Historia del Arte, el «estilo Herreriano». El templo está inacabado. En su interior destaca, por su belleza, un retablo del siglo XVII de estilo barroco. Notable es el cuadro situado en el parte superior del mismo; tradicionalmente se atribuye al pintor Lucas Jordán. El Retablo de la virgen Nueva, perteneciente a la escuela toledana del s. XVI. es de gran belleza.

Parque y jardines

Plaza

Paseando por el casco histórico podemos encontrar antiguas casas solariegas, algunas de ellas todavía conservan las puertas y las ventanas adinteladas de granito con el escudo de armas de la familia y la bodega rodeada de grandes tinajas donde se fermentaba el vino.

Plaza de Toros

La Plaza de Toros tiene la peculiaridad de ser una de las más antiguas de Castilla; curiosamente, se alzó sobre los restos de un convento de franciscanas en 1859.

El Autor de esta Web

Jaime Serra Noguera.

Un explorador y enamorado de los Caminos de Santiago.

Autor de: mundicamino.com

La Esposa del Autor de esta Web

Elisa González Fraile en los Toros de Guisando.

Infatigable compañera.

Cebreros

Calzada Romana y Flecha Amarilla

Calzada de origen romano, aunque no es una de las vías principales de aquel imperio. Es posiblemente una de las mejor conservadas de España.

Posteriormente fue usada por la Mesta para la transhumancia de ganados. Aún sigue siendo usada con este fin, aunque en menor medida, y a finales de la primevera se pueden ver rebaños de ganado que pasan por ella en su tránsito desde Extremadura hacia la cara norte de la sierra, o a final del otoño retornando a las tierras más cálidas del sur. Recientemente ha sido restaurada la parte de la calzada que discurre entre Cuevas y el Puerto del Pico..

También fue usada esta calzada en tiempos pasados, y hasta hace no mucho tiempo, como via de comunicación entre la cara norte de la sierra y la cara sur. Por ella transitaban los arrieros para comerciar, intercambiando productos entre los dos lados de la sierra. Aun se pueden ver muy cerca del Puerto del Pico las ruinas del «Portazgo», puesto aduanero en el que se cobraba un peaje por el uso de la calzada.

Iglesia de Santiago Apóstol

Este bello edificio fue construido en el siglo XVI, según los planos dados por el insigne arquitecto Alonso de Covarrubias. El estilo del templo es herreriano, La construcción es de fábrica de sillería de labra.

Tiene una cúpula central, bóvedas de ladrillo con fajas y recuadros y un coro en alto, a los pies de la iglesia, sobre bóveda nervada y franqueada por una torre. Tiene tres portadas exteriores y una interior que da paso a la sacristía. Exteriormente su aspecto es pobre y liso, sin adornos; a la derecha se alza orgullosa la torre y junto a ella la portada central.

La portada orientada al norte tiene un arco, dos columnas jónicas con capiteles sobre los que descansa un friso, pilastras y un entablamento, adornada en los netos de los pedestales con la flor de lis.

La portada meridional es corintia, con friso rematado por un tímpano con discos convexos, en los tres vértices tres pináculos con esferas atravesadas y ménsula en la clave y frontón.

La torre de planta cuadrada consta de tres cuerpos y campanario.

En la torre se encuentra el campanario, con siete campanas dentro de unos ventanales de medio punto.

Cebreros sus calles

Cebreros cuenta con calles y plazas típicas; con dos emblemáticas iglesias; con su representativa picota; con el valle de Valsordo, con su ermita y con sus puentes romanos, con Puente Nuevo y el paso del río Alberche. Cebreros presume de sus buenas bodegas, de El Quexigal, y de su Estación de Seguimiento de Satélites de Espacio Profundo, de sus bellos paisajes y de mucho más.

Iglesia Vieja

Las ruinas que se conservan están situadas dentro del casco urbano. La iglesia puede ser que se construyera en esta zona aprovechando la atalaya que existía en ese lugar el norte del pueblo que servía para vigilar las incursiones sarracenas.

Consta de tres naves y tres ábsides con cuatro arcos semicirculares que la dividen, decoradas con bolas de estilo gótico isabelino. La portada principal tiene unas arquivoltas decoradas con bolas y un escudo.

La fachada principal orientada al sur está formada por dos pilastras, rematadas por pináculos, entre las que se encuentra un arco de medio punto montado por tres arquivoltas, decoradas con bolas más una cuarta adornada con flores, todo esto lo remata una cornisa con medias bolas, pudiéndose ver dos ménsulas. Esta fachada tiene dos ventanas que por su forma serían saeteras originariamente.

Poderosa Torre de la Iglesia

La torre de planta cuadrada consta de tres cuerpos y campanario. Tres ventanas, una al sur y dos al oeste. Está rematada por una veleta asentada sobre una pilastra cuadrada a modo de chapitel, acabada en una aguja construida por una esfera sobre plinto. Otra construcción de granito sobre el tejado a modo de espadaña, son dos pilastras cuadradas, unidas en su parte superior por un bloque cuadrado, rematado en ambos extrememos por unas pequeñas pirámides.

En la torre se encuentra el campanario, con siete campanas dentro de unos ventanales de medio punto.

Vista de la localidad

Cebreros, puede presumir de poseer un entorno de gran belleza. Desde las zonas más altas se puede observar una gran zona dedicada al viñedo salpicada de olivos, y también amplias zonas de pinares rodeadas de agua por los ríos Alberche, Cofio y el arroyo de la Pizarra.