Apostol

El Camino de Levante

Etapa

4

Cultura

Vallada

Se sabe que Vallada tuvo una ocupación humana constante desde la época Paleolítica hasta los siglos medievales. Es en la época romana, cuando se piensa que pudo existir una posible habitación en núcleos urbanos, a partir de los restos cerámicos y constructivos hallados en el año 1987. Se trataría de una «villa» de cierta importancia por su amplia cronología y por su situación en una zona de profunda romanización.
Durante el periodo de ocupación musulmana, Vallada parece caer en el olvido y sólo se conservan de ese momento algunos topónimos vigentes en el término municipal, el trazado urbano, que desaparecería tras la Reconquista, y las cerámicas conservadas en el Museo Municipal.
En el año 1244 se sabe que el rey Jaime I pacta, mediante capitulación escrita, con el alcaide musulmán, la permuta del castillo menor de Játiva por la fortaleza mayor al cabo de dos años. A cambio, se quedaba con los castillos de Vallada y Montesa.
Vallada vuelve a aparecer en documentos escritos en el año 1289, cuando el rey Alfonso III de Aragón y I de Valencia, a través de su representante, Bernat de Bellvís, concedía escritura de población a 120 familias de cristianos viejos para repoblar Vallada y Montesa.
Decisivo para los habitantes de Vallada fue el hecho de que el monarca Jaime II otorgara a la reciente Orden Militar de Montesa una escritura
de donación de la villa y castillo del mismo nombre. Así, el destino de Vallada se ligaba inextricablemente al destino de dicha Orden Militar.
Años más tarde, a instancias del segundo Maestre de la Orden, el monarca daba su beneplácito para que el Camino Real pasara por el interior de Vallada, con los consiguientes beneficios económicos.
En el año 1547 el Maestre de la Orden concedía jurisdicción propia a Vallada, gracias a lo cual queda convertida en Villa; su término jurisdiccional propio se le asignó el día 17 de enero del año 1548.
Llegado el siglo XVIII, y con él, la Guerra de Sucesión, las penurias se cernieron sobre Vallada debido al continuo paso de las tropas por su interior y a la obligación del desembolso de fuertes sumas de dinero y alimentos para el mantenimiento del ejército. Terminada esta contienda, aún había de sufrir Vallada otro revés más : los devastadores efectos del terremoto ocurrido el día 23 de marzo del año 1748.
No es fácil derrotar a los valencianos. A pesar de tantos factores en contra, los habitantes de Vallada consiguieron el resurgimiento económico y urbanístico antes del final de esa centuria. Todo ello pese a un nuevo factor en contra : el trazado del Camino Real por el centro del valle.
La segunda mitad del siglo XIX volvió a ser pródiga en catástrofes naturales, pero la voluntad de los valladianos consiguió recuperar el nivel anterior.

Moixent

El origen histórico de Moixent reside en su enclave geográfico, necesario para controlar y defender un camino estratégico, el Valle de Montesa, corredor entre montañas, recorrido por el río de Cànyoles, conocido en la antigüedad como el «riu de Montesa». La importancia histórica de esta zona como paso de personas y mercancías entre la Meseta Castellana y el litoral valenciano es enorme y de gran antigüedad. El trazado geográfico fue seguido por la «Vía Heraclea» de los Íberos y cartagineses, los musulmanes adaptaron su calzada, también siguió el trazado geográfico el Camino Real de Xátiva a Toledo. En la actualidad, el ferrocarril que cubre el trayecto Valencia- Madrid, también sigue los dictados de la Madre Naturaleza.
Se sabe que Moixent estuvo poblado por los íberos, quienes ocuparon un importante poblado fortificado, conocido hoy como la «Bastida de les Alcusses», cuya existencia abarca el periodo del 425- 325 a. C. De este poblado procede la preciosa figurita de bronce del «guerrero de Moixent»
una de las joyas más preciadas del arte ibérico, recuperada por los arqueólogos.
Los romanos trazaron su famosa «Vía Augusta» y una «mansio» llamado «Ad Statuas».
En la transición entre los poblados preromanos y la dominación romana,
algún cartaginés ocultó un tesorillo de sesenta monedas de plata acuñadas en la lejana ciudad de Siracusa, en las faldas del castillo islámico de Garamoixent. Su existencia fue descubierta en el año 1910.
De la ocupación musulmana, en tiempos del Califato Omeya, en el siglo X, se sabe que existió una guarnición en el Castellaret de Dalt, cuya función era el control del valle y de la vía de paso. Los musulmanes de la alquería mixentina se dedicaban al cultivo de la huerta y de los fértiles secanos de cereales de la zona de Les Alcusses.
Ya en época cristiana, en el año 1257 «Moxén» aparece en un documento de la Cancillería Real, como una localidad conquistada años atrás. Estaba lista, por lo tanto, para recibir una «hornada» de pobladores cristianos. Así, en el año 1303, Moixent recibió Carta Puebla de parte del señor feudal Gonçal García Maça, en la cual se encargaba a catorce «repartidores» la división de la tierra de labor en 200 lotes iguales para 200 familias de colonos, antepasados directos de los actuales moixentinos.
Durante la Baja Edad Media la población fue Señorío de los «Maça de Liçana» y sufrió las destructivas consecuencias de la guerra sostenida contra Castilla.
El siglo XVII, y más concretamente, la expulsión de los moriscos (1609)
trajo a la zona una crisis debido al desconcierto provocado por la repentina marcha de tan productivos trabajadores.
La crisis económica de este siglo quedó superada en el siglo XVIII gracias a la explotación de sus vinos el siglo XIX trajo el desastre de L, Any Deu debido a la plaga de filoxera, que arruinó todas las viñas, obligando a sus habitantes a emigrar. Pese a todo, el siglo XX consolidó a Moixent como un pueblo de gran pujanza económica.

La Font de La Figuera

El 9 de octubre del año 1238 nacía el Reino de Valencia, quedando repartdo en Gobernaciones. La Font De La Figuera quedaba adscrita a la Gobernación del Xúquer (1244-1707) cuya capitalidad se encontraba en la ciudad de Játiva. Durante el proceso de la Reconquista fué frontera con los reinos de Taifas de «Al-xarq-Al-Andalus» para ser más tarde un anexo de dicho termino, limitando con los términos de Capdet o » Caudete Valenciano», como era conocido entonces, el Xúquer y frontera entre el Reino de Castilla y el Reino de Valencia.
Tras el matrimonio de los Reyes Católicos, el reino de Levante será testigo cercano de muchos cambios políticos. Entre ellos, el descubrimiento de América, la expulsión de los judíos y el acceso de un valenciano al solio pontificio : Alejandro Borja.
El siglo XVII, traerá a la zona levantina, como al resto del país, el decreto de expulsión de la población musulmana. Esta desastrosa decisión política sería la causante de una acusada decadencia económica.
El siglo XVIII trae a la Font de la Figuera un periodo de resurgimiento por su situación de proximidad a Játiva, capital de cuatro provincias.
El primer tercio del siglo XIX, con la reorganización administrativa del Ministro Javier de Burgos, convierte a esta localidad en parte integrante de la provincia de Jàtiva convirtiéndose en su límite occidental.