San Esteban de Gormaz
Gracias a los restos arqueológicos hallados se puede afirmar que fue un asentamiento del pueblo arévaco y durante la dominación romana fue un núcleo urbano. El mayor protagonismo, sin embargo, lo alcanzará durante la Alta Edad Media, por su condición de plaza fuerte fronteriza de gran valor estratégico. Foco de atención para musulmanes y cristianos se vió envuelto en numerosas escaramuzas militares entre ambos contendientes a lo largo de dos siglos. Esta situación terminaría a mediados del siglo Xl, cuando pasó a pertenecer definitivamente a los monarcas castellanos. Con la conquista de Toledo en 1085 y el abandono del Duero como línea fronteriza, la villa comenzaráa experimentar una estabilidad que la hará despegar económicamente.
El siglo XIII trae a la villa cierta relevancia política plasmada en la celebración en 1187 de las primeras Cortes de Castilla. Pero tendrá que esperar hasta el final del siglo XIII para alcanzar su verdadero esplendor.
A lo largo de los siglos alternará su situación de Villa de Realengo con época en las que será propiedad de reinas, infantes y señores. El final de la Edad Media y el advenimiento de los siglos posteriores traerán a la Villa una progresiva decadencia.
El milenario San Esteban de Gormaz, que según el Poema del Mío Cid fue en su día ciudad, se encuentra al suroeste de la provincia de Soria, en la margen derecha del río Duero.
Se han encontrado restos arqueológicos que demuestran que estuvo habitado desde el 900 antes de Cristo, aunque su origen como asentamiento se data en la época celtíbera, en la que fue un importante cruce de caminos.
También el imperio romano dejó sus huellas en San Esteban de Gormaz. Se han encontrado lápidas, relieves militares, estelas honorarias, miliarios …
Tras la convivencia de hispano-romanos y visigodos surge la cristianización y siglos después, la llegada de musulmanes y árabes a San Esteban de Gormaz.
Una vez que Alfonso III, rey de Asturias conquista San Esteban y refortifica su viejo castillo (en el 883), San Esteban se convierte en Puerta de Castilla, por ser frontera natural con el río Duero y por su blindaje amurallado.
Entre los siglos X y XI se suceden las batallas entre árabes y cristianos y San Esteban cambia de manos en repetidas ocasiones. En medio de la crueldad y las luchas de poder, la población de San Esteban se merma y es repoblada también en contadas ocasiones.
Finalmente es el Cid, quien acaba con la incursión árabe en territorio castellano, recuperando definitivamente a San Esteban en el 1054. A partir de ahí, se repobló de manera estable.
San Esteban es citado reiteradamente en el Cantar del Mío Cid, donde se califica a la villa como una “buena cuidad” y a sus gentes como mesuradas y prudentes.
El Cid volvió a pasar por esta buena ciudad, hacia su destierro y en su cortejo fúnebre. Parece que el autor anónimo de la primera parte del poema pudo ser sanestebeño.
Matanzas de Soria
Villálvaro
Zayas de Báscones
En el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, figuraba como villa del Partido de Aranda en la Intendencia de Burgos, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del Alcalde Ordinario, nombrado por Don Francisco de Marichalar y don Alfonso de Avellaneda. Contaba entonces con 97 habitantes.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad de constituye en municipio constitucional en la región de Castilla la Vieja que en el censo de 1842 contaba con 22 hogares y 68 vecinos, para posteriormente integrarse en Alcubilla de Avellaneda.
Alcubilla de Avellaneda
Esta localidad ha sido desde tiempos remotos zona de paso. Habitada desde antiguo, se hallaron en su término municipal dos espadas de la Edad del Bronce y asentamientos rurales romanos en Alcoba la Yerma y La Serna. Conserva inscripciones latinas y visigodas en algunos edificios de la localidad. De la Edad Media conserva cuatro estelas decoradas con cruces griegas, cruces esvásticas y estrellas de siete puntas.
Ya en el siglo XVI, los Avellaneda, señores de la villa, edificaron un palacio realizado en estilo renacentista.
Próximos a esta localidad se halan los restos de una fortificación en Alcoba de la Torre, con bodegas, lagares y palomares característicos de la arquitectura rural.
Hinojar del Rey
En Hinojar del Rey, en el Alto del Cuerno, se sitúa un castro de época prerromana, que parece corresponder al emplazamiento de la Clunia arévaca, de la que tomó el nombre la futura ciudad romana. La existencia de cerámica ibérica y romana, así como la emisión de moneda con caracteres ibéricos testimonia la romanización de este castro. Palol delimita un ámbito arqueológico más extenso, que afecta a los términos de Hinojar y de Quintanarraya, abarcando la serie de cerros de altitud similar, conocidos por Alto de Cuerno, Salterio y Alto Redondo, con un ovalo perimetral de 6 Km . La ciudad fue asediada por el optimate Pompeyo en su lucha contra el demócrata Quinto Sertorio, en el invierno del año 75 a .C. pero ha de levantar el cerco. Asesinado Sertorio en el año 72 a .C. por su lugarteniente Perpena en Huesca, este es vencido fácilmente por Pompeyo. Clunia, cae poco después. En el año 56 a .C. es sitiada por Metelo, al sublevarse junto con los vacceos por la independencia de Roma. Se solventa con una tregua, pero al año siguiente es sometida definitivamente por Afranio
Quintanarraya
Situado muy cerca de la antigua ciudad de Clunia, en el alto de El Cuerno, al sur de Quintanarraya, se han encontrado restos de la edad de Hierro, cerámica celtibérica y romana, por lo que es probable que fue ese el lugar en el cual se situaba la antigua Clunia, Lunia o Dunia, citada por los autores clásicos, y que fue tomada por Escipión tras conquistar Numancia en el 133 a. C..
Quintanarraya se libró de la jurisdicción del Monasterio de Santo Domingo de Silos. Bajo el nombre de «Quintana Annaya», la localidad aparece citada en documentos del Monasterio de San Pedro de Arlanza en 1048 y del Monasterio de Santo Domingo de Silos en 1073. Su terreno se fue ampliando con las tierras de núcleos ya desaparecidos, como Las Cortas, añadido a principios del siglo XX, Ranales, ubicado en el lugar hoy denominado Arrenales, y Cubillas de San Pedro, al sur del paraje denominado La Dehesa, que perteneció al Monasterio de San Pedro de Cubillas, sito en La Lomilla, ya camino de Hinojar del Rey. Ambos, poblado y monasterio, fueron dados en 1073 por el rey Alfonso VI a la abadía de San Sebastián de Silos. Al desaparecer, su territorio, en el que se incluían los montes de El Cuerno, Salterio y Redondo, pasó a integrar el terrazgo de Quintanarraya y de Hinojar del Rey.
En el siglo XIV los impuestos del pueblo iban a parar a manos de los Martínez de Leiva. En un documento de 1476, el primer conde de Coruña, Lorenzo Suárez de Mendoza, delega en unos árbitros para que dicten la valoración, alquiler o compra de sus bienes en Quintanarraya.