Apostol

Ruta de la Lana II

Etapa

2

Cultura

Fuentes

El origen del actual pueblo de Fuentes hay que buscarlo a partir de la conquista de Cuenca por las tropas de Alfonso VIII, en el 1177, y de su avance repoblativo hacia levante, si bien es verdad que ya este lugar había sido habitado por generaciones anteriores, según se manifiesta mediante los restos arquitectónicos hallados en la zona, tales como hachas de piedra y diversos objetos de diferentes épocas. Además, en el término de Fuentes, existe un importante yacimiento ibérico.
Sin embargo, el núcleo principal que dio origen a la población actual fuenteña se centra en la fortaleza musulmana que se alzaba sobre el cerro llamado «La malena» y que servía de eslabón defensivo de la extensa cadena de castillos musulmanes que impedían el paso hacia los reinos de Aragón y Valencia en caso de invasión enemiga.
La aldea fue creciendo y prosperando hasta ser declarada villa independiente por real privilegio en el año 1557. En ella fue edificada la iglesia, posiblemente con el mismo material que el del puente, y en cuya construcción se reflejan claras muestras del románico.

Atalaya de Cuenca

Cultura

Mohorte

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La Melgosa

Cultura

Cuenca

Se cree que fue habitada por Lobetanos y Concanos, pueblos prerromanos, que acabarían por fusionarse con los pueblos celtíberos citeriores dando lugar a un pueblo nuevo. Durante la dominación romana las tierras conquenses cayeron, igual que otras regiones, bajo el peso de las águilas romanas. Tras la caída del Imperio Romano y del reino Visigodo, la dominación musulmana hizo de Cuenca un núcleo urbano de importancia tanto política como, sobre todo, económica. A los gobernantes musulmanes se debe la construcción de una impresionante fortaleza cuya misión era controlar los accesos a la Serranía. Durante el gobierno de la dinastía Omeya, Cuenca conoció su esplendor económico basado en una importante actividad agrícola y textil que la conviertieron en uno de los puntos vitales del Califato.
El principio del fin para la Cuenca musulmana comenzó en el año 1091, fecha de la muerte del gobernador de Córdoba, Al Mamum, ya que a partir de ese momento se vería inmersa en continuas luchas con los almorávides y con los cristianos (Alfonso VI). Durante el siglo XI, Cuenca fue pasando de unas manos a otras y sufrió el asedio de los almohades.
<bEn el siglo XII, Cuenca iba a quedar definitivamente sometida al poder cristiano tras la conquista de la ciudad por el monarca castellano Alfonso VIII, en el año 1177, quien sometió a sus habitantes a un asedio de nueve meses.
La paz y la estabilidad alcanzadas tras la conquista repercutieron en su economía que experimentó un notable crecimiento del cual derivó un aumento demográfico considerable. De hecho se constituyó en ella un Concejo y una Sede Episcopal; El Concejo pasó a regirse por el Fuero de Cuenca. Considerado uno de los fueros más perfectos, redactado en latín, fue traducido al castellano para que fuera el prototipo de los fueros de Castilla, León, Aragón y Portugal. La conquista cristiana afectó de forma notoria a la distribución de la población: los musulmanes se encerraron en el barrio de Mangana, presidido por su mezquita; los judíos quedaron relegados a su aljama, la calle de Zapaterías. El resto de la ciudad quedó ocupada por los cristianos.
El final de la Edad Media (siglos XIV y XV) trajo a Cuenca numerosas contiendas entre distintas facciones nobles. A nivel urbanístico en esta época tiene lugar el nacimiento de la parte baja de la ciudad con la aparición de los barrios de San Antón y el de Tiradores.
Económicamente Cuenca se convirtió en una ciudad muy importante gracias al desarrollo de sus sectores ganadero y textil.
Este espectacular despliegue económico se hundiría en el siglo XVII a causa de la crisis de la pañería conquense. La causa: la subida del precio de la lana. La decadencia económica produjo la inevitable crisis demográfica.
El nacimiento del siglo XVIII supuso para Cuenca un momento de suerte ya que esta ciudad apoyó al futuro Felipe V durante la Guerra de Sucesión al trono español. El monarca recompensaría a la ciudad con el título de «Fidelísima y Heroica» que se unió al de » Muy Noble y Muy Leal» que ya poseía.
Finalizando el siglo XVIII, el Obispo Palafox intentó resucitar la industria lanera con la fabricación de paños y alfombras pero el monarca Carlos IV suprimió los talleres conquenses porque los consideraba competidores de la Real Fábrica de Tapices.
A lo largo de los siglos XIXy XX Cuenca tendrá que hacer frente a numerosos reveses como la atroz Guerra de la Independencia que supuso el expolio de su patrimonio artístico y su destrucción en un incendio. Por si fuera poco tuvo que verse envuelta en las Guerras Carlistas y, por supuesto, en la Guerra Civil.
El día 16 de agosto de 1982 se constituyó la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha, a la que esta ciudad pertenece.
Cuenca ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad.