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León

Ciudad surgida del campamento romano de la Legio VII Gemina. Ya «El Codex Calixtinus» señala a León como «ciudad llena de todo tipo de bienes». Antiguamente, no menos de dieciséis hospitales prestaban sus servicios al peregrino, los más famosos fueron los de San Froilán, San Marcelo y San Marcos, este último, magnífica joya del renacimiento que hoy es un extraordinario Parador Nacional de lujo. Se cuenta que en el hospital de San Marcos se entregaba una libra de pan a todos los peregrinos, pero según relata Laffi, se les hacia una marca en el bordón a fin de evitar repetir la limosna.
El hospital de San Froilán, no menos importante, perteneció al cabildo de San Isidoro y además de su caridad habitual, todos los sábados se lavaban los pies a los peregrinos que allí se albergaban, en una ceremonia ritual.
San Isidoro se alzó sobre las ruinas de un antiguo templo romano cristianizado que Almanzor de encargó de destruir. Un resplandeciente románico daría paso a la actual basílica, donde se guardan las reliquias del Santo y que, visitarlas, fue casi una obligación piadosa para los peregrinos. Aymeric Picaud lo recomendaba especialmente en el siglo XII. El pórtico, el panteón de los Reyes, la puerta del perdón y el tímpano del cordero en una de sus grandes portadas, son de una belleza indescriptible.
La Catedral es una obra maestra del gótico español, diseñada por arquitectos franceses en el siglo XIII, se construyó sobre otra vieja catedral románica. La traza de la «Pulchra Leonina» recuerda otras basílicas del país vecino como Reims o Amiens, pero su delicado entramado gótico y sus 1.790 metros cuadrados de vidrieras, inundando de luz todo su interior, la convierten en una de las más bellas.
El peregrino no debe salir de León, sin antes pasear por el casco antiguo. No puede perderse lo que se conserva de las antiguas murallas con sus puertas monumentales, el espléndido palacio que más tarde levantaron los Guzmanes, la casa de Gaudí, la casona de los Quiñónez, sin olvidar el excepcional rincón donde se ubica el convento de las Concepcionistas la iglesia de Santa María del Mercado con la Plaza del Grano al lado y sobre todo caminar por las estrechas callejuelas que conforman el popular Barrio Húmedo.

Carbajal de la Legua

Carbajal significa Carballín (Robledal) y de la Legua es la distancia que hay de León a Carbajal.
En el siglo XII vinieron aquí las monjas Benedictinas hoy denominadas vulgar y cariñosamente las Carbajalas, que estuvieron aquí 400 años, hasta que en el siglo XVII retornaron a León.
La vida se ha desarrollado en torno a la agricultura y a la ganadería, principalmente cereales, lechería y las «perucas» de carbajal hasta que últimamente la proximidad a la ciudad ha llevado al pueblo a convertirse en «ciudad dormitorio» y llenarse de urbanizaciones.
Pasa por el pueblo un ramal del camino de Oviedo que une León con la cámara Santa de Oviedo.

Cabanillas

Cabanillas

Cascantes

Cascantes

La Robla

En la Edad Media, fue fundamental el castillo de Alba, que detuvo el avance de Almanzor, en torno al que se organizó el correspondiente territorio, convertido más tarde en concejo. El valle de Fenar recibió fueros de Fernando I en 1042, organizándose como otro concejo. Ambos se unieron en el ayuntamiento de La Robla a principios del siglo XIX, excepto las localidades de La Seca de Alba, Valsemana de Alba y Cascantes de Alba, que pasaron a Cuadros, y las de Naredo y Robledo de Fenar, que pasaron a Matallana de Torío en 1945. La economía del municipio recibió un importante impulso con la construcción del Ferrocarril de La Robla, que enlazaba la localidad con Bilbao, a finales del s. XIX. Este impulso trajo consigo la ubicación también en La Robla de la central térmica de La Robla, una de las tres que posee la provincia de León.