Pola de Lena
Mieres
La presencia humana en Mieres data de tiempos prehistóricos. Existen varios túmulos y castros en el concejo que confirman la presencia de población humanas anteriores a la ocupación romana. No obstante, la primeras noticias históricas importantes sobre este municipio se refieren a la presencia de Roma. La importancia que tuvo esta presencia en Mieres aún no ha podido ser determinada, ya que los restos arqueológicos que se conservan son insuficientes para ello.
La inscripción más relevante de la época que se ha encontrado en este concejo es la conocida como Lucius Corona Severus, dedicada a la memoria de un soldado de la Legio VII Gemina y descubierta en Ujo en 1870. Se conserva en el Museo Arqueológico de Oviedo, junto a otras piezas importantes como el ara de Nimmedo y la estela funeraria de Sulpicio Úrsulo, ambas encontradas también en Ujo.
Se sabe que Mieres fue para los romanos un importante lugar de paso entre Asturias y la meseta. Según estudios del profesor Juan Uría Ríu, la vía romana que unía Legio (León) con Lucus Asturum (Lugo de Llanera) atravesaba Mieres y Ujo. No se ha encontrado resto alguno de la época visigoda en el concejo.
Es a partir de mediados del siglo IX cuando comienza a aparecer el nombre de Mieres con relativa frecuencia en los documentos de la época. En este siglo ya se tiene constancia de la existencia de algunos pequeños núcleos de población en el territorio del concejo, en el entorno de diversas posadas e iglesias.
En 1103, Alfonso VI dona a la iglesia de San Salvador de Oviedo la villa de Baíña, con la condición de edificar en el monte Copián una alberguería. Esta alberguería fue donada por Alfonso VII al conde de Luna, Gonzalo Bermúdez, en el año 1139. El mismo Gonzalo Bermúdez dona Aguilar (en el monte Copián) y las villas de Lloreo y Baíña a la catedral de Oviedo en 1143.
En 1266, Alfonso X otorga fuero al concejo de Lena, quedando incluidos los territorios de Mieres dentro de los límites lenenses.
Mieres figuró desde la Edad Media en la Ruta Jacobea, siendo un importante lugar de paso para los peregrinos que se dirigían hacia Santiago de Compostela haciendo parada en Oviedo. De ahí el nombre de su capital: Mieres del Camino.
Tras los durísimos años de la posguerra, las décadas de los cuarenta y cincuenta supusieron una reactivación de la economía, hasta llegar a los años sesenta, años marcados por la profunda crisis.
El tejido industrial fue recuperando el pulso tras la posguerra pero, a partir de los años sesenta, la siderurgia y la minería entran en declive, ya que Fábrica de Mieres es desmantelada y la extracción del carbón se muestra prácticamente inviable, lo que provoca el cierre de muchas minas y la consiguiente pérdida de empleos. Este declive trajo consigo efectos económicos y demográficos muy negativos para el concejo, efectos que aún se intentan contrarrestar en la actualidad.
Portazgo
Oviedo
Sus orígenes, hay que situarlos en el año 761, fecha en la cual, los presbíteros Máximo y Fromestano fundaron un establecimiento agrícola, en el que posteriormente edificarían una pequeña iglesia bajo la advocación de San Vicente. En el s. XVIII se inicia la actividad industrial en la ciudad y es a mediados del s. XIX cuando desarrolla una gran actividad comercial y financiera.
Capital del «Reino Astur»,tras el descubrimiento de la tumba del Apóstol en tiempos del piadoso Príncipe Alfonso II «El Casto», se iniciaron las peregrinaciones entre Oviedo y el Bosque Libredón en Compostela, siendo el origen del bien llamado Camino Primitivo.