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Un documental ensalza el Camino Ignaciano y sus etapas por la Llanada, la Montaña y la Rioja Alavesa

07 diciembre 2018 / Mundicamino

El Camino Ignaciano es la ruta que sigue los pasos que en 1522 dio Ignacio de Loyola entre la localidad guipuzcoana de Azpeitia y la ciudad de Manresa, antes de que colgara de forma definitiva sus vestiduras militares. Una vez recuperado de las heridas que le produjo una bala de cañón, que le pasó entre las piernas en una batalla entre tropas castellanas y navarras en Pamplona, recorrió 650 kilómetros. Peregrinó desde su localidad natal hasta el municipio catalán donde vivió diez meses como eremita en una cueva, cerca del Monasterio de Montserrat. Esa fue la primera fase de su peregrinación a Jerusalén, como indicó en su autobiografía el que más tarde sería santificado, tras abandonar su vida como soldado para dedicársela a Dios.

Ahora, casi 500 años más tarde, este camino, que suma 150 kilómetros en el País Vasco, se ha convertido en un producto de turismo cultural y de naturaleza que además ayuda a dinamizar la economía local. Desde la salida en Loyola, donde puede visitarse el santuario y casa del santo, la ruta, que puede hacerse en bicicleta o a pie, pasa por montañas rocosas, valles verdes, densos bosques o tierras de cultivos diversos.

Estos y otros paisajes son algunas de las bucólicas imágenes que aparecen en el recién presentado documental ‘El Camino Ignaciano en Euskadi’, que recorre, de la mano del actor Óscar Terol, las etapas de esta ruta para reivindicar «su valor cultural».