Apostol

Un puesto de socorro en la Catedral

31 julio 2017 / Mundicamino

Durante los meses con más afluencia de peregrinos es necesario tener personal especial que pueda acudir mucho más rápido que los servicios de emergencias.

El Camino de Santiago es uno de los grandes reclamos turístico de la ciudad de Compostela. Año tras año miles de peregrinos emprenden un viaje hasta llegar a la plaza del Obradoiro. Tras muchos kilómetros recorridos el cansancio y la deshidratación son sus principales adversarios que, si no son tratados correctamente, pueden convertirse en problemas graves. En este punto, la necesidad de un aumento de la atención sanitaria es una preocupación tanto para la Orden de Malta como para la Consellería de Sanidade. Hace diez años que la Orden de Malta colabora con la Catedral de Santiago a través de sus voluntarios, enviando sanitarios para prestar ayuda en los puestos de socorro del camino.

El problema surgió a raíz de la cada vez menor presencia de colaboradores. La Consellería se puso en contacto con la Orden y activaron al 061. Con esto se puso en marcha un punto de asistencia sanitaria en las inmediaciones de la Catedral de Santiago. En un primer momento fueron dos los equipos encargados. Uno formado por un médico y una enfermera y otro con dos enfermeras. Al funcionar muy bien el segundo equipo se decidió que seguirían las dos enfermeras solas.

Las enfermeras de este puesto no tratan únicamente a peregrinos, también acuden a cualquier aviso que se produzca en las zonas cercanas a la Catedral. Silvia Pazos, enfermera en el puesto de socorro de la Catedral, explica que «el puesto es muy necesario» ya que durante las misas se aglomera mucha gente y en el edificio no corre el aire lo que provoca mareos. Algo que también trata con frecuencia son las caídas y no únicamente de peregrinos pues «en la catedral hay muchos desniveles y escalones, la gente está viendo las esculturas y tropieza». A esto añade que los golpes de calor también son muy comunes y traen consigo muchos riesgos: «Si no se tratan correctamente pueden traer complicaciones», señala. La gente que acude a visitar el edificio, tienen edades muy dispares, y son muchas las personas mayores que quieren presenciar los actos que se celebran en su interior y suponen un grupo de riesgo. Los principales avisos que les llegan son de «mareos, síncopes o golpes de calor».

En lo referente a los peregrinos, tras caminar grandes distancias con altas temperaturas, el dolor muscular y los golpes de calor por la mala hidratación son las principales causas de que precisen la revisión de un profesional sanitario. Es por esto que Silvia cree conveniente la existencia de un puesto de socorro «todo el año». El día a día en el puesto pasa por atender este tipo de problemas, que durante los años Xacobeos se incrementan y generan una necesidad de aumentar el número de puestos con la colaboración de la Cruz Roja. Pero el principal puesto de socorro de la Catedral funciona y está equipado como si de la consulta de un centro de salud se tratase, por lo que puede hacer frente a este tipo de urgencias. Los servicios de emergencias llegan «rápido», pero para atender mejor al paciente es muy recomendable que haya alguien en el área que pueda dar un primer reconocimiento.

Años colaborando

Ante esta situación de necesidad sanitaria la Orden de Malta prestó ayuda, pero esta entidad no es únicamente una formación con voluntarios que acuden ocasionalmente cuando los peregrinos precisan atención médica y ya lleva cerca de 10 años siendo un mecanismo de asistencia sanitaria en Santiago. La Soberana y Militar Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta, más conocida como la Orden de Malta, es una orden religiosa católica fundada en Jerusalén por unos comerciantes amalfitanos en el siglo XI. La Orden desarrolló actividades militares pero también hospitalarias. Desde que la Orden estableció su sede en Roma en 1834, se centró en sus actividades hospitalarias, prestando asistencia sanitaria durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Para continuar con esta labor cuenta con 13.500 miembros, a los que se les denomina como caballeros y damas. A estos se suman 25.000 empleados y 80.000 voluntarios en todo el mundo. Es a través de estos voluntarios que se ha podido ampliar la asistencia a los peregrinos.