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La Semana Santa inunda la Ruta Jacobea

29 marzo 2010 / Mundicamino

Decenas de pueblos del Camino Francés a su paso por Castilla y León celebran estos días la Pasión de Cristo y el comienzo de la temporada alta en las peregrinaciones.

El incienso, la luz de las velas y el sonido de tambores y cornetas se mezclan estos días con las conchas, los bordones y las mochilas de peregrino al coincidir en tierras castellano y leonesas dos tradiciones religiosas ancestrales, la Semana Santa y el Año Santo Compostelano. Decenas del pueblos del Camino Francés, además de las dos capitales por las que pasa la Ruta jacobea -Burgos y León, cuyas procesiones hace tiempo que traspasaron fronteras-, celebran hasta el Domingo de Pascua la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo, que este año coincide con el inicio de la primavera y, por ende, con el comienzo de la temporada alta en las peregrinaciones a Santiago de Compostela.

Belorado y Villasilos. La Ruta Jacobea de Semana Santa bien puede comenzar en Belorado (Burgos), donde un grupo de vecinos ha decidido recuperar el antiguo esplendor de su Semana Santa. El Ecce Homo y la Dolorosa se encuentran la tarde del Jueves Santo en una procesión en la que cada paso va acompañado de las voces de un coro masculino y femenino.

El Viernes Santo por la mañana, niños y mayores se echan a la calle en el vía crucis, donde los más pequeños portan miniaturas de los objetos asociados con cada estación. Por la tarde, más de un centenar de personas arropa a los siete pasos en la Procesión del Santo Entierro, en la que ocupan un lugar destacado las ‘lloronas’, jóvenes de vestidas de negro con un velo.

Muy cerca de Castrojeriz, uno de los hitos del Camino, en Villasilos (Burgos), al anochecer del Viernes Santo se celebra la Procesión de la Vera Cruz, en la que los cofrades alumbran con sus velas media docena de pasos en un recorrido circular, tres vueltas, en torno a la iglesia de San Andrés.

Frómista y Carrión. Ya en tierras palentinas, Frómista celebra el Viernes Santo por la mañana un vía crucis en el que, desde hace años, un penitente -siempre el mismo- sube con una cruz a cuestas hasta la ermita de la Virgen del Otero. A última hora de la tarde tiene lugar la Procesión de la Dolorosa. La centenaria Hermandad Franciscana y Cofradía Penitencial de la Santa Vera Cruz mantiene vivas, junto a otras tres cofradías más modernas, las tradiciones de la Semana Santa de Carrión de los Condes (Palencia), que cuenta con actos y procesiones desde el lunes anterior al Domingo de Ramos hasta el Lunes de Pascua.

Una de las manifestaciones más multitudinarias es la Procesión del Ecce Homo, el Martes Santo, en la que la Cofradía de la Vera Cruz está acompañada por la Asociación de Amigos de la Capa de Palencia, la Banda Padre Nuestro de Palencia y la Cofradía del Bendito Cristo de la Salud y Virgen de la Soledad de Calzada de los Molinos. Al paso de la comitiva por el pórtico de la iglesia de Santiago, la Coral Carrionesa interpreta el Miserere y el Stabat Mater. Los ecos jacobeos resuenan con fuerza en esta procesión, cuyo recorrido coincide en buena parte con el Camino de Santiago a su paso por Carrión. El vía crucis del Miércoles Santo, en el que se porta a hombros la imagen del Bendito Cristo Crucificado del siglo XVIII, y la Procesión de la Oración del Huerto del Jueves Santo, ceden protagonismo a los actos centrales del Viernes Santo: el Sermón de las Siete Palabras y la Procesión del Santo Entierro y la Soledad de María. La Semana Santa concluye el Lunes de Pascua con una de sus celebraciones más características, Los ángeles somos, en la que los niños recorren las casas pidiendo un aguinaldo.

Astorga y Sahagún. La Semana Santa tiene una honda tradición en toda la provincia leonesa, y especialmente en las localidades tocadas por el Camino de Santiago, como Astorga, que cuenta con actos todos los días. Destacar uno sería desmerecer los demás, como dice el presidente de la Junta Profomento de la Semana Santa, José Ángel Ventura, pero no se puede dejar pasar por alto la Misa concelebrada de la Cena del Señor, en la que el Obispo lava los pies a doce ancianos.

El Viernes Santo amanece con la Procesión del Encuentro de Jesús Nazareno y la Virgen Dolorosa, precedido por la famosa carrera de San Juanín, en la que los paparrones llevan a hombros, y a la carrera, al santo desde un extremo a otro de la Plaza Mayor. Ya en la tarde, se encadenan la Procesión del Santo Entierro, el Desenclavo y la Procesión de la Soledad, que concluye con la Salve.

Todo Sahagún sale a la calle el Jueves Santo por la tarde para acompañar a los cinco pasos de la procesión que sale de San Tirso. A las 12 de la noche después del ‘toque de trompa’, la Cofradía de Jesús invita a pan bregado mojado con orujo. El Viernes Santo, antes de la salida de la procesión más popular de todas, la de los judíos, se ‘da la isa’, donde cogen en volandas a una persona y golpean con sus pies la puerta de la Capilla de Jesús para pedir que salgan los pasos. Al finalizar la procesión se reparte el Pan de Jesús, pan mojado en orujo.

Ponferrada tiene en los Santos Oficios del jueves una de sus más peculiares tradiciones. En la Basílica de Nuestra Señora de la Encina se entrega la llave del sagrario, atada a un antiguo cordón de oro, al alcalde, que la custodiará hasta el Viernes Santo por la tarde. El Encuentro, el Desenclavo y el Entierro infunden tristeza y recogimiento el Viernes Santo a los habitantes de la capital berciana, quienes a la sombra del castillo templario, junto a la iglesia de San Andrés la Salve en la Procesión de la Soledad, el sábado.

La Procesión de Resurrección tiene la particularidad de no contar ni con un Resucitado ni una Cruz desnuda. Su lugar lo ocupa el Santísimo Sacramento bajo palio, que se encuentra, en vez de con una Soledad, con la Virgen de la Encina, que lleva un niño Jesús en su regazo. Esta centenaria tradición finaliza con un estruendo de campanas cuando se le quita el velo a la Morenica