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El último paso del Camino

15 abril 2010 / Mundicamino

Es la última villa de la provincia de Segovia por la que transcurre el Camino de Santiago.

A unos 515 kilómetros de Santiago de Compostela se encuentra el municipio segoviano de Villeguillo, paso obligado para los peregrinos que este año Jacobeo realizan el denominado Camino de Santiago de Madrid o Ruta Jacobea Madrileña.

Los peregrinos que realizan esta ruta recorren 70 kilómetros por la provincia de Segovia y encuentran en Villeguillo una tranquila localidad en la que descansar, ya que cuenta con uno de los albergues del Camino, y a su vez el último paso en la provincia, antes de adentrarse en tierras vallisoletanas. El siguiente municipio de esta ruta es Alcazarén. Termina de este modo también el periplo por la campiña segoviana, dejando atrás los amplios campos de cereal que obsequian a los visitantes con un verde especial durante la primavera, así como los primeros pinares del recorrido.

En su recorrido por el municipio, el peregrino es testigo de la historia local, ligada desde hace siglos al camino de Santiago. Hitos y piedras señalizadoras del camino se encuentran por su término municipal, algunas de las cuales, como la situada en un parque municipal, datan del siglo XVIII.

Villeguillo puede ser uno de esos lugares donde no sólo realizar una parada, sino descansar y disfrutar durante una o varias jornadas. Gracias a que cuenta con un albergue para peregrinos de gestión municipal, situado en el paraje denominado El Terreno, los caminantes encuentran un lugar ideal para el reposo, además, de forma totalmente gratuita, ya que únicamente se pide un donativo voluntario, puesto que no tiene fines lucrativos, sino únicamente de servicio para los visitantes. Cuenta con diez plazas y dispone de cocina, sala de estar, comedor, lavadero, tendedero, duchas y baños, zona exterior de descanso y admite bicicletas, para aquellos que se deciden a realizar este camino en ese medio de transporte.

Aunque la bicicleta no será necesaria en un paseo por el municipio, en esta pequeña localidad que merece la pena recorrer caminando para descubrir sus rincones, entre los que destaca su iglesia parroquial de San Pedro, una construcción de gran tamaño, que como muchas otras en toda la provincia ha sufrido varias transformaciones a lo largo de los siglos.

La construcción del templo responde a la tipología de iglesia del barroco que se puede encontrar por toda la zona, con aparejo de ladrillo cocido con muro levantado en tapial. Según los expertos, el gran tamaño y la riqueza del templo denotan la importancia que en sus tiempos debió tener la población.

En sus inicios fue construida en ladrillo de mampostería y cuenta con una torre cuadrada que alberga el campanario y en una de sus pareces un reloj. Su tejado es típico segoviano, de teja árabe.

Pero centrándonos en el templo en sí, éste cuenta con una nave principal y dos menores a ambos lados, rodeados de retablos del siglo XVII y siguientes. Destaca sin duda el del Altar Mayor, de estilo Renacentista y coronado por la Virgen. En el centro una imagen de San Pedro, titular de la iglesia, flanqueado por imágenes de Santiago Apóstol y Santo Domingo de Silos. También ocupa lugar destacado la imagen de San Antonio de Padua, patrón de la localidad, que se puede encontrar en la zona central del altar de la izquierda.

El interior del templo es un lugar de tesoros por descubrir. Lienzos, retablos, esculturas y piezas de orfebrería de gran valor y tradición reposan por las paredes y cuartos de esta iglesia, coronada sobre su torre por una espadaña y de forma habitual, durante la primavera, por un nido de cigüeñas.

Para disfrutar de las aves, la localidad también cuenta con parajes naturales como la laguna del Caballo del Alba, un humedal protegido.