Apostol

El Xacobeo seduce al turista internacional

03 junio 2010 / Mundicamino

A veinte y muchos grados bajo pleno sol, y subiendo, los visitantes del Vaticano aguantan estoicamente las largas esperas que cada día hay que hacer para entrar en la capital del cristianismo. Unas 5.000 personas cada jornada en las conocidas pietrocolas. Por fe, por ocio, por simple curiosidad. Da igual. Aquí tienen muy claro que el turista es fiel y lo resiste casi todo. Por eso hay pocos rincones en el mundo que sean mejores soportes publicitarios que la impresionante plaza de San Pedro, en la que desde ayer cuelga una enorme banderola que invita a la exposición más grande de la programación del Xacobeo 2010, ubicada aquí, bajo el brazo derecho de la columnata de la ciudad. Mano a mano con tres cubrefachadas del imperio energético local Eni, que cotiza cada una a unos 200.000 euros al mes. Todo un ejemplo del impacto mediático que se puede lograr. El Año Santo tira de campaña subliminal en el exterior del Vaticano y también en el interior, en la muestra, con un recorrido por el nacimiento de las peregrinaciones y el pasado románico del viejo continente. Piezas únicas del arte español, francés e italiano, para, como asegura Roberto Varela, el Conselleiro de Cultura, «renovar este año la promoción del Camino de Santiago que hace 1.000 años logró Diego Xelmírez». El arzobispo que inició la construcción de la catedral es el protagonista de este nuevo ejemplo de la internacionalización del Xacobeo y de la vocación por traer visitantes desde la otra gran ruta europea de las peregrinaciones.

Hasta aquí viaja el constante recordatorio, lema de la campaña del Xacobeo 2010, de que no habrá otro Año Santo hasta 2021. Una fecha muy especial pues para «invitar a todos» a conocer Santiago, la Catedral y «dónde surgió la idea de Europa». «Una oportunidad para analizar nuestras raíces comunes porque el fortaleza del tronco europeo tiene mucho que ver con la idea del Camino de Santiago que nació en el Medievo», asegura Varela. De hecho, el conselleiro destaca el papel de la catedral compostelana no sólo como «la obra gozosa de identidad colectiva de los gallegos», sino como «un símbolo» en todo el continente.

Santiago y Roma unen de nuevo sus caminos bajo la figura del obispo Xelmírez, el hombre que sacó a Santiago y las tierras gallegas de la romería tradicional en la que estaban ancladas para abrirlas al mundo y convertirlas en referencia de la cultura europea. Fue él el que puso la primera piedra de la catedral, el que trajo los mejores maestros de las escuelas románicas para su construcción.

La historia de Diego Xelmírez reúne desde la primera representación en Italia de la imagen del apóstol Santiago bajo la forma de San Pedro –como recoge también el Pórtico de la Gloria-, a dos columnas salomónicas de Trinitá dei Monti, pasando por esculturas de Cluny o Toulouse. «Es un ejemplo magnífico –explicaba ayer el conselleiro de Cultura durante la presentación de la exposición– de la colaboración con la Comisión de Cultura de la Unión Europea».

El comisario de la muestra, el experto en románico Manuel Castiñeiras, no escatima tampoco las alabanzas por la aportación de Francia e Italia con sus obras, muchas inéditas y restauradas por el propio Xacobeo –una de ellas sale por primera vez de un convento de clausura–, de la misma manera que no disimula su molestia por la falta de apoyo en algunas comunidades españolas. ¿Cuáles? No las señala, aunque como pista, que finalmente en la última etapa de la colección, en Santiago a partir del 18 de agosto, se incluirán piezas llegadas de la localidad aragonesa de Jaca. Del resto de autonomías, ni una.

En su paso por Compostela habrá también la oportunidad de ver todavía con mejor calidad las llamativas recreaciones sobre la construcción de la catedral.

Aunque no es la primera vez que una exposición relacionada con el Xacobeo pasa por el Braccio di Carlo Magno de la Plaza de San Pedro, esta muestra de 2010 no tiene precedentes. Es una de las salas expositivas de referencia en Italia y probablemente en el futuro se convierta en un museo estable del Vaticano. «Es el espacio más adecuado en Italia», afirma Castiñeiras, que no desvela si la ubicación obliga a pagar un alquiler.