Apostol

Veinte años de Camino detrás de las sombras

03 julio 2010 / Mundicamino

Mau Mariani y Nía Peiro recogen la parte silenciosa de esta ruta en una exposición.

El italiano Mau Mariani abandonó su país hace un cuarto de siglo. Todavía le falta algo más de un año para cumplir las cuatro décadas y, sin embargo, lleva la mitad de ese tiempo (unos 20 años) recorriendo el Camino de Santiago. A pie, sí, pero también de otra forma: «En cierto modo, nosotros, los humanos, estamos siempre en camino, aunque no nos demos cuenta». Por eso, está ya cansado de contar kilómetros y etapas, no es algo que le importe ni le parezca relevante. En otro estado mayor, después de tanto zapateado, él ahora ya es capaz de percibir las sombras de esas rutas, es decir, «la parte más silenciosa y escondida de todo ello». Hace tres años, también en dirección al Apóstol, conoció a quien hoy lo acompaña, su amiga valenciana Nía Peiro, algunos años menor.

Los dos se embarcaron juntos no hace mucho en una aventura profesional conjunta, una vida que ante los ojos de algunos puede parecer bohemia, porque ahora mismo recorren el mundo, por lo menos el suyo propio, en un vehículo adaptado para todo ello. Ella es la que «hace clic» en la cámara para poder recoger en imágenes o fotografías esas ideas de ambos y también esas sombras que los dos aciertan a distinguir. No importa tanto la calidad del trabajo, que también, como lo que se expresa. Hablar, curiosamente, de lo callado de la experiencia y también de lo callado de uno mismo.

Los años de peregrinaje de Mau Mariani incluyen, por otra parte, seis de estancia en la India. A la ruta que lleva a Santiago llegó un día, casualmente, mientras se dedicaba a recorrer el mundo con un instrumento aborigen australiano, ganándose la vida para seguir hacia delante, andando. «Llevaba ya cinco o seis años viajando con mi música y un día les escuché a un grupo de católicos hablar del Camino de Santiago. Pensé: ‘¿Qué será eso?’. Y así me encontré con él, sin saberlo». Aprendió a amarlo en sus distintas rutas, sin interesarle tampoco recordar cuáles ha recorrido, pero demostrando ese cariño por la tierra que pisan sus pies a través de la voz: le gusta cantar en las iglesias que se va encontrando, también por los senderos, pero nunca de manera «programada», sino espontáneamente, cuando lo siente.

Exposición en O Cebreiro

A Nía Peiro, por todo ello, este italiano le pareció todo un ejemplo de peregrino. Lo es. A través de sus clics, ella recoge espacios concretos, como iglesias o paisajes, pero también actitudes o pensamientos a través del propio Mau. Con todo ello, han conformado una exposición (unas 60 fotografías, algunas de gran tamaño) que acaba de abandonar Molinaseca y que durante el mes de julio estará en Villafranca, para, en agosto, llegar a O Cebreiro. Lleva por título Persiguiendo nuestras sombras.

Es «otra manera de ver el Camino», sin competición, la parte profunda y no la etérea de levantarse un día y echarse a él como si nada. Después de tantos años, Mau constata cierta pérdida de motivación en los peregrinos. A través de la muestra, que el próximo año volará hasta Japón, tratan de devolver lo vital y lo oculto de estos senderos que no solo se recorren con los pies. «Las imágenes están despertando muchas emociones en la gente». Porque permiten mirar hacia uno mismo e, incluso, hacia los miedos particulares.