Apostol

Un alivio para los pies

18 agosto 2010 / Mundicamino

Estudiantes de Podología de la Universidad de Elche atienden de forma gratuita a los peregrinos en el albergue Siervas de María de Astorga (León)

“Entre los peregrinos hay muchos rumores de cómo curar las ampollas y alguno se hace cada carnicería…”, explica Esther Pascual mientras coloca un apósito en el pie a una romera barcelonesa en la enfermería del albergue Siervas de María de Astorga (León). A su lado, Gema Martínez examina las extremidades de otro caminante, al que interroga sobre sus dolencias.

Las dos jóvenes, de 21 y 28 años, respectivamente, son estudiantes de la Diplomatura de Podología de la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante) y este año han dedicado parte de sus vacaciones a atender de forma gratuita a los peregrinos que pernoctan en el alojamiento de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Astorga y en el municipal de la localidad leonesa de Villadangos del Páramo.

Gracias a un convenio que funciona desde hace cinco años, la Universidad ilicitana envía cada verano varios grupos de voluntarios a la capital de la Maragatería, dotados con todo el material necesario para tratar las dolencias más habituales, mientras que la agrupación jacobea se encarga de su alojamiento y manutención.

Esther y Gema, acompañadas por su compañera Sara Catalán, han sido este año las primeras estudiantes voluntarias, un servicio que se prolongará hasta el 15 de agosto en turnos semanales cubiertos por tres personas y que los peregrinos agradecen enormemente ya que los pies suelen ser las partes del cuerpo que más sufren al recorrer el itinerario hacia la tumba del Apóstol.

A punto de regresar a sus casas tras completar su primera experiencia jacobea, las dos jóvenes se mostraban muy satisfechas. “El balance es muy positivo, la gente nos ha tratado fenomenal, la comida es muy buena y hemos practicado muchísimo. Es una experiencia que merece la pena”, aseguraban.

Y eso que no han parado de trabajar. Los hospitaleros del albergue Siervas de María informan a todos los peregrinos que se registran en el alojamiento de que existe un servicio de podología gratuito y muchos se apuntan. Otros se deciden a curarse alguna herida al pasar por delante de la enfermería, situada justo a la entrada del gran edificio del albergue. “Estamos aquí todos los días desde las 16 horas hasta que acabamos, algún día hasta la medianoche”, señalan Esther y Gema, quienes indican que suelen atender a unas 20 personas al día.

Las dos se muestran muy sorprendidas por la gran cantidad de gente de toda España y de los más diversos países que hay en la ruta jacobea y por el buen ambiente que se respira. “No conocíamos el Camino, no lo habíamos hecho ni teníamos mucha idea de lo qué era, pero está muy bien porque es una forma de desconectar y hay mucha gente interesante”, afirman.

De hecho, Gema explica que una amiga le propuso hacer la ruta jacobea este año y no quiso porque no le apetecía pero que, tras la experiencia vivida en Astorga, ha cambiado de opinión. “El próximo año seguro que lo hago”, señala.

Problemas más frecuentes

Las dos estudiantes de Podología reconocen que, aunque sus profesoras les habían avisado de los problemas físicos que iban a tener que tratar, se han sorprendido con la gravedad de algunos. “Hemos visto ampollas tan grandes que piensas que cómo alguien pueden andar con eso”, aseguran, aunque inciden en que “los peregrinos llegan hechos polvo, pero muy contentos” y que se muestran “muy agradecidos” con ellas.

Eshter y Gema explican que en los días que han pasado en León lo que más han tenido que tratar son ampollas, tendinitis e inflamaciones, y que, al contrario de lo que pudiera pensarse, los jóvenes llegan con los pies peor que las personas mayores.

Además, ofrecen a todos los que están haciendo o tienen previsto hacer el Camino de Santiago una serie de consejos básicos para evitar dolorosos problemas. “Lo primero es que es muy bueno hidratarse los pies antes de caminar y, si hay sudoración excesiva, cambiar los calcetines para llevar los pies secos”, señalan.

Respecto al calzado que hay que elegir para andar, apuntan que debe proteger el tobillo y “ser como mínimo un centímetro más largo que el pie” porque si es demasiado justo provoca que las uñas se pongan negras y se acaben cayendo. “Es normal que la gente no quiera traer mucho calzado para no llevar mucho peso, pero lo ideal es la bota para la montaña y la deportiva por el tobillo para andar por la carretera”, añaden.

Por lo que respecta a las ampollas, señalan que lo más importante es que “nunca hay que quitar la piel” que las cubre, pero apostillan que la forma de curarlas y si hay que drenarlas o no depende del tipo de ampolla. Por último, recomiendan usar chanclas o zapatos abiertos después de la caminata para que los pies transpiren, secárselos “muy bien” después de ducharse y no andar descalzos en los albergues ni en las duchas para evitar coger hongos.