Apostol

Por el camino del Salvador

30 agosto 2010 / Mundicamino

El Camino Primitivo arranca en La Carisa y gravita sobre la catedral de Oviedo.

Las pasadas semanas hemos recorrido el Camino de Santiago por la costa asturiana, desde el Deva hasta el Eo, que siguen actualmente miles de peregrinos. Comenzamos ahora con el Camino Primitivo, itinerario que en cierta medida gravita no sólo sobre Santiago, sino también sobre San Salvador de Oviedo y las reliquias de la Cámara Santa. Oviedo guarda en el arca uno de los más importantes relicarios -dicen que el segundo después de Roma- de la cristiandad. Según diferentes leyendas, el Arca Santa estaría en Toledo, procedente de Jerusalén y otros lugares orientales de la cristiandad. A finales del siglo VIII se trasladó desde Toledo al reino de Asturias. Precisamente una de las interpretaciones de la construcción de la Cámara Santa es su función de relicario del Arca.

A lo largo del siglo XI, se conoce el valor de las reliquias de la Catedral de Oviedo, lo que origina peregrinaciones a San Salvador, no sólo como parte del Camino de Santiago, sino como una peregrinación con motivaciones propias. Hacia el año 1018, por medio del obispo de Oviedo don Ponce de Tavernoles, consejero del rey de Navarra Sancho III, se dan unos tímidos intentos de divulgación del tesoro de la Cámara Santa. La apertura solemne y el inventario oficial de las reliquias del Arca Santa se realizó el 14 de marzo de 1075, en presencia del rey de León Alfonso VI. La primitiva arca de madera de roble se recubrió, por este motivo, con los bajorrelieves románicos de plata dorada. La difusión de las reliquias de Oviedo, entre las que se encuentra, el Santo Sudario junto con reliquias de profetas del Antiguo Testamento, de apóstoles y mártires, fue el origen de las peregrinaciones a San Salvador. En la Edad Media las más importantes de la Península tras Santiago. Reyes como Alfonso VI y especialmente Alfonso IX jugaron un papel decisivo en esta vía de peregrinación, a la vez nueva y antigua, a Santiago de Compostela pasando por San Salvador de Oviedo.

En las proximidades del hospital de San Marcos un crucero indicaba la desviación, por la ‘Strata Sancti Salvatoris’ a Oviedo. El peregrino italiano Bartolomeo Fontana tomó esta tradicional ruta en 1539:

«Desde aquí me dispongo a visitar a San Salvador, porque suelen decir los peregrinos que el que va a Santiago y no a San Salvador, visita al siervo y deja al señor». En la frontera entre Asturias y León, estaba el puerto de Arbas, denominación medieval del puerto de Pajares. En la vertiente leonesa del puerto, se erigió en el siglo XII la abadía, monasterio y hospital de Santa María de Arbas. Del conjunto sobresale la iglesia románica con elementos protogóticos en los arcos ojivales y las bóvedas. Primorosamente labrada, nos llama la atención, en los relieves de la portada oeste un oso y un buey. Según la leyenda, variante de la del oso de San Corbiniano que llevó a Roma la maleta del santo, tal como se recuerda en el escudo Papal de Benedicto XVI, el oso, uncido al buey, trabajó en el acarreo de materiales para la construcción de la iglesia.

«O Asturia, bella Asturia, tu sei piu bella e sei piu dura», exclamó Bartolomé Fontana. Para aliviar esa dureza, se fueron erigiendo varios hospitales en el Camino que desde el Alto de Pajares bajaba por la Venta de Tibi Gracias -hoy bajo una pista de frenado-; entraba en el pueblo de Pajares, con hospital de peregrinos datado en el siglo XVI; tras beber en la fuente de La Romía, llegaba a Las Pontes o Puentes de Fierro, en donde encontraba descanso en el hospital de San Bartolomé. Se conserva la capilla, con el interior socavado en la tierra, lo que lo hace más amplio del espacio que aparenta. En la Frecha estaba el hospital de San Andrés, y de allí se descendía a Campomanes, también con hospital junto a la Capilla del Cristo. Según la leyenda, en Campomanes murió apuñalado Sancho III en el año 1035, cuando iba hacia Oviedo. «Si la hicísteis en Pajares, pagaréislo en Campomanes» recuerda el refrán.

Por el puente medieval o tal vez romano sobre el Huerna, en la trasera del palacio de Revillagigedo, se salía de Campomanes. El camino pasaba junto a la iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena, Vega del Ciego que contaba con un hospital en el siglo XVII bajo la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, Pola de Lena, y Villallana, pueblo que conserva, muy modificados, los restos del hospital de Nuestra Señora de la Alberguería, actualmente casa en propiedad de Manuel Arango.

En Ujo confluyen las vías de la Carisa y los caminos secundarios por el valle de Aller. A principios del siglo XX la Sociedad Hullera Española cambió la fisionomía del pueblo, incluso la orientación de la Iglesia románica de Santa Eulalia, que pese a la poca lograda reconstrucción historicista conserva algunos elementos -entre ellos el abside y la portada principal- genuinamente románicos.

En el sobrenombre ‘del Camino’, Mieres lleva la esencia de su personalidad como nudo de comunicaciones. Mieres de las Autovías -la Minera y De la Plata-; Mieres de los ferrocarriles, con estaciones de Feve y Renfe; Mieres del Camino de Castilla trazado por Jovellanos; Mieres del Camino de Santiago y Mieres de la calzada romana. El desarrollo minero e industrial, hoy en retirada, aniquiló los restos medievales pero las huellas del Camino quedan latentes en su trazado.

Para percibirlas, solo basta con ir desde la plaza del Carmen hasta la del Requexu, uno de esos lugares en los que, como escribe José Hierro, «uno puede encontrarse a gusto porque no supieron perder su sabor a pueblo». Un pueblo bajo el imperio de la sidra.