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Barcos ingleses y el rey de Castilla, en los origenes del año santo en 1434

10 noviembre 2010 / Mundicamino

El primer Año Santo compostelano data de 1434, año sobre el que existe constancia documental que recoge el viaje de barcos ingleses con peregrinos que se desplazaban para ganar el jubileo, así como de un salvoconducto del rey Juan II de Castilla para que los peregrinos pudieran acudir a Compostela.

Así lo explicó en una entrevista con Efe el historiador xacobeo Francisco Singul, autor de obras como «Camino de Santiago, cultura y pensamiento», quien sostuvo que la creación del Año Santo compostelano fue en 1434, con el sevillano Lope de Mendoza como arzobispo de Santiago (1400-1440).

De hecho, la mayor afluencia de viajes procedentes de tierras inglesas coincide, desde el primero en 1434, con años en que el 25 de julio, día del Apóstol, era domingo.

Singul se refirió también a la existencia de una falsa bula adjudicada al Papa Alejandro III y escrita a finales del siglo XV que pretende acreditar el inicio de esta celebración al Papa Calixto II, en el siglo XII.

A finales del siglo XV, varios miembros del Cabildo de Santiago pensaron que debían tener un documento que acreditara esta celebración para que «tuviera continuidad», por lo que inventaron un documento más antiguo que la certificase.

En concreto, en la época del arzobispo Alonso II de Fonseca, los clérigos escribieron una falsa bula, acreditada al Papa Alejandro III y fechada a finales del siglo XII, que confirmaba que Calixto II había instituido el Año Santo a principios de ese siglo.

Lo hicieron así porque había mucha documentación en Compostela sobre Alejandro III y les «era más fácil falsificar el estilo del documento», indicó el estudioso.

Además, eligieron a Calixto II porque «tiene una categoría casi mítica, pues fue un Papa de gran prestigio que otorgó a Compostela la categoría de sede metropolitana en 1120 e hizo que Diego Gelmírez fuera el primer arzobispo de Santiago».

De esta forma, Compostela empezó a contar desde mediados del siglo XV con un año de «gran perdón», como tenía Roma desde el año 1300, que se consigue cuando se cumplen todos los preceptos instaurados por la Iglesia, como arrepentirse, confesar, comulgar y peregrinar a la tumba del Apóstol, entre otros.

El peregrino puede conseguir este perdón todos los días de un Año Santo, mientras que en el resto ese «gran perdón» se reducía al 25 de julio y al 30 de diciembre, además de al 21 de abril por ser el día en que se consagró la catedral, en el año 1211.

Años después, a mediados del siglo XIII, tal y como consta en el documento más antiguo sobre este tema, los obispos decidieron en una reunión en Compostela, en la época de Juan Arias, arzobispo de Santiago, animar a la gente a peregrinar para conseguir indulgencia.

Se trata de beneficios espirituales para el alma propia, de un difunto o de un enfermo, de modo que «pueda haber una reducción de penas del purgatorio», a modo de «contabilidad del más allá».

Esta idea del purgatorio se popularizó en la Edad Media y el Códice Calixtino, falsamente atribuido a Calixto II, explica en el milagro 22 del libro II que el Apóstol le dice a los peregrinos que deben pedir beneficios espirituales, no corporales para la vida temporal, según el historiador.

Así y después de tomar a Roma como modelo, el Año Santo compostelano repite con la frecuencia de 6-5-6-11 años, una cadencia mayor que en el Año Santo romano, que se celebra cada 25 años.

En estos años del «gran perdón» aumentan las peregrinaciones por el Camino de Santiago, que es «imposible» concretar cuando comienzan, y ocurre así desde el siglo IX, tras el descubrimiento de la supuesta tumba del Apóstol Santiago en Compostela en la década posterior al año 820, precisó Singul.

Para este experto y aunque todo lo relacionado con el Apóstol lleve la denominación de xacobeo, su promoción oficial obedece a un «proyecto civil» establecido por el Gobierno gallego en 1993 para dinamizar y promover el Camino, que fue incluido ese año en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.

El Camino de Santiago, junto al de Roma y Jerusalén, forma parte de las peregrinaciones mayores del catolicismo y los «verdaderos peregrinos» se formaban en sus sendas, explicó a Efe Paoloo Caucci, presidente del Comité Internacional de Expertos del Camino de Santiago.

La unidad de estas peregrinaciones se está reconstruyendo otra vez, después de ocho siglos, y de nuevo se está formando «una civilización de peregrinación de tipo medieval», con un perfil de caminantes que no ha cambiado, pues tan sólo se diferencian por el modo de realizarlas, como puede ser en barco, a pie o a caballo.

Los motivos también son comunes desde el inicio de las peregrinaciones, pues desde un punto de vista histórico se hacían por un voto, devoción, motivos canónicos y judiciarios -por culpa o por robo, por ejemplo- y por sustitución de otra persona -mediante pago, normalmente