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Los peregrinos reconocen que el Camino «engancha»

14 junio 2011 / Mundicamino

Álvaro, miembro de la Asociación Oscense de Amigos del Camino de Santiago, lucía ayer parte de la indumentaria tradicional de los caminantes, el bastón, con la calabaza -que utilizaban para el agua- y la famosa «concha de peregrino» o «vieira» anudadas y la esclavina en la que mostraba las espéculas, las credenciales que durante la Edad Media recibían las personas que realizaban el Camino. De esta manera, explicó, podían, por la causa que fuera, por una pena o incluso porque le pagaban para que hiciera el Camino en lugar del señor, justificar que habían pasado por esos sitios. Estos «sellos» del siglo XII no podían falsificarse, ya que eran de plomo. En la asociación han reunido las espéculas de toda la provincia (Somport, Pueyo de Barbastro, Virgen de Salas…) y han localizado de otros puntos de España, como Padrón o Rocamadour, en Francia, con la intención de reunir una treintena del camino francés, para poder ofrecerlas a los peregrinos.

Entre las personas que acudieron ayer no faltaron peregrinos como Jesús Vallés, quien valoraba que el Hospital de Huesca «está al nivel de los mejores refugios del Camino», y hablaba con conocimiento, ya que ha realizado el recorrido por el norte y el francés y distintos tramos, como el que parte de Santiago y pasa por Musía hasta Fisterra. Por ese motivo, aprovechó para reclamar mejoras en los refugios ubicados en monasterios y grandes ciudades, que «no evolucionan». El Camino, apuntó, «engancha» y, aunque hay distintas formas de completarlo, recomendó no hacerlo «en multitud (tres)» porque sino «nadie se te acerca a darte conversación ni tú te acercas». «El Camino son los peregrinos y el intercambio de impresiones, entre otros motivos».

Tras 35 días andando, Rafael Nadal recordó que llegó a la plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela, y recuerda que a esa hora, las 7 de la mañana, «no vimos a nadie». De rodillas y besando el suelo en este escenario sintió «una satisfacción muy grande». Respecto a los refugios, señaló que en el recorrido «te encuentras de todo, hospitales buenos y otros que reúnen muy malas condiciones».

Ana María declaró que nunca había tenido esta experiencia peregrina. «No sé si lo haré, pero no me despido sin hacerlo», aseguró. Mientras tanto ejercerá de buena embajadora y animará a la gente a que aproveche las instalaciones de Huesca.