Apostol

El robo del Códice Calixtino: ¿un capricho de coleccionista o una conspiración de la Iglesia?

14 julio 2011 / Mundicamino

Una obra de arte, una caja fuerte, una llave oculta… son los ingredientes del misterioso robo de la primera guía escrita del Camino de Santiago.

El pasado martes la Catedral de Santiago de Compostela se levantaba con una gran sorpresa, aunque nada agradable: ¡el Códice Calixtino había desparecido! y hoy, casi una semana después todavía sigue sin dar señales de «vida».

El robo del Códice pasaría desapercibido si no fuera porque se trata de toda una reliquia del siglo XII y, según su última tasación, su valor asciende a mil millones de pesetas. Está compuesto por cinco libros, el último de ellos es el más conocido ya que describe la primera guía del Camino de Santiago francés por boca de su autor, un monje llamado Pinaud que peregrinó a la capital gallega junto al Papa Calixto II, de cuyo personaje ha adoptado el nombre del ejemplar.

Pero al igual que la popular ruta, esta desaparición está rodeada de mucho misterio. Para empezar, el códice se guardaba bajo llave en una caja fuerte del archivo de la catedral en el momento en el que fue robada, y sólo tres personas tienen acceso a ella, ninguna de ellas resultó sospechosa para los policías encargados de la investigación a pesar de que la puerta no estaba forzada, pero la facilidad con la que parece que han sucedido los hechos es cuanto menos… extraña.

«Erik el Belga»

La misma opinión comparten el deán, un cargo eclesiástico, José María Díaz, quien piensa que «quien se llevó el Códice Calixtino sabía de qué se trataba, de su incalculable valor y cómo llegar a él», y René can den Berghe, más conocido como «Erik el Belga», un ex ladrón de obras de arte. Este «viejo conocido» en el mundo del arte ha declarado recientemente: «yo diría que hay un compinche desde dentro. Estaba todo preparado».

Resulta interesante saber cuál es la forma de verlo de alguien que antes se dedicaba precisamente a robar obras de arte, ya que todos los detalles que René pueda aportar servirán de gran ayuda para la investigación policial. Por el momento, sólo ha podido demostrar que él no ha sido el autor: «lo único que puedo decir es que yo no he sido, lo siento. Tengo una coartada. Estaba en mi casa pintando», ha declarado entre risas para el periódico «20 Minutos».

Y es que el belga vive retirado desde hace años en Málaga donde se dedica a pintar y exponer sus propias obras, ¡menuda ironía! después de haber participado en el robo de más de 600. Sin embargo, nunca ha considerado sus apropiaciones como robos, sino que,según él, quitaba a la Iglesia obras que no sabían apreciar para ofrecérselas a coleccionistas que sí las valoraban y las mantendrían bien cuidadas.

Una larga espera

Por el momento nada se sabe acerca de lo que ha podido pasar y lo único que queda es esperar a saber algún dato más sobre el robo. Las cámaras de seguridad de la catedral están bajo control policial a la espera de que aporten un poco de luz a este oscuro asunto.

Una de las hipótesis que se barajan es que haya sido trabajo de una banda organizada, ya que el «modus operandi» ha sido prácticamente impecable, por lo que tendrán que tener muy vigilados todos los mercados de compra y venta de arte.

Y lo peor de todo es que, según José María Díaz, el Códice no estaba asegurado, por lo que las pérdidas pueden ser desorbitadas si el seguro general de la Catedral de Santiago no se hiciera cargo de la dolorosa desaparición.