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Tábara, peregrinaje de hospitalidad

01 marzo 2016 / Mundicamino

Desde este pequeño municipio zamorano se pretende rejuvenecer el camino y recuperar la acogida tradicional, una “filosofía propagada por la Cofrradía de los Falifos en el Camino Sanabrés hace más de diez siglos que la sociedad actual está perdiendo a pasos agigantados”, tal y como explica José Almeida, presidente de la Asociación Zamorana de los Caminos de Santiago, regente del albergue de Tábara y socio fundador de la organización ‘El Espíritu de Santi’. En 2015, más del 60% de los caminantes tenía más de 51 años.

Debido al envejecimiento progresivo de los peregrinos, Tábara apuesta por el relevo generacional del camino a través de su proyecto ‘El camino de Santiago al alcance de los niños’. El programa, ideado por José Almeida, pretende acercar a los más pequeños al camino y a su hospitalidad inherente. Según explica Almeida, a través de esta iniciativa los niños tabareses ya han podido saber un poco más acerca de “esos peregrinos que cada día ven pasar con la mochila y que según ellos no hacen más que andar y andar siguiendo las flechas amarillas».

Tal y como recuerda el hospitalero de Tábara, hace siglos otras rutas de peregrinación como las de Roma o Jerusalén eran más importantes que la de Santiago. Sin embargo, y a pesar de los vaivenes de la historia, la ruta jacobea ha sabido “resurgir igual que el Ave Fénix”. Desde la década de los años noventa o finales del año 2000 vive un momento de auge debido a la hospitalidad brindada a lo largo del camino y también ofrecida durante las estancia en albergues tradicionales como el de Tábara.

En la cena comunitaria diaria, Almeida les recuerda a los peregrinos que “sea cual sea el motivo que les ha llevado a realizar el camino, siempre es el más importante porque es el suyo”. Motivados por problemas personales, cuestiones de superación, experiencias de aventura o situaciones de duda, “el camino siempre les da ese poso para poder conocerse mejor a sí mismos. Se trata de un viaje iniciático que en la vida no tenemos tiempo para poder conocernos y que el camino te ofrece para buscar respuestas”.

Como anécdota reciente, Almeida cuenta cómo el 31 de diciembre de 2015, un australiano regresó con su mujer a realizar el camino desde Sevilla por la Vía de la Plata. Diez meses antes, el peregrino había pasado por Tábara pero aquella vez junto a su hijo quinceañero, “con cierto parecido a Mick Jagger de joven”, según apunta el regente del albergue. Durante las Navidades, la mujer del peregrino quiso realizar el camino para averiguar “qué tenía el camino” para haber reconducido a su hijo, quien “se estaba desviando sin poder enderzarle” debido a la complicada etapa adolescente por la que atravesaba.

Testimonios enriquecedores como este o cuentos como el de ‘La semilla’, cuya moraleja incide en el cultivo personal de valores como la felicidad, la paz o el amor, fueron trasladados la pasada semana a los escolares tabareses, “conejillos de indias” de esta experiencia piloto que tiene por fin fomentar la hospitalidad del camino y crear nuevos públicos. Los alumnos, de edades comprendidas entre 11 y 14 años, disfrutaron de una jornada repleta de actividades en la que se alojaron por unas horas en el albergue, degustaron la comida ofrecida a los peregrinos y resolvieron todo tipo de dudas acerca de esos “hombres con mochila que andan y andan” por su pueblo, como muchos de ellos describieron a los peregrinos.

La idea de la asociación es recibir cada quince días a un grupo de niños de educación primaria y secundaria para mostrarles este itinerario que después de doce siglos «sigue teniendo una vigencia y una consolidación muy importantes», según sostiene Almeida.