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Los ladrones de bicicletas se ponen las botas en el Camino de Santiago

30 diciembre 2016 / Mundicamino

Tienen salida en el mercado negro y en ocasiones alcanzan precios muy importantes.

Ocurrió en julio de 2014. Un amigo de lo ajeno le robó la bicicleta y el equipo prácticamente completo al exciclista profesional asturiano Agustín Pena, que homanejeó a sus abuelos y a San Francisco de Asís peregrinado desde Roma hasta Compostela el año en el que puso punto final a los tres años y medio de servicio que prestó como agente de la Guardia Civil en el equipo de Seguridad de la Embajada de España ante la Santa Sede. Estos hechos sucedieron en Italia, pero no serían una novedad en España, país en el que se roba una bicicleta cada cinco minutos, aproximadamente, y en el que especialistas en la materia, algunos incluso organizados, se ponen las botas, hacen su agosto, en las distintas rutas del Camino de Santiago.

Aunque pueda parecer un negocio de poca monta, no lo es, y tampoco sale gratis. ¿Un ejemplo? Una sentencia de un Juzgado de lo Penal de Logroño impuso penas de entre seis y dos años de prisión a tres sujetos acusados de robarles las bicicletas a dos peregrinos que disfrutaban de una buena cena en un restaurante de la capital de La Rioja. Uno de los condenados «marcó» el objetivo y sus cómplices se encargaron de afanar las monturas, una Specialized S-Works y una Scott valoradas en 7.000 y 2.000 euros.

Las víctimas, en esta ocasión, tuvieron suerte, pues la respuesta policial permitió recuperar las bicicletas, pero no es lo habitual, ya que se tata de un producto con salida fácil a través de los distintos conductos que ofrece el mercado negro y más que complicado a la hora de rastrear. Este tipo de robos suponen un perjuicio y un trastorno importantes para los peregrinos que viven la experiencia, aunque el daño aumenta notablemente cuando el caco actúa el descuido, ya que son casos en los que el biciperegrino pierde bicicleta y alforjas; es decir, la casa que lleva a pedales.