La italiana Francesca Fuser, de 23 años, destaca la atmósfera especial que se vive en el Camino y el compañerismo entre los peregrinos.
“La Ruta Xacobea es una experiencia única y un lugar para la reflexión”, afirma esta joven estudiante de Derecho en la Universidad de Padua.
La italiana Francesca Fuser tiene 23 años y estudia Derecho en Padua. Vive en Sala d’Istrana, un pueblo en el norte de Italia, en la provincia de Treviso. Este verano, después de escuchar las maravillas que su tío le contó del Camino, habló con unas amigas y juntas decidieron vivir su propia experiencia. Ayer, tras la Misa del Peregrino, describía el Camino como “un desafío”. “Es una batalla contigo misma. El recorrido es muy exigente físicamente y el cansancio juega un papel muy importante”, afirma Francesca antes de subrayar “la atmósfera especial que se vive” durante el viaje a Compostela. “El Camino llama a la gente”, reconoce esta joven italiana que nunca hasta ahora había estado en España. “Es la primera vez y me está pareciendo maravillosa; me gusta la forma de ser de la gente y también la lengua”, apunta en perfecto castelllano, fruto, dice, de sus años de estudio de español en su país.
Después de partir de Ponferrada y tras nueve etapas, Francesca aprovechó la jornada de ayer para conocer la ciudad. “Es muy bonita y me gustaría volver en el futuro”, apunta, al tiempo que destaca que también le gustaría volver a hacer el Camino desde el inicio del Camino Francés. “Quiero completar la Ruta Xacobea desde Saint Jean Pied de Port.
