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Una ruta llena de vida

09 octubre 2016 / Mundicamino

A pie o en bicicleta llegan los últimos peregrinos de la temporada al albergue de Ourense, donde por seis euros pasan la noche antes de emprender la recta final hasta Santiago. Un Camino duro, que no dudan en repetir.

Por las cuarenta camas del albergue de peregrinos de Ourense pasan cada año cientos de personas, cuya afluencia se amplifica en los meses de verano. La Vía de la Plata y, en menor medida, los Caminos Portugués e incluso Francés son los principales nutrientes de este albergue que, si todo sigue como está previsto, cerrará a finales del año que viene para ser sustituido por uno nuevo en la rúa Barreira.

Precisamente, la construcción del nuevo albergue responde al incremento del número de peregrinos que atraviesan Ourense para llegar a la capital por la ruta de la Plata, que está cerca de conseguir los 10.000 viajeros anuales. Por esta vía han pasado a final de septiembre de este año 7.792 peregrinos, una bajada con respecto a septiembre de 2015, cuando pasaron 8.176, pero en las media de años anteriores. En 2014 habían realizado esta ruta 7.675 personas, casi doscientas menos que en esta época del año en 2013, cuando acudieron 7.856 peregrinos a Santiago siguiendo esta vía.

Las cifras representan una gran subida con respecto a los años 2012 y 2011, cuando peregrinaron 7.268 y 7.048 personas respectivamente. Estos números en aumento, solamente se pueden matizar con las 12.264 personas que llegaron por la Ruta de la Plata a Santiago en 2010, el último Año Santo. Esta es la vía, que comienza en Sevilla y la que transcurre propiamente por Ourense. A pesar de ello, muchos viajeros tienden a desviarse, desde el Camino Francés y el Camino Portugués para pasar por la ciudad y hacer algo de turismo.

Las procedencias de los caminantes son de lo más variadas, entre los españoles suelen llegar mayoritariamente desde Madrid y Andalucía y principalmente en verano. Mientras que entre los extranjeros son los alemanes e italianos los que encabezan la lista, seguidos de estadounidenses, portugueses, irlandeses y franceses.

Los motivos de peregrinaje son diferentes, muchos lo hacen por vocación, otros solamente buscan la desconexión y la paz que aporta este camino, en el que aprovechan la oportunidad para reencontrarse a sí mismos. Un porcentaje más pequeño de personas se inician en la caminata por motivos culturales, para vivir una «aventura» con la que conocer nuevas ciudades y culturas a un precio económico.

Los edades varían, pero alrededor de una mitad de los peregrinos se sitúan en una franja de edad de entre 30 y 60 años. En cuanto al medio, alrededor de un 90% de ellos peregrinan a pie, siendo la bicicleta la otra forma más recurrida. El Camino es duro, ninguno de ellos duda en reconocerlo, pero tampoco niegan lo mucho que lo disfrutan. Los que no han repetido aseguran que volverán.