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El Camino de Santiago vertebra sanos valores antropológicos

17 noviembre 2016 / Mundicamino

Monseñor Barrio aboga por preservar su esencia espiritual para mantener la identidad de esta ruta de peregrinación.

El arzobispo de Santiago, monseñor Julián Barrio, aboga por preservar los valores puramente espirituales del Camino de Santiago como forma de mantener la identidad de esta ruta de peregrinación. En una conferencia sobre Los valores antropológicos del Camino de Santiago, pronunciada ayer en la Cámara de Comercio de Santiago, monseñor Barrio indicó que “la Iglesia sigue ofreciendo respuesta al peregrino que busca el sentido de su existencia”. El arzobispo señaló que “este no es un tiempo para estar distraídos, sino para despertar en nosotros la capacidad de ver lo esencial en una sana antropología” y dijo que “la peregrinación y el Camino son hilos vertebradores para configurar el tapiz de sanos valores antropológicos”.

Monseñor Barrio aseguró que la Iglesia, en su permanente diálogo con el mundo, sigue ofreciendo una visión del hombre que respeta su dignidad personal y su papel en la sociedad. Poniendo como imagen la actitud de los peregrinos que recorren el Camino, el arzobispo indicó que “junto a los peregrinos jacobeos se percibe que es necesario preservar la expresión pública del hecho religioso y valorar la religión como una aportación positiva para la cohesión social”.

El arzobispo se refirió a valores como el esfuerzo, tan evidente en los peregrinos que acometen la andadura hacia Compostela, o la reflexión sobre uno mismo para salir al encuentro de los demás; así como a la superación del individualismo y la confrontación por una actitud de colaboración, como elementos de una sana antropología capaz de “configurar la sociedad respetando la ley de Dios reflejada en la ley natural y en la recta razón”, como “garantía para salvaguardar la dignidad de la persona humana y poner la base de sus derechos y de sus deberes fundamentales”.

“Olvidar la dimensión trascendente de la existencia”, apuntó monseñor Barrio, “genera las frustraciones del hombre e impide construir un mundo que sea habitable humanamente y en el que lo esencial de lo humano no quede cercenado, pudiendo la persona actuar en rectitud moral”.