Apostol

¿Por qué se dice que Europa nació de la peregrinación?

06 enero 2017 / Mundicamino

La conocida expresión surge del poeta germánico Johann Wolfgang von Goethe, reconocido europeista.

El germen de la convivencia entre los europeos

Muchos habréis oído alguna vez la afirmación del poeta, dramaturgo y científico alemán Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) “Europa se hizo peregrinando a Compostela”. Por muchos esta cita se considera apócrifa, pudiendo ajustarse más a sus palabras originales la afirmación «Europa nació peregrinando (o de la peregrinación)». Sea como fuere la reflexión de Goethe ha llegado hasta nuestros días muy unida al concepto de Camino de Santiago que tenemos tanto los europeos como nuestras instituciones comunitarias: la Ruta Jacobea es sinónimo de concordia, tolerancia, entendimiento y conocimiento, valores por los que vela el Consejo de Europa, organismo que en 1987 la declaró como Itinerario Cultural Europeo.

Pero, ¿en qué hechos se basa Goethe para esta afirmación tan tajante? En lo que al Camino de Santiago respecta, hay que saber que desde el siglo X, comenzaron a llegar a la Península peregrinos de más allá de los Pirineos con destino a los restos del Apóstol. Durante la Edad Media miles de caminantes de las islas británicas, Francia, Italia y los territorios germánicos viajaron hasta Compostela, muchas veces embarcándose en un viaje sólo de ida. La llegada de estos peregrinos, entre los que se encontraban todo tipo de gentes, desde reyes hasta las gentes más sencillas, produjo que algunos artesanos y mercaderes comenzaran a establecerse alrededor del Camino de Santiago de forma fija atraídos por el comercio

En el ámbito del Camino de Santiago, tanto en la Península como en la red de rutas que se tejían hasta los Pirineos, se comenzó a desarrollar el intercambio cultural y económico entre las gentes. El intercambio no solo era de mercancías, si no de conocimiento, transmitiendo los peregrinos su saber de unos a otros tanto a la ida como a la vuelta de su viaje a Compostela, lo que contribuyó enormemente al entendimiento y la concordia entre los primeros peregrinos europeos.

Por otro lado, los reyes de la Península tomaron la decisión de apoyar con generosos medios a los peregrinos que llegaban a sus tierras, a sabiendas de que este fenómeno no sólo tenía un trasfondo religioso, si no que beneficiaba enormemente al comercio. La Corona proporcionó protección y privilegios a estos viajeros con destino a Santiago; los privilegios de los que gozaban pasaban por poder introducir o sacar todos los bienes que creyeran oportunos o de hospedarse en albergues y hospitales, además de cierta confianza de no ser engañados o asaltados fácilmente debido a los importantes castigos impuestos a los malhechores.