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¿Dónde termina el Camino de Santiago?

12 febrero 2017 / Mundicamino

Aunque parezca una obviedad, el Camino de Santiago termina en Santiago de Compostela (Galicia). Sin embargo, existe un epílogo al camino que se conoce como “Prolongación Jacobea” o Camino a Finisterre.

Históricamente, los peregrinos llegaban a pie desde cualquier lugar hasta la Catedral de Santiago de Compostela, donde descansan los huesos del santo. Ni que decir tiene que el viaje era largo e incómodo (algunos consejos para hacer el Camino de Santiago a pie) y que la higiene no era una cuestión prioritaria en aquellos años. De ahí, que en la catedral se encendiera un incensario de gran tamaño, un poco por ritual y un mucho por ocultar el hedor que se concentraba allí durante el culto.

Una vez cumplida la promesa se debía continuar el camino hasta el mar, hasta el final del mundo conocido: Finisterre. Allí se llevaba a cabo un baño ritual que lavaba a los peregrinos de esos pecados que les había perdonado el santo y, ya de paso, los dejaba en condiciones para seguir su camino. Al fin y al cabo bañarse una vez al año no hacía daño. Pero el Camino de Santiago original termina en Santiago de Compostela.

¿Dónde empieza el Camino de Santiago?

Realmente, el Camino de Santiago puede empezar donde cada uno quiera. Un día, un amigo de esta corresponsal cogió una mochila, cerró la puerta de su casa y se puso a andar. Se hizo el Camino entero; para él, el Camino empezó en la mismísima puerta de su hogar. Oficialmente, para obtener la Compostela (el documento que acredita que se te han perdonado todos los pecados) hay que realizar un recorrido mínimo de 100 km a pie o 200 km en bicicleta hasta Santiago. Además hay que comprar previamente una credencial de peregrino, que cuesta unos 2 euros, que es una especie de pasaporte que se sella en cada pueblo por el que se pasa para demostrar que hemos estado ahí.

Una vez en Santiago se puede comprar la Compostela con la credencial de peregrino llena de sellos (de los últimos 100 km ó 200 km, si hemos arribado en bici). Esto es así en caso de que el peregrino explique que lo ha hecho por motivos religiosos, ya que los que viajan por amor al arte tienen otro tipo de documento que no perdona pecados. Para obtener la Compostela es imprescindible “tener alma”, lo que no se sabe bien cómo comprueban en la Oficina del Peregrino, pero por lo pronto, a los animales no se la dan.

Así que, para ser considerado peregrino de forma “oficial” o “con papeles” se deben cumplir dos requisitos. Primero, comenzar el Camino de Santiago a 100 km de distancia de la capital o a 200 km si vamos en bici. En segundo lugar, hay que contar con la credencial de peregrino e ir sellándola en cada pueblo por el que pasemos hasta Santiago.