El tiempo de espera sitúa a la basílica compostelana entre la lista de los monumentos más rápidos del mundo.
La única forma de abrazar al Apóstol y visitar su tumba es entrando por la Puerta Santa.
Entrar al interior de la Catedral compostelana a través de la Puerta Santa es algo irrepetible y que solo se puede hacer cada ciertos años. Así, cuando el 31 de diciembre se dé por terminado el Jubileo de la Misericorida, la entrada de la praza de A Quintana volverá a tapiarse hasta 2021. Es por eso que todo aquel que quiera ganar el Jubileo y cruzar este umbral se ve obligado a hacer una larga cola que, en la época estival, puede superar los treinta minutos.
Una espera de 30 minutos puede parecer demasiado, pero en realidad es mucho menor que para acceder a otros monumentos europeos como el Coliseo romano o la Torre Eiffel, donde las colas pueden superar fácilmente las dos horas. Así lo entienden la mayoría de los numerosísimos turistas y peregrinos que durante los últimos días vivieron dicha experiencia, para los cuales la espera es comprensible y, además, se ve recompensada con creces por todo lo que significa.
La seguridad es palpable en todo momento, y la enorme fila que cruza la plaza está permanentemente vigilada por una pareja de la Policía Nacional. Además, bajo la misma Puerta Santa, los turistas y peregrinos son recibidos por el personal de seguridad, que inspecciona cada mochila y bolso para que nadie introduzca alguno de los elementos no permitidos.
