Las continuas obras en el entorno de la tumba del apóstol dan testimonio de la rápida pujanza de las peregrinaciones jacobeas.
Hacia el año 834 , sobre el antiguo mausoleo romano se levantó una humilde basílica en la época de Alfonso II .
Ya en el reinado de Alfonso III se renovó con un edificio de tres naves y aunque fue saqueado por las tropas de Almanzor .
Pero a lo largo del siglo XI las peregrinaciones jacobeas empezaron su esplendor , de modo que en 1075 el obispo Diego Peláez comenzó a construir un nuevo edificio de 100 metros de longitud.
Con esta nueva basílica la tumba del apóstol quedaba oculta a la vista de los peregrinos. Gracias a los donativos de devotos como el rey Alfonso VI la catedral irá avanzando.
Durante el episcopado de Diego Gelmírez las obras prosiguen con firmeza hasta su culminación en 1211 , aunque unos años antes se construía el famoso pórtico de la gloria del maestro Mateo.
Pero las obras no pararon porque en el siglo xiii el obispo Juan Arias levantó el claustro hasta que en el siglo XVIII Ase erige la gran fachada barroca del Obradoiro .
