Apostol

Hacer el Camino solo, ¿es recomendable?

02 octubre 2016 / Mundicamino

Por unos motivos u otros muchos peregrinos se hacen esta pregunta cada año: ¿qué ventajas y desventajas tiene hacer el Camino de Santiago solos?

Dudas razonables

Es una pregunta recurrente: «quiero hacer el Camino de Santiago pero no coincido en fechas con amigos/familiares ¿me lanzó a hacerlo por mi mismo?» O por otro lado, «quiero vivir la experiencia solo y conocer gente nueva ¿voy a abandonar aburrido a la primera de cambio? Vamos a intentar responder a varias de estas preguntas, alejándonos de clichés y teniendo siempre claro que aunque el ambiente que se respira en el Camino es excelente, nadie está a salvo de una mala experiencia puntual.

Si te estás planteando lanzarte al Camino sin compañía, te podemos dar varias razones de peso para que te decidas positivamente; cada día son muchos los testimonios de peregrinos que nos llegan con experiencias muy positivas detrás, y no pocos de esos casos provienen de personas que consiguieron vencer sus dudas iniciales y se animaron a viajar solos. Como todo en esta vida, la experiencia que nos vamos a encontrar depende de cada uno de nosotros, de lo que vayamos buscando y de nuestra propia personalidad; algo positivo porque tanto si buscamos conocer gente nueva con la que compartir etapa en grupo como si preferimos caminar solos, el Camino se adaptará a nosotros.

Saber valorar la soledad, encontrar la compañía

El miedo y la incertidumbre a planificar un viaje de una semana o 10 días caminando por sendas desconocidas y haciendo parada cada noche en un lugar distinto es perfectamente normal, pero en cuanto te decides y das el primer paso de tu camino te encuentras rápidamente con la realidad, y es que las condiciones del Camino de Santiago favorecen y mucho a un gran ambiente de camaradería entre los peregrinos, y es normal que si tu predisposición en el viaje es abierta no tardes en entablar relación con la gente que camina a tu lado. Por lo tanto la soledad tal y como la habíamos imaginado al planificar el viaje se torna en algo bastante diferente; rápidamente descubriremos la facilidad para conocer gente nueva, caminar acompañados en unas etapas y volver a avanzar por nuestra cuenta cuando nos apetezca estar solos, reflexionar y vivir el Camino de una manera diferente. Es más fácil de lo que pensamos pasar alternar la compañía con la soledad en el Camino, sin entender la soledad como algo negativo, si no todo lo contrario.

Por otro lado, puede que otras dudas razonables se nos presenten antes de decidir viajar solos, como ¿es peligroso? Si me pierdo ¿estoy en desventaja respecto a ir en grupo? Lo cierto es que pese a que en los últimos años hemos conocido casos de agresiones en el Camino de Santiago, el clima general es de seguridad, fraternidad y hospitalidad, algo que no cambia tanto si vamos en grupo o solos. La amabilidad tanto entre las gentes del Camino, como otros peregrinos o personal de albergues, etc. es la tónica general y la predisposición a indicarnos unas señas, darnos información o consejo es alta. En cuanto a la seguridad, no es algo por lo que tengamos que preocuparnos demasiado, excepto en zonas o etapas muy masificadas por peregrinos, donde un descuido puede ser aprovechado por algún delincuente aislado para llevarse alguna mochila, cartera, etc. Tanto si vas solo como acompañado, ten siempre tus pertenencias controladas en zonas con más peregrinos de lo habitual.

Hacer de la circunstancia una oportunidad

En definitiva, si todavía te lo estás planteando, nuestra respuesta (totalmente personal) es que te lances y no temas por hacer el Camino por ti mismo. Si te has visto obligado a viajar solo porque no has podido encontrar a nadie de tu entorno que te acompañe, haz de esa circunstancia puntual una oportunidad y aprovecha el viaje para vivir el Camino al 100% y conocerte a ti mismo de una manera más profunda, además de dejar que conocer a otros peregrinos que enriquezcan tu experiencia. Lanzarte a vivir una experiencia como hacer el Camino no debe verse frenado por las circunstancias o la disponibilidad de la gente de tu entorno; el Camino acepta a todos por igual y nunca pone como requisito compañero de viaje.