La pandemia ha cambiado algunas costumbres, como la de no querer compartir dormitorios múltiples o estancias comunes.
Se han activado otras opciones para dormir como los pisos turísticos además de aumentar la elección de los hoteles, hostales y pensiones.
En verano hay peregrinos que por su dureza se saltan el tramo castellano. Y por si fuera poco han proliferado los «otros caminos», que alejan a los romeros de la capital.
Con todos estos agravantes, desde la Asociación de Amigos del Camino de Santiago ven difícil recuperar las cifras de peregrinos que pernoctaban en el albergue municipal antes de la pandemia.
El año pasado pernoctaron en la Casa de los Cubos de Fernán González 19.255 peregrinos frente a los 30.000 que eran los habituales hace un lustro o los 28.000 de antes de la pandemia.
Es cierto que el albergue estuvo con aforo limitado al 60% hasta después de Semana Santa, pero también lo es que después no ha conseguido colgar ningún día el cartel de completo, ni siquiera en agosto y pese a ser Año Santo Compostelano.
Peregrinos coreanos
Lo más destacado, en cualquier caso, es la recuperación del peregrino extranjero, que no solo había dejado de acudir por la pandemia, sino que ha vuelto a ser el romero que preferentemente elige el albergue para pernoctar.
Siete de cada diez peregrinos que han dormido en la Casa de los Cubos proviene de otros países. Sobre todo de Italia (más de 3.000), seguido de Francia y Corea del Sur, un país que llegó a ser el que más romeros aportaba .
Después están los alemanes y los estadounidenses que, como el resto de extranjeros, vienen con la conciencia de hacer el Camino durante bastantes días .
A nivel nacional despuntan sobre el resto los catalanes, que representan el 28% de los peregrinos españoles que eligen dormir en el albergue municipal, seguidos en la distancia por vascos, valencianos y madrileños.
