Apostol

La ciudad de los mártires y del apóstol

14 mayo 2010 / Mundicamino

La segunda etapa de Amigos de Santiago por la ruta del valle viaja desde Rincón a Murillo con visita especial a la bimilenaria Calagurris.

Hito fundamental del Camino del Ebro, Calahorra conserva cantidad de referencias jacobeas.

Es devota Calahorra de los santos Emeterio y Celedonio, mártires cristianos víctimas del emperador Diocleciano, que mandó ejecutarlos por negarse a renunciar a su fe. Murieron decapitados como Santiago tres siglos antes y, como los restos mortales del apóstol, sus cabezas viajaron en una barca de piedra, primero por el Ebro y después por el mar para circunnavegar la Península hasta Santander, ciudad de la que también son patronos tutelares. Estas coincidencias son sólo muestra de las muchas referencias jacobeas de la ciudad del Cidacos, hito fundamental del Camino de Santiago del Ebro.

Una nueva excursión de Amigos de Santiago el Real visita este sábado la bimilenaria Calagurris, «que quizás vio las pisadas del apóstol en su camino de predicación por el Valle del Ebro», según nuestro guía, Ángel Urbina. «Algunos autores -cuenta- defienden que fue el propio Santiago quien fundó el Obispado de Calahorra. Lo que sí está documentado es que, siglos después, los reyes don Ramiro, el primero, y su esposa doña Urraca, instituyeron aquí el ‘Voto de Santiago’, por el que se ofrecían al apóstol botines de guerra y cosechas. Es decir, por él se obligaba a los campesinos del norte de la Península Ibérica a pagar un diezmo a la catedral de Compostela; todo ello en agradecimiento a Santiago por su intervención milagrosa en la batalla de Clavijo».

Pero la principal evidencia de la importancia de esta tradición jacobea es el propio Camino del Ebro. Desde el primer tercio del siglo XI se tienen noticias de peregrinos catalanes que atravesaron las tierras de La Rioja caminando hacia el Oeste remontando el valle hasta Logroño para continuar de ahí en adelante por el Camino Francés. Sólo nueve años después de que el obispo de Puy Gotestcalco dejase en el 950 constancia en Compostela como primer peregrino de nombre conocido, se sabe de la peregrinación del abad Cesáreo de Montserrat. Pero, será tras la reconquista del Valle del Ebro, en la centuria siguiente, cuando esta ruta se convertirá en la más utilizada por los peregrinos que venían de las tierras orientales de la Península o de más allá de nuestras fronteras.

«Muchos de aquellos peregrinos aragoneses, catalanes, italianos, provenzales y valencianos -señala Urbina- entraban en el entonces reino de Castilla por la puerta de Alfaro y, bien por Aldeanueva de Ebro o por Rincón de Soto, se encaminaban a la capital de una de las sedes episcopales más antiguas, la de Calahorra. Después, sería seguir la estela del río hasta Logroño».

Calahorra es, de hecho, la localidad riojana del Camino del Ebro donde más recuerdos jacobeos se encuentran: el Crucero o Humilladero del siglo XVI ha sido lugar de oración y recogimiento para el romero; muy cerca está el santuario de la Virgen del Carmen. La pila bautismal de la catedral, muestra símbolos jacobeos: veneras y calabazas; hay imágenes del apóstol con vestido de peregrino en la sillería del coro, en el retablo de alabastro de la capilla de San Pedro y en la fachada principal. También en las bóvedas de la catedral hay una imagen del apóstol en un medallón y, en una columna, una peana con conchas de peregrino. Por otra parte, la puerta de San Jerónimo, auténtica joya plateresca, tiene varios motivos jacobeos, entre los que destaca un ángel tocando una zampoña, instrumento musical que se extendió por Europa a través de la ruta de Santiago. Y, por último, la ciudad tiene dedicado su segundo templo al propio apóstol: la parroquia de Santiago el Mayor, del siglo XVII.

La excursión del próximo sábado, sexta del año de Amigos de Santiago el Real y segunda etapa del Camino del Ebro riojano este mes de mayo, partirá de Rincón de Soto y transitará por el GR-99 y los sotos del Ebro, con su paisaje de ribera, su flora y fauna. Desde la desembocadura del Cidacos, remontará hacia zonas de plantaciones y huertas, famosas por las verduras que ilustran la mesa riojana, para llegar a Calahorra. Tras la visita a la ciudad, partirá hacia Murillo por la calzada romana, otro de los atractivos patrimoniales de la jornada. Aunque hoy son exiguos los restos de aquellas primeras infraestructuras viarias de la Península, su valor patrimonial convierte el paseo en extraordinario