Apostol

Prepara las clases de historia a pie del Camino de Santiago

26 agosto 2010 / Mundicamino

El profesor holandés Rob Wegman emplea sus vacaciones en recorrer la ruta francesa hasta el Apóstol fotografiando monumentos medievales.

Habría que romper un mito (falsamente) asumido en el imaginario estudiantil para contar su peregrinación: ese de que todos los profesores de historia llevan gafas y portan una didáctica cara alargada. Lo primero sí es cierto en el caso de este caminante, pero lo segundo no. Muy al contrario, Rob Wegman subió hasta los 1.300 metros de O Cebreiro con un considerable buen humor. Con su primera credencial ya repleta de sellos, exclamó una sonora interjección -un verbo muy histórico- cuando vio la amplitud del que se le ponía en este santuario. Iba rodeado por un aura interesante (eso se nota) y, cámara en mano, recorrió la iglesia. Esta no le servirá de mucho para sus clases (es del siglo IX), pero sí para su experiencia vital.

En su sombrero de peregrino, este holandés llevaba escrito su nombre. En sus zapatones, dos flechas amarillas pintadas. «Oh, lo hice yo mismo», constató en un español «que puedo entender y hablar, pero despacio». Le resulta un tanto «difícil» explicar por qué hace el Camino de Santiago. A veces el motivo es lo de menos, pero Wegman tiene, así en un primer repaso, dos: «En parte es algo espiritual y en parte lo hago también por la historia». Rob es profesor de historia medieval y, sobre todo, especialista en la música de ese tiempo y también del Renacimiento. A pie del Camino de Santiago está conociendo monumentos e iglesias que después, a buen seguro, le han de servir como material didáctico.

«En una time-machine»

Así se siente Rob en su peregrinaje. Como si retrocediera años y años en un máquina del tiempo. «Es toda una experiencia», asegura. La comenzó el pasado 2 de agosto en Pamplona. A estas alturas lleva 22 días andando. Para él no es la primera vez, aunque sí por el Camino francés. El año pasado recorrió el del norte, desde Bilbao, pero este le está convenciendo más, «porque quizás hay más historia». Destaca además las enormes diferencias que uno va viendo a golpe de zapatón y tierra entre la propia Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia.

«He sacado muchas fotos», aseguraba. Probablemente lleve material para un buen tocho (esta palabra en historia se usa mucho), pero seguramente sabrá resumir. Por el bien del alumnado. Cerca de Puente de la Reina encontró una iglesia «impresionante», pero «desgraciadamente», estaba cerrada cuando él pasó.

No podrá llegar hasta Fisterra porque se le agota el tiempo de vacaciones. Él, que camina por espiritualidad, percibe el toque turístico que ahora tiene el Camino. No obstante, alega: «No me molesta, es parte del mundo. Hay diez siglos de espiritualidad en el Camino y de eso aún quedan muchos símbolos de fe. Es algo impresionante». Wegman iba bien cuando llegó a O Cebreiro, «pero seguramente estaré mejor después del almuerzo», bromeaba. Y seguramente más inspirado. A ver si en el futuro llegan hasta aquí los pupilos del profe Rob.