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Un Camino que derriba fronteras

09 septiembre 2019 / elcorreogallego.es

La Ruta Jacobea se ha convertido en un auténtico fenómeno multicultural. Los extranjeros representan casi un 65 % del total de peregrinos, y cada año colaboran en su acogida cientos de voluntarios procedentes de todo el mundo

El itinerario compostelano se ha ido convirtiendo con los años en una experiencia multicultural, en la que los peregrinos extranjeros ya representan un 63,6 % del total de caminantes, según los datos oficiales, siendo Italia el país que encabeza el ranquin de peregrinos foráneos, seguido de Portugal, Alemania y Estados Unidos. Además, el Camino es capaz de atraer, en solo un año, a viajeros de más de 180 nacionalidades. Se trata de un fenómeno al que la comisaria del próximo Xacobeo, Cecilia Pereira, se refirió esta semana como «el mejor reflejo de los valores europeos», siendo la Ruta «una de las tres más importantes para la cristiandad junto a Roma y Jerusalén». En 2018 se entregaron 327.378 Compostelas.

Esta heterogeneidad también está muy presente en las calles de Santiago. La Misa del Peregrino, que este verano tiene lugar en la Iglesia de San Francisco debido a las obras en la Catedral, ha llegado a reunir a 1.500 caminantes de veinte países diferentes. Los templos de Santa María Salomé y San Fiz de Solovio también celebran misas para peregrinos en diferentes idiomas, al igual que el Centro de Acogida al Peregrino, que cuenta en su interior con una capilla.

Los países con más presencia de viajeros cuentan, además, con sus propios puntos de información, como es el caso de Polonia, que acaba de inaugurar su primera oficina, ubicada en el Monte do Gozo, para peregrinos polacos.

La buena atmósfera que se respira en el Camino anima a muchos peregrinos a repetirla. Algunos incluso deciden vivirla desde el otro lado, colaborando en la entrega de Compostelas y en la acogida y recepción del caminante durante la Ruta, y también en la llegada a Compostela. Su misión va más allá de echar una mano en los trámites administrativos, y consiste en contagiar al recién llegado de los valores jacobeos.

ACOGIDA. Es el caso de los cientos de voluntarios que cada año echan una mano en la Oficina de Acogida del Peregrino, y que, al igual que los caminantes, provienen de distintos lugares del planeta. Michael Smith, por ejemplo, es un jesuita llegado desde Nueva Zelanda para recibir a caminantes, que participa en el programa Peregrinus, de la Compañía de Jesús. Este neozelandés comparte labor, además, con un sacerdote de Sri Lanka, que este verano colabora en la entrega de Compostelas.

Asimismo, el programa de Acogida Cristiana en el Camino también atrae cada año a Santiago a voluntarios de diferentes países. Durante el mes de julio, en concreto, el programa contó con catorce voluntarios llegados desde Francia, Irlanda, Holanda, Alemania, Australia y Estados Unidos, a los que el deán, Segundo Pérez, hizo entrega de un diploma acreditativo. Lo mismo puede decirse de la Orden de Malta, que por segundo año presta atención sanitaria en Carretas.