Huelva
Huelva, ciudad de Andalucía y capital de su provincia, fue punto de encuentro de diversas civilizaciones y culturas. Fruto de los primeros asentamientos recibe el nombre de “Onoba”, y por “Onuba Aestuaria” se la conoce durante la época romana, a la que se debe la mayor parte de su estructura urbana y el gentilicio o nombre que reciben las gentes de Huelva: “Onubenses” Avanzando en el tiempo toma el nombre árabe de “Welba”, del que se deriva el que permanece hasta nuestros días.
Es ciudad de dos ríos, el Iberi (Río Tinto) y el río Odiel. Se considera que el término Iberi (Iberia), que define lo que hoy es la península Ibérica, es exclusivamente griego, si embargo, se cree que la voz “iber” es de origen íbero, ya que era así como este pueblo nombraba a los ríos en general.
En estas tierras se desarrolló una gran cultura gracias al componente indígena, dedicado al pastoreo y la agricultura, y también gracias a sus importantes yacimientos metalúrgicos. Pero por su especial situación marítima, Huelva fue muchas veces invadida y destruida por todos los pueblos guerreros que pasaban por sus costas. Esta es una de las razones por la que no se conserven demasiados vestigios monumentales sobre sus antiguos pobladores.
El reino tartesio desaparece entre los años 530 y 508 adC, cuando los fenicios consiguen un importante dominio en toda la cuenca mediterránea y cortan el comercio de la zona con Grecia, lo cual origina una crisis en la ciudad que hunde la economía y demografía. Pero aún así, la ciudad continúa permanentemente habitada al ser su situación (minas, río, mar) estratégica para nuevos pueblos.
De la época romana quedan pocos vestigios, pero en el año 2000, como consecuencia de unas excavaciones, se encontró una necrópolis que permitió delimitar con mayor definición la antigua ciudad. A partir del siglo VIII el dominio fue árabe, y así hasta que en el siglo XIII (año1.238), momento en que las tropas Cristianas, bajo el mando del Rey Alfonso X (El Sabio), se hacen con el control de este sitio.
Posiblemente uno de los hechos más destacados sea cuando Cristóbal Colón, con un buen número de marineros de la tierra y partiendo de Huelva, fueron protagonistas de una de las gestas más importantes de la historia de la humanidad, como fue el descubrimiento de América en 1.492.
Trigueros
La frontera sur se instala en el río Tinto, entre las tierras de San Juan del Puerto y Moguer y ello le permitió, al menos entre los s. XII a s. XIV, exportar productos agrarios por un embarcadero. El extremo norte aparece señalado por las aguas del Odiel y por los espacios de Alosno y Calañas y, aunque no existe constancia de su navegabilidad, fue otra vía abierta hacia el Atlántico.
Fue “sede de la vetusta y notable Conistorsis o Cunistorgis” ciudad íbera que perteneció a los cúneos, según intenta demostrar el ilustre triguereño Pérez Quintero en 1794. De todas formas, sobre este tema todo son hipótesis ya que aún no se han encontrado restos que prueben esta idea y las afirmaciones se hacen a base de exclusiones.
De época muy antigua es el Pilar de la Media Legua, y de la época romana fueron hallados en la actual Plaza del Carmen dos aras o puteales con inscripciones (s. VI) que se conservan en el Museo Arqueológico de Sevilla.
Pocos vestigios encontramos en Trigueros de época musulmana, si bien es probable que la base de la antigua Iglesia de San Antonio Abad sea de origen almohade, aprovechándose de ella sus torres y muros para la construcción del actual templo. Con la conquista del Reino de Niebla, en manos a la sazón de Abenmahfot, por parte de Alfonso X el Sabio, pasó Trigueros a pertenecer a los Condes de Niebla y posteriormente también al Ducado de Medina Sidonia. A partir de ahí la villa empieza a cobrar protagonismo constituyéndose progresivamente como pueblo. Así en el siglo XIII se construye la iglesia de San Antonio Abad y posteriormente los Conventos del Carmen y de Santa Catalina y la Ermita de Santa Misericordia, aunque el terremoto de Lisboa en 1755 destrozara casi todos los edificios públicos, tanto religiosos como privados. Algunos no volverían ya a levantarse. Citaremos las Ermitas de San Roque y de San Sebastián, la iglesia de Santa Brígida, la Casa de la Orden de Calatrava, las Casas del Cabildo, etc. No podemos pasar por alto la huella cultural que los jesuitas dejaron en Trigueros donde fundaron un Colegio bajo la advocación de Santa Catalina que aportó entre sus alumnos una serie importante de ilustres personajes: en sus dependencias estuvo instalada la primera imprenta de la provincia. Trigueros fue declarada villa durante el reinado de Carlos II.