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Cultura

Buiza

El pueblo de Buiza aparece documentado desde el año 1188, y ya es citado con anterioridad en el año 1036 en el testamento otorgado por Fernando I, en el cual se otorga esta localidad a la iglesia ovetense. La presencia de la “calzada romana” en la localidad que se testimonia con los escasos y deteriorados restos existentes en las inmediaciones de la Collada de San Antón, al igual que la existencia a un cuarto de kilómetro del alto de la collada de San Antón, bajando hacía Villasimpliz de un “miliario anapigráfico” tallado toscamente en forma cilíndrica, que bien pudiera ser romano, son elementos que posibilitan la tesis de un asentamiento más remoto.
La calzada romana primeramente y la carretera de Asturias a León, que se hizo por el Obispo de Oviedo, Fray Diego de Muros, en la primera mitad del siglo XVI , pasaba de Pola a Beberino y a Buiza y desde aquí en dos direcciones hacia Rodiezmo y hacia Villasimpliz por la collada llamada de Boiza en el alto de la cual existió un monasterio u hospedería con el nombre de Alto de San Antón.
En el año 1796 pernoctó el ilustre Jovellanos, según cuenta en sus Diarios. Se conservan cuatro casas solariegas con escudo de armas de los Alvarez Quiñones, los Ranias Panias, los Alfonso Villafañez y la última maltratada por el tiempo permite leer solamente Armas – Villa Em son – 1796 – Ave María Purísima.

Poladura de la Tercia

El nombre de Poladura proviene del latín ´Populatura´, que se originaba por las cartas ´Puebla´, que concedian los reyes en la etapa medieval a un vasallo, con privilegios para que procediera a la repoblación de una zona. La iglesia de Poladura que era parte del Monasterio de San Cipriano, ya desaparecido, viene citado ya a principios del Siglo X en textos de la época. Posiblemente los orígenes de Poladura se remonten mucho mas atrás en el tiempo, aunque la situación del asentamiento no fuera el actual, quizás los primeros pobladores utilizaran la peña del Castellón, atalaya natural que se asemeja a un castillo.

Arbás del Puerto

Su nombre proviene de su situación en el puerto de los «Montes Erbasos», nombre que antiguamente recibían los montes del Puerto de Pajares. Este nombre lo tomaría a su vez de un general romano llamado Erbasio.
El poblado surgió a partir de la edificación de un hospital medieval como refugio para los viajeros del puerto. La fundación de este hospital se atribuye al Conde Fruela, cuñado del Cid. Posteriormente se levanto una iglesia, origen de la actual colegiata. El emperador Alfonso VII funda el monasterio de la Orden de San Agustín, estableciendo allí una comunidad de canónigos en torno a la Colegiata de Santa María de Arbas.
El monasterio de Arbas llegó formar un importante señorío eclesiástico. Tuvo jurisdicción, además de en el propio pueblo de Arbas, sobre otros tanto de Asturias como de León: Casares, Cubillas, Pendilla, Tonín, San Miguel del Río, Vega la Mosa y Viadangos.
Su dominio se prolongó hasta la cuarta desamortización de Madoz en 1866. En ese momento la Colegiata fue abandonada y los canónigos desaparecieron.

Pajares

El afán de conquista y disfrute de la naturaleza más agreste propia del romanticismo de finales del siglo XIX y comienzos del XX impulsó el deporte del esquí en casi toda Europa y también en España. El Cantábrico no fue una excepción. Como en Candanchú, La Molina, Nuria o Navacerrada, junto con Pajares forman el grupo de estaciones pioneras, el paso del ferrocarril por una cota alta en la que la nieve era habitual todo el invierno resultó clave a la hora de fijar el primer enclave para el desarrollo del deporte blanco.
El resto es cosa del entusiasmo de un grupo de aficionados que, visto desde la perspectiva de muchos años después, resulta casi épico. Jesús Suárez Valgrande, su familia y, sobre todo, el grupo de personas que consiguió aglutinar alrededor de este deporte han escrito la historia del esquí en el Cantábrico, que tiene en los montes y la estación de Pajares su origen y el gran motor de su evolución.
El arranque de la estación de Valgrande-Pajares, con la inauguración del telesquí de La Cerra en enero de 1954, no fue sino un paso lógico entre el grupo de entusiastas que llevaba practicando el esquí en la zona con asiduidad desde el final de la Guerra Civil. El esquí, como medio de transporte puro y duro, tiene desde luego más antigüedad entre quienes debían desplazarse por el puerto. El esquí, como deporte, comienza a gestarse cuando el padre de Jesús Suárez Valgrande construye el Hotel de Pajares en la década de los años 20.